Capítulo 6: Amarga libertad
10 años más tarde
Las paredes de la mansión Park seguían con su pulcro y abundante blanco, tan brillantes y lisas que mareaba al adolescente, incluso después de estar viviendo allí por tantos años, un mareo que siempre lo acompañaba. Con una mirada atenta en la ventana frente a él esperó a su padre en el despacho, la oficina personal que mantenía con libros, mapas y su distinguido aroma a tabaco, impregnado en las paredes y hojas de cada libro. Podría visualizar las cabezas de diferentes animales colgando en una pared, aquellos trofeos de los que tanto se mofaba por su desgracia, JiMin, quién siempre pudo ver la tristeza en aquellos orbes vacíos, se sentía como un ser más en la vida de sus padres, justo como ellos.
Tomó una bocanada de aire cuando escuchó los reconocidos pasos acercarse, durante la mañana su progenitor lo había citado para comunicarle algo, quizás sobre su educación y el establecimiento a donde iría por los siguientes años hasta que entrara a la Universidad de Seúl, como se esperaba. Y lo haría por supuesto, porque ese era su deber pospuesto por ambos adultos.
La puerta se abrió, dándole paso al hombre de mirada filosa, sentándose en la silla detrás del escritorio donde colocó un sobre, con su habitual cigarro apretando sus labios. Inmediatamente el castaño se puso de pie, haciendo una reverencia hacia el adulto.
ㅡBuenos días, padreㅡ habló con firmeza.
ㅡJiMinㅡ le respondió sin demasiado entusiasmo, tomando otros papeles y calando del cigarro ㅡ. El señor Lee falleció hace unas semanas, ya que un cadáver no puede impartir tutorías y dudo que algún otro quiera verte, comenzarás a estudiar en un instituto privado de Busan.
JiMin sostuvo la respiración por unos segundos, elevando la mirada hacia el hombre que no le ponía la más mínima atención ㅡ¿Puedo saber por qué tomaron esa decisión?
El adulto alzó la ceja, dejando ir el humo que llegó hasta el castaño, sus manos se entrelazaron a la altura de su mentón y continuó ㅡ. Si te quieres convertir en un hombre debes extender tus conocimientos, o seguirás siendo el inútil que eres hoy. No hagas más preguntas innecesarias.
El castaño asintió a la dureza de sus palabras, observando el sobre que Donghyuk deslizaba por sobre el escritorio para él, con el permiso del adulto lo agarró, encontrando papeles informativos del dichoso lugar.
ㅡEs la información del establecimiento, ahora vete de mi oficina.
El castaño se levantó en silencio e hizo una nueva reverencia, cerrando cuidadosamente la puerta antes de retirarse a su habitación, con pasos rectos y su rostro inexpresivo, en el trayecto encontró a algunas de las pocas empleadas que no se atrevían a verlo de vuelta. Sorprendentemente, aquel niño de seis años que buscaba constante aprobación y parecía ser tan débil como una pluma, estaba convirtiéndose en una nueva versión de Park Yuna.
O eso era lo que aparentaba. Cuando JiMin ingresó a las cuatro paredes que conformaban el único espacio seguro de aquella mansión, se dejó caer en la cama ahogando un chillido en la almohada, volteando y abriendo el sobre de papel con rapidez, empezando a leer todo con sumo cuidado.
ㅡFinalmente podré salir, conoceré a gente nuevaㅡ exclamó, aunque callando de inmediato, aún era de día y había gente rondando por ahí y su madre, qué ahora tocaba antes de entrar, siempre se tomaba unos segundos para escuchar del otro lado. JiMin había aprendido eso, creado sus propios códigos para reconocer y actuar de inmediato.
Su emoción fue tan grande que se levantó de la cama para dar un par de vueltas, chocando accidentalmente con el espejo, afortunadamente no pasó mayor cosa y solo lo empujó, se tomó unos segundos para apreciar su reflejo y con molestia pellizcó sus mejillas y estómago, pronto tendría que almorzar. Bufó, dejando el sobre encima del escritorio y tomando asiento en una de las sillas, la manga de su mano izquierda se alzó mostrando aquellas heridas de corrección.
ㅡSeré el mejor estudiante, se sentirán orgullosos. Yo lo sé.
Llamaron a la puerta de su habitación, indicándole que el almuerzo ya estaba servido, de forma inmediata suavizó sus expresiones, ajustando las mangas de su saco y camisa, saliendo de su habitación en dirección al comedor. Como esperaba, su madre estaba esperándolo y su padre en la punta de la mesa bebía lo que estaba en su copa, probablemente un tipo de alcohol.
ㅡ¿Te ha informado ya tu padre?
ㅡEn la mañana tuvimos una conversación sobre elloㅡ respondió de inmediato tomando asiento, observando desganado su plato. Tres bocados serían suficientes más una rebanada de pan.
ㅡEspero que esta decisión no se transforme en un error, habrán reglas de por medio que deberás seguir sin oposiciónㅡ sentenció con voz firme y áspera.
ㅡSí madre.
El castaño tomó entre sus manos los utensilios para comenzar a comer, triturando la comida en pequeñas porciones para llevarlas a la boca y beber agua de inmediato, el silencio que no era más que otro invitado se presenció, gobernando la hora del almuerzo, una costumbre tan deprimente. JiMin por un segundo si distrajo y realmente no esperaba el momento para salir de su casa y conocer finalmente lo que era el mundo y lo que tenía preparado para él.
El color rojo estaba más que expuesto en el lavabo y espejo del baño, con algunos mechones regados, el agua que intentaba limpiar el desastre no era suficiente y se estaba llenando de desesperación, no encontraba la manera de tomar papel higiénico porque la humedad de sus manos le impedía hacerlo correctamente, por lo que se quitó la camisa y comenzó a pasarla rápidamente, quitando gran parte de ella.
Afortunado logró limpiar con un poco de jabón, aprovechando para pasarlo por su cuello y orejas que estaban tinturadas de igual forma, hizo una mueca de disgusto porque parecía que se había quemado o lastimado. Aún así, el resultado era satisfactorio cuando visualizó su gran cambio frente al espejo, de un estuche tomó un delineador a crayón y lo pasó por sus ojos con bastante cuidado hasta marcar su lagrimal, un buen delineado y un excelente cambio de estilo.
ㅡEstás listo Min YoonGiㅡ una pequeña sonrisa de lado se asomó, saliendo del baño para dirigirse a su habitación y ponerse otra playera, pateó unas cajas de cartón que aún tenía regadas y cerró la puerta, en cualquier momento llegarían sus padres.
Llevó su mirada hacia un calendario que tenía puesto en una de las paredes, cayendo en cuanta que tenía un fin de semana para preparase mentalmente y asistir a uno de los institutos prestigiosos de Busan, porque sí, YoonGi junto a su familia habían dejado Daegu.
Después de lo sucedido con su hermana, finalmente las paredes de aquella casa en el solitario y desapercibido barrio, habían caído, sobre ellos miles de piezas que los llevaron a la calle y, aunque su hermana solo había sido un pequeño bloque, el verdadero detonante fue su padre que de alguna forma perdió la casa. Algo tan absurdo que le resultaba cómico, hasta cierto punto, obligándolos a buscar una alternativa antes de que el nuevo dueño los sacara a patadas.
Cuando YoonGi terminó la secundaria, las palabras de aquella maestra habían sido tan certeras, porque llegó a él una beca para Busan y para la familia fue un pase de oro para intentar comenzar de nuevo, no obstante, seguían atascados por la indiferencia y YoonGi permanecía en medio de ambos, ahogado en sus discusiones, en el llanto silencioso de su madre y las quejas de su padre.
También era prisionero del abandono.
ㅡYoonGiㅡ llamaron desde la puerta, a lo que este se levantó y fue hacia ella, encontrando a su madre del otro lado ㅡEsta es lo que necesitas saber para... ¿Qué hiciste?ㅡ preguntó exaltada, observando el nuevo tono rojizo y el corte en el cabello de su hijo, notando también ese delineado horrendo que había comenzado a usar desde un tiempo atrás ㅡ¿Crees que van a tomarte en serio cuando te vean?
El pelirrojo simplemente alzó los hombros, desinteresado, tomando el papel que le ofrecía JiEun ㅡ. Gracias por el folleto.
JiEun frunció los labios y se dio la vuelta con miles de palabras en la boca, dejando al pálido sin expresión alguna nuevamente solo, volvió a cerrar la puerta y comenzó a leer todo, riendo al ver el ridículo uniforme de corbata y tela especial. A él no le importaban las apariencias, mantendría su promedio perfecto y pasaría desapercibido entre los demás, un don nadie y no le importaría a nadie, era un excelente plan.
Aunque, junto a él se encontraba la inseguridad, misma que estaba sobre su espalda susurrando palabra tras palabra que lo hacían temblar, imaginando una cantidad infinita de escenarios, de tropiezos y humillaciones y por esa razón quería pasar desapercibido.
Maldita sea, no debí teñirme.
Con un fuerte resoplido se dejó caer en la almohada, sin importar que aún estaba mojado y haría un desastre en la cama, volteando hacia el peluche de expresión tonta que tanto cuidaba, pensó por un momento en Dahyun y rápidamente su entrecejo se endureció, recordando que su hermana lo había abandonado y no merecía ser recordada por él.
ㅡDebo resistir si quiero escapar de este infierno también, solo un poco másㅡ se animó, apretando el labio inferior entre sus dientes, mordiendo parte de ellos hasta lastimarlos.
YoonGi rojito 😸
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