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𝐗𝐗 ; seen it all before


CAPÍTULO VEINTE
· • ❝〔 lo he visto todo antes 〕❞ • ·
sangre extinta ; parte IV

Cuartel de la Legión de Reconocimiento. Muralla Rose. Año 844.

LAS EXPEDICIONES DE LA LEGIÓN TENÍAN ciertas limitaciones que impedían que se realizaban de vez en cuando. Para empezar, requerían de grandes presupuestos que salían de los presupuestos de los ciudadanos de cada parte de las murallas, incluyendo a los nobles que tanto rechazaban aquella división militar, con quienes los altos mandos debían pelear para que accedieran en aprobar los montos solicitados que se utilizarían en suministros, armas y pagos salariales de cada soldado.

La tasa de mortalidad dentro de la Legión de Reconocimiento era alta, nunca llegaba a cero, la cifra de soldados activos ahí era continuamente inestable y siempre se encontraban en reclutamiento para recuperar el número perdido, además para cubrir la capacidad necesaria para completar los objetivos que establecían en cada salida de las murallas. La gran mayoría del tiempo, por no decir que siempre, reclutaban en sus filas a soldados de las Tropas de Guarnición debido a su continúo uso con los equipos tridimensionales, además de aprovechar la gran cantidad de soldados que habían en esa división.

Haber tenido otra expedición aprobada significaba una gran oportunidad para los soldados de la división más peligrosa del ejército, un reto donde la vida y la muerte volvían a bailar sobre ellos y, por supuesto, donde los ojos estarían principalmente en los movimientos de la ahora capitana Izaro Xion, reviviendo la emoción de verla como en su primera expedición, aunque rezando para que no se repitiera la misma historia.

—Oe, pedazo de mierda, despierta.

Lyon yacía durmiendo en la cama de Izaro mientras las sábanas blancas eran su única solución para cubrir su desnudez, hasta que Levi había decidido vaciar un vaso con agua en su rostro. El noble despertó en la desesperación de sentirse que se iba a ahogar, sobre todo cuando sintió el líquido introducirse por su fosas nasales; odiaba cuando el capitán ejercía eso en los días que él visitaba a la azabache de ojos carmesí y se quedaba a dormir, utilizando un tiempo en la noche para consumir su cuerpo en un acto carnal con ella.

Cuatro meses habían transcurrido desde el día que conoció a Izaro, ninguno de los dos hombres había conseguido llevarse de manera cordial, aunque a veces lo intentaban por la mujer que participaba en sus días.

Aunque, para ser sinceros, eran más los momentos de discusión que de tranquilidad.

—Te puedo meter preso si quisiera, ¿lo sabías, Levi?

—¿Abusarías de tu poder solo para verme en la cárcel? —habló el azabache con su expresión atípica mientras dejaba el vaso en la mesa de noche de al lado—. Izaro odia de aquellos que abusan de su posición para conseguir lo que quieren, rata corrupta.

—No estaría abusando de nada porque tú cometiste agredir a una persona perteneciente a la nobleza —respondió Lyon molesto, levantándose de la cama mientras se cubría con las sábanas.

Levi simplemente lo barrió con la mirada y se limitó a alzar los hombros.

—Le diré a Izaro que me tropecé y por eso te mojaste. A ver a quién le cree.

Lo único que tenían en común era Izaro y con ella se aferraban a los intentos de llevarse mínimamente bien, aunque las personalidades de ambos chocaban tan seguido que ni se molestaban en enfrentarse a otro niveles. Lyon era más extrovertido con sus palabras, Levi prefería reservar lo que verdaderamente quería decir; Lyon conseguía socializar con cualquiera, Levi prefería estar con su pequeño círculo y listo; Lyon siempre buscaba superar en los detalles que le obsequiaba a Izaro para conquistarla, Levi, en cambio, ya tenía como pasatiempo identificar cada acción que consideraba cuestionable en la imagen que mostraba el heredero de los Hayworth.

—Y solo para la próxima vez que aparezcas aquí y tenga sexo, te recuerdo unas cosas —Levi lo miraba con tanta seriedad, reflejando la frialdad que tanto hacia congelar al otro azabache—. Lo primero, Izaro necesito mucho su almohada porque le cuesta dormir sin abrazar algo, así que sé considerado y no le quites suficiente almohada —Quito con brusquedad la sábana que arropaba el cuerpo sin ropa del noble, quien inmediatamente se cubrió sus partes íntimas con sus propias manos—. Segundo, Izaro necesita también parte de las cobijas, es muy sensible al frío. Se puede enfermar y no dudaré en responsabilizarte.

—Pero, ¿qué...?

—Tercero, aprenda a no dormir en toda la noche.

—Necesito dormir toda la noche —se quejó Lyon, indignado de las quejas que el capitán tenía sobre él.

Levi lo fulminaba con la mirada.

—Y a mí qué —dijo con desprecio—. Izaro tiene ataques de pánico en medio de la noche, que estés despierto unos minutos con ella hasta que vuelva a dormir no dañará la cara de niño bonito idiota que tienes.

La discusión se hubiera prolongado de no ser por la aparición inmediata de la mujer que era el tema de conversación de ambos hombres, salida de su baño personal arropada con una toalla blanca mientras el vapor escapaba del lugar. Ninguno de los dos le quitó un ojo encima, aunque Lyon se aseguraba inconscientemente de no dejar caer la baba que se acomulaba en su boca, Levi, por su lado, seguía igual con su inexpresiva mirada.

—¿Estaban discutiendo? —preguntó ella, quitándose la toalla que tapaba su cuerpo y mostrando que portaba un encaje blanco mientras acomodaba su respectivo uniforme.

—No —respondieron los dos al mismo tiempo.

—Bien —sonrió la azabache—, porque no quisiera que mis dos chicos favoritos se la pasen discutiendo.

Cuatro meses habían pasado y los rumores de que un nuevo amor había conquistado el corazón de la capitana se esparcieron por las tres murallas. Todos creían que el noble consiguió lo que muchos hombres deseaban, Levi también lo creía cuando notaba esa cercanía entre ellos dos, esa química que dejaban exponer en pequeñas cosas como regalos lujosos o citas de ensueño.

Pero la realidad era completamente diferente.

Su relación no era más que una amistad con derechos de por medio, que se encontraban para satisfacer las necesidades lujuriosas de ambos. Izaro seguía firme en no mantener un noviazgo, aunque veía que Lyon batallaba por enamorarla más allá del sexo y los regalos. Él, por su lado y a pesar de estar luchando por un romance con ella, seguía con su propuesta en pie.

Aunque, claro, esa propuesta se encontraba en un limbo debido a la falta de una respuesta. Lyon Hayworth a veces llegaba a preguntarse sobre si sus encuentros con la azabache de ojos rojos era para iniciar una relación o intentos de embarazo, aunque quería pensar en la primera opción. Sería un gran escándalo, que repercutiría en algo negativo, si quedaba embarazada en ese instante, con las miradas puestas sobre ella y su supuesta relación con el heredero de los Hayworth.

—¿Y tienes algo que hacer, cariño? —preguntó Lyon acercándose a la mujer que se estaba vistiendo, abrazándola por detrás mientras ignoraba la mirada completamente seria de Levi—. Estaba pensando en llevarte al bosque de los árboles gigantes y, no sé, llevar cosas para comer y pasarla los dos...

—No puedo, tengo que prepararme para la siguiente expedición —habló ella, notando que la pequeña sonrisa que se estaba formando en él se había borrado al instante—. Sabes que esta expedición es importante para mí, la gente espera demasiado de mí ahora que soy capitana y no puedo fracasar o no superar sus expectativas, además...

Se calló de inmediato cuando recordó la presencia de una tercera persona, tanto ella como Lyon mirando a Levi, quien de inmediato entendió el mensaje. No dijo nada, no hizo nada. Tan solo se fue de ahí mientras los miraba, pasando a lado de ellos mientras su ceño se marcaba por la seriedad que había dejado expresado. Lo siento. Izaro deseaba tanto decirle eso, incluso separó sus labios para intentar pronunciar las palabras que quería decir, pero no pudo cuando notó que ya no estaba presente y lo único que había dejado era el ruido de la puerta cerrándose suavemente.

Aclaró su garganta para retomar la conversación—. Creo que salir ahí puede confirmar los rumores.

—¿De que somos pareja? No te debería extrañar, no somos para nada indiscretos.

—Pero no somos pareja.

—No, pero salimos seguidamente, me dejas besarte, abrazarte, tenemos sexo seguidamente... —respondió Lyon, sin ánimos de discutir con la joven de veinticuatro años que quitó su mirada en sus ojos para trasladarlos al suelo—. Y todo sin siquiera decirme qué decisión tomaste de mi propuesta.

Los labios de la mujer apretaron con fuerza. Le gustaba el tiempo que pasaba con el heredero de los Hayworth, adoraba sentirse deseada y le fascinaba ver a ese hombre de la alta sociedad, perteneciente a la lujosa vida de la nobleza, rendido a sus pies. No era el único hombre que estuviera así por ella, tampoco el único noble que la deseara tanto, pero sí podía presumir que, a diferencia de los demás, tenía el privilegio de besarla todas las veces que quisiera, de tocar hasta los rincones que los demás tenían prohibidos del cuerpo de la mujer, de abrazarla, de sentirla bañada en sudor y lujuria cuando compartían la cama.

Ella se sentía bien con el estado de la relación de ambos, no hacia falta pasar a ninguna otra fase, ¿cuál era la necesidad de él de cambiar las cosas?

—Ya pasaron cuatro meses, Iza, te dije que sí lo deseas podemos comenzar una relación y sino, te ayudaba con darte un hijo —comentó Lyon mientras se vestía, dejando pasar su mano en su cabello negro y mirandola fijamente mientras ella se vestía con su respectivo uniforme—. Pero necesito saber qué somos exactamente para saber qué papel tengo que tomar.

La azabache cruzó los brazos mientras suspiraba.

—Hablemoslo cuando vuelva de la expedición, ¿de acuerdo? —propuso, notando una mueca de descontento de parte de Lyon—. Necesito enfocarme en mi trabajo como capitana.

—Bueno —soltó en un suspiro—, cuídate cuando salgas, odiaría pensar que... algo te pase allá afuera.

No se dió cuenta que ella sintió una especie de presión golpeando en su pecho, que sus palabras inofensivas la hicieron sentir así. Había algo que diferenciaba mucho a Lyon de los otros nobles, además de su gran trato con ella y era que nunca desprecio a la Legión de Reconocimiento o intentará convencerla de salir de ahí e ingresara a la Policía Militar. Otros nobles –la gran mayoría– buscaban hasta el cansancio la desmantelación de la Legión, él reconocía la importancia de su existencia, pero también era un humano con miedo y disgustos, y no le gustaba mucho la idea de ella fuera de las murallas expuesta al peligro mientras la muerte la tomaba por los hombros.

Era de las mejores soldados de la Legión de Reconocimiento, llamada por muchos como la más letal que haya existido, pero Izaro seguía siendo una simple persona mortal a quien muchos lloraría su muerte si fuera a causa de los peligros del exterior.

—Soy una Xion, Lyon —respondió intentando sonreír—. El peligro no es un miedo para mí y la muerte tampoco me aterra. Nada me sucederá cuando pise un pie fuera de estas paredes de piedra.

No le respondió nada. Simplemente decidió irse cuando ya estaba completamente vestido, no sin antes caminar hacía Izaro para depositar tres besos en su rostro. Uno suave en su frente, uno tierno en su mejilla y uno amoroso en los labios de ella. La azabache no pudo evitar lamerse sus propios labios para probar el sabor del noble.

Finalmente abandonó la habitación, permitiendo que dejara escapar un profundo respiro mientras su cabeza la consumía en cientos de pensamientos. La expedición, su trabajo, su escuadrón, su familia, la propuesta del noble, Lyon, Levi... sobre todo Levi, quien invadía su mente cada que podía cuando se cuestionaba sobre las decisiones que estaba tomando para su vida amorosa. ¿Qué voy a hacer?

Mientras tanto, Lyon caminaba tranquilamente hasta el comedor para buscar a su chofer, saludando con respeto a los soldados que cruzaban su camino y acomodando un poco su cabello. Entró a la zona del comedor, donde habían algunos soldados desayunando todavía como los subordinados de la pelinegra, a quienes le sonrió con gracia brindando un cálido saludo. Levi también estaba presente, tomando una taza de té que había pedido junto con el hombre que el noble buscaba. Ambos nuevamente se miraban con mala cara.

—Buenos días, lord Lyon, ¿cómo estuvo ayer? —preguntó el hombre de barbas grises que brindaba el servicio de transporte personal para el noble.

—Excelente, la señorita Izaro me brinda una encantadora compañía como siempre —respondió él—. Ve a preparar el carruaje, Boris, tengo que reunirme hoy con lord Víctor Hryniv para unos asuntos que necesita el rey y requieren de mis sugerencias. —El hombre obedeció de inmediato, retirándose rápidamente del lugar mientras que Lyon tomaba el sitio ahora vacío para sentarse, desgraciadamente, a lado de Levi—. Bueno, ya me voy por hoy, así que puedes celebrar que no me verás en unos días.

Ignoraban lo que pasaba a su alrededor, pero los jóvenes soldados que pertenecían al escuadrón de la capitana de ojos carmesí comenzaban a prestar atención a la conversación, a excepción de Damian, quien simplemente seguía pegado a su lectura.

—¿Y?

—Te quiero pedir que la cuides cuando estén allá afuera —comentó, llamando la atención de Levi quien estaba sorprendido por la manera calmada en cómo lo dijo—. No nos llevamos bien, pero eso no quita que tengamos algo en común y eso es nuestro interés en la integridad de Izaro. —Levi no podía negar aquello—. Cuídala, por favor. Sé que ella es capaz de cuidarse sola y todo, pero me genera un mal sabor de boca saber que estará allá, sobre todo que iniciará época de lluvias y tormentas.

Lluvia. Tormenta. Expedición.

Levi se quedó inmóvil cuando esas tres palabras aparecieron en su cabeza, con pequeños recuerdos de ese día donde lo perdió todo. Donde la cabeza de Isabel fue desprendida de su cuerpo y las vísceras de Farlan tenían salpicaduras de lodo cuando la parte intacta de su cuerpo fue escupida por el titán. Todavía recordaba la sangre pintada en el rostro de Izaro y el dolor que ella expresaba por su brazo roto.

Su expresión seguía igual, indiferente, pero Lyon Hayworth sentía que dijo algo que no debió de decir. Prefirió no preguntar si tocó un tema delicado del capitán.

—Capitán Levi, sé que no soy de tu agrado, pero quiero demasiado a Izaro. No miento cuando digo que, en verdad, quiero estar con ella.

—Siempre lo están.

—Sí, pero no somos pareja, aunque es lo que más deseo en estos momentos —Frunció el ceño cuando lo escuchó decir eso, no sabía si creerle o no— ¿Te puedo preguntar algo?

El azabache de baja estatura lo miró directamente a los ojos, manteniendo la seriedad que tanto lo identificaba. Parecía una lucha de miradas para definir quién de los dos resultaba el más serio en ese momento. Elián, Deva, Nicholas y Keira estaban tan concentrados en la tensión de ambos hombres que ignoraron a su amigo de cabellos castaños llamándolos idiotas.

—Imagina que ella y yo fuéramos pareja, establecida y muy unida —comenzó a formular su cuestión—. Si le pido a Izaro su mano en matrimonio, ¿estarías de acuerdo?

—¿¡Qué mier...!? —exclamó Elián antes de ser callado por su amiga de cabellos anaranjados, tapándole la boca con su mano mientras seguía pendiente de la conversación, esperando con ansias la respuesta del capitán ignorando a su amigo lamiendo su mano para que le causara repulsión y lo soltara. Su intento falló y se tuvo que conformar estando así.

—Digo, eres su mejor amigo y sé lo importante que eres para ella —comentó Lyon, mirando la expresión congelada que Levi había adoptado con discreción—. Claro, ella y yo no tenemos algo serio... y a este paso creo que debería ir olvidando eso, pero en caso de que Izaro considere que iniciamos...

—No me podría importar menos —respondió con sequedad, terminando de tomar lo que quedaba del contenido líquido en su taza—. Ella es adulta, si quiere algo contigo y casarse, que lo haga. No es mi problema.

Lyon alzó los hombros—. Si tú lo dices, solo pregun...

—Donde sí va a ser mi problema es si me doy cuenta que le hiciste algo —continuó Levi, transmitiendo toda la frialdad posible al noble que comenzó a hacerlo sentirse tenso—. Si me entero que le levantaste la voz o tan siquiera la mano, que la tratas como un pedazo de mierda o como tu juguete sexual, si le eres infiel, la haces llorar o la haces la mínima cosa que la haga sentir miserable, te juro que me importara una mierda que seas de la nobleza y te haré vivir verdadero dolor.

La tensión nuevamente se apoderó de la poca distancia que los hombres tenían, incluso los jóvenes soldados sintieron una necesidad descomunal de apartarse con cuidado hasta dejar al joven Damian Slora como una especie de escudo humano en caso de que una pelea se aproximara.

Afortunadamente, para los presentes, aquello no ocurrió gracias al aviso del hombre que brindaba transporte al heredero de la casa Hayworth, quien anunció al noble que el carruaje estaba preparado para iniciar su viaje respectivo a la capital. No se molestó en despedirse de Levi, apenas dio un agradable movimiento de mano para despedirse de los soldados presentes en el lugar y desapareció de la vista de todos, rezando en lo más profundo de su ser que la expedición pasará rápido y no tuviera que recibir horribles noticias sobre la joven Xion.

—Cielos, eso fue intenso —dijo Nicholas, mirando directamente a la dirección que Lyon Hayworth tomó para irse.

—Pensaba que él y la capitana tenían una relación, como están muy unidos —comentaba Keira mientras le daba pequeñas palmadas a la mano de Deva, una forma muy sutil de decirle que soltara a Elián quien comenzaba a tomar una actitud rabiosa para zafarse de la fuerza de su compañera.

—Deva, suelta a Elián. —ordenó Damian sin despegar su vista de las páginas de su libro.

—¡Pero el idiota...!

—Suéltalo.

Obedeció, no sin expresar una mueca de asco al notar su mano mojada de la saliva de su compañero y mirarlo con desprecio mientras lo oía quejarse junto con sus otros compañeros.

—¡Es mi oportunidad! —exclamó con euforia.

—¿Oportunidad de qué? —preguntó Damian con seriedad, pasando la página de su libro para continuar leyendo.

—Para conquistar el corazón de la capitana —expresó el chico pelinegro de ojos azules, sonriendo con gracia mientras sus amigos los miraban extrañados y Levi simplemente se iba del lugar—. Debo aprovechar que está soltera para enamorarla con mis encantos varoniles.

—Me parece bien —sonrió Nicholas—, excepto por la parte donde olvidas que ella es una adulta y tú, en cambio, apenas tienes quince años.

—Pero en tres años no, ahí tendré dieciocho, y estaré en la total disposición y devoción de la mujer más preciosa que las murallas tienen —declaró con orgullo a su amigo, quien no paraba de reír— ¿Apostamos con dinero o tienes miedo del fracaso?

Nicholas sonrió—. Acepto, imbécil, en tres años gozaré de tu dinero y me burlaré en tu cara.

—Ya veremos, idiota.

Unos días después.

Izaro estaba siendo invadida por un enorme sentimiento de inquietud cuando notó dos cosas que no le daba mucho gusto ver en un día de expedición: Mikaela en un comportamiento anormal y el cielo cubierto de nubes grises. El primero podía fácilmente solucionarlo con darle atención a su caballo, acariciando su crin mientras le dedicaba unas relajantes palabras motivadores; el segundo era otro tema, odiaba ver ese clima porque le traía malos recuerdos de lo que alguna vez vivió en su primera vez visitando el exterior.

Y era irónico, de una manera agridulce, que su día importante para presentarse como capitana de la Legión de Reconocimiento tuviera el mismo clima de cuando era una simple novata que sobrevivió al juego de la muerte.

No podía permitirlo. Era Izaro Xion, la descendiente de Isaac Xion, la esperanza y la letalidad combinadas en un cuerpo. Debía ser exitoso ese día o lo lamentaría como lo hizo cinco años atrás.

Todo saldrá bien.

Las puertas finalmente se abrieron, dejando pasar una fría y fuerte brisa que las paredes prohibía habitualmente su entrada. Los civiles presentes para ser testigos del acto miraban con admiración a la mujer, gritando halagos a su imagen y a la imponencia que mostraba al estar sentada en su caballo, con su uniforme elegantemente puesto y liderando una fila que era compuesto por su respectivo escuadrón junto con otros soldados. Levi estaba a su lado, aunque sin hablarle, ya que estaba ocupado contra su voluntad negándose una y otra vez a Hange de ayudarla en su petición de atrapar un titán con fines de estudiar a la bestia.

Pero eso no molesto a la azabache, ya que ella ni siquiera enfocaba su atención en él, sino en el noble que había tomado un barco para viajar de la muralla Sina al distrito sureño de Shingashina para despedirse de ella. Un saludo de mano y una sonrisa fueron brindados a la mujer, generando un rojizo tono en sus mejillas que pronto oculto al agachar la cabeza. Lyon rió por el gesto y luego la miró con ternura cuando la vio saludar a dos pequeños niños de nueve años, parados en dos cajas mientras llevaban a mano dos sacos llenos de verduras y frutas que había comprado en el mercado del distrito. El niño, castaño de ojos verdes, se sonrojo cuando vio que la capitana lo miraba y sonreía; la niña azabache de ojos grises, por otro lado, solo miraba sin expresión la escena mientras le decía al menor que estaba a pocos centímetros de caerse.

—¡Avancen, soldados, y dediquen sus corazones a la causa!

El grito del comandante Shadis fue casi como un rugido, atendido por los soldados que gritaban con motivación mientras daban señal a sus animales para desplazarse a las afueras de la fortaleza humana.

El galope de los caballos tembló el suelo, el polvo salpicado al aire cegó los ojos de los pueblerinos que estaban en primera fila admirando el espectáculo o juzgandolos como habitualmente acostumbraban en hacer. Cuando el último soldado portador del escudo de las alas de la libertad abandonó el lugar, todos retomaron sus actividades y deberes, excepto Lyon Hayworth, que no apartó sus ojos de las puertas con el escudo de María tallado en piedra hasta que cerraron, sintiendo una fuerte presión dentro de él que le informaba que la vida de la mujer que tanto lo cautivaba ahora estaba en manos del destino.

La sensación de la libertad era exquisita, pero cuando había un refrescante sol bañando los rincones del exterior, con un cálido viento golpeando las caras de todos y teniendo como una espectacular vista un cielo despejado que provocaba deseos de ir allá para bañarse en sus tonos celestes que podían comparar con lagunas. Aquí no pasó nada de eso, al contrario, el día estaba gris y con pequeñas lluvias que mojaban a cada uno, eso sí, sin la neblina que tanto odiaban e impedían visualizar bien los códigos de las bengalas que usaban para comunicarse, lo cual agradecían bastante.

La formación estaba extendida por toda el área, estando alertas de cualquier presencia de algún titán para distanciarse del peligro o bien acabarlo, afortunadamente no habían bajas informadas y tampoco avistamientos de figuras humanoides de gran tamaño que debían de evitar. Comenzaban a creer que la poca energía solar que tenían no fue suficiente para darles fuerza o mínimamente los tuviera activos, tal vez era una carta a su favor, una oportunidad para avanzar hasta la noche donde descansarían en aquel castillo de ruinas que usaban como punto estratégico.

Las nubes grises seguían ahí, dejando caer una pequeña llovizna mientras el día se despedía y la noche daba una cálida bienvenida a los soldados. Mikaela y otros caballos estaban cansados, por lo que sus dueños tuvieron consideración para bajarse y guiarlos hasta la colina donde se encontraban el castillo, que deslumbraba por su construcción medieval bajo la poca luz lunar que había. Los únicos ruidos que habían eran los galopes suaves de los animales, las carretas golpeando con el pasto y las piedras, y diferentes sonidos de animales que se manifestaban cuando la oscuridad llegaba.

Una vez llegando al punto de descanso, amarraron a los animales en unas estacas de madera que habían hecho para ese propósito, dándoles agua y su respectiva comida para que recuperaran sus energías pérdidas esas horas. Izaro aprovechó que Mikaela ya estaba tomando reposo para darle una manzana, que siempre llevaba una pequeña cantidad para dárselo como premio por su esfuerzo del día y su animal, como respuesta, lamió la mano que usó para entregarle la jugosa fruta de tonalidades rojas. La humana le dio un beso en su nariz y se despidió antes de ingresar a la fortaleza, donde los demás ya habían brindado luz encendiendo antorchas y dejándola en unos ganchos de metal que servirían para iluminar los pasillos del lugar.

Todos estaban en sus respectivos grupos cenando pan con papas, bebiendo un poco de té o bien agua por si algunos deseaban un líquido menos caliente. Visualizó a sus respectivos muchachos en una esquina, compartiendo la hora de descanso con unos soldados de las mismas edades, con la pequeña diferencia de que ellos se habían graduados de las filas reclutas sureñas mientras que sus subordinados eran provenientes de las tierras del norte. Asumió que se conocieron en el primer día de haber llegado a la Legión y tenían cierta amistad, aunque debido a esa diferencia era notoria como se conformaban los grupos.

—Me alegra que todos hayan llegado hasta aquí sin ninguna herida —La voz de la azabache llamó la atención de los jóvenes, quienes sonrieron con orgullo por las primeras horas de la expedición—. Imaginó que ya quieren matar titanes como en las expediciones pasadas.

—Como no tienes idea, capitana —respondió Nicholas—. Aunque agradezco que no hayamos gastado gas o espadas.

Bajo su mirada hasta el suelo, específicamente donde Nicholas estaba sentado, había un papel con una pluma y tinta que el joven de dieciséis años estaba utilizando para escribir una carta. Hasta donde ella sabía, él tenía una costumbre de escribir cartas a su hermana menor, Sylje, algunas con destino a que fueran enviadas años después en caso de que llegara a estar ausente de su vida, otras con intención de contarle sus aventuras. Izaro lo consideraba como un tierno gesto de hermano mayor.

—¿Ya le contaste que entraste a mi escuadrón?

—Me respondió que me lo merecía y que tuviera mucho cuidado —contestó el rubio—, ya quiero presentarte a Sylje, capitana, es una niña muy inteligente.

Sonrió hermosamente—. Cuando volvamos, vamos un momento a Orvud con los chicos y así me la presentas.

—Oye, capitana, aprovechando que estás aquí —habló Keira tranquilamente— ¿Es idea mía o Deva y Petra son idénticas?

La capitana alzó la mirada hacía las dos chicas de cabellos anaranjados y ojos color ámbar. Sintió que su cuerpo se congeló por el gran parecido que tenían, prácticamente todo en ambas mujeres era similar, simplemente se dedicó a asentir de arriba a abajo generando gracia en los jóvenes.

—¡Ay, por favor! —se quejó Deva—. Ustedes exageran.

—Ni siquiera compartimos familias —murmuró Petra Ral mientras veía a sus respectivos amigos reír.

—¿Alguna vez oyeron esto de gemelas separadas después de nacer? —preguntó Elián, acostado en las piernas de Erd Gin— ¿Quien les puede asegurar que las separaran para que una viva en el sur y la otra en el norte? Deva, yo que tú, le preguntaría a tus padres si no eres adoptada.

—¿Y por qué yo? —preguntó molesta su amiga.

—Porqué tus padres son un encanto como para que hayan engendrado a un demonio como tú.

La chica iba a saltar en furia contra su compañero de no ser por los reflejos de Izaro y Damian que detuvieron el intento de ella, tardó segundos en calmarse pero funcionó para recuperar la armonía en el lugar.

—Bueno, mejor enfoquen esa energía que tienen para dormir en lugar de intentar asesinar a alguien —aconsejó Izaro, levantándose para ver a los jóvenes—. Descansen, hoy tuvimos suerte, pero mañana no sabemos a qué nos enfrentaremos.

—¡Sí, capitana!

Tropa de reclutamiento de la región sur. Año 837.

Cuando su segundo año como recluta había iniciado, Izaro sintió como si los verdaderos retos de su formación para soldado finalmente habían llegado. Al menos sus calificaciones se mantenían intactas y el instructor seguía refiriéndose a ella como una de sus ejemplares alumnas, por lo que su objetivo no mostraba señales de fracasar y eso ya lo consideraba un logró para su imagen. El esfuerzo se veía ahí, lo podía ver al igual que los demás.

Y sin importar lo que hiciese, alcanzaría su propósito. El juramento a la tumba de su bisabuelo seguía presente en su vida y era algo que nunca rompería. Prefería morir antes de quebrar la promesa que hizo el día que enterró a sus padres.

—El ejército se compone de tres divisiones —el instructor daba la clase, su voz era tan imponente que llamaba la atención de cada recluta—. Las Tropas de Guarnición, encargadas de la protección de las murallas y los civiles; la Policía Militar, quienes deben cumplir con el prestigioso deber de proteger y servir al Rey y a su corte, además de proteger a los civiles; por último, la Legión de Reconocimiento, quienes arriesgan sus vidas para eliminar y estudiar la naturaleza de los titanes.

» Dividiremos nuestras lecciones en tres trimestres, cada uno centrado en una división para que conozcan su historia, sus métodos de combate y cómo ejercen sus labores en su día a día. Iniciaremos con la Legión de Reconocimiento que se necesita de mucho entrenamiento físico, después con las Tropas de Guarnición que requieren constante uso de los equipos tridimensionales al igual que la Legión y, por último, estudiaremos a las filas de la Policía Militar donde su nota final evaluará las posibilidades de que diez de ustedes entren a los mejores de la generación, obteniendo así como recompensa un pase para reclutar ahí.

—Y tres de esos puestos serán para nosotros —susurró Erick a sus amigos, quienes disimulaban sus sonrisas mientras miraban a la azabache de ojos carmesí—. Dejen de mirarla, tal vez sospeche si nota que ustedes se la pasan viendo.

—¿Qué sospechara? —se burlaba Ruby—. Es una boba enamorada de ti desde hace un año.

—Aunque sigo pensando que Phoebe era mejor opción por sus influencias dentro de la Policía Militar —opinaba Oscar mientras fingía prestar atención en la clase, la cual ya había dado inicio con el profesor contando sobre la fundación de la Legión.

Un año había pasado desde que se conocieron, suficiente tiempo que el rubio aprovecho para invertir en conquistar su corazón. Y no fue nada fácil. Una muchacha tan hermosa como Izaro Xion llamaba la atención de otros compañeros, algunos con un estatus que les daba ventaja a comparación de él, como hijos de líderes o miembros con poder dentro de los distritos y murallas; estaba seguro que fue un divino golpe de suerte que ella tuviera sus ojos en él, o simplemente su técnica de ser amable con ella y no comportarse como un animal hambriento de la joven fue suficiente para que estuviera ganando en la carrera por enamorarla.

Aún así, sabía que no era momento de proponerle una relación, debía esperar un poco más hasta que ella ya no solo sintiera enamoramiento, sino también deseos sobre él. Oh, cuando eso sucediera ya podía considerarse el ganador.

Aunque claro, también se divertía un poco con cautivar a la joven promesa para la Policía Militar. Phoebe era su segunda opción, tampoco podía dejar que se escapara esa oportunidad en caso de que su plan inicial fracasara.

—Una de las razones que ha permitido a muchos soldados de la Legión sobrevivir ha sido las experiencias de los veteranos, en esta división es importante registrar todo lo que ocurrió en las expediciones para que las nuevas generaciones tomen en cuenta qué los salvará o qué los enviará a la tumba —hablaba el instructor, tensando a sus estudiantes en eso último, mirando después a la joven azabache que estaba en las mesas del centro—. Cadete Xion, por favor, lee este reporte por nosotros.

Estiró un pergamino a uno de los reclutas, quien le hizo el favor a la mencionada para entregárselo personalmente mientras ella agradecía por el gesto, parándose de su asiento y abriendo con lentitud mientras notaba que el papel ya era algo antiguo por sus manchas.

—Es un reporte del año 778, escrito por mi bisabuelo, Isaac —comentó Izaro, provocando murmullos de admiración en sus compañeros.

Su profesor sonrió.

—El milagro de la humanidad hizo muchos aportes para ayudar a las futuras generaciones de la Legión. Creó que sería un honor que su propia descendiente relaté el primer reporte que veremos.

Las miradas posaron en ella con ansias de escucharla y una pequeña sensación de presión nació dentro de la joven, aún así, extendió con cuidado el papel, raspando un poco su voz para prepararla y respiró un poco. La letra de él era muy elegante y extraña.

Mis compañeros estaban entre la vida y la muerte, el titán excéntrico que localizamos era violento y sádico, y la tormenta era su mejor cómplice en ese instante. Debido a la poca visión que tenía por las lluvias, era imposible ver donde había árboles que me permitiera desplazarme en el aire para cortarle la nuca, peor aún cuando hay poco gas y solo un par de espadas todavía disponibles. Si el titán no era eliminado en ese momento, no solo mis compañeros heridos morirían sino que yo también sería una víctima. Cuando un titán excéntrico muestra un alto nivel violento de anormalidad, no servirá de mucho intentar cortar su nuca, probablemente terminarás muerto en pleno intento. Lo mejor que puedes hacer en estos caso es mutilar al titán hasta la muerte y rezarle a cualquier deidad para que puedas vivir para contarlo.

INFORMACIÓN ACTUALMENTE DISPONIBLE PARA EL PÚBLICO

Información básica sobre los miembros de la familia:






to be continued...

N/A:

otra vez hay muchas expectativas sobre izaro, está lloviendo, todo parece salir bien... *suspiro*😔

pero buenO, el siguiente capítulo es plena expedición así que prepárense que se viene fuerte, y estamos a como dos o tres capítulos de finalmente entrar a los sucesos de snk, así que mucha fuerza mental para lo que se aproxima.

por si están confundidos respectó a qué relación manejan izaro y lyon, les explico: están en un tipo de amistad con derecho, aunque lyon quiere en el fondo establecer un noviazgo, pero izaro no por temas de lo que había pasado en su primera relación y porque siente algo por levi (aunque en el fondo, MUY EN EL FONDO, también siente cosas por lyon más allá de tener relaciones y así). extraña experimentar que alguien la ame, pero tiene miedo de que vuelva a pasar lo mismo qué pasó con erick. y lyon no sabe quién es erick y que hizo (de saberlo ufff, ventajas de ser noble😮‍💨)

levi aplica heather con ellos dos, elián tqm pero estás muy chikito para iza. 🥺

¿qué les pareció el capítulo? ¿qué creen que pasará pronto? los leo ¡!

no olviden votar y comentar para que pueda traer pronto mas capítulos. los quiero mucho. ❤️

con cariño, nicky🌙

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