𝐗𝐗𝐕𝐈𝐈𝐈 ; guilty as sin?
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CAPÍTULO VEINTIOCHO
· • ❝〔 ¿culpable como el pecado? 〕❞ • ·
revelación ; parte II
Año 850.
LEVI NO PODÍA DEJAR PASAR LA sensación como si fuera algo de todos los días, como el tener hambre o sueño, al menos esas dos situaciones se podían ignorar o bien satisfacerlas a su antojo, aquel deseo que se estaba presentando en el momento no se podía cumplir por un simple motivo. Sabía que no era del todo correcto el fantasear con la persona que consideraba su mejor amiga, menos después de verla desnuda y que le pidiera una pequeña ayuda. Sin embargo, nada lograba ignorar la idea que bailaba en su mente.
Era... complicado.
La primera vez que sintió algo fue a los dos años de haberse conocido, en una tormenta muy similar a la que hubo en la expedición que perdió a Farlan e Isabel. Después de mirar tantos cadáveres, la mente de Levi se había enfriado en ese tema y le ayudó a mantener sus emociones bajo control en vez de llorar en silencio por las dos almas que fueron su única familia; pero Izaro no era Levi, porque ella había visto y presenciado todo de principio a fin. Aquella vez la joven azabache salió corriendo al baño para intentar vomitar, estaba en un cuadro de ansiedad y desesperación por sacar todo lo que había en su boca, imaginando inconscientemente que lo que estaba regurgitando era la sangre de Farlan Church, ya que, o eso Levi había entendió, una pequeña cantidad de aquel líquido rojo había caído a la boca de la Xion cuando su amigo murió luego de ser partido por la mitad del titán.
Había salido disparado de su lugar de descanso apenas la escuchó en ese estado, claro, la manera en cómo llovía era suficiente para despertar el trauma. Por lo que el azabache optó por cuidarla y estar a su lado en lo que la lluvia pasaba, incluso le había sugerido desahogarse con una pequeña charla sobre lo que pasó en aquella expedición. Izaro hizo un máximo esfuerzo por no llorar, pero Levi se conformó así, no pensaba tampoco en insistir en algo que ella no quería.
Siempre cuidare de ti si así lo deseas...
Todavía se acordaba de esas palabras, también de la velocidad en la que su corazón latía cuando Izaro terminó dormida en sus brazos y acostó su rostro en su pecho. Aún podía sentir la calidez de ambos cuerpos pegados el uno al otro. Esa fue la primera señal de que algo estaba surgiendo en él. Su segunda señal fueron los celos que ardían su paz interna apenas veía un hombre rodeándola con intenciones de por medio, y no podía hacer nada, debía quedarse ahí sin hacer nada mientras la miraba tratando de sonreír a los encantos masculinos, aunque en la mente de Levi surgían cientos de pensamientos donde él podía probar ser mejor que aquel pretendiente; cuando Lyon Hayworth seguía con vida, Levi se moría de celos apenas lo miraba acostado en la cama de Izaro. La confianza de aquel noble resultaba una desventaja a la personalidad introvertida del azabache, más cuando en las primeras visitas descubrió el pequeño pasatiempo que su amiga y el noble tenían, aquel donde involucraba la desnudez y los gemidos, haciéndolo pensar que cortarse los oídos y arrancarse los ojos llegaba a escuchar o presenciar en vivo aquello.
Pero la tercera señal fue la que confirmó lo que temía que fuera. Ocurrió una noche como cualquiera, donde ambos soldados admiraban el cielo estrellado de la noche; la luz de la luna alumbraba ligeramente los ojos de Izaro, reflejando su espléndida belleza, y como aquella noche resultó tener una pequeña lluvia de estrellas, la azabache no pudo evitar sonreír de la fascinación por el espectáculo, pero Levi solo estaba enfocando sus ojos en ella y en lo mucho que deseaba conservar esa felicidad.
Te amo... Fueron las dos palabras que atravesaron por la mente del soldado, dándose cuenta que no usó las palabras a la ligera. Verdaderamente se había enamorado, por desgracia, porque el síndrome del impostor inmediatamente lo atacó recordándole que él era todo lo contrario al modelo de hombre que los Xion intentaban meter en la mente de la entonces joven, y probablemente, entre los dos era el único que sentía eso.
—Mierda, olvídala. Solo olvídala, ¿por qué carajos no la olvidas? —Levi restregaba sus dedos sobre sus ojos, apoyando sus codos en su respectivo escritorio mientras analizaba todo lo que había pasado aquella tarde.
Eran altas horas de la noche, por lo que nadie lo interrumpiría en sus pensamientos sobre los deseos que tenía por Izaro Xion. Sí, había desarrollado una atracción sexual por ella después de tantos años de haber forjado un vínculo emocional tan fuerte. Y no era fácil para el azabache establecer vínculos de ese tipo, con suerte y podía contar con los dedos de su mano aquellos compañeros de la Legión que tenía algo más allá de una simple confianza de colegas, llámenlo amistad o lo que quiera. Con Izaro fue incluso a otro nivel, eran sentimientos románticos los que había desarrollado tras tantos años de conocerla.
Cuando la ayudó a lavar su espalda, su mente dejó atravesar miles de escenarios donde él se dejaba llevar por el deseo para luego quitarse la ropa, dejarse llevar por la curiosidad de acariciar y besar su piel, para entonces llevarla a la cama aún mojados por el agua que cayó de la ducha, pero solo importando en qué posición brindaría un momento excitante para cuando sus cuerpos comenzarán a chocar entre sí.
En su mente, Levi e Izaro ya lo habían hecho, en diferentes posiciones con diversas frases que concluían con los gemidos femeninos que lo llamaban por su nombre. Resultaba irónico que pensaba en eso cuando su experiencia con personas en la cama compartiendo un momento de satisfacción era prácticamente nula (sí, seguía siendo virgen), pero aún así dejaba que las fantasías de vez en cuando lo invadieran mientras aún mantenía su típica mirada seria y desinteresada. Y ni hablar de la incomodidad que sintió en su pantalón cuando la miró desnuda y acariciaba su espalda.
Levi bajó la mirada, todavía había un bulto incómodo en la parte del medio de sus pantalones de color blanco. Se decía a sí mismo que no era correcto hacerlo imaginándola, porque luego no la podría volver a mirar a los ojos ya que pensaría en el acto lujurioso que habría cometido a favor de imaginar alguno de los tantos momentos que deseaba haber tenido con ella. Ni se te ocurra, es sucio además, te ensuciará la mano si lo tocas y encima te provocará manchar la ropa con sudor en caso de querer más. Fue lo único que decía mentalmente para obligar a atraer su pequeña manía por la limpieza, pero era inútil.
Fue así que optó por abrir un poco el pantalón, bajando la cremallera hasta que sus manos se encargaron de bajar un poco la tela, dejando expuesto su ropa interior de color gris. La tela parecía resistente, tratando de controlar el bulto marcado que había, dejándolo en evidencia de que el deseo seguía ahí vivo, pero Levi se prohibió a sí mismo de tocarse. No lo hacía porque no supiera, de hecho, el hombre sabía muy bien que tenía que hacer para llegar al climax por si mismo, era más por respeto a ella aunque no estuviera presente; de por sí ya se sentía terrible de imaginarla en una situación donde hubiera sexo en el medio, por lo que Levi no se atrevía a tocarse si eso implicaba imaginarla para saber lo que sería estar dentro de ella.
Ni siquiera podía cerrar los ojos para descansar un poco antes de retomar sus actividades como capitán, ya que una vez los cerraba aparecían en su cabeza la fantasía de tenerla ahí mismo, completamente desnuda mientras está sentada encima él y rodeando su cuello con sus propios brazos, escuchando los gemidos donde pronunciaban frases eróticas en lo que daba pequeños brincos para sentir su miembro dentro de ella y mientras tanto, Levi se imaginaba pasando su boca por los senos de Izaro, dejando marcas ligeras para dejar en claro el intenso deseo que tiene por ella.
—Me cago en...
Levi estaba harto. Solo deseaba verla como una amiga, incluso se sentía como un ser asqueroso que no la merecía por imaginarla en esa situación.
—¿Por qué ella? —susurró, ahora frotando su frente con sus dedos—. Juraste que jamás te ibas a enamorar de alguien.
El principal miedo que siempre se cumplía en Levi como si fuera una maldición que arrastraba era la pérdida de quienes amaba. La primera persona que fue víctima de ello fue su propia madre: Kuchel, cuando el soldado apenas era un pequeño niño que, a pesar del infierno que era la Ciudad Subterránea, todavía era feliz con tenerla a su lado, sintiendo el calor en sus abrazos y disfrutando de sus tardes con un poco de té. El segundo fue aquel maldito hombre que apareció de la nada buscando a su madre, Kenny, quien simplemente le enseñó algunos trucos para sobrevivir y volverse fuerte antes de desaparecer, abandonando al entonces menor a su suerte; no era una pérdida como tal una muerte, hasta donde él sabía nunca lo habían atrapado, por lo que deducía que seguía vivo, aunque tenía sus dudas debido a que la cifra de policías militares asesinados por Kenny, el destripador, se redujeron a la significativa cantidad de cero muertes. Luego estaban algunos conocidos con quienes hacía tratos para concretar crímenes, todos por enfermedades. Después llegaron las muertes de Farlan e Isabel a manos del titán, lo que le hizo comprender que cualquier cariño profundo que tuviera iba a tener un final trágico, obligándolo a pensar en el hipotético caso de llegar a enamorarse. Un amor amistoso o familiar eran una cosa, otro era el amor romántico donde la pasión y la intimidad sobrepasaba los límites que estaban establecidos en los anteriores, una exclusiva conexión que solo dos personas entendían y que se marcaba un profundo deseo para siempre ver las sonrisas de su amor. Levi sabía que si se enamoraba, condenaría a la persona afortunada de tener una trágica muerte, y el dolor que su corazón tendría que experimentar sería difícil de tolerar, probablemente sería la peor sensación que jamás haya vivido, fue así que juró jamás enamorarse, pero fue inútil.
La primera vez que la vio, además de sentir una sensación de que sus ojos resultaban ser muy familiares por las leyendas de demonios en la noche que vagaban por las calles del subterráneo, pensó que era el demonio más hermoso que había visto hasta que notó que simplemente era un ángel que tenía esa apariencia. Le resultó ser una adicción mirar aquellos ojos con un color que violaba las leyes de la naturaleza de los humanos. Fue cuestión de tiempo, años para ser exactos, que supo que se había enamorado y que su juramento se había roto, ahora en él había una sensación de temor por perderla.
Levi estaba seguro que soportaría cualquier muerte menos la de Izaro Xion, podía jurar que la vida del hombre acabaría apenas el corazón de la mujer dejara de latir, ya fuera por una batalla contra titanes o por factores diferentes.
—Ni siquiera eres el tipo de hombre que probablemente le atraen y sientes el derecho de enamorarte..., vaya estupidez —murmuró—. Hasta ese imbécil noble tenía más oportunidades.
Aunque bueno, su mente trajo por desgracia la imagen de Erick Mitchell, alguien que podía considerar estar en un mismo nivel, cosa que le ocasionó una sensación nauseabunda. No, no deseaba sentir que era igual a Erick, al menos en términos de tratos hacía Izaro, el rubio había aprovechado el vulnerable corazón de la azabache para manipularla y alimentar su deseo por el estatus social, acto que nunca se le hubiera cruzado jamás en la mente del actual capitán de la Legión. Por el contrario, tal vez si hubiera un poco de valentía en ese aspecto, haría todo lo que Erick nunca pudo.
Pero a quién le haría creer, Levi había aceptado en gran parte que sus sentimientos jamás tendrían la oportunidad de exponerse, aún cuando en el fondo de su corazón deseaba que las cosas fueran diferentes y mostrarle a Izaro que podía darle todo aún cuando no cumplía con nada de las expectativas para un pretendiente de ella.
Simplemente optó por maldecir en voz baja y esperar a que su erección bajara por sí solo. ¿Por qué es tan difícil dejar de amarte?
༉
Cuartel de la Legión de Reconocimiento. Muralla Rose. Año 841.
—¿Alguna prima o hermana tuya visitó la Ciudad Subterránea?
Izaro levantó la mirada apenas escuchó la pregunta de Levi, tratando de mantener la compostura, después de todo, sabía que tarde o temprano una pregunta así le terminaría haciendo. Y no era para menos. En el exterior, todos miraban a los Xion como una familia perfecta que estaba libre de pecado, pero aquello contrarrestaba con los pensamientos de los habitantes del subterráneo; ellos veían otra realidad donde los veían deambular por las noches como si se trataran de demonios es busca de corromper con la poca inocencia que quedaba. Levi sabía perfectamente de la leyenda de demonios de la noche que aparecían para satisfacer sus pecados y que todos reconocían por sus inusuales ojos.
—¿Por qué la pregunta? —murmuró ella—. Digo, Melania y Sofía han ido, pero muy poco y mi única prima, Adah, nació sin nuestro color de ojos, así que dudo que la reconozcas como una familiar mía cuando ella posee ojos negros...
Levi la miró con su típica seriedad.
—Simplemente recordé que tuve un encuentro con un Xion, hace muchos años...
Por favor, díganme que no es cierto...
—No es algo que sea apropiado que la gente sepa sobre mi familia, menos cuando tenemos una reputación que mantener... —dijo ella, sintiéndose con la confianza de hablar, pero sin entrar en los asuntos que tenía prohibido revelar—. Algunos tienen vicios por las drogas y el sexo con prostitutas, dos cosas que tienen muy limitado tener aquí. Recurren allá para conseguir eso.
Levi se estremeció un poco, pensando que la exposición de Izaro sobre un estilo de vida disfuncional era peor de lo que tenía en mente.
—Pero... No creo que a una niña le interese ese tipo de cosas.
La joven lo miró confundida.
—¿Niña?
—Cuando era más joven, había una niña en la entrada de un callejón donde vendían droga. Estaba llorando, tal vez estaba asustada y yo... le puse un cuchillo en el cuello para obligarla a que me diera sus joyas. Valió la pena, ese robo me hizo conseguir un buen dinero.
Las memorias de aquel momento se desbloquearon de su cabeza, transportándola a esa época y dándose cuenta que las facciones de Levi eran exactas a las de aquel niño que la asaltó. Indignada, lo señaló mientras alzaba su voz para reclamarle.
—¡Me robaste mis joyas! —exclamó— ¡Devuélvame mis joyas, maldito ladrón!
—¿Qué?
—La niña que asaltaste era yo, ¡robaste mis joyas! ¡Exijo que me las devuelvas!
Levi la miró con más seriedad.
—Izaro, eso fue hace años, ni siquiera sé si la persona que me las compró está con vida... —respondió—. Al menos puedes decir que ahora estamos a mano. Vomitaste el primer día que oficialmente te conocí, porque aparentemente, ya te conocía antes.
—Ahora resulta que estamos a mano. Increíble. —dijo indignada, cruzando los brazos.
Pero el tema de conversación no generó gracia en Levi, y no tanto por la indignación de Izaro por su robo, sino por su simple presencia en aquel lugar.
—¿Por qué te llevaron ahí? —preguntó Levi, mirándola con un leve gesto de indignación al pensar en los múltiples escenarios que los Xion eran capaces de ejecutar por simple gusto.
La azabache se limitó a suspirar, notando el cambio de la conversación mientras desviaba un poco la mirada. No tenía un deseo por hablar con ello, aunque era más una obligación que tenía de evitar que Levi indagara en lo profundo, donde no debía podía avanzar más aunque lo deseara.
—Mi tía deseaba comprar droga, nada más —admitió, fingiendo estar despreocupada—. Me fui a quedar en su casa en esos días, así que no tuvo opción que llevarme con ella.
El soldado frunció el ceño, asimilando palabra por palabra la gravedad de estas reflejadas como una situación corriente que tenía Izaro. Aquella respuesta le daba nuevo panorama de lo que consistía en nacer dentro de la familia Xion.
Si antes pensaba que era de todo menos buena fortuna, ahora pensaba que algún dios daba como castigo divino el nacer con ese apellido.
—Eres consciente de la negligencia que viviste, ¿verdad?
—Eso no fue...
—Izaro, te asalté con un maldito cuchillo. Otro enfermo te había secuestrado o peor... te habrían... —Levi no se sintió capaz de terminar la frase.
—¿Preferías que me dejara sola en la entrada?
—Preferiría que tu familia no fueran unos hijos de puta...
Izaro optó por no contestar y simplemente mirar al cielo, donde había un espectáculo de estrellas que era atractivo para cualquier persona que deseaba ver. Era una hermosa noche y ninguno de los dos tenía ánimos de ir pronto a dormir, menos Levi, de quien Izaro ya tenía en mente que el hombre tenía una rutina de sueño bastante inestable.
—¿Soy igual a ellos? —preguntó ella, refiriéndose a su familia.
La miró con cautela, notando la suavidad en sus ojos a la hora de preguntar, como si estuviera preocupada por la respuesta que Levi tuviera en mente.
—No —respondió—. Eres mejor que tu familia. A diferencia de ellos, no tienes podrido ni el corazón ni el alma.
Entonces significa que en algo estoy fallando para ser una perfecta Xion. Pensó ella.
Recordó cuando era una adolescente y Danilo le dió aquel "entrenamiento" que le ayudaría en acostumbrarse a las prácticas que la tropa de reclutamiento le brindaría para su preparación, ese mismo donde la golpeó constantemente para endurecer su cuerpo y acostumbrarla a los golpes, también para que pudiera resistir a los combates que la iban a someter constantemente. Parecía como si fuera ayer que su tío le habló sobre lo que la hacía diferente al resto de los Xion: su inocencia que todavía sobrevivía con esfuerzo.
Debía ser una perfecta Xion, pero también una inhumana que no tuviera miedo a un castigo divino. Danilo se lo había dicho. Era débil porque era una persona que todavía poseía un corazón puro.
La única forma para asegurar cumplir la promesa es cambiando este corazón por uno podrido. Pero, ¿cómo?
—¿Qué es eso?
La pregunta de Levi la hizo olvidar sus recuerdos, guiándose con la mirada del hombre para visualizar el extraño evento que él estaba presenciando. Izaro sonrió al ver que se trataba de una lluvia de estrellas ocurriendo frente a sus ojos. Asumió que por la vida de Levi en la Ciudad Subterránea, él jamás conoció de las maravillas que el cielo realizaba de vez en cuando.
—Es una lluvia de estrellas, aprovecha para verlas porque no todas las noches tiene una vista espectacular como estar —respondió.
Pero Levi se enfocó en el rostro de Izaro, iluminado por la luz de la noche que le daba un brillo único a sus ojos. Y en ese momento lo supo. Algo había cambiado en su interior desde hace un tiempo atrás, provocando fuertes golpes en su pecho cuando pensaba en ella. Era lo que más temía que sucediera en algún punto de su vida: se había enamorado de su mejor amiga.
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INFORMACIÓN ACTUALMENTE DISPONIBLE PARA EL PÚBLICO
Información básica sobre los miembros de la familia:
to be continued...
N/A:
CAPÍTULO CORTOOOOO, agradezcan a esa joya de canción porque me dio la compasión que debería tener por ustedes y nació esto.
puede que haya un ooc de levi, no sé, pero la tentación de hacer toda una escena de él con conflictos amorosos me ganó y la verdad pensé "bue, no tiene nada de malo que exista una atracción sexual, normal en un ser humano". y ustedes siguen sin gogogogo de levizaro🫵😂
no olviden votar y comentar, esta vez lo hice corto, pero espero que el siguiente sea largo con los 6k que suelo hacer. y recuerden que al llegar a la meta, se desbloquea el siguiente capítulo. los quiero mucho🤍
con cariño, nicky🪼
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