—¿Llegamos?

—Aquí estamos— indica el varón, éste no soltó su mano en ningún momento.

Sonríe.

—¿Es lindo el lugar en vivo?

—Sí, lo es— la observa a ella, en vez de darle su verdadera opinión del lugar.

—¿Lindo cómo?— ella lo observa a él.

¿Lindo cómo tú? No, tú eres más linda.

—Sencillo, bonito, agradable a la vista— opina.

—Confío en tu visión del lugar.

Asiente levemente.

—Sentémonos— indica y se dirigen hacia una mesa.

Arrastra la silla hacia atrás y la ayuda a sentarse, colocando ésta vez una mano en su cintura y otra en su hombro.

Semi podía acostumbrarse a ése contacto, pero ¿el niño tímido dónde está?

—Oh, gracias— agradece con una sonrisa nerviosa.

—De nada— contesta y toma asiento frente a ella.

—¿Jimin?— su expresión cambió a una preocupada.

—¿Sí?— él la observa atentamente.

—Es de noche.. hay poca iluminación..— comienza a mencionar bajando su mirada.

—¿No entiendo?

—No te veo, literalmente no puedo ver nada. Lo que me ayuda es la claridad, pero aquí no parece haber mucha. Te pido que no te alejes, que ya conoces mi..— suspira— mi estado.

Jimin asiente lentamente luego de haberla escuchado, luego de haberle prestado toda su atención.

—Estoy aquí, no te dejaré— acerca su mano a la suya, Semi vuelve a sentir esos escalofríos recorrer su brazo, pero la paz que le transmitía Jimin consiguió relajarla.

—Gracias— sonríe e intenta dirigir su mirada hacia sus manos juntas.

El varón alza la mirada al ver cómo se acercaba el señor que tomaría la orden, por lo cual lee la carta para así pedir.

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—Estoy bien dije, Park— repite obstinada.

—Vale, ya no molesto más— ríe levemente y continua degustando del alimento.

—¿Crees que necesito ver para comer?

—Cualquiera lo necesita, Semi— vuelve a reír.

—Ya, pero yo no soy cualquiera, Jimin— menciona con un tono de voz suave y agradable para él.

Su rostro se torna serio y la observa con atención, aprovecha su discapacidad para admirarla como quería. A las chicas les suele incomodar que las observen tanto, pero él no pasaría por aquel momento donde la vergüenza se apodera de las féminas y cubren sus rostros con sus manos.

Mientras que Semi se encuentra comiendo tranquilamente, pero el silencio que en el lugar abundaba comenzó a perturbarla, por lo cual se detuvo.

—¿Jimin?

—Estoy aquí, Semi— sonríe enternecido, parecía una niña pequeña con nictofobia que suplicaba compañía.

—Pero es que estás muy callado— reclama con un puchero.

—Estoy haciendo lo mismo que tú, tú también estás callada.

Ella aprieta sus labios.

—¿Te falta mucho por acabar?

—No, ya lo hice— deja los palillos sobre la mesa y la observa— a tí por lo que veo tampoco.

—Hasta aquí llegué, no soy de comer mucho— niega y deja los palillos sobre la mesa de igual forma.

—No puedes comer poco, Semi, piensa en tu salud— aconseja con un tono preocupado.

—Sí me alimento, pero me gustan más los dulces y eso— ríe levemente, contagiándole su buen humor al chico frente a ella.

—Eso no es saludable.

Ella encoge sus hombros restando importancia.

—Hakuna Matata— canturrea divertida.

Jimin sonríe y niega con la cabeza ante su actitud, posteriormente se levanta de su lugar para ayudar a la chica.

—Ven, Semi— indica, tomando su mano.

—Gracias— hace una leve reverencia y se levanta— ¿qué hora es?

Observa su reloj, el cual marcaba las 9:38PM.

—Son las 9:40PM, ¿quieres irte a casa ya?

Niega.

—No.. bueno.. a ver..— habla sintiéndose tensa— si quieres me llevas y–

—¿Qué quieres tú, Semi?— interrumpe.

—No quiero llegar aún— niega apenada.

Ella no sabe si estaba siendo una carga para el chico, ya que éste se había pasado toda la cita ayudándola y evitando que se tropezara o cayera, éstas situaciones la apenaban porque de seguro el varón se sentía incómodo por su causa.

—Pero ya te dije que si quieres llegar ya, me llevas y listo— sonríe.

—Vamos— sin soltar su mano comenzaron a caminar, haciendo a Semi callar por unos segundos.

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—¡Te dije que no!— niega nuevamente mientras continúan caminando por aquel parque cercano al restaurante.

—Semi, desde pequeño te enseñan que uno más uno es igual a dos— rueda los ojos.

—Eso es lo que te enseñan, no es la realidad— repite.

Jimin, sintiéndose frustrado por no entender a qué se refería la chica se detiene.

—¿Entonces cuánto es uno más uno, Goo Semi?— blanquea sus ojos rendido.

Ella baja su mirada y sonríe de manera traviesa.

—¿Qué ocurre?

—No sé si debería decírtelo, Jimin— lleva sus ojos hacia él— eres muy inocente.

Éste abre sus ojos ofendido.

—¿Acabas de llamarme "niño"?

Su reacción provocó una risa en la chica.

—Es que no sé cómo te lo tomarás.

—Dime— suspira y cruza sus brazos esperando su respuesta.

Ella sólo aprieta sus labios y otra risa no pudo evitar salir.

—¡Dime, criatura!— exige desesperado por la intriga.

—Es dos, Jimin, no me hagas caso— afirma y pretende caminar, pero éste la detiene sujetando sus hombros, acto que sorprendió a la fémina.

—¿Realmente es porque crees que soy inocente?— susurra.

Semi traga en seco, no sabe qué pretende el varón.

—Ji-Jimin.. ehm..— siente cómo éste se acerca un poco a ella, lo notó por su respiración, ésto la alarmó, por lo que quiso zafarse.

—No te haré daño, Semi— susurra nuevamente— pero no me dejes intrigado— pide con una voz aniñada, haciéndola sonreír levemente.

—¿Qué pasa si lo hago?— reta sintiéndose nuevamente cómoda a su lado.

—Podría hacerte algo..

—¿Como qué?

Jimin observa la curva de su rostro, y decide tomarse el atrevimiento de molestarla.

—¿Te beso?