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13.

Toca la puerta y la madre abre, viendo una sonrisa tímida en los labios de la hija y una más confiada de parte del varón. Automáticamente se siente feliz ya que la cita había salido bien, por lo que aquella curva contagiosa también invade su rostro.

—Las 11PM— observa su reloj de pulsera— fuimos puntuales.

—Muy puntual, ¿se divirtieron?— su sonrisa no desaparece.

—Fue buena la noche— afirma él.

La madre observa a su hija, quien tiene su mirada perdida y se niega a mencionar una palabra, pero no detecta tristeza o decepción, es como si sintiera timidez.

—¿Semi?

—¿Sí, ma'?— aprieta sus labios.

—¿Todo bien?— ríe levemente.

Suspira.

—De maravilla— gira un poco el rostro, tratando de buscar al chico con la mirada y le regala una sonrisa— de maravilla.

Éste sonríe y le guiña un ojo aunque no pudiese verlo, pero la madre lo consiguió ver.

—Dios, qué coqueto— susurra en un tono audible, haciendo que su hija la observe.

—¿Qué? ¿Qué hizo?— indaga perdida.

El varón ríe levemente y niega con la cabeza para que la madre no le diga.

—Nada, cosas mías— miente.

—¡Mientes! ¡Él hizo algo!— lloriquea— no aprovechen mi condición.

—¿Qué hiciste Jimin?— la madre finge estar insultada por su ataque.

—¿Yo? Sólo sonreí— ríe y cubre su boca.

Semi lo fulmina con la mirada, o lo intenta, más bien. Suspira y se recompone.

—Bueno, ya entro mamá, dame un segundo— pide amablemente para que los deje a solas.

Ella asiente y se retira.

—¿Se fue?— susurra y Jimin vocaliza una afirmación.

—Linda noche.

—Fue linda, sí— ríe y aprieta sus labios— ¿Cuándo se repite?— ladea su cabeza.

—Cuando quieras, pequeña.

—¿Sabes lo que realmente quiero?

—Darme un beso— susurra burlonamente, ganándose un golpecito por parte de la chica.

—Calla— se sonroja levemente al recordar aquel beso; su primer beso— lo que te iba a decir es que quiero ver a Jiyu.

Su expresión se vuelve sorprendida al recordar ese detalle.

—Ah, cierto— asiente— si quieres.. sólo si quieres.. podemos salir con ella y eso— sonríe torcido.

—No me niego a eso.

—Bien. No será mañana porque considero que necesites descansar y eso— indica.

—Me he pasado más de un mes descansando y ¿quieres que siga?

—Pero aún no ves correctamente.. deberías, sí.

Baja su mirada.

—Ya me tiene frustrada el no ver nada, sólo siluetas y cuando hay iluminación, es como si mi vista estuviese cubierta por sábanas, que sólo ves cómo caminan las personas pero no sabes quiénes son hasta que te hablan— explica.

—Como sombras.

—Exacto, lo mismo.

Éste se siente incómodo por su condición, verla frustrada por querer recuperar de una vez su visión era algo que no era agradable, ya que no podía hacer nada por ella.

—Al menos puedes hacerlo, antes no podías— comenta, intentando aliviarla.

Sonríe levemente.

—Sí, y creo que mejoraré, Ara me explicó que mi problema era temporal.

—Ara te quiere mucho, se nota.

—Y yo a ella, me ayudó mucho cuando me sentía perdida.

—Pero bueno, olvídate de Ara que será reemplazada— bromea.

—¿Por quién?

—Por un servidor— alza una ceja y ríe.

—Tonto.. ambos pueden ayudarme, no hay porqué reemplazar a nadie— sonríe.

—Está bien, pero aún así yo lo haré más— insiste.

Semi blanquea sus ojos divertida y camina hacia la puerta, agarrándose de la pared. Se voltea para volver a ver al varón.

—Gracias por lo de hoy, Jimin, fue muy lindo y.. necesitaba algo así— agradece.

Él se acerca, pero ella no lo nota hasta que siente su respiración sobre su rostro y abre los ojos sorprendida, lo cual provoca una sonrisa por parte del varón.

Lo mejor estará por llegar— susurra por la cercanía y sin esperar un segundo más une sus labios en un beso cálido que hipnotizó a Semi por unos segundos, hasta que se separaron, para ser precisos.

La separación fue lenta, pero como si de un imán se tratase volvieron a besarse, no querían separarse todavía.

Una risita por parte de la chica deshizo aquel roce.

—¿Qué diablos me pasa?— pregunta ella— nunca me he sentido así.

—¿Es bueno o malo?

—No, no, es bueno..

—Entonces, ¿qué importa?— se encoge de hombros.

—Cierto— asiente y lo observa— nos vemos otro día.

—¿Qué harás mañana?— indaga rápidamente.

—Oh.. ehm..— piensa por un momento— tengo que ver a Ara para que examine mi visión, pero luego.. descansar y descansar— finge un tono de voz fañoso, como habla la doctora.

—Vale, yo iré a la escuela, luego veré si puedo hacer algo por tí aquí.

—Jimin, no es necesario que camines tanto sólo por mí— explica.

—¿Y torturarme todo el día por no saber cómo estás? No, Semi— ella sonríe ante su actitud preocupada— además recuerda que soy tu tutor— bromea.

—Oh, sí— responde con sarcasmo— el tutor que me besa y me acaricia ¿No?

—Siglo XXI, Semi— recuerda obvio— además, si no te niegas ¿cuál es el problema?

Ella tuerce su boca hacia un lado y asiente levemente.

—Como digas, Park. Ahora sí, te veo mañana— sonríe por última vez.

—Duerme bien, pequeña— toma su mano, dejando una suave caricia que hace erizar la piel de la chica, y la suelta con la misma delicadeza.

Se alejó de la puerta principal y comenzó a caminar de vuelta a su casa.

Semi no puede evitar que esa sonrisa tonta aparezca sobre su rostro. Cierra la puerta principal y se voltea para caminar hacia dentro con ayuda de la pared.

—Cuéntamelo todo— se apura en decir la madre y ésta se detiene.

—Sólo diré que la noche fue excepcional— suspira.

—¿Hubo beso?— alza una de sus cejas finas.

Semi sólo sonríe, la curva se volvió más amplia hasta que la risa tímida salió.

—Lo sabía— afirma su madre con un tono pícaro— ese chico me da buena espina, sabes que tengo nariz para eso.

—Lo sé, ma'— dice perdida en sus pensamientos donde el protagonista era el chico que movía algo en su interior; el único que lo había conseguido a lo largo de su corta vida.

—Te ves cansada.. o.. no sé.. atontada— ríe burlonamente.

—Es cansancio, mamá— miente y retoma su caminar.

—Ven, te ayudaré— se acerca y la sostiene de los hombros para que caminara a mayor velocidad y sin tropezar.

Definitivamente había sido genial para la chica, siente cómo esa inseguridad del qué podría pasar desaparece. Cuando está con el chico se siente tan bien y viva que no tiene tiempo para preocuparse ni pensar en algo más que no fuera él.

Los romances adolescentes son hermosos ¿a que sí?

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