Semi se sintió un poco decepcionada por el rechazo de Jimin, aún así no se enojó con él pues estaría ocupado, fue más por su reacción ante su noticia.

No percibió un sentimiento real, como si sólo hubiera dicho aquello para quedar bien con ella. La chica conoce la risa nerviosa de su novio.

Pero sabía que éste quería lo mejor para ella, de ser así ¿qué podría estar mal con la información?

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La puerta de casa de Semi fue tocada, raro que no hayan usado el timbre. De repente pensó que podía ser Jimin, por lo que su corazón golpeó su pecho rápidamente y arregló un poco su cabello.

Caminó nerviosa hasta la puerta principal, luego de soltar un suspiro fuerte abrió. Su expresión se tornó tranquilo, pero instantáneamente rodó los ojos.

—Go Ara, no me des esos sustos— regaña.

—No he hecho nada.

—Creí que era Jimin~, niña— lloriquea dramáticamente, haciendo reír a la mayor

—No, para tu desgracia soy yo. Pero adivina qué.

—¿Qué?

—Vengo a invitarte a salir conmigo— aprieta sus labios.

—Bien, ¿Dónde?

—¿Sabes? Hace muchos meses atrás tuve un paciente que logró vencer una grave enfermedad, un joven muy apuesto y delicado. Él y yo nos hemos mantenido en contacto ya que dice nunca olvidarme por salvarlo— informa.

—¿Viste que eres una heroína?— sonríe orgullosa.

—Sólo hago mi trabajo, Semi— ríe levemente— bueno, él estudia en tu escuela y.. hará una fiesta hoy en su casa; me invitó aunque no soy mucho de ese ambiente y no quería ir sola— la observa— Inmediatamente pensé en tí y en lo bien que te haría salir viendo el mundo claramente de nuevo.

Semi piensa por unos segundos y comienza a asentir lentamente.

—¿Cómo se llama el estudiante?

—Kim Seokjin, capaz lo conozcas— abrió sus ojos sorprendida.

—Claro, es el más popular, junto con Kim Taehyung— afirma— y sí, muy apuesto que es.

Sonríe ampliamente.

—Me alegra que lo conozcas, ¿vamos?

Ella hace una mueca torcida y Ara la mira suplicante.

—Semi, no conoces las fiestas de Kim Seokjin, hija mía.

Luego de segundos pensando, finalmente suspiró rendida.

—Vale— alarga la palabra y la doctora aplaude emocionada.

—¡Al fin!— toma su mano— vamos arriba, escogeremos un buen outfit para tí.

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—Dije que no iría, Rosé— repite.

—Se ve que desconoces una fiesta de Kim Seokjin— niega.

—Me da igual como sean, la superficialidad no es mi ambiente— contraataca, haciendo callar a la rubia— ¿algo más que decir?

Ésta niega.

—Perfecto, buen final del día— hace una leve reverencia y finalmente se retira caminando por los pasillos.

Un mensaje entrante llama su atención y éste saca el dispositivo de su bolsillo, leyendo.

“Cariño, llegaremos en una hora más o menos, besitos”

Era su madre, al parecer habían adelantado en el trabajo, tanto que volverían antes. Ahora sí no podría escapar de ir a ver a su novia temprano, pero aún duda en ir.

Toma una bocanada de aire y continúa caminando, saliendo de la institución educativa.

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—¿Eres mi hija?— pregunta asombrada su madre al verla tan arreglada bajando las escaleras.

Ella ríe levemente y asiente.

—Sí, soy yo ¿Me veo bien?

Lucía un vestido azul marino no ya ajustado, que la vestía hasta sus muslos. Unas converses bajas del mismo color y había ondulado su largo cabello, dejando a la vista unos pendientes plateados en sus orejas.

Dominaba el maquillaje; delineó completamente sus ojos, haciendo que éstos resaltaran, viéndose más llamativos. Un labial brilloso saborizado y un poco de sombra beige. Se veía impecable.

—Preciosa, hijita— la observa y sonríe— Jimin se sorprenderá mucho al verte— predice emocionada, pero la menor sólo mantiene un rostro serio.

—Jimin no va a salir conmigo, mamá.

Se asombró al escuchar a su hija.

—¿Entonces con quién?

—Con Ara— sonríe levemente.

—Vale, cuídense mucho, pequeñas— pide.

—Tranquila, mamá, estaremos bien— asegura y la abraza cortamente.

Fueron interrumpidas por el sonido del timbre, por lo que rápidamente se separó y aventó un último beso volador a su madre.

—Adiós, mamá.

—Cuídate, Semi.

Abre la puerta, viendo a la doctora luciendo un vestido rosado claro ajustado, su cabello castaño estaba suelto y liso, y su rostro maquillado levemente por un labial color carne y un delineado corto.

Aún así seguía viéndose tierna y hermosa.

—Wow, estoy asombrada— admite Semi viéndola.

Ésta hizo lo mismo con la menor.

—Tú te ves impecable, del tiro llamarás la atención de todos en la escuela— predice.

—No, tampoco así, Ara— ríe.

—Hazme caso, pasará— asegura— aunque sé que no quieres eso ¿o sí?

—Claro que no, no me importa llamar la atención si no es la suya— habla refiriéndose a su novio.

—Si pudiera pedir un deseo definitivamente fuera que Jimin se apareciera hoy allí y se vieran finalmente como se debe— sonríe.

—No sabes cuánto me gustaría verlo, pero ha estado muy raro desde que lo llamé ¿sabes?— baja su mirada desilusionada.

—De seguro debe estarle pasando algo fuera, Semi, él no te trataría mal por gusto propio— acaricia su hombro.

La menor suspira pesadamente y sonríe antes de cerrar la puerta de su casa.

—Pero bueno, no estamos aquí para lamentar nada; ¡Vámonos de fiesta!

—Vamos— canturrea y entrelaza su brazo con el suyo para caminar, desprendían una energía positiva y buenas vibras, definitivamente serían lo mejor –tanto físico cómo moral– de aquella fiesta.