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𝐗𝐈 ; believe in us


CAPÍTULO NUEVE
· • ❝〔 cree en nosotros 〕❞ • ·
una decisión sin remordimientos ; parte XI

Mitras. Muralla Sina. Año 839.

A PESAR DE QUE LOS AÑOS habían transcurrido, las lápidas que tenían escritas los nombres de Zachary y Theodore Xion seguían intactas como si hubieran sido recién puestas en el cementerio. Izaro era la autora de ello, pagando cierto monto todos los años para que los trabajadores de aquel lugar tuvieran limpio el sitio donde los restos de sus progenitores descansaban, a su vez, decorándolo también con rosas rojas y blancas –roja en honor al color representativo de su familia y blanca en honor a su trabajo en el ejército– para mantener vivos sus nombres.
Era la única que se encargaba de eso, si no lo hacía ella, ninguno de su familia lo haría.

—Mamá, mañana será mi primera expedición, ¿puedes creerlo? —habló mirando la lápida que portaba el nombre de Theodore Xion, "admirada por sus soldados"—. Es emocionante. Todos dicen que me parezco a ti cuando tenías mi edad.

El silencio fue la única respuesta que tuvo. No tenía otra opción más que conformarse con eso.

—Papá —miró a la lápida con el nombre de su padre, Zachary Xion, "querido y respetado capitán"—, esto lo estoy haciendo por la familia, por ti...

Imaginaba que su padre le decía que estaba orgulloso de ella, aunque se sentía extraña que su mente lo hiciera porque en el fondo, muy en el fondo de su conciencia, algo le decía que Zachary Xion nunca le diría algo así.

—Papá, me hubiera encantado tener una expedición a tu lado, pero de todos modos estarás ahí para protegerme, ¿verdad? —preguntó aún sabiendo que no recibiría una respuesta—. Nunca abandonarías a tu pequeña y menos ahora porque siempre la amaste, ¿verdad, papá? —siguió recibiendo el silencio como única respuesta—. Papi...

—Si recuerdas que el imbécil de mi hermano está muerto y por eso no responde, ¿verdad? —preguntó Danilo por sorpresa, apareciendo inesperadamente detrás de su sobrina mientras la miraba con desprecio—. Rápido, algunos escritores del periódico vinieron para hablar con nosotros y contigo sobre mañana.

La azabache suspiró y caminó con su tío hasta la entrada del cementerio donde su abuelo junto con su tía hablaban con algunos periodistas. No era algo novedoso para los Xion, mucho menos para Izaro quien había sido criada para que su simple existencia generara atención, para que las miradas estuvieran siempre puestas sobre ella cuando estaba en algún sitio y para que esas mismas miradas, de manera indirecta, fueras armas exigir su imagen perfecta.

Ver a los periodistas ahí no fue algo inusual, probablemente la vinieron siguiendo desde que había salido del cuartel para visitar el cementerio o siguieron a su familia que buscaban celebrar su regreso con orgullo.

—Y ahí está mi adorable nieta, dedicando su primera expedición a mi hija y nuera, que en paz descansen —sonreía Byrion con gracia, Izaro trató de disimular la mueca de confusión por verlo tan feliz—. Es un honor que haya rendido tributo a sus padres, estoy seguro que en el cielo la ven pensando que hará un trabajo impecable.

—Señorita Izaro, quisiera preguntarle algo —levantó la mano un hombre—. Tu familia mantuvo su estatus social incluso después de que salieran del ejército, desde entonces las expectativas que tenían contigo correspondían a casarla con un hombre de buena posición como un noble, pero, aún así, decidiste que tu apellido regresara a donde todo inicio, ¿por qué aún sabiendo que su familia te buscan un marido de un mayor estatus del que ya posees?

Izaro tomó un mechón de su cabello para arrastrarlo hasta detrás de su oreja, suspiró y dijo:

—Mi familia posee un legado importante, un legado que fue un aporte para la humanidad. Mi futuro ya estaba asegurado desde que salí del vientre de mi madre, no como una simple esposa sino también como una soldado de élite que defenderá a su gente de los titanes —respondió delicadamente, notando a los reporteros escribir con rapidez las palabras que ella había dicho como si fuera un dictado para las escrituras oficiales que estarían impregnadas en el periódico—. Mis padres, que descansen en paz, nunca hubieran deseado esto. Mi bisabuelo Isaac jamás hubiera permitido que nos rindiéramos luego del evento trágico que arrebató la vida de mis padres. Yo hice una promesa desde joven a la tumba de mi bisabuelo y era esto, seguir con el legado que nos dejó.

—Señor Byrion, ¿cuál fue la reacción de su familia cuando Izaro se había registrado para entrar al entrenamiento de reclutas? —alzó la mano uno de los periodistas, provocando que el hombre sonriera ligeramente mientras cubría su brazo en los hombros de su nieta.

Byrion contestó: —Claramente no fue una buena reacción para nosotros, sobre todo sus hermanos que prácticamente la criaron desde el desafortunado fallecimiento de mi hijo y mi nuera. Pero mi nieta con sus acciones nos recordó a todos las palabras que una vez Isaac Xion, mi padre, dejó a mis hermanos y a mí. Somos guerreros que deben proteger a las personas de estos muros y sí, nos fuimos por un largo tiempo, pero mi nieta traerá paz a la humanidad y su decisión permitió que hoy en día la declaremos como el orgullo de nuestra familia.

El orgullo de la familia... Aquellas palabras comenzaron a rondar por la mente de la azabache, provocando una ligera sonrisa de felicidad que ni su abuelo ni su tía Amelia notaron, pero Danilo sí que lo había notado y la mirada de desprecio no tardó en aparecer.

Pasaron los minutos y el tiempo de las preguntas había concluido por orden de la cabecilla de la familia, obligando a los periodistas a retirarse a pesar de que deseaban sacarle más información a ellos para los escritos que realizaban.

—Es una lástima que tus hermanos no pudieron estar presentes hoy, dicen que preferían no presentarse antes de venir al cementerio donde Zachary y Theodore fueron enterrados y ellos escupieran sus lápidas frente a todos —comentó Amelia mientras movía su abanico debido al calor que estaba sintiendo—. Igual te mandan buenos deseos, ¿no es increíble?

Prefirió no comentar nada al respecto, sabía que la opinión de sus hermanos respecto a sus progenitores era muy distinta a la de ella. Ellos decían abiertamente odiarlos con toda su alma, deseándoles incluso la muerte y tratando de que Izaro dejara de pensar que Zachary y Theodore eran padres amorosos. No lo eran, pero a Izaro le costaba reconocerlo. Todavía recordaba cuando el día que murieron y ella era un mar de lágrimas por el dolor que sentía ante la noticia, sus hermanos mayores lloraban pero de rabia y felicidad.

Rabia porque sentían que merecían muertes aún peores, felicidad porque siempre desearon ese día aún si significaba tener el doble de responsabilidades de las que ya tenían como cuidar a su pequeña hermana menor.

—Como sea, debemos ir al distrito Trost ya que hice una reservación en un restaurante elegante para esta noche —afirmó Amelia, caminando a lado de su sobrina mientras le acariciaba el cabello envidiando la belleza que esta tenía—. Debemos celebrar que nuestra Izaro mañana hará maravillas en su primera expedición y que mejor que un banquete de la mejor carne de aquí acompañado de un exquisito alcohol que conseguí. ¿Te parece, Izaro?

La nombrada aceptó la invitación de su tía, aunque en el fondo deseaba que no hubiera eso para aprovechar el día y hacer un par de cosas antes del gran día de mañana, como asegurarse de que tenía en sus cosas todo lo que ocupaba y reunirse con Erick para hablar sobre el estado de su relación. Porque ya había decidido lo que haría, solo le faltaba hablarlo con él y dejar las cosas en claro antes de que sintiera que estaba cometiendo un error.

Su abuelo también aceptó la invitación a igual que su tío, aunque este estableció la hora de partida debido a unos asuntos que debía realizar en el distrito Orvud; su hermana, llena de interés, le preguntó qué asuntos tenía en caso de que él requiriera ayuda, pero Danilo le respondió que no era de su incumbencia.
Izaro no prestaba atención a la conversación que tenían sus tíos, su atención y sus nervios estaban completamente dirigidos en Erick.
Es hoy, tengo que hacerlo hoy.

Cuartel de la Legión de Reconocimiento. Muralla Rose. Año 839.

Aquella búsqueda por esos documentos se había vuelto desesperante y un verdadero dolor de cabeza para el trío proveniente de la Ciudad Subterránea. El lugar que ya habían revisado debía ser nuevamente revisado unas siete veces y aplicaron aquello en todo el cuartel. Dejaron por olvidado tareas básicas como alistar las pertenencias que serían útiles para ellos en el exterior, así como saltar las comidas con tal de tener tiempo para encontrar aquellos codiciados papeles.

Nada. Su búsqueda seguía siendo en vano.

Esa carrera que los chicos tenían contra el tiempo no estaba rindiendo nada, únicamente decepciones al ver que sus manos seguían desnudas ante la ausencia de esos papeles y el desespero por encontrarlos antes de que se vieran expuestos al mundo externo de las murallas. Incluso habían revisado la oficina de Erwin por décima vez en el día por más exagerado que sonara, pero más que buscarlos, ya parecían que estaban esperando la milagrosa aparición de dichos documentos.

—Todas las veces ha sido imposible encontrarlos —comentaba Farlan mientras los tres se ocultaban en las bodegas del cuartel, completamente desoladas luego de un exhausto día realizando los preparativos para la expedición, el perfecto lugar para ellos en cuanto a reuniones clandestinas sobre los planes que tenían—. Debemos pensar que no está en su habitación.

—Entonces, ¿dónde está? —preguntó Isabel con curiosidad, sentada en una de las cajas de madera con las piernas cruzadas.

—¿Dónde dejarías algo que no quieres que tomen? —le preguntó Farlan, aunque parecía más una pregunta retórica que con obligación de responder.

Pero Isabel no lo noto y sonrió con orgullo mientras le daba unas palmadas a su faja—. Es obvio. Dentro de mi faja.

Aquella respuesta, si bien la consideró boba, no fue suficiente para el chico.

—No sé si Erwin se ponga faja o no, pero... Bueno... Hay una alta probabilidad que la tenga consigo; dudo que se lo dejara a alguno de sus subordinados, hoy entre a la habitación de Izaro aprovechando que no está y tampoco estaban ahí —analizó Farlan mientras miraba al suelo como su forma de pensar con más claridad—. Y estuve pensando en utilizar la exploración fuera del muro.

Aquella respuesta no le agradó para nada a Levi, quien no requirió de expresar su disconformidad ya que su siempre semblante serio estaba en la misma posición emocional que tenía.

Por su parte, Farlan siguió—. Fuera del muro, su atención estará en los titanes. De seguro se descuidará.

—Entiendo, es mejor así —comentó Isabel.

—Levi, ¿estás de acuerdo?

—Sí...

Pero Levi, que tenía su espalda recostada entre dos cajas de madera con los brazos cruzados, realmente no estaba del todo de acuerdo con la propuesta de Farlan, específicamente, no estaba de acuerdo con la idea de Isabel y Farlan expuestos a la amenaza de los titanes.

Tuvo un rápido recuerdo, aquel de la vez donde fueron capturados y Erwin lo convenció de rendirse a cambio de la libertad de sus dos amigos. En ella, volvía ese pequeño sentimiento que siempre ocultaba sobre la preocupación y el miedo que tenía de perderlos. ¿Qué probabilidad había de perderlos en la expedición? Muchas, probabilidades incluso altas al punto donde él mismo se veía expuesto a la amenaza de una muerte segura –y violentamente sangrienta– a manos de los titanes.

Levi no era muy creyente de que la paz en las murallas sería para siempre, probablemente se debía a su crianza prácticamente a manos de la violencia, pero tampoco creía que fuera de ellas si había paz. Para él, estar fuera de las murallas era equivalente a pisar los suelos del infierno mismo y no estaba dispuesto a que esos dos chicos pisaran esos suelos.

—Pero iré solo —dejó en claro una vez se alejó del sitio donde recostaba su espalda para mirar a ambos chicos de frente, ocasionándoles una reacción entre asombro y disconformidad—. Ustedes busquen una excusa para quedarse.

Era impresionante y a la vez, indignante lo que ellos dos estaban escuchando del azabache.

—Hermano... ¿Por qué? —preguntó Isabel molesta, alzando un poco la voz para expresar su molestia.

Levi respondió apartando la mirada—. Todavía no hemos visto un titán de verdad. Es la primera vez que salimos, de seguro será difícil volver —luego tomó una postura más firme para defender su punto—. Sólo yo podría hacer algo.

Isabel estaba decidida a reclamar, pero la postura tranquila que Farlan había decidió tomar la interrumpió por completo.

—¿Quieres decir que nosotros no podremos hacerlo?

—Así es, es mi instinto —confirmó el azabache.

Isabel se bajó de la caja donde estaba sentada y reclamó— ¡No decidas nada! ¡No se sabrá nada hasta que lo intentemos! —relajo un poco su cuerpo, se estaba alterando más de lo que podía permitirse— ¿Qué te pasa? No es propio de ti tener miedo.

Aquello no le trajo buen sabor a Levi, incluso tenso su mandíbula para manifestarles su disconformidad con la postura en contra que tenían hacia la solicitud que hizo.

—Si no lo puedes hacer, esto te disolverá —Isabel cambió su mirada una vez Levi respondió, una de confusión y preocupación por quien miraba como su hermano mayor—. Lo veremos en otra oportunidad.

No estaba en condiciones de discutir, menos con ellos dos, por lo que prefirió irse del lugar antes de que la discusión se extendiera. Necesitaba un espacio para pensar y aclarar su mente; estaba estresado por la ausencia de los documentos, por ver a Erwin Smith aún con vida y que al día siguiente sus probabilidades de vivir serían cuestionadas. Aún si eso consistía en ignorar los llamados de Isabel y Farlan para hablar con el propósito de convencerlo de que sus miedos no lo consumieran por un recuerdo amargo del pasado llamado muerte.

Distrito Trost. Muralla Rose. Año 839.

—Vas a cumplir veinte años, ¿no es así? —preguntó Danilo a su sobrina, a lo que ella confirmó con un asentamiento con la cabeza—. Yo a esa edad tomaba más de la cuenta que ahora, a veces me ponía tan ebrio que ni me acordaba de lo que sucedió el día anterior. Tu tía sigue siendo la misma ebria idiota de siempre, al igual que mi viejo, ebrios de mierda que caen dormidos como cerdos después de un manjar. ¿Segura que no deseas más alcohol?

Izaro rechazó la oferta con tranquilidad.

La cena fue todo un festejo, parecían como los años de gloria de aquella familia de soldados que celebraban sus próximas victorias en un gran banquete lleno de carne y alcohol. Izaro había desistido de la idea de tomar tanto más alcohol de lo apropiado, de hecho, apenas era su tercer vaso –a comparación de los diez y quince de su familia presente– y ya sentía que tendría un profundo sueño en el cual le costaría un poco despertar para el día siguiente.

Su única familia aún sin ser consumida por los efectos de la bebida era su tío Danilo; su tía Amelia y su abuelo Byrion habían caído inconscientes de tanto licor que permitieron ingerir en sus cuerpos, incluso Izaro se tuvo que asegurar que se trataba de la profunda ebriedad en la que estaba y no que habían pasado a mejor vida.

—Hace mucho tiempo no veía a mi padre tan feliz por alguien de la familia, nada más le dedicó esa mirada de orgullo a dos personas: a tu padre y a mi difunta hermana, Izadora.

La azabache se incomodó cuando escuchó el nombre de su tía, Danilo la había nombrado con tanta tranquilidad como si no le importara lo que provocaba ese nombre al ser mencionado.

No era un secreto que Izadora fue expuesta como una Xion ejemplar, admirada por todos por sus capacidades y habilidades que presentó a la hora de salir de las murallas. Hermosa por fuera y por dentro, pero sin vida en su corazón producto de una profunda depresión que llevó arrastrando hasta el día de su muerte.

Esa noche, la noche que cometió su acto suicida y resultó exitoso fue el momento clave que expuso una problemática en ella, un problema que arrastró desde el día de su nacimiento por ser una Xion. Para fortuna de su familia, el suicidio de Izadora no reflejo los problemas internos que portaban ellos y aprovecharon en cofabulación con el ejército para decir que su muerte fue meramente accidental a causa de una mala jugada de bebidas alcoholicas. Izaro todavía seguía sin creer que la gente haya creído eso a pesar de las pruebas que remarcaban que fue una muerte ejecutada por la misma joven a consciencia.

Murió antes de que Izaro naciera y Zachary, ante el gran amor que tenía por su hermana menor, decidió que su hija debía portar el nombre de su tía fallecida como su segundo nombre. A veces sentía una gran carga llevar ese segundo nombre, más nunca se lo quitó porqué sentía que aquello era importante para su padre y no quería borrar de la existencia algo que él le dio de corazón.

—Izaro, yo nunca he tenido esa oportunidad de ser un orgullo para el viejo desgraciado de mi padre, y no tienes idea de la envidia y el odio que te tengo por eso —comentó Danilo, volviendo a tomar su respectivo trago—. Te va a exigir mucho para mañana, así que todo lo debes hacer bien y volver a las murallas sin ningún rasguño. Sé que lo harás, conoces el carácter del viejo, pero ¿mentalmente estás preparada para ver la mierda por la que nuestra familia se dedicó por años?

Su cuerpo se tensó al escuchar dicha pregunta, porque sabía perfectamente que se trataba del asunto de su falta de participación en ese entrenamiento familiar.

—Soy consciente que el día de mañana, mis compañeros de la Legióny con algunos que compartí los tres años en la tropa de cadetes no volverán con vida una vez salgamos de las murallas. La posibilidad de morir es grande aún si soy una Xion, pero hice una promesa y pienso cumplirla —decía Izaro, pero más que convencer a su tío, se trataba de convencer a sí misma de sus palabras—. Tío, mi destino será sobrevivir hasta el final, no el de ser asesinada por un titán como ocurrió con mis padres.

Danilo, alzando una ceja, la miró confundido— ¿Titán?...

Ahora era Izaro la confundida.

—Olvidalo, el alcohol ya me está haciendo mala jugada —dijo el hombre, pero ella no le creyó.

Su familia le había enseñado las cualidades de mentir y ocultar las cosas, incluso bajo una influencia alcohólica ellos sabían cómo mantener en secreto lo que no debía salir a la luz pública, su oscuro secreto por ejemplo. Danilo Xion era una persona que a simple vista era tranquila y reservada, un hombre que controlaba sus emociones a través de las palabras y conseguía engañar a todos por lo mismo, Izaro notaba esa tranquilidad, pero también sintió en su comentario una mentira para cubrir algo.

Algo relacionado a la muerte de sus padres, ¿qué era exactamente?

—Como sea, ya es muy tarde y mañana es tu gran día. Ve, yo me encargaré de los imbéciles de aquí —dijo Danilo mientras miraba a su padre y hermana antes de volver a mirar a su sobrina más joven—. Izaro, una última cosa. Mañana verás un infierno completo, no pienses que algo en ti no cambiará una vez regreses con vida a las murallas. Este mundo odia a los humanos y no tiene piedad por nosotros. Tenga eso en tu mente en todo momento.

Había llegado al cuartel más rápido de lo esperado, dejando a su tío con la responsabilidad de llevarse a su abuelo y tía al carruaje que los llevaría a sus respectivas propiedades mientras que él se dirigiría a Orvud por negocios que tampoco le fueron confiados a la joven.

Su conversación la había dejado en un trance pensativo respecto a las expectativas que ella y la sociedad tenía sobre sí misma.

Resultaba una fortuna que los Xion nunca fueron mal vistos por la selección de facción militar que eligieron en el pasado, a pesar de las altas críticas en contra de la Legión de Reconocimiento y un deseo inmenso de que finalmente la milicia mandara a disolver aquella rama de sus filas. Siempre le decían que cuando se escuchaba algo en contra de la Legión, la gente hacía la excepción para su familia, quienes eran alabados como las únicas personas que sí hacían algo por la humanidad y hacían lo posible por no permitir que más vidas humanas fueran sucumbidas por la amenaza de los titanes, posiblemente era por eso que en el ámbito social, los Xion eran extremadamente poderosos y se permitían tener una voz en la élite de las murallas, porque tenían a gran parte de la humanidad a su favor a diferencias de otros, incluso de algunas personas de la nobleza (gente que quería casarse con Izaro en beneficio a sus familias).

Sabía que ser la que traía a los Xion de regreso era una gran responsabilidad que llevar sobre sus hombros, todos confiaban en que ella sería espectacular el día de mañana. Ella deseaba que todos estuvieran orgullosos de su primera expedición, pero tenía miedo y muchas dudas respecto a lo que se enfrentaría una vez las puertas hacía el exterior se abrieran.

—¿Levi?

Había decidido ir a la terraza del cuartel, su lugar para pensar, con tal de estar en paz antes de los siguientes movimientos que haría en las últimas horas de ese día, o noche para ser exactos. Fue una sorpresa completa notar la presencia del joven serio en aquel lugar, aunque rápidamente recordó que le había mostrado aquel lugar el día en que fue la primera vez que le abrió un poco los ojos de las situaciones que vivía.

—Ojos raros —la saludo—. No te he visto en todo el día.

—Quería visitar el cementerio donde están mis padres y convivir un poco con mi familia —respondió Izaro, meciendo su cuerpo un poco—. No quería interrumpirte, si quieres, puedo...

Levi la interrumpió—. Puedes quedarte, no hay problema. No eres mala compañía.

Se sintió en confianza y tranquilamente se acercó para sentarse en el concreto de piedra que él mismo estaba sentado, posiblemente agarró tanta confianza de la que debía ya que sintió como el chico se sintió algo incómodo por la poca distancia que había entre ambos. Se apartó un poco por respeto a su espacio personal, algo que él internamente agradeció.

Se mantuvieron callados por unos minutos, algo que a ambos les resultó molesto por el silencio que ya de por sí había en ese lugar, siendo su único sonido de fondo el de los grillos manifestando que la noche había llegado a cubrir los cielos del lugar.

—¿Puedo saber por qué viniste? —preguntó él tratando de no sonar grosero o se malinterpretara su curiosidad.

—Necesitaba un pequeño respiro de hoy, hay muchas expectativas sobre mí y a veces puede ser abrumador, no me imagino qué sería de mí si hubiera experimentado los años de oro de mi familia a esta edad —respondió ella con una sonrisa por aquello último, hasta que desapareció de su rostro para transformarse en una mueca—. También para pensar en lo que hablaré con Erick. Iré a buscarlo después de aquí y hablaré con él, necesito hablar con él sobre esto...

Levi la miraba de reojo. Esperando que ella comprendiera todo el asunto antes de ser más duro con ella en tratar de explicarle nuevamente la situación en la que estaba expuesta como una víctima.

—Voy a terminarlo. Le diré que lo nuestro acabo y me alejaré de él lo más rápido que pueda —continuó hablando mientras veía el cielo nublado, su voz era algo melancólica por aquello—. Notó que casi nadie quiere que esté con él, es mejor que lo termine y sacarlo rápido de mi vida.

Al igual que la conversación con su tío respecto a si realmente estaba lista para la expedición, Izaro trataba de convencerse que la decisión de terminar por completo con Erick era la mejor opción –o mejor dicho la única– que tenía actualmente, aunque sentía que desprenderse de él sería algo que emocionalmente le costaría demasiado.

—Es lo mejor —comentó Levi, apartando su mirada sobre los ojos escarlata de ella—, pero no lo hagas por ellos, hazlo por ti misma.

Izaro asintió con timidez, no estaba segura si se trataba de una sugerencia o un regaño.

—Claro... por mí. —mencionó la joven, antes de darle una mirada de reojo al chico que tenía a su lado. Lo notaba pensativo y más serio de lo habitual, creía que algo le ocurría— ¿Y tú? ¿Por qué estás aquí?

Comprendía si Levi no la llegaba a responderle dicha pregunta, ya había notado desde antes que él era reservado y apenas depositaba su completa confianza a sus únicos dos amigos. La única confianza que tenía con ella apenas era para aconsejarle sobre los cambios que debía de hacer en su vida. Sin embargo, Levi no veía el problema de contarle los sentimientos encontrados que tenía respecto al día de mañana, después de todo, era la primera expedición también de ella y probablemente sentía lo mismo. Por supuesto, omitiendo algunas partes.

—Las probabilidades de que varios van a morir mañana son altas, ¿no? —preguntó retóricamente él—. Prefiero ir solo a cambio de que Farlan e Isabel no vayan; soy el más capacitado y fuerte de los tres, yo si tengo las probabilidades de sobrevivir, ¿quién me asegura que ellos tienen las mismas probabilidades que yo?

Se escuchó muy cortado con lo que dijo, casi pareciendo que se esforzaba por ocultar el verdadero sentimiento que tenía dentro de su corazón. Izaro no podía juzgarlo, era algo propio de la naturaleza de Levi.

—Levi, ¿tienes miedo? —se atrevió a preguntar, provocando una mala mirada de parte del joven—. E-Es normal tener miedo, más en estas situaciones. Yo también tengo miedo porque tengo aquí algunos compañeros de mi tropa de entrenamiento, omitiendo a ya sabes quienes, y lamentablemente morirán mañana o en las próximas expediciones. También tengo miedo de perder a mis compañeros de mi respectivo escuadrón. Lo único que queda es confiar en la estrategia que el capitán Erwin planeó para la Legión y ver si los resultados reducirán las bajas que existen aquí —Sí, confiar en Erwin—. Además, Farlan e Isabel son grandes personas con unas habilidades magníficas, aún si no superan las capacidades tuyas o mías. Confío que ellos sobrevivirán y deberías de hacer lo mismo, y si igual sientes miedo entonces no actúes como soldado sino como si el exterior fuera la Ciudad Subterránea, después de todo, el objetivo es sobrevivir para lo que se aproxima.

Su opinión dejó pensando al azabache, claramente sentía en ella el mismo sentimiento dudoso de quienes volverían a las murallas con vida. No sabía que responder a las palabras de ella, posiblemente porque en el fondo sentía que ella tenía razón y confiar en lo que decía.

—Creo que ya debería bajar, Erick debe estar rodando por estos lugares antes de ir a su habitación y quiero salir pronto de ese asunto —se dio media vuelta y se levantó para comenzar a irse de aquel lugar, sin percatarse al principio que el azabache la seguía con la mirada hasta que volteó para mirarlo con una pequeña sonrisa—. Levi, te prometo que Isabel y Farlan volverán sanos y salvos, confía en ellos.

Confiar en ellos—. Suerte con esa mierda que tendrás de exnovio, ojos raros. Sé que puedes salir de ahí.

Aquello provocó que la pequeña sonrisa en el rostro de ella creciera un poco más, como si intentara ganar confianza en sí misma para cerrar ese capítulo amargo que tenía con el primer chico que había conquistado su alma enamorada.

Pensaba que volvería a estar solo en ese lugar, por lo que prefirió apartar su mirada para seguir con el momento reflexivo que tenía, eso fue antes de escuchar a Isabel nombrándolo por aquella palabra fraternal que tanto usaba para referirse al azabache. Detrás de él, sus dos amigos entraban al lugar mientras Izaro lo dejaba, brindándole una mirada de apoyo para que se abriera completamente con los recién llegados chicos.

—Levi. Conversemos —dijo Farlan. Parecían como si llevaban un rato buscándolo por todo el cuartel—. No puedo aceptar que sea buena idea que vayas solo. Eso sería más peligroso.

Isabel tenía los brazos cruzados, lucía molesta al igual que el rubio—. Cuando vayamos afuera, seremos los tres juntos, ¿verdad? ¿te has olvidado?

Debía enfrentarlo, después de todo, se trataba de las dos personas más importantes en su vida actualmente.

—Es igual —volteo su mirada al frente, sabiendo que debía explicarse mejor debido a la confusión que generó su respuesta en los dos jóvenes—. Si no está el brillo de la Luna y las estrellas, es la misma oscuridad que la del subterráneo.

Ambos chicos miraron al cielo, confirmando la falta del brillo nocturno gracias a la gran cantidad de nubes que cubrían el extenso cielo. Ni siquiera eran capaces de dejar expuesto una pizca de brillo lunar, ni siquiera el diminuto punto blanco que representara el brillo de una estrella a millones de kilómetros de distancia.

—Tenemos el color del cielo, pero...

—Pero estás equivocado —Isabel interrumpió a Farlan, llamando la atención de Levi que incluso volteo a verlos nuevamente—. Sabemos que no hay un techo. Es muy diferente.

—Es verdad —apoyo Farlan mientras apoyaba su mano izquierda a su cadera—. El cielo es diferente. Su oscuridad no es la misma.
—¡Mira!

Los dos varones siguieron la dirección que la pelirroja señalaba, las nubes se apartaron, dejando manifestar la luna en un estado de casi completa rodeado de las pequeñas estrellas visibles y las que apenas la vista humana era capaz de ubicar.

—Es la luna, está muy brillante.

Miraba Levi con asombro mientras Isabel y Farlan se sentaban a su lado en extremos, solamente que en diferentes concretos para mejor espacio.

—¿Lo ves? —mencionó Isabel con una sonrisa en sus labios—. No es igual, ¿verdad?

Farlan confirmó con una sonrisa igual—. Así es. Este no es el subterráneo.

La luna era tan magistral, imposible de no apreciarla en una noche como esa. Ese día, habían escuchado que, por tradición, los soldados antes de una expedición apreciaban el cielo nocturno rodeado de sus compañeros, a veces riendo y a veces llorando, pero compartían ese momento especial debido a que no sabían si era la última vez que volverían a tener un momento como ese todos reunidos.

Tal vez ellos no se consideraban todavía soldados, sino intrusos en busca de otros objetivos, pero aprovecharon la situación. Querían experimentar lo que los demás soldados hacían.

—Nunca más regresaremos al subterráneo —afirmó Farlan con decisión.

—Así es, hermano —dijo Isabel a Levi, sólo que apreciando el espectáculo nocturno que había—. Siempre hemos pasado dificultades juntos, con los titanes será lo mismo. Hagámoslo juntos.

—Levi —Farlan lo miró—. Debes confiar en nosotros.

El nombrado seguía inseguro en ese aspecto. Claro que confiaba en ellos porque gracias a esa confianza es que fueron capaces de sobrevivir todo el tiempo en la Ciudad Subterránea. El exterior y el subterráneo tenían sus diferencias, pero seguían siendo lugares donde la vida y la muerte estaban en juego. Recordó incluso el momento cuando liberaron a un pequeño pájaro que Isabel cuido desde el primer día, imaginando que se sentiría salir algún día del subterráneo. Finalmente, los tres estaban juntos lejos de aquel lugar y con la posibilidad de vivir fuera de su ciudad natal si cumplían con el plan. Levi ahí lo comprendió, todo fue gracias a la confianza que los tres se tenían, ¿por qué debía ser diferente esta vez?

Después de todo, la luna era hermosa y deseaba seguir viendo cada noche ese espectáculo con su familia.

—Está bien. Confío en ustedes —sonrió para sorpresa de Farlan e Isabel, orgulloso y agradecido de las dos personas que tenía a su lado.

—¡Bien! —gritó con euforia la pelirroja, provocando una risa ligera de parte de Farlan—. Hermano, de verdad eres terco.

Aunque estaba de espaldas, su simple presencia era suficiente para hacerla temblar y querer correr hasta estar lejos de él. Erick había decidido dar un pequeño paseo por las zonas verdes del cuartel, sin percatarse que Izaro, cuando finalmente lo encontró comenzó a seguirlo hasta llegar a un sitio donde solo estaban ellos dos, ideal para que pudieran hablar de su relación a fondo y expresar sus intenciones de romper con él.

—Erick... —lo llamó con temor, su corazón casi se detuvo cuando el nombrado volteo a verla con un semblante molesto, pero que a los segundos cambio a una mueca mientras la miraba de arriba a abajo.

—¿Y ese milagro que ya quieras hablarme? —preguntó—. No creas que no me di cuenta que me estabas evitando, pero al menos ya se te pasó. Te extrañaba, corazón.

No tengas miedo, no te hará nada...

—Quiero hablar contigo.

Era cuestión de confiar en sí misma.

—¿Tú verdaderamente me amas, Erick? ¿O amas mi imagen social y los privilegios que poseo? —decidió iniciar con eso, temiendo que la respuesta del rubio la desviará por completo de lo que debía hacer.

—Sé el motivo por el cual me preguntas eso —respondió Erick en un suspiro, acercándose un poco a pesar de que Izaro hacía un gran esfuerzo para mantener su distancia—. Mira, lo que te dije esa vez que solamente soy tu novio para aprovecharme de ti y tener tu apellido era mentira. Lo dije en un arranque de ira sin pensar en tus sentimientos...

Izaro lo interrumpió— ¿Fue sin querer? ¿Y qué me dices del mal trato que me dabas, de los golpes y la necedad de hacerme esto, Erick?

Levantó su cabello, todavía tenía las marcas de la mano de Erick en su cuello a pesar de que ya no eran tan notorias como antes. También señaló su nariz que ya estaba algo recuperada aunque con el evidente color que evidencia que había recibido un ataque físico en esa zona.

Notaba que Erick tensó su mandíbula al mirarlas, como si estuviera buscando mentalmente la mejor respuesta que se le pudiera ocurrir en ese momento. Eso de cierta manera rompía su corazón, porque le hacía ver que él buscaba una justificación para lo que le hizo en lugar de admitir que el problema radicaba principalmente en su persona.

—Erick, a partir de ahora lo nuestro termino. No me insista, no me busques y no hagas nada... —soltó sin mirarlo a los ojos, perdiendo la oportunidad de ver cómo la expresión de Erick cambiaba a una sorprendida y confundida por lo que decía—. Esta vez no habrá segundas oportunidades para nosotros y no pretendo buscar un descanso de la relación. No podemos, simplemente hay que cortarlo y listo.

Aguantó las lágrimas que amenazaban con manifestarse.

Erick no se lo tomó bien. Tú no quieres eso —ella hacía un esfuerzo enorme para mantener su firme compostura— ¿Qué serás sin mí si llegamos a terminar?

No lo sé.

—¿Crees que alguien te va a amar más que yo?

No estoy segura.

—¿Estás segura de que habrá otra persona que se moleste en darte ese cariño que nunca recibiste? Porque yo hago un esfuerzo para mostrarte el amor que nadie te dio para que seas feliz —la había dejado pensando, justo como esperaba para permitirse acercarse a la azabache—. Estás estresada, mi amor, y por eso dices estás cosas sin sentido porque no sabes qué hacer. Pero yo sí, sólo debes quedarte con...

—No.

Le dio un leve empujo para alejarlo lo más que pudiera de ella. Su cuerpo temblaba y deseaba pedirle perdón por empujarlo, pero debía mantener vigente su decisión, aunque eso le dolía profundamente.

—No te quiero más en mi vida, compréndalo. Tú nunca me amaste, sólo me usaste para tu propio beneficio y el de tus amigos, y ya no lo aceptaré más, Erick —habló con firmeza, aunque su voz se quebrantaba poco a poco—. Vamos a terminar, si quieres ir a la Policía Militar hazlo, no me importa, pero ya no quiero estar más contigo.

Terminó justo a tiempo antes de sentir que Erick la tomara del cuello con violencia antes de hacerle chocar su espalda contra el tronco del árbol más cercano que tenía la pareja. Las lágrimas se soltaron de golpe mientras que los nervios de Izaro crecían a cada segundo que estaba en esa situación.

—No me puedes terminar, Izaro, ¡no puedes!

—Erick, nuestros capitanes ya saben lo que me hiciste —el joven se congeló cuando escuchó las palabras de ella—. Suéltame antes de que grite y te expulsen.

La obedeció con una expresión anonadada.

—Prometiste que jamás hablarías de eso.

—Si no lo hacía, harías lo posible por mantenerme atada a ti —confesó mientras lo veía alejarse y temblando—. Mira, no te van a expulsar al menos que me hagas algo como ahora. No diré nada de esto, pero tampoco quiero volver contigo. Si te quieres ir, hazlo, no te detendré, pero quiero que sepas que las decisiones que vayas a tomar de ahora en adelante no conseguirán que regrese contigo.

—¿Quieres terminar? De acuerdo, pero ten algo en claro, Izaro —se acercó a su oído y susurro—. Nadie a tu alrededor está contigo por deseo, sino por interés en lo que tu apellido representa para la humanidad. No existe ni existirá alguien que verdaderamente te quiera; te di la oportunidad y la desaprovechaste, lo único que me queda es desearte una miserable vida y ojalá te mueras mañana.

Comenzó a irse, no sin antes darle un último vistazo a su ahora exnovia quien tenía los ojos llorosos y notaba que a él ya comenzaban a salir lágrimas, pero no eran de dolor o desamor, eran de rabia.

—No tienes idea de cuánto te odio...

Sus palabras fueron como cuchillos cortando su alma y su corazón, su último vistazo fue él alejándose del lugar sin voltear atrás para rogarle de una última oportunidad más. Sentía un fuerte bombardeo en su pecho y un vacío en su estómago, pero también sentía paz en ella y una voz en su consciencia diciéndole que había hecho lo correcto.

Después de todo, el primer amor no siempre es el amor eterno de una persona y Erick Mitchell era el ejemplo en la vida de Izaro Xion.

INFORMACIÓN ACTUALMENTE DISPONIBLE PARA EL PÚBLICO

Zachary y Theodore Xion, padres de Izaro, fallecieron a causa del ataque de un titán excéntrico o eso es lo que relata el testimonio de Danilo y Amelia Xion, hermanos de Zachary.




to be continued...

N/A:

waAAAAAR IS OVEEEEERRR, ahora si podemos decir lo que queremos hacer con erick:

el siguiente capítulo es la expedición, QUE EMOCIÓN !!!

ahora si, llegamos a los dos eventos más esperados por latinoamérica unida: la expedición y la ruptura entre izaro y erick😻

¿que creen que ocurrirá ahora con la ruptura? ¿que esperan que pase? ¿alguna vez les conté que tengo una playlist priv de canciones de taylor que me recuerdan a ellos? alvvv muchas cosas

no se les olvide votar y comentar que ayuda mucha a que la historia continúe, cada voto es una patada en la entrepierna de erick. ✨ los amoooooo❤️

con cariño, nicky🌙

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