[21] JUNTOS DE NUEVO
—Eso es una locura.
—Lo sé —dijo Lara mientras recordaba haber llevado a Rosie y Judith a casa después del incidente—. Por eso a Michonne le cuesta tanto confiar en los demás, y por eso yo soy como soy. Si eres honesta conmigo nos llevaremos bien, pero no me gustan los mentirosos.
Kelly asintió—. Parece que hoy en día todo el mundo miente.
—Sí, es difícil encontrar a alguien que diga la verdad —dijo Lara, retorciendo su anillo de bodas en su dedo.
Kelly notó la sutil acción—. ¿Y tú? ¿Encontraste a alguien de confianza?
Lara asintió—. Sí, mi esposo Daryl. Tal vez lo conozcas. Tal vez no.
—¿Dónde está? —preguntó Kelly.
—Está por ahí en alguna parte —dijo Lara—. Prefiere estar en el bosque, especialmente después de Rick...
—¿Rick?
—Mi hermano —respondió Lara—. Desapareció hace unos años.
—Lo siento —dijo Kelly—. No puedo imaginar lo que sería perder a Connie.
—Rezo para que no lo hagas —dijo Lara.
Lara volteó a mirar por encima del techo, y, en el medio, vio una mochila abandonada. Le dio un codazo a Kelly y señaló la mochila.
—¿Crees que hay algo bueno ahí?
Kelly se encogió de hombros—. No sé qué tan estable es este techo.
Lara sonrió—. Voy a intentarlo.
Poniéndose de pie, Lara caminó con cuidado por el techo hacia la mochila, viendo que había un alijo de armas cerca de ella. Mientras caminaba, el techo crujió peligrosamente y Lara se apresuró hacia la mochila y las armas, hasta que perdió el equilibrio y un crujido hizo que el techo se derrumbara debajo de ella.
Aterrizó justo en medio del grupo que acampaba adentro. Afortunadamente, su mochila amortiguó su caída cuando golpeó el suelo y el polvo y los escombros se depositaron en su cuerpo.
—Dios mío, Lara, ¿estás bien? —preguntó Michonne, ya de pie cuando escuchó el crujido del techo.
—Sí —dijo Lara, mientras se sentaba y buscaba las armas que había encontrado—. Estaba intentando agarrar algo, pero el techo se derrumbó.
—Por el amor de Dios —rió DJ—. Siempre te metes en problemas.
Lara lo miró con una sonrisa—. Sí, lo sé.
Pasó el resto de la noche de guardia, ocupándose de los cortes que tuvo gracias a la caída. Kelly no volvió a salir para unirse a ella, por lo que estuvo sola hasta bien entrada la mañana, momento en el que ya habían llegado los caminantes. Mientras estaba medio dormida, Lara vio a los caminantes que se acercaban y se arrastró por el desagüe.
—¡Caminantes! —gritó Lara mientras corría hacia el grupo—. Vámonos.
Volvió a salir con la espada desenvainada, justo por delante del resto del grupo. Yumiko gritó—: Michonne, DJ tiene que darnos nuestras armas.
Ella los ignoró y Kelly preguntó—: ¿Cómo vamos a luchar?
—¡Michonne! —gritó Lara.
—¡Necesitamos nuestras armas! —gritó Magna.
—¡DJ! —gritó Lara, mientras los caminantes los rodeaban lentamente—. ¡Las armas!
—Pero Michonne no...
—¡No me importa! —gritó Lara—. ¡No quiero morir!
Mientras DJ le entregaba las armas a Magna y su grupo, Lara vio que los caminantes se dirigían hacia los caballos. Maldijo, trepando a uno de los autos antes de comenzar a correr a través de ellos, tomando la ruta más rápida hacia los caballos.
—¡Lara! —escuchó gritar a Michonne.
—¡Vete! —gritó Lara, todavía corriendo a través de los autos—. Intentaré desviarlos.
Corrió hacia los caminantes que se acercaban a los caballos y blandió su espada, decapitando a uno antes de empalar a otro. No se detuvo hasta que todos estuvieron muertos, momento en el cual solo unos pocos permanecieron en el campo cerca de sus amigos. Vio a Magna comenzar a llorar al ver a un caminante con una horrible camisa hawaiana, antes de que Michonne lo matara.
—Michonne —gritó Lara, intentando ignorar la punzada de dolor en su pecho cuando vio a Magna desmoronarse al ver al caminate—. Vamos.
—Debemos irnos —le dijo Michonne a Magna.
—Michonne —dijo Lara nuevamente—. No podemos quedarnos aquí.
Se pusieron en marcha de nuevo, y Lara cabalgó adelante durante el viaje. Ya no le gustaba mucho la conversación, eligiendo permanecer lo más aislada posible. Ella era la que cabalgaría hasta las puertas de Hilltop antes que los demás solo para asegurarse de que no serían atacados al llegar.
Mientras cabalgaba hacia el jinete que era el explorador de Hilltop, levantó ambas manos en señal de rendición mientras intentaba permanecer en la silla—. Por favor, no me mates. Soy yo.
—¿Quién eres? —preguntó el jinete.
—Soy Lara —dijo ella mientras disminuía la velocidad de su caballo—. Oye, eres Caleb, ¿verdad?
—Sí —dijo Caleb antes de que una mirada de comprensión apareciera en su rostro—. Espera, ¿dijiste Lara? ¿Lara Grimes?
Lara suspiró—. Sí, por desgracia. Tengo un grupo que viene hacia aquí, así que si pudieras alertar a tu gente y decirles que no nos maten, te lo agradecería mucho.
Caleb asintió—. Sí, claro.
Sonriendo cuando el chico se fue, Lara esperó a que su grupo la alcanzara antes de volver a ponerse en marcha. Michonne cabalgó a su lado y cuando el silencio se volvió abrumador, finalmente habló.
—Mira, sé que crees que me equivoco al hacer esto, pero entiendes por qué, ¿verdad? —preguntó Michonne.
—Sí, lo entiendo —dijo Lara—. Pero pasaron años, Michonne. No puedes seguir tratando a todos como los malos. Así es como se vuelven enemigos.
Michonne suspiró—. Lo sé, pero es la forma más segura.
—Lo que tú digas —respondió Lara—. Pero espero que sepas que voy a seguir peleando contigo por esto.
—Lo espero con ansias —respondió Michonne—. Oye, ¿sabías que Maggie se fue?
—Sí —dijo Lara—. Recibí el mensaje por parte de Tara la última vez que estuve allí. Jesus está a cargo por el momento —luego levantó las cejas—. Eso significa que no tengo que preocuparme de que tú y Maggie se peleen físicamente.
—No haríamos eso —dijo Michonne.
Lara sonrió—. Sí, claro. Sé cómo han sido las cosas entre ustedes. Voy a extrañar ver a Hershel, ese pequeño bastardo salió igual a Glenn. Pobre niño.
—Sí —dijo Michonne con una media sonrisa.
Cabalgaron hasta las puertas, donde los guardias de la torre de vigilancia les impidieron entrar. Lara reconoció a Dianne, una de los soldados de Ezekiel, de pie sobre ellos.
—Digan a qué vienen —exigió Dianne.
—Buscamos a Rosita —respondió Michonne.
—Nos encontramos con sus mensajeros en el camino —dijo Siddiq—. Nos dijeron lo que pasó.
—¿Y los demás? —preguntó Dianne.
—Son buenas personas que buscan un hogar —respondió Lara—. Michonne les dijo que Hilltop podría llegar a acogerlos.
Después de ser observados por Dianne, todos se desarmaron y arrojaron sus armas hacia el suelo. Después de eso se les permitió atravesar las puertas.
Cuando entraron, Lara vio a Tara y, con una pequeña sonrisa, las dos se abrazaron antes de que Lara se alejara—. ¿Dónde está Jesus? —preguntó, mientras abrazaba a Enid.
—Salió con un equipo a buscar a Eugene —respondió Tara.
—¿Eugene desapareció? —preguntó Michonne—. ¿Desde cuándo?
—No lo sé —respondió Tara—. Pensé que tú lo sabrías. Salió con Rosita pero no estaba con ella cuando la encontramos.
—¿Cómo está Rosita? —preguntó Siddiq.
—Estaba inconsciente cuando llegó, pero estará bien —respondió Enid—. Estaba deshidratada y agobiada por el calor. Debería despertar pronto.
—Si aún no recobró la conciencia, ¿cómo saben que estaba con Eugene? —preguntó Michonne.
—Nos lo dijo Aaron —respondió Tara.
—¿Aaron está aquí? —preguntó Michonne incrédula.
—No, se fue con Jesus y Daryl —respondió Tara.
—¿Daryl? —preguntó Lara en voz alta—. ¿Daryl estuvo aquí?
—Sí, se fue un poco antes de que llegaras —respondió Tara—. Daryl bajó de su montaña con Carol y Henry. Parece que estamos juntos de nuevo.
—¿Hacia dónde se dirigieron? —preguntó Michonne.
—Puedes seguirlos, pero no los alcanzarás antes del anochecer —respondió Alden.
—Van con Daryl —dijo Tara—. Seguramente ya estén de regreso. Les devolveremos las armas mañana cuando se vayan. En cuanto a los demás, tendrán que esperar hasta que regrese Jesus. Si desean quedarse permanentemente, tendré que hablar con él y tendrán que ganarse el puesto.
Connie dio un paso adelante y realizó la señal de "gracias", que Kelly tradujo para ellos—. Ella dice gracias. Todos lo agradecemos.
—Bien —dijo Tara, antes de irse con Alden y Enid.
Siddiq miró a Lara y Michonne—. Es bueno que estemos aquí.
Michonne asintió—. Sí.
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