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🕯️' Seis

Ver el rostro tan bonito de un desconocido era algo que Jongin simplemente no podía dejar pasar, hace mucho tiempo que dejó atrás el sentimiento del amor debido a todo lo que había pasado con su hermano y en ese entonces cuñado, pero ahora al observar detenidamente cada facción tan suave y perfecta, lo dejo pensando en un mundo de posibilidades, que claramente no podía realizar. Y era muy triste, porque su corazón había dado un bonito vuelco dentro de su pecho herido, porque entre tanta miseria, el ver por primera vez esos ojos color negro le ilumino el día como jamás se imagino que podía llegar a pasar.

—Lamento mucho que estés en esta situación.— quería abrazarlo y darle todo su calor, pero no, eso no iba a poderse.

—Esta bien, creo que de alguna manera el destino quería esto para mí.— parpadeo varias veces intentando alejar los malos pensamientos.

Kyungsoo guardaba muchas cosas dentro de sí, debido al mal manejo que tuvieron sus padres al llevarlo con ese señor horrendo. Él le hizo daño e incluso en su cuerpo se notaba las mil heridas abiertas, que hasta ese momento no sanaban, parecía como si solo se abrieran más revelando partes de su interior y estaba mal, la poca cordura que aun guardaba Kyungsoo era muy importante para Jongdae, solo esperaba que él si pudiera ayudarlo, después de lo que le hizo hace años.

—No claro que no.— se molestó por las palabras dichas. —Nadie de nosotros merece lo malo que nos pasa y no es karma o algo similar, solo estamos en un agujero que muy pronto se va a cerrar y ya lo verás.— dio un paso hacia el frágil y muy delgado cuerpo de Kyungsoo. —Podremos observar los rayos del sol, sentiremos su calor y sobre todo, seremos capaces de correr en libertad.— Porque sí, Jongin vivia encerrado en un lugar que no tenía ninguna clase de escapatoria, un horrible sitio donde no se comía o se podía estar en paz, Blind City era un mundo diferente, una dimension que jamás debió ser abierta y por supuesto que debía de ser destruida a cualquier costo.

—Eso sería magnífico.— una leve sonrisa surco entre tanta oscuridad que aún lo envolvía, los cambios pronto iban a presentarse y no queria hacer daño a nadie.

La vida de cierto pelinegro cambio tan drásticamente que no le dejaron opciones viables para poder escapar hacia otro lado más seguro, sus padres eran unos malnacidos que decidieron venderlo a un hombre sin corazón, por unos cuantos miles Kyungsoo fue encadenado a vivir dentro de Blind City hasta que si alma o energía se acabarán.

El señor Kim fue el peor de todos, y aunque no odiara a Jongdae entendía que lo hizo por amor, aún así estiviera renuente, se dejó hacer, hasta que causó un daño que lo estaba matando por dentro, desde ese día no podía comer, dormir o siquiera reparar con tranquilidad, su cuerpo estaba totalmente roto y si no fuera por su frágil y calido corazón se habría dejado matar por ese tipo.

Kris y Tao fueron su salvación por un tiempo, hasta que Jongdae volvió a aparecer y lo encerró en lo más profundo de un sótano lleno de olores asquerosos, pero que a la vez le servía para no ser encontrado por el señor Kim.

—Kyungsoo, ¿Estás bien?

Por supuesto que no lo estaba, sin embargo, no podía simplemente confiar en el heanl menor de quien alguna vez le hizo daño y aunque ese chico lo hiciera sentir de alguna manera especial, no dejaría que lo tratara como la cosa más frágil del mundo –que si lo era en esos momentos– pero él no lo sabría, podía sentir como algo dentro de su estómago le estaba apretando los pulmones hasta el grado de toser y lloriquear por el dolor, no le gustaba cuando ese algo quería salir. Porque tomaba todo de él, para después dejarlo adolorido y lento de dudas, los recuerdos no existían, ni mucho menos la razón. Esa cosa se llevaba todo de Kyungsoo, dejándolo en un charco de sangre, lo cambiaba de una forma tan radical que ni él mismo era capas de sentir vergüenza.

—Jongdae, ¿Qué le pasa?— cuestionó nervioso al ver cómo Kyungsoo se doblaba por la mitad a causa del dolor. —¡Ayúdalo!— sacudió el brazo de su hermano mayor cuando esté intento retenerlo.

—No puedo.— se lamento.

—¡Chanyeol apúrate con las sogas!

El grito del rubio alertó a Jongin ¿Para qué querían esas cosas?

—Ayuda a Jongdae, voy por una silla.— Baekhyun se apresuró a buscar lo dicho, era importante mantener quieto a Kyungsoo mientras mostraba los signos más raros de una posesión. —Aquí, ya pueden atarlo.— le afectaba un poco el chico, este se veía muy mal y no quería saber realmente el dolor que le quedaría después de todo eso.

Jongin solo pudo quedarse ahí parado con los ojos bien abiertos, cómo es que su hermano y Chanyeol ataban a un Kyungsoo bastante loco, no parecía ser el mismo chico lindo que había conocido hace unos minutos, todo cambió para darle paso a una escena bastante terrorífica. Los ojos del pelinegro cambiaron de color a un rojo intenso, el espacio blanco se había trasformado en negro mientras que sus dientes poco a poco se tornaban más puntiagudos cómo si de una bestia salvaje se tratase.

—Tan dulce que es el olor de la sangre pura.— sacó su larga lengua puntiaguda para lamer sus labios carnosos llenos de sangre, producto de sus propios mordiscos para mantenerse estable y cuerdo, pero como siempre esa cosa tenía más poder que el pobre pelinegro.

—Kyungsoo.— llamó Jongin al chico que se encontraba atado. —Vuelve, no dejes que te lleve de esa manera.— pidió entre susurros, si corazón se estaba oprimiendo ante tal imagen desgarradora del chico.

—Él no es kyungsoo.— se adelantó Baekhyun al ver cómo su ahora amigo moreno pedía casi a gritos que el chico volviera en sí, pero, no se podía.

Esa cosa había tomado posesión del cuerpo frágil del pelinegro haciéndole ver cómo una cosa inhumana, incluso su piel se había tornado más blanca de lo normal, sus venas se veían más salteadas, como si fueran a explotar y esa sonrisa, no era normal.

—El chico bonito quiere algo de esto.— con voz gutural abrió las piernas dándole una clara bienvenida a Jongin para que se acercara, esa sonrisa siniestra y el olor que emanaba no eran una buena señal. —¿Qué tal si me follas?— gimió tan seductoramente que hizo arder el piso con tan solo una mirada llena de erotismo. —¿Mi culo te gusta?— sonrió al mismo tiempo en el cual dejaba salir otro gemido lleno de placer.

—¡Basta!— grito Jongdae al observar como esa cosa tomaba más poder del que debería, el cuerpo de Kyungsoo no iba a aguantar, sin embargo, no podía ayudarlo todavía.

—Mmm, tan rico que se podría sentir esa polla en mi culo.— la estruendosa risa hizo temblar la habitación, sin dudas ese ser tenía más poder de lo que Jongdae pudo haberse imaginado. —Un azote, una mamada y al final toda tu semen en mi boca.— volvió a reír.

Chanyeol no podía aún creer que todo eso estuviera pasando, sus ojos aún no comprendía cómo es que algo así estuviera presente, ellos debían llamar a un maldito sacerdote lo más rápido que pudieran, aunque sabía que eso no pasaría, ellos tenían que llamar a un especialista y no tenían el contacto en esos momentos.

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