𝐎𝐕𝐀 𝐈 ; izadora xion
╔═══════╗
para desbloquear el siguiente capítulo,
este debe llegar a +60 votos y 50 comentarios
╚═══════╝
PRIMER OVA
· • ❝〔 izadora xion 〕❞ • ·
⚠️¡!: como escritora de este fanfic, debo tener un extremo cuidado con los temas que voy a tocar en cada capítulo y es por eso que hago este aviso para que lo leas. antes de que empieces con la lectura, es importante que sepas que el siguiente contenido trae la representación de una persona con depresión y pensamientos suicidas, pero también hay representación del suicidio y considero que tengo una responsabilidad con el lector de advertir que lo que leerán a continuación no es para personas que son sensibles a dichos temas. si eres sensible o has atravesado por esto, lo mejor es saltarte esta lectura para evitar crear una incomodidad en el lector. quise investigar lo suficiente para poder acercar este relato lo mayor posible a la realidad, sin romantizar el suicidio ni tratar de hacer esto algo morboso.
agradecería de corazón que quienes terminen de leer me hagan una crítica constructiva respecto a cómo sobrelleve el tema ya que es importante para mí el abordar los temas sensibles de la sociedad, siempre bajo el respeto y sin recurrir al morbo o la romantización. reiteró que este escrito se lo pueden saltar en caso de que no se sientan cómodos leyendo y si al final decides leerlo, queda bajo tu discreción.
Distrito Ehrmich. Muralla Sina. Año 819.
—THEODORE Y YO ESTUVIMOS HABLANDO UN poco sobre el nombre del bebé. Decidimos que si es varón se llamará Isaac como el abuelo, pero si es niña se llamará Izaro.
Izadora miró a su hermano mayor. Se suponía que debía sentirse feliz por la noticia, después de todo, nuevamente sería tía y tenía que procurar educar al pequeño bebé para convertirlo en lo que su abuelo buscaba, pero no podía sentir nada por más que se esforzaba. No había felicidad pero tampoco tristeza, solo un vacío existencial en su interior que llevaba desde hace años, pero que en ese momento era tan grande que la desconectaba del mundo.
—¿Y bien?
—¿Quieres oír la verdad mía o la que todos quieren escuchar? —Izadora le preguntó observando detalladamente el rostro de su hermano. Para Zachary, no fue extraño oír esa pregunta. Su pequeña y adorada hermana menor no solo era un tesoro dentro de la familia, sino también de las murallas al ser la joven promesa de seguir con el legado del más grande y poderoso de los Xion. Era obvio que la perfección era una obligación que ella debía tener siempre, por lo que debía ser cuidadosa con sus palabras o en el mejor de los casos decir lo que los demás deseaban oír para seguir encantados por lo que era.
Zachary suspiró y cruzó los brazos mientras observaba el cuadro de su abuelo que estaba frente a ellos, arriba de una mesa con una calavera y un diseño floral de rosas rojas.
—Adelante —expresó—. Di lo que quieras.
Izadora obedeció a su deseo.
—Creo que es un poco irresponsable de tu parte y de Theodore tener otro hijo, sobre todo cuando tienes a cuatro niños que con suerte y se alimentan gracias a los sirvientes.
—No fue porque quisiéramos, Iza —respondió el azabache—. Nuestro padre simplemente quería que tuviera otro hijo para tener bien asegurado un futuro de lujos como el que seguimos teniendo. Te lo va a pedir también, no serás excepción a la regla.
No planeo tener hijos. No era algo nuevo en la mente de Izadora, desde que tenía memoria sabía que el rol de una madre representaría un rotundo fracaso en su vida. Y no era porque careciera de un pequeño instinto maternal, de hecho sus sobrinos le tenían un pequeño cariño por ella cuando los visitaba y les ayudaba en lo que podía; la razón por la que no deseaba era para salvar a un futuro niño de ser corrompido por los deseos oscuros de la familia, porque era testigo de ello. Sus primos se habían vuelto avariciosos por los lujos de la familia aún si varios de ellos no consiguieron heredar el color rojo de sus ojos, sus hermanos dejaron entrar la maldad en sus corazones, aunque Zachary seguía mostrando un amor por su pequeña hermana mientras Amelia y Danilo se volvieron en personas que prefería mantener distancia.
Llegó a sentir una profunda pena por cómo iba a ser la vida de sus sobrinos en manos de sus hermanos y su padre, no deseaba imaginarse un bebé salido de su vientre enfrentando una realidad tan oscura. Un hijo de ella representaría una doble exigencia de perfección, pero también representaría que Izadora se convertiría como su padre o su abuelo. Para ella, la mejor manera de salvar a un bebé de un infierno en el hogar era no trayéndolo a ese mundo.
—Espero que tu bebé sea una niña, porque si es varón cargara con una gran peso por solo llevar el nombre de nuestro abuelo...
—Me da igual que sea un niño o una niña, tendrá la misma responsabilidad de ser dignos de cumplir con el legado de nuestro abuelo —comentó Zachary, masajeando su cuello reflejando un poco su cansancio—. Aunque que molesto será volver a oír llantos de un bebé en la madrugada, buscaré la manera de solicitar una expedición los primeros días del parto para huir de esa cosa.
La joven no sintió nada cuando oyó a su hermano mayor referirse a su futuro bebé como "Cosa"... ¿Por qué me siento así?
༉
Desde su nacimiento, Izadora estaba condenada a las expectativas que la sociedad de las murallas y su familia tenían sobre ella. Lo supo en el primer momento que la aislaron de personas que no la consideraban de su mismo nivel, cuando recibió los insultos de su padre en su primer error, en los comentarios sarcásticos de Danilo y Amelia y cuando la gente se acercaba a ella con segundas intenciones. Todo giraba en torno a su apellido, nunca a su propia yo.
Había nacido con una belleza inigualable; los hombres aprovechaban eso para quererla cerca de ellos, algunos incluso con ofertas de matrimonio a la familia que luego llegaban sin concluirse debido a las escasas ventajas que los Xion encontraban en dichas propuestas. Sin amigos y sin sentirse verdaderamente amada, el perfecto resumen de cómo se sentía Izadora respecto a ello. Solamente pudo cubrir sus sentimientos por un leve tiempo, cuando conoció a Thomas Barbrow.
Pero, ¿quién era él?
Lo conoció apenas ingresaron a la tropa de reclutamiento, compartiendo varios momentos que la hicieron sentirse profundamente enamorada del joven y para su fortuna, el chico había correspondido a sus sentimientos –aunque en el fondo sospechaba que muy probablemente se enamoraba de su apellido y su belleza, no por ser ella misma–. Fue un milagro saber que el joven Thomas estaba interesado en unirse a la Policía Militar, consiguiendo su objetivo al graduarse en el tercer lugar de los mejores calificados y obteniendo tanto reconocimiento al punto en que sus superiores coincidieron en convertirlo en capitán de Stohess. Izadora apenas había sido aceptada como líder de escuadrón, lo cual no era un puesto malo, pero Byrion le exigía volverse capitana en un lapso de unos meses, aún si Zachary había tardado más de dos años para tener el título. Al menos su relación con Thomas la hacía sentirse bien y hasta cierto punto feliz, como si olvidara todo lo malo que la rodeaba.
Así lo era hasta que el vacío la consumió y ni su noviazgo se salvó de ver aquella faceta que estaba experimentando. No sentía amor por ninguna parte, pero tampoco odio a su relación, solo era un vacío que se hacía más evidente cuando ella jugueteaba con su anillo de compromiso.
—Amor, adivina —Thomas había entrado al salón con felicidad, el caballo verde que llevaba como insignia se hizo relucir de todo su uniforme—. Obtuve los permisos para construir la casa que queremos en Stohess.
Izadora intentó sonreír ante la noticia, se suponía que debía hacerlo, pero apenas la consiguió forzarla un poco. El distrito Stohess era un lugar que había cautivado el corazón de la joven por su arquitectura y seguridad dentro de las tres murallas, adoraba pasea por las calles pavimentadas y apreciar los edictos altos que solo podía encontrar dentro de los distritos de la alta sociedad. Ni Erhmich ni Trost habían conseguido enamorarla como Stohess, independientemente que ella era oriunda de uno de los dos distritos y el otro era la localidad de su trabajo. Sin embargo, la noticia no la llenó de felicidad como probablemente hubiera sentido en el pasado.
Ni siquiera los labios de su prometido presionando los suyos la hizo sentir algo, simplemente le vacío seguía ahí.
—Voy a ordenar que comiencen con la construcción.
—Todavía no nos hemos casado...
—No hace falta —su prometido sonrió—. Quiero tener todo preparado para empezar nuestra vida como marido y mujer. Capitán Thomas Xion y su hermosa esposa, Izadora Xion.
La nombrada lo miró a los ojos.
—Todavía no puedes usar mi apellido hasta que tengamos los papeles..., lo sabes... —dijo Izadora, pero parecía que sus palabras no fueron tomadas en serio cuando escuchó las risas de Thomas.
Su respuesta ante las carcajadas fue agachar su mirada para fijarse en la alfombra roja donde caminaría el día de su boda. El salón era hermoso, aunque todavía no tenía las decoraciones blancas y doradas que había planeado para el dichoso día. Decidió visitar el lugar sólo para inspeccionar detalles de la boda y tal vez, solo tal vez, generar alguna emoción durante su estadía.
Fracasó en aquello último.
—Oye, ya pensé en el nombre de nuestros futuros hijos.
No quiero tener hijos. Izadora se mantuvo en silencio.
—Si es niño, se puede llamar Noah y si es niña, se puede llamar Phoebe —el hombre pasó su mano por sus cabellos rubios—. Suenan lindos nombres, ¿no crees? Noah Xion y Phoebe Xion.
No hables... debes complacerlo...
—Sí, suenan lindos...
Hablaron por un pequeño lapso hasta que Thomas se tuvo que retirar para atender al sastre que iba a tomarle sus respectivas medidas corporales; Izadora aprovechó para retirarse del lugar y adentrarse en el pasillo donde había algunas habitaciones, una de ellas conservaba el hermosos vestido blanco que ella portaría en su dia, un diseño sencillo pero con detalles divinos, acompañado con un velo largo y transparente que estaba cosido en una pequeña tiara. La azabache se acercó y acarició el vestido.
Por favor..., hazme sentir algo...
De pronto, oyó unas pequeñas risas en la habitación de al lado, se dirigió ahí solo para encontrar a sus damas de honor a quienes consideraba como una extraña especie de amigas mientras ellas tomaban el té admirando sus vestidos de damas de honor.
—¡Oh, Iza! Estos vestidos azules son divinos, combinan con los ojos de Thomas —sonrió Melissa, una de las damas—. Aunque veo que no tomaste en cuenta mi idea de vestido de color rojo.
—Es... de mala educación utilizar vestimenta roja en una boda —respondió Izadora—. Significa que eres la amante del novio y...
—Solo di que no lo tomaste en cuenta, ahórrate las excusas —respondió Melissa, ocasionando que Izadora bajara la mirada y susurrara unas disculpas—. Disculpa aceptada.
Tatiana, la otra dama, habló en un tono más delicado y amistoso.
—Te veo algo extraña, Iza, ¿qué ocurre?
La azabache miró a sus cinco damas mientras sentía fuertes latidos en su pecho. Un simple respiro profundo fue suficiente para que las palabras fluyeran con más facilidad.
—No lo sé, quiero decir, desde hace un par de meses comencé a darme cuenta de un patrón que llevo repitiendo en los últimos años y no me gusta tenerlo... —comentó Izadora, recapitulando los momentos que mejor recordaba del pasado para formular bien sus palabras—. Me cuesta bastante sentir algo, he perdido incluso interés hasta en los pequeños detalles de las cosas y... a veces tengo que esforzarme por las cosas más básicas como conciliar el sueño o incluso comer. Los últimos días no he podido experimentar lo que es felicidad, ni por los besos de Thomas ni por el nacimiento del próximo bebé de mi hermano. Es como... Es como si existiera un vacío en el sitio donde debería estar mi corazón...
Apenas las volvió a mirar, supo que ninguna parecía comprender por completo lo que decía, incluso Melissa parecía querer reírse como si se tratara de un chiste.
—Creo que algo malo me está pasando...
—Ay, Izadora, es solo estrés y cansancio —comentó Adeline, otra dama, tomando un poco de té antes de seguir hablando—. Es normal, llevas una carga importante de seguir el legado de tu abuelo y temes fracasar en lo que se te pide.
Bien era cierto que en las misiones fuera de las murallas había tenido cierta agitación por hacer bien las cosas, incluso de una manera más intensa de lo que anteriormente presentaba. La última vez hasta tuvo un ataque de ansiedad combinado con ira por haber fracasado en el intento de matar un titán, obligando a Zachary a salvarla de ser devorada por la bestia. Pero Izadora sabía que su problema no estaba tan ligado a sus asuntos dentro de la Legión de Reconocimiento, tenía algo que ver más no era la principal causa de su situación.
—No..., no es eso... —dijo Izadora—. Es... No sabría explicarlo, pero no quiero seguir así...
—Entonces no estés así... —aconsejo Tatiana—. Ignora el sentimiento y verás que desaparecerá en unos días.
—Es que no puedo ignorarlo...
El cuerpo de la joven empezó a temblar, sus dientes presionaron su labio inferior aunque no generó ningún daño.
—Tal vez estás en tus días —mencionó Melissa.
—¡No es eso! —Izadora alzaba la voz, agitada y ansiosa mientras golpeaba la mesa donde sus damas estaban, asustándolas en el proceso— ¡No me están entendiendo! ¡Quiero volver a ser la antigua yo!
La tensión había alcanzado su punto máximo y las damas de honor optaron por abandonar el lugar, asustadas por el repentino arranque de la azabache. Melissa comenzaba a insinuar una pérdida de la razón en Izadora en un susurro lleno de incredulidad, a lo que Anastasia y Fabiana la callaron con un leve chillido para evitar otro estallido emocional. Tatiana y Adeline miraron con preocupación a la joven, pero igual se alejaron pensando que lo mejor era darle un poco de espacio. La atmósfera del lugar se volvió pesado para las rodillas de Izadora, obligándola a arrodillarse, mientras su mano se aferraba a la tela blanca que cubría la mesa. El silencio gobernó a su alrededor y lo único que Izadora podía hacer era contener las lágrimas que amenazaban con escaparse. La soledad comenzó a acompañarla, tal vez lo único que siempre la ha acompañado, pero aún así, se aferraba a mantenerse cuerda y no entrar en un torrencial llanto que reflejaría una debilidad que ella negaba aceptar.
Iza... Iza...
La chica se tensó, la voz en su cabeza había aparecido.
Acaba con todo... Termina con todo...
Sus ojos se enfocaron en el espejo que estaba frente a ella, gateó lentamente mientras se mostraba con miedo. Olvidó por completo que ya habían pasado varios meses desde la última vez que la escuchó en su cabeza.
—Basta...
Acaba con eso...
—No me obligues a hacerlo... —susurró Izadora, dejando su mano en el espejo mientras veía su reflejo.
Termina con ese odio...
—¿Qué odio? —se preguntó a sí misma—. Deje de sentir odio hace mucho como el resto de mis emociones...
Pudo apreciar una falta de brillo en sus ojos, hasta ellos se veían afectados por lo que estaba viviendo.
Acaba con ello...
༉
Había un zumbido que perturbaba sus oídos. Isadora notaba que estaba con salpicaduras de sangre de titán, su uniforme estaba teñido de rojo y sus ojos sentían cierto ardor por el líquido bajando, demostrando que la batalla con aquella bestia fue complicada –y claramente dejando como consecuencia una fugaz sordera por el cadáver de la bestia cayendo frente a ella–. Al menos la pelea culminó en su victoria y podía apreciar cómo los soldados a su alrededor la elogiaban con sus palabras y aplausos, aunque para ella ya no significaba nada. ¿De qué servía ser la gran promesa de los Xion cuando ya no sentía pasión por su trabajo? Porque sí, aquella batalla fue más de supervivencia que de presumir las habilidades que su antepasado milagroso le dio como castigo por nacer.
Izadora tan solo se quedó ahí mirando a sus compañeros. Me alaban como si fuera una diosa... Pensó, finalmente comenzaba a escuchar con más claridad lo que le decían. Lo de siempre, nada nuevo. Todos confiaban en ella, la veían como una nueva protectora, tal vez como la elegida de Isaac para seguir con un legado donde la verían como tal: una diosa, una salvadora para la humanidad contra la maldad que existía al cruzar aquellas murallas de casi cincuenta metros de altura. Parecía que nadie le importaba que aquella batalla fuera difícil, y eso que se trataba de un titán promedio, ¿se habrían preocupado por ella si sufría una pequeña desventaja o estaba tan idealizada como un ser divino que creían ciegamente que podía hacerlo todo?
Yo no merezco estos aplausos...
De manera imprevista, su atención se enfocó en un soldado que se acercó a ella, hablando de las mismas mil maravillas que constantemente le decían. El problema no era eso, sino que la voz nuevamente retumbó su mente...
Y sintió genuino miedo, porque creyó que ya había solucionado aquel problema con una simple visita a la Ciudad Subterránea.
Acaba con todo... Deja que se escape...
Su mano presionó el mango de su espada partida a la mitad, estaba temblando mientras su compañero soldado seguía hablando.
—Izadora, pronto podrás superar a tu hermano Zachary o incluso al mismísimo Isaac...
—¿De qué hablas...? —su voz sonó temblorosa.
Termina con esto, termina con esto, termina con esto... La voz seguía, pero la azabache trataba de olvidarlo, solo quería huir de ahí. Las palabras de su compañero fueron suficientes para ponerla peor de lo que ya estaba.
—Eres de los mejores miembros de la familia, tal vez incluso la mejor... Puedes ser incluso lo que Isaac buscaba en sus descendientes, eres otro milagro de la humanidad...
—No soy un milagro...
Termina con todo...
—Tienes razón —el chico se rió—. La humanidad debe darte un apodo propio, tal vez la más fuerte, el corazón de la humanidad, la más valiente... No, no, la más letal puede ser un apodo bueno para ti...
Su cuerpo se desconectó de su mente, como si alguien lo estuviera controlando en lugar de ella. La mano donde traía su espada se lanzó en busca de apuñalar los restos metálicos en el cuello del alegre soldado, en busca de crear otro baño de sangre, pero una mano externa agarrando su muñeca detuvo sus intenciones. El soldado miró confundido a su líder, no le parecía algo raro ver a Danilo con un rostro burlón sobre la joven Izadora, pero sí que era raro. Verla a ella entrar en un leve nivel de pánico.
—Perdóname, Izadora tiene a veces ataques de pánico repentinos donde cree ver titanes... —mintió Danilo, mirando tranquilamente al subordinado—. Estará bien, ni siquiera rozó su cuello.
—¿Ataques de pánico?
—Ya sabes —el pelinegro respondió al soldado—, el hermoso precio de trabajar en la Legión de Reconocimiento, claro que para personas como mi familia, en especial mi hermanita, es un precio que tomamos con orgullo.
El soldado sonrió.
—Por eso es un honor trabajar con ustedes, líder Danilo.
El nombrado sonrió con cinismo, apretando el agarre a su hermana menor, quien forcejeaba por liberarse de él.
—Ve con tus compañeros, ya casi anunciarán la retirada.
Una vez el soldado obedeció, Danilo soltó a Izadora, ignorando la mirada de horror que ella le transmitió mientras lanzaba su propia espada a una distancia donde tardará en encontrarlo para poseerla de nuevo. Las risas de su hermano no se hicieron a esperar, Danilo era todo lo contrario a Zachary ante los ojos de Izadora; era cruel y abusivo desde temprana edad, provocando en la joven una enorme incomodidad por tenerlo a su alrededor. Había sido un leve alivio verlo irse cuando se casó, pero aún mantenía la desgracia de verlo en el entorno laboral.
—Ya te estás volviendo un poco loquita, hermanita —comentó Danilo—. Dime, ¿usas las pastillas que Amelia usa para drogarse?
—Déjame en paz, ¿quieres? —Izadora intentó ser dura, pero la presencia de su hermano la intimidaba—. Zachary ya te...
—¿De verdad piensas que nuestro hermano puede intimidarme y yo obedeceré en no molestarte? Qué ilusa —el hombre soltó una pequeña risa—. Solo quería ver por qué la perfecta descendiente de nuestro abuelo estaba a nada de tener un episodio de psicópata, no estamos en la Ciudad Subterránea como para comportarse así, hermanita.
Izadora sintió un escalofrío al oír a Danilo llamarla como "la perfecta descendiente".
—No soy la perfecta descendiente de Isaac, deja de decir eso de mí...
—¿Oh? ¿Ya no te gusta que te llamen así? —el azabache sonrió con cinismo, tomando unos rizos del cabello oscuro de su hermana para jugar con sus dedos—. Creí que lo adorabas, después de todo la gente te mira de esa manera. ¿Qué es? Apuesto a que su patética cabeza no aguanta tanta responsabilidad, qué patética. Hiciste que nuestro viejo desperdiciara esperma en crearte, malagradecida malcriada.
Unas manos posaron sobre los hombros de la joven y los apretó con sus uñas. Los años habían hecho que ella fácilmente identificará la manera en que Amelia Xion la tocará. Brusca y con intenciones de lastimarla, nunca existió una buena relación entre las hermanas por culpa de su propio padre, quien constantemente dio un favoritismo para Izadora e insultos para Amelia.
Al menos, y para una leve calma de Izadora, Zachary se había percatado de la interacción y había optado por acercarse.
—A padre no le gustará que le digan que sus hijos están teniendo una acalorada conversación, menos cuando debemos mostrarnos como una hermosa y divina familia —dijo Amelia entre risas, pellizcando bruscamente la mejilla de Izadora—. ¡Ja, ja! ¿A quiénes vamos a engañar? Somos una mierda de familia, pasa que a nadie le importa ese detalle cuando tenemos a chicas perfectas como nuestra adorada Iza.
La chica se liberó de su agarre en un violento movimiento.
—¡Ya dejen de decir que soy perfecta! ¡Estoy harta!
—Déjenla en paz. —dictó Zachary en un tono lleno de frialdad, tratando de enviar una mirada de amenaza a su dos hermanos—. Iza, ¿por qué dices eso? No es algo que sueles decir.
—Porque es una maldita malcriada malagradecida, Zachary, ¿acaso no lo ves?
—No hablaba contigo, Danilo.
—Uy, mucho cuidado con ese tono, hermano —respondió Danilo, acercándose al otro hombre—. No es muy apropiado que el hombre ejemplar de los Xion use esos tonos tan amenazadores, luego dirán que si así tratas a tu hermano entonces qué será de Theodore y tus hijos.
Zachary dió un paso adelante.
—No actúes como si fueras un santo.
—No lo soy, soy un Xion y eso es peor que un falso santo.
El capitán Zachary decidió ignorar al hombre y enfocarse en su hermana, cambiando su mirada amenazante por una más delicada y preocupada. No hizo falta repetirle la pregunta a Izadora, porque ella ya sabía que no descansaría hasta conocer la respuesta.
Así que suspiró—. Ya no soporto esto, Zachary. Es demasiado para mí, no puedo más. Solo quiero esconderme bajo la tierra y que todos olviden quién soy, de qué familia provengo y cuál es el propósito que me dieron cuando nací. Estoy cansada, ya no quiero ser la perfecta Xion...
Algo en su interior le decía que después de esas palabras se iba a sentir liberada, como si todo estaría bien para ella a partir de ese instante y que esa sensación que llevaba arrastrando desde hace meses se iría. Pero tan pronto lo creyó, más rápido fue el golpe de realidad. Se presentó como una falsa ilusión cuando vió a sus tres hermanos mirándola confundidos y sin comprender bien lo que ella trataba de decirles. Ninguno de ellos, ni siquiera Zachary, pudo tener la capacidad de analizar sus sencillas palabras, y en su lugar, una leve indignación empezó a manifestarse en sus rostros. No era para menos, un Xion vivía rodeado de gloria y lujos como para tener los sentimientos que pudiera tener una persona en las peores condiciones; para ellos, comentarios como el que había hecho Izadora era una muestra de egoísmo y rechazo.
—Padre sabrá de esto, la niña perfecta ahora no quiere ser eso —se burlaba Amelia—. Tantos años aguantando sus insultos hacía mí para glorificarse y sales con eso. Ay, Iza, esas son las consecuencias de haber nacido.
—Yo jamás pedí nacer... —La voz de Izadora se quebraba mientras ella se envolvía con sus propios brazos—. Jamás pedí nacer en esta familia...
Danilo se acercó de manera amenazante.
—¿Sabes cuántas personas, tan sólo en está expedición, desean morir para reencarnar en nuestra familia? ¿O sabes lo que darían por casarse con uno de nosotros y tener a nuestros bebés? ¿Qué dices de la gente dentro de las murallas? —Danilo la tomó con fuerza por el mentón, provocando dolor en ella—. Podría apostar que hasta el propio rey desea ser uno de nosotros. Y mientras tanto, la consentida y perfecta Xion ya no quiere su puesto después de tantos años. Que estúpida, malagradecida y patética jovencita te has convertido. La joven promesa ahora es una decepción para todos.
—¡Suéltame! —Izadora empezó a sollozar, aunque controlando las lágrimas para no derramarlas.
—Si ya no quieres ser la perfecta, entonces muérete y dejarás de ser una Xion.
Danilo la empujó con tanta fuerza que ella cayó al suelo, ensuciando aún más su uniforme y ocasionando que las lágrimas de la chica salieran expulsadas, obligando a Izadora a llorar en silencio para que nadie la escuchara. Tanto Danilo como Amelia la abandonaron en el lugar para regresar con sus compañeros, tratando de disimular que nada malo había pasado aunque nadie de los demás soldados se dio cuenta de lo sucedido; por su lado, Zachary fue el único que se acercó para consolarla acariciando su cabello negro.
—Estoy cansada, Zachary, estoy cansada...
—Lamentablemente, no hay nada que se pueda hacer —respondió él—. Tal vez solo estás estresada por el tema de tu boda que ya se acerca...
Izadora sollozó—. No lo es, estoy cansada y solo quiero sentirme en paz, o al menos saber que todavía soy capaz de sentir algo... Zachary, por favor, ayúdame...
—Lo siento, Iza, pero esto está fuera de mis manos.
༉
Cuando Izadora Xion nació, también lo hizo una gran expectativa sobre sus hombros y con los años un gran vacío en su interior del cual jamás iba a salir. Era su destino, se dió cuenta de ello cuando se miró en el espejo y se fijó en sus ojos, vacíos y sin brillo; apenas su apareciera seguía siendo la misma, aunque no del todo. Había perdido bastante peso y se descuidó bastante que su cabellera estaba sucia, incluso algo grasosa; cualquiera que verdaderamente la notara diría que estaba enferma y sí lo estaba, pero no era un simple resfriado, era algo más profundo y complejo que ni ella misma podía entender. Con suerte, entendió que nunca más podría sentir y que lo único que deseaba era dormir, dormir por varias horas, tal vez días.
Acaba con todo... Ya sabes la respuesta de cómo hacerlo...
La voz se había vuelto en algo del día a día, ignorándola aunque siendo precavida por lo que podía ocasionar el ignorar la voz en su cabeza. Tocó su rostro reflejado en el espejo con su mano, mirando como las lágrimas se deslizaban sobre sus mejillas rojizas, sus ojos estaban hinchados e irritados por el llanto intenso que llevaba desde un par de horas atrás; era extraño, nunca había llorado tanto en un día, en realidad, no recordaba la última vez que lloró. Pero parecía que necesitaba hacerlo, aún si eso no le daba alguna solución a sus sentimientos. Sus ojos se posaron en el anillo de compromiso que llevaba en su dedo, pensando al instante en Thomas y en las promesas que habían hecho para su futuro, uno el cual ya no visualizaba y eso hizo que llorara más mientras se quitaba la joya, lanzandola al suelo donde se perdió y no logró visualizar donde aterrizó.
Ya sabes, termina con esto...
Ahora ya no era una voz similar a un susurro fantasmal que invadía su cabeza, era la voz de ella hablándole sin tan siquiera mover sus labios. Volvió a mirarse en el espejo y ahí estaba, la Izadora Xion auténtica que finalmente comprendía su realidad.
—Ya no quiero ser una Xion...
Después de unos minutos, salió de su habitación y se encaminó hacía una habitación con decoración elegante, aunque apta para infantes, correspondientes para un recién nacido que la familia seguía en la espera de su llegada. Theodore había decidido que quería tonalidades blancas para reflejar una neutralidad ante la incertidumbre de que su quinto bebé sería un niño o una niña; el lugar era hermoso, con espacios vacíos para poder enseñar al bebé a desplazarse y otros cubiertos de regalos de gente de alta clase que servirían para los cuidados correspondientes. Cerca de la ventana estaba la cuna, también cubierta de manteles blancos con lazos dorados que le daban un toque elegante, dentro de ella había un pequeño peluche: un osito de felpa que justamente era un pequeño presente que Izadora quiso dar para su nuevo sobrino. Por primera vez, una pequeña sonrisa se quiso formular en sus labios y tuvo la iniciativa de agarrar el peluche para abrazarlo, dando un pequeño beso que representaría todos los que deseaba darle al futuro bebé.
Un suspiro bastó para que Izadora sintiera su corazón derretirse, una lágrima cayó en el peluche.
—Perdóname, bebé, perdóname —susurró ella, abrazando el juguete con fuerza—. Nunca sabré si te llamarás Isaac o Izaro...
—¿Qué tienes? Actúas extraño desde que volvieron de la expedición...
La joven reconoció la voz de su cuñada. Theodore estaba apoyada en el marcó de la puerta con una expresión de un claro agotamiento, no estaba siendo un embarazo muy fácil para ella ya que no estaba en sus planes embarazarse por quinta vez, aparte de que se podía ver con claridad las marcas que este le dejaba alrededor de su vientre.
—No es nada —respondió Izadora, limpiando sus lágrimas para evitar alguna pregunta referente a ello—. Solo ando un poco emocionada por el bebé...
Theodore bufó con irritación.
—Te lo regalo, ya no soporto que siga pateando dentro de mí —La mujer miró con seriedad su abultado vientre—. Después de esto no pienso tener más hijos, estoy harta de que tu padre nos haga a mí y a Zachary engendrar otro bebé. No tiene suficiente con los cuatro que le dimos.
El embarazo nunca fue la etapa favorita de su cuñada y lo sabía desde el nacimiento de Melania, por lo que Izadora simplemente asentía con delicadeza para evitar que el malhumor de Theodore se dirigiera a ella.
—Como sea, creo que ahorita te tienes que ir porque van a celebrar otra expedición exitosa... Tch, exitosa... Solo celebran que nadie de nosotros se muere... —comentó Theodore, acariciando su cabeza como si sintiera una leve jaqueca— ¿Puedes traerme una botella de vino cuando vuelvan?
—No deberías tomar bebidas alcohólicas...
—Ya llegué a un punto donde no me interesa, esta es mi quinta vez embarazada y necesito algo de vino en mi boca... —dijo la mujer, quejándose del dolor de una nueva patada que el bebé le dio dentro de ella—. Que sea de una buena cosecha, por favor...
Izadora miró por última vez el vientre de Theodore, como si estuviera despidiéndose de la pequeña criatura que jamás conocería.
༉
Las velas que alumbraban el comedor se habían convertido en sus únicas acompañantes mientras ella terminaba lo que iba a ser su última copa de vino. Todo parecía estar una intranquila calma, sus ojos recorrieron por toda la escena, deteniéndose en cada miembro de su familia quienes se habían influenciado por el alcohol y las drogas presentes en la mesa. Su padre, Byrion, roncaba con tanta fuerza que Izadora podía apostar que se escuchaba a través de las paredes de piedra; miró a su hermana Amelia para asegurarse de que la mujer seguía respirando tras hacer una de sus peligrosas combinaciones de vino y la droga que había adquirido recientemente de la Ciudad Subterránea; no se detuvo para contemplar a Danilo, quien parecía el más cuerdo de los presentes en la mesa gracias a que toleraba mejor los niveles de alcohol, pero se había dejado llevar y mantenía sus ojos cerrados mientras susurrabas algunas cosas que Izadora prefirió no escuchar; por último, sus ojos se posaron en Zachary y sintió un profundo dolor en su pecho cuando lo miró.
Esa cena era una pequeña celebración que la familia realizaba cuando regresaban de las expediciones, similar a cuando iniciaban una. Un festejo por su gran ego, según Izadora, que pronto se convertiría en una tragedia que los presentes recordarían por el resto de sus vidas. Se sentía egoísta, pero no tenía otra salida. La decisión estaba tomada y ya no había retorno alguno.
Con gran pesar, se levantó de su asiento y se acercó a Zachary para dejarle con delicadeza en su mano tres cartas. Una para Thomas, otra para sus compañeros y la última para él. Cada una con la palabra "Perdón" escrita en tinta negra. Se acercó a su hermano mayor y plantó un dulce beso en su frente para oficializar la despedida; una vez más el deseo intenso de llorar nació, pero Izadora se sostuvo y tomó un profundo respiro antes de abandonar la habitación, dando un último vistazo a la familia que le tocó tener mientras abría la puerta y salía de ahí.
Era de noche, el frío se podía sentir. Su mirada estaba fija en un punto en concreto: la ventana que estaba frente a ella a unos pasos de distancia. La voz estaba nuevamente en su cabeza diciéndole que debía acabar con todo lo que odiaba y ella seguía caminando. Lo había comprendido finalmente.
La voz nunca se equivocaba con los Xion, la voz siempre se refería a Izadora.
Nunca dejó de sentir emociones, la tristeza se había apoderado de todo su ser que no daba paso a que ella se diera cuenta de que sus otros sentimientos se manifestaban.
No había pérdido su pasión ni nada, simplemente dejaron de ser un motivo para seguir adelante.
La responsabilidades como una Xion, la expectativa ante el legado de su bisabuelo y su entorno llegaron a colmar la paciencia de Izadora, decidiendo que su único escape sería la propia muerte.
Para cuando menos se lo esperaba, ya estaba parada en el borde de la ventana notando la altura donde estaba. Sintió un leve miedo, tal vez incluso un pequeño arrepentimiento cruzó por su mente, pero la voz no le permitió cambiar de opinión. Y comenzó a ordenarle que acabara con su propio sufrimiento.
Dos soldados caminaban por ahí cuando vieron la escena frente a ellos, corrieron lo más que pudieron mientras suplicaban a la joven soldado que no diera un paso más. Izadora los ignoró, ya que su llanto fue el único sonido que su mente y sus oídos permitieron que ella escuchara. Lo siento, lo siento, lo siento... Fueron las palabras que pronunció y, sin pensarlo, lo hizo.
Las siguientes horas de aquella noche del año ochocientos diecinueve fueron un completo pánico para los miembros del ejército que estaban presentes en aquel cuartel. Zachary Xion gritaba de dolor mientras abrazaba el cuerpo sin vida de su hermana menor, varios soldados rodeaban la escena siendo testigos de la tragedia, impactados por lo que sus ojos captaban sin entender qué había pasado o qué sucedería a partir de esa noche. Byrión gritaba con ira, maldiciendo a su hija recién fallecida por el acto que había cometido, acusandola de crear una mancha en el legado de la familia que sería difícil de borrar para las siguientes generaciones.
—Danilo, ¿crees que cruzamos el límite con Izadora? —Amelia todavía permanecía bajo los efectos de las sustancias que consumió, pero mantenía su frialdad al igual que su hermano mientras miraban la situación en la entrada al jardín interno del cuartel donde Izadora había parado.
—No —dijo él con la misma frialdad, cruzando los brazos mientras sus ojos posaban en los ojos apagados de su hermana menor— ¿Sabes por qué?
Amelia volteó a mirarlo, curiosa por la respuesta.
—Izadora sabía que tenía un compromiso con nuestro legado y nuestra razón de existir; podría ser la más fuerte de cualquiera de nosotros pero para ser fuerte físicamente, pero carecía de la fuerza que debemos de llevar aquí —Danilo señaló su cabeza, refiriéndose a la fortaleza mental que llevaba el ser un Xion y un soldado de la Legión de Reconocimiento—. Es una tragedia, y sí, puede que no fuimos los mejores hermanos mayores para ella pero, ¿quién de nuestra familia lo ha sido alguna vez? Nuestros corazones están podridos desde que nacemos y para desgracia de nuestra hermanita, el suyo no lo era.
Amelia soltó una leve carcajada, lo suficientemente baja para que ningún presente la escuchará.
—¿Entonces la culpas a ella misma?
—Bueno, nunca me caractericé por sentir remordimiento.
༉
A finales de aquel año, su pequeña sobrina había nacido y fue llamada Izaro Izadora Xion. Para muchos, era la bebé más hermosa que había visto, tanto que Byrion no había dudado ni un segundo en comenzar a crear un afán por las familias más importantes de las murallas para intentar casar a la recién nacida con algún heredero varón que los introdujera en la clase social de la nobleza, claro, el matrimonio iba a ser cuando ella fuera adulta, pero por mientras iba a ser la exhibición de la codiciada familia para atraer la atención de los más poderosos. Después de todo, las apariencias en la nobleza eran de lo más importante y habitual.
Y todos parecían estar encantados con el nacimiento de la pequeña niña, con excepción de dos personas: sus propios progenitores. Apenas había pasado un día del parto y Theodore empezó a expulsar los arranques de ira que llevó acumulando en los nueve meses de gestación, tanto que decidió que la mejor terapia para calmarse era volver a los cuarteles de la Legión de Reconocimiento y dejar a la bebé al cuidado de los sirvientes, o de sus otros hijos, o de quienes estuvieran en Ehrmich. Por su parte, Zachary simplemente careció de emoción, incluso no pudo evitar hacer muecas poco agradables cuando miraba el rostro de la pequeña bebé. Su pequeña hija tenía un leve parecido a su fallecida tía, haciéndolo sentir que no fue una buena idea ponerle de segundo nombre en honor a Izadora al ver la similitud entre las dos.
—Me encontré con Thomas Barbrow mientras venía de camino aquí, tenías que haberlo visto, tiene una cara aún más miserable de la que tienes —comentó Danilo, fingiendo un encanto cuando vió a una criada acunar a Izaro en brazos tratando de hacer que durmiera—. Oh, qué pequeña más linda, espero que algún noble ofrezca pronto a su hijo para casarse contigo, pequeña. Como sea, me desvíe del tema, el joven Thomas al parecer ya encontró un reemplazo para nuestra hermana. Una joven de buenas costumbres, aunque parece que no llega a la altura de nuestra querida hermana menor porque el joven Thomas no paraba de obligarla a comportarse como se comportaba Izadora. Ja, mi hermanita traumó a ese chico de por vida.
Zachary lo miró de mala gana.
—Oye, debes felicitarme, no la insulte como de costumbre.
—¿Por qué no te moriste tú en lugar de ella?
Danilo le sonrió—. Qué cruel, hermano. Pero bueno, tal parece que no dejarás pasar tan fácil la muerte de Izadora; no te juzgo, ella era tu tesoro más apreciado mientras los demás no valemos nada en tu vida, o bueno, al menos yo no te he visto feliz por ser padre por quinta vez.
La criada intentó acercar a la bebé a su padre.
—No quiero sostener a esa cosa en mis brazos. —dictó el azabache.
—¿Cosa? —Danilo se burló—. Tu hija recién nacida es adorada por todas las personas menos por su propio padre, qué triste. Ni yo soy tan cruel con mis propios hijos, Zachary, y eso que ellos son unos malnacidos que ni me moleste en darles mi apellido.
El hombre no respondió y simplemente agarró su chaqueta de soldado para irse, anunciando que volvería al trabajo para retomar sus deberes como capitán y líder de escuadrón. Apenas cerró la puerta con tanta fuerza, el llanto de la bebé apareció, frustrada de no poder conciliar el sueño desde hacía ya un buen rato. Danilo Xion se acercó a su pequeña sobrina, haciéndole una pequeña mirada a la criada para indicarle que él se encargaría de la situación, quedándose solo con la bebé en aquella habitación.
La joven criaturita de ojos rojizos seguía sollozando.
—Aw, me recuerdas a mi hermana cuando se estresaba por no hacer bien las cosas —dijo él, imaginando lo difícil que estaba siendo para la recién nacida algo tan simple como dormir—. Tal vez eres su reencarnación, no importa, creo que tus papis no les importas tanto. No los necesitas de todos modos, así que no llores, yo me haré cargo de ti si es necesario —Pronto, la sonrisa de Danilo desapareció y mostró una mirada oscura contra la bebé que seguía llorando—. Veo que puedes tener un potencial, así que más te vale que no seas una segunda Izadora o de lo contrario, yo tomaré la situación con mis propias manos. De eso de trata de ser un Xion, mi linda Izaro, bienvenida a la familia...
༉
INFORMACIÓN ACTUALMENTE DISPONIBLE PARA EL PÚBLICO
La muerte de Izadora Xion fue vista como una auténtica tragedia para el público, aunque su familia y el ejército ocultaron la causa real de su muerte. Después de aquella tragedia, el nacimiento de Izaro implicó como una nueva esperanza para las personas ya que su belleza y delicadeza recordaba bastante a Izadora. Su joven sobrina porta su nombre como el segundo en honor a ella y gracias a ello, algunas personas recuerdan a su tía con gran aprecio y admiración, incluso hay quienes van más allá y se atreven a comentar que Izaro Xion tiene grandes similitudes con su tía... y no precisamente por el leve parecido en su físico o incluso en sus nombres, sino porque la actual capitana Izaro es la nueva promesa que busca seguir con el legado de Isaac Xion.
to be continued...
N/A:
esta vez me abstengo de hacer algún meme para el capítulo debido a que siento que con la temática que aborda puede ser muy mal visto, este ha sido uno de mis escritos más difíciles de hacer y creo que pude haberme esforzado en dar más, pero ya me estaba tardando en publicar un actualización.
quiero pedir una disculpa por la demora, pero como saben los deberes fuera de wattpad exigen mucho, pero siempre intentaré traerle algo nuevo de bleeding out. ❤️
recuerden que pueden apoyar la historia votando y comentando para llegar a la meta y desbloquear un nuevo capítulo, en el siguiente retomaremos la línea temporal y nos encontraremos nuevamente con levi e izaro. 🫶
también y un leve anuncio: tengo canal de whatsapp donde estoy muy activa y comparto cositas de bleeding out y otros fics, por si desean entrar nada más tienen que escribirme y les mando el link!
nos vemos pronto
con cariño, nicky🌙
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro