-𝑳'𝒂̂𝒎𝒆 𝒅𝒆 𝒍𝒂 𝒓𝒐𝒔𝒆-
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—¿Jeonggukie, me das el pincel N. 14?
Era un día hermoso en el jardín, todo se veía más brillante. Las nubes delataban el suave clima y el sol estaba escondido entre ellas, dándoles permiso para ello.
Cualquier persona diría hoy era un día perfecto. Excepto Jeon Jeongguk.
La falta de sol le hacía difícil el trabajo de leer entre los montones de panfletos de sitios turísticos, cuál sería esa zona perfecta para su novio. Llevaba así ya dos semanas sin encontrar un lugar lo suficientemente aceptable.
El pelinegro, al notar que su pareja no le respondía, algo acostumbrado, sonrío para sí mismo.
—¿Kookie, te fuiste sin decirme? —Pensó el mayor en voz alta, sacando al castaño de su trance para comenzar a negar rápidamente.
—N-No, ángel. ¿El pincel número 12? —Preguntó Jeon, indeciso.
—14 —Corrige el pintor con suavidad, para luego reírse de forma encantadora como el castaño adoraba—. Esta vez no te funcionó adivinar al parecer.
Comentó el mayor, recordando cuando el castaño llevaba pocos días siendo su asistente.
Jeongguk alzó una ceja, sonriendo a la vez que se levantaba de su taburete y abrazaba por la espalda al mayor, con su rostro, colocándose en el hombro del pintor con suma delicadeza, dejando la silueta de sus besos en el cuello ajeno.
—Lo siento, mi luz —Bajó sus labios al compás de sus dedos, que buscaban ese pincel que su novio requería y sin pena alguna, dejando pequeños mordiscos en sus clavículas—. Estoy buscando cuál es el lugar perfecto para cumplir tu deseo. Mis pensamientos están llenos de eso y no pude evitar distraerme. ¿Podrías perdonarme?
El pelinegro, sintiendo cómo su cuerpo le pedía mucho más acercamiento, este solo se acercaba más y más, buscando el toque de Jeongguk, hipnotizado.
—¿D-Deseo? —Preguntó, volteando el rostro hacia los lados, porque Jeongguk ahora trataba de apoderarse de todo su cuello—. ¿Q-Qué quieres decir?
—Dijiste que querías ir a una parte llena de sol y yo solo intento que obtengas lo que deseas cuánto antes —Taehyung no supo en qué momento estaba sentado en las piernas del menor, suspirando al punto de anhelar recibir aún más de las caricias que Jeongguk le daba—. Lo que hago, ¿no es algo bueno?
—Sí... Muy bueno... —Susurró el mayor, sintiendo su respiración fallarle y todo el calor de su cuerpo, reclamarle algo en lo profundo de su pecho. Rogar por algo más que suaves caricias.
—Demasiado bueno. ¿Verdad, cariño? —Preguntó el castaño, recibiendo una rápida afirmativa del pintor—. Entonces... ¿Hay algún lugar al que te gustaría más ir?
—... ¿Un lugar? —Y ahí fue que el peli negro salió de su pequeño trance en el que Jeongguk lo había metido—. ¿Estás tratando de hacerme decir que sitio me gustaría para no seguir buscándolo tú?
Rápidamente, el castaño paró lo que hacía, Taehyung había descubierto sus intenciones—... ¿No?
Ambos se quedaron en silencio algunos segundos, para luego comenzar a reírse sin parar.
—Jeonggukie, eres demasiado —Dijo el mayor, mientras su novio le quitaba una lágrima de alegría en su mejilla por reír con tantas ganas. Calmandose luego para sonreír al castaño, afectuoso—. No tienes que esforzarte o rendirte. Tan solo debes intentarlo. No hay nada que perder. Si no encuentras un sitio para la cita, siempre podemos escondernos en algún lugar.
— ¿Uno para los dos, Ángel? —Comentó Jeongguk, acercándose para dejar otro de sus besos en las mejillas del artista.
—Solo para los dos.
El castaño asintió suavemente, dejando a propósito una promesa entre ambos—. Entonces pronto te vendré a buscar para llevarte a ese lugar.
—Lo sé, Jeonggukie. No dudes que voy a estar esperándote —Señaló el pintor con dulzura—. Oh, casi se me pasa por completo. ¿Kookie?
—¿Sí?
—Por favor ya dame el pincel. Necesito terminar mi pintura.
[...]
Mientras Park trabajaba en su enorme escritorio, tecleando rápidamente todo en la computadora, el castaño esperaba atento una respuesta con sus esferos de color miel fijos en el manager a lo que le había preguntado. Al punto de Jimin sentirse hastiado con su presencia.
— ¿Un lugar donde el sol se sienta en tu piel, que no sea la playa y donde puedas hacer un pícnic? —Repitió por fin Park lo que el menor le había preguntado, asintiendo con una sonrisa luego de "pensarlo"—. Creo qué hay un sitio justo así...
— ¿De verdad, Mr. Park? —Preguntó el castaño, esperanzado de poder llevar a su novio allí—. ¿Dónde es, me daría por favor la direcci-
—En 2042 —Concluyó Jimin, sonriendo aún más al notar cómo el semblante de Jeon cambiaba a uno decepcionado—. ¿Acaso piensas que soy tonto, mocoso? Sé que quieres saber el sitio perfecto para llevarte a mi amigo a una cita.
—Justamente porque es tu amigo pido tu opi-
—Jeon, puede que te haya dejado ser el novio de Tete y que lograrás salirte con la tuya varias veces —Admitió tranquilo el mayor adornado su rostro con una sonrisa que para Jeon se notaba era amenazante—. Pero eso no significa que yo acepte tus estúpidos intentos de llevarlo a un sitio mediocre donde no esté cómodo. Solo rindete de una vez.
— ¿Rendirme? Taehyung debió decirte, le hice una promesa—. Señaló el menor con recelo, hacía el mayor —Además, yo jamás sería capaz de llevar a mi ángel a un sitio que no le guste. Lo sabes, Park.
—Ya dije que no. No empieces con todo tu berrinche y cierra bien la puerta al salir —Sentenció el mayor, prestando nuevamente atención a los documentos en su laptop. Al notar este cómo el castaño aún no se iba, frunció el ceño, haciendo un gesto con la mano para que se fuera—. No me hagas esto, Jeon. Ve a ver si la puerta puso huevos o algo.
Llenándose de calma, Jeongguk bajó la cabeza, simplemente asintiendo, pero sin ninguna intención de hacerle caso al rubio—. Sí... Mr. Park. Con permiso.
Cuando por fin dejó el menor la oficina, Jimin dejó de teclear, suspirando lleno de cansancio.
—Fuiste muy duro con él esta vez, cielo.
— ¡Ay, dios mío! —Exclamó el rubio del susto, con el corazón en la boca—. ¿Qué te pasa, Namjoon? Casi me matas de un susto.
El platinado apareció en la pantalla del computador, alzando la ceja para luego reír socarrón. —Tú fuiste el que olvidó cerrar la videollamada, no yo, bonito —Aclaró Kim de inmediato, provocando un puchero en el rubio—. Pero eso no es lo importante, ¿por qué estás bien siendo el villano? Te conozco cómo la palma de mi mano, tus intenciones eran alentar al idiota, así no pensaba siquiera en dejar de intentarlo. ¿Por qué no simplemente decírselo en vez de casi ganarte una paliza?
—Oh, ¿dejarías que Jeon me golpee? —Indagó el rubio, pestañeando ofendido a propósito al mayor—. Supuse nuestra amistad era más fuerte, Namjoonie.
—Sabes que no soy tu amigo tanto como que jamás dejaría, te toquen un pequeño y diminuto cabello con malicia, Jimin. El punto no es ese y lo sabes.
Park observó la pantalla, fingiendo una enorme irritación para camuflar lo rojo de sus mejillas. El hermano mayor del pelinegro, un día de estos iba a sacarle de quicio.
—¿Y qué importa cómo hago las cosas? Puedes juzgar mis métodos pero no los resultados. Ahora estoy seguro Jeon no va a rendi-
—Jimin...
— ¡Está bien! Ya, entendí —Aceptó Park para evitar otro regaño—. Admito que le he tratado un poco fuerte-
—Creo que esta vez lo hiciste llorar. Si mi hermano te llama del teléfono de Jeon ya sabes por qué.
— ¿Me dejas hablar? —Preguntó ya con una sonrisa llena de molestia, haciendo al mayor hacer la señal de cerrarse la boca—. Gracias. Yo, lo trato muy mal, no lo voy a negar. Pero es porque aún siento algo raro en él. ¿Comprendes? Como un detalle que no me deja estar completamente tranquilo...
—Comprendo —Comentó el mayor de los Kim, sintiéndose algo nervioso. Una vez el rubio se enterará de la verdad, lo iba a abofetear. O asesinar.
—... Le oculta algo a TeTe que siento es grande. Lo suficiente para mantenerse firme en no decir nada, y lo hace sentir mal debido a ello. Razón suficiente para dudar de él. Pero luego tiene esta clase de gestos y mira a mi amigo cómo el ser más precioso del mundo. Y eso-
— ¿Te confunde?
— ¡Me cabrea! —Exclama, jalando sus cabellos con ambas manos, ansioso—. ¿Cómo se atreve a ser tan indeciso en su accionar? No me deja pensar bien de él ni mal. Es estúpido.
— ¿Entonces si te da tanta mala espina por qué impediste yo terminara en una pelea con él y me pediste dejarlo en paz esa vez? ¿Por qué lo defendiste?
— ¿Acaso me crees tonto? Sé que tú y él se conocen. Terminar en esa "pelea" te hubiera costado un problema después. ¿O me equivoco?
El de hebras plateadas agachó un poco la cabeza, sintiéndose regañado—. Si le hiciera algo a Taehyung, me daría igual eso...
—Además... —Añadió Jimin, de repente, viéndose un poco más cabizbajo—. Tae ha trabajado duro cada mísero minuto de su vida para poder tomar decisiones propias sin tener que recurrir a alguien más en lo mayor posible. ¿Recuerdas la primera vez que trató de pintar? Hacía unos trazos horribles, pero cuando tú y yo nos acercábamos ofreciendo ayuda gritaba, desesperado, pidiendo que por favor lo dejáramos solo.
Namjoon asintió, sintiendo poco a poco un toque amargo en la garganta por el recuerdo de aquella época—. Se encerró en su habitación por una semana sin un plato de comida, solo para poder seguir pintando. Hacía esos cuadros una y otra vez. No salió hasta lograrlo. No comías tampoco, preocupado por él.
—Pues ya sabes por qué no soy capaz de separar a Taehyung de Jeongguk sin su permiso. Él tomó la decisión de tener al idiota a su lado, se nota... Si yo llego a apartarlo sin dar una explicación, TeTe jamás me lo perdonaría.
— ¿Así que por eso lo tratas mal, para que un día muestre su verdadera cara y lastime a Taehyung lo suficiente así tú puedes echarlo de su vida?
—... Voy a colgar, Nam.
—Jimin, espera un momento, aún no he terminado de hablar y-
El rubio ya hacía un gesto de despedida con sus manos, quitandole importancia —. Tengo que volver al trabajo. Tengo un montón de papeleo pendiente.
—Estábamos hablando como si nada. Yo aún no te digo lo más importante. Es-
—Dime más tarde. ¿Sí, Namjoon? Nos ve-
— ¿Quieres tener una cita conmigo? — Al notar que el rubio frunció el ceño y no cerró la computadora, siguió—. Para mí es obvio cuánto te preocupas por mi hermano y sé que no quieres que sufra.
» Pero Jimin, así cómo eso es obvio, para mí también lo es el hecho de que ambos nos gustamos. Ya hemos pasado mucho tiempo fingiendo ser amigos. Por favor, déjanos ser algo más. Déjanos si quieres y si puedes... Intentarlo.
Un poco lento, el rubio procesó lo que le había dicho el mayor, ruborizandose al tiempo—. ¿Una cita, tú y yo?
—Sí, Jiminie. Una cita.
Ansioso, el mayor esperó un inminente rechazo. Pero recibió, sorpresivamente, un pequeño asentimiento por parte del rubio, haciéndole sonreír aliviado.
— ¿A dónde quiere ir, Sr. Kim? Le debo recordar que soy realmente exigente.
El de cabellos plateados asintió, dando a Jimin una sonrisa divertida—. Jeon lo está buscando por nosotros, solo vamos cuando diga el nombre. ¿No te gusta la idea?
Risueño, Jimin comenzó a carcajear—. Hablas de mí, pero eres igual de cruel. Me parece muy bien —Felicitó el rubio sonriente, para luego poner un rostro serio de nuevo—. Pero ahora, si voy a colgar, debo seguir trabajando. Adiós.
—Espera, bonito, no me cuel-
Park cerró la laptop, dejando su cuerpo ir hacia atrás, apoyándose por completo en la silla mientras sus párpados se van haciendo más pesados.
Inhalo y exhalo, para luego voltear a la otra foto al lado de la que tenía de Tae, donde había una hermosa mujer frente a un lienzo, pintando sonriente. Jimin no pudo evitar hacer una mueca al ver su rostro.
—... ¿Estaré cuidándolos cómo se debe, Sra. Kim?
[Jeon Jeongguk]
Mi cabeza está matándome.
Siento mis huesos tronar, pidiéndome un descanso. Las dos pantallas frente a mí—una de documentos con demasiada información por revisar y otra de sitios donde poder ir de vacaciones aquí en Seúl—, se burlan de mi cansancio.
Pero es imposible. No pienso dormirme hasta terminar este estúpido informe y encontrar de una vez por todas el sitio perfecto para la cita con mi dulce ángel.
Se lo prometí. No puedo rendirme.
Mucho menos cuando Park me expresó lo poco que confía en que lo logre. Voy a demostrarle que se equivoca.
—Mentalízate, Jeongguk —Dejé entrar aire a mis pulmones, recordando lo que Taehyung me dijo, con una hermosa sonrisa, soltándolo—. Tan solo debo intentarlo.
No sé cuánto tiempo me mantuve en el escritorio, trabajando sin parar, pero al pasar las horas, llegó el crepúsculo, tan precioso cómo un cuadro renacentista.
Bostece, sintiendo pronto me caería de la silla, había terminado el informe al menos. Solo quedaba el sitio.
Mis ojos se cerraban, pero los obligaba a seguir abiertos. El sol ya comenzaba pegarme en el rostro por los grandes ventanales de mi oficina. Después de un arduo proceso, había encontrado en total 411 sitios, pero ninguno tenía eso que buscaba.
Observé el último lugar turístico en mi lista, con el corazón en la boca—. Solo queda uno...
Le di clic lentamente, temeroso de que, como los demás, fuera un fracaso. Pero era mi última oportunidad. Ya no podía echarme para atrás.
Una vez abierta la página, revisé con la poca esperanza que me quedaba. Algo en mí me decía que no serviría y pronto lo calle. Taehyung confía en mí. Intentar, nada más es eso.
Y cuánto más verificaba, más me llenaba de una pequeña esperanza, que se fue haciendo más y más grande conforme avanzaba. Sin darme cuenta cuando ya había llegado al final.
—... Lo encontré —Lo volví a leer una vez más, esta vez lo más rápido que pude, sonriendo cómo un idiota—. ¡LO ENCONTRÉ!
Busqué mi teléfono entre el montón de papeles en la mesa, eufórico. Solo había una persona a la que debía llamar.
Cuando lo encontré, marqué el número casi cómo un rayo, esperando pronto a que contestaran.
» Vamos, contesta, contesta.
A los pocos segundos escuché una voz al otro lado de la línea, ronca y molesta—. Jeongguk, hijo de tu madre, ¿Por qué mierda estás llamando a las seis y media de la mañana? ¿Quieres morir?
—Por favor pásame a Taehyung, tengo que hablar con él —Pido rápidamente, ignorando su queja—. ¿Hoy es viernes, no? Sé que hoy iban a tener pijamada. Déjame hablar con él. Es importante.
A lo lejos, escuché cómo mi amado se despertaba, preguntándole a Jimin seguramente con quién hablaba.
—Jeon, lo que sea que quieras decirle a Tae puede esperar. No molestes y vete a dormir.
—Por favor, Park. Déjame hablar con él un momento —Ruego, sintiendo el desespero en mi tono—. Lo intenté... y lo logré. Quiero decirle a mi ángel que pude cumplir su deseo. Tres minutos. Es lo único que te pido.
Esperé ansioso una respuesta de Jimin, escuchando susurros, seguramente los suyos y los de Taehyung. Luego de unos infernales segundos, lo escuché—. Te daré cinco.
Sorprendido, sonreí una vez más—. Es más que suficiente.
De inmediato, el teléfono pasó a manos de Taehyung, quién podía escuchar por su respiración, estaba conteniendo todo el aliento.
— ¿Jeonggukie, lo encontraste?
Orgulloso de mi mismo, asentí, incluso si hablaba con él por teléfono—. Si, Tae. Lo hice y realmente quiero mostrártelo ¿Me harías el honor de ir a verlo, juntos?
—... Nada me haría más feliz en este momento.
—Entonces iremos en tu día libre. ¿Me esperarás?
Escuché la risa de mi novio, haciendo mi corazón latir más contento—. Sabes que sí.
—Te veré pronto entonces. Duerme una vez más en cuanto cuelgue, ¿está bien?
—Sí, Kookie. Tú también duerme. ¿Nos vemos más tarde en el jardín?
—Ahí estaré —Confirmo, viendo cómo el sol ha salido casi por completo—. Te adoro, ángel.
—Y yo a ti, Jeonggukie. Descansa.
—También tú, mi luz. Dulces sueños.
Apenas la llamada terminó, tiré pronto el teléfono, cayendo rendido en el piso, muriendo de sueño. Ahora sí, siento que puedo descansar.
[Compañía Jeon, 6:00 AM, oficina del director general]
—Señor, creo que debe ver esto.
Tembloroso, el asistente entregó con sumo cuidado las hojas de papel a su jefe, preocupado de ganarse un despido inmediato.
— ¿Qué es esto? ¿Por qué me entregas esta pila de inmundos papeles? ¿Sabes cuánto vale mi tiempo? ¿Quieres que te despida por hacerme perderlo?
Sudando frío, el chico asintió, alzando como puso su mano para señalar el documento—. E-Es de su hijo, el joven señor, Jeongguk.
Alzando una ceja, curioso, el más viejo de los Jeon abrió el documento, viendo e inspeccionando su contenido. Todo se veía igual de perfecto que siempre.
— Todo se ve bien. ¿Cuál es el punto de traermelo?
—P-Página 250, p-párrafo 6, señor Jeon.
Abriendo una vez más el informe, este buscó la página mencionada, leyendo, hasta el párrafo. Sorprendido, leyó otra vez el error de su primogénito, llegando a sonreír.
— ¿Puso en el informe... La palabra sol?
.
.
.
Ay, no saben lo que me tardé con este capitulo. Pero lo hice un poco más largo de lo habitual sólo para ustedes. Espero les guste de todo corazón. <3🥺
Tomen agua, cuídense y nos vemos en el próximo capítulo que estará baastante fuerte. ¡Los quiero!
LilynCaramel. 🌙
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