Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

1.

Despierta lentamente, sintiéndose completamente aturdida. Creyó haber muerto y resucitado en el cielo, pero al escuchar aquellos pitidos incómodos llegó a la conclusión de que seguía con vida.

No podía moverse, hasta sus ojos se sentían pesados. Todos los recuerdos se repetían en su mente, hasta llegar al momento de aquel accidente. Posteriormente pensó en su madre, por lo que olvidó sus dolencias y molestias corporales e intentó moverse, por más desorientada que se encontraba.

—¡Despertó!— exclama una doctora y se acerca a ella rápidamente.

—¿Mamá?— comienza a abrir lentamente los ojos.

—No, no, soy una doctora, tu madre está bien, no te preocupes— aclara.

—Quiero verla, ¿por qué no puedo verla?— siente su corazón latir rápidamente debido a sus nervios— ¿y... por qué no puedo ver nada?

La doctora se mantuvo en silencio, analizando cómo decirle sin que se preocupara.

—Señorita Goo.

—¿Qué me pasa? ¿Estoy inconsciente acaso?— comienza a desesperarse a tal punto que lágrimas comienzan a salir.

—Señorita— suspira— usted perdió la visión en el accidente.

Para Semi el mundo se detuvo un momento, sintió cómo su corazón se encogió y sus pulmones suplicaban aire. No podía creer que aquel accidente le había arrebatado unos de sus sentidos; la visión. Comenzó a desesperarse, nunca más podría ver el mundo, ni a su madre, no podría volver a leer, ni escribir.. algo que realmente la perturbaba y la frustraba.

—¡No!— un chillido desgarrador salió de su garganta al escuchar la información médica.

—Señorita, cálmese.

—¿¡Cómo quiere que me calme!? ¡Ni siquiera veo a quién tengo en frente! No volveré a ver el mundo ¿Cómo carajos quiere que me calme?— gritaba como si su vida dependiera de eso.

—Está bien, está bien. Si tan solo me escuchara podría explicarme con claridad.

—No quiero escucharla, quiero ver a mi mamá, o al menos saber que está aquí, y que está bien, no quiero saber nada, sólo déjenme saber de su estado— ruega.

La doctora suspira rendida y toma su mano.

—La llamaremos enseguida, por favor, no se desespere— indica y se retira de la habitación, Semi sólo siente el sonido de la puerta cerrarse.

Comienza a llorar nuevamente por su estado, no existía nada que la desesperara más que perder un sentido.

La puerta nuevamente abierta indicó a la chica que alguien había ingresado.

—¿Hija?

—¿Mamá?— observa para todos los lados, buscando orientación.

Su madre su acerca tomando delicadamente su rostro entre sus manos, dándole una leve caricia en una de sus mejillas.

—Sí, pequeña, soy yo. Tranquila, todo estará bien.

—Mamá— las lágrimas vuelven a traicionarla— no puedo verte.

La madre no pudo evitar sensibilizarse al ver sufrir a su hija de esa manera. Estrecharla entre sus brazos fue lo menos que puso hacer para consolarla.

—Y yo no puedo caminar, Semi— explica.

—¿Qué?— se desmorona por la situación de la madre, lamentablemente ella tampoco había salido ilesa de aquel accidente.

—Existe una alternativa, los médicos dicen que en unos meses podré volver a caminar.

Semi sonríe sin fuerzas.

—Es bueno saber que los médicos te ayudarán— baja la mirada.

—Semi— toma su barbilla, haciéndola alzar nuevamente la mirada, aunque está estuviera perdida— también pueden ayudarte a tí.

—¿Cómo?

—Señorita Goo— interviene la doctora, logrando que la joven se oriente por su voz— llevará tiempo, pero no todo está perdido, todo depende de cómo se comporte su visión; usted deberá cuidar más que nunca de su salud.

—¿No existen operaciones? He escuchado que se cambian por ojos sanos— cuestiona atentamente la madre.

—No será necesario llegar a eso. Si vemos que no existe remedio alguno acudiremos a la operación— indica y se acerca a Semi— señorita, haremos todo lo que podamos hasta que recupere la visión.

Semi sonríe tristemente, el pesimismo nunca se alejó de su lado, por más que aseguraban que volvería a apreciar el mundo con sus ojos nuevamente, sentía que no funcionaría adecuadamente y eso la deprimía.

—¿Cuánto tiempo estaré aquí?— indaga curiosamente.

—Han estado un tiempo inconscientes, tú más que tu madre. Bastarán con unos meses y podrán regresar.

—¿Cuántos meses?

—Tu madre podrá seguir con la fisioterapia en casa cuando comience a mejorar, y a tí tenemos que hacerte varios análisis más profundos, porque aparte de tus ojos hay otros órganos dañados, pero estamos trabajando en ellos.

—Entiendo.

—¿Puedo llamarla Semi?— indaga la doctora tímidamente.

Ambas asienten, pero con humores totalmente diferentes.

—Bueno, Semi, te pido que tengas paciencia y que tus esperanzas nunca desaparezcan, sé que estás aturdida y desorientada, pero te aseguramos que esto sólo será un episodio, no una dificultad que haya llegado para quedarse.

—Si sabes que es algo complicado de asimilar ¿no?

—Lo es, y lo sé, tanto para tí como para tu madre. Créeme, yo las entiendo— baja la mirada, sintiendo tristeza— No permitiré que esto no acabe bien, ya te dije que existen alternativas, pero afortunadamente podrás recuperar la visión sin recurrir a ellas.

—Gracias, doctora, ustedes son héroes— agradece sinceramente su madre, haciendo que la mencionada sonría levemente.

—Las dejaré un momento a solas, por si quieren hablar. Semi yo seré tu doctora ¿vale? Te pido que confíes en mí, si tienes cualquier dolencia, molestia o duda, puedes comunicarte conmigo— explica.

—Gracias, doctora— sonríe tan leve que casi no se nota.

—Puedes llamarme Ara. Bueno, ahora sí, me retiro.

—Adiós, doctora.

Esta cierra la puerta y ahí es cuando Semi pregunta.

—¿Por qué se muestra tan interesada en mi caso? Soy sólo una paciente de muchísimas más, y mi problema es complicado, aunque no me lo haya dicho, se nota muy sensible con mi caso.

La madre, comprendiendo a la doctora decide contarle a su hija.

—Ara tiene un hermano, que nació siendo ciego, ya te imaginas todo lo que han sufrido los dos. Él hasta la insulta, diciéndole que por su culpa era ciego, que ni siquiera debería haber nacido, y muchas otras palabras que la afectan de gran manera.

Semi sintiéndose mal por la situación de Ara, se arrepiente de haber sido tan cortante, cuando debería estar agradecida de tenerla de doctora.

—No quise ser tan cortante con ella, ahora me siento mal.

—Habla, discúlpate, pasarás más tiempo con ella que conmigo— explica.

—¿Te marcharás?— la sostiene para que no se vaya.

—No, me refiero a que estaré haciendo la fisioterapia, y eso toma tiempo, pero prometo verte diariamente y conversar, darte todo el tiempo del mundo y nunca alejarme de tí, hija mía.

Semi finalmente sonríe con ganas e intenta abrazarla, aunque no pudiese verla.

—Estoy aquí— indica y la envuelve entre sus brazos, feliz de haber visto a su hija sonreír— estos días serán pesados, pero como ya escuchaste, estaremos aquí hasta que ambas condiciones mejoren. Puedes hablar con Ara si quieres salir a tomar aire, ella es flexible y cuidará de tí mientras estoy en terapia.

—Vale. Seré lo más fuerte y positiva que pueda— asegura.

—Recuerda que esto no es para siempre— la madre repentinamente recuerda algo— ah, Semi, tengo algo para tí.

—¿Qué cosa?

—Extiende tu mano.

Al complacer su petición, la madre coloca un dispositivo en su mano.

—¿Qué es? No es un celular, es más pequeño.

—¿Recuerdas cómo te burlabas de mí por utilizar MP3?

Semi sonríe.

—Eso es anticuado, mamá— bromea.

—Pues, esta antigüedad ahora es tuya, no tendrás que estresarse, sólo colocarte los audífonos y presionar el botón para reproducir la canción de tu agrado— sonríe.

—¿Mi música está aquí?

—Me encargué de hacer los cambios, quizás no es lo que esperabas pero–

—Muchas gracias, mamá— la interrumpe, agradeciendo sinceramente su regalo— esto es muy bonito, y más algo tan importante para tí.

—Tú eres más importante, hija.

De repente la puerta fue abierta.

—Buenas, señora Goo, debería ir a descansar, mañana continuaremos con la fisioterapia— una voz masculina se hace presente.

—Enseguida— indica la madre y vuelve a observar a su hija— hijita, tengo que irme ya— besa su frente delicadamente— mañana nos veremos, te lo prometo.

—Duerme bien, mamá— desea, aunque no quisiera que se fuera.

—Tú también, Semi— toma su mano y se levanta— sé cuánto te encanta la música, así que siéntete libre de dormir y escuchar todo lo que quieras.

—Gracias mamá.

—Hasta mañana— siente cómo cierra la puerta.

Semi decide acomodarse bien en la camilla y coloca los audífonos torpemente en su campo auditivo. Luego busca y busca una canción adecuada para comenzar a dormirse, optó por escuchar Our Tears de Park Seo Joon, uno de sus artistas favoritos.

Cierra sus ojos, aunque no existiera diferencia.

—Espero que todo pase pronto.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro