3.
—Buenos días— saluda Semi sin abrir los ojos.
—Hey, ¿cómo supiste que alguien entró?— cuestiona confundida la madre, pero con una sonrisa amplia en su rostro.
—Sentí la puerta, y supe que eras tú por como suspiraste cansada— intenta posar los ojos sobre ella pero no lo logra, termina observando el estante que está al lado.
La madre sonríe y deja un beso sobre su frente.
—¿Cómo te sientes, cariño?
—Muy bien, mamá ¿Y tú?
—La fisioterapia me está yendo bien. Ara cuida muy bien de tí— sonríe.
—Me agrada mucho Ara, nos hemos vuelto muy cercanas.
—Sabía que se entenderían, ella es igual de joven que tú— afirma.
—Ahora que lo mencionas..— queda pensativa un segundo— nunca le pregunté su edad. Debe ser mucho mayor que yo.
—Oh, no te creas tanto eso— exclama sorprendida— ¿cuántos crees que tenga?
—¿Veintisiete casi treinta?— pregunta intentando acertar.
La madre hace una expresión de sorpresa, aunque Semi no pudiese verla y niega.
—Semi, ella es tan sólo cinco años mayor que tú.
—¿Qué?— abre los ojos con exageración, sin creerse la afirmación anterior.
—Sí, es jóven, es muy talentosa. La escuela estuvo de más, siempre supo que lo suyo era la medicina.
—Quisiera ser igual de talentosa— baja la mirada.
—Lo eres, mi niña— acaricia suavemente su mejilla— eres mejor que toda tu escuela. Esos alumnos desinteresados y esa superficialidad no los llevará a nada que valga la pena.
—Lo sé— suspira pesadamente.
—Bueno, dejemos ese tema a un lado ¿Qué harás hoy? Tengo que continuar con la fisioterapia.
—Saldré al parque, creo que eso es lo que me está haciendo sentir mejor— sonríe tímidamente.
—Me pregunto qué hay afuera que te guste tanto— alza una ceja.
—Me imagino tu expresión pícara en este momento, mamá— ríe levemente— nada, es sólo que escuchar a los niños divertirse me hace bien en el alma.
—Entiendo, siempre te han gustado los niños. Espero nietos de un buen padre, porque la madre sé que será la mejor de todas— afirma confiada.
—Gracias, mamá.
—Bien, linda, te dejo que llego tarde..— es interrumpida por el sonido de la puerta abrirse, posteriormente entra la doctora Ara— Semi, Ara está aquí. Te dejo en buenas manos— besa su mejilla— cuídate.
—Tú también, ma'— hace una reverencia leve antes de irse, cerrando la puerta tras ella.
—Bien, ¿cómo se siente la niña hoy?— saluda cariñosamente.
—Súper, doc'.
—Me alegra mucho que estés mejorando— baja la mirada— espero que no me olvides cuando te vayas del hospital.
—¿Cómo olvidar a quien estuvo conmigo en mi peor momento?— dice ofendida y Ara no puede evitar sonreír conmovida.
—Eso fue lindo— lloriquea.
—Venga— se quita las sábanas del cuerpo— ¿podemos salir ya? Puedo sentir el sol quemar— exagera a propósito.
—Estás en una habitación con aire acondicionado— la observa incrédula.
—Me siento afuera— se encoge de hombros y sonríe. Baja cuidadosamente de la camilla y camina, ya sabiendo de memoria cuántos pasos hay que dar hasta llegar a su ropa. Ara no le quita la mirada de encima, y niega con la cabeza mientras sonríe, orgullosa de su satisfactoria recuperación mental.
༺ ᴮᴸᴵᴺᴰ ᴸᴼᵛᴱ ༻
—Te gusta mucho este parque, Jiyu. Realmente no tiene nada en especial— opina aquel chico mientras agarra la mano de su hermanita menor.
—Me gusta mucho, además, quiero saber cómo está Semi— explica, con esa tierna y aniñada voz que tanto alegraba el corazón de su hermano.
Este se confunde al escucharla mencionar aquel nombre desconocido.
—¿Semi? ¿Hiciste una nueva amiga de tu edad?
Niega con la cabeza.
—Verás, hay una chica muy guapa que estuvo sentada en ese parque, con una chica vestida de enfermera. Ella se encontraba triste y le regalé un caramelo. Espero haberla hecho sentir mejor— sonríe recordando el momento.
—¿Cuándo pasó eso que yo no estuve?— frunce el ceño confundido.
—Ehm..— intenta recordar— ¡ah! Estabas en los helados cuando aquello.
—Eres traviesa, te dije que no te movieras— toca su frente con su índice.
—Ya, no me mates por ser buena.
Ella ríe, contagiándole aquel espíritu a su hermano, quien no pudo evitar sonreír. Este observa hacia el frente, percatándose que ya habían llegado.
—Bien, señorita, aquí estamos— indica.
Jiyu recorre con la mirada todo el parque, buscando a la chica que ansiaba ver. Sólo habían niños jugando alrededor, inmediatamente miró los bancos.
—No la veo— ladea su cabeza.
—Venga, puedes hacer amistad con otros niños— anima su hermano.
Ella lo observa y niega con la cabeza, mientras baja su mirada. Este se agacha hasta llegar a su altura.
—Oye, tranquila, aún me tienes a mí ¿no?
Vuelve a alzar la mirada, y al toparse con aquella sonrisa tan brillante imita su acción, mientras asiente alegremente.
Siente a lo lejos unos murmullos y curiosa lleva su mirada hacia los bancos, encontrándose a la chica que buscaba caminando con ayuda de la doctora hacia ellos.
—Allí está— felizmente corre hacia allá.
Su hermano curiosamente voltea, para ver quién emociona tanto a su hermanita menor. No logra distinguir su rostro, ya que su mirada está puesta en el suelo, no quiere acercarse para no parecer entrometido. Sin embargo, no le quita los ojos de encima.
—Semi— saluda alegremente Jiyu.
Semi abre los ojos sorprendida e intenta observar en su dirección, guiándose por su voz.
—¿Jiyu?— una sonrisa se forma en sus labios y la pequeña ríe tiernamente.
—Sí, soy yo.
—¡Amorcito!— exclama alegre— es bueno volver a..— queda pensativa al no saber qué decir por su condición— volver a escucharte— ríe.
—¿Cómo te sientes hoy?
—Mucho mejor, Ara cuida muy bien de mí.
Ara saluda con la mano a la pequeña, y esta devuelve el gesto.
—¿Con quién viniste hoy, pequeña?
—Con mi hermano.
—Este se ve que te quiere mucho, es muy afortunado de tenerte— sonríe.
—Voy a presentártelo, dame un momento.
Jiyu corre a buscar a su hermano, quien comenzó a textear algo en su celular.
—Hermanito— lo llama, mientras jala su camisa hacia abajo, llamando su atención. Él rápidamente la observa, apagando su celular.
—¿Qué pasa?
—Ven acá— toma su mano y camina con él.
—¿Dónde vamos?
—Quiero presentarte a Semi— no deja de caminar.
—Jiyu, no–
—¡Cállate! Es bonita, ya lo verás.
Este aprieta sus labios sin otra opción y sigue a su hermanita.
Semi siente como alguien se acerca a ella, mientras que a Ara le suena mucho el rostro del hermano de la pequeña.
—Este chico.. lo he visto— susurra en el oído de Semi.
—Oh, ¿cómo se ve?— sonríe.
Finalmente Jiyu llega a ellos, su hermano sintiéndose tímido baja la mirada, por la intervención de su hermana.
—Semi, este es mi hermano. Aunque no puedas verlo, quería que al menos se saludaran.
La mirada del chico se vuelve sorprendida y siente enfriarse al verla. Semi simplemente extiende su mano amistosamente.
—Hola, hermano de Jiyu— dice burlonamente.
Ara finalmente recuerda aquel rostro.
—Espera, ¿fuiste quién chocó con Semi y la reprendió?— lo señala amenazante.
Inmediatamente el rostro de la invidente se tornó serio y bajó su mano. El chico se sintió avergonzado por su reacción de aquel día.
—¿Conocías a Semi antes?— indaga Jiyu.
—Sí, tuvimos un pequeño accidente— afirma tímido.
—Esa voz.. eres tú— recuerda Semi, mientras asiente lentamente.
—¿Qué le hiciste, Park?— la hermana empuja levemente a su hermano, intentando parecer amenazante.
—Fue un accidente y aquel día estaba muy estresado y–
—Está bien, no hay nada que explicar— interrumpe la invidente, alzando su mano.
—Quería acercarme a disculparme contigo.
—Bueno, creo que..
—Me pareció muy feo que la hicieras sentir mal— interviene la doctora.
—Ara, vámonos, no quiero que Jiyu se sienta mal— susurra cerca de su oído, llegando torpemente hacia él.
Ambas se levantan de los bancos.
—¿Ya se van?— cuestiona la pequeña con voz desanimada.
—Oh, pequeña— voltea apenada la invidente— es que hoy sólo tenía cinco minutos para salir, perdón— esta baja su mirada desilusionada— pero prometo que volveré a verte y mucho más tiempo ¿Está bien?
Sonríe a medias.
—Está bien— alza la mirada viendo a la ciega— ¿te hizo sentir mejor el caramelo?
—Sí que sí, muchísimas gracias— sonríe ampliamente, mientras que el chico no sabía qué hacer en aquella situación.
—Te traeré otro cuando vuelva— ríe.
—Amo tu risita, es melodiosa— opina Semi sinceramente— adiós, Jiyu.
—Adiós, Semi. Adiós, doctora.
—Adiós, pequeña— despide Ara.
—Adiós a tí también— busca el ángulo del chico pero falla— lleva a la pequeña con cuidado.
Él asiente, sin saber qué hacer o decir, mientras observa a las chicas regresar al hospital.
Eso no quedaría así.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro