𝐕𝐈𝐈𝐈 ; lies and tears
CAPÍTULO OCHO
· • ❝〔 mentiras y lágrimas 〕❞ • ·
una decisión sin remordimientos ; parte VIII
Cuartel de la Legión de Reconocimiento. Muralla Trost. Año 839.
DESDE QUE ERA UNA NIÑA, IZARO tenía el intenso deseo de experimentar lo que era tener una pareja, de sentir ser amada por otra persona. Su corazón latía con fuerza cuando imaginaba caminar por las calles tomada de la mano, estar abrazada con su amado hombre y recibir sus cálidos besos que serían prueba del amor que ese hombre afortunado tenía por ella.
Era por eso que se había prometido a sí misma que su primer amor debía ser único y especial. El hombre que llegará a cautivar su corazón debía ser el primero en todo: pareja, beso, con quien tendría su primera vez... En su niñez, deseaba que ese alguien fuera un príncipe; en su preadolescencia, quería que fuera alguien de la nobleza; en la adolescencia sólo quería ser la mejor entre los reclutas de su tropa, aunque si le preguntaran por ello, hubiera dicho que el estatus no le importaba mucho; ahora, ya como una joven adulta, el único deseo que Izaro tenía en ese instante era que Erick Mitchell se muriera y, de paso, ardiera en el infierno.
Si es que había uno peor al que ya vivían encerrados en esas murallas.
El dolor que sentía por el golpe era insoportable, nunca creyó que Erick poseía tanta fuerza como para que pudiera romperle la nariz, tampoco pensó que él llegaría a ese punto de violencia. Las lágrimas estaban ahí, combinándose con la sangre que manchaba su rostro y mano que utilizaba para presionar su zona agredida, esperando que de esa manera el dolor desapareciera; la otra mano la usaba para apoyarse en la pared y guiarse por los pasillos del cuartel hasta llegar a su habitación.
El dolor le producía mareo e incluso náuseas, debía llegar lo más pronto posible a su cuarto para tratar la herida como correspondía, pero más importante, debía procurar que nadie la viera. Maldición. Le estaba costando en ese momento hacer esas dos cosas. Maldita sea, Erick, te odio. Te odio.
Llegó al pasillo donde las oficinas de los superiores se encontraban, lo cual la tranquilizó un poco ya que estar ahí le indicaba que unos pasillos más estaban las habitaciones, pero también le indicaba que la probabilidad de toparse con un superior era alta y ahí temía. No quería imaginar qué ocurriría si se topaba con alguno, o con el comandante Shadis, o peor, encontrarse con el capitán Erwin –de quien, por cierto, ya había pasado por la entrada su oficina sin problema alguno–. ¿Qué mentira debía de decir si la veían en ese estado? ¿La rabia qué sentía era suficientemente incontrolable como para exponer a Erick? ¿Qué debía hacer?
Mierda, mierda, mierda...
—¿Izaro? —su cuerpo se congeló al escuchar su nombre, sintió un escalofrío recorrer por su espalda y juraba que lo único que escuchaba era su corazón latir ansiosamente. Miró atrás, tratando de actuar con normalidad aunque la evidencia en su rostro dejaría en claro que algo sucedió, y sintió un poco de alivio al ver que se trataban de Isabel y Farlan frente a la entrada de la oficina de Erwin mirándola con preocupación.
¿Cómo no los había topado con anterioridad?
—No puede ser, ¿qué te pasó? —Farlan se acercó a ella con cuidado, tomando con delicadeza su rostro para apartar la mano de ella y ver la herida en su nariz.
—Es mucha sangre —mencionó Isabel nerviosa.
—Hay que llevarla a la enfermería...
Izaro se alteró al escuchar eso.
—¡No! Chicos, por favor, no me lleven ahí —solicitó mientras temblaba—. En mi habitación tengo los materiales para curar heridas, llévenme ahí.
Farlan la miró confundida—. Pero Izaro, tu nariz...
—Sabes tratar heridas, ¿verdad? —el chico asintió—. Entonces puedes auxiliarme, vamos.
Tomó de su mano con desesperación y lo desplazó con ella por el pasillo, la pelinegra no sabía de dónde había sacado esa fuerza de voluntad. Posiblemente el miedo a que alguien más la viera en ese estado. Tal vez temía que Erick volviera y la ira volviera a surgir en él.
El rubio, por su parte, sintió nervios cuando sintió el tacto de ambas manos aunque no podía evitar pensar que la mano de ella era suave, pero temblorosa. Quería detenerse y preguntar por qué estaba así y quién fue el responsable de su estado. Isabel, por otro lado, fue tras ellos dos sin saber lo que ocurría y esperando que la joven de ojos carmesí no preguntara sobre qué hacía en la zona de las oficinas de los altos rangos de la Legión.
༉
Estaban seguros que Levi no tuvo algo que ver en aquella agresión. Era un joven violento, sí, pero era consciente de sus límites y eso incluía a qué tipo de personas golpearía. Izaro no era alguien a quien Levi atacaría, menos en la misión clandestina en la que estaban.
Cuando llegaron a la habitación, el dúo novato pensó en dos cosas: la primera era que, efectivamente, Izaro era una persona especial dentro de la Legión de Reconocimiento al juzgar por la habitación propia que tenía junto con algunos privilegios ahí como un baño propio y gran espacio para su propia comodidad; la segunda era una duda que en sus cabezas se generó, ¿por qué tenía sus propios materiales para tratar heridas si ella tenía acceso a una atención médica como la enfermería del cuartel? ¿había heridas que se producía o le producían que no deseaba que nadie se enterara y por eso trataba de sanarse ella misma?
¿Por qué, de un momento a otro, Izaro Xion parecía ser una joven misteriosa ante sus ojos?
Con cuidado, Farlan comenzó a limpiar su nariz. El pañuelo blanco se había manchado de sangre de la joven, Farlan podía sentir el dolor en la pelinegra que el contacto le estaba causando. Indicó a Isabel untar un poco de alcohol en la herida para evitar cualquier infección, notando el brinco que Izaro hizo al sentir el ardor, pero era necesario y ella misma lo sabía.
No era la primera vez que ayudaba en sanar a alguien, ya estaba acostumbrado y tenía algunos conocimientos gracias a la práctica, pero era la primera vez ayudando a alguien que no era del subterráneo y, para variar, estaba ayudando a una joven hermosa. Bastante hermosa para sus ojos.
Mierda, concéntrate.
No podía concentrarse, ya era mucho el estrés que Farlan estaba acumulando con la simple tarea de buscar los documentos y evitar ser descubiertos. Agradecía en el fondo que la tarea de asesinar a Erwin Smith la había tomado Levi sin dudar; ahora, su estrés era en curar el bello rostro de Izaro Xion, ¿qué pasaría si lo hace mal?, ¿Erick o alguno de los soldados le harían algo si descubren que él la estaba sanando?, ¿Pensarían que fue él quien la golpeó hasta hacerla sangrar?
—Farlan, el pañuelo ya está sucio —dijo Isabel arqueando una ceja, notando la expresión hipnotizada que su compañero tenía mirando a la soldado.
—Cierto, igual ya no estás sangrando —respondió nervioso una vez noto que la mano, la cual usó para tomar con suavidad el rostro de Izaro, había bajado hasta el mentón de ella y sus mejillas rápidamente se habían puesto rojas cuando hubo contacto visual entre los dos—. Isabel, pásame las vendas, por favor.
La pelirroja quería burlarse de él, finalmente había entendido lo que estaba pasando mientras que Izaro, inocentemente, pensaba que Farlan sólo estaba nervioso de empeorar la herida o algo. Le entregó lo pedido y con cuidado comenzó a realizar los respectivos cortes para cubrir la zona afectada.
—Trata de evitar hacer entrenamiento, la herida debe estar limpia en lo que sana —comentó el rubia mientras sentía que sus mejillas otra vez se ruborizaban por la hermosa sonrisa que Izaro le dio en agradecimiento. Tiene novio, tiene novio, tiene novio...
—Gracias, chicos —dijo la joven azabache, aunque en lugar de recibir sonrisas de vuelta, las expresiones de Isabel y Farlan reflejaron preocupación.
—¿Podemos saber qué te pasó? —preguntó Isabel, acercándose a Izaro hasta sentarse a la orilla de la cama y quedar a lado de ella— ¿Quién te hizo eso?
Erick, Erick, Erick, Erick, Erick...
Su cabeza sólo decía ese nombre, proyectando la imagen de su pareja furiosa, justo el reciente recuerdo de él golpeándole y mostrando más asco por la sangre que quedó impregnada en su puño que por lo que había hecho. No, no quería delatarlo. Se lo había prometido y él le había prometido no volver a levantarle la mano.
¿Será que había olvidado esa promesa o ella, sin saberlo, lo estaba provocando para que la rompiera una y otra y otra vez?
Erick la amaba, ¿verdad?
—No lo sé.
Los dos chicos la miraron anonadados. Ella, extrañamente, sentía que no podía mirarlos a los ojos por la mentira que acababa de soltar.
—P-Pero, ¿cómo no vas a saber? —preguntó Isabel—. Para que te golpearan de esa manera la persona debía de estar en frente tuya...
—Lo sé, pero estaba muy oscuro y no lograba visualizar a la persona —mintió, recordando la expresión de su novio antes de agredirla, tratando que los temblores en sus manos no fueran evidentes—. Sólo sé que la persona era mucho más alta que yo, tal vez metro ochenta y tres. Tenía cabello corto y dijo que esto me lo merecía.
Por un lado, se sentían tranquilos de que, de manera indirecta, Izaro les confirmaba que Levi no tuvo nada que ver en ello, habría sido un gran problema si él hubiera sido el responsable. Pero el otro lado les gritaba preocupación, porque a pesar del corto tiempo de conocerla, tanto Isabel como Farlan podían decir que Izaro era de su agrado.
Era amable, servicial con ellos, nunca los juzgo de dónde venían y su estilo de vida antes de entrar a la Legión de Reconocimiento. Y eso que, para ellos, Izaro tenía todas las cualidades para hacer la gran distinción de mundos en el que pertenecían. Ella no era así y por eso le agarraron un cariño que se manifestaba al verla así.
Querían saber quién era el responsable de esa agresión para hacerle pagar por lo que hizo. Izaro, por su parte, ya quería llorar por lo mal que se sentía al mentirles y con algo tan grave.
Peor sería mañana, que al salir de su habitación y reunirse con sus demás colegas, todos la verían en ese estado y se alterarían preguntando qué había sucedido en su rostro. Erick posiblemente actuaría de ignorante y correría a socorrer a su amada novia para que todos vieran que su amor llegaba a ese nivel, a protegerla.
Protegerla... su cerebro y su corazón se preguntaban de qué la estaría protegiendo exactamente.
—Como sea, mañana todos preguntarán qué pasó y esto alertará a los líderes de escuadrón incluyendo al mío —suspiró con gran dolor en su pecho, memorizando las palabras que le dijo a Isabel y Farlan para mantener la mentira—. Deberían ir a descansar, tuvieron un día largo.
Se paró de la cama y comenzó a caminar hacía la puerta, Farlan e Isabel la siguieron, mirándose mutuamente mientras la pregunta de lo sucedido con la chica seguía rodando sus mentes. Podían insistir en que recordará algo, pero algo les decía que eso no garantizaría más información sobre el perfil del agresor, además de que ese algo les gritaba que se concentraran en la misión y no en la joven de ojos inusuales.
—Finjan que no saben nada de lo qué me ocurrió —les aconsejo Izaro mientras salían de la habitación—. Los demás no los ven con buenos ojos y no quiero que los señalen por algo que no hicieron.
—Igual no faltará la persona que piensen que te hicimos eso y nos señalen como los criminales que somos —comentó Farlan cruzando los brazos.
—Ustedes ya no son criminales, Farlan, ya no tienen que vivir de ello. Ustedes ahora son soldados —dijo Izaro tranquila, viéndolos con delicadeza y notando el leve brillo que había en los ojos de ambos jóvenes—. Tal vez mis compañeros no lo vean ahora, pero yo les veo un gran corazón de oro puro. Porqué yo creo firmemente que ustedes son personas buenas.
Ninguno de los dos chicos hablo, Izaro pensaban qué tal vez se trataba de que ellos todavía no asimilaban su nueva y mejorada vida; o bien, pensaba que les costaba creer que alguien como ella afirmara que tenían un corazón de oro y eran buenas personas.
No los podía culpar, tampoco se creería sus palabras si hubiera vivido la misma situación que ellos.
—Gracias, por la ayuda —les dijo—. Me alegra que hayamos coincidido en el pasillo.
Ambos muchachos intentaron no verse nerviosos cuando mencionó ello.
—Sí, me alivia saber que gracias a mi excelente idea de ir a caminar en medio de la noche con Farlan serviría de algo —dijo Isabel entre nervios, Farlan no tuvo más remedio que fingir no sentir vergüenza ante la pobre respuesta de la pelirroja.
Extrañamente, Izaro le creyó.
—Buenas noches, descansen —dijo con una hermosa sonrisa antes de cerrar la puerta, modificando su expresión de alivio y felicidad a una triste, dolorida y de angustia.
Sus lágrimas comenzaron a caer en sus mejillas y sentía una fuerte presión en el pecho, precisamente en la zona donde estaba su corazón. Estaba roto por lo sucedido, por Erick. Era un mar inmenso de sentimientos que surgían al recordarlo, ninguno de ellos era algo bonito para él. Había enojo, tristeza, desesperación, decepción, odio... Nunca imaginó que llegaría el día en que sentiría eso por su novio, pero ahí estaba, tratando de convencerse de que lo amaba profundamente, pero las palabras que Levi le dijo horas atrás resonaban en su cabeza.
Si Erick realmente la amaba, ¿por qué la trataba de ese modo?
༉
A la mañana siguiente, Levi notó que algo raro le sucedía a Erick Mitchell. Lo veía en un muy mal estado, como si estuviera enfermo o tuviera la presión baja. Se había puesto en ese estado desde que Izaro Xion apareció y todos se alarmaron al que tenía una evidente marca de lo que parecía ser un golpe directo a su nariz, incluso el mismo Levi se sorprendió al ver la situación recordando que ella no traía esa herida en el rostro cuando hicieron aquel acuerdo de silencio.
Sus superiores inmediatamente aparecieron y se la llevaron mientras convocaban una reunión de último minuto al considerar un caso de agresión física. Todos quedaron anonadados por lo que estaba sucediendo, algunos incluso se preguntaban quién pudo ser el responsable de ese desagradable y repugnante acto, mientras que otros ya comenzaban a formar sospechas. Algunos pensaban que se trataban de los chicos novatos del subterráneo, otros de alguna persona externa a la Legión y Levi sospechaba que el estado enfermizo de Erick lo estaba detectando como el responsable de ello.
—¿Estás bien?
El rubio negó con la cabeza.
—¿Quieres que llame a la enfermería para que te revisen?
Ruby, quien estaba sentada consolando a su mejor amigo, respondió con rapidez y algo alterada, un rasgo que el azabache notó al instante.
—Está en shock por lo de Xion —dijo la rubia aparentando los labios—. Es normal, además, de seguro los de enfermería están en la reunión con los líderes de escuadrón. Es mejor no molestar.
—Me preguntó quién habrá sido el que le hizo eso —comentó Farlan, presente al lado de Levi, mirando directamente al suelo mientras Erick se tensaba ante lo que recién dijo.
Oscar respondió—. Un imbécil, un abusivo, un maldito hijo de...
Erick comenzó a toser en señal de que sentía náuseas, su amiga le daba palmaditas en la espalda como alguna forma de ayudarlo.
—Ay, Erick... —suspiro Ruby—, sé que estás preocupado por Izaro, pero no puedes estar así como estás.
—Déjame —dijo él antes de levantar débilmente la mirada para mirar directamente a Levi—. Están diciendo que fue alguno de ustedes, ¿por qué?
Isabel y Farlan suspiraron con delicadeza. Ya lo habían predicho la noche anterior, ni siquiera se sentían indignados de que los señalaran sin ningún tipo de prueba. Ya estaban acostumbrados, sus antecedentes nunca serían borrados.
Por otro lado, Levi miró con disgusto al chico luego de ese comentario, pero no podía culparlo. Aunque creía que algo tenía que ver en eso, fingía muy bien su papel de un novio preocupado porque a su pareja le dieron una paliza en el rostro.
—Porqué creen que, por ser ratas de la Ciudad Subterránea, vamos a golpear a una persona porque sí —respondió el pelinegro—. Pero se equivocan. Jamás haríamos un acto tan repugnante como ese.
Mantuvieron la mirada directa a los ojos, creando un momento tenso entre sus amigos que prefirieron no pronunciar una palabra al menos que alguno de ellos dos lo hicieran. Erick lo hacía para mantener el engaño de que alguien más lo hizo y no él, Levi lo miraba para confirmar sus sospechas.
Mirada algo tensa, muchos parpadeos para tratar de humedecer sus ojos, deseos de mirar a otro lado que no fueran los ojos grisáceos del azabache.
Levi se sentía con todo el derecho de sospechar de él.
—Te creo —dijo Erick apartando las mirada y parándose de su lugar, tratando de disimular el mareo que lo invadió—. No harías esas cosas sabiendo que te puedes meter en un grave problema... P-Principalmente por tus antecedentes, ¿verdad?
El hombre de baja estatura no respondió. Erick se conformó con ello.
—Necesito tomar un poco de aire —anunció el rubio mientras se retiraba—. Necesito estar solo un rato, después iré a ver a mi novia, si es que quiere verme...
—Erick, dudo mucho que Izaro... —intentó hablar Oscar, pero calló en cuanto su amigo lo interrumpió.
—Sé que está asustada de que la vea en ese estado, p-pero tengo que asegurarme que esté bien —mintió, su voz ya temblaba—. No la puedo dejar, es mi novia. La amo...
Se sintió extraño al decir eso, yéndose del lugar inmediatamente antes de que alguien notara su expresión de extrañeza y creará sospechas. Rezando mentalmente de que su novia no lo delatara por lo que hizo, también maldiciendo el nombre de su padre adoptivo por la conducta que adquirió.
Maldito, Charles... Viejo desgraciado... Será tu culpa si ella habla y pierda mi oportunidad de ser un Xion.
༉
Aunque Izaro se sabía de memoria el patrón de lenguaje corporal que debía mostrarle a Erwin a la hora de mentir, no fue capaz de cumplirlo en ese momento.
La situación ya era de por sí tensa al ser el centro de atención de las miradas de sus superiores, cada uno mirando los detalles de su evidente agresión contra su persona. Alguno enfocados en la herida de su nariz, otros en la herida de su labio el cual tuvo que decir la mentira de que fue su sobrino quien lo hizo de manera accidental, pero Erwin Smith y el comandante Shadis estaban viendo las marcas en el cuello que evidenciaban que fue ahorcada.
—Sabes que esto es muy grave, ¿verdad? —preguntó Erwin, a lo que ella asintió tensa—. Izaro, necesitamos que nos digas quién fue realmente.
Erick. Erick. Erick.
—No sé —respondió nerviosa—. Era difícil visualizar quién era, apenas y podía ver que la persona era más alta que yo y tenía el cabello corto...
—Independientemente de quién haya sido, es una bestia —comentó Flagon Turret desplazando su mirada hacia el cuello de la muchacha—. Si fue alguno de nuestros soldados, podríamos analizar quién fue usando las marcas en el cuello...
Miró aterrada al hombre cuando propuso aquello, su corazón se alteró de sólo pensar en la mano de Erick rodeándole el cuello. No, no quería volver a sentir sus dedos en su piel, menos ahí.
—¡No! —respondió alterada asustando a los capitanes—. N-No fue ninguno de mis compañeros, estoy segura. No tenía el uniforme y la voz no le reconocí.
Erwin levantó una ceja ante esa declaración.
—¿Recuerdas algo más, Xion? Algo que nos haga deducir el por qué de la agresión —preguntó Keith Shadis con seriedad e Izaro fingió que indagaba entre sus pensamientos, aunque en realidad estaba creando un escenario falso para desviar todo tipo de sospecha de que el responsable estaba en la Legión, alejar cualquier cosa que apuntara a Erick como la persona quien le hizo eso.
—Dijo algo de mi familia —contestó—. Algo como que le enviara saludos a mi familia o algo así.
Todos se quedaron callados. Ella esperaba que le creyeran esa mentira instantánea.
—Jacob —dijo Shadis a uno de los líderes, quien inmediatamente se paró firme para recibir la orden—. Ve a darle aviso a los Xion de lo sucedido aquí con Izaro para que vayan a reportar la agresión como una amenaza hacía ellos a la Policía Militar. Si es necesario que se la lleven para protegerla...
—M-Mi abuelo dirá que no es necesario enviarme a casa con ellos —interrumpió nerviosa, aunque en eso no mentía. El hombre, desde que aceptó que ella trajera de vuelta el legado, se había cegado tanto en su ego que enviarla de vuelta a casa por protección sería un golpe en su orgullo—. Puedo quedarme aquí, sólo debo recuperarme y no salir sola en la noche. Además, para cuando sea la expedición ya estaré como nueva.
Eso espero.
Aunque dudaron al principio, sus superiores se lo aceptaron, pero igual se acordó de que su familia debía ser informada de lo sucedido. La reunión finalizó y todos regresaban a sus respectivos deberes mientras se preguntaban quién era el responsable de tal acto y por qué deseaba atentar contra una de las familias más importantes y queridas de las murallas, sin saber que aquello había sido un cuento creado a partir de la mentira que Izaro hizo para proteger a Erick.
Erick...
—¿Necesita algo, soldado? —preguntó Erwin mirando seriamente al rubio que estaba parado frente a la entrada de la oficina del comandante Shadis, lugar donde se realizó la reunión.
Estaba nervioso, tenso por la mirada penetrante que Erwin le dirigía. Su sudor era evidente y tanto el capitán Smith como Izaro notaban que el chico estaba en un evidente estado enfermizo. La azabache tampoco estaba exenta. Ella al verlo ahí parado sintió su cuerpo congelarse al instante, sus manos temblaban al igual que sus labios y lo único que podía controlar era lo tensa que se encontraba ante el contacto directo que sus ojos y los de su pareja comenzaron a tener.
—Te ves enfermo —comentó el adulto.
—E-Estoy bien, capitán, e-es solamente preocupación por lo que le sucedió a Izaro —respondió Erick nervioso—. N-No la veía desde ayer en la tarde y e-en la v-vi en ese estado, fue como un balde de agua fría.
Mentiroso. Pensó ella, aunque sabía que esa palabra también le quedaba perfecto a ella.
—No te tienes que preocupar por ella, Mitchell —dijo Erwin serio—. Ya van a levantar la denuncia para investigar qué pasó y quién fue el agresor; tenemos sospechas de que fue alguien externo a la Legión. ¿Verdad, Izaro?
Ella asintió sin apartar la mirada de Erick.
—S-Sí, es que la persona mencionó a mi familia antes de golpearme. Creemos que es alguien que quiere hacerme daño a mí y a mi familia.
—Entiendo —pero Erick no decía aquello como para comprender la situación ficticia, sabía desde el fondo que Izaro lo decía así para que captará que una vez más lo cubrió de sus propias acciones—. Entiendo, mi amor, no te preocupes que haré lo posible por cuidarte. Ven, te llevaré a tu habitación para que descanses.
La tomó de la mano e Izaro tuvo que hacer un esfuerzo enorme para no alterarse por el contacto; Erwin Smith, por su parte, tocó inmediatamente el hombro de su subordinada para hacer que lo viera a él y no al otro rubio.
—Si te sientes cómoda, puedo acompañarlos para que te sientas segura —dijo él tranquilo, ahora era Erick quien debió evitar alterarse ante el comentario que fácilmente podía significar dos cosas, y una de ellas era un claro perjuicio a su persona.
—No te preocupes, Erwin, estaré bien. Lo prometo —dijo ella, pero más que tratar de convencer a su capitán, se trataba de convencer a sí misma de sus palabras recién dichas.
༉
Sus manos cubrían su propio cuello por protección mientras se encontraba sentada en la cama, a unos metros de distancia de la figura de Erick. Ya habían pasado varios minutos desde que habían llegado a su destino; ninguno de los dos se dirigió la palabra o echado un pequeño vistazo al otro, pero sí hubo un leve contacto físico, el de Izaro empujando a Erick contra la puerta para correr hacía su cama en cuanto escuchó a su pareja cerrarla con llave. Ya llevaban un rato en la posiciones en la que quedaron tras esa acción que la azabache hizo y el único cambio que había eran las lágrimas que salían en los ojos de ambos.
—Iza...
—Si te acercas, te juro que voy a gritar —lo amenazó entre lágrimas.
Él suspiró asistiendo—. Tienes miedo, lo sé y comprendo que estés aterrada de mí —habló sin acercarse a la chica de ojos rojos—. Lo que hice no tiene justificación de nada, ni siquiera debí ponerme celoso si era más fácil hablarlo. Pero, amor, yo jamás te haría daño adrede. Yo te amo.
Ella soltó una risa irónica mientras las lágrimas se resbalaban en sus mejillas como un pequeño riachuelo.
—No me haces daño adrede, pero igual lo hiciste y lo haces —soltó ella presionando los dientes—. Desde que mi familia te rechazó comenzaste a tratarme así y siempre me pides perdón pero, ¿realmente lo sientes, Erick? Me has golpeado, ahorcado, escupido, insultado un sin fin de veces; te preocupa más que tu mano se manche de sangre a que me hayas levantado la mano, ¡y eso no es justo, Erick! ¡Soy tu novia y ya me está comenzando a doler que me trates así! ¿¡Por qué eres así!?
Su voz se desgarró y Erick simplemente pasó de mirarla a ver el suelo, deseando que los gritos de ella no se escucharan fuera del cuarto o bien que nadie estuviera en el pasillo.
—¿Y bien?
Unos segundos de silencio pasaron antes de que respondiera.
—Mi padre abusaba de mi madre...
—Esa es otra cosa, Erick —interrumpió Izaro levantándose y acercándose alterada hacía el joven—. Me mentiste diciendo que tu padre había muerto y ayer Ruby te dijo mientras me ahorcabas que yo no era tu padre. ¿Cuál es tu verdadera historia, Erick? Tu padre está muerto, ¿sí o no?
—¡Déjame explicarte! —alzó la voz provocando que ella se alejara un poco—. Mi padre biológico no murió, abandonó a mi madre y a mí cuando yo recién nací. No sé si seguirá vivo o está muerto porqué nunca lo conocí. Mi padrastro me adoptó, me dio su apellido, prácticamente me crió como si fuera su verdadero hijo; pero era un abusador. Golpeaba a mi madre todo el tiempo y yo vivía con el terror de que algún día la llegara a matar frente a mis ojos...
» En mi pueblo, la gente ignoraba lo que ocurría en mi hogar porqué ahí todos velan por su propia seguridad, no por la de otros. Me fui para no seguir viviendo en ese infierno, ya no me importaba mi madre ni él, sólo quise huir de ese sitio con las dos únicas personas que consideré mi verdadera familia para tener una vida feliz.
—¿Y sueltas tu frustración conmigo? —preguntó la joven indignada— ¿Qué culpa tengo yo para que me trates de esa manera, Erick?
—No, no tienes la culpa de nada y por eso estoy aquí para pedirte perdón.
Izaro negaba con la cabeza, porqué ya no sabía si creerle en sus palabras o escuchar a su miedo decirle que corriera de ahí para protegerse de él.
—Iza, yo te amo. Estoy enamorado de ti y te amo más de lo que te puedes imaginar —comenzaba a decir él, limpiándose las lágrimas y mirándola directamente para que su mirada seria la convenciera—. Tú nunca recibiste amor de parte de tu familia. Me decías que tus padres eran muy distantes y cuando murieron muchos se preocupaban más por su reputación que por la pequeña niña que había quedado huérfana; pero entonces aparecí en tu vida, ¿recuerdas? Me dijiste que volviste a sentir felicidad pura y amor gracias a mí. Me necesitas, Izaro, y yo te necesito.
Las palabras la hipnotizaron, haciendo que bajara la guardia y permitiera que él se le acercara. Las manos del hombre tocaron su cuerpo, acariciando cada extremo que él siempre le dijo que amaba de su novia. Ella cerró los ojos y una lágrima salió a consecuencia de ello, pero Erick fue rápido en limpiarla antes de acercar sus labios a los de ella. Sin impactar los suyos contra los de ella, simplemente rozarlos para que la azabache supiera que todavía había un deseo mutuo de estar juntos.
—Erick...
—Perdóname, mi amor.
Pasó una mano detrás de su cuello, atrayéndola completamente a él para chocar sus labios. Similar a sus encuentros de varias noches, pero no había el mismo sentimiento que le transmitían esos encuentros a Izaro, ni siquiera había cerrado los ojos como usualmente lo hacía al besarlo.
Miraba sus reacciones al besarla, también miraba el baile que sus labios realizaba con los de él. Nada. Ese momento no lo sentía mágico ni romántico, seguía teniendo miedo y esa emoción se duplicó cuando se acostaron en la cama. Porque él quedó encima de ella, símbolo de que tenía el control en ese momento, tal vez era él quien tenía el control de todo incluyendo la relación. Tal vez siempre fue así desde que se conocieron, su mente ya comenzaba a dudar si sus primeras conversaciones habían sido casualidad del destino o decisiones que él tomó a nombre del destino.
Lo amaba, creía estar segura de ello, pero el miedo y el rencor que estaba sintiendo era mayor que lo otro al punto en que lo apartó con fuerza y se separaron.
Fue ahí que recordó las palabras que Levi le dijo el día anterior. Si él de verdad te ama, se cortaría el brazo entero antes de agredirte.
—Oye, ¿qué te pasa? —preguntó Erick confundido, saliendo de la cama luego del empujón que sintió—. Pensé que nos estábamos reconciliando.
—Erick, necesitamos un tiempo.
El mencionado quedó estático ante la respuesta de su novia, soltando una pequeña risa nerviosa mientras negaba con la cabeza.
—Lo dices de broma, ¿verdad? —no hubo respuesta—. No lo estás diciendo en serio.
Ella negó que fuera algún tipo de broma y el corazón del rubio comenzó a acelerar.
—¿Estás... terminando conmigo?
—No, estoy diciendo que nos tomemos un tiempo —dijo ella—. Necesitamos darnos un respiro. Tú tienes que cambiar tu actitud y yo necesito calmar todo esto que estoy sintiendo.
—Estás rompiendo conmigo... —soltó él mientras respiraba con fuerza.
Izaro suspiró y se paró de la cama para acercarse a su pareja—Erick, yo no estoy...
Su voz se calló y su cuerpo quedó estático en el momento en que sintió la mano de él impactar en su mejilla, el dolor se presentó al instante al igual que las lágrimas. Y sin embargo, sus temblores no eran a causa de que nuevamente lo volviera hacer, sino por la risa que el joven soltaba como una manera de desahogo de la rabia que estaba experimentando.
—Ni sé para qué me molesto. Trato de arreglar las cosas para seguir teniéndote de mi lado, pero eres tán estúpida que ya me estoy hartando de ti —decía Erick sin control, sin pensar en lo siguiente que iba a decir—. Mierda, huí de ese pueblo infernal para entrar a la Policía Militar y vivir de la clase alta. Ese era el plan que yo y mis amigos habíamos hecho, pero casualmente tenías que estar en mi misma tropa.
—¿De qué hablas? —preguntó asustada.
—¡Eras el plan perfecto para tener la vida que me merezco! ¡Convertirme en un Xion me daría lujos, privilegios, fortuna, la atención y el cariño de la gente! Pero no, debías arruinarlo todo. Tú y tu familia son mi peor obstáculo —siguió hablando alterado—. Por eso colapsé de ira e hice eso aquella vez, pensé que ya me había jodido hasta que me di cuenta. Iza, no somos tan diferentes como pensabas. Tú también sufriste en tu infancia por la ausencia de tus padres emocional y física, por la manera en cómo se tratan en tu familia; creaste una dependencia emocional en mí porqué soy la única persona externa de tu sangre que fue capaz de amarte por quién eres. O eso creías.
Se negaba a creer que sus palabras eran reales. Él no lo decía en serio y también se negaba a creer en lo que Erick suponía de que su familia era igual a la de él.
—E-Estás alterado...
—No, Izaro, no lo estoy. Estoy completamente cuerdo como para crear un perfecto plan para hacerte mi mujer —declaró—. Y deberías agradecerme que fuiste la primera opción de pareja que me sacaría de la miseria, porqué tu queridisima amiga Phoebe está tan enamorada de mí que se ahoga en los celos que te tiene. Y mira que con ella tenía una oportunidad de privilegios también, ser la pareja de la hija de un capitán de la Policía Militar es un deseo muy codiciado, sobre todo si la hija se prepara para tomar su lugar. Pero decidí estar contigo, Izaro, deberías sentirte afortunada de tenerme.
—Estás mintiendo, estás diciendo todo eso para lastimarme, ¿verdad? —preguntó nerviosa—. Lo que dices es falso...
—Sí, sí, cree lo que quieras. Me importa un carajo —la tomó por su mentón con fuerza, provocando que ella se asustara—, pero si te voy a decir algo. Tú y yo nos necesitamos. Eres la única que me puede dar la vida que merezco y yo soy el único capaz de amarte de verdad, así que pórtate bien y no me provoques si no quieres que te vaya peor.
Ella no respondió por miedo, algo que él aprovechó para darle un beso en la mejilla que recibió la cachetada.
—Te amo.
༉
INFORMACIÓN ACTUALMENTE DISPONIBLE PARA EL PÚBLICO
El lugar natal de Erick es un pueblo de nombre Daetar, un pueblo de las montañas ubicado en el sur de la Muralla María. Es un sitio conocido por la falta de apoyo del gobierno, donde abunda la pobreza extrema y la hambruna. Sus habitantes hacen un gran esfuerzo por mudarse a otros lugares para mejores oportunidades, pero son pocos quienes consiguen huir del lugar para jamás volver.
to be continued...
N/A:
tarde mucho en subir por dos razones:
1. quería estar 100% satisfecha con reflejar el deseo de izaro en tener pareja y la decepción que siente ahora con erick, y también en esta parte manipuladora en él junto con la revelación de sus verdaderos sentimientos por ella.
2. hace unas semanas mi abuelo materno falleció por temas de salud y fue un golpe emocional muy duro para mí, principalmente porqué él fue como un segundo padre para mí y todavía me cuesta asimilar que ya no está físicamente en mi vida. ya poco a poco estoy superando el luto y estoy usando la escritura para despejar la mente un poco.
¡ya casi terminamos el primer acto! así que ya saben lo que se vieneee 👀, no me hago responsable por llantos y heridas abiertas❤️
cualquier voto y comentario ayudarán a motivarme para continuar con la historia !! nos vemos en el siguiente capítulo y los quiero mucho ✨
con cariño, nicky🌙
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro