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25.

Abre la puerta de la habitación y ambos se adentran en ella. Semi voltea hacia él y sin esperar un segundo más devora sus labios, sintiendo los deseos de tenerlo para ella sola poseerla.

Jimin se sorprendió porque no se esperaba ésta acción pero igual correspondió inmediatamente. Habían creado un beso apasionado con toques de salvajismo; nunca antes se habían besado de aquella forma y sin duda lo disfrutaron.

Las manos del varón se dirigieron a la cintura de la chica, pero dió un apretón en la pequeña zona, haciendo a la fémina suspirar plácidamente.

Las respiraciones se agitan y los deseos crecen, crean contacto visual apenas concluyen con el beso anterior. La mirada de la chica no desborda la inocencia de siempre, o al menos que el varón supiera, ya ésta le había demostrado en ciertas ocasiones que no era una santa.

Verá qué tan lejos puede llegar.

Semi devora a su pareja con sus ojos, mientras respira por la boca pues siente ésta pesada y agitada.

Al chico le gusta ver aquella imagen de su chica, tanto que sonríe de lado y la conduce hasta la cama, donde la recuesta con cuidado y se posiciona sobre ella sin lastimarla.

—No esperes más..— pide ella.

—¿Qué es lo que quieres, pequeña?— susurra cerca de su rostro.

—Te quiero a tí, sólo a tí— responde sin dudar.

Éste asiente y vuelve a unir sus labios, pero de manera lenta. La intensidad comenzó a subir nuevamente cuando la fémina mordió el labio inferior del varón. Se alejó por un momento.

—Aw, Semi— finge dolor y se toca el labio.

Ella ríe de manera traviesa.

—¿Te dolió?

—Me voy a vengar— advierte.

—¿Debería preocuparme o alegrarme?— indaga y ahí es cuando Jimin se da cuenta de cómo sería Semi si la timidez no la consumiera en éstas ocasiones. Sí bebió, pero no está inconsciente ni totalmente ebria, simplemente su botón de vergüenza no funciona y está siendo afectada por los deseos.

—Ay pequeña— niega con la cabeza y observa su vestido— ¿deberíamos retirarlo?

—No me has halagado en toda la noche, Jimin— hace un puchero.

—¿¡Qué no!?— responde ofendido— ¡Sí lo hice!

—Lo sé, tonto— ríe levemente y observa su camisa gris— ¿no sientes calor?

Sonríe levemente.

—¿Es eso una indirecta?

—Quizás— aprieta sus labios evitando una sonrisa que finalmente salió.

—Vale— toma su mano para levantarla de la cama— ven.

Ambos se levantan y se encuentran nuevamente uno frente a otro, observándose de manera intensa.

—¿Quieres hacerlo tú?— cuestiona curioso el varón.

Semi observa su camisa y toma los bordes del final, comenzando a levantarla. Todo sin quitarle la mirada de encima a su pareja. O eso fue hasta que la prenda cayó en el suelo.

La fémina abrió un poco sus ojos de más apreciando aquella figura tan trabajada, sí sabía que éste debía tener un cuerpo ejercitado, pero aquello había superado sus expectativas.

Mordió levemente su labio inferior viendo su abdomen, hasta que la voz del chico llamó su atención.

—Hey, hey, basta— ríe levemente.

—No dejas de sorprenderme, Park— se atreve a decir.

El varón alza una ceja.

—¿Quieres sorprenderme tú también?— relame sus labios y sonríe pícaramente.

Ante su cuestión, Semi baja los tirantes de su vestido y la sonrisa del varón desaparece, no se esperaba ésto de la chica. Bajando la cremallera de la prenda, el vestido cae al suelo. Quedando en sólo sujetador y bragas blancas.

Y ahí aparece la tensión por parte del varón. Instantáneamente su botón de placer fue desactivado.

Jimin no sabe si mirar su cuerpo o no, quiere hacerlo, pero a la vez siente que no es algo muy decente. Prefería esperar un permiso por parte de la chica. De todas formas él había tenido oportunidades en el pasado y ésta era la primera vez de la chica en mostrarse a alguien, según le había contado la misma.

—Tú no dejas de sorprenderme a mí, Goo— intenta no bajar la mirada, teniéndola fija en sus ojos.

Ésta sonríe de manera traviesa y se acerca más.

—¿Por qué no me miras?

—No quiero que pienses mal de mis intenciones, Semi— niega serio.

Chasquea su lengua y entrelaza sus manos.

—Yo confío en tí, Jimin. Y si estoy haciendo ésto es porque me siento cómoda contigo.

Asiente, pero aún no totalmente convencido.

—¿Me darás razones para desconfiar?

Niega con la cabeza, sin decir una palabra.

—Ahora sí, puedes mirarme— indica y éste ríe levemente ante su orden.

Semi observa todos los movimientos de Jimin, cómo sus ojos bajan con lentitud y eso parece gustarle, ya que un cosquilleo invadió su cuerpo.

Observa su cuello, luego desciende hasta su pecho donde el sujetador censuraba parte de su vista, pero podía notar unos bultos que lo hizo tragar en seco. Él nunca había tenido fantasías con su cuerpo ya que no estaba interesado en saltar aquel paso hasta que ella estuviera lista.

Toda una bendición— piensa.

Continúa observando, dirigiendo sus ojos hacia su abdomen medio plano y cintura pequeña, donde decidió detenerse y alzar nuevamente su mirada hacia sus ojos.

—¿Te.. te parezco poco?— indaga con un tono afligido.

Niega rápidamente y sujeta su cintura desnuda –ama esta parte de su anatomía–.

—No hay manera de que me parezcas poco, Semi, ya te dije que no son mis intenciones. Tú eres una princesa, desde cualquier ángulo y eres una reina internamente.

Este halago logro hacer sonreír a la chica pero luego regresó su mirada seria.

—Jimin, tú.. no quieres hacer nada ¿verdad?

—No es por mí, Semi.

—No me digas que es por mí, porque necesitas que yo te ceda el permiso o esperar más ni nada de eso— detiene— ¿de qué sirve esperar? Tampoco es que nos conozcamos hace dos días, Jimin, llevamos casi un mes de relación formal y aprendí a valorar la vida y sus bendiciones luego de sufrir aquel accidente que me dejó invidente. Ahora que ya puedo ver de nuevo necesito vivir y disfrutar— se acerca más— disfrutar la vida con la persona que me ayudó cuando estuve invidente, quien me enamoró perdidamente— sonríe.

El varón permanece en silencio, procesando todas sus palabras y parecía ya estar lista, aún así él no estaba seguro de hacerlo o no.

—¿Segura?

—¿Me romperás el corazón?

—Eso nunca.

—Entonces, totalmente segura.

Luego de su confirmación acercan sus cuerpos para así volver a unir sus labios en un beso suave, que comenzó a tomar intensidad porque Semi decidió tomar el primer paso aunque su experiencia era corta.

Comenzó a acariciar los brazos del contrario, sintiendo la firmeza y dureza de esta zona.

Jimin suspira ante su suave toque que le provoca escalofríos, logrando que éste comience a tocar también a su pareja, colocando sus manos sobre sus hombros. Aún estaba un poco tenso y la intención de la chica era derretir el hielo.

Deslizó su toque, llegando a su abdomen rápidamente, donde sin vergüenza alguna acarició la zona. Su mano izquierda tenía la intención de continuar bajando, pero Jimin no lo permitió, la detuvo.

—¿Qué pasa?— la observa.

—Acuéstate— indica él con voz firme, haciéndola acostarse nuevamente.

Se posicionó sobre ella y los besos continuaron. El varón necesita dejarse llevar para que sus miembros funcionen, ya que su tensión sólo lograba que éstos no reaccionaran.

Semi puso sus manos en su cuello profundizando el beso, mientras que éste mantenía su mano derecha sobre su cintura y con la izquierda cargaba su peso.

La chica podía notar la tensión aún en él, por lo cual se detuvo.

—Jimin, mejor hagamos ésto otro día— propone suavemente.

Él la observa atentamente y se levanta de la cama.

—Semi..

—Tranquilo— resta importancia y suelta un suspiro— está bien.

—Pequeña, siento que aún–

—Ya no sigas— ríe cortamente— ya entendí y no hay presión.

Asiente sintiéndose un poco frustrado con sí mismo, pero a la vez entendiéndose.

—Bueno..— observa su camisa en el suelo— creo que me iré ya.

Semi observa la hora que ofrece el reloj redondo de pared, viendo que era la 1:29AM.

—No.

Frunce el ceño y la observa confundido.

—¿Qué ocurre?

—No.. no te vayas— niega ella.

—¿Quieres que me quede?

—Bueno..— desvía la mirada— las calles son un poco peligrosas a éstas horas, no quisiera que te pasara algo— hace una mueca torcida.

El varón ríe.

—O eres muy buena inventando excusas o eres una paranoica.

—¿Paranoica?— se señala ofendida— mira, si quieres irte sólo vete— se cruza de brazos.

Jimin vuelve a acercarse a ella y besa su mejilla suavemente.

—¿Quieres que me quede? Sólo debes responderme esa pregunta— susurra.

Ella no quiere mirarlo.

—Si quieres irte vete.

—No dije eso, dije que eres paranoica. Semi soy un chico que sabe cuidarse en las calles, por favor— ríe levemente— obviamente hay una segunda intención tras todo eso.

Semi no traía malas intenciones, lo de las calles era verdad, pero no niega que quería dormir con él.

—No hay.

—Sí hay, pero no lo aceptarás— canturrea.

—Vete.

—Vale, me iré— recoge su camisa pero no se la pone, camina hacia la puerta, sabiendo que en cualquier momento la chica lo detendría.

Cuando iba a empezar a girar el picaporte, su voz llamó su atención.

—Jimin, espera.

Éste sonríe antes de girarse.

—¿Sí?

—El orgullo no va conmigo. Anda, quédate.

Asiente y regresa con ella a la cama.

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