Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 8


 Tal vez no era algo a lo que tuviese que concederle tanta importancia, pensó Levi, cuando se despertó solo a la mañana siguiente. Después de todo, el momento sin vuelta atrás ya había tenido lugar la primera vez que Erwin y él se besaron. Había pasado más de un mes desde entonces, pero Levi lo recreaba en su mente y todavía no era capaz de asimilar que de verdad había sucedido. Al menos hasta que veía en el espejo las marcas en la piel pálida de su cuello, o reparaba en que le dolían ligeramente las piernas cuando las estiraba al salir de la cama, y recordaba a qué se debía todo eso.

Y entonces le invadía una ansiedad que no era capaz de explicarse a sí mismo, y se hacía promesa de evitar a Erwin durante el resto del día, al menos hasta poder hacerse una idea de cómo interactuar con él después de lo que habían hecho...No era para tanto, los dos eran adultos, sabían perfectamente lo que estaban haciendo...¿verdad? Por lo menos Erwin debía de saberlo, aunque a veces llegase a irritarle siendo tan insistente y solícito cuando estaban en la cama. Su resolución de ignorar a Erwin no se mantuvo por más de dos minutos, de todos modos.

Su amigo le dio los buenos días, rozando su cintura levemente mientras pasaba a la cocina para preparar el desayuno. Uno de esos contactos efímeros que para Levi eran siempre medidos, calculados, y para Erwin parecían ser casuales, sin importancia, sin conciencia alguna del efecto que producían en él. Incluso después de haber llegado mucho más allá...gestos como aquel seguían turbándole como a un estúpido mocoso que se enamoraba por primera vez.

Y por supuesto, Hange también estaba en la cocina, mirándole, y perfectamente consciente de aquello que él siempre se había resistido a admitirle en voz alta. Era mejor, tal vez. No estaba seguro de lo que pasaría cuando se quedase a solas con Erwin de nuevo. Si harían como que nada había pasado nunca, o si de nuevo se convertiría en una costumbre, al menos hasta que, inevitablemente, Erwin conociese a alguien mejor. Inevitablemente porque no era difícil encontrar a alguien mejor que Levi. Alguien alto, atractivo, amable, espontáneo y capaz de expresar lo que sentía. Alguien que fuese todo lo que él no era, en definitiva. Aún en medio de esa amarga reflexión, no pudo evitar pensar que en aquel momento con quién estaba Erwin era con él, sin importar que fuera bajo de estatura, reprimido, miserable y falto de experiencia... Los besos, caricias y sensaciones que una vez solo había podido imaginar se habían convertido en una realidad, y la vida ya le había dado mucho más de lo que esperaba. ¿Por qué le dolía tanto reprimir también la verdad, si soltarla hubiese sido humillante e inútil? ¿Por qué no podía simplemente conformarse con el presente, con tener mucho más de lo que merecía, en lugar de pensar en el futuro inevitable?. Levi tendía a hablar poco, pero también a pensar demasiado.

Como fuera, lo que ya había sucedido entre ellos no podía quitárselo nadie. Era suyo, y no se arrepentía de nada. Por lo menos, no quería arrepentirse. Porque era inútil y una pérdida de tiempo lamentar algo que ya había sucedido y no podía cambiarse. Y porque lo hubiera vuelto a hacer, una y mil veces.

Todavía estaban desayunando, en silencio, cuando alguien llamó al timbre, dando a Levi la ocasión perfecta para escapar de la mirada inquisitiva de Hange. No se le pasó por la cabeza que su visitante matutino pudiera ser ni más ni menos que Zeke Yeager, acompañado de su sucia mascota. En cuanto Erwin y Hange lo oyeron saludar desde la mesa del comedor, se levantaron para evitar que Levi lidiara a solas con la situación. Era demasiado irascible cuando se trataba de Zeke...

Erwin se colocó detrás de él, sujetándolo por los hombros, cómo si estuviera tratando de controlar a una fiera que podía atacar en cualquier momento.

-Solo he venido a ver qué tal iban las cosas-dijo Zeke, sin quitarle los ojos de encima a Levi-. Desde que el gobierno se inventó esto de la pandemia...Así que es una visita de cortesía...¿Puedes creer que el otro día me pusieron una multa por no llevar la mascarilla?

Mientras hablaba, se bajó la mascarilla de la cara, a pesar de que esta no debía de resultar muy útil de por sí, ya que tenía un enorme agujero a la altura de la boca y estaba tan sucia que resultaba prácticamente imposible adivinar cual era su color original. Levi se cubrió la boca por instinto, asqueado.

-Puedo denunciarte por hacer eso-dijo.

-Oh, vamos...-Zeke sonrió y le dio unas palmadas en el hombro, que Levi no fue capaz de esquivar porque Erwin aún lo tenía sujeto-. Es sólo una formalidad...Todos sabemos que en realidad el virus es un invento de los illuminati...

-¿No tienes alguna otra visita que hacer?-inquirió Levi, impaciente-Seguro que Mike te ha estado echando de menos...

-Pero tú eres mi inquilino favorito, Levi-dijo Zeke, ofreciéndole una sonrisa apenada que le provocó escalofríos.

El mono de Zeke seguía subido sobre su hombro, jugueteando con una piedra, pasándosela de una mano a otra. Levi se puso de los nervios cuando reparó en ello, pero ni aún así pudo reaccionar a tiempo cuando lanzó el proyectil. Lo hizo con tal impulso que Levi no se dio cuenta hasta que sintió a Erwin encogerse tras de él, soltando el agarre en sus hombros y emitiendo un quejido.

Se volvió de inmediato, alarmado, al mismo tiempo que Hange.

-¿Erwin?¿Sigues vivo?-bromeó Hange, aunque la preocupación era palpable en su voz.

-Sí...-dijo Erwin, apoyándose en Levi de nuevo, aunque aún rozando con la mano la zona de su abdomen donde había impactado la piedra.

Levi le levantó la camisa. Tenía la piel enrojecida, y seguramente se hincharía más tarde. Suspiró, tratando de contenerse.

-Ese bicho es un peligro público-dijo, entre dientes-Si en lugar de una piedra, tuviera una navaja, mi amigo podría estar muerto. Llevas aquí cinco minutos y ya me has dado unas cuantas razones para demandarte. Seguro que a la sociedad protectora de animales le encantaría saber que compraste una especie de mono prácticamente extinta en el mercado negro, y que además lo entrenaste para agredir a la gente...

-Levi, tranquilo...Ha sido un accidente-dijo Erwin.

-Sí, un accidente que podría haber terminado contigo en el hospital. Ya tienes una edad, Erwin, no puedes tomarte a ligera que te tiren piedras en los riñones...

-Me disculpo-intervino Zeke-...Tal vez...¿Podría invitarte a cenar para compensarte...? ¿Qué tal te viene el viernes...?

-Estaré ocupado. Y creo que el resto de mi vida también...No te molestes.

-Eres demasiado duro conmigo, Levi...-protestó Zeke- Sólo quiero que me des una oportunidad...¿Es mucho pedir?

-Soy heterosexual-soltó Levi, casi con solemnidad.

Hange disimuló una carcajada., aunque sonó como si estuviese a punto de ahogarse.

-Pero...-dijo Erwin, con expresión de desconcierto.

Levi le dio un codazo, por desgracia, en la misma zona en la que acababa de recibir el golpe. Se disculpó varias veces, torpemente, a pesar de que Erwin seguía sonriéndole, y volvió a mirar a Zeke.

-Sí...-continuó-...así que no tienes absolutamente ninguna posibilidad-se encogió de hombros-Lo siento...

-Oh...-dijo Zeke, con tono decepcionado-Entiendo...

Levi cruzó los brazos. Esperaba que Zeke se fuera finalmente, ahora que habían "aclarado las cosas". Aún así, no dejaba de ser frustrante que le hubiera pedido salir antes que Erwin, con quién incluso había llegado a acostarse. Y lo peor de todo era que le daba algo de lástima la expresión desamparada del pobre hombre...

-Entonces, espero que encuentres a una buena chica que te haga feliz y te valore como te mereces-murmuró Zeke.

Levi estaba empezando a pensar que había sido excesivamente duro con él...hasta que el casero se atragantó con el humo del porro que tenía en la boca, y tosió en su cara. Era una tos terrible, sin duda no era síntoma de buena salud...Y Levi hubiera jurado que incluso le cayó algo de saliva en el rostro. Asqueado y furioso, le cerró la puerta en las narices y corrió a lavarse la cara.

Hange se echó a reír, reclinándose en la puerta del baño.

-¿Estás bien, Levi?-preguntó, todavía entre risas.

-No-respondió él.

Apretó los labios y cerró los ojos, rociándose desinfectante en toda la cara.

-Ese hijo de puta me ha escupido en la boca. Que asco. Y quería salir conmigo. Imagínate salir con Zeke Yeager-Levi exageró un escalofrío-. Seguro que literalmente se caga en la cama y te pega la gonorrea y la sífilis. Por no hablar de que el jodido mono te estaría mirando fijamente mientras lo haces, y posiblemente haciéndose una paja.

-Eso me da asco incluso a mí-reconoció Hange.

Levi terminó de lavarse las manos y regresó al salón con el bote de desinfectante, para tratar la herida de Erwin. Apenas había sido un roce, aunque tenía la zona abdominal algo amoratada en la parte donde había golpeado la piedra.

-Te juro que un día me voy a comprar una escopeta y voy a cargarme al puto mono de mierda. Y si después me multan, habrá merecido la pena.

-Te pagaré la multa-ofreció Erwin -O la fianza...Es una especie en peligro de extinción, después de todo.

-Especie extinta, si de mí dependiera-insistió Levi, demasiado furioso incluso para reparar en la mano de Erwin, delicadamente sujeta a su muñeca mientras él seguía limpiando la herida concienzudamente-¿Duele?

-Escuece un poco, pero estoy bien-respondió Erwin, con una sonrisa tranquilizadora-¿Y tú?

-Bien...Ha sido asqueroso, pero al menos no han atentado contra mi vida.

-Deberíamos olvidarnos un poco de todo esto...-sugirió Hange, que traía en la mano una botella de vino-y divertirnos...

Levi levantó una ceja:

-Espero, por nuestro bien, que esa no sea la botella que nos regaló Zeke el mes pasado. No quiero nada que haya tocado ese hombre cerca de mí...

-No es la botella de Zeke-aseguró Hange-Esa nos la bebimos entre Erwin y yo hace unas semanas. Tenía un sabor raro...

Hange no descorchó la botella hasta después de mediodía. Lo sirvió en tres copas, a pesar de que, en un principio, Levi se negó en rotundo a beber. Tenía bastante aguante con el alcohol (no le bastaba con una simple botella de vino para embriagarse), pero aún así temía dejarse llevar y ponerse en evidencia delante de Erwin. Estaba sentado en el sofá, tratando de concentrarse en un libro que había tomado prestado del cuarto de su amigo, pero las risas de sus compañeros no dejaban de distraerle. La risa de Erwin era suave, pero genuina. Lo sabía por el modo en que sus ojos azules también brillaban y sonreían, y tenía más color en las mejillas.

Dejó el libro en la mesa del salón y se unió a ellos, después de recoger otras dos botellas de licor del mueble bar. Hange hablaba sobre descubrimientos paleontológicos y sobre curiosidades de algunas especies de dinosaurios que ya les había contado miles de veces, Erwin escuchaba y daba alguna que otra réplica. Levi continuaba bebiendo, distraído. La mano de su amigo reposaba en la parte exterior de uno de sus muslos, y Hange no dejaba de mirarle de reojo, aunque sin parar de hablar. Fue un alivio cuando se levantó para poner música y arrastró a Erwin al centro de la sala para bailar.

Lo hacían con ganas, aunque ninguno de los dos era excesivamente bueno en ello. Hange se acercó a Levi, y él se movió en el sofá, bastante seguro de que iba a tratar de engatusarle a él también. El baile tampoco era su punto fuerte pero, a diferencia de sus amigos, él no tenía intención de hacer el rídiculo.

-Eh, Levi...¿Sabes eso que dicen de que si bailas bien, significa que eres bueno en la cama...?-señaló disimuladamente a Erwin, sonriendo pícaramente-¿De verdad es tan malo...?

Levi le dio un golpe suave en la cabeza. Estaba ya algo afectado por la bebida, así que se le subieron los colores más de lo normal.

-¿Eh? No es asunto tuyo-replicó, evitando su mirada-pero...No, se mueve bastante mejor de lo que podría parecer...

Hange se echó a reír escandalosamente, llamando la atención de Erwin.

-¿Qué es tan gracioso?

-Nada-le cortó Levi.

-Baila conmigo-dijo Erwin, ofreciéndole la mano para ayudarle a levantarse del sofá.

Levi la tomó, sin saber muy bien qué demonios estaba pasando. Erwin lo hizo girar sobre sí mismo, y él se sintió mareado. Se habría caído al suelo, pero los brazos de su amigo lo sostuvieron a tiempo. Se miraron durante un segundo, hasta que él colocó las manos en el pecho de Erwin, para equilibrarse de nuevo (aunque las mantuvo allí durante más tiempo del necesario), y se separó.

-No me gusta bailar-negó con la cabeza exageradamente.

-Podríamos hacer otra cosa. Podríamos jugar a girar la botella-sugirió Hange, hasta que Levi le dedicó una mirada fulminante-...o tal vez no.

Acabaron por convencer a Levi de participar en un karaoke improvisado. Al principio su voz casi no se escuchaba, entre los gritos de Hange y la voz más grave de Erwin. Cantaron canciones de Frozen, pero Levi no se motivó de veras hasta que no pusieron rock deprimente de los años 2000. Elevó la voz e hincó una rodilla en la mesa del salón. Hange y Erwin se quedaron en silencio, mirándole y escuchándole. Él ni siquiera se dio cuenta de la atención que suscitaba hasta que hubo terminado la segunda canción. Se bajó de la mesa y escondió un mechón de su flequillo detrás de la oreja, avergonzado.

Hange empezó a aplaudir.

-Levi, eso fue...No sabía que se te daba tan bien cantar-dijo Erwin-Es decir, no debería sorprenderme; siempre has tenido la voz bonita...

-Yo no...No es verdad-dijo Levi, apartando los ojos-Puedo cantar otra, pero dejad de mirarme como si fuera un maldito fenómeno de circo.

Hange arrastró a Levi fuera de la sala antes de que tuviera tiempo de protestar. Le envolvió la cara en tiras de papel y le colocó una de sus chaquetas de traje sobre los hombros.

-Ahora te ves como una estrella-dijo.

-Me veo como una persona con papel higiénico en la cara y una chaqueta dos tallas más grande-se quejó él.

-Bueno, estás borracho, así que déjate llevar un poquito. Oye, Levi...¿Te puedo hacer una pregunta...?

-Me la vas a hacer aunque te diga que no-repuso Levi, encogiéndose de hombros.

-¿Además de boxeador de rodillas, eres tonto?-preguntó Hange, riéndose de su propio chiste como si fuese el más gracioso y original del mundo.

-¡¿Qué?!-el gesto de Levi se torció en una mueca de disgusto-¿a qué vienen estos insultos, cuatro ojos de mierda?

-Solo...¿de verdad te pasas el día amargado y reprimido...cuando él te mira así? Antes no lo tenía claro pero ahora...La manera en que te miraba cuando te dijo que quería bailar contigo...y hace unos segundos, cuando te dijo que le gustaba tu voz o no sé qué...La manera en que te habla también...No le he visto así con nadie más. Tampoco es que él sea mucho más expresivo pero...cualquiera que os vea juntos...lo notaría... Erwin y tú sois los únicos que no se dan cuenta...

-Cállate-Levi rodó los ojos, exasperado, aunque sin poder ocultar el rubor de sus mejillas-Estás viendo las cosas como quieres verlas, y no como son...Y no es asunto tuyo, de todos modos. No intentes crearme falsas ilusiones...Dedícate a tus dinosaurios y déjame en paz.

-Está bien, si te empeñas en sufrir en silencio, es cosa tuya.-se resignó Hange-. Pero tengo razón, y lo vas a ver...

Levi le ignoró por completo. Aunque seguía bebido, o quizá en parte a causa de ello, las palabras de Hange no salían de su cabeza. Por eso, trató deliberadamente de evitar que sus ojos se cruzasen con los de Erwin durante el resto de la tarde. Sentía su mirada sobre él, pero no quería hacerse ideas equivocadas, o creer en lo que le había dicho Hange. Tal vez solo se trataba de que su intento de ignorarle resultaba demasiado obvio...

Siguieron cantando en el salón, hasta que el ánimo de fiesta decayó y decidieron que ya era hora de irse a dormir.

Cuando se encaminó hacia su cuarto, Levi sintió como los efectos del alcohol por fin empezaban a disiparse. No le había afectado tanto como a Erwin, y mucho menos tanto como a Hange, pero notaba que las mejillas le ardían y recordaba (su mente cubierta en una neblina difusa de irrealidad) haberse subido a la mesa de la sala con tiras de papel higiénico cubriéndole los ojos mientras cantaba alguna canción emo de la década pasada. Y desde luego, Levi jamás se hubiera permitido hacer el rídiculo de aquel modo si hubiese estado completamente sobrio.

Se giró para desearle buenas noches a Erwin desde la puerta de su habitación, pero antes de decir media palabra, sintió sus manos asiéndole de la cintura, y atrayéndole hacia él forzosamente. Levi, por supuesto, no se resistió.

-¿Ya te despides?-preguntó Erwin, clavando en él sus ojos azules-No me has hecho caso en toda la noche. Ni siquiera me has mirado una sola vez...

-Bueno, el mundo no gira a tu alrededor, ¿sabes? No pensé que te molestaría...-replicó él.

-No es eso, Levi, pero prefiero que me mires a los ojos. Y si te sientes incómodo por...lo que pasó ayer...No tienes por qué; seguimos siendo tú y yo. Y esperaba que tú también quisieras repetirlo...A partir de aquí, solo puede ir a mejor, ¿no crees...?

Desprendió una de sus manos de la cintura de Levi, y empezó a desatarse la corbata. Se hizo un lío tratando de quitársela, pero no dejó de agarrarle con la otra mano. Levi rio entre dientes y le ayudó a aflojar el nudo. Erwin anudó la prenda tras la cabeza de Levi, como si se tratara de una venda para los ojos.

-Estás borracho...-se quejó Levi.

-Tú también-replicó Erwin, sujetándole las manos para que no pudiera librarse de la venda-Pensé...antes, cuando te vendaste los ojos mientras estábamos jugando...No pude evitar pensar en cómo te verías si yo...

Levi supo que Erwin iba a besarle incluso antes de sentir su aliento contra su boca. Casi como si la imposibilidad de ver hubiese avivado el resto de sus sentidos, y un simple beso fuese abrumador. Aunque seguía pareciendo irreal, Erwin le había besado mil veces antes...ya debería haberse acostumbrado. Era un beso increíblemente lento, y los labios de Erwin no se habían separado de los suyos, ni habían rozado ninguna otra zona sensible de su piel y, sin embargo, Levi gimió y suspiró durante el breve segundo en que sus bocas se separaron, y después volvió a acortar, hambriento, la pequeñísima distancia que había entre ellos.

Sintió un impulso irrefrenable de mirarle a la cara, e intentó soltarse del agarre de Erwin, o sacudirse la venda del rostro, pero Erwin no se lo permitió.

-No es justo...-protestó, su voz más grave y ronca, debido al alcohol o tal vez al deseo.

-Me gustó como te veías antes-dijo Erwin, cerrando la puerta tras de sí-Tu voz...

-No empieces otra vez... Está bien...-cedió, porque en el fondo también le intrigaban las intenciones de Erwin, sobre todo ahora que los dos podían mostrarse menos tensos, aunque fuera con la excusa del alcohol-...Está bien...haz lo que quieras conmigo...

-¿Estás seguro...? Solo estaba jugando...Si no quieres, no...

-Erwin-dijo Levi simplemente, su voz denotando exasperación.

-Oh...Lo siento, ya sé que te molesta que pregunte tanto...Es solo que quiero estar realmente seguro de que tú quieres esto en la misma medida en la que yo...Eres mi amigo y no me gustaría...

-Sí, como sea...-le interrumpió Levi, impaciente.

Extendió una de sus manos, que habían quedado libres, buscando a tientas el cierre de la camisa de Erwin, para tratar de desabotonarla al mismo tiempo que le forzaba a bajar la cabeza para besarle de nuevo, esta vez de forma más desordenada y casi errática. Se sintió como si algo le faltara cuando se separaron, aunque solo habían transcurrido unos segundos, y poco después, sintió el tacto de los labios de Erwin adhiriéndose a su cuello, y bajando despacio por sus clavículas y pecho, deteniéndose también en sus hombros. Quería verle, necesitaba verle. Sentirle era casi demasiado, y Levi no se fiaba de sí mismo si su amigo iba a continuar besándole todo el cuerpo con aquella lentitud peligrosa. Apenas había alcanzado su abdomen y él ya sentía mariposas por todas partes.

Muy a su pesar, porque aquello no era más que un juego previo, Levi se sentía casi adorado. Como si Erwin se estuviese demorando tanto en acariciarle y besarle porque quería dar atención incluso a los detalles más pequeños, grabar cada sensación a fuego en su memoria...Solo era un comienzo, pero Levi estaba algo bebido y muy enamorado, y no podía evitarlo, así que se dejó caer sobre la cama, casi temblando por la fuerza con la que se agarraba a las sabanas.

Se impacientaba más y más con cada segundo, aunque estaba tan ido que ni siquiera sabía qué era lo que estaba esperando. Solo sabía que iba a estallar si no se lo daban pronto. Estaba gimiendo, casi sollozando en voz baja, pero sin controlarse en absoluto. Otras veces, se había reprimido o había tratado de ahogar sus suspiros hundiendo el rostro en la almohada. Pero al parecer el alcohol le había despojado de eso también. Un Levi sobrio y capaz de pensar no se hubiera permitido ceder ante toda aquella atención y devoción que no merecía, y habría buscado diligentemente el placer de su compañero, sin abandonarse despreocupadamente al suyo propio. Pero no estaba sobrio, y se sentía demasiado bien. Demasiado, aunque seguía faltándole ese algo que Erwin deliberadamente se negaba a darle. Seguramente estaba sonriendo, y Levi odiaba no poder verlo porque tenía su estúpida corbata cubriéndole los ojos.

Podía sentir la nariz de Erwin rozando levemente el poco vello que tenía entre las piernas, y sus labios besando, lamiendo, succionando a lo largo de su miembro. Podía sentir como finalmente se hundía en la boca cálida de su amigo, al principio lentamente, y con más avidez después de que Levi le agarrara del pelo, desordenando por completo la línea que separaba su perfectamente peinado cabello. Estaba tan dolorosamente erecto...y no parecía que Erwin fuese a darle lo que quería pronto. No verle el rostro lo hacía el doble de difícil, y Levi gruñó, frustrado...

-Er...Erwin...-acertó a decir.

-¿Qué es lo que quieres?-preguntó Erwin, desafiándole con una sonrisa-Dilo, Levi...

-No...no quiero correrme todavía... hasta que no...-incluso decirlo resultaba díficil cuando sus pensamientos estaban desordenados, y se le dificultaba el habla e incluso la respiración, porque Erwin ya parecía haberlo entendido sin necesidad de palabras y había comenzado a llenarle con sus dedos. Levi ni siquiera sabía en qué momento había alcanzado el bote de lubricante, pero no importaba. No eran más que detalles; no importaba...no...

-¿Hasta que no...? Vamos, Levi...Pídemelo...

Levi se retorció, apretándose en torno a sus dedos mientras levantaba las caderas. Parecía que había pasado una eternidad aguantándose, sintiéndose al borde del orgasmo, pero sin poder ni querer llegar del todo, aún no...No quería tener que gastar su aliento pidiendo, casi suplicando, lo que Erwin sabía perfectamente que deseaba. No, que necesitaba...Pero tampoco parecía que tuviese otra opción, y en el fondo le gustaba ser obediente.

-Hasta que no te tenga dentro de mí-dijo, finalmente.

Erwin también debía de estar impaciente, después de todo, porque Levi no tuvo que repetírselo dos veces. Sintió un vacío repentino en su interior cuando retiró los dedos, pero también fue un vacío breve, porque enseguida fue llenado de nuevo, casi bruscamente, y un escalofrío le recorrió el cuerpo entero al tenerlo por completo en su interior. Se abrazó a su espalda, escondiendo el rostro en su cuello, y apretándose a él lo más que pudo, para sentirlo más profundo todavía...Hasta que Erwin empezó a moverse y él le llenó la cara de besos, moviéndose erráticamente, buscando sus labios en medio de la oscuridad. De repente, se dio cuenta de que estaba llorando. Notó una lágrima resbalando por su mejilla por debajo de la venda, y Erwin le devolvió los besos hasta secarle los ojos.

-¿Estás bien?-preguntó, bajando la voz y retirándole el cabello de la frente, en una caricia- Ya puedes quitarte eso....

-Estoy bien-respondió Levi, moviéndose mientras se apartaba la corbata de los ojos, tirándola a un lado sin miramientos y quedando por encima de Erwin, para mirarle desde arriba, y apoyar las manos en su ancho pecho mientras le admiraba por primera vez en lo que se le hacía una eternidad- tch, ¿no tenías una corbata más fea...?

-¿No te gusta?-preguntó Erwin, con una media sonrisa-Pues te sienta realmente bien...No puedo apartar los ojos de ti...

-Pónmela en...en el cuello, entonces-le desafió Levi, hablando con dificultad-...Es ahí donde se supone que tienes que... poner una corbata...

Erwin separó una de sus manos de él, sin dejar de moverse, aunque ahora fuese Levi quién tuviese el control. Recuperó la corbata y la colocó esta vez en torno al esbelto cuello de Levi, tirando de ella, apretando y arrancando un gemido grave de él, al mismo tiempo que volvía a colocarse encima en la cama, poniéndolo de espaldas a él para tomarlo por detrás, y tocando el punto exacto dentro de Levi, una y otra vez, de manera arrolladora.

Ya debía había perdido el control de sí mismo, porque en lugar de tomarse su tiempo para torturar a Levi a base de oleadas de placer que lo dejaban siempre al borde del orgasmo sin permitirle llegar, se lo estaba entregando todo de golpe, respirando con fuerza contra su espalda y mordiéndole el cuello. A Levi le gustaba sentirlo así, tan fuera de sí, tener la certeza de que era él quién lo estaba haciendo sentir tan bien.

Se dio la vuelta ligeramente para poder conectar sus labios con los de Erwin, sin dejar ambos de moverse. Estaba cerca. Después de toda aquella estimulación excesiva, y liberado ya de la tensión de la primera vez...simplemente embriagado por el olor limpio de su amigo, rodeado por la respiración agitada de ambos y el sonido de sus cuerpos al rozarse y chocar. En algún punto, porque todo era deliciosamente borroso, Erwin le había tomado de las manos para evitar que se tocara y retrasar todavía más su clímax. A pesar de la urgencia y frustración que sentía Levi, bastaron unas palabras de Erwin que ni siquiera alcanzó a entender, susurradas rudamente contra sus labios y ya no pudo aguantar más.

Trató de recuperar el aliento, mientras Erwin todavía se movía en su interior hasta que finalmente se dejó caer a su lado, exhausto y sonriéndole. Levi sonrió a su vez, repentinamente enternecido al conectar su mirada con la de Erwin. Los dos estaban cansados, pero satisfechos. Se sentía bien, a pesar de todo. A pesar de que la sonrisa soñolienta de Erwin le llenara el estomago de mariposas, y parte de él quisiera despedirse no con un "buenas noches" sino con un "te amo".

-¿Estás bien?-preguntó Erwin, por enésima vez.

-¿No ves que sí?-replicó Levi, fingiendo molestia, aunque enseguida se delató, porque no podía evitar sonreír, todavía sumido en una especie de radiante ensoñación.

Los dos se limpiaron y se acostaron en la misma cama, haciendo a un lado las sabanas sucias. Seguían frente a frente, sosteniéndose la mirada mientras esperaban a que el sueño les venciera. Levi se quedó dormido sin darse cuenta, mientras Erwin seguía sonriéndole y acariciándole la mejilla con dulzura. Se despertó en medio de la noche porque tenía frío, y Erwin se levantó para tenderle una de sus camisas y después acomodarle entre sus brazos. Levi le deseó buenas noches en un susurro, pero ninguno de los dos cerró los ojos. Estaban besándose, sin necesidad de llegar a ninguna parte con ello, solo por el placer de besarse. Levi estaba bajando la guardia más que nunca, pero no quería pensar en las consecuencias, porque se sentía demasiado bien, y no quería estropear el momento mientras aún lo vivía...

Se despertó aún rodeado por los brazos de Erwin, y con la cabeza apoyada en su pecho. Pero ya no se sentía tan bien...No estaba acostumbrado a beber, pero tampoco a tener resaca las pocas veces que lo hacía. Tampoco se trataba del dolor casi dulce de sus caderas...Levi estaba ardiendo, pero no del mismo modo que hacía unas horas. Estaba mareado, tenía sudores fríos y le picaba la garganta. Inusualmente débil como estaba, le costó deslizarse entre los brazos de Erwin para separarse de él en la cama.

Aunque no hizo ningún movimiento brusco, lo despertó. El rubio se frotó los ojos y, a pesar de que estaba medio dormido, enseguida notó que Levi no tenía buen aspecto. Estaba todavía más pálido que de costumbre...Erwin llevó la mano a su frente para tomarle la temperatura, y Levi tardó en reaccionar y apartarle.

-Levi, creo que tienes fiebre...¿Necesitas algo...? Puedo bajar a comprar pastillas o prepararte un té, si me dices cómo...

-Necesito que cambies otra vez las sabanas, vayas a tomarte la temperatura y a lavarte las manos-dijo Levi, cubriéndose la boca para toser- Y por lo que más quieras, no me toques.

-¿Crees que Zeke te pegó algo...?

-Puede ser-suspiró Levi, con rabia en la voz-Joder, se pasa todo el día fuera, con una mascarilla agujereada y fumando porros. Qué asco...No sé en qué estaba pensando...He podido contagiarte...¿Te encuentras bien?

Erwin, asintió, con gesto preocupado.

-Yo estoy bien pero tú...-respondió, todavía parado en el umbral de la puerta.

-No te preocupes. Voy a encerrarme en mi habitación un par de semanas. Dejadme las cosas en la puerta y cuidaos, Hange y tú. Tómate la temperatura y convence a Hange de que lo haga también y de que se lave las manos por una vez en su puta vida. Y apártate de mí, estás demasiado cerca...-dijo, despidiéndose con gesto resignado-Te veré en unos días...Erwin.

Odiaba lo repentino que había sido todo. Odiaba haber sido tan imprudente y haberse arriesgado a contagiar a Erwin la noche anterior. Y sobre todo odiaba despedirse así, a un par de metros de distancia, sin posibilidad de besarlo o estar en sus brazos. La perspectiva de dos semanas de soledad se le hacía amarga, y sabía que iba a echar de menos también a Hange, por mucho que siempre le molestara e hiciese insinuaciones sobre su relación con Erwin.

Si no hubiera sido por Zeke...tal vez en lugar de haberse despertado con malestar se habría despertado con ganas, montándose sobre Erwin una vez más, besándolo hasta perder el control y el aliento. Pero lo último que recordaba de él antes de abandonar la habitación era su gesto de preocupación...Peor aún, de impotencia.

Y él se sentía así también. Pese a su miedo a mostrarse vulnerable, era lo que muchas veces deseaba cuando estaba con Erwin. No solo cuidar de él, sino dejarse cuidar a su vez. Desafortunadamente, las circunstancias eran las que eran, y Levi solo podía cuidar de sí mismo y permitir que sus amigos lo cuidaran a una distancia prudencial. Sentía más frustración que angustia. Si la noche anterior se le había hecho díficil de soportar la imposibilidad de ver a Erwin, ahora, en un contexto dolorosamente diferente, sabía que dos semanas sin poder mirarle, tocarle o tenerle al lado, lo serían todavía más.


...

Son las 3 am y mañana tengo un examen importante y no me sé nada, pero qué mejor momento para actualizar esto.

Yo: Se me dan mal las escenas de smut y me da vergüenza escribirlas :(

También yo: Escribe un fic con escenas de smut en más de la mitad de los capítulos :D

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro