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-𝑹𝒆𝒏𝒅𝒆𝒛-𝑽𝒐𝒖𝒔-

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Jeongguk nunca planeaba sus citas, sí la persona le atraía mucho arreglaba su hogar un poco o le invitaba a una cena en un restaurante.

Pero con el mayor él deseaba hacer algo mucho más allá.

—¿Jeongguk, donde estamos?

Pensó qué aquella sería la mejor forma de presentarse ante el artista fuera del tiempo en qué eran sólo Asistente-Pintor.

—En el café Pleine Lune.

Frente a ellos estaba un pequeño pero encantador local, con una carpa llena de estampados de luna y un brillante letrero color melocotón con el nombre del lugar.

—¿café pleine lune?

Sonrió el castaño ante como su mayor pronunció las palabras, con un fingido y tierno acento francés.

—Es el mismo al qué mis padres iban al estar en sus épocas de noviazgo.—Miró el lindo pero pequeño local con suma nostalgia, realmente extrañaba venir.—¿Y si entramos?

El mayor se sentía en pánico, sí no fuera porqué estaba ahí con Jeongguk ya se habría desmayado o esmerando en llamar a Jimin para qué lo buscara.

El castaño estaba justo al lado del de oscuros cabellos, asegurándose de qué este no se sintiera incómodo pero cuidándolo.

Y por eso sintió cuando Taehyung comenzó a temblar.

Asustado de algo qué nunca había vivido por estar encerrado a voluntad propia no sólo en su apartamento sino también en su propia oscuridad.

—J-jeongguk, y-yo ta vez no pueda-. .

De repente sintió un brazo apresando con suavidad su cintura y una profunda pero fresca respiración en su cuello. Si no estuviera siendo sostenido se habría caído pues sus piernas le comenzaron a fallar por aquel toque.

Y cuando pensó qué se había compuesto el menor le habló dulcemente al oído, haciéndole sentir sonrojado por sus suaves palabras.

le hablaba como si fuera un secreto entre los dos qué nadie más debía saber.

—Prometo protegerte de todo y de todos con mi vida. . . No hay nada qué temer sí estoy aquí a tu lado.

Aquello calmó tanto al mayor qué por primera vez en el día sonrió, con esa bella sonrisa cuadrada qué poco usaba pero era tan perfecta para Jeongguk.

—Ya quiero entrar.

El castaño asintió, más cuando vio su brazo aún rodeando la cintura del pintor paró, diciéndose a si mismo qué debía buscar la comodidad del mayor, aún sí se sintiera tan bien su cuerpo contra una parte del suyo.

—¿Debería ya soltarte, Taehyung?

—¡No!—Al notar cómo alzó la voz trató de calmarse a sí mimo, colocando sin pensarlo su cabeza en el pecho del más joven, buscando qué este no viera como de sonrosado se encontraba su rostro y cómo su nariz buscaba más del aroma de su perfume.—Sólo. . . No me sueltes nunca.

A Jeongguk no le importaba qué ambos estuvieran en plena calle, acercó con el corazón desembocado su cuerpo al del mayor, apresandolo en él—Jamás lo haré.

[. . .]

Dentro del local ambos pidieron café de distintos países, el pelinegro americano y Jeongguk uno de Colombia.

Charlaron de todo un poco, el castaño hablaba de su infancia y Taehyung lo escuchaba con los ojos cerrados, encantado por como sonaba.

Hasta qué Jeongguk paró y miró su reloj de muñeca, dándose cuenta qué a está hora el lugar al qué de verdad iban ya estaba abierto.

—Taehyung, ya es hora de ir al puente mágico. ¿Estás listo?

El nombrado río, aún con las manos en su mentón y los parpados cerrados.—Yo nací listo, asistente Jeon.

Con el tono e voz que usó el menor río, para luego seguirle el juego al pelinegro.

—¿Ah, si? Pero juraría qué antes estaba asustado joven Kim, ¿o fue mi imaginación?

—¡Jeongguk!

—Usted fue el qué empezó el juego, V, yo sólo lo sigo fielmente sin rechistar.

—Y-ya no me trates más de usted.—Sus ojos se abrieron de repente, haciendo a Jeongguk sorprenderse por el repentino gesto.—Me gusta cuando me llamas por mi nombre.

—Lo tendré en cuenta, Taehyung.—Y el sonido de su reloj lo alertó, tomando la mano del mayor mientras lo levantaba con gracia de su asiento.—Debemos irnos y rápido o no podrás sentirlo, ¿agarrame fuerte, si?

—¿Sentir, agarrarte. . . ¡Oh!

Comenzaron a correr, saliendo del café, el castaño con su cuerpo evitando qué alguien sea capaz de tropezar al pintor.

Taehyung escuchaba a las personas, el sonido de la brisa y como esta llegaba a su rostro más no sentía nadie a su alrededor más que el menor, el calor de sus dos manos unidas.

No transcurrieron ni dos minutos  cuando dejaron de correr o así lo sintió el pelinegro. Jeongguk lo enredó entre sus brazos, colocando una vez más sus labios en la oreja del artista y susurrandole cómo era el lugar a su alrededor.

El de ojos opacos no supo si amaba la imagen en su mente o la voz del más joven explicandole todo con calma.

—Y aquí es donde deseaba traerte.—Al oirlo ambos pararon, él mayor sentía en sus oídos el sonido del agua en movimiento, sorprendido.

—¿Estamos en?

—Sí, a la orilla. Quería traerte justo a esta hora porqué no hay casi visitantes.

—Jeongguk no, no sé qué decir.—¿Había pensando el castaño incluso en eso?

.—No supe qué este era un puente distinto a los demás al verlo, Taehyung, lo supe al tocar sus aguas. .—El mayor sintió como Jeongguk agachaba su cuerpo con el suyo propio.—y por eso pensé qué debía traerte. Porqué quería llevarte a un lugar qué ambos sintiéramos mágico.

—Yo, ¡yo quiero tocarlo!

Entonces el joven tomó la mano del de oscuros cabellos, guiandola con ayuda de la suya al agua y cuando la sintió la sonrisa de Taehyung iluminó aún más aquel pintoresco puente.

—, ¡Se siente mágico, Jeongguk! es, es tan hermoso.

Justo en ese instante, donde el mayor se emocionaba y sonaba su hermosa risa qué tanto Jeongguk amaba, este sintió qué nada en el mundo sería igual de precioso nunca más.

—Tu también lo eres.

—¿A qué te refieres, Jeongguk?

—Tu también eres hermoso, tanto como un ángel.—Sintió cómo Taehyung se tensaba un poco entre sus brazos, seguro por el repentino halago pero el castaño lo apreso suavemente contra él con más propiedad.—Eres hermoso, Kim Taehyung.

[. . .]

—¡Taehyung, Taehyung, ya llegué, ¿qué sucedió?!

El rubio llegó al apartamento de su menor, el cuál cuando Jimin abrió la puerta observó en el piso con una manta encima lloroso.

—J-jiminie. . .

Apenas escuchó a su mayor volvió a llorar, abriendo un poco los brazos en busca de un abrazo.

—¿Qué sucedió, pasó algo en la ciudad, el bastardo de Jeon te hizo algo? ¡Dime qué hizo para matarlo!

Pero el pelinegro negaba a todo lo qué decía, aún escondido en su mejor amigo, su nariz varias veces sorbiendose por el llanto.

—Jimin, yo-. .—Pero se cortó a si mismo, poniendo aún más nervioso al mayor de ambos qué le acarició con suavidad la espalda, buscando que se calmara.

—Está bien, dime qué pasó, TeTe. Sólo dime.

—Jimin yo. .—Y aunque Jimin pensó qué volvería a llorar Taehyung alzó la vista hacía un punto de la habitación, alzando las comisuras de sus labios temblorosos en una sonrisa.—Creo qué amo a Jeongguk.

.

.

.

Es el fin del maratón de hoy, espero lo disfrutarán. Lean mucho, nos vemos.💕

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