37.
—¡No! ¡Park! ¡Déjame!— exige la pelinegra comenzando a sentir falta de aire por reír tanto.
En la habitación de Semi se encontraba la pareja, decían que iban a pasar un rato tranquilo, pero Jimin comenzó a hacerle cosquillas a su novia en cuanto mencionó que Seokjin era más guapo que él.
—¿Escuché que soy más guapo que Kim?
—No dije eso— aclara.
El chico se encoge de hombros sin intención de detenerse, al contrario, aumenta la velocidad de sus movimientos logrando así que soltará un chillido y se retorciera un poco.
—¡Para!
—¿Qué dijiste?
—Era broma, era broma.
—¿Qué es broma?— cuestiona divertido sin detenerse.
—Eres hermoso, verdaderamente lo eres. Jin también, pero tú más— hablaba velozmente— ahora por favor detente— arruga el rostro.
Jimin finalmente aleja sus manos de la anatomía de su chica y se aleja un poco. Viendo su rostro colorado debido a las cosquillas y cómo regulaba su respiración mientras lo fulminaba con la mirada. El varón simplemente sonrió victorioso.
—¿Contento?
—Ahora sí— sonríe.
—Ah, hasta me duele. Eres un poco brusco— reprocha.
—No, ¿cómo crees? Soy un ángel.
Semi toma asiento en la cama, a su lado, sin dejar de observarlo.
—No, no eres.
—¿Qué te prueba que no?— una sonrisa socarrona aparece en su rostro.
—No eres un maliante, pero de inocente veo que no tienes nada— niega con la cabeza, mientras observa al varón con sus ojos entrecerrados.
—Perdón, señorita, aquí la que no tiene nada de inocente eres tú— aclara, señalándola en broma.
Ella lo observa ofendida y lleva su mano derecha a su pecho dramáticamente.
—¡¿Yo?! Soy un pan de Dios.
—No de eso nada, señorita— ríe.
—¿Qué te prueba que no?— repite su pregunta utilizando el mismo tono que el varón.
Jimin la observa fijamente y sus ojos se hacen más pequeños cuando una mirada sospechosa aparece en su rostro.
—¿Qué?
—Sólo hay una forma de averiguar quién de los dos es más inocente— propone.
La sonrisa de la chica desaparece lentamente al escuchar al contrario. Más bien sintió mariposas en su estómago.
—¿C-cuál?
—Es algo que sólo pasará si tú lo quieres— dice en un tono de voz más bajo, Semi pudo haber jurado escuchar su voz más grave, lo cual causó que extrañamente se estremeciera.
Ella no responde, simplemente lo observa.
Siendo sincera con sí misma, sí quiere dar el siguiente paso desde hace un tiempo, pero la incomodidad de Jimin al principio no se lo hizo fácil. Se repetía mentalmente que todo sucedía por algo y que si ése día no pasó era porque simplemente no era el momento idóneo. Ya viendo a su hombre más seguro y dispuesto a enseñarle se siente más que preparada, y aunque sonara demasiado pervertido en su mente debía aceptar que ganas no le faltaban.
—¿Es necesario un día específico?
—Eso lo decides tú, cariño— recuerda él, con un tono de voz suave y paciente. Luego toma su mano para luego dejar un pequeño beso en su dorso, lo cual la hace sonreír levemente— yo estaré de acuerdo con el momento en que te sientas cómoda— le deja saber— pero ahora espero que no vayas a sentir comodidad en alguna calle aglomerada— bromea haciéndola largar una carcajada.
—Claro que no— golpea suavemente su hombro, a lo que él también ríe un poco.
El varón queda viéndola, mientras aquella curva adornaba aún su rostro. Semi lo observó confundida.
—¿Qué ves?
—A tí, ¿qué problema hay con eso?— sonríe y ladea un poco la cabeza.
—Ninguno, pero..— aprieta sus labios, reprimiendo una risa— no lo hagas mucho que me sonrojo.
—Te ves linda sonrojada.
—No, Park, no lo hagas— se voltea y cubre el rostro.
Jimin sonríe ampliamente y con sus manos aparta las de la chica de su rostro de manera delicada, ella no pone resistencia, lo cual le permite regresar su tacto a donde debe estar.
Un silencio invade el lugar cuando el contacto visual entre ellos aparece, pero la tensión para ellos no existe en esos momentos, era más bien un silencio cómodo y agradable.
—Semi— susurra él.
—¿Sí?
Demora unos segundos en responder, no porque se lo pensaba, sino porque se sentía embobado bajo la mirada de su novia. Suelta un suspiro suave y contesta.
—Te quiero mucho.
La chica no puede evitar sonreír al escuchar a su novio, y no duda en abrazarlo fuertemente sintiendo tantas emociones bonitas por dentro.
—Yo te quiero aún más.
Ésta vez es él quien sonríe, mientras acaricia su cabello largo.
Luego de varios segundos abrazados, se separan lentamente, viendo sus curvas radiantes y cómo sus ojos se vuelven pequeños.
El chico lleva su mano izquierda hacia la mejilla de la chica, dando leves y delicadas caricias que la hicieron sentir paz.
—Quiero invitarte a salir.
Ella frunce el ceño.
—No tienes que pedir algo así, Jimin, podemos salir cuando quieras. Y cuando yo esté disponible, por supuesto— bromea.
Ésto hace que el varón la observe incrédulo.
—¿Estarías indisponible para mí?
Semi ríe.
—Claro, no siempre tengo tiempo.
—Pero soy tu novio— cambia su tono de voz a uno más aniñado y finalmente concluye con un puchero en sus labios, fingiendo tristeza.
La pelinegra no pudo resistirse ante la ternura de su novio, y a veces se preguntaba cómo podía ser tan tierno y a la vez tan sensual y serio.
—No me sobornes con tus pucheros— ahora ella es quien imita su tono infantil y se cruza de brazos.
Ésto hace al varón reír.
—No sé quién es peor en ésto de la ternura, tú o yo— besa su mejilla derecha y la fémina ríe levemente, éste aprovecha su cercanía para hablarle al oído— saldremos ésta noche, paso por tí a las 8:00PM ¿Te parece?— susurra.
Segundos después responde, luego de tomar una bocanada de aire.
—Sí, me parece perfecto.
Ambos sonríen antes de levantarse de la cama para caminar hacia la puerta de la habitación. El varón voltea por última vez y observa a su chica.
—Hasta más tarde.
—Adiós, Jimin— se despide ella, sin alejar sus ojos de él.
Se acerca para dejar un beso corto pero de no tan corta duración sobre sus labios, dejándola embobada. Al separarse, éste le guiñó un ojo coquetamente mientras sonreía de lado, para finalmente salir de la habitación.
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