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𝐗𝐗𝐕𝐈 ; bad things

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CAPÍTULO VEINTISEIS
· • ❝〔 cosas malas 〕❞ • ·
sangre extinta ; parte X
⚠️¡!: violencia explícita, suicidio

Distrito Ehrmich. Muralla Sina. Año 845.

LA INSISTENTE VOZ EN LA CABEZA de Danilo persistía en instigar la brutalidad, incitándolo a un acto despiadado contra los presentes en la casa. Aunque su esposa intentó justificar su comportamiento como una embriaguez momentánea, la llegada de Izaro para confrontar las acciones de su tío desencadenó un caos mayor. La voz interior de Danilo intensificó sus órdenes, incitándolo a aniquilar a todos los presentes. Afortunadamente, los sirvientes ya habían abandonado la mansión.

La reunión familiar se tornó un escenario caótico, un drama que podría ser el tema de conversación de chismes en las calles de las murallas debido al escándalo que se desataba. Pietro sujetaba con fuerza a su padre, mientras Adah intentaba calmar la situación. Al mismo tiempo, Izaro lloraba de rabia, su tía postiza examinaba la herida autoinfligida –provocada por sus intentos de crear una escena del crimen en la mansión de su difunta hermana– y Amelia menospreciaba el trauma de su sobrina, minimizando el intento de abuso que ella había sufrido como "algo insignificante".

La situación alcanzó su punto frágil con la inesperada presencia de Lyon Hayworth en la sala de estar. Danilo, en contraste con los demás, expresó una sonrisa sarcástica, desafiando al noble y demandando silencio a la voz ficticia que lo atormentaba.

Afortunadamente, un breve respiro se apoderó de él tras ese estallido.

—¿En qué estábamos? —ironizó el hombre, ignorando la presencia del intruso no deseado—. Izaro, ¿por qué te enfureces cuando ya sabías las consecuencias por desobedecer las órdenes?

—Lyon, ¿qué haces aquí? —la voz de Izaro temblaba, asustada mirando al hombre.

Hayworth adoptó ligeramente una postura de defensa mientras miraba a cada uno de los Xion. Al juzgar por el terror que expresaban los ojos de Izaro, podía apostar que ella trataba de gritarle con la mirada para que huyera de ahí; sus primos y tía postiza parecían también tensos por su presencia, pero trataban de mantener la compostura para no alterar a la joven que él alguna vez estuvo enamorado. Probablemente la única que parecía calmarse por la situación y tomar todo a la ligera era Amelia, quien estiró su abanico para reírse en voz baja. Danilo también rió con ella, antes de alzar la voz para exigir silencio, algo que su hermana no dudó en obedecer aunque dando una mueca de burla por el momento de demencia de quien se trataba de la actual cabeza de los Xion.

—¿Qué? ¿Te sorprende la verdadera naturaleza nuestra? —se mofaba Danilo—. No te preocupes, todos los que deciden unirse a la familia pasan por lo mismo. Mi esposa y la madre de mi sobrina sintieron exactamente lo que estás sintiendo. Claro, al menos ellas se casaron a consciencia de esto, tú solamente entraste como ladrón a mi casa.

Alzó una copa de vino para invertir el líquido en su boca, el cuchillo seguía bailando en su mano.

—Tío, Lyon no sabe nada, dejalo en paz —Izaro sollozó, apretando los dientes para aguantar la rabia que sentía por su tío—. Deja que se vaya, él no dirá nada...

—¿De qué estás hablando, Iza? Dime, ¿qué pasa?

Izaro lloraba descontroladamente.

—¿Por qué me seguiste, Lyon? Debiste quedarte con Camila a salvo en tu casa, no aquí, no donde no tengo manera de protegerte —Las lágrimas se deslizaban por sus mejillas, llenas de angustias que provocó un aumento en la preocupación del noble de cabellos azabaches.

—¿Por qué dices eso? —preguntó él suavemente.

—Oh, culpa mía —Danilo alzó su mano con precipitación, riendo en el proceso—. Un amigo fue a darle un susto por no tener un feto en su maldito vientre.

—¡Trató de hacerme daño! —Izaro gritó con desesperación, su tía postiza tuvo que acercarse para abrazar y consolar a la mujer que seguía llorando.

Danilo la miró con burla—¿Y lloras por eso? Sabías que eso pasaría si no accedías a lo que te mande. Además, te di la oportunidad de elegir entre un noble de buen estatus como lord Hayworth o el soldado más fuerte de la humanidad.

¿El capitán Levi? Lyon miraba con gran confusión— ¿No solo querías usarme a mí, sino también al capitán Levi para... dejarla a ella embarazada?

Los recuerdos de hace un año atrás atravesaron su mente de un solo golpe, sin previo aviso. Todo era premeditado para que saliera tan cual deseaba la cabeza de los Xion, aún si implicaba saltarse una posible boda. Danilo sólo deseaba que la soldado más letal quedara embarazada para continuar con un linaje; sus primeros pasos, si bien empezaron bien, se vieron obstaculizados cuando Lyon, en aquella conversación de hace un año, se negaba a sus condiciones sin tomar en cuenta los pensamientos de Izaro. Probablemente –y eso le perturbaba–, la salvó en aquel entonces de ser víctima de los métodos bajo la manga de Danilo, ya que en lo poco que pudo conocer de Levi estaba que aquel hombre se negaría rotundamente en ser partícipe de algo como aquello.

No pudo evitar sentirse como un monstruo y casi un cómplice, debió ser más inteligente cuando el hombre de ojos carmesíes le hizo aquella propuesta.

Ahora todo cobraba sentido, desde el regreso de Izaro a su vida hasta su visita inesperada horas atrás. Hasta su partida por caminos diferentes. Tal vez Danilo le dio a Izaro la oportunidad de sentir una ligera paz mental, antes de la inesperada caída de la muralla María donde tu castillo de cartas para manipular su entorno a su antojo se derrumbó estrepitosamente.

—Eres... un auténtico demonio... —Lyon miró con horror a Danilo, mientras daba disimulados pasos hacía Izaro. Ella no paraba de llorar de los nervios, el noble se sentía en la necesidad de sacarla de ahí.

Mátalos. Mátalos a todos. No tienes nada más que perder... Si no lo haces, si no los matas...

Danilo rió de manera agridulce mientras acarició su cabeza con su mano libre. Tenía claro que esa voz no se iría al menos de que él obedeciera, por las buenas o por las malas; un sentimiento corrupto lo invadió haciéndole perder el control de sí mismo mientras su vista se nublaba a medida de que sus pupilas se dilataban. Apretó el mango del cuchillo al punto en que las venas de su mano se marcaron. Una capa de sudor comenzó a bañar su rostro y todo a su alrededor era desconocido para él, salvo una cosa: esa voz en su cabeza que ordenaba matar a todos los presentes de esa habitación.

El hombre trató de abalanzarse hacía la primera figura, la de su mujer, pero sus dos hijos mayores lo detuvieron con todas las fuerzas que podían traer. Lyon no dudó en pararse delante de Izaro, a modo de protegerla de la locura que estaba viendo, pero el agarre de ella le daba a entender que no quería ser protegida y que no quería al noble presente ahí. Aún así, el noble se negaba en apartarse y dejarla sola, decidido a sacarla a toda costa de ahí.

—¡Todos ustedes están enfermos! —gritó él— ¡Demonios! ¿¡Querían involucrarme inconscientemente en sus cosas enfermas, obligándola a ella a embarazarse o iban a buscar a alguien para que abusara de ella!?

—Lyon, vete. Por favor, ¡vete ahora! —Izaro grita mientras siente que el noble la toma por la muñeca—. Te tienes que ir..., no te conviene tenerlos de enemigos...

Pero Lyon no la escuchó, estaba consumido por la ira que siguió amenazando a los Xion.

—Se van a arrepentir, y yo que sentí lástima por sus pérdidas... ¡Los denunciaré, se pudrirán en la cárcel por lo que casi le hacen a Izaro!

Adah y Pietro intercambiaron miradas de temor al imaginar las consecuencias que se darían si el noble revelara la verdad. Sus ojos se posaron en su tía paterna, quien, tras confirmar que Lyon les dio la espalda para consolar a Izaro –y convencerla de irse con él–, asintió discretamente, dándoles permiso de sus intenciones. Era una oportunidad crucial; no podían dejarla escapar, o todo se vendría abajo. Adah se aproximó sigilosamente a su padre, susurrándole las palabras que la voz en su cabeza le dictaba, pero con un propósito completamente distinto. En cuestión de segundos, los dos hijos mayores de Danilo soltaron su agarre, permitiendo que éste se acercara a Lyon Hayworth.

—Estarás bien, vendrás conmigo y te ayudaré. Le diré a Levi para que te proteja también de ellos...

Pero aquellas palabras fueron en vano cuando el cuchillo que Danilo sostenía atravesó el cuello de Lyon en repetidas ocasiones, la sangre salpicó el rostro de Izaro hasta manchar incluso su uniforme; el grito de terror y desolación de parte de la mujer no se hizo esperar cuando vio a Lyon caer al suelo, retorciéndose de dolor mientras se ahogaba en su propia sangre.

La voz en la cabeza de Danilo desapareció y este se sentó en el sofá para tratar de calmar la fuerte jaqueca que ahora sentía. El resto de su familia se quedó de pie mirando la escena de Izaro tomando de brazos al noble mientras lloraba.

—Lyon... ¡Lyon, no te mueras! Quédate conmigo, le prometiste a Camila que te casarías con ella... —Izaro sollozaba, mirando al joven escupir su sangre para tratar de hablar.

—Corre... Corre...

Amelia se acercó a su hermano y le quitó el cuchillo sin consultar, recibiendo una mirada de disgusto de su hermano. Luego dio unos pasos hacia Izaro y le extendió el arma, solo que ella no lo tomó al instante, simplemente se quedó mirando a su tía y susurrándole que no podía hacerlo.

—Sí puedes, sabes que no puedes escapar de esto, Izaro. Eres una Xion, no una debilucha que no puede empeñar un simple cuchillo —dijo Amelia con frialdad, notando que su sobrina negaba con la cabeza—. Es como matar a un titán. Isaac lo hacía, tu abuelo también, incluso tu padre y tus hermanos... No seas débil, mátalo de una vez.

Pero Izaro se siguió negando y apartó su mirada, más se quedó callada y no hizo reclamo de que algún otro no podía tomar su lugar. Lyon, en sus últimos respiros, comprendió lo que Amelia Xion dijo y no supo cómo reaccionar al ver que la mujer que alguna vez sintió cariño no se estremeció con esas palabras.

Todos ellos... son demonios...

Amelia bufó ante la negatividad de Izaro y clavó sin problemas el cuchillo en la garganta de Lyon hasta que el cuerpo quedara inmóvil, sin vida y con los ojos mirando a un punto pérdido. El silencio reinó el espacio, hasta que Amelia se levantó y dirigió su mirada hacía Pietro.

—Asegúrate de que nadie esté merodeando por la casa —ordenó ella y su sobrino obedeció al instante.

Con ayuda de Adah y la esposa de su hermano, las tres mujeres arrastraron el cadáver fuera de la sala, hacia el corredor del primer piso donde movieron un enorme retrato de los paisajes invernales del norte, revelando una entrada cubierta de piedra para disimular mejor que se trataba de un cuarto secreto. El trío removió las piedras y arrojaron juntas el cadáver.

Danilo se levantó de su asiento y se adentró a ese misterioso cuarto para prender la chimenea que había ahí. Una vez regresó Pietro, lo ayudó a mutilar el cuerpo en pedazos para que fuera más fácil quemarlo rápido. Todo rastro físico de Lyon se esfumó gracias a las llamas, deshaciendo toda ropa, todo cabello y toda esencia de él, hasta volverla cenizas que luego el viento se haría cargo de ello. Una vez deshecho la evidencia principal, Danilo miró el reloj, dándose cuenta que la noche seguía en sus altos puntos y solo los adictos estarían vagando por las calles de Ehrmich, más no serían una amenaza.

Mientras las mujeres limpiaban la sala con mucho cuidado y asegurándose de que ninguna mancha se secara, Danilo tomó suavemente a su sobrina y la ayudó a caminar hasta los cuartos del segundo piso, para que pudiera usar el baño y limpiar la sangre pegaba en su rostro. Izaro no dijo ninguna palabra ni tampoco hizo resistencia, solo se dejó guiar por su tío mientras este le hablaba.

—Tienes que darte una ducha para que se limpie toda la sangre —comentó con delicadeza—. Después hablaremos, ¿de acuerdo?

Todavía podía sentir su cuerpo cubierto de agua, viendo como la sangre de Lyon teñía la tina de aquel carmesí potente, aún sin ser capaz de creerse que estaba muerto por el bien del silencio para ellos. Su prima le ofreció unas prendas cálidas y delicadas que podían hacerla entrar en un ambiente más cálido, mientras que su uniforme sería quemado con el resto de prendas que no podían quitarse las manchas que delataban el crimen.

Izaro sabía que no había razón para sentirse fatal, no era la primera vez que se callaba a alguien o que la vida de cualquier persona se cruzara en el camino de los Xion, pero Lyon Hayworth no era cualquier persona... Y no lo decía por ser un noble.

—Iza, ¿estás de acuerdo? —la voz de Danilo quebró la línea de pensamientos que atormentaban a Izaro— ¿Quieres dar esa versión en caso de que te interroguen?

Todos en la familia la miraban atentamente, esperando la respuesta que ellos desean que diga.

Y que los beneficiaba.

—Sí..., usémosla...

Danilo asintió y siguió hablando al resto de la familia, pero cortó sus palabras cuando Izaro volvió a hablar.

—En realidad, me gustaría algo a cambio de mi testimonio falso.

—Muy bien, te escuchó.

Izaro tomó un profundo respiro.

—A cambio de que guarde silencio, debes dejar de buscar maneras de que quede embarazada de Levi o de alguno de sus asquerosos amigos que provienen del subterráneo —Los ojos de Izaro se llenaron de lágrimas, pero ninguna cayó mientras la mujer tensaba los labios—. No necesito más presión de la que ya tengo.

Danilo soltó una risa llena de amargura, movió sus dedos y los miembros de la familia abandonaron la sala para dejarlos a ellos dos solos.

—Eres una malagradecida, ¿lo sabes? —cuestionó él—. Te he criado como una hija cuando tus padres murieron, te he brindado ese apoyo paternal que te hizo falta y siempre me acerque a ti a darte consejos.

—Un hombre que cría a su sobrina como si fuera una hija no mandaría a un hombre desquiciado a intentar abusar de ella.

—Son tiempos difíciles —dijo con tanta frialdad, pero sin arrepentirse de ello—. Igual creo que no te conviene soltar la verdad, Izaro. Después de todo, no creo que a Levi le caería bien escuchar que eres cómplice de varias cosas que ha hecho esta familia, porque el silencio te vuelve también en una criminal como yo.

La chica tensó la mandíbula cuando su tío mencionó al capitán de la Legión.

—No sería bonito escuchar por las calles que tu papá contrataba prostitutas para luego asesinarlas, mucho menos que tu mamá sabía y no hacía nada por ellas —hablaba Danilo con total calma—. Tus hermanos también despertaron esas voces, así que en cuanto murieron se fueron al infierno, estoy seguro. ¿Y qué pensaría el capitán Levi de ti cuando se entere? Nada más y nada menos que la mujer con la que ha compartido muchos años de compañerismo es una auténtica cómplice de homicidas.

—Y la que puede soltar todo a la voz con solo traer a los altos rangos de la Policía Militar —Izaro trató de mostrar seriedad y genuidad en su amenaza—. Lyon tenía razón: eres un enfermo y un demonio. Solo te importa tener el control sobre nosotros, pero yo no quiero esto. Así que te lo dejaré sencillo: o dejas de buscar la manera de que quede embarazada y dejas de amenazarme o todo el legado de nuestra familia se irá al infierno con unas simples palabras mías, dejándote a ti como el responsable de ello. Tú decides.

Danilo se relamió los labios, cambiando su expresión a una firme, y tal vez también desesperada. Hija de puta, hija de puta, hija de puta...

La noticia de la desaparición de Lyon Hayworth se extendió de la noche a la mañana y todos hablaban de rumores que deambulaban por las calles. No había una esquina donde no salía un retrato del noble con una recompensa millonaria por parte de la casa perteneciente a la nobleza, también saliendo en los periódicos de cada distrito y pueblo. La Policía Militar no paraba de buscar e investigar los posibles hechos de su ausencia, incluso la capitana Phoebe Barbrow solicitó una tropa que custodiaba cada casa nobles de la muralla Sina hasta hallarlo, esto para prevenir otra desaparición o un secuestro, la segunda teoría que estaban manejando.

La azabache pasó sus dedos por la delicada tela de la cortina de su oficina, mirando con precaución a los oficiales que revisaban cada parte de los establecimientos de la Legión de Reconocimiento. Bebió un poco el té que tenía en su mano para mostrar completa normalidad antes de mirar a su compañero, quien no quitaba un ojo encima de la hoja que reportaba sobre el estado actual del paradero de Lyon.

—Él va a aparecer, ¿verdad? —preguntó Izaro, captando la atención de Levi, quien estaba en la entrada viendo a lo lejos a varios soldados comentar la situación.

—Debe ser que se accidentó en algún sitio mientras montó a caballo..., siempre pasa —dijo Levi, tratando de reconfortar a la mujer, aunque sin éxito—. Él estaba con su caballo y el animal tampoco aparece. Dentro de unas horas aparecerá y se bajará toda la alerta.

Aunque claro, Levi jamás había visto una búsqueda exhaustiva de ese nivel. Tal vez porque Lyon se trataba de un miembro activo de la nobleza con buenos contactos de gran poder, era la única posibilidad que existía acerca de por qué la Policía Militar hacía bien sus labores, ya que nadie ahí habría hecho lo mismo por la gente de la Ciudad Subterránea.

Izaro por su parte asintió y volvió a poner la mirada en la ventana, notando que tanto Phoebe Barbrow como Erick Mitchell mirando arriba mientras interrogaban a sus dos subordinados, Damián y Elián. Su actuación tranquila y preocupaba por el paradero del noble fue fenomenal, pero en su interior sintió una tensa sensación cuando sus ojos se encontraron con los que su anterior pareja.

—Creo que Phoebe y Erick me interrogarán por el asunto.

—No quiero que ese imbécil se te acerque —dijo Levi al instante.

Izaro contestó tras un suspiro—. Eso no está a decisión, igual les diré la verdad.

La verdad que su familia formuló para ocultar su crimen.

El toqueteo de una mano golpeando la puerta se presentó poco después, los ojos carmesí de ella pronto se conectaron con la tonalidad azul de los de la capitana de la Policía Militar. Ninguna mostró intimidad por la presencia de la otra, haciendo su debida tarea según su posición. Una para encontrar la verdad de Lyon Hayworth, otra para ocultarla.

Phoebe pasó su mechón de cabello rubio detrás de su oreja, caminando hacia la capitana de la Legión mientras ignoraba la mirada seria que Levi le dirigía. Los colores de la insignia con el caballo tomaron fuerza cuando se acercó a la ventana, donde la luz del sol impactó en su chaqueta, mientras que las Alas de la Libertad de Izaro estaban envueltas en sombras.

—Necesito hablar contigo —dijo Phoebe con firmeza—. Debes acompañarme a los cuarteles de Mitras, ahora.

Izaro no dijo nada, solo caminó a su lado para montarse al carruaje que las llevaría a la capital. No le hizo mucho caso a la mirada de desprecio que Erick le dio, antes de sonreírle a ella y aguantando las ganas de las cosas que quería decirle para provocarla. Sin embargo, Barbrow se adelantó para hablar.

—Erick, necesito que te quedes e interrogué al capitán Levi.

—¿¡Qué!? —Erick miró con miedo al azabache, quien tomaba tranquilamente su té, apretando los puños por la frustración que sintió en ese momento.

Sin duda, no saldría nada bueno de ahí.

Pero el interrogatorio de Mitras tampoco sería algo placentero. Era una carrera para ver quién quedaba con la última palabra; la azabache sabía que para un buen engaño debía de conectar tanto sus palabras como las reacciones de su cuerpo, generando así una interpretación que hiciera a Phoebe aceptar la versión de Izaro.

La sala de reuniones en la sede central estaba cálidamente iluminada, incluso los rayos atravesaban las finas cortinas que se balanceaban por la brisa. Las paredes, construidas por piedra y madera para darle un estilo rústico, eran testigos del interrogatorio que sucedía en la mesa ubicada en el centro, donde las dos mujeres estaban sentadas en diferentes extremos.

—¿Tuviste contacto con Lyon Hayworth el día que él desapareció?

—Sí.

—Directa al grano.

—¿Qué ganó mintiendo, Phoebe? —preguntó Izaro mirándola confundida—. Lyon es muy especial para mí, que esté desaparecido me preocupa y cualquier cosa que yo te relate puede ayudar en buscarlo.

La rubia seguía con su mirada estoica.

—Llevabas un año entero sin verlo y mágicamente, justo el día que desaparece, lo vuelves a ver.

—Corrección: No lo vi recién el día que desapareció, lo vi días atrás en un restaurante de Mitras. Te puedo dar el nombre para que le preguntes a los empleados, te confirmarán mi versión —respondió la azabache, aclarando su garganta para continuar—. Me puse al día con Lyon después de tanto tiempo, me dijo que se había comprometido con Camila Lexington, la hija del senador Abraham. Nada sospechoso pasó.

—Que bueno que mencionas a la señorita Camila —dijo Phoebe—. Ella me dijo que la última vez que vio a Lyon fue cuando se fue para seguirte después de que aparecieras desesperada en la mansión.

Mierda...

Sus ojos carmesí vieron a Phoebe levantarse de la silla para abrir la puerta. Una mujer castaña de ojos verdes apareció, vestida con los trajes más lujosos de la capital mientras un velo blanco tapaba su rostro angelical. Camila miró con seriedad a Izaro, quien trató de mantener su compostura mientras su mente traía de recuerdo la versión creada por su familia.

—Camila, ¿qué pasó ese día que Izaro Xion apareció en la mansión Hayworth? —preguntó la capitana de la sede de Stohess, ofreciendo su asiento a la mujer recién llegada.

—Estaba en casa de Lyon haciendo la lista de invitados para nuestra boda cuando la capitana Xion apareció ahí; estaba desesperada, llorando incluso —relataba Camila—. Lyon bajo y habló con ella preocupado por su estado emocional, pero no supe de qué estaban hablando. La capitana se fue llorando en su caballo y mi prometido la siguió, uno de sus empleados me dijo que Lyon volvería pronto y que debía tratar de evitar que la capitana cometiera una locura.

Izaro dirigió su mirada a la rubia de ojos azules, ignorando los ojos cristalinos de la otra mujer.

—Estaba desesperada porque un tipo extraño me atacó dentro de las instalaciones de la Legión. La Policía Militar tiene el reporte, puedes comprobar que ocurrió el mismo día  —respondió sin titubear—. Logré verle objetos de valor que sólo habían en la casa de mi hermana, la cual aún sigo en luto y que además hay como evidencia la ventana rota. Antes de ir a la residencia que pertenecía a mi hermana, quise ir donde Lyon a pedir ayuda. Fue la única persona que pensé para pedir ayuda hasta que recapacite, y preferí no involucrarlo en una escena de crimen.

» No sé hasta dónde llegó a seguirme, no había rastro de Lyon cuando llegué a Erhmich. Además, no estoy al cien por ciento de mis capacidades por mi luto, perdí a mis hermanos y a mis sobrinos en Shingashina así que obviamente me desespere al pensar que alguien entró al hogar de una de mis hermanas. Estuve toda la noche en casa de mi tío, ni siquiera me calmó eso porque mi tío estaba ebrio y comportándose como un imbécil.

—¿Y esas vendas en tu mano? —Phoebe señaló la mano de Izaro, cubierta de mantos blancos que protegían sus cortes— ¿Los hizo tu tío?

—Sí, me lanzó una botella y estalló cerca de mi mano. Pudo ser peor —respondió la azabache mirando su mano herida, producto de la ventana rota que ella provocó para crear una escena de asalto como relataba su versión—. Mis primos son testigos, incluso los propios empleados de la casa por si quieres corroborar mi historia.

—Igual sigues siendo la última persona que lo vio con vida —habló Camila, apretando sus labios mientras la miraba atentamente.

—Tú también lo eres, y los empleados y cualquier persona habitante de la capital que lo vio seguirme —Izaro alzó su mirada, imponiendo cierto control en la conversación—. Eso no prueba de que soy responsable de su desaparición o lo que le haya pasado para que no volviera a su casa contigo.

La conversación podía durar más, pero todo se vio interrumpido cuando un oficial de la Policía Militar apareció, transpirando mientras miraba a Phoebe de una manera consternada. Sus palabras congelaron a las presentes cuando le dijo que el caballo de Lyon Hayworth había aparecido, siendo montado por un extraño que afirmaba haber acabado con la vida del noble. Nadie se quedó en esa sala, todos fueron al lugar que indicaba el oficial para comprobarlo por sus propios ojos. Izaro no tuvo que disimular esa vez, el impacto que sintió al volver a ver al tipo extraño de la Ciudad Subterráneo que trató de abusar de ella fue suficiente para seguir con la mentira; estaba montado el animal, con una botella de licor en la mano y lo que parecía ser el anillo de compromiso de Lyon.

Camilo ahogó un grito de desgarro, cayendo al suelo para llorar mientras era socorrida por los oficiales.

Había un río que se movía con violencia, soldados parados al frente de este trataban de continuar con la búsqueda de Lyon, teorizando que el cuerpo era acurrucado por las aguas turbulentas de ese río. Izaro solo pudo concluir que Danilo había mandado a ese tipo para sacrificar su libertad, aprovechando que habían encontrado el caballo del noble y lo tomaron en cuenta para evitar ser expuestos.

—¡Maldito noble! —gritaba el sujeto— ¿No que no me ibas a dar tu anillo? ¡Pues ahora te quite también el caballo y tu vida, apestoso noble de mierda!

Claramente estaba intoxicado en alcohol y probablemente drogado.

—¡Sigan con la búsqueda! —ordenó Phoebe a los soldados— ¡No nos iremos de aquí hasta que encuentren el cuerpo de Lyon Hayworth!

Izaro la miró conmovida.

—Este río no parece seguro, Phoebe. Es posible que lo arrastrara hasta las ruinas del María.

—Nada pierdo haciendo el intento.

Una vez la mujer se fue, Izaro partió nuevamente al carruaje que las trajo al lugar, ignorando el llanto de Camila Lexington que reclamaba por quien iba a ser su futuro marido. Tampoco hizo caso al sujeto que su tío le pagó para tomar el papel del asesino de Lyon, solo quería volver a su casa, a la Legión de Reconocimiento, para fingir que nada había pasado y que todo seguiría con su rutina como siempre.

Y claro, para mojar su rostro cuando las lágrimas finalmente cayeran por sus mejillas por la muerte de aquel hombre.

Yo ya sabía que era un fracaso desde que nací,
el perfecto Zachary siempre acaparaba la
atención de todos e Izadora, incluso cuando se
suicidó la idiota, todos siguieron pensando en
lo perfecta que era. ¿Dónde quedé yo? Ah,
cierto. Soy Danilo, siempre seré un fracaso.

Ni siquiera pude conseguir lo que quería para
mostrar que sí puedo ser perfecto, agradézcanlo
a Izaro. Me cansé de todo, más no siento
arrepentimiento por todo lo que hice. Los odio
a cada uno de ustedes y espero que, si el
infierno existe, recibirlos a todos ustedes
para vengarme de cada uno de ustedes.

Hasta nunca, la familia Xion no necesita
saber que son unos auténticos demonios en
la tierra, pero al menos reconozco que fui
el peor de todos ellos.

Y todos en las murallas estarían a salvo
si esta familia dejara de existir. Qué suerte
que ya no será problema para mí.

La carta fue encontrada por su esposa antes de descubrir el cadáver de Danilo colgando de un árbol meses después de la tragedia de Shingashina y la muerte de Lyon Hayworth. La situación era un evidente suicidio, cada material que rodeaba el cuerpo sin vida de Danilo apuntaba a que el hombre murió a consciencia y de acuerdo con sus últimas acciones.

Izaro miraba a su tía postiza llorar por aquello, aunque sus primos parecían estar relajados de que el hombre se encontrara ahora muerto, acabando así con un infierno en el hogar. Su mano apretó la hoja que era la carta de despedida de su tío, esto para ocultarlo de las autoridades de la Policía Militar que entraban y salían del sitio, mintiendo que no se había dejado ningún último recado y aceptando las condolencias que estos le daban.

—Estás actuando algo fría, mi querida Iza —Amelia movía su abanico mientras miraba con una sonrisa a su sobrina—. Me recuerdas a mi hermano, tu padre.

—Isaac Xion estaría horrorizado con todo lo que está pasando en esta familia, mi propósito incluso se ve comprometido con todo esto.

—Bueno, ¿qué quieres que te diga? Es el precio por toda la mierda que hasta él hizo en vida —dijo Amelia, abrazando a Izaro con su brazo libre—. Sabes lo que es el karma, ¿verdad?

—Toda obra buena será recompensada mientras que toda obra mala también lo será, pero con un resultado diferente al otro —respondió la capitana de la Legión.

De pronto sus ojos miraron a los de su tía, ambos de color carmesí como los que ella. Una sonreía mientras que la otra no hacía ni el intento de levantar sus labios para que miraran hacía arriba.

—Tal vez sea hora de que todos los Xion que sigan con vida lo paguen, aunque tú y yo podemos seguir huyendo de este como siempre lo hemos hecho.

—A veces siento que no es del todo una bendición haber nacido en esta familia, tía.

—Oh, querida, eso ya es cosa tuya porque nadie de los Xion piensa que es una bendición —se ríe Amelia—. Pero no te culpo, tu cabecita ingenua quedó tan dañada que ahora piensa cosas para... proteger la poca inocencia que queda en ti...

Izaro bajó la mirada por esas palabras, luego recordó lo que su tía le dijo al inicio.

—¿Debería comportarme de ahora en adelante como una mujer fría para parecerme a papá? ¿Él hubiera sentido cariño por mí si hubiera actuado en un modo más frío?

Su voz sonaba algo quebrada.

—Ay, Izaro, ambas sabemos que Zachary con suerte amaba a Theodore —dijo Amelia—. Pero si deseas mi opinión, entonces no. Mejor sigue siendo la tonta y complaciente Xion de siempre, porque él no hubiera sentido cariño por tí de ninguna forma. Al menos el capitán Levi sí te aprecia.

Lo hacía, pero al costo de las mentiras que Izaro Xion arrastraba desde que había nacido en la admirada familia de los ojos rojos que cautivaba cada extremo de las murallas. Una familia perfecta que simplemente permitía que el infierno tuviera lugar en sus corazones y en la entrada de sus hogares.

Y para peores, faltaba más por conocer de los Xion, si es que alguien se atrevía a bailar con los demonios.

INFORMACIÓN ACTUALMENTE DISPONIBLE PARA EL PÚBLICO

Información básica sobre los miembros de la familia:






to be continued...

N/A:

HOLAAAAAAA, que bueno verlos por aquí. les cuento que aprobé lo que hizo que casi desapareciera de aquí, así que celebremos con un nuevo evento canónico de izaro🥳

después de este capítulo entraremos a la línea temporal de la mitad de la primera temporada, EREN IS COMING GENTE QUE BELLO. así que no olviden mantenerse activos que estamos avanzado muy rápido aquí 🤓

no olviden votar y comentar para desbloquear el siguiente capítulo, sigamos creciendo yo sé que pueden!

oh, y pueden visitar mi libro dandelions que es un au de la saga terapéutica y hay crossover con otras historias de grandes escritoras👀

con cariño, nicky🌙

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