4.
Entrando nuevamente al hospital, Ara vuelve a hablar.
—¿Estás bien?
—Sí, tranquila— sonríe rápidamente— me dió mucha pena por Jiyu.
—La volverás a ver.
Suspira.
—Bien, ¿quieres hacer algo en específico? Este viernes marcha aburrido.
—Algo que esté a mi alcance, por supuesto.
—Sí, señora— bromea.
—Quiero ducharme— admite.
—Ya te toca— bromea la doctora, logrando que Semi haga una mueca torcida— estoy bromeando, linda.
—Lo sé— rueda los ojos— se me han quitado las ganas de hacer cosas ¿sabes?
—No, Sem', debes estar energizada.
—Quiero dormir, ayer no pude hacerlo bien.— pide.
—¿Pero?
—No, en serio, quiero dormir, llevo desde ayer con dolores de cabeza— miente con respecto a su dolencia.
—¡¿Por qué no lo dices y te hago una revisión?!
—No quería molestarte— junta sus dedos tímidamente.
—Ay, tonta— niega— dame un momento— se levanta y busca la pastilla. Semi sabe dirigirse sola hasta la camilla, así que con cuidado camina hacia ella.
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Ara y Semi conversan animadamente sobre temas cotidianos hasta que uno de los trabajadores del hospital se adentra en la habitación, no sin antes solicitar el permiso.
—Perdonen, señoritas— entra el médico. Este posee un buen aspecto, tanto que aparenta de menos edad— pero la señorita Go tiene un trabajo en otra habitación, y a la paciente la espera una visita abajo.
Semi frunce el ceño confundida, escuchando atentamente al señor.
—Debe ser Seungmin— habla con un pequeño toque de frustración y se levanta de la camilla— perdón Semi.
—Tranquila— niega sonriente— ve a atender al chico, yo veré quién se dignó en visitarme— menciona, mientras mantiene su vista posada en la nada.
Ara asiente y se retira de la habitación.
—¿Señor? ¿Aún está ahí?— cuestiona y el médico se detiene.
—¿Qué ocurre?
—¿Sabe quién me busca exactamente?
—No, sólo me avisaron. Debe estar al llegar ¿Por qué? ¿No quiere visitas?
—No es eso, tenía curiosidad solamente.
—En ese caso espera a la visita y si no la quieres grita— bromea, haciendo a la invidente sonreír— bien, me iré ya.
—Adiós.
Siente cómo la puerta es cerrada y se acomoda mejor en la camilla, esperando pacientemente a la visita.
¿Será Rosé? ¿Lisa? ¿Jennie? ¿Algún otro chismoso que sólo quería saber de su estado para faltar a clases?
Aquellos pensamientos atacaban la mente de la invidente, hasta que sintió unos pasos acercarse al local.
—Adelante— concede, al escuchar toques suaves en la puerta.
Inmediatamente se adentra su visita y ella se pregunta quién será.
—Di algo, no soy adivina— pide que se revele.
Él se lo piensa. Aclara su garganta y luego se decide a hablar.
—Soy el hermano de Jiyu— escucha ella, y siente algo moverse en su interior, no sabía si bueno o malo.
—¿Vienes a seguirte burlando de mi condición?
—No, no, escucha— niega rápidamente y suspira rendido— vine a disculparme contigo por mi estúpida reacción.
Alza una ceja, escuchando atentamente.
—Deberíamos empezar de nuevo, ¿no? Me siento arrepentido por haberte hecho sentir mal y me parecería correcto conocer un poco más a la chica que tanto le agrada a mi hermana pequeña— explica, con su característico tono suave y agradable de voz— ella es como un perro que percibe las malas vibras y si le agradas es por algo.
Semi sonríe levemente, recordando a la pequeña. Ella es una gran persona, tenía la capacidad de perdonar a este chico y comenzar de nuevo. Aparte le agrada mucho la pequeña Jiyu, y tiene la esperanza de seguir teniendo una bonita amistad con ella cuando recupere la visión y su vida normal.
—Estás perdonado— afirma firmemente.
Una sonrisita se dibuja en el rostro del chico al escucharla, de cierta forma le había hecho bien saber que comenzaría de cero, no dormiría tranquilo sin arreglar las cosas. Quería hacerle saber que era mejor persona de lo que había demostrado aquel día.
—¿Cómo te llamas, gato sin lengua?— bromea, al no ver la reacción del chico ante su aceptación de perdón.
Él toma su mano derecha para estrecharla, lo cual la sorprende ya que no lo esperaba.
—Soy Park Jimin— se presenta cálidamente.
—Goo Semi— responde ella, con esa sonrisa que la caracterizaba.
A Jimin le parecía una chica con buena energía, y le pareció muy lindo de su parte el haberle dado una segunda oportunidad luego de haberla insultado sin intención.
—¿Por qué estás tan interesado en que te perdone? ¿Puedo preguntarte?
—No quería que te llevaras esa imagen de mí, no soy así como demostré ¿vale? No soy un santo, pero te prometo que nunca me habría burlado de tu condición médica. Tenía que disculparme, no dormiría tranquilo sino.
—Entiendo— asiente con la mirada perdida.
—Y.. tampoco sabía que eras la chica del accidente— menciona.
—¿Estás en mi instituto?— frunce el ceño.
—Sí, no soy muy.. social, por decirlo de alguna manera, pero esa noticia fue la principal durante un buen tiempo. No estaba interesado en indagar, ni siquiera escuché el nombre— respira hondo— y bueno, eras tú, me enteré hoy. Lo anduvieron regando nuevamente unos chicos.
—Son unos buscadores de fama— niego molesta— claro, ahora aprovechan mi condición para darse a conocer ellos.
—¿Qué?
—Olvídalo, no entenderías esto.
—No soy popular, ni ando en busca de ella, no le veo nada bueno, honestamente.
—Tienes razón, pero hay personas que no piden ser populares ¿sabes?— habla con la voz de la experiencia.
—Cierto, pero ya buscarla es el problema.
Asiente levemente en acuerdo.
Repentinamente una llamada llega al celular de Jimin, él levanta.
—¿Sí?..— se escuchó levemente una voz femenina al otro lado, pero no se podían distinguir las palabras— estoy en el hospital..— se escucharon reclamos— no, no me pasó nada, mujer— responde tranquilamente— estoy visitando a una paciente.. ¿ya llegó?— habla sorprendido y alarmado, un tono preocupado que Semi percibió al instante— Voy enseguida, diablos, no sé porqué se adelanta. Adiós.
Guarda el dispositivo y observa a la invidente, quien está internamente pendiente de todo, ya que físicamente parece muerta en vida.
—Me tengo que ir, perdón— se disculpa.
—Está bien, Jimin— sonríe— gracias por tomarte el tiempo en venir y disculparte cuando ni necesariamente debías hacerlo.
Él sonríe levemente.
—Tenía que— afirma— mi hermana quiere verte de nuevo, ¿cuándo puedo traerla al parque?
—Vengan mañana, estaremos allí. Espero ansiosa a tu hermanita— ríe levemente.
—Ella a tí igual— asiente levemente— nos vemos, Semi.
—Adiós, Jimin, cuídate por ahí.
—Lo haré.
Sin más que agregar salió por la puerta de la habitación, dejando a Semi sola en el lugar, esta quedó pensativa ante la actitud del chico, quien le había parecido muy educado, a diferencia del que conoció tropezando en el parque; le había parecido otra versión, una personalidad que encajaba mejor con Jiyu.
No le desagradaba comenzar a conocer más al hermano de la pequeña y tierna niña, quién sabe si terminaban siendo buenos amigos.
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