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22.

Ya en el lugar la doctora da un paso al frente y hace sonar el timbre de la casa de Kim Seokjin, se sorprendieron ya que no se escuchaba nada de música ni ruido.

Una bella mansión, muy grande, cubierta por color blanco, digna de un varón tan hermoso como el residente. También alejada de las demás viviendas.

—Ara, creo que no hay nadie— Semi la observa.

—Qué raro..— frunce el ceño y vuelve a tocar.

Luego se aleja un poco de la puerta, viendo confundida cómo nadie ha abierto. Ya creía que había sido una promoción falsa, o alguna broma.

—¿Nos han engañado?

—Semi.. yo–

Fueron interrumpidas por el sonido de la puerta abrirse, rápidamente llevaron sus ojos hacia el chico que les abrió. Tratándose del mismísimo Kim Seokjin.

Éste sonríe ampliamente al ver a la doctora frente a él, y sin pensarlo dos veces se acerca a abrazarla.

—Qué bueno verte, noona. Creí que no venías— saluda cálidamente.

—El placer es mío, Jinnie— deshacen la muestra de afecto y se sonríen al conectar nuevamente sus ojos— mira, ésta es mi paciente y amiga— ríe— Goo Semi.

Luego de presentar acerca un poco a Semi, quien siente timidez al estar frente al más popular en la escuela; aunque la popularidad le parezca una basura en Jin ve más que sólo un rostro bonito, no es superficial como los demás, él sí tiene mejores cosas que hacer que sólo pensar en mantener su estatus.

Éste al verla comienza a asentir con su cabeza y sonríe.

—Te he visto, te he visto, eres amiga de Lisa y Jennie ¿verdad?

—Pues..— baja su mirada— sí.

—¿No andabas con alguien más?— indaga curiosamente la doctora, recordando una conversación que tuvieron una vez en el hospital, donde Semi le explicaba que tenía tres chicas que decían ser sus amigas en la escuela.

—¿Rosé? Sí— traga fuerte, intentando alejar aquella rabia que sentía sólo de pensar en su calidad de amistad. Luego regresa su mirada al caballero frente a ella.

—Ah, también te he visto con ella— rueda los ojos y hace una mueca de disgusto.

—¿Qué pasa, Jin?— indaga Ara.

—Con el debido respeto, Semi; Rosé está vacía por dentro. Te lo digo para que lo tengas en cuenta, no por tu mal ¿vale? Sólo piensa en ella— aconseja.

Semi simplemente escucha y asiente liberando un suspiro pesado.

—Gracias por la advertencia, Seokjin— hace una leve reverencia.

—Por favor, sólo dime Jin, no soy como los populares que exigen respeto, a mí háblame cómodamente— niega con su cabeza por su muestra de respeto.

—En ese caso.. gracias, Jin— corrige y sonríe levemente.

El varón sonríe levemente y toma una bocanada de aire.

—Bueno, chicas, adelante, se sentirán cómodas aquí, lo aseguro— se hace a un lado para que pasen.

—Pero.. no hay música, Jin— recuerda Ara.

Él observa hacia atrás y regresa sus ojos a la mayor.

—No haría una fiesta en el living con lo desordenados de los invitados, sabes que soy organizado— entrecierra los ojos, sintiéndose ofendido.

Ambas ríen levemente ante su ofensa.

—¿Entonces?— añade Semi.

—Síganme, la fiesta es en la terraza— indica hacia arriba y camina delante para guiar a las féminas.

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Jimin se encontraba frente a la puerta de casa de Semi. Respiró profundamente antes de hacer sonar el timbre, estaba nervioso, no podía negarlo; ése miedo a decepcionarla lo carcomía internamente.

La puerta fue abierta por la madre, quien sonrió ampliamente al verlo, pero su sonrisa fue cambiada por una fruncida de ceño por confusión.

—¿Estás enfermo, Jimin?

—Un poco, sí, éstas temperaturas no me hacen bien— miente.

La madre indagó ya que traía un cubrebocas, sólo dejando ver sus ojos, quienes eran casi cubiertos por su flequillo grisáceo. Casi no se le veía el rostro prácticamente.

—Dios, cuídate mucho, hijo— habla seria.

—Descuide, seré cuidadoso.

Ella asiente levemente.

—Bueno, vine a ver–

—Oh— interrumpe y mira hacia adentro para luego regresar su mirada a él— lo siento, Jimin. Semi salió— informa.

Éste abre sus ojos sorprendido.

—¿Cómo? ¿Con quién? ¿Dónde?— indagaba rápidamente, tanto que la madre no pudo contestar hasta que se calló.

—Con Ara, a una fiesta de su escuela, o algo así.

Éste queda pensando unos segundos, desviando su mirada, recordando las palabras de Rosé en la mañana.

“—Se hará una fiesta, deberías venir.”

La fiesta de Seokjin— piensa y alza nuevamente su mirada hacia su madre.

—Vale, muchas gracias. Cuídese— hace una reverencia leve y comienza a caminar.

—Cuídate tú, hijo— fue lo último que escuchó por su parte.

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—¡¡Bang bang bang!!— cantaban fuertemente las féminas, al ritmo del grupo musical masculino BigBang. Estaban sentadas, pero cantaban a todo pulmón.

Ya habían bebido licor, pero seguían en sus cinco sentidos, lo que el mareo leve no pudo evitarse.

—Ara— grita Semi, por el alto volumen de la música, ésta acerca su oído a su boca para escucharla mejor— gracias por traerme, no soy de fiestas pero..— encoge sus hombros con una sonrisa traviesa y ambas ríen.

—Me alegra que te diviertas, Semi. Lo mereces, fueron meses de ceguera, es lo menos que podía hacer por tí— dice en su oído.

—Ara, lo has hecho todo por mí, no vuelvas a pensar que no has hecho nada— recuerda ella.

La mayor sonríe y envuelve su cuerpo en un abrazo cálido.

Un carraspeo interrumpió su muestra de afecto. Ambas se separaron para ver al responsable de aquel carraspeo.

—Semi, ¿cómo estás?— cuestiona con una voz débil y de arrepentimiento.

Ella no está feliz de su preocupación a éstas alturas. Y no piensa fingir alegría.

—Muy bien ahora que ya veo todo, Lalisa— hizo énfasis en todas las palabras, parecían estar todas separadas por comas.

La pelicorta baja su mirada, sintiéndose horrible, realmente está arrepentida de no haberla visitado. Porque aunque tenía sus razones, siempre pudo haber hecho un tiempo para su amiga, la que no le interesa la popularidad ni los hombres adinerados.

—Semi, ¿crees que podamos hablar?— pide tímidamente.

La pelinegra se levanta y la enfrenta con la mirada, estando a centímetros de su rostro.

—¿Ahora?— alza una ceja— no.

—Entiende que es algo importante— insiste.

La menor observa a la doctora.

—Ara, ¿podemos cambiar de sitio?

Lisa frunce el entrecejo y aprieta sus labios, frustrada.

—C-claro— duda en responder Ara, sabe lo mal que la pasó Semi, pero ahora la pelicorta parece querer decirle algo realmente importante. Aún así se levantó dedicándole una última mirada a la fémina, ambas caminaron hacia otro lugar vacío, ésta vez sin ser perseguidas por la chica.

Semi respiró profundamente cuando ocupó otro asiento y Ara no dudó en preguntar.

—Semi, ¿no fuiste muy dura con ella?

La menor alza una ceja viendo a un punto fijo.

—Ellas fueron lo suficientemente duras conmigo también, Ara— la observa— no lo fui y no quiero hablar sobre eso, estábamos divirtiéndonos.

La doctora suspira pesadamente y asiente.

—¿Podemos pedir otro?

—Vamos a por otro— acepta y se levantan para caminar hacia la barra, la cual no estaba vacía pero les dió igual.

Ya estando frente al coctelero deciden pedir, sintiendo la pesada mirada de dos estudiantes cercanos.

—¿Lo mismo, señoritas?

—Lo mismo, señor— afirma la mayor y éste comienza a servir licor nuevamente.

—Ara— llama Seokjin, ganando su total atención.

—Dime, Jinnie.

—Mis amigos quieren conocer a la mujer que me salvó la vida— sonríe levemente— ven a que te conozcan.

Ésta observa a Semi dudando si dejarla sola.

—Está bien, yo agarraré las bebidas— resta importancia.

—¿Segura?

—Sí, Go Ara— blanquea sus ojos.

—Vale, vengo enseguida— indica y camina junto con Jin hacia su pequeño grupo de amigos, dejando sola a Semi, junto a los chicos desconocidos que la miraban.

Uno de los estudiantes se acerca a la menor y ésta decide no mirarlo.

—Hola, muñeca— halaga, pero ella no se siente halagada.

—Hola— dice desinteresada y con su mirada en el vaso.

—Soy Hwang Hyujin, debes conocerme— asegura con arrogancia total.

—No. Ni idea— niega.

—Soy deportista— dice ofendido— el mejor del equipo.

—No me gustan los deportes, lo siento— ya le entregan sus órdenes, por lo que se levantan y comienzan a caminar, pero el chico toma el brazo de la chica, deteniéndola.

—Espera, espera, muñeca— la acerca a él, pero ella forcejea.

—No me toques— ordena.

—Aw, no seas aburrida, pequeña— dice mientras se acerca, pero ella voltea el rostro— sólo un besito y te dejo en paz.

—¡No!— alza un poco la voz y continúa forcejeando, por lo cual éste la agarra más fuerte— suéltame.

—Eres muy rebelde, chica— opina en un susurro audible— me gusta.

Semi cerró sus ojos y labios con fuerza al no poder salirse del agarre fuerte de Hyujin, pero repentinamente sintió un empujón que llamó su atención. Fue liberada del agarre masculino y abrió los ojos inmediatamente, viendo a un chico de cabello grisáceo con cubrebocas alejando al pervertido.

—No vuelvas a acercarte a mi chica— amenaza y éste se retira inmediatamente.

Semi conoce ésa voz, por lo que inmediatamente abre los ojos sorprendida y lo observa mientras él aún miraba al pervertido, asegurándose de que se fuera.

—¿Jimin?

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