—De vuelta en casa, querida Semi— suspira la madre apenas cruza por la puerta.

—Ojalá tuviera la dicha de verla otra vez— aprieta sus labios.

—Semi, tiempo al tiempo— se acerca— dime, ¿puedes ver lo que hago?

La madre comenzó a agitar su mano derecha frente a su hija. Semi vió algo moverse frente a ella.

—¿Estás saludándome?

Sonríe feliz.

—Hija, sí ves lo que estoy haciendo.

—Sí, poco pero sí.

—Es mejor, antes no veías nada.

Asiente levemente.

—¿Cuándo regresaré a clases?— se pregunta.

—No sé para qué quieres, allí nadie sirve para nada.

—No por las personas, por las clases.

—Tranquila, tú acuéstate en tu cama y duerme cómodamente como no pudiste hacerlo en el hospital.

—Lo haré.

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Está nervioso. Observa el papel ofrecido por Ara y no deja de temblar levemente. Se cuestiona si tomó la decisión correcta y no fue demasiado lanzado.

Finalmente, luego de tanto caminar, está justo frente a la puerta principal. Alza su mano para tocar, pero no lo hace. Respira profundamente y cerrando los ojos con fuerza da unos pocos toques.

Abre lentamente sus ojitos y siente cómo alguien se acerca, los pasos son audibles desde su posición. Sólo se pregunta porqué se siente tan nervioso.

Siente cómo abren la puerta y traga en seco. Inmediatamente visualiza a una señora que aparenta unos treinta y tantos años. Físicamente muy similar a quien estaba buscando.

—Hola, jóven— sonríe ampliamente.

—Hola— carraspea su garganta— ¿es aquí donde vive Goo Semi?

Abre los ojos un poco más y mira hacia dentro, luego vuelve a mirar al chico dela puerta.

—¿Eres algún compañero de clase?

—Algo así, estamos en la misma escuela.

—Sí, aquí vive— vuelve a sonreír— ¿pasarás o quedarás parado ahí?

—Permiso— se adentra tímidamente y toma asiento.

—¡Semi!— llama la madre.

—¿Manda?— dice desde su habitación.

—¡Tienes visita!

—Voy— indica.

Jimin se encuentra inquieto en su lugar, su pierna derecha no deja de moverla, y sus manos juegan nerviosamente. No está acostumbrado a la comunicación con extrovertidos, pero quiere seguir conociendo a esa chica tan angelical y amable para él, quien le resulta además encantadora en conjunto.

Lleva sus ojos al pasillo, viendo cómo se acerca lentamente, apoyándose en las paredes para no caer o tropezar. La madre la ve y la ayuda a llegar más rápido al asiento.

—Bien, los dejo para que hablen— la madre sonríe y se retira.

Semi observa a su lado, viendo una figura pero no define quién es.

—¿Quién?— sonríe levemente.

—El chico del parque y la hermana menor insistente— bromea.

Semi sonríe al escuchar su voz, le parecía realmente melodiosa y agradable. Su broma fue lo de menos.

—¿Park Jimin?— finge no saber, pero en realidad le queda más que claro.

—La copia— ríe nervioso. Aún se le dificulta hablar con alguien tan extrovertida.

—¿Qué haces aquí?— sonríe y ladea su cabeza.

—Ah..eh..— Jimin rezaba internamente porque esa pregunta no saliera de su boca, pero era inevitable— bueno.. necesitas un tutor ya que llevas tiempo sin asistir a clases— se excusa.

—¿Serás tú?— cuestiona asombrada.

—Puedo ayudarte en lo que necesites, principalmente en las ciencias.

Jimin no era el mejor estudiante, ni el típico nerd, sólo era bastante inteligente y el ideal para explicarle a Semi todas sus dudas.

—Eso es bueno, aunque igual aprendo rápido ¿Me enseñarás a usar el sistema Braille?— bromea.

—No necesitas eso, pronto verás de nuevo, sólo se paciente y cuida tu visión.

Sonríe.

—Es lindo que te preocupes.

—Tranquila. Bueno.. ehm.. ¿cuándo te gustaría comenzar?

—No sé, puedes venir cuando se te haga cómodo, sólo te pido que no interfieras cuando duerma.

—No lo haré entonces.

—Bien— asiente y un silencio incómodo se instala entre ellos— ¿Cómo está Jiyu?

—En casa, me pregunta mucho por tí, que cuándo volverán a verse y eso.

—¿Qué respondes?— indaga atentamente.

—Que.. que no sé.

—Puedes traerla, yo también quiero verla otra vez, lastimosamente no será en el parque cerca del hospital.

—¿No te molestan las visitas?

—No, Jiyu puede venir cuando quiera, ella me agrada mucho.

Asiente y desvía la mirada.

—Jimin..

Vuelve a mirarla.

—¿Sí?

—¿Quién dijo que necesitaría un tutor?

Traga en seco.

—Es.. es.. obvio ¿no?

—¿Estás al pendiente de mí, acaso?— sonríe burlonamente.

—No, no— niega nervioso.

—Oh, creí que te agradaba— hace un puchero, fingiendo tristeza.

—No quise decir eso tampoco, agh..— cubre su rostro.

—Tranquilo, estoy jugando, puedes descubrir tu rostro.

Jimin confundido comienza a bajar sus manos de su rostro.

—¿Cómo.. supiste que–

—Sentí cómo chocó la palma de tu mano con tu rostro, lo supuse.

Ríe levemente.

—Chica inteligente— susurra.

—Y con un campo auditivo desarrollado— ríe.

Jimin se pierde en su sonrisa, sus ojos se posaron en su imperfección; ese diente levemente partido le recordaba al suyo.

—Me preocupa cuando callas, Park, si no hablas creeré que te has ido.

—No.

—No me ignores— ríe.

—Semi.. ¿te caíste alguna vez?

Su expresión se tornó confundida.

—¿Por qué la pregunta?

—Tu diente está.. ya sabes.

—¿Estabas mirándome la boca, Jimin?

Ya la cagó.

—¡¡No!! Es que me–

—Me encantan tus nervios— ríe.

Jimin agradece su pobre visión, estaría riéndose de su rostro avergonzado y él no quiere eso.

—Debo irme ya—indica él y se levanta.

—¿Estás enojado?— rápidamente pregunta y deja de reír— perdón si te incomodé, no te enojes.

—No, tranquila— niega— recuerda que tengo una hermana menor en casa.

—Entiendo— asiente y sonríe levemente— te veo otro día entonces.

—Sin duda, hay que estudiar un poco.

—Y luego me traes a Jiyu ¿va?

—Ok— sonríe levemente— adiós, Semi.

—Hasta después, Jimin— el chico ríe ante su frase y camina hacia la puerta para así retirarse completamente, Semi supo que abandonó la casa cuando sintió la puerta cerrar.