𝐗𝐗𝐈𝐈 ; the sadness will never ends
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CAPÍTULO VEINTIDÓS
· • ❝〔 la tristeza nunca terminará 〕❞ • ·
sangre extinta ; parte VI
Mitras. Muralla Sina. Año 844.
LOS FUNERALES ERAN UNOS EVENTOS QUE Izaro aborrecía desde el de sus padres. A veces se enfermaba en plenos actos o sentía ansiedad ante la presión de no llorar para no verse débil. El funeral de Nicholas resultaba ser peor de lo que esperaba, sobre todo cuando las miradas estaban sobre ella como una forma de castigarla por la decisión que había tomado y llevó al chico a la muerte.
Todos la señalaban como la principal culpable del trágico final de Nicholas, tanto oficiales de la Policía Militar como algunos miembros de la ambiciosa sociedad de la nobleza, y no era para menos. Resultaba que Nicholas pertenecía a una familia particular, donde su padre era Eddard Rymer, subcomandante de las tropas élites de la Policía Militar, mientras que su padrastro era Vladimir Mischutin, un noble que pertenecía al prestigioso grupo cercano del Rey.
Ella misma declaraba lo obvio. Su fracaso en su primera expedición como capitana fue peor de lo que imaginaba y se alegraba de que su familia no estuviera ahí con ella, puesto a que la humillación en la que se vería sometida sería peor de lo que su mente teorizaba. Papá nunca hubiera permitido esto. Papá se avergonzaría de mí. Papá me odiaría...
—Felicidades, Xion, hiciste un gran trabajo ahí en el exterior —Erick aplaudía con odio mientras la miraba. Deseaba burlarse de la situación de Izaro, pero debía mantener la postura de un miembro ofendido por la decisión de ella para que más personas siguieran su ejemplo, aunque todos ignoraban las palabras de él—. Tu inutilidad llevó a que ese pobre muchacho muriera. ¿Sabes quién era? El hijo de mi jefe. Y no sabes cuánto deseo que te haga pagar por lo que hiciste. Mereces eso y peores cosas...
Izaro trató de ignorarlo, caminando por cualquier parte del cementerio para evitarlo, pero Erick la seguía y eso le hacía sentirse más ansiosa de lo que ya estaba. Buscaba con la mirada a Levi, quien hablaba con unos soldados sin saber la situación que Izaro estaba pasando. Era perfecto. Erick aprovecharía cada minuto que Levi no mirara para escupir su odio contra la mujer.
—Oí que tienes una especie de relación con Lyon Hayworth, ¿sabías que él es amigo de Vladimir Mischutin, el padrastro del chico que mataste?
Izaro no le contestó.
—Espero que después de esto te odie, que finalmente abra los ojos y vea la perra desgraciada que verdaderamente eres —sonreía Erick—. Tu familia perderá para siempre la oportunidad de meterte con la nobleza y serás una absoluta vergüenza. Es el precio del karma. Tú recibes la mierda que mereces y yo estaré feliz de verte en la miseria.
—¿¡Me puedes dejar en paz!? —Izaro lo miró con desesperación en sus ojos, los cuales también comenzaban a cristalizarse aunque ella hacía un esfuerzo por no soltar lágrimas. Decidió no alzar la voz, que su súplica fuera algo entre ellos dos y que la atención siguiera estando en los soldados caídos.
Pero Erick simplemente sonrió con malicia, adoraba verla así de vulnerable— ¿Quieres llorar? Adorable idiota...
—Capitana Izaro...
La conversación de los dos soldados acabó cuando una voz femenina apareció detrás de Erick. Una mujer de cabellos y ojos azabaches estaba ahí con una mirada depresiva fija sobre Izaro, quien inmediatamente la reconoció como Sarah Mischutin, la madre de Nicholas.
—Señora Mischutin, ¿en qué le puedo servir?
Todavía podía recordar el amargo trago que tuvo que pasar cuando fue al antiguo hogar de Nicholas a informar la muerte de él, algo dentro de su ser le había dicho que saliera de ahí y no quedarse a consolar a nadie, de algo se había salvado cuando empezó a escuchar los gritos de la madre de su fallecido subordinado.
Miró al vientre de la mujer. Sarah Mischutin ya tenía un embarazo muy avanzado.
—¿Necesita ayuda con su embarazo? ¿Se siente bien? —pregunta Izaro preocupada.
—Mi bebé no conocerá a su hermano mayor y destrozaste por completo la vida de mi hija Sylje... —soltó Sarah en un tono pasivo-agresivo.
Izaro suspiró, debía tratar la situación de manera delicada.
—Señora Mischutin, si me permite...
Sus palabras se vieron interrumpidas cuando la mujer le propinó una cachetada con tanta fuerza que hizo a Izaro tambalear un poco. Erick hubiera deseado tanto burlarse, pero se vio obligado junto con otro oficial a detener a la mujer que se iba a lanzar encima de ella para seguir golpeándola. El gesto llamó la atención de todos, quienes enfocaron sus miradas en el altercado que en el propio entierro.
—¡Por tu culpa mi hijo está muerto! —gritaba Sarah en lágrimas, tratando de quitarse a los dos oficiales de encima— ¿¡Por qué permitiste que fueran solos!? ¡A ti te deberían enterrar, maldita perra!
Izaro permaneció estática sin tan siquiera reaccionar al golpe. Sería peor si ella mostraba una reacción ante la agresión recibida, igual podía soportarlo, ya se había acostumbrado al pasado. Sólo se tragaba las palabras de la mujer y las miradas de desaprobación que muchos le brindaban.
En su pecho se comenzó a sentir una fuerte presión, como si sus pulmones decidieron contraerse poco a poco hasta que Izaro sintiera una falta de aire. Su corazón latía con rapidez, sus manos temblaban y un sudor completamente frío empezó a bajar por su piel. Nunca había recibido tantas malas miradas sobre sí misma, aquello no era algo positivo, su familia entraría en colapso si vieran la manera en cómo gran parte de los presentes miraban a Izaro, como un fracaso y decepción en su primer día de capitana.
Soy una Xion... No me pueden ver de esa manera, todos deberían amarme y admirarme... No pueden hacerme esto... No ahora, no por favor...
—¡Maldita, los vas a pagar! —gritaba la mujer hasta que su esposo, el noble Vladimir Mischutin llegó a tratar de calmarla recordando su estado de embarazo.
Eddard Rymer, el exmarido de la mujer y padre de Nicholas, también subcomandante de la Policía Militar, se acercó a Izaro.
—¿Estás bien, capitana? —preguntó Eddard e Izaro asintió mientras sentía que era jalada para caminar por el cementerio con el único propósito de tener una charla más íntima, sin la preocupación de que la mujer soltara su ira nuevamente sobre la azabache de ojos carmesí—. Vamos, lamento la acción cometida por mi ex esposa, pero comprenderá que...
—Subcomandante Eddard..., yo no quería en un inicio que él y sus amigos fueran...
No estaba segura si era buena idea decirle al hombre aquello, probablemente la haría ver como una incompetente o negligente en su posición como capitana, manchando aún más el valor de su apellido, pero sentía que debía soltarlo. Después de todo, más que un hombre de alta posición militar, era el padre de Nicholas; merecía saber que la naturaleza aventurera y sacrificadora de su único hijo varón fue tanto una bendición como una maldición que lo llevó a la tumba.
Le contó todo, desde cómo inició la expedición hasta como concluyó, lo qué intento hacer por el adolescente y lo que el propio Nicholas dijo en sus últimas palabras. Izaro sabía que Eddard Rymer podía tener un aura fría que lo rodeaba y lo hacía ver imponente –a veces, incluso amenazante–, pero la imagen del hombre era el evidente duelo de un padre que perdió a uno de sus tesoros más apreciados, la cual luego comprobó cuando lo vio bajar su mirada por unos segundos, recuperando su semblante serio para mantener su aura fría, aunque sus ojos cristalizados exponían lo que verdaderamente sentía.
Izaro pensó que si a ella le dolió tanto perder a sus padres de pequeña, ¿que sentiría un padre al perder un hijo?
¿Papá habría llorado si yo hubiera muerto antes que él?
—Capitana Izaro —dijo Eddard con un tono frío—. No condenaré a la Legión por lo que le pasó a Nicholas... Él nunca me hubiera perdonado si lo hiciera, pero... Te juro que si su muerte es en vano, entonces me encargaré de que la gente odie la división más de lo usual... Y soy un hombre de palabra.
Izaro bajo la mirada—. Comprendo...
A unos metros de distancia, Lyon miraba la escena. Su expresión mostraba una clara preocupación por la azabache de ojos carmesí, no solo por la bofetada que recibió, sino por lo qué podía sentir ella antes las miradas negativas que estaba recibiendo. Deseaba tanto ir a consolarla con un abrazo, tal vez un beso en la cabeza o incluso charlar con ella para que pudiera expresarle los sentimientos que atravesaba ante la situación; sin embargo, sentía como que una pared invisible se lo impedía y aquello era su gente de la nobleza.
—A veces me pregunto qué tienen los Xion que atrae a la gente... —La voz de Víctor Hryniv se manifestó detrás de Lyon, quien volteo a mirar al pelinegro de ojos azules que traía una sonrisa levemente arrogante— ¿Su patrimonio? Lo ganaron a través de sus matrimonios... ¿Su talento? Lo desperdician en la Legión de Reconocimiento en lugar de utilizarlo para servirle a su Real Majestad... ¿Sus ojos? Mhm, me recuerda a los demonios descritos en los libros de la iglesia...
Lyon miró al noble con poca gracia, siempre miró a Víctor como un fanático religioso que predicaba como un hipócrita, sobretodo cuando todos sabían que él era precavido con su corrupción. A veces le preocupaba que el hombre tuviera tres hijos, siendo la mayor aquella pequeña de cabello negro y ojos azules que también estaba presente en el lugar con un vestido negro, escuchando tranquilamente las palabras de su padre.
—Es irónico que lo digas, Víctor —comentó Lyon volteándolo a ver— ¿No estabas comprometido con una de las hermanas de Izaro?
—Eso fue hace muchos años, rompí mi compromiso cuando mi padre murió y me casé con Alysa —respondió Víctor, cargando a su vida en brazos cuando ella se aproximó—. Ahora soy padre de Jena, Catelyn y Einer... Me salvé de formar una familia con esa gente, a diferencia tuya, que apenas tuvo un encuentro sexual y ya la amas. Aunque no me extraña, esa chica solo sirve para excitar los...
—Tu hija te está escuchando —dijo Lyon molesto—. Y tenle más respeto a Izaro, ¿o eso no lo enseñan tu maldita secta de las murallas?
Víctor sonrió.
—La palabra de las diosas dicen que le debo mi respeto a mis semejantes, créame, esa Xion está lejos de serlo.
La mirada de Lyon era suficiente respuesta para Víctor, pero no le importaba. Él había conocido una pequeña parte de lo que escondía la familia a la sociedad, su retorcida forma de ser no necesitaba torcerla más y menos por personas que el único beneficio que podían darle era un apellido.
Se alejó con su hija en brazos, dejando al otro noble pensativo de lo que se refería. Aún así, no consiguió quitarle la preocupación que sentía por Izaro en esos momentos.
༉
Durante todo el camino de regreso a los cuarteles de la Legión de Reconocimiento, Izaro no habló con Lyon, ni siquiera cuando él mostraba una iniciativa de conversar con ella. Al noble no le interesaba el tema de conversación, quería escuchar su voz, pero no podía. Ni siquiera podía acercarse a ella, aunque en eso no se preocupaba mucho ya que Izaro iba en busca del apoyo de Levi, quien los estaba acompañando en el mismo carruaje en silencio, mirando con su típica seriedad a su amiga para asegurarse de que sintiera una especie de consuelo.
Fue más difícil para Lyon cuando llegaron a los cuarteles. Izaro salió disparada a su habitación como si estuviera en la espera de algo en ese lugar, Levi le tuvo que explicar vagamente a Lyon que ella hacía eso cuando sabía que su familia tenía un mensaje para ella. Así que él corrió tras de ella, esperando que las palabras que los Xion tenían para la capitana fueran de consuelo luego de un largo día pesado.
Lamentablemente, cuando llegó a la habitación de Izaro y la mirada fija hacía la carta, supo que sus esperanzas se habían acabado. Se acercó y leyó en voz baja lo que estaba escrito en tinta.
Para Izaro:
Soy Danilo Xion escribiendo en nombre de toda
la familia que tú acabas de avergonzar con tus actos.
Somos conscientes por las experiencias de nuestros
pasados que la Legión de Reconocimiento siempre
tendrá cierta tasa de bajas mortales por expedición pero,
¿sabes cuántas tuvo Isaac Xion en su primera
expedición como capitán? ¿O el viejo idiota?
¿Yo? ¿O tu adorado padre?
Exacto, tuvieron cero bajas.
Sos una verdadera desgracia para esta casa,
te habrías ahorrado esa humillación si no
hubieras seguido con tus deseos de seguir con el
legado porque "se lo prometiste a la tumba de Isaac".
Estoy seguro que se está retorciendo en su tumba al ver
tu patética actuación en la expedición. Zachary también
lo debe de estar y es una lástima, me habría
encantado ver como ese estúpido se retuerce al ver que
en su perfecta descendencia hay una imbécil
incompetente como tú.
La familia por el momento no desea hablar
contigo, tómalo como un castigo de parte nuestra
por tu incompetencia. Agradezca que el imbécil de
tu padre, mi hermano, esté muerto. Te negaría como
hija por la vergüenza que diste.
—Familia Xion
Lyon alzó la mirada, notó que los labios de Izaro estaban temblando mientras sus ojos se cristalizaron, aunque ella no se estaba permitiendo llorar. Se preocupó inmediatamente y le habló.
—Izaro, no le hagas caso. Tu tío... no es alguien empático y esto que ocurrió en la expedición no es un caso único, le pasa a todos los líderes ahí encargados de escuadrones...
—Pero a mí no me tenía que pasar, ¡no a mí, no a una Xion! —la escuchaba desesperada, sus manos temblaban mientras aún sostenía la carta.
—Iza, hasta el capitán Zachary tuvo que sufrir bajas en su escuadrón... Es tonto pensar que a ustedes, por ser Xion, no les ocurrirá...
La azabache de ojos carmesí lo miró con molestia, dejando caer la carta en la cama mientras trataba de poner en orden su respiración. Sentía que era el inicio de un ataque de ansiedad y debía controlarlo puesto que no estaban sus amigos más cercanos para ayudarla.
—Lo dices porque no sabes cómo es mi familia en realidad, ¿de acuerdo? —dijo ella mientras analizaba que iba a decir para no revelar mucho—. Todos en las murallas imaginan que la vida de un Xion son lujos y alabanzas de las personas, pero la realidad es que nacemos con una maldita expectativa. Nacemos para superar a nuestras anteriores generaciones, porque tenemos un jodido legado que hay que darle valor y por eso nos tomamos en serio lo que hacemos. ¿Por qué crees que algunos matrimonios han sido con personas excepcionales militarmente? ¡Porqué estamos obligados a tener generaciones mejores que nosotros! No estamos satisfechos con nosotros mismos, estamos sedientos de más y más alabanzas.
Lyon puso sus manos en los hombros de ella.
—Izaro, mírame y escúchame —decía él mirándola a los ojos, acariciando su mejilla a manera de consuelo—. Eso lo sé y lo comprendo..., pero Izaro, actúas como si fueras a sufrir un ataque de ansiedad o estrés y eso no es motivo para llegar a tal extremo...
La joven frunció el ceño confundida, negando lentamente la cabeza mientras miraba al noble. El pecho le presionaba y sus manos seguían temblando. Fuera lo que fuera a tener, no era una exageración o un invento de ella.
—¿Piensas que exagero?
—Pienso que no es para tanto que te estés poniendo así —dijo Lyon—. Sé cómo te sientes. Mírame. Yo también tengo una expectativa que cumplir, soy el heredero de una casa noble, hay mucha responsabilidad y deber sobre mis hombros.
Izaro negaba con la cabeza.
—No somos lo mismo, Lyon —expresó ella—. Tú eres un noble, uno de varios que existen en las murallas... Yo soy una Xion, no hay nadie como yo y mi familia... Tus expectativas son insignificantes al lado mío...
—Iza, tampoco tienes que...
—Esa es la verdad, Lyon —dijo Izaro con tanta seriedad y molestia en su rostro—. Tus problemas son simples al lado mío, ¿sabes qué cosas tengo que lidiar por ser una Xion? ¿Eres acaso consciente de la clase de cosas que he sido testigo por tener ojos rojos y un apellido tan importante como el que tengo?
Lyon la mira con molestia.
—No tienes que minimizar mis problemas...
Izaro le reclama.
—Tú haces como si mi estrés y ansiedad son una exageración —lo señala molesta—. Estamos a mano, supongo.
—¡Izaro, trato de ayudarte!
—¡No, no lo haces! ¡Ni te interesa lo más mínimo para ayudarme! —exclamó Izaro con enojo—. A ti solo te ha interesado tener relaciones conmigo, tratar de conquistarme. Claro, lo comprendo. Lo haces porque soy hermosa, soy tan deseada por otros hombres y mi familia es amada por todos. No empatizas conmigo por lo que siento con este trabajo, piensas que exagero, eso habla mucho de ti...
Lyon estaba sorprendido por las palabras de la mujer, pero también herido, porque no era lo que él sentía por ella.
—¿Cómo te atreves a decir eso? Si hemos tenido intimidad es porque tú me lo has permitido, porque te prometí que podía ayudarte con un heredero y sí, demonios, me interesas sentimentalmente, pero no te veo como un trofeo —aclaró él—. Eres hermosa físicamente, pero me enamore de ti al convivir contigo... Izaro, ¿por qué piensas eso de mí?
La nombrada maldijo mentalmente cuando una lágrima bajaba por su mejilla. No lloraba por la ansiedad que sentía, tampoco por la acalorada discusión que estaba teniendo con el noble. Lloraba porque sintió que la historia nuevamente se repetía, con la diferencia de que Lyon seguía sin dar los pasos que Erick había dado en su momento, los cuales se trataban de señales previas antes de quitarse la máscara. Tal vez era ella la que estaba mal, pero no quería correr el riesgo; cinco años atrás, cuando Erick se había finalmente ido e Izaro tuvo oportunidad para quedarse en la Legión, prometió que no se arriesgaría en otra relación.
Tal vez Lyon tenía razón, probablemente él era de los pocos hombres que mostró genuino interés en ella más allá del sexo y la vida popular que su apellido brindaba, pero no correría el riesgo. Izaro no quería volver a sentir el dolor de un golpe o un insulto de parte de alguien que amaba, aún si Lyon no había mostrado ser ese tipo de persona.
—Vete, Lyon, sea lo que sea que hayamos tenido... acaba hoy mismo...
El noble la miró con consternación.
—Iza...
Otra lágrima cayó.
—Lyon, por favor, vete... Yo... Yo no puedo pretender tener algo si siento miedo del pasado...
Él no entendió, pero con la vista puesta en el suelo aceptó.
Lyon se retiró de la habitación. Eso brindó a Izaro la oportunidad de suspirar mientras más lágrimas caían. Mierda, ¿por qué estás llorando?... Corrió hasta su baño para mirarse al espejo, sus mejillas ya estaban empapadas. Empezó a limpiarse los restos de lágrimas con las palmas de sus manos, seguido a eso, abrió la manecilla del lavabo hasta que vió el agua caer, aprovechando para humedecer su rostro en ella hasta mirarse nuevamente al espejo. La gotas del agua acomulada caían, algunos cabellos negros estaban empapados, pero la mujer se veía ya calmada... O eso era algo que ella misma quería hacerse creer.
—No... No estabas llorando —se dijo a sí misma—. Tú no debes llorar, eso es inapropiado para alguien como tú. Te estabas lavando la cara... Sí... Eso estabas haciendo, te estabas lavando la cara y por eso pensaste que estabas llorando cuando no era así...
Ahora ella no podía saber la verdad, porque sus lágrimas se ocultaban en la humedad de su rostro.
༉
Dejó que la brisa nocturna golpeará levemente su rostro mientras apreciaba la lluvia de estrellas que caían desde el cielo. Agradeció que el cielo tuviera una vista espectacular y única esa noche, era lo menos que ella podía recibir después del exhaustivo día que tuvo. Eran en esos instantes que Izaro no quería saber nada, ni de la Legión, ni de su familia, ni de nadie; sólo deseaba estar ahí sentada mientras olvidaba por un momento quién era ella misma.
Ya era algo tarde, por lo que, desde el balcón donde descansaba y meditaba, no podía ver a los soldados entrenar hasta la noche o tener algunos paseos en los campos de entrenamiento hasta los establos. Tal vez era lo mejor, así su cerebro estaba seguro de olvidar por un momento la responsabilidad que ahora tenía con cada soldado siendo capitana. Sólo deseaba unos minutos de paz. No siendo la capitana Xion, tampoco Izaro Xion, sólo Iza...
—No te vi en la cena, ¿estás bien? —La voz de Levi apareció y ella miró atrás hasta conectar sus ojos con los de él, quien yacía en la entrada al balcón apoyado en el marco.
Izaro asintió.
—No tengo hambre, necesitaba acomodar mis ideas sobre las cosas que pasaron hoy.
El azabache se acercó, quitándose el chaleco para cubrir la espalda de su compañera, Prefería pasar él un poco de frío antes que ella. Izaro lo miró con gratitud por el gesto, no todos los días veía a Levi comportarse de esa manera y aprovechaba para mostrarle al hombre lo mucho que apreciaba su acción.
Levi decidió sentarse a la par de ella, a escasos centímetros aunque brindándole cierto espacio. Se mantuvo en silencio, solo hasta que ella tuviera la iniciativa de hablar y así desahogar las cosas que necesitaba soltar.
Izaro suspiró.
—Terminé lo que tenía con Lyon...
—¿Debo tomarlo como una buena noticia o una mala noticia? —preguntó Levi con seriedad, seguro de lo que decía mientras preparaba internamente las palabras que le brindaría a Izaro como reacción.
Pero ella simplemente agachó la mirada.
—Lyon y yo tuvimos una discusión, dijo que no era para tanto mi estrés porque soy vista como un fracaso en mi familia... —habló Izaro, sin saber qué el semblante serio de Levi se suavizó—. Le dije que sus problemas eran estúpidos al lado de los míos..., no llegamos a los gritos ni a nada físico, pero preferí que fuera lo que fuera que éramos tuviera un fin inmediato.
—¿Por qué?
La voz de Izaro tuvo un quiebre en su tono.
—Porqué Erick una vez hizo algo similar.
La simple idea de que Izaro haya visto rasgos de Erick en Lyon perturbó la mente del soldado más fuerte de la humanidad, tanto que hasta apretó los puños mientras contenía la respiración por unos segundos y le decía a su mente que el noble no era alguien para ponerlo en una misma posición que el polícia militar. El heredero de los Hayworth estaba lejos de ser una de sus personas favoritas, pero no lo consideraba una mala persona que buscaba perjudicar más a la mujer que más importaba en su vida. De todos los hombres que habían intentado conquistar el corazón de la joven Xion (y vaya que Levi conoció a varios de todo tipo), Lyon resultaba ser el más decente de todos.
—Sé que Lyon nunca me hubiera insultado, mucho menos me ha golpeado..., pero ese simple acto me hizo sobrepensar en diversos escenarios que podrían pasar en un futuro... —Las manos de Izaro temblaban y no precisamente por la baja temperatura de la noche. Levi no podía parar de mirar las manos de su compañera—. No quiero volver a vivir eso, Levi... No lo soportaría vivirlo nuevamente, porque... Porque si vuelvo a vivirlo, tengo miedo de no salir de ahí...
El azabache de ojos grises alzó su mirada para ver el rostro de su compañera. Era evidente su tristeza y el leve temor que ella sentía. Él no la juzgó. Los soldados más peligrosos de la Legión también podían sentir miedo y no precisamente de los titanes.
De manera lenta, comenzó a acercar su mano a la mano de ella, quedando a escasos centímetros de tocarla.
—Si volvieras a vivirlo así sean mil veces, no dudaría en protegerte esas mil veces... Y mataría a quien se atreva a hacerte algún daño.
Aquel comentario hizo sacarle una leve sonrisa a Izaro, lo cual era bueno para Levi, ya que verla triste estaba en su lista mental de cosas de odiaba con toda su vida, estando casi al mismo nivel que su odio por la suciedad.
Por su parte, Izaro notó la cercanía en sus manos y ella acercó un poco la suya, aunque sin tocar la de él. Lo miró a los ojos, los cuales poseían un pequeño brillo a pesar de la expresión estoica del soldado.
—Levi, ¿tú... piensas que hice un buen trabajo para ser mi primera vez como capitana, incluso si mi decisión llevó a Nicholas a la muerte?
Levi frunció el ceño por la pregunta. No le gustaba que Izaro hiciera esa clase de preguntas y menos a él, porque significaban una cosa que la ataban completamente. Ser una complaciente patológica.
Y lo peor no era eso, sino que él suspiraba mientras formulaba mentalmente la respuesta honesta que le daría para dársela. Sintiéndose y siendo parte de ese problema que tanto aborrecía que su compañera tuviera.
—No te arrepientas ahora de la decisión que tomaste, aún si eso te trajo consecuencias sobre tu persona —contestó el azabache—. Si lo haces, estarás faltando al respeto a los que murieron y a Nicholas; les quitarás el propósito de sus muertes y no avanzarás por el sentimiento abrumador. Eso incluye a los mocosos de tu escuadrón, no permitas que el dolor los consuma...
Izaro lo miró mientras acercó su mano hasta rozar con la de él, quien al instante sintió el tacto y, con extrema precaución de mantener el ambiente, levantó su meñique para acariciar la piel de los dedos de Izaro.
—Levi, ¿a veces el dolor de perder a Isabel y a Farlan te consume? —preguntó lzaro con extremo cuidado de no tocar un lado sensible que pudiera existir en su compañero—. A lo que me refiero es, ¿a veces te preguntas sobre cómo sería todo si no les hubieras dicho que se quedaran en ese lugar?
En el fondo sabía la respuesta, era sencillo para ella adivinarlo con solo verle la mirada a su amigo, pero sentía la necesidad de que él le confirmara la respuesta.
Todavía recordaba lo duro que fueron los primeros meses tras la muerte de ellos; si bien Levi mantenía su atípica actitud, lo cierto era que el duelo fue infernal para él, llegando a sentirse incluso como un ser extraño habitando un mundo desconocido. Hubo hasta un momento donde a Levi le costaba comer bien, e Izaro hizo sacrificios para que él no perdiera el apetito y fuera acostumbrándose a la vida sin sus dos mejores amigos, su única familia.
—Creo que todo sería diferente... —fue la respuesta de Levi mientras él bajaba la mirada.
—¿Cómo qué clase de cosas? —preguntó ella mientras que, mirando los labios de su amigo presionar entre sí, su corazón latía con fuerza.
—Para empezar, Erwin estaría muerto; tal vez ese asqueroso noble nos traicionaría y nos veríamos obligados a regresar al subterráneo, o no y viviríamos normal aquí afuera —decía el azabache mientras imaginaba el escenario—. No volvería a saber nada de ti y tendría la incógnita sobre si volviste con esa bestia inútil o no... Probablemente, me odiarías por lo que hice y tal vez no dejaría de pensar en eso...
Levi nota que Izaro está muy cerca. Sus ojos grises como el metal de sus espadas conectaron con los ojos carmesí de ella como la misma sangre. Todo a su alrededor se apaga cuando ve la débil sonrisa genuina de Izaro.
—Yo no creo que hubiera llegado al nivel de odiarte..., no cuando sentí que eras especial...
—¿Por abrirte los ojos sobre la realidad de tu relación con ese cerdo idiota?
Susurró Levi.
Izaro rió en voz baja que fue como un susurro para el azabache.
—No fue por eso..., simplemente lo sentí...
La mujer se impulsó hacia adelante, a punto de tocar los labios del hombre con los suyos por mandato de su corazón, el cual palpitaba con tanta fuerza que se saldría de su corazón. Sin embargo, Levi se apartó con rapidez mientras la miraba, estaba consternado y hasta cierto punto, extrañado de la repentina acción de Izaro.
Al final, los labios de ellos no conectaron.
—¿Qué haces?
Izaro no sabía cómo reaccionar. Por un lado, se sentía rechazada; por el otro, se sentía consternada de que estuvo a nada de besar a su mejor amigo. ¿Qué me pasa? La mente de ella ahora estaba invadida de sentimientos negativos por su intención inicial. Para peores, Levi ya había mostrado su postura y ahora debía aceptar que él no la miraba nada más y nada menos que como su amiga.
Él no me mira de otra forma...
Comenzó a balbucear.
—Yo... Pues... Tienes como una basurilla en el ojo, te la iba a quitar —mintió con una risilla nerviosa, acercándose nuevamente para disimular que soplaba y limpiaba el ojo del soldado— ¡Cómo nuevo! ¿Qué creíste? ¿Pensaste que te iba a besar?
—Ah... —soltó Levi mientras la miraba—. No, simplemente me pareció repentina tu acción.
Izaro sonrió.
—Nunca te besaría, Levi... Los amigos no hacen eso...
—Sí..., amigos...
El silencio incomodó a los dos soldados que juraron amistad sobre cualquier otro sentimiento.
—Creo que iré a descansar..., fue un día largo —Izaro se dio media vuelta para dirigirse a la entrada del lugar, siendo perseguida por la mirada de Levi, quien sintió el leve roce de la mano de ella abandonar la suya. La azabache volteó para mirarlo y dedicarle una hermosa sonrisa que brillaba débilmente por la luz de la luna—. Levi..., gracias...
Finalmente retorno a los interiores del cuartel, abrazando su propio cuerpo del frío que este mismo estaba produciendo, mientras su pecho se presionaba internamente ante los pensamientos de Izaro respecto a la acción que minutos atrás estuvo a punto de cometer de no ser por el rechazo del soldado.
༉
Unos días después...
El sitio donde descansaba Nicholas Rymer, el cual todavía tenía una leve montaña de tierra encima del ataúd, estaba repleto de flores de diversos colores y cartas con el nombre de la hermana de él escrito en los papeles. No había lápida con su nombre tallado para identificar el lugar de descanso eterno del soldado; la tasa de mortalidad entre los soldados de la Legión de Reconocimiento, junto con otras personas que fallecían por diferentes motivos hacían una saturación de alto nivel para la preparación de lápidas, por lo que era incierto la respuesta de cuándo él recibiría la suya, aunque Izaro confiaba que las influencias que Nicholas tenía con la Policía Militar y la nobleza harían acelerar el proceso.
La capitana junto con su escuadrón visitaron el cementerio; Keira dejó en la tierra un ramo de flores blancas mientras Deva dejaba una sobre con cuatro cartas, cada una escrita por los mismos adolescentes. Damián estaba parado sin moverse y tratando de mantener su fría mirada, pero era imposible con las lágrimas que se derramaban en sus mejillas; Elián, por otro lado, no paraba de mirar la tumba envuelto en lágrimas, culpándose a sí mismo por lo que ocurrió.
—Elián, entiendo que esto sea difícil para ti, sobre todo porque Nicholas dio su vida para salvarte —dijo Izaro mirando a su subordinado, acariciando su espalda para consolarlo—. Pero necesito que seas el más fuerte de los cuatro en esto.
El adolescente sollozó— ¿Por qué?
—Porqué tienes que demostrar ante todos que la muerte de Nicholas no será en vano. Lo que hizo él fue uno de los actos de amor que no todos se atreven a hacer, lo hizo por ti y por los otros, también por su familia... —respondió Izaro con tranquilidad—, él tomó una decisión de la cual, di que quiera que esté ahora, no deberá arrepentirse... Y tú debes hacer que no se arrepienta...
El azabache de ojos azules se quedó pensando por unos segundos hasta que empezó a llorar con un poco más de intensidad.
—Él no debía morir, capitana... —sollozó el joven pelinegro— ¿Por qué tenemos que vivir en un mundo como este? ¿Por qué no podemos vivir en un mundo tranquilo como lo era antes de que aparecieran titanes?
Izaro suspiró, negando lentamente con la cabeza mientras bajaba la mirada.
—No lo sé..., pero como te dije, tienes que ser fuerte y más ahora que ustedes decidieron quedarse en el equipo a pesar de lo sucedido —La mujer deja posando sus manos en las mejillas del adolescente para que este mirara a su mentora—. Todos deben ser fuertes a partir de ahora. Esto es el pan de cada día de la Legión y la muerte puede aparecer incluso al más cercano de ustedes.
De pronto, Izaro sintió que alguien la observaba y hacía movimientos para captar su atención; dirigió su mirada a la entrada del cementerio, donde un soldado, encargado de la correspondencia que iba destinado a los miembros del ejército, agitaba sus brazos para llamarla. La azabache dejó que sus subordinados siguieran velando al joven fallecido y se acercó al soldado con una postura derecha mientras le daba movimiento con su cabeza como forma de saludo.
—Timothy, ¿me llamabas?
—Sí, capitana, llegó al cuartel general de correo una carta a su nombre —El chico pelirrojo con pecas le entregó un sobre blanco con un sello de color rojo y con el nombre de Izaro escrito con tinta y en una elegante letra—. No menciona de quién es.
La mujer le sonrió—. Está bien, muchas gracias, Timothy.
El soldado se retiró y la sonrisa de Izaro desapareció hasta dejar una expresión suave mientras veía el sello de la carta. Traía el símbolo de la casa noble de los Hayworth. Ella suspiró imaginando cualquier cosa que podía contener los escritos ahí dentro, sintiendo a su vez una presión en el pecho que le advertía de leer cuidadosamente cada palabra que estuviera ahí impregnada de tinta. Lo abrió y comenzó a guiar su vista en las letras escritas por el mismo Lyon.
Izaro:
No sé si esta carta llegará a tus manos o tan siquiera
la abrirás. Han pasado varios días desde que
me pediste que fuera y terminar con lo que sea
que teníamos. La verdad, si tuviera que definir lo
nuestro, no lo diría un noviazgo, pero tampoco una amistad;
fue más que eso, al menos yo lo sentí de ese modo. Pensé
que era el indicado para ti.
Pensé también en lo que me dijiste y tienes razón,
no debí de hacer menos lo que sentías; tampoco
debí comparar las expectativas que la gente tiene
de mí con las tuyas, es evidente que no son las mismas,
ninguno de los dos somos iguales. Sin embargo,
no fue impedimento para sentir algo por ti;
de verdad me enamoré de ti, aún si ya tenía interés por
ti antes de conocernos. Me quería casar en un inicio
por los privilegios de tu apellido y porque eres hermosa,
pero al conocerte más a fondo, mi corazón sintió
un motivo para latir.
Ahora que tomaremos caminos por separado,
quiero despedirme a través de esta carta, no sin
antes darte mis últimas palabras salidas del corazón.
Aún si sientes miedo del pasado, que imaginó que fue
un desamor doloroso, quiero que sepas que lucharía
por ti, movería cielo y tierra con tal de que sientas
valentía para amar. Eres hermosa, increíble
e inteligente. Eres una de las mujeres que más admiro
y aún si ya no habrá una oportunidad,
debes saber que te deseo lo mejor en la vida:
una vida militar larga, buena fortuna, salud, felicidad
y, sobre todas las cosas, un hombre que pueda
brindarte un amor sin miedo.
Adiós, Izaro, puede que esto termine como un
amor no correspondido, pero tal vez sea el
inicio de una amistad. Me gustaría ser tu amigo al
menos, claro, si tú también lo deseas.
Y debes saber que aquí, en la capital, siempre habrá
un futuro heredero de un título de la nobleza
que te quiere profundamente y ofrecerá su mano
para cualquier cosa que necesites.
—Lyon Hayworth.
P.D: Si aún necesitas tener un hijo por los deseos de
tu familia, en el momento que sea, buscame. Mi oferta
siempre seguirá disponible y te ayudaré en lo que sea.
༉
INFORMACIÓN ACTUALMENTE DISPONIBLE PARA EL PÚBLICO
Información básica sobre los miembros de la familia:
to be continued...
N/A:
las lindas cuando izaro tuvo la iniciativa de un beso y levi la rechazó épicamente:
tarde dos meses en actualizar, pero pasaron cositas: inicie mis estudios en licenciatura de empresas y me dio bloqueo de escritor, pero ya todo solucionado (mentira, aún sigo estudiando)🤠
bueno un par de anuncios antes de retirarme:
1. para combatir con los lectores fantasmas que los odio con toda mi alma, pondré reto de likes y comentarios, ¿quieren siguiente capítulo? bueno cumplan el reto y nada de malacrianzas que soy capaz de no actualizar si no veo apoyo en la historia.
2. como estoy estudiando licenciatura y pronto haré el TCU, es posible que no tenga mucho tiempo para escribir, así que pido paciencia.
3. el siguiente capítulo iniciará oficialmente con la trama de snk, así que finalmente veremos en los próximos capítulos a los demás personajes y habrá saltos en el tiempo.
4. este capítulo se entrelaza un poco con el prólogo de dull knives, mi fanfic de armin donde la protagonista es sylje, la hermana menor de nicholas. esta muerte no solo es importante para el escuadrón, sino también para sylje y pues los invito a leer el fic❤️
no olviden votar y comentar si quieren próximo capítulo y me despido, los quiero mucho❤️
con cariño, nicky🌙
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