𝐗𝐕𝐈 ; a choice with no regrets
CAPÍTULO DIECISÉIS
· • ❝〔 una decisión sin remordimientos 〕❞ • ·
una decisión sin remordimientos ; parte XVI
Distrito Stohess. Muralla Sina. Año 839.
STOHESS HABÍA RESULTADO MÁS IMPRESIONANTE DE lo que alguna vez había imaginado Erick. Era un distrito hermoso, sofisticado, la exquisita representación de la clase alta que transmitía una paz satisfactoria por pertenecer a la muralla más segura de las tres.
Era un sentimiento que nunca tuvo durante su infancia, vivir en la muralla María –específicamente en Daetar– era una sensación molesta y desagradable. Odiaba pensar que estaba a una sola pared de la eminente muerte a manos de los titanes. Erick se cuestionaba por qué su madre nunca tomó la iniciativa de abandonar el pueblo para ofrecerle una mejor calidad de vida, las razones por las que se había juntado con su padrastro y haberse visto él mismo obligado a huir de ahí con sus ahora ya fallecidos amigos.
Y ahora, después de tantas cosas que tuvo que pasar, finalmente iba a vivir en el lugar de sus sueños, aunque bajo un alto costo y con una sola responsable. Porque su odio contra la azabache de ojos carmesí simplemente crecía y maldecía el momento que había pensado que Izaro era su mejor opción para sacarlo de la miseria.
En cambio, Phoebe Barbrow sí lo era. Ella ya tenía conexiones con la Policía Militar, incluso lo recibió con los brazos abiertos cuando su traslado había finalizado. Tenía excelentes recursos económicos y una buena posición social gracias al trabajo de su padre como capitán de la división policíaca de aquel distrito. Aparte, y para su sorpresa, sentía una extraña química que combinaba a la perfección con la rubia de ojos azules.
Verdaderamente maldecía haber elegido a Izaro por encima de Phoebe, probablemente Oscar y Ruby se burlaban de él en el cielo, o donde fuera que las almas de las personas iban después de la muerte.
—Mi padre dijo que tu uniforme ya está listo, puedes ir a recogerlo en la tarde y empezar tu trabajo mañana.
Ambos jóvenes caminaban pacíficamente por las calles del distrito, cerca del río que servía para que los barcos ingresaran a la ciudad. Era parte de la ruta que debía realizar Erick todos los días sin falta alguna y Phoebe estaba más que complacida en enseñarle todo lo que debía visitar. Después de todo, también era su ruta y le alegraba saber que él sería su compañero.
Notó que él no había respondido, simplemente miraba al frente con una mirada relajada, pero sería. Eso la llevó a raspar su garganta para atreverse a preguntar lo que deducía era lo que lo tenía tan pensativo.
—¿Y cómo te sientes respecto a eso? —preguntó, haciendo énfasis en la última palabra que hizo llamar la atención del rubio—. Ya sabes, lo de tus amigos e Iz...
—Todavía duele, Ruby y Oscar eran como los hermanos que nunca tuve y hasta los consideraba como mi familia. Mi única y verdadera familia.
La joven no podía evitar sentir pena por el muchacho, le costaba imaginar el dolor y el luto que estaba llevando por la muerte de sus amigos. Y es que Erick podía intentar ocultar bien lo que sentía la mayoría del tiempo, pero aquello le bastó para romperse a llorar, gritar y rogar a cualquier deidad que existiera en su mundo para que manifestara un milagro que lo hiciera abandonar esa tristeza profunda por esos fallecimientos.
Para empeorar, había terminado su relación con Izaro Xion y Phoebe sentía que eso simplemente le rompió el corazón más a no tener a quien se suponía ser su soporte afectivo.
—Sigo sin creer que Izaro fuera capaz de burlarse de sus muertes —dijo ella con tanta confusión luego de que Erick, el día que llegó al cuartel de Stohess, le contará algunas cosas que la azabache supuestamente hizo.
—Izaro no es mala persona, pero ella me hizo mucho daño al punto en que ya no aguanté y decidí irme. Estoy seguro que comprendes el por qué me fui —decía con una voz melancólica, intentando quebrarse, aunque no tuvo mucho éxito en eso—. Está muy dañada y todo por culpa de su familia.
Phoebe no dudó en creerle. Cuando era una niña, su padre siempre mencionaba que los Xion no eran exactamente la familia modelo que fingían ser ante la mirada de todos, era un calvario vivir en sus hogares y convivir día a día con ellos, Thomas Barbrow siempre mencionó entre miembros habían ciertas excepciones como su encantadora Izadora, pero que nadie de salvaba del infierno que era esa familia.
Era imposible que Izaro fuera alguna especie de excepción ante la crianza que debía recibir, no quería imaginarse que abusos y maltratos debió de vivir, pero estaba segura que, según el testimonio de Erick, la azabache se volvió igual a ellos y no tenía problemas con hacer daño a otras personas como Erick.
Eso era lo que su mente quería creer, pero su corazón seguía con dudas. Porque a pesar de que Izaro Xion fuera de sus personas menos favoritas en el mundo, Phoebe no podía negar que un perfil de maltratadora no encajaba con la Izaro que conoció por tres años seguidos.
—Pero bueno, al menos me aleje de ella y ya no podrá hacerme daño —mencionó Erick con una delicada sonrisa que provocó un leve sonrojo de la rubia—. Puedo comenzar una nueva vida en Stohess, cumpliendo mi sueño y tal vez volver a darle una oportunidad al amor en algún futuro.
Fingiendo que lo hacía de manera inconsciente, Erick tocó con suavidad la mano de su compañera quien inmediatamente se puso nerviosa y apartó sin saber que sus mejillas estaban lo suficientemente rojizas al punto de sentir el calor brotando de su piel. El rubio conectó su mirada con la de ella y parecía que todo se esfumó ante la vista de Phoebe. Para ella, sólo existía Erick en su mundo y nada más.
Y le gustaba ese sentimiento.
—B-Bueno... —tartamudeó mientras soltaba un par de suspiros—, c-creo que ya me tengo que ir, m-mi padre me debe estar esperando para comer juntos y...
—Claro, ve —sonrió Erick—, te veré luego.
Phoebe asintió con la cabeza y tan pronto se fue del lugar, la sonrisa falsa del joven se transformó en una mirada seria llena de frialdad, dejando de paso una leve mueca mientras ponía los ojos en blanco y se iba caminando para seguir admirando las calles de la ciudad más sofisticada de las murallas.
Las cosas que hago para que esta tonta siga enamorada de mí. Pensó mientras ocultaba sus manos en sus bolsillos y caminaba pacíficamente, pensando todavía en sus amigos fallecidos que probablemente, si vivieran, le dirían una larga lista de cosas que se hubiera ahorrado si hubiera elegido a Phoebe antes que a Izaro.
༉
Cuartel de la Legión de Reconocimiento. Muralla Rose. Año 839.
Había lágrimas recorriendo por las mejillas de Izaro.
Llorar era una acción satanizada por su familia, declarado por su mismo bisabuelo que decía que el llanto era un signo de debilidad y que su descendencia debía mostrar lo contrario. Decía que personas como ellos no podían ser débiles, ni siquiera debían resultar heridos si estaban en el territorio de aquellas bestiales criaturas que disfrutaban de masacrar a las personas. Para Isaac, los Xion eran de las personas más fuertes y poderosas que podían existir, lo que recorrían por sus venas era un milagro de la humanidad y debían de aprovecharlo para defender a los demás, porque lo que él vio del exterior no era más que el infierno mismo para cada persona que habitaba dentro de las murallas.
Izaro creció siendo regañada por sus familiares cuando una diminuta lágrima aparecía bajando por su rostro. Decían que ella era la más llorosa porque a la mínima cosa que podía pasarle caía en llanto y empeoraba cuando era castigada por eso. Ahora era una joven adulta y siempre buscaba resistir esos deseos de tristeza para no verse vulnerable, pero ahora, justo en ese momento donde empacaba sus pertenencias más valiosas, no le importaba que alguien más o su familia la viera en ese estado.
El dolor la estaba inundando, había pasado una semana donde simplemente se dedicó a empacar y preparar todo para su salida. Casi no había conciliado el sueño, lo cual explicaba por qué tenía pequeñas bolsas debajo de sus ojos o también por qué su párpado se veía casi entrecerrado como si en algún momento caería en un profundo sueño, aunque eso estaba lejos de suceder por los pensamientos que la estaban sobrecargando a cada segundo.
Ella casi siempre intentaba disimular los malos momentos con una gran sonrisa, pero parecía que ese instante era uno de esos en que las verdaderas emociones tenían más poder sobre ella que las falsas. La tristeza y la decepción eran los protagonistas del momento, y sólo podía pensar en lo que hubieran pensado sus padres en vida.
Theodore sería directa al grano: Izaro no cumplió con las expectativas de todos, probablemente lo llamaría el peor debut de un Xion en la historia de la familia y que su hija dejó una mancha en el historial con una pésima presentación. Y eso sólo sería lo más leve que su madre diría en público, en un sitio cerrado o con poca gente, diría cosas el doble de peores.
Zachary, por su lado, diría que su hija es una decepción, que no merecía portar su apellido y que sólo trajo vergüenza en la familia. Lo más extremo sería que la negara como su hija, su sangre, y lo que más provocaba dolor en su corazón era que en el fondo sabía que su padre sí hubiera sido capaz de ello.
¿Qué pensaría su bisabuelo si la hubiera conocido y visto todo ello? De sólo pensarlo ya le dolía la cabeza y las lágrimas se duplicaron.
Ya tenía todo listo, el día siguiente su abuelo iría por ella para llevársela de vuelta a su hogar y prepararla para conocer a varios candidatos que estuvieran interesados en contraer nupcias con ella, no por amor sino para tener en sus registros su apellido y portar en la herencia de futuras generaciones. Lo único que le faltaba era que su capitán firmara los papeles que le permitirían renunciar a sus cargos militares e irse libremente a su distrito natal, por lo que tomó un profundo respiro, limpio su rostro empapado de lágrimas y salió de su habitación para reunirse con Erwin.
Durante el transcurso, un recuerdo llegó a su mente. Era ella de quince años –casi de dieciséis– preparándose mentalmente para enfrentarse a su familia respecto a la decisión que había tomado desde que era una pequeña niña. Tenía todo preparado para conseguir convencerlos completamente: esperarían a que salieran del sótano –donde tenían pequeñas reuniones más personales— para reunirlos nuevamente a todos en la sala principal, hablarles un poco sobre la decisión que había tomado y luego dejaría entrar al soldado Erwin Smith a la reunión para que diera en el clavo con la exposición de su decisión sobre convertirse en soldado, en la nueva generación de Xion's dentro del ejército.
Milagrosamente, su plan resultó ser todo un éxito.
Su abuelo era un hombre envenenado por la ideología de su padre, algunos decían que fue como su propio mecanismo de defensa para enfrentar la dura infancia que vivió, aceptando los pensamientos de Isaac y transmitiendo ese estilo de vida que tenían a sus hijos, para posteriormente implantarla en sus nietos y así continuamente de generación a generación. Lograr convencerlo fue más sencillo de lo que ella hubiera podido pensar y todo gracias a Erwin, quien con sus palabras logró recrear una imagen de la familia como una deidad milagrosa absoluta. Las palabras de su nieta y del soldado trajeron el orgullo que sintió perder el día de la muerte de su hijo perfecto.
"Sabía que Zachary no me decepcionó del todo, él supo enseñar correctamente a sus hijos y aquí está la prueba".
Izaro recordaba ese momento como uno donde se sintió por primera vez capaz de superar el legado que Isaac dejó, pero parecía que ese recuerdo ya no le brindaba orgullo propio, menos en el momento que vivía.
Y lo confirmaba con su mirada caída frente a su superior, quien ya estaba al tanto de la situación.
—Si quieres saber mi opinión, la existencia de tu antepasado, Isaac, fue como un milagro para toda la humanidad. Todavía me pregunto cómo una persona tan habilidosa como él llegó a existir, ni siquiera hay explicación de que existan humanos tan hábiles como los Xion, pero aquí están —decía Erwin mientras estaba concentrado en unos documentos—. Es una lástima que el resto de tu familia no comprendan la bendición que han tenido, y prefieran rehusarse a pelear por la liberación de la humanidad debido a una cuestión de ser casi como dioses.
—¿Crees que Isaac estaría orgulloso de mí?
—Creo que valoraría mucho su esfuerzo y determinación para estar donde estás. No sabría que estaría pensando sobre lo que pasó ese día, pero tal vez lo entendería y diría que te quedes.
Izaro no estaba tan segura de eso. Sabía que Erwin lo decía para que se quedara, ya había visto esa intención en sus demás compañeros que rogaran por permanecer en la Legión, pero ya había una decisión dictada y debía de cumplir, eso era lo que su mente le decía. No tenía de otra, aunque sentía que habían cosas que le faltaban por hacer, como saber más a fondo la vida de sus padres como soldados ejemplares.
—¿Papá era bueno en su cargo como capitán?
—Era un líder nato, una persona que verdaderamente merecía que todos lo siguiéramos a donde fuera, a pesar de que su mayor defecto era su ansiedad y un claro conflicto que tenía con tu abuelo que, parece, nunca superó —respondió Erwin, recordando los días donde era un joven cadete recién graduado y Zachary Xion había decidido tomarlo como uno de los soldados que estarían en su escuadrón.
—¿Y mamá?
—Una de las mejores estrategas que pude haber conocido, siempre decía que creía fielmente que me convertiría en comandante y en uno de los mejores que hayamos visto —respondió el rubio, no sin antes sentir un sentimiento nostálgico en cuanto recordó a Theodore, aquella mujer que siempre tomó en cuenta sus ideas y solicitaba su opinión respecto a planes de estrategia que llevaba a tener— ¿Puedo saber por qué el interés?
Izaro alzó los hombros, aunque también analizó con profundidad la pregunta de Erwin. También tenía curiosidad en saber por qué tanto interés en sus progenitores.
—Creo que me llena de intriga saber cómo se relacionaban mis padres con otras personas, era muy pequeña cuando murieron y los sirvientes de mi casa junto con mis hermanos mayores fueron los que me criaron todo este tiempo —respondió. La respuesta generó mucha curiosidad en Erwin quien miraba con cuidado las expresiones faciales de la joven—. Sé que me amaban y por eso no tenían tiempo para estar conmigo salvo en fiestas con la nobleza u otras actividades que incluyeran a la familia, pero, a veces, me hubiera gustado tenerlos presentes en mi niñez. Incluso cuando era una adolescente, hubo más de una vez que me sentí fatal al ver a los padres de mis compañeros visitándolos y estando felices por ellos.
Era un momento muy transparente entre la soldado y su capitán. La Legión de Reconocimiento y el ejército en sí tenían una visión de ellos como grandes figuras, Zachary como un digno descendiente de Isaac que le hacía honor al apellido con el que nació y Theodore mostrando que, aunque no era una Xion de nacimiento, era capaz de estar a la altura de aquella familia; sin embargo, existía también la imagen de sus cinco hijos, la imagen de padres ausentes que no prestaban atención en lo más mínimo a la crianza que sus hijos estaban teniendo, padres que nunca estuvieron ni en los buenos ni en los malos momentos de ellos, que mostraban poca importancia en cómo se sentían sus hijos y que, claramente, creó una relación distante entre ellos.
Causaba ironía –y extrañeza– que la más joven de esos cinco tuviera un cariño por la fallecida pareja.
—Creo que debería irme, tienes trabajo que hacer y no quiero interrumpirte más —dijo Izaro notando en la ventana como el cielo había oscurecido por completo— ¿No importa si dejo la hoja de salida en tu escritorio? Sólo falta que la firmes tú como mi capitán para... ya sabes...
—De acuerdo —contestó Erwin permitiendo que Izaro dejará un fino papel con los sellos del ejército donde traía escrito su salida en la mesa—. Aunque no lo firmaré hasta que te vea segura de la decisión que estás tomando. Nuestras decisiones definen completamente nuestro futuro y cómo será contado. Por algo es importante no arrepentirse de ello, porque significa que todo lo que sucedió fue en vano y eso incluiría los sacrificios que otras personas o propios no tuvieron ningún sentido aquí. ¿Estás segura que es una elección que nace de ti o es algo que otros quieren decidir por ti a sabiendas de lo que verdaderamente sientes?
Una parte de ella aceptó lo que había dicho su capitán, aunque la otra parte deseaba que firmara de una vez la hoja por miedo a las represalias que haría su abuelo. Decidió que simplemente tomaría un profundo suspiro, saliendo de ahí sin proporcionarle una respuesta al rubio mientras comenzaba a vagar por los pasillos del cuartel con destino a su habitación, donde la esperaba otra hora de llanto y tristeza.
Erwin la miraba y pensaba en lo mucho que Izaro Xion había cambiado desde la primera vez que la había conocido cuando tan sólo era una pequeña niña. Si tuviera que describirla, diría que se trataba de un ser con un aura diferente al de su familia, como si no compartiera nada de ellos más que su ADN y apellido. La vio crecer y tener diferentes experiencias como su primer noviazgo o asumir su rol como la descendiente de un legado tan fuerte como era el de su bisabuelo.
Ver eso y después verla hundirse mientras dejaba ser arrastrada por la vergüenza de los Xion, que no pensaron dos veces en sentirse indignados por su actuación en la expedición que tomaban su salida como la única salida que mantendría limpia sus imágenes. No, esa no podía ser la manera correcta y le sorprendió que viniera de esas personas que tanto aportaron a la división militar que portaba el escudo de las alas de libertad.
Izaro sabía los peligros de ser soldado, y del impacto que generaría al entrar siendo una Xion, pero ahí siguió y nombrada como una de las mejores cadetes de la historia de las tropas de reclutamiento, una promesa dentro de la Legión de Reconocimiento y una esperanza para varias personas
Y aún con eso, ¿pensaba que lo mejor era abandonar su misión porque no superó las expectativas de su exigente familia? No, Erwin confiaría en su instinto una vez más y predicaría que ella sabrá elegir la mejor decisión.
Su decisión de no firmar la carta para salir de la milicia ya estaba definida, ahora era turno de Izaro.
༉
Los pensamientos que rondaban por su cabeza no la dejaban dormir, ni siquiera le habían dejado tan siquiera cambiarse el uniforme por una prenda más cómoda para descansar. Faltaban pocas horas para que su abuelo llegara temprano con un carruaje para meter todas las pertenencias de Izaro y llevarlos junto con ella a Erhmich. Ni siquiera había bajado a cenar y sentía cierta incomodidad por su brazo roto que no le permitía ponerse en alguna posición que la hiciera sentirse cómoda.
Decidió que lo mejor que podía hacer en ese momento era levantarse y dar un pequeño paseo por el cuartel para conseguir cansar su cuerpo. Todo estaba en su mayoría oscuro salvo por las pequeñas velas que iluminaban los pasillos, no había nada de ruido y tampoco había gente a su alrededor, probablemente ya era algo tarde y no se había dado cuenta, aunque en el fondo sentía que era lo mejor para evitar que la miraran el estado en el que se encontraba.
Aunque al final no quedó sola como esperaba cuando abrió la puerta al balcón del cuartel y notará que alguien de cabellos azabache con ojos grises ya tenía ocupado el lugar.
—¿Levi?
Él inmediatamente identificó la voz de ella, volteando con cuidado para verla y confirmar que se trataba de quien pensaba.
—No te vi en la cena —comentó mientras volvía a mirar al frente, también traía puesto su uniforme y se encontraba sentado en uno de los concretos de piedra que le impedía caer al vacío.
—No tenía hambre, ¿y tú? —preguntó Izaro, mostrando una pequeña preocupación al pensar que su compañero también se saltó la hora de cenar— ¿Comiste algo?
Él asintió, aliviando completamente la preocupación de ella. Unos segundos pasaron donde ninguno habló, solamente era Izaro utilizando su único brazo intacto para calentar un poco su cuerpo del leve frío y Levi mirándola.
—¿Puedo acompañarte? —preguntó ella, levantando un poco la mirada para conectar sus ojos con los de él. Ya había llegado ahí, no quería volver a su habitación o ir a otro sitio.
El azabache se movió, dejando un espacio libre como respuesta para la joven de ojos rojos, quien se acercó donde él estaba para sentarse a su lado, recibiendo una ayuda de su parte tomándola de la mano para que se acomodará correctamente como reemplazo del brazo roto que ella tenía.
—Gracias —soltó la pelinegra en voz baja.
El silencio en su alrededor volvía a ser presente en el lugar, aunque la falta de algún ruido no le causaba molestias a Izaro, después de todo, Levi no era alguien de muchas palabras y respetaba ello, más tratándose de la situación que vivía el azabache. Notaba que todavía estaba afectado y con mucha razón, Levi mostraba ser alguien que poseía un reducido círculo de confianza en donde únicamente entraban Farlan e Isabel y ahora ese círculo había quedado vacío completamente, trayéndole de paso un sentimiento de soledad. Si él se estaba quedando ahí con ellos era porque Erwin lo había convencido, Izaro únicamente se dedicaba en ayudarlo dándole un apoyo emocional y tratar de que mejorará rápidamente con ayuda de otros; sin embargo, las muertes seguían siendo recientes y las posibilidades de que él superara eso pronto eran nulas.
—¿Tienes frío?
Una parte de la chaqueta de Izaro no la cubría debido a su brazo roto, lo que le impedía cubrirse completamente del leve frío que se hacía más presente en el lugar. Sin notarlo, había comenzado a frotarse con su mano libre un poco más fuerte para conservar su calor.
—No es nada.
—Deberías entrar —dijo él.
—No, tranquilo, estoy bien así —respondió ella, pero Levi no la veía tan convencida como su respuesta y su mirada con un claro reflejo de tristeza llamaba mucho su atención.
—¿Qué ocurre?
Izaro se mantuvo en silencio unos segundos, quería pensar bien en su respuesta.
—No podía dormir bien, no paro de pensar que mañana me iré de la Legión —Levi inmediatamente recordó lo que había sucedido días atrás, cuando la familia de su compañera había llegado para casi sentenciar a la joven a una salida para nada digna de su imagen—. Tal vez es lo mejor. Volveré a casa, retomaré mis viejas costumbres, me presentarán hombres de la nobleza para que sea su esposa y probablemente sean buenas personas... Y v-voy a estar bien...
Pero la lágrima que se desbordó de los ojos cristalinos de la azabache no parecía coincidir con lo que expresaba ella.
—E-Es lo mejor porque le falle a todos. Le fallé a mis compañeros, mis superiores, mis instructores, la gente de estas murallas, a mi familia, a mi legado... Soy la bisnieta del mismísimo Isaac Xion y fracasé en la expedición, soy un fracaso, una vergüenza para todos...
Tapó su boca con la palma de su mano, maldiciendo mentalmente por las lágrimas que caían en sus mejillas y sintiendo que su respiración se entrecortaba por el llanto repentino que tuvo. Sin notarlo, el ceño fruncido que siempre caracterizaba a Levi se suavizó lentamente al verla.
—Perdón —soltó en un tono intranquilo—, sé que está mal llorar y que no debería hacerlo, pero no lo he podido evitar estos últimos días...
Levi la interrumpió inmediatamente.
—¿Por qué piensas que está mal llorar? —La pregunta extrañó a Izaro, quien frunció el ceño para reflejar su confusión mientras las lágrimas seguían saliendo— ¿Quién te dijo que no debes de llorar?
—Mi familia —dijo ella aún desconcertada por las preguntas—, ellos siempre han dicho que está mal y que eso nos deja una mala imagen.
Ante la respuesta, Levi cambió su expresión a una verdaderamente molesta que era dirigida para Izaro. Ella se sintió intimidada por esa mirada de enojo, temiendo que en su respuesta hubiera algo que lo haya ofendido.
—No te entiendo, la verdad —afirmó él—. Me dices en la expedición que llore, que me desahogue porque estaba sufriendo que Isabel y Farlan fueran asesinados y me sales con eso. ¿Acaso te estás burlando de mí o qué mierda te pasa?
Izaro de inmediato reaccionó negando con la cabeza desesperadamente.
—¡N-No, Levi! No está mal que llores, está mal que yo llore.
Levi la miró confundido.
—No entiendo.
La pelinegra suspiró y comenzó a relatar despacio la manera en cómo fue educada, la mentalidad con la que creció y los pensamientos que su familia tenía acerca de experimentar emociones como el llanto o la tristeza. Levi casi que ni se lo podía creer, aunque tampoco le sorprendía desde la primera vez que hablaron sobre su familia y él viera que el infierno era un paraíso lujoso a la par de los Xion. Sin embargo, lo que lo seguía sorprendiendo –y aterrando– era la normalidad con la que Izaro contaba todo, como si un diminuto detalle insignificante y que todos tenían en sus respectivas familias.
—Oye, ¿te das cuenta que tu familia te maltrata? —preguntó Levi desconcertado y parecía que Izaro no había tomado bien eso.
—Ellos no me maltratan —respondió anonadada—, es su estilo de crianza, no tiene nada de malo...
—Y por eso es que lo perdonabas y seguías con él —hizo referencia a Erick y la joven se congeló cuando lo mencionó— ¿Recuerdas la primera noche que me mostraste este lugar? Te volveré a preguntar lo mismo que te pregunté esa noche, ¿por qué piensas que eso es normal?
Izaro se quedó callada, preguntándose mentalmente qué significaba normal para ella sobre su familia.
El baúl de recuerdos de su mente apareció con imágenes mentales que podían responder a su pregunta. Una pequeña niña que despertaba todos los días con la ausencia de sus padres en su hogar, siendo atendida por sirvientes o sus hermanos mayores que todavía no cumplían la mayoría de edad para ser considerados adultos. Varias reuniones familiares donde no podían faltar insultos entre ellos y un abierto odio entre los miembros. Una constante exigencia de ser perfecta, no sólo como soldado sino también como una Xion, la cual sus familiares no dudaban en explotar para atraer a los hombres más codiciados de las murallas y reflejar la gloria de pertenecer a ese hogar.
¿Era eso normal para ella? Sí, para Izaro, su estilo de vida como una Xion era ese y se había acostumbrado con el paso de los años.
—No es normal, créame, sólo lo dices porque quieres negar inconscientemente su realidad abusiva —dijo el azabache mirándola—. Dime, ¿por qué te piden que te largues de aquí?
Ella apartó la mirada, se sintió inferior cuando recordó lo que su abuelo dijo en la última reunión familiar.
—Isaac, mi bisabuelo, que en paz descanse, era el soldado más fuerte y hábil que haya existido. Posee un número insuperable de titanes eliminados a su nombre, arriesgaba su vida por sus compañeros y era un ejemplo a seguir, la gente le tiene cierto respeto a la Legión por él incluso al día de hoy —comenzó a relatar—. Mi familia siempre me enseñó que debía ser igual a él, ser impecable y cumplir con las expectativas que la gente comenzó a tener de mí desde que nací. Era considerada como la nueva esperanza para la humanidad cuando decidí seguir con la tradición familiar aún después de años inactivos, aún si eso duplicaba lo que los demás esperaban de mí y... fracasé.
—¿Solamente por no matar a ese titán que mató al escuadrón que yo estaba y... a Farlan e Isabel? —preguntó Levi, teniendo como respuesta el silencio de Izaro nuevamente— ¿Y quién fue el que ordenó que te fueras de aquí?
—Mi abuelo.
—¿Hizo algo por ti para que seas tan obediente en sus estúpidas órdenes? ¿Te cuido cuando murieron tus padres o qué?
Izaro negó con la cabeza—. No, mis hermanos y empleados de mi casa fueron quienes me cui...
—Ahí está, no le debes nada a ese imbécil —Levi la interrumpió—. Mira, si quieres seguir en ese círculo de malos tratos es tu problema, yo solamente te estoy diciendo que eso que consideras normal en realidad no lo es, pero sí te diré algo: eres una maldita adulta y ya puedes decidir por ti misma. Si quieres ser soldado, seguí siéndolo y si no, pues te vas, pero no lo hagas para satisfacer a los demás.
El silencio volvió a caer sobre ellos, Izaro había dejado de verlo mientras una lágrima se deslizaba por su mejilla y él, mirando con detalle sus ojos anormales, pensó por un instante que probablemente había sido demasiado duro, aunque era necesario, pero tampoco podía obligarla inconscientemente a que procesara como él lo hacía la realidad sobre ella.
—Izaro —esta vez la llamó por su nombre, en un tono suave para hacer contraste con lo que dijo recientemente—. Decide por ti y no por otros. Y hace frío, te puede afectar el brazo, ve adentro.
Ella negó, dándole una pequeña, pero cálida sonrisa—. Estaré bien, necesito quedarme aquí un rato más, para pensar lo que haré mañana...
Levi suspiró—. Eres un poco terca, ¿lo sabes?
Se movió con precaución para evitar un mal movimiento, estirando sus brazos para que su chaleco se moviera hasta quitárselo de encima y ponérselo con cuidado a la joven azabache, abrigando de esa forma su brazo y la parte de ella que no estaba recibiendo calor de su propia prenda.
—Me lo devuelves antes de irte.
—De acuerdo, gracias —dijo Izaro, siendo eso lo último que dirían esa noche antes de alzar sus miradas al cielo y mirar la belleza de la noche estrellada, pensando por un momento las cosas que habían vivido los últimos días y lo que repercutirá en su futuro por las decisiones que ambos debían tomar. Especialmente ella.
༉
Todos tenían miedo de Byrion Xion. Era inevitable. Su figura era de un hombre imponente, atemorizante, controlador y hasta grosero, que sin necesidad de mantener un rango militar ya conseguía que los soldados no lo miraran a los ojos por el miedo que les causaba, dejando a Izaro en una posición de ser, por suposición, la única que no sentía nada de temor por el hombre, aunque estaban completamente equivocados.
Izaro fingía ser fuerte por fuera, pero por dentro, la joven estaba temblando de terror por la mirada molesta e imponente que su abuelo le estaba dedicando. Estaba ella parada frente a él con su uniforme puesto, sin sus pertenencias y con sus documentos de salida sin firmar. Parecía como si su nieta estuviera tomando una posición en contra de su decisión y si había algo que Byrion odiará era que alguien, en especial su familia, no le obedeciera.
—Más te vale que tengas una buena explicación para tu rebeldía, mocosa de mierda —escupió con desprecio—. De lo contrario, no tendré problemas en hacerte pasar vergüenza frente a todos con una buena cachetada.
La muchacha hizo un máximo esfuerzo para fingir que aquello no le estremeció.
—Adelante, escuchó.
—No me iré de la Legión, abuelo —fue directa, como a él le gustaba, sintiéndose con la confianza para hablar de esa manera gracias a la presencia de Levi que estaba detrás de ella y simulando que no estaba prestando atención a la conversación—. Es cierto que no superé las expectativas que todos tenían en mí en la expedición, pero eso no debería ser motivo para rendirme. Soy una Xion, sé que puedo hacer mejor las cosas y más, pero no lo puedo demostrar si me voy así de la nada.
—¿Y piensas que voy a permitir que nos humilles una vez más? Nuestro apellido es sagrado.
—Nuestro apellido es una esperanza para todos, la gente se siente segura gracias a nosotros —respondió la azabache—. Abuelo, para mí es una bendición pertenecer a esta familia, por eso es que prometí a la tumba de mi bisabuelo que cumpliría con su deseo y no lo puedo romper.
El hombre de manera amenazante, afilando su sonrisa como una fiera que hacía sentir inferior a su nieta.
—Prefieres desobedecer a tu abuelo, que lo único que ha hecho por ti es protegerte de ser un fracaso, que mueve cielo y tierra por encontrarte un esposo digno de tu figura, que te presume como la nieta que más orgullo le da... —hablaba despacio para que cada palabra quedará impregnada en la cabeza de ella—. No te importa, sólo quieres complacer una promesa que le hiciste a un muerto antes de manchar estrepitosamente un legado que mi padre me dejó para forjar a la siguiente generación.
Izaro tomó un profundo respiro antes de hablar.
—Si me voy contigo, dejarás en claro que no forjaste una generación deseaba por mi bisabuelo —contestó—, sino a una generación de cobardes y que serían la vergüenza de Isaac.
Byrion quedó impactado y claramente la respuesta le había disgustado de tal manera que la retó a reiterar su comentario, estallando de ira y levantando su mano con el único propósito de golpearle el rostro como castigo. Izaro se asustó y trató con rapidez de cubrirse hasta que sintió una mano tomar su brazo sano, jalandolo hacia atrás para evitar el golpe. Ninguno de los dos Xion se lo podían creer.
Levi mantuvo su mirada seria cuando tomó con fuerza la muñeca de Byrion, inmovilizando cualquier intento de zafarse y abalanzarse sobre su nieta. El hombre había quedado consternado, nunca había sentido aquella fuerza casi sobrehumana en otra persona que no fuera de su familia, pero también, nadie se había atrevido a oponerse contra una acción que él ejerciera.
—Muchacho insolente —escupió—, ¿qué crees qué haces?
—Ella ya te dijo que no se irá de aquí —respondió Levi con seriedad, sosteniéndolo aún por el esfuerzo arduo del hombre para que lo soltara—. Ya no es una niña para que le digan que hacer, puede hacer sus propias decisiones sin que un viejo de mierda le dicté órdenes. Vámonos, ojos raros.
Restándole importancia a lo que podría repercutir, soltó a Byrion y se dio media vuelta para tomar a Izaro de su muñeca, jalandola para llevársela lejos del hombre de cabellos grisáceos que comenzaba a sacar humor por los oídos y su rostro se había enrojecido de la cólera.
—¿¡Cómo me llamaste!? ¿¡Acaso sabes quién soy, muchacho!? ¡Haré que lamentes haberme llamado así! —gritaba, alterando a los soldados a su alrededor haciendo que estos trataran de calmarlo sin mucho éxito— ¡Izaro, ven aquí! ¡Jovencita, obedezca si aprecias tu vida!
Ambos jóvenes lo ignoraron, Levi porque no se sentía intimidado con los gritos de la cabeza de los Xion, Izaro porque estaba sorprendida de lo que había hecho su compañero.
—¿Insultaste a mi abuelo? —lo miró de pies a cabeza— ¿Y sigues con vida?
—Tch. —escupió el pelinegro—. No te hagas la sorprendida, se nota que llevabas tiempo queriéndolo llamar así —Izaro no respondió a eso—, te hice un favor diciéndolo por ti, ahora te toca cumplir con lo que le dije a él.
—Pero, Levi...
—Ya le dijiste que le quedarás, ahora demuestra que eres mujer de palabra.
La soltó sin apartarle un ojo de encima, notando la articulación que realizaba para forjar la expresión de su rostro. No dijo nada, no era necesario. El leve asentimiento de su cabeza indicaba que efectivamente cumpliría con la decisión y que no se arrepentiría de ello, así como él no se estaba arrepintiendo de haberse quedado por lo que le había dicho Erwin Smith.
Y hablando del hombre rubio de ojos azules...
—Veo que al final te quedarás —dijo con una suave sonrisa en su rostro—, sabía que elegirías lo que tú realmente deseabas.
Izaro alzó con timidez los hombros—. Creo que ahora esperarán más de mí ahora que rete al abuelo.
—Y les demostrarás que eres una digna sucesora de Isaac Xion —afirmó el capitán—, ahora ve al comedor para que desayunes, tienes cita con el médico para que evalúen cómo está tu brazo.
Ella sonrió cuando le dijo eso, aceptando con confianza mientras se alejaba de ambos hombres no sin antes agradecerle con suavidad por lo que había hecho por ella. Levi podía jurar que había visto un delicado brillo en los ojos carmesí de la azabache, estaba seguro que se sonrojó levemente –y que afortunadamente nadie notó– por eso.
—Me enorgullece ver que estás avanzando con tu integración al equipo —soltó Erwin mirando directamente a Levi—. Haber conseguido una amiga es un gran paso.
—Ella no es mi amiga.
Erwin rió en un tono bajo, sin que el joven lo escuchara—. Como digas, sólo te diré que Izaro es una buena persona con un gran corazón. Valorala. No te arrepentirás de tenerla a tu lado.
—Tch.
Levi se negaba a aceptarlo, no quería darle la razón al capitán que había alzado una de sus cejas ante la reacción del joven. No la defendió porque la consideraba una amiga, la había defendido para ayudarla a liberarse un poco de ese control que su familia tenía sobre ella. Cualquier persona hubiera hecho lo mismo que él hizo, quería pensar eso.
Aunque entre más pensaba, más imaginaba a sus dos amigos y la manera en cómo reaccionarían ante la situación. Isabel probablemente lo estaría molestando diciendo que ya tenía novia, Farlan simplemente estaría riendo tranquilamente mientras se despedía amablemente de Izaro. Los extrañaba. Todavía le costaba aceptar que ahora vivía en un mundo sin ellos.
Pero sabía que ambos desearían que él estuviera en un lugar seguro, rodeado de gente que lo apreciaría y lo hiciera sentirse incluido. Tal vez dirían que Izaro era ideal para acompañarlo de ahora en adelante, siendo de las pocas personas que nunca lo trataron mal desde que llegó. Tal vez Erwin tenía razón y sin saberlo estaba formando una amistad con ella.
Porque, después de todo, no se arrepentía del tiempo que compartía con ella y no se arrepentiría en un futuro.
༉
INFORMACIÓN ACTUALMENTE DISPONIBLE PARA EL PÚBLICO
Isaac Xion, bisabuelo de Izaro Xion, fue un soldado que sirvió durante años en la Legión de Reconocimiento. Destacaba por sus habilidades inalcanzables, fuerza sobrehumana, gran inteligencia y su particular color de ojos. La gente se refería a él como el milagro de la humanidad.
to be continued...
N/A:
todos al ver que erick vive, pero también que izaro y levi están juntitos y él llamó viejo de mierda al abuelo maldito:
Y CON ESTO DECLARÓ EL FINAL DEL PRIMER ACTO !!
la vdd estoy muy feliz de llegar aquí, tenía miedo de que nunca llegaría hasta aquí y ahora miedo de lo que se viene a continuación😭
un gran agradecimiento a todos ustedes por estar aquí, apoyando la historia con sus votos, sus comentarios y sus leídas. como saben, bleeding out es especial para mí por muchas cosas y terminar esta primera etapa significa mucho. espero verlos pronto en el segundo acto. ❤️
con esto, cerramos el arco del pasado de izaro y ahora veremos su etapa como una mujer adulta, enfrentándose al mundo de snk, muertes, sufrimiento y más. porque ahora sí que se viene puro dolor, pero también felicidad porque levi.
nuevamente muchas gracias, recuerden que tengo en mi perfil MONSTER, que abarca la historia de eren jaeger y la protagonista es jena hryniv, una joven perteneciente a la nobleza y al culto de las murallas que oculta su verdadera identidad para mantener vigilado el secreto de rod reiss, sin saber en el gran embrollo que se está metiendo gracias a la corrupción, la religión y los secretos de las murallas. 🦋
no olviden votar y comentar, nos vemos en el segundo acto de bleeding out !
con cariño, nicky🌙
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro