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𝐗𝐈𝐕 ; drops of blood


CAPÍTULO CATORCE
· • ❝〔 gotas de sangre 〕❞ • ·
una decisión sin remordimientos ; parte XIV

Distrito Ehrmich. Muralla Sina. Año 827.

SU VESTIDO ERA NEGRO. UN COLOR muy frecuentado en los hermosos vestidos que llevaba Izaro en su día a día. Las casas de moda de las finas ciudades del interior siempre confeccionaban sus ropas con aquel color indicando que simplemente resaltaba la belleza de la niña, definía bien su figura y llamaría la atención de quien la viera pasear en cualquier sitio, aún si fuera una niña de ocho años... El negro simplemente era el color ideal para Izaro en cualquier ocasión que se presentara en su día y vaya que las casualidades en la vida existía, porque vestía de un vestido negro cuando trajeron frente a sus llorosos ojos los cadaveres de sus padres.

Ese día, la Legión de Reconocimiento había vuelto de otra expedición con una nueva tasa de fallecidos que incluía en la lista al capitán Zachary Xion y su esposa, Theodore Xion. La pareja yacía sin vida sobre dos mantas de color verde musgo con el escudo de la división en la que pertenecían manchada de una viscosa y oscura tinta roja que no se necesitaba ser un genio para deducir que se trataba de sangre. La mano de Zachary estaba expuesta decorada con una gruesa línea carmesí que todavía goteaba, era la extremidad que los ojos de Izaro mayor enfocaba.

Siempre le habían dicho que no llorara si no quería verse como una niña frágil, pero ese día lloró tanto que sus ojitos se hincharon y sus labios temblaban al compás de los dedos de sus manos.

—¿Pa-Papi...? ¿Mami...?

Byrion entonces gritó a sus dos hijos con los uniformes cubiertos de sangre.

—¿Qué pasó? ¿¡Qué mierda pasó!? —gritó Byrion enrojecido de ira.

—Un titán excéntrico los mató —dijo Danilo mientras su esposa aparecía con un pañuelo para limpiarle la sangre en su rostro—, Zachary intento matarlo para evitar que se acercara a su escuadrón y Theodore..., a ella la despiezado sin piedad...

El hombre gritó— ¿¡Y para ti eso que justificación!? ¿¡Piensas que así se borra la vergüenza que tu hermano acaba de dejar ante toda la familia!?

Ni Danilo ni Amelia se sorprendieron por la actitud de su padre, tampoco sintieron asombro por el evidente desinterés que Byrion tenía respecto a la muerte de su propio hijo y le diera más importancia a la imagen familiar que tenían en la sociedad. Siempre fue así, actuó de la misma manera cuando vio el cadáver de Izadora estampado en el suelo y supiera que se trataba de un acto suicida que ella cometió.

Y tal parecía que estaban experimentando un deja vu.

Zachary lloro desconsoladamente mientras rogaba al cuerpo sin vida de Izadora que reaccionara a pesar de los gritos y la atención meticulosa que estaban ocasionando. Izaro, su hija, repetía en mismo patrón mientras tomaba su mano con fuerza.

—Papi, por favor —pronunciaba entre lágrimas—. Papi, por favor, despierta...

—Iza, ven, no debes ver esto —Mason se acercó a ella, viéndose obligado a alzarla debido a que la niña se negaba a irse y distanciarse de los restos de sus progenitores—. Vámonos, deja de llorar antes de que el abuelo te vea y te grite.

—Mami... Mami, por favor, no te mueras...

—Son una vergüenza, ¡todos son una vergüenza! —se exaltaba Byrion con furia en su mirada que, para suerte de los cuatro hijos mayores de los recién fallecidos, impedía que viera a su nieta más joven llorar desesperadamente— ¡Mi padre nunca hubiera permitido esto! Él me dejó la responsabilidad de darle una descendencia digna de su legado, ¿¡y así se lo pago!?

Amelia finalmente habló con despreocupación en su voz mientras recibía a su marido con un paño mojado para quitarse la sangre en el rostro— Ay, ya empezó con la cantaleta del abuelo...

—Viejo, nuestros colegas de la Legión están presentes... —dijo Danilo en un mismo tono que su hermana, cosa que aumentó la rabia del hombre de cabellos grisáceos.

—¡Qué escuchen! ¡Qué sepan que nuestra familia es una vergüenza!

El orgullo cegó a la cabeza de los Xion, obligando a sacar a sus hijos de la Legión de Reconocimiento y a sus nietos de no ingresar al reclutamiento. Aisló a la familia a un "destierro indefinido" de la milicia, dedicando su vida únicamente a presentarse como la descendencia del soldado que en vida fue la esperanza de la humanidad, Isaac, jurando que ningún otro Xion se uniría al ejército.

Sobraba mencionar que su juramento fue roto cuando su nieta, Izaro, se vio dispuesta a traer el orgullo de su legado de nuevo a través de ella y el hombre, en vez de negarse rotundamente, aceptó la decisión de la joven. Solamente debía cumplir algo: superar las expectativas que habían sobre ella una vez saliera de las murallas y mostrarle a todos que era capaz de crear una era de gloria como Isaac había conseguido en su juventud.

De haber sabido que su nieta quedaría marcada de por vida en su primera expedición...

Exterior. Año 839.

—El capitán Erwin creó este método de comunicación donde el color de humo que suelta la bengala será nuestro vocabulario durante la expedición.

Izaro se encontraba con el trío del subterráneo dándoles una pequeña repasada de los puntos importantes que debían tomar a consideración. Ya era de madrugada y los soldados se encontraban recogiendo todas sus pertenencias para seguir con la expedición, la muchacha lo había terminado rápido por lo que considero aprovechar el tiempo libre para ayudar a sus compañeros, señalando cada objeto que formaba parte de su repaso.

—¿Por qué tenemos que saber esto? —preguntaba Isabel aburrida.

—Porqué esto te puede salvar la vida —respondió la azabache como paciencia y una dulce mirada seria—. Erwin lo diseñó para reducir la tasa de mortalidad al igual que la formación, lo que vimos ayer fue una muestra de que realmente funciona aunque claro, sólo es una ventaja cuando no hay lluvia.

Levi miró a la ventana para checar el clima que había en el momento, no veía ninguna nube que diera indicio a que llovería ese día.

—Cuando vean un titán, informen a quien lidera el grupo para que les den la orden de lanzar una bengala roja y una vez todas las unidades veamos la señal, el comandante lanzará una bengala verde en alguna dirección que indicará qué rumbo tomaremos para alejarnos del titán y evitar un enfrentamiento que nos podrá costar personal —continuó la joven enseñando las bengalas para que sus compañeros la recordarán de una manera más visual—. También tenemos la negra, pero sólo se debe usar cuando vean un titán excéntrico. Ese tipo de titanes son un poco más inteligentes y un peligro completo, úsenlo únicamente para informar su presencia y estén preparados porque con esos no hay de otra más que eliminarlos.

Farlan se rascó la cabeza viendo los utensilios básicos que debía cargar durante el viaje, obligando a su cabeza a memorizar cada uno y rezar para no estresarse cuando retomaran la misión.

—Son muchas cosas que debemos hacer bajo presión de que en cualquier momento nos puedan comer.

—Sí, pero es sencillo de ponerlo en práctica —mencionó Izaro—, yo estaré con mi escuadrón detrás de ustedes, siendo un escudo para los que estarán en el centro de formación. Estaré recibiendo cada notificación de su parte así que mucha suerte y confíen en ustedes —se levantó mientras sonreía amablemente a cada uno, aunque sus ojos solamente se fijaban en Levi y su postura atípico—. Suerte, compañeros.

Sintió algo en él cuando ella los llamó así. La palabra no tenía un significado tan profundo o más de una interpretación que posiblemente pudiera darle, simplemente le hizo llamar la atención que alguien como la azabache se lo dijera con tanta tranquilidad como si no hubiera una evidente línea que los diferenciaba como seres humanos o bien una misión clandestina que debía cumplir para un noble corrupto.

Muy pocas personas lo llamaban así, el resto lo seguía rebajando a un simple criminal del subterráneo, alguien inferior a todos esos soldados que sí se habían esforzado por entrar a la milicia. Izaro era diferente a ellos y no hablaba en contexto de habilidades militares, sino de que en términos sociales ella era superior a todos los demás presentes, alguien con un apellido con el doble de importancia que toda una gran parte de esa facción, incluso con mucho más poder que el que tenían sus superiores ahí. Aún con todo eso, ella no lo trataba como una persona inferior, sino como un igual.

Realmente la muchacha era alguien que le daba mucho que pensar, en el buen sentido de la palabra.

—Hermanito —llamó Isabel, sacándolo de su mente de golpe antes de notar la ausencia de Izaro quien se fue del lugar— ¿Pensando en la chica de ojos rojos?

La pelirroja no pudo evitar poner una expresión coqueta al azabache en manera de burla, quien la seguía mirando con seriedad por la pregunta que le hizo.

—¿Por qué iba a estar pensando en ella?

Isabel alzó sus hombros—. No lo sé, los últimos días te has acercado mucho a ella y se ve que le agradas. Además, jamás te he visto ayudar tanto a alguien en un problema y que apenas hayas conocido.

Tch. Que estupidez.

—Parece que olvidaste que golpeé a ese matón que quería hacerte algo malo porque no respetaste las reglas sobre no cruzar la grada límite para ir a la superficie —comentó Levi, frunciendo el ceño en el proceso—. En ese momento también éramos recién conocidos.

—Es diferente —mencionó la pelirroja—, ese tipo te tocó con las manos sucias y soy tu hermanita, hermano. Ese chico grosero no te había hecho nada malo, sólo a ella y aún así la ayudaste.

Era cierto que aunque Erick parecía tener una mentalidad igual a la de los demás soldados, no fue precisamente una mala persona con Levi. Se atrevía a decir que la manera de comunicarse de ambos siempre fue neutral, sin un interés en forjar una amistad pero tampoco una rivalidad, simplemente dos personas con distintos intereses que no afectaban al otro; sin embargo, Levi tampoco iba a tolerar ver que había una agresión frente sus ojos sin hacer nada, sabía que Izaro tenía la fuerza para poner un alto a eso, nada más le faltaba agarrar el valor para ponerle fin a un ciclo violento en el que era una víctima.

Y que la decisión que tomara fuera por ella y no por otros que sólo buscaban complacer sus necesidades a través de ella.

—Vámonos, hay que continuar con esta mierda y ponerle fin a este trabajo de una vez por todas.

Isabel asintió y se fueron a buscar a Farlan para esperar el anuncio del comandante Shadis. Ignorando que detrás de ellos, Erick Mitchell había aparecido mientras los miraba con seriedad, acercándose a Rubí quien le dio una expresión de poco amigos.

—No entiendo cómo siguen con vida después de lo de ayer, Oscar si tenía preparación, ¿por qué murió él y no ellos?

—La práctica hace al maestro, Ruby, aunque sean criminales no quitan que están aquí porque a nuestros superiores les interesa lo que saben hacer con los equipos —le respondió, aunque instantáneamente notó el poco interés que la rubia tenía a su respuesta Eso lo molestó un poco—. Oye, ¿en serio te molestaste por lo que te dije ayer?

Ella bufó—. Que te importa.

Mala respuesta. Sintió la presión de los dedos de su amigo en sus mejillas mientras la obligaba a verlo a los ojos. Para su suerte, si es que debía considerarse suerte, no lo hacía con la misma fuerza que lo hacía con Izaro. Para su mala suerte, nadie se dio cuenta de la escena porque habían quedado prácticamente solos en el salón.

—Eres verdaderamente odiosa, ¿lo sabías? —dijo con una mirada de completa seriedad—. Escúchame. Te vienes conmigo, ¿de acuerdo? Hablaré con Phoebe y haré que su padre mueva contactos para que te acepten en la Policía Militar, aunque no hayas entrado en los diez mejores.

—¿Harías eso por mí? —preguntó con un poco de dificultad por el agarre.

—Eres la única familia que me queda, Ruby, eres como una hermana para mí —comentó mientras se esforzaba por no ponerse sentimental y traer a juego sus memorias de la infancia—. No puedo perderte a ti también.

La soltó con delicadeza, antes de abrazarla con fuerza como si algo le dijera que debía hacerlo. Tal vez era la impotencia que seguía sintiendo por la reciente muerte de su amigo y la ansiedad que le consumía ante la sensación de que debía procurar la seguridad de su única amiga con vida. La rubia también le respondió ese abrazo, más que todo para aprovechar su calidez para no entrar en pánico por pensar que nuevamente estarían expuestos al peligro.

—Sobrevive, Erick, quiero volver a casa contigo.

Él asintió—. Tú también, Ruby, sobrevive y te prometo que nos iremos de aquí una vez pisemos las murallas nuevamente.

Era impresionante.

Ver como en el cielo azul se manifestaban líneas de humo verde, indicando una dirección para evitar el contacto con un titán localizado a varios kilómetros era algo digno de la impresión de Izaro. Le asombraba ver cómo todos estaban trabajando como si fueran un mismo soldado sin importar cuánta distancia había de cada escuadrón.

—¿Es normal que ya hayamos cambiado de dirección catorce veces? —preguntó su compañera de grupo, mirando la nueva dirección que debían tomar para alejarse de la criatura.

—Estamos en el territorio de titanes, Emma —dijo su compañero, Daryl, lanzando una bengala verde para que sus compañeros de atrás también viera la nueva orden—. Una aglomeración de humanos en estos lugares es como decirles a esas bestias que su banquete ya está listo.

Izaro coincidió con el soldado, no debían extrañarse de los constantes cambios que los dirigentes ordenaban si eso les permitía la supervivencia en aquel territorio. Sin embargo, había algo que en el plan no estaba incluido y que comenzaba a generar preocupación en más de un soldado de aquella facción. Las nubes oscuras comenzaban a cubrir el cielo bañado de color azul, sonidos de truenos retumbaban el ambiente y las gotas de lluvia aparecieron sorpresivamente obligando a los humanos a cubrirse con sus capaz verdes.

Demonios. Dijeron que era poco probable que lloviera hoy. Pensaba Izaro, poniéndose inmediatamente la gorra de su capa para evitar que la lluvia impactará en su rostro, aunque de nada sirvió una vez las gotas de agua golpeaban y humedecían con agresividad la capa junto con el uniforme que traía puesto.

—¡Daryl, Izaro, Mike! ¡No logró ver casi nada! —gritó Emma, intentando cubrir su rostro con su mano sin mucho éxito.

—¡Eviten a toda costa romper la formación! —ordenó Mike, quien dirigía el grupo por orden de Erwin, aunque él tampoco se libró de la poca visibilidad que la lluvia provocaba—. Izaro, dispara una bengala, necesitamos saber si la lluvia no afectará las señales.

Inmediatamente obedeció, lanzando una bengala de color verde al cielo oscuro. Tal como temían, la bengala era poco visible en el cielo, dejándolos sin una opción viable para comunicarse con los demás escuadrones y estando, prácticamente, inciertos con lo que sucedía a los alrededores de la formación.

—Si no podemos usar las bengalas, no sabremos qué sucede en el área —dijo Izaro, temblando del frío por culpa de la humedad que su prenda acumuló—. Estamos vulnerables a un ataque de titán.

Los minutos habían pasado y la lluvia cada vez empeoraba a su paso, incluso el olor a tierra mojada tenía completamente invadido el sentido del olfato de Izaro; ningún otro escuadrón lanzó alguna señal de humo, más que todo porque resguardaban los artefactos para evitar ser estropeados por la lluvia.

Estaban todos atentos a lo que fuera: un ruido, una gran silueta entre la neblina... cualquier cosa que les hiciera conocer que estaban cerca de algún titán y tuvieran que luchar si deseaban salir con vida de ese sitio. Para su fortuna, seguían sin toparse con algún titán que estuviera a la cercanía de su grupo, pero esa era la desgracia de ellos, el seguir sin encontrarse con alguna de esas criaturas aumentaba el sentimiento de desesperación.

Podía parecer incongruente, pero debían evitar a toda costa sentirse aliviados cuando la realidad es que la muerte los abrazaba con mucha fuerza. Tal vez esa era la razón por la que, de cierta manera, estaban preocupados sobre el estado del escuadrón de Flagon y sobre cómo la lluvia les impedía conocer alguna noticia de ellos. ¿Estaban bien? ¿Requerían alguna ayuda? ¿Estaban con vida tan siquiera?

Ninguno tenía un mal presentimiento ni nada parecido, confiaban en las capacidades de cada uno de los soldados que formaban parte de ese escuadrón y que hacían su mayor esfuerzo para seguir adelante; sin embargo, no tenían manera de confirmarlo completamente el bienestar de ellos y al no saberlo, ellos también se encontrarían en el mismo rumbo que sus compañeros y así sucesivamente hasta el último grupo que se encontraba en la parte más baja de la formación.

—¡Ey, Mike! —llamó Izaro— ¿Y si voy a confirmar que el escuadrón del capitán Flagon está bien?

El nombrado la mira disconforme con la propuesta, al igual que los otros dos chicos que miraban con preocupación debido a todas las posibilidades impuestas a la hora de salir.

—No creo que sea buena idea —dijo Mike.

—Tampoco es buena idea seguir adelante sin tener idea de lo que está pasando a nuestro alrededor —respondió ella—. Estaré bien, nada más iré a confirmar su estado y ver qué saben ellos de los demás. Lo prometo.

Aunque ella sonara algo confiada en sus palabras, debía admitir que en el fondo sentía miedo al ver que tenía que traspasar todo un recorrido sola si el rubio la dejaba ir. Era algo que también la dejaba con dudas debido a lo expuesta que quedaría, pero estaba dispuesta a correr el riesgo. Después de todo, los Xion se caracterizaban en sus años de oro por tomar decisiones arriesgadas.

Ella era una Xion, la adrenalina y el peligro corrían por sus venas.

—De acuerdo, pero mantente alerta. Esta es tu primera expedición, no puedes arriesgarte demasiado —aceptó Mike, mirando como la azabache ordenaba a su caballo acelerar el paso hasta que llegara al punto deseado.

—¿Qué mierda haces aquí?

La mirada de odio que Erick tenía hacía Izaro era más que clara tanto para ella como para todos.

—Xion, ¿qué haces aquí? —Flagon se le veía desconcertado con la presencia de la azabache, sentía que algo no iba bien con verla ahí— ¿Qué pasó con tu escuadrón?

Al menos la presencia del capitán calmó la tensión que ella empezaba a tener cuando llegó y al primero que visualizó fue a su exnovio.

—Estamos bien, vine para saber cómo se encontraban ustedes, no hemos recibido ninguna señal de ustedes desde hace rato.

La lluvia empeoraba a cada paso, desapareciendo cualquier existencia de alguna posibilidad de que se detuviera pronto y fuera más estable de visualizar lo que sucediera a sus alrededores, si es que alguien tenía esa esperanza en mente. Sayram, uno de los soldados que conformaban el escuadrón de Flagon, había lanzado una bomba ruidosa, esperando que sus compañeros que se desviaron del camino determinado volvieran siendo atraídos por el ruido de esta.

—¿Qué hace ella aquí? —preguntó Ruby, apareciendo de la nada a la par de Izaro, mirándola despectivamente— ¿No se supone que tienes tu propio escuadrón?

—No empieces, Fitzgerald —mandó a callar Flagon, consiguiendo que ella se silenciara mientras rodaba los ojos y Erick tensara la mandíbula por la orden—. La lluvia nos ha impedido mandar información, Xion, incluso algunos miembros de aquí se alejaron por la poca visibilidad que hay y... ¡Magnolia! ¡Church! ¿Están bien?

Fue un momento sorpresivo para Izaro, no se había percatado de la ausencia del trío de novatos desde que había llegado a ese grupo. Aunque había algo que llamó alarmantemente su atención: Flagon únicamente había mencionado a Isabel y Farlan, pero no había rastro alguno de Levi.

—¿Qué pasó con Levi? —preguntó ella nerviosa, forzando su vista para ver si podía percibirlo entre tanta niebla.

—Lo perdimos en la niebla —contestó rápidamente Farlan a la joven, aumentando un poco más la preocupación de Izaro respecto a su compañero.

No era la única con ese sentimiento, los demás presentes en ese grupo tampoco se podían creer lo que el rubio amigo del chico desaparecido estaba diciendo; tal vez el azabache no era mucho del agrado de los demás miembros del escuadrón de Flagon, pero ellos debían admitir que Levi era en habilidades físicas superior a todos ellos juntos, perderlo sería algo terriblemente malo para ellos. Los únicos que se mostraban indiferentes ante eso eran Ruby y Erick.

—Si no escucho la bomba ruidosa... ¿será que está muerto? —mencionó Sayram anonadado a Ruby, quien levantó los hombros con tanto desinterés, poco le importaba si ese chico había muerto o no.

—Lo dicen como si fuera algo malo, estas cosas suceden constantemente aquí —comentó Erick con molestia en su tono, haciendo que Izaro lo viera de manera indignante y él no perdió la oportunidad para mirarla de nuevo con odio. Espero que seas la siguiente, malnacida.

—¡De ninguna manera! ¡Mi hermano regresara, lo sé! —gritó Isabel con enojo sobre los que dudaban de la capacidad de supervivencia del azabache.

—¿¡Eres estúpida o qué!? —gritó con ira Ruby— ¡Tu "hermano" sí o sí debió de escuchar la bomba y él no aparece! ¡No me extrañaría que ese criminal de mierda haya sido devorado por algún titán! ¡Mejor, una escoria menos en este mundo!

—¡Fitzgerald! —grito Flagon enfurecido, aunque poco le importaba a Ruby la reacción de su capitán.

—¡Oh, vamos, capitán! ¡Tú mismo querías negarte a tener a esos tres en nuestro escuadrón! ¿Ahora cambiaste de opinión? No me hagas reír...

Izaro tensó su propia mandíbula y volteó a mirar al capitán. Erick alzó una ceja interesado en saber qué diría ella

—Iré a buscarlo, capitán, confió que sigue con vida y tal vez está perdido —contestó ella, ignorando la risa irónica del joven de cabellos rubios—. Si no vuelvo dentro de unos minutos y mi escuadrón viene a buscarme...

Las voces de Flagon, Farlan e Isabel se unificaron para soltar un rotundo «No», dejando disconforme a la joven de ojos rojos por la apresurada respuesta que le dieron. Le causaba conflicto esa reacción negativa ante su decisión.

—¡No podemos arriesgarnos a que te pase algo, Xion! —grito Flagon, mirando a las dos chicas.

—¡Pero, capitán,...!

—¡Oye, capitán! No es justo —reclamó Erick— ¿Sólo porque es una Xion hay que cuidarla? No es su problema si ella se muere o que por culpa de un titán, más bien sería una bendición que muera.

Izaro casi se congeló por las palabras de él, del joven que tanto había amado y juraba que el sentimiento era mutuo.

—¡Mitchell, respetala y no te le acerques! —ordenó Flagon furioso, tratando de algún modo imponerse entre los dos jóvenes sin apartar la vista del frente.

—¿Qué dijiste? —preguntó la azabache con el ceño fruncido mientras desconocía que una lágrima había pasado desapercibida por su húmedo rostro.

Y fue en ese momento exacto que Erick explotó, provocando que todos los presentes le prestaran atención a él y no a lo que sucedía a su alrededor.

—¡Lo que te acabo decir! ¡Es lo mismo que te dije la noche que me terminaste y es lo único que deseo! ¡Quiero que te mueras! —gritó en cólera.

—Erick, cálmate, lo que dices no es cierto... —hablaba Ruby con tranquilidad mientras notaba las miradas sorprendidas de cada uno por las palabras de su amigo, sabía que si no hacía algo rápido estaría en graves problemas.

—¡Dejé mi oportunidad de ser parte de la Policía Militar solamente para casarme contigo y me dieras tu puto apellido! ¡Arrastre a mis amigos para darles los lujos que iba a ganar a través de ti! ¡Oscar está muerto por tu culpa y Ruby está expuesta a todo esto! ¡No sé cómo terminaré, pero de lo que sí estoy seguro es que bailaré sobre tu puta tumba cuando mue...!

Cortó sus gritos de inmediato cuando una gigantesca mano humanoide apareció entre la neblina, golpeando con fuerza a dos soldados de ese escuadrón desprevenidamente mientras todos miraban impactados. Quedaron estáticos a pesar de que sus caballos seguían corriendo con velocidad, viendo cómo quedó en el suelo un camino de sangre que, muy probablemente, provenía de los cuerpos de esos dos soldados mantuvieron su silencio en todo el camino.

Mierda, mierda, mierda... Pensó Izaro alteradamente.

La velocidad y la fuerza que se usaron con esas dos personas no podía provenir de un titán promedio, por lo que las probabilidades indicaban que se trataba del miedo que nadie quería experimentar esa expedición y en ese momento climático. Era un titán excéntrico, uno gigante y aterrador que caminaba en cuatro, realizando movimientos alarmantemente agresivos mientras miraba al resto del grupo directamente, decidido a perseguirlos a toda costa si era necesario.

Huye. Huye. ¡Huye!

Un sentimiento escalofriante acompañado de un temblor, comparado con el que ocurre cuando un cuerpo entra en contacto en un ambiente extremadamente frío, fue lo que tuvo Izaro cuando sintió la mano del titán agitarse en una exagerada velocidad que provocaba pequeñas ventiscas. Nada le había pasado cuando sintió que la mano se acercó demasiado, suficiente como para aventarla de su caballo y lastimar a este, lo consideraba un milagro para sí misma porque la suerte de Sayram no estuvo manifestada al ser el desafortunado que el titán había escogido para atrapar y dejar su cuerpo entre sus dientes.

Los sobrevivientes miraron la escena horrorizados, incluso Ruby había gritado de horror mientras sentía las lágrimas caer por su rostro una vez más.

—¡Sayram! —gritó Flagon, escuchando los quejidos de dolor que el nombrado soltaba por la presión que ejercía los dientes del titán. Ni siquiera era capaz de utilizar sus armas como era correspondido para intentar librarse de ello— ¡No te muevas, te ayudaré!

—¡Capitán, no se acerque! ¡Sólo salga de aquí, por favor! —grito el chico de cabellos negros, ignorando los llamados de su líder— ¡Preocúpese por usted! ¡Lo veré en la otra...!

Su cuerpo salpico sangre por todo lado, manchando incluso la mandíbula de la criatura mientras le daba fin a su vida.

—¡Mierda, mierda, mierda! —gritó con desesperación Ruby— ¡Erick!

—¡Corre! —gritó el nombrado aterrado— ¡No te separes de mí!

Ambos soldados intentaron huir, ignorando por completo que la muchacha de ojos rojos estaba igualada en velocidad mientras rezaba por un milagro. Pero los tres supieron que las cosas iban de mal en peor cuando escucharon los gritos de Isabel y Farlan advirtiéndoles del peligro y el titán apareciera frente a sus vistas luego de realizar un brinco en dirección a ellos, siendo tarde para los tres soldados en escapar de la amenaza que estaba presentando la criatura y haciendo que Izaro cayera con fuerza al suelo mientras su respectivo caballo caía encima de su brazo izquierdo antes de levantarse con rapidez, quedando ahí parado en la espera de una respuesta u orden de su dueña.

El zumbido en su cabeza no se hizo esperar, así como el infernal dolor que comenzó a sentir en su brazo izquierdo en cuanto apenas lo toco. El hueso de su brazo estaba roto y una mediana línea de sangre comenzaba aparecer en su frente. Estaba consciente a pesar del fuerte golpe, pero sentía como todo el espacio que su vista se duplicaba en una imagen un tanto borrosa, así como un sentimiento de ver que todo a su alrededor también se balanceaba.

—Erick...

Él estaba ahí parado. Sin verla, pero con un evidente rostro de horror mientras miraba a su amiga en manos del titán excéntrico. Fue tanto el miedo consumido que ordenó a su caballo huir y alejarse a una velocidad que nunca imaginó ordenar, pero era su vida a salado o en manos de esa bestia. Ignoró entre lágrimas los gritos de su mejor amiga, rogándole a toda deidad que existiera dentro de las murallas que lo perdonaran por la acción cometida, que le dieran una oportunidad más de vida y la fortuna de salir de ahí.

Pronto su camino se llenó de cadáveres de otros soldados y sangre. Mucha sangre. No dudaba que una buena parte de la Legión ya estaba sin vida por la ventaja de la bestia con la torrencial lluvia y esperaba no formar parte de esa tasa de mortalidad.

De pronto, se encontró con él en el camino y ambos se detuvieron sorprendidos de la presencia del otro en un evidente estado de desesperación.

—¿Por qué no estás con el resto? —preguntó Levi sorprendido.

—Mira quien habla —respondió Erick en un tono combinado con la ansiedad, miedo e ironía—, no importa, no me hagas perder tiempo. Si vas a ese mierdero, entonces dile a la perra de mi ex que espero que se pudra en el infierno.

Golpeó a su caballo, ordenando una vez más al animal de que siguiera corriendo para sacarlo del peligro, dejando al azabache quien volvía al escuadrón con el único propósito de salvar a Isabel y Farlan. Mierda, debí quedarme.

—¡Izaro, ayúdame! ¡Por favor, ayúdame! —rápidamente, aunque no fue su mejor idea por el dolor presente en su cuerpo, se levantó un poco para tratar de localizar la voz femenina que la llamaba con desesperación. Quedó paralizada al saber que se trataba de Ruby atrapada en los dientes del titán, tal cual había sucedido con Sayram segundos atrás— ¡No quiero morir, Izaro, por favor!

Podía llorar, gritar de desesperación y suplicar por su vida, pero no había manera de salvarla. Ni siquiera Flagon se molestó en salvarla al ver que no había mucho que hacer si ella se encontraba en el mismo destino que su compañero recién fallecido.

Ruby...

—¡Maldición, Izaro, ayúdame! ¡No quiero morir! ¡Por favor, haré lo que quiera, pero no dejes que me ma...! —esas fueron las últimas palabras de Ruby Fitzgerald antes de que llegara el grito de dolor y desesperación cuando el titán sacudió su cuerpo tratando de devorarla, provocando con su fuerza el desprendimiento de la parte de arriba de la joven que salió volando por los aires, aparte de un gran derrame de sangre.

Todo fue tan rápido y tan grotesco para sus ojos que aún sabiendo al peligro que siempre estuvo expuesto, no dejaba de ser impactante las emociones que se manifiestan en esas circunstancias.

¡Izaro!

Estaba paralizada por lo que presenció y tampoco es que tenía mucha oportunidad para salvarse. Si deseaba correr, se caería por los fuertes mareos que estaba padeciendo en esos instantes; si deseaba atacar y luchar contra el titán, sus esfuerzos serían en vano por su brazo roto y el dolor que le estaba provocando.

¿Qué haría mamá y papá en esta situación? ¿¡Qué hicieron ellos la última vez para no hacerlo y no morir!?

¡Izaro!

Su familia. ¿Qué harían los veteranos de la milicia con quienes compartía sangre en situaciones como la que estaba viviendo? La desesperación no la dejaba pensar de una manera analítica y simplemente recordaba con horror las imágenes de los cadáveres de sus padres que tuvo frente a ella cuando era niña.

Rezaba para que no fuera una señal de que ese era su próximo destino.

—¡Izaro! ¡Vámonos! —Debido a la falta de una respuesta clara de la azabache, Farlan se bajó de su caballo y rápidamente la ayudó a levantarse para hacerle recobrar el conocimiento— ¡Izaro, reacciona! —Lo consiguió e inmediatamente la azabache aprovechó para hacerle una señal a su caballo de que huyera del sitio, quien obedeció al instante a su dueña mientras ésta era subida al caballo de su compañero antes de hacer la misma acción y ordenar al animal a correr. Todavía seguía teniendo el fuerte dolor con los mareos, por lo que era más apropiado que compartiera caballo con Farlan— ¡No hay manera de que podamos enfrentar a ese titán en estas condiciones! ¡Debemos separarnos y...!

La neblina parecía ser aprovechada por el titán, ocultándose entre ella y apareciendo de golpe contra sus víctimas, siendo Farlan e Izaro los siguientes en ser sorprendidos por aquella criatura que aterrorizó al caballo donde andaban y cayendo sobre ambos chicos.

Una vez más, el insoportable dolor en el brazo roto de la joven apareció nuevamente haciéndola gritar mientras algunas lágrimas escapaban de sus ojos, cubriendo su brazo con su mano derecha en un intento desesperado de reducir el dolor, aunque aquello lo empeoraba. Farlan tenía la parte más complicada, el peso del caballo había caído sobre su pierna y le impedía escapar de ahí.

—¡Farlan! ¡Izaro! —gritó Isabel, elevándose por los aires en dirección al titán para detener a la criatura, a pesar de los llamados de los dos chicos rogando que no lo hiciera.

Corto los dedos de la mano del titán, impidiéndo ser atrapada e incapaz de pelear. ¡Los protegeré a todos mientras mi hermano no está! Era su principal pensamiento.

Los ganchos de su arnés estaban en el cuello del titán, permitiéndole dirigirse hacia la bestia para cortarle su piel, aunque no consiguió hacerle la cortada profunda en el cuello. Se veía en la desesperada necesidad de volver a cortarlo y esta vez en la zona correcta.

—¡Isabel, no! —gritó Izaro, gimiendo del dolor por su brazo mientras ayudaba a Farlan a mover su caballo a otro lado para permitirle liberarse de su peso— ¡Isabel!

¡Voy a darle de nuevo! Pensaba la pelirroja, pero poco se fijó que la espalda del titán estaba resbaladiza, haciendo un mal movimiento con su pie que la hizo resbalar y golpear su cuerpo en la espalda antes de caer y sentir que los arneses se desconectarán de su equipo. Abrió los ojos lentamente y el horror se apoderó de ella cuando vio el rostro del titán tan cerca de ella mientras abría su boca. En ese momento, solamente deseaba que el joven que consideraba su hermano mayor apareciera y la protegiera como siempre lo habría hecho.

—Her... Herm... Hermano...

El titán se había abalanzado y lo único que vieron los dos chicos que todavía seguían con vida fue un baño de sangre que la criatura provocó una vez chocó su mandíbula con el cuerpo de la ya fallecida Isabel, suplicando por su última voluntad que era tener a "su hermano" a su lado cuidándola.

Isabel...

—¡Maldito bastardo! —gritó con rabia Farlan, quien ya se había liberado del peso del animal, interponiéndose frente a Izaro en un intento de protegerla mientras sacaba sus espadas, pero llevándose con la agridulce sorpresa de que su equipo había quedado desconectado debido a la caída— ¿¡Qué!? ¡Demonios, está desconectado!

—¡Farlan, con cuidado! —gritó Izaro, señalando al titán que tenían frente de ellos y los tomaría como sus nuevas víctimas de aquella masacre.

Pero una figura había aparecido detrás del titán, Flagon todavía seguía de pie para sorpresa de los dos chicos, quienes llegaron a dudar si el capitán había desaparecido o asesinado por el titán.

—¡Estás equivocado si crees que me iré dejando a mis subordinados atrás! —gritó el hombre, atacando sin mucho éxito al titán, pero cayendo frente a Farlan e Izaro en manera de protegerlos— ¡Church! ¡Encuentra un caballo! ¡Tú, Xion y cualquier otro que esté vivo necesitan salir de aquí!

—¡Capitán Flagon, no, es peligroso! —Izaro trataba de levantarse, pero era imposible sin sentir el dolor y caer de vuelta a la tierra convertida en lodo.

—¡Detrás de ti! —gritó Farlan al hombre, pero fue en vano.

El titán lo había tomado con fuerza, probablemente destrozando sus órganos y huesos debido a la sangre que escupió de su boca. Ese monstruo, era completamente inesperado y veloz, uno auténticamente excéntrico ante los ojos de Izaro.

Pudo verlo de una mejor forma ahora que estaba concentrado de matar a Flagon de un sólo mordisco, mientras Farlan reclamaba al capitán de que no se rindiera e peleará hasta que alcanzara sus límites; cabello negro, utilizaba sus manos también para andar –probablemente era de esos titanes que no eran capaces de utilizar únicamente sus pies– y ojos que por la leve luz parecían de un tinte carmesí, sí, idénticos a los de un Xion que parecían conectarse con los de Izaro, estremeciendo cada parte de su cuerpo que incluso le hizo cortar su respiración por un segundo.

Farlan gritó, mientras veía como el cadáver de Flagon era partido a la mitad.

—¿Es esto realmente todo lo que podemos hacer? ¿Qué demonios sucede con ustedes chicos? En serio —Quería llorar, gritar, mandar todo al infierno. El único sentimiento que tenía en esos momentos fue el dolor y el arrepentimiento por pensar que el plan que tenía con sus dos amigos podía tener éxito en el exterior—. Todos vamos a terminar muertos...

—¡Farlan! —gritaba Izaro, al punto de sentir dolor en su garganta por el esfuerzo exagerado que hizo a sus cuerdas vocales, tratándose de levantarse y pelear mientras veía al chico ser tomado por el titán.

Pero él la detuvo, haciéndole una señal donde le decía que no se acercara, suplicando mentalmente que la vida de aquella chica de ojos carmesí se extendiera si eso implicaba morir en ese momento. Levi, por favor, vive por mí y por Isabel.

La sangre salpicada llegó al rostro de la joven, incluso entró a tu boca pequeñas gotas mientras ella gritaba de horror al ver como Farlan era destrozado sin ningún tipo de piedad alguna. Lloraba desesperadamente, sentía miedo, desesperación y ansiedad... si su abuelo la viera, probablemente la insultaba por la reacción que tenía en esos instantes.

—S-Soy una Xion, no puedo morir, no puedo morir igual que mis padres, yo era el orgu... Levi... —Lejos de ella, Levi estaba paralizado, cerca de donde estaba la cabeza decapitada de Isabel, mientras miraba como el titán escupía los restos de Farlan. Lo había visto todo, pero llegó demasiado tarde antes de intentar hacer algo por sus amigos.

Izaro no podía permitirlo, Levi no debía tener el mismo destino que todos ahí.

—¡Levi! ¡Sal! ¡Vete de aquí, por favor! —gritaba mientras movía su único brazo sano, indicando que huyera y salvara su vida.

No se había percatado del momento exacto en que desapareció de su vista, pero sintió un poco de paz al pensar que huyó. Si debía morir, que valiera si a cambio salvaba la vida de él.

Levi... sálvate, por favor...

Un gruñido la volvió a estremecer, era la siguiente víctima del titán y no había forma alguna de cambiar su destino.

Un sinfín de recuerdos llegaron a su mente: la muerte de sus padres, el momento en que le dijo a su familia que se uniría a la milicia, su primer día como recluta, Phoebe e Irina, el momento en que sintió enamorarse de Erick... Todavía no había cumplido sus veinte años y sentía que, si ese era su fin, se habría perdido de muchas cosas que deseaba haber experimentado.

Llegaba incluso a dudar de sus propias decisiones, ¿fue buena idea haber entrado a la Legión de Reconocimiento o tan siquiera a la milicia?

Recordó que cuando había cumplido los dieciocho años, su tía Amelia le había dicho que le llovieron el doble de peticiones de hombres –algunos mayores, pero todos de clase alta y de la nobleza– que solicitaban la mano de Izaro en sagrado matrimonio y ella rápidamente rechazo, ¿por qué? Porqué deseaba primero cumplir su papel como soldado antes de casarse y posiblemente formar una familia, aunque a veces admitía que le generaba extrañas sensaciones pensar sobre casarse muy joven y encima con alguien que podía jugar un rol paterno con ella.

¿Se estaba arrepintiendo de estar frente a un titán a punto de matarla en lugar de estar en una residencia dentro de la muralla Sina siendo la esposa de algún tipo de las clases más altas que existían? No estaba segura sobre aquella respuesta, pero se iba más al lado del "No" porque pensaba que al menos había cumplido con su papel más importante en su vida como una Xion, aunque ese hecho no sería algo valioso para la historia de su familia al tratarse de su primera –y posiblemente, última– expedición.

—Perdón, familia, los decepcione —y con lágrimas en sus ojos, se despidió de la vida mientras el titán la tomaba a ella también, aceptando con los brazos abiertos su muerte anunciada.

O eso creía hasta que sintió como el titán la soltaba con fuerza mientras cambiaba su posición de la que estaba y miraba para todos lados con enojo. Alguien lo había atacado y buscaba al responsable.

Levi apareció arriba del titán, sorprendiendo a Izaro quien creía fielmente que se había ido para salvar su propia vida, y en un rápido movimiento cortó la oreja del titán que gimió de dolor mientras trataba de seguirlo desesperadamente con la mirada, pero era imposible por la velocidad que el joven tenía.

Gritos desgarradores, ira, violencia, un deseo insaciable de venganza que envenenaba por completo a Levi fueron de las cosas que Izaro veía con lágrimas. Cada cortada que le ocasionaba al titán era acompañada de un grito de Levi de rasgaba cada extremo de su garganta, daba vueltas en el aire y cortadas cada vez más profundas que provocaban un dolor inmenso al titán. Eran tantas las cortadas que consiguió decapitar por completo a la criatura gigante, siendo desprendida con fuerza y desapareciendo de la visión de los dos jóvenes mientras la sangre que expulsaba caiga sobre sus uniformes, manchándolos y haciéndole compañía a la suciedad del barro y a la humedad que la lluvia provocó.

Para ese momento, la lluvia ya se había detenido.

Pero no era suficiente para Levi, no le bastaba verlo ya muerto a esa bestia que había puesto fin a la vida a su única familia, deseaba que sufriera más y siguió. Horrorizada, Izaro miraba como Levi siguió despedazando al titán, contándole incluso una mano completa y terminando sus cortadas en el cuello del titán. Si existía una posibilidad, aunque fuera una mínima para que el titán siguiera con vida, entonces ya no existía gracias al azabache de ojos grises.

Ya no había ruido de lluvia, ni siquiera gritos de horror de soldados suplicando por sus vidas para no tener muertes trágicas, solamente existían tres sonidos que acompañaban al ambiente: el primero, el llanto incontrolable y desgarrador de Levi mientras asimilaba que había llegado tarde para proteger a las únicas personas que verdaderamente quería profundamente; el segundo, el desesperado llanto de Izaro acompañado de un sentimiento de querer vomitar, producto de la sensación metálica que provocaba la sangre que había caído en su boca dentro, y tratando de asimilar que la muerte abusó de ella hasta dejarla en el estado que se encontraba; el tercero, los caballos de otros soldados que recién llegaban a la escena de la masacre, impresionados como un gran número de soldados perdieron la vida por un solo titán extremadamente peligroso y solamente dos habían sobrevivido.

Una porque la muerte considero que no era su momento y aun así decidió divertirse con ella, el otro porque había tomado una decisión y ahora pagaba las consecuencias de ello.

INFORMACIÓN ACTUALMENTE DISPONIBLE PARA EL PÚBLICO

Desde que la humanidad supo que Izaro Xion traería a los Xion de vuelta a la milicia, se ha generado una gran expectativa sobre ella para su primera expedición.




to be continued...

N/A:

todos rezando que erick muriera en este capítulo:

yyyyyyy no murió, no sabía que había que matarlo. 😩 (pssss en la versión pasada, erick no estaba en el escuadrón cuando ocurrió el ataque, aquí estuvo tan cerca de la muerte y sobrevivió el maldito, que increíble)

en fin, isabel y farlan in our hearts, los amamos y los extrañaremos.

faltan dos capítulos para finalizar con el primer acto, así que habrá que ver qué ocurrirá con iza y levi que ya tuvieron sus primer trauma (en contexto de la legión, porque si hablamos de infancia...). esperemos que el final del acto sea feliz, porque van a pasar muchas cosas y son bases para iniciar el segundo acto. 👀

estaba pensando en subir los dos últimos capítulos el 25 de diciembre por ser cumpleaños de levi, no prometo nada porque estoy en finales de curso y eso me tiene a full de tareas.

no olviden que cada voto y comentario ayudan a esta escritora a seguir con el fic, porque esta mujer sin inspiración o ganas de queda con sus ideas para esta historia en mente y no los sacará a la luz. los amo montones, solo por el amor que les tengo pueden tener una cita con izaro.

con cariño, nicky🌙

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