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-𝑪𝒉𝒂𝒏𝒈𝒆𝒎𝒆𝒏𝒕𝒔 𝒅𝒂𝒏𝒔 𝒍𝒆 𝒋𝒂𝒓𝒅𝒊𝒏-

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—Jeongguk, podrías pasarme el pincel #12, ¿por favor?

En aquel mismo bello y brillante jardín perteneciente al edificio del pintor los dos jóvenes se mantenían en silencio al compás del sonido de pájaros o la brisa fresca.

Aquel lugar era el estudio al aire libre del mayor.

Aún con casi dos meses Kim Taehyung no había bajado su guardia como para mostrarle su estudio principal–Y por no decir privado–al más joven.

Ya que por razones que aún desconocía aquel castaño que no podía hacer más que estar detrás suyo en silencio todo el tiempo confundiendole terminó siendo su nuevo asistente al pintar.

—¿Jeon?

El nombrado miraba al pintor con tanto anhelo que se perdió de nuevo en su belleza, embobandose por quinta vez en lo que iba del día.

Y no notó que el mayor lo llamaba hasta que esté frunció un poco el ceño y dejó el pincel en la mesa al lado de sus lienzos.—Jeongguk, ¿te fuiste acaso?

—¡No!—Al notar como el pelinegro dio un brinco en su silla bajo la voz.—Aquí estoy Joven Kim, ¿era el pincel #12, no?

Y al pintor asentir a su "Asistente" este colocó lo que pedía en sus dedos con delicadeza, esto mientras Jeongguk de forma inconsciente recordó las reglas a seguir al estar con el mayor como su ayudante de nuevo.

—Aquí tiene.

“Siempre se delicado, en tus toques y en tu voz. No grites.”

El de suave pero vacía mirada asintió a modo de agradecimiento a la nada así  quedando en silencio para seguir con su pintura una vez más.

—Para lo que necesite aquí estoy.

“Siempre se amable, recuerda ofrecerle ayuda aun si no la precisa al momento.”

El menor de ambos miró al cielo suave de nubes blancas y relajó los hombros.

Era hermosa la vista.

Tenía tantas ganas de soltar un suspiro pero. . .

“No suspires, ni respires con fuerza si es posible, lo más probable es que alarmes al pintor si lo haces.”

Chasqueo su lengua unos segundos, las ganas no le faltaban al menor y es que la mayor razón para soltar ese suspiro era la frustración en su pecho que de ves en cuando lograba inquietarle.

Nunca pensó que estar con la persona que más te gustaba sin ser capaz de decirle a esta cuanto sería tan difícil.

Y vaya que lo era.

Desde el primer momento supo el castaño que había caído profundamente enamorado del pintor.

Más sin embargo no era opción por ahora decirlo.

—Jeongguk.—Al escuchar su nombre al fin el castaño salió de sus pensamientos  aunque no por completo para responder al mayor.

—¿Si?

—Se me ha caído el pincel, ¿podrías recogerlo y darmelo?

—Sí, por supuesto. ¿Tiene alguna idea de donde cayó?

“Y Lo más importante de todo. . . Jamás te atrevas a olvidar que no puede ver.”

—No.

Al instante se dio una bofetaba mental, qué imbécil. 

Se sintió nervioso al instante, sin saber qué decir o hacer a continuación. Había cometido una estupidez enorme.

Pero no pudo evitarlo. No lo pudo evitar y se sentía capaz de justificarse a si mismo.

la calma del mayor, su gracia al hablar y como a mano suave movía el pincel sobre todo el lienzo le hizo olvidar su capacidad inexistente de poder ver.

Lo mucho que lo quería le permitió que eso pasara fácilmente haciendo borroso su juicio.

Y se sintió idiota, avergonzado. Jamás debió olvidarlo.

—Y-yo de verdad lo siento mucho joven Ki-. .

Por favor no me odies, por favor no me odies, por favor. Repitió Jeongguk en su mente, aún con esperanzas.

Si era despedido todo sería más difícil y se había acostumbrado al mayor. A ser su asistente.

Se había acostumbrado a venir siempre a la misma hora al Jardín, con su bello amor ya sentado en aquel banco blanco de madera pulida.

También se acostumbró a los gestos, al sonido de su voz, a verlo tan lejos pero a la vez tan cerca de él.

Se acostumbró tanto qué. .–

—Taehyung. Puedes llamarme de esa forma.

¿No se resintió, no me odia?

Parpadeó sorprendido y confundido, al poco tiempo el mayor pronunció algo de nuevo—. Es la primera vez que una persona me trata como si de verdad yo pudiera. . .

Miró hacía todas las direcciones, como pidiendo saber donde estaba el menor. Este carraspeo un poco la garganta así para el mayor lograr fijar su vista en él.

—Aquí estoy.

El castaño por primera vez sintió aquel opaco mirar encima suyo, cayendo por milésima vez enamorado del mayor.

Aún más al notar aquel tono carmesí en las mejillas del pintor.

—Sí no es mucha molestia. . . Podrías si es posible, ¿Venir a partir de mañana a mi apartamento a la misma hora?

Jeongguk sonrió enternecido. “Todo por ti, mi amado ángel.”

—Por supuesto, Joven Kim.—Al escuchar un pequeño quejido de parte del mayor que interpretó como un muy lindo puchero, se corrigió.—Taehyung.

—Puedes retirarte entonces.

—¡Sí!—Al ver Jeongguk como el joven daba otro pequeño brinco sonrió algo apenado.—Digo sí, disculpa.

—Trataré de acostumbrarme.—Con eso ambos quedaron en un cómodo silencio y sonrisas en los labios.—Ah, y Jeon.

—¿Si, Taehyung?

—Por favor agarra el pincel, que ya ha estado mucho tiempo en el suelo.

[. . .]

—¿Le dijiste que te llamará por el nombre y además me pides a mi que le de las llaves de tu departamento? ¿¡Te volviste loco Kim TeTe!?

No pasó desapercibido para el pintor el como lo llamó dulcemente su amigo, a pesar de estarle regañando.

—Jimin, ha sido un muy buen asistente, además de amable a pesar de toda la frialdad que le he dado estos casi dos meses él se ha mantenido viniendo.

Aunque el enfado el rubio seguía–no solo como su amigo sino también como su manager– era consciente de que el de negros cabellos estaba en lo cierto.

El castaño era excelente, aún si de vez en cuando se perdía en la belleza de su amigo porqué claro, para Park no había pasado desapercibido el como Jeongguk se veía perdidamente enamorado de su cliente y amigo de años.

Más no se lo diría a Taehyung, debido a que este no le creería.

—Tienes razón, nunca había sucedido y por lo general todos se van al mes.

—¿Ves? Por favor dale las llaves, no me pasará nada y se ha ganado estar en mi espacio.

El mayor entrecerro un poco los ojos, si no fuera porqué su amigo no pudiera ver pensaría que lo vería con ojitos de ciervo malherido con tal de convencer a su persona de hacer lo que quiera.

—Aún siento que me ocultas algo, Tete, hace unos días al preguntarte sólo me decías un simple "es aceptable" para al segundo cambiar de tema.

—Jimin. . .

El rubio queriendo ser atrevido decidió preguntarle a su amigo lo que rondaba por su mente desde hace minutos.

—¿Acaso te gusta?

Ante la pregunta el menor sólo quedó estático en su puesto, por varios y largos minutos en los que el mayor llegó a pesar la había embarrado. Hasta que la contestó en un deje de voz casi insonoro.

—Su piel se siente muy suave y su voz  enérgica. Él tiene un toque de lo más delicado, pero sus manos se me hacen fuertes siempre al tocarlas.

Ante la respuesta Jimin casi se le cae la mandíbula, jamás se había expresado así de nadie. ¡Ni de él! ¿Qué coño pasó para que hablará así de Jeon?

—¿Entonces sí te gusta?

Otro silencio reinó en el jardín que le quitó la poca paciencia al rubio a punto de preguntar de nuevo de no ser por la tardía llegada de la respuesta.

—Él es muy amable conmigo.—Después se levantó, directo hacia su habitación o más específicamente su cama.—Buenas noches y cierra bien cuando salgas.

—Que conste que no negaste nada, Kim Taehyung.

Pero el rubio no había sido escuchado o eso creyó porqué lo único que recibió a la oración fue el sonido de la puerta al ser cerrada.

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