capitulo 13
A la mañana siguiente, Minho y Jisung estaban acostados en la cama. Ambos estaban juntos, Minho tomando a Jisung de su cintura, aún dormido, y el primer mencionado estaba mirando a su novio dormir tan plácidamente después de una noche ajetreada. Sabía que después de eso, su relación iba a cambiar un poco, tal vez, pero estaba feliz con eso.
La luz solar estaba entrando más y más por esa gran ventana que estaba enfrente de la cama y eso despertó a Jisung. Jisung se removió unas tres veces y se terminó de despertar después de sentir como lo que estaba usando como almohada vibraba.
Habrió los ojos y lo primero que vio fue el bello rostro aún medio dormido de su novio y el menor sonrió. Mientras se acercaba más al cuerpo de Minho, en eso recordó lo que habían hecho anoche y se puso muy rojo; sus mejillas estaban super coloradas.
Minho lo pudo notar y tomó el mentón de Jisung y lo hizo mirarlo y dijo:
—Buenos días, mi amor.
Decía Minho, con una sonrisa sensual y ojos brillantes de deseo.
Jisung miraba esa bella sonrisa y se puso más rojo, pero le gustaba. "Buenos días, Min", dijo Jisung, tartamudeando ligeramente, aún nervioso por la situación de anoche. Recordaba cada detalle, cada toque y cada suspiro, y ambos estaban conscientes de lo que hicieron, pero no se arrepentían de nada. Ambos lo querían, ambos lo deseaban más que nada.
Minho sonrió y besó a Jisung suavemente en los labios, un beso tierno y suave. Mientras ambos saboreaban su sabor mañanero, Jisung apartó un poco a Minho de sus labios y dijo:
—Minho, no te da asco besarme sin que aún me haya lavado los dientes? Mi aliento apesta.
Minho frunció el ceño y sonrió.
—Por supuesto que no, ¿cómo me daría asco besar a mi novio? Además, así sabes mucho mejor con tu aliento mañanero, bebé.
Y con eso, Minho le dio un piquito a Jisung y volvió a besarle, profundizando el beso. La pareja se perdió en su pasión, olvidando todo menos el amor que sentían el uno por el otro.
Minho se separó de Jisung, sonriendo al ver a su bello bebé, y dijo:
—Mi amor, cómo te amo. Desde el fondo de mi corazón, te digo que me encanta estar contigo. Quiero una vida linda y hermosa junto a ti. Tal vez podríamos compartir nuestra vida juntos.
Jisung estaba llorando de felicidad, su corazón rebosando de emoción. Nunca antes alguien le había dicho cosas tan bonitas, y sentir que Minho lo amaba tanto lo hacía sentirse completo.
Jisung escondió su cara en el cuello de Minho, llorando sin poder contenerse. Minho se preocupó y acarició suavemente la espalda de Jisung.
—Sunggi, no llores, mi amor, dijo Minho, su voz llena de ternura.
—¿Por qué lloras, mi amor?, preguntó Minho, besando suavemente la cabeza de Jisung.
Jisung levantó la vista, sus ojos brillantes de lágrimas, y dijo:
—Porque nunca nadie me ha dicho algo tan hermoso. Te amo, Minho. Quiero pasar el resto de mi vida contigo.
Minho sonrió y abrazó fuertemente a Jisung.
—Yo también te amo, Sunggi. Siempre estaré contigo.
La pareja se mantuvo abrazada, disfrutando del calor y el amor que compartían, sabiendo que su futuro juntos sería lleno de felicidad.
Ese abrazo se volvió eterno para ambos, era como si el tiempo no existiera para la pareja. Ambos se sentían en paz con la compañía del otro. Minho miró a su Jisung y el menor también lo vio, y el mayor dijo:
—Oh, cómo te amo, cosita linda.
Y ambos se volvieron a besar nuevamente. Era un beso tierno y suave, pero al pasar los segundos, ese beso tierno se volvió un beso desesperado y brusco. La pasión y el deseo se apoderaron de ellos, y su amor se manifestó en cada movimiento, cada suspiro y cada latido de sus corazones.
Minho acercó más a Jisung, su cuerpo presionándose contra el de él, mientras profundizaba el beso. Jisung respondió con igual intensidad, su corazón latiendo con fuerza en su pecho.
La habitación se desvaneció a su alrededor, y solo existían ellos dos, perdidos en su amor y su deseo. El tiempo se detuvo, y solo quedó la sensación de estar juntos, de estar vivos y de estar enamorados.
Ambos se encontraban aún desnudos después de su apasionada noche. Minho paseó su mano por el cuerpo de Jisung, explorando cada curva y contorno, hasta llegar a su trasero y darle un suave apretón. Jisung soltó un gemido, aún sensible en ese lugar.
Minho le dio una nalgada juguetona y mordió suavemente el labio hinchado de Jisung, quien respondió con un golpe suave en el pecho de Minho, sonrojado y con un puchero.
—Aún me duele el trasero, dijo Jisung, con una mirada adorable.
Minho no pudo resistir besar ese puchero y sonreír.
—Oh, vamos, Jiji, me gusta mucho esa área tuya. ¿Qué tal si repetimos lo de anoche?, preguntó, con una mirada coqueta.
Jisung se sonrojó, pero no negó la sugerencia. Minho se posicionó sobre él, mirándolo con una mirada cazadora, lleno de deseo y pasión. Como si Jisung fuera la presa y Minho el cazador.
—Quiero volver a sentirte mío, dijo Minho, su voz baja y sensual.
Jisung se estremeció, su corazón latiendo con anticipación. La noche anterior había sido inolvidable, y ahora quería más. Quería sentir de nuevo el amor y la pasión de Minho.
Jisung asintió, ansioso por volver a sentir a Minho en su interior. Minho lo besó, un beso suave que se convirtió en uno salvaje, lleno de pasión y deseo.
Con permiso de Jisung, Minho introdujo su lengua en la boca de su novio, disfrutando de su sabor natural mañanero. Después de unos segundos de intensa conexión, Minho le dio un piquito en la nariz, juguetón.
Luego, con un movimiento brusco, Minho volteó a Jisung boca abajo, abriendo un poco sus piernas para tener más espacio. Jisung se estremeció, anticipando lo que vendría.
—¿Estás listo, mi amor?, preguntó Minho, su voz baja y sensual.
Minho se posicionó detrás de Jisung, su cuerpo caliente y sudoroso presionándose contra el de él. La tensión y el deseo llenaban el aire, y Jisung sabía que esta vez sería aún más intensa que la noche anterior.
Minho agarró un condon de la mesita de noche que estaba alado de la cama lo tomó y lo habrio rápidamente quería entrar ya en su novio y disfrutar de esa exsitante sensación.
Después de eso sin esperar más tiempo alineó su falo en el ano de Jisung restregandolo un poco para que el lubricante que tenía el condon se esparciera por ahí.
Jisung tartamudeaba la sensación de sentir el enorme falo de Minho lo tenía mal y en eso ya desesperado dijo— M~Minho entra y~ya porfavor. Desia el menor desesperado ya queria sentir a su novio dentro.
En eso Minho sin pensarlo y sin ningún cuidado se hundió en el culo de su novio, metiéndo todo sin cuidado.
El mayor se quedó un rato así y soltó un gemido ronco aunque lo allan hecho anoche al parecer su novio aun seguía muy apretado y eso le gustaba mucho era una sensación incomparable.
Mientras que Jisung estaba temblando, temblando de exsitacion dolor y más excitación esa era la mejor sensación como era que se había perdido de esa exquisita sensación de ser penetrado? No lo sabía pero ahora la iba a aprovechar al máximo.
Después de unos minutos Minho empezó a dar embestidas un poco lentas escuchando los hermosos gemidos de su novio.
— ah~ como amo tu~tus gemidos sunggi. Decía Minho para después empezar a embestir a su novio con más fuerza.
En lo que iba escuchando como su novio gemia y tartamudeaba cosas sin sentido Minho agarró a Jisung de su cintura tomándola con fuerza para seguido de eso embestirlo sin piedad alguna, sin dejarlo respirar correctamente. Escuchando los fuertes gemidos de Jisung que se fueron convirtiendo en gritos.
Ambos lo estaban disfrutando sin duda.
—Mi~Minho AAHH~. Fue en ese momento en el que El mayor tocó su próstata y el pelirrojo lo supo y dio mucho más fuerte quería que su lindo novio pudiera sentir esas sensaciones.
Sensaciones que orgullosamente podía decir que el era el primero en darcelas y el único.
Jisung estaba sin voz literalmente ya no podía más estaba llorando del placer que sentía era la mejor sensación que podía haber experimentado.
Minho se acercó más a Jisung sin parar las fuertes embestidas empezó a besar las mojadas mejillas de Jisung mordiendolas de vez en cuando y después empezó a besarlo era un beso salvaje que poco a poco se fue convirtiendo en uno sin ritmo compartiendo saliva y llenando la sábana de saliva de ambos que caía de a chorros.
Las embestidas no paraban de sonar por toda la habitación sin importarles que alguien los podía escuchar ellos solo estaban en su mundo sin ningún tipo de interrumsion.
Minho empezó a embestirlo más fuerte escuchándose como si fueran golpes mirando como las gorditas nalgas de su novio rebotaban en su pelvis rojas ambas de tantas embestidas tan fuertes
—YA~YA CASI TERMINÓ~ gemia agobiado Minho y más ronco que nunca ya podía sentir.
Jisung solo asintió en respuesta que el tambien ya se iba a venir. No podía hablar.
Cinco embestidas más y ambos se vinieron. Minho dentro del condon llenandolo de sus fluidos y Jisung en la sucia sábana manchando igual su abdomen.
Ambos jovenes tenían sus respiraciones aceleradas se quedaron un rato así asta que Minho salió del interior de Jisung y se saco el condon y lo tilo al bote de la basura y se tiro al lado de su novio mirando su lindo rostro lleno de lágrimas saliva y adornado con un lindo puchero.
Minho sonrió y le dio una mirada al cuerpo de Jisung se sentía orgulloso de que el fuera el primero en darle placer a han jisung.
Abrazo a su novio un rato poniendo su cabeza en su fornido pecho para que descansarán un rato mientras que acariciaba las hermosas hebras doradas de su novio.
Una vez Jisung se calmó un poco dijo— esa fue la mejor experiencia que e tenido. Dijo mirando a Minho con un puchero sonrojado para después darle un beso al pecho de Minho.
El pelirrojo se sentía muy orgulloso de saber que le había dado esa buena follada. — Oh jeje. Minho solo podía sentirse nervioso— te gusto mucho?. Decía el pelirojo.
— porsupuesto no sabía de lo que me había perdido enserió. Decía con una sonrisa.
Minho sonrió más y beso a Jisung por toda su carita haciéndolo reír ya que le hacía cosquillas.
En eso se empezó a escuchar como el estómago de Jisung gruño por algo de comida.
Minho y Jisung se miraron, Jisung algo avergonzado, sus mejillas se empezaron a teñir de rojo y nervioso, puso su cara en el pecho de Minho y dijo:
—Te... tengo algo de hambre. Decía el menor con una risita nerviosa.
Minho se le hizo tierno como lo dijo y miró a Jisung y dijo:
—Hambre, eh?
Y Jisung asintió y Minho lo volvió a besar y dijo:
—Mi amor, no te tienes que avergonzarte por tener hambre, okis? Tú solo dime.
El menor asintió y le dio un piquito en los labios de su novio y este sonrió.
—¿Y qué quiere comer mi bebé?. Decía Minho mirando a su novio.
El menor puso su dedito en sus propios labios pensando con la mirada baja.
Al mayor eso se le hizo tan tierno y agarró suavemente el mentón de Jisung y besó al menor en los labios.
Jisung después de eso dijo de forma nerviosa:
—Me gustaría unos hot cakes. Dijo tiernamente.
Minho enloqueció de ternura; si ese niño cada vez que terminen de tener intimidad toma una forma infantil e inocente, sería irresistible.
—Hot cakes, ¿eh? Bueno, voy a hacerlos para ti. Dijo Minho sonriendo, mientras acariciaba el cabello de Jisung.
—Y quiero que seas tú quien los unte con mantequilla y miel.
Agregó Minho con una mirada juguetona.
Jisung se sonrojó aún más, pero sonrió, sabiendo que Minho siempre lo haría sentir especial.
Minho sonrió y se levantó de la cama, dejando ver toda su anatomía descubierta. El menor no pudo resistirse y miró cada detalle del irresistible cuerpo de su novio: cada músculo perfectamente definido, sus hombros bien marcados y anchos, su six pack bien trabajado. Ese hombre era la definición de atractivo y caliente.
En eso, Minho miró a Jisung, que estaba embelesado mirando su cuerpo, y luego se acercó un poco a él y dijo:
—Todo esto es tuyo, bebé. Puedes mirar todo lo que quieras.
Decía para después besar a su novio mientras este tomaba una almohada y se la ponía en la cara, estaba más rojo que un tomate.
El mayor solo soltó una carcajada y le quitó la almohada a Jisung y dijo:
—Mi amor, no te pongas nervioso, solo estamos tú y yo, ¿si?
Dijo, y el menor asintió de forma inocente.
—¿Te quieres bañar primero o quieres comer ya?
Dijo el pelirrojo, seguido de eso, para ponerse sus boxers que se quitó la noche anterior.
Jisung pensó por un momento, aún sonrojado, y luego dijo:
—¿Podríamos comer primero, por favor?
Minho se rió y abrazó a Jisung.
—Claro que sí, mi amor. Comeremos primero y luego te daré un baño relajante.
Dijo, y besó la frente de Jisung.
El menor lo miró y dijo:
—Puedes llevarme, por favor? Es que me duelen mis piernas y mi cadera.
Dijo el menor con un puchero, y el mayor sonrió orgulloso por eso. Minho agarró los boxers de su novio y se los puso para que no estuviera completamente desnudo. Luego lo levantó al estilo princesa, y Jisung se sintió especial, amado y protegido.
—Minho, no deberíamos usar ropa, dijo el menor de forma nerviosa, no quería que alguien llegara y los viera semi desnudos.
Minho se rió y respondió:
—¿Quieres ponerte la ropa? Me gusta más así, ambos desnudos, solo en boxers, mirándonos.
Dijo el pelirrojo con una mirada coqueta.
El menor se puso más nervioso, pero solo asintió y dijo:
—OK, ami también me parece bien.
No le incomodaba el hecho de que ambos estuvieran casi desnudos, mirando su anatomía cubierta de la suave tela de los boxers. De hecho, le gustaba la sensación de intimidad y proximidad que compartían.
Minho sonrió y besó la frente de Jisung mientras lo llevaba a la cocina.
—Te prepararé los hot cakes más deliciosos que hayas probado, mi amor.
Dijo, y Jisung se sintió aún más especial, sabiendo que Minho haría cualquier cosa para hacerlo feliz.
Al llegar a la cocina, Minho dejó a Jisung en una silla y comenzó a preparar los hot cakes, mientras canturreaba una canción suave. Jisung lo miraba, embelesado por la forma en que Minho se movía con gracia y seguridad en la cocina disfrutando de la caliente vista de su increíble espalda y ese hermoso y muy bien trabajada trasero.
Después del desayuno, ambos se dispusieron a limpiar la cocina un poco, ya que estaba sucia. Trabajaron juntos, lado a lado, riendo y bromeando mientras lavaban los platos y limpiaban las superficies.
Una vez terminada la tarea, se miraron y sonrieron.
—¿Listo para el baño?, preguntó Minho, con una mirada pícara.
Jisung asintió, sonrojado, y dijo:
—Sí, quiero que me laves la espalda.
Minho se rió y lo llevó al baño, donde se metieron juntos bajo el agua caliente. Minho comenzó a lavar la espalda de Jisung, masajeando suavemente sus músculos tensos.
Jisung suspiró de placer y se recostó en Minho, que lo abrazó y continuó lavándolo con suavidad.
Después del baño, ambos jóvenes se vistieron y decidieron salir un rato. Querían ir a tomar un café y salir a tomar aire fresco.
—Necesito salir de aquí un rato, dijo Jisung, mientras se peinaba el cabello.
—Yo también, estoy de acuerdo, dijo Minho, sonriendo. Vamos a tomar un café y disfrutar del día.
Salieron de la casa, mano a mano, y se dirigieron hacia el café más cercano. El sol brillaba en el cielo y el aire estaba lleno de vida y energía.
—Me encanta pasar tiempo contigo, dijo Jisung, mirando a Minho con amor.
—Yo también, mi amor, dijo Minho, besando su mano. Siempre quiero estar contigo.
Llegaron al café y se sentaron en una mesa al aire libre, disfrutando del sol y la compañía del otro. Pedieron sus cafés y se sumergieron en una conversación relajada y agradable.
Mientras disfrutaban de sus cafés, Minho y Jisung charlaban sobre sus planes para el futuro. Jisung hablaba emocionado sobre su próxima exposición de arte, y Minho escuchaba atentamente, sonriendo de orgullo.
—Eres tan talentoso, mi amor, dijo Minho. No tengo duda de que tu exposición será un éxito.
Jisung se sonrojó y miró a Minho con gratitud.
—Gracias, Minho. Tu apoyo significa mucho para mí.
Minho tomó la mano de Jisung y la acarició suavemente.
—Siempre estaré aquí para ti, mi amor. En buenos y malos momentos.
Jisung sonrió y apretó la mano de Minho.
—Te amo, Minho.
—Te amo también, Jisung, dijo Minho, mirándolo a los ojos.
En ese momento, un grupo de personas pasó por la calle, riendo y charlando. Minho y Jisung se miraron y sonrieron.
—¿Quieres dar un paseo por el parque?, preguntó Minho.
Jisung asintió entusiasmado.
—Me encantaría.
Se terminaron sus cafés y se levantaron para ir al parque. El sol brillaba y el aire estaba lleno de vida. Minho y Jisung caminaban mano a mano, disfrutando del momento.
Mientras paseaban por el parque, Minho y Jisung se sentían relajados y felices. El sol brillaba sobre ellos, y el aire fresco llenaba sus pulmones. Se detuvieron en un banco y se sentaron, mirando el lago que se encontraba en el centro del parque.
—Me encanta este lugar, dijo Jisung, suspirando de felicidad.
—A mí también, dijo Minho, abrazándolo por los hombros. Es perfecto para pasar tiempo contigo.
Jisung se recostó en Minho y cerró los ojos, disfrutando del momento.
—Gracias por hoy, Minho, dijo Jisung, con la voz suave. Ha sido un día perfecto.
Minho sonrió y besó la frente de Jisung.
—Cualquier día contigo es perfecto, mi amor, dijo Minho.
De repente, un niño pequeño se acercó corriendo hacia ellos, riendo y gritando de emoción.
—Mamá, mamá, mira los patos, decía el niño, señalando hacia el lago.
Una mujer sonriente se acercó detrás del niño, disculpándose.
—Lo siento, están muy emocionados con los patos, dijo la mujer.
Minho y Jisung sonrieron y se rieron.
—No hay problema, dijo Minho. Es divertido verlo.
El niño se acercó a Minho y Jisung, mirándolos con curiosidad.
—¿Son ustedes amigos?, preguntó el niño.
Minho y Jisung se miraron y sonrieron.
—Sí, somos más que amigos, dijo Minho. Somos pareja.
El niño asintió, sin entender completamente, pero sonriendo.
—¡Genial!, dijo el niño. ¡Los patos están muy felices!
Y se corrió hacia el lago, riendo.
Minho y Jisung se rieron y se miraron.
—Es adorable, dijo Jisung.
—Sí, dijo Minho. Y nos recuerda que la felicidad es simple.
Minho se levantó del banco y tomó la mano de Jisung.
—¿Quieres un helado?, preguntó Minho, sonriendo.
Jisung se sorprendió y sonrió.
—¿Helado?, repitió Jisung. ¡Sí, por favor!
Minho se rió y lo llevó hacia la heladería artesanal que estaba en el parque. El cartel decía "Helados hechos con amor" y Jisung se emocionó solo de pensarlo.
Al llegar al puesto, Jisung se emocionó aún más al ver los distintos sabores que había. Miró los sabores clásicos como chocolate y vainilla, pero luego vio algo que lo hizo saltar de emoción.
—¡Chesse cake de fresa!, gritó Jisung, señalando el sabor.
Minho se rió y lo abrazó.
—¡Tu favorito!, dijo Minho. ¡Voy a pedir dos!
Jisung sonrió de oreja a oreja y se acercó al vendedor.
—¿Es casero?, preguntó Jisung.
El vendedor sonrió.
—Sí, señor. Todos nuestros helados son hechos con ingredientes frescos y amor.
Jisung se emocionó aún más y Minho pidió dos helados de chesse cake de fresa. Cuando les entregaron los helados, Jisung se lanzó a probarlo y cerró los ojos de placer.
—¡Esto es el cielo!, dijo Jisung.
Minho se rió y probó su helado.
—¡Es increíble!, dijo Minho. ¡Me encanta verte feliz!
Jisung sonrió y se acercó a Minho.
—Gracias por este día perfecto, dijo Jisung.
Minho sonrió y besó a Jisung.
—Cualquier día contigo es perfecto, mi amor.
Después de disfrutar de los helados, Minho y Jisung decidieron seguir explorando la hermosa isla de Jeju. Su próximo destino era la famosa cascada de Cheonjeyeon.
—¿Quieres caminar un rato?, preguntó Minho.
Jisung asintió entusiasmado.
—¡Sí! Quiero ver la cascada.
Caminaron mano a mano por el sendero que llevaba a la cascada. El paisaje era impresionante, con árboles verdes y flores de colores que rodeaban el camino.
Al llegar a la cascada, Jisung se quedó sin aliento.
—¡Es increíble!, dijo.
La cascada era majestuosa, con agua cristalina que caía desde una altura impresionante.
Minho sonrió y abrazó a Jisung.
—Me encanta verte feliz, dijo.
Jisung se recostó en Minho y miró la cascada.
—Este lugar es mágico, dijo.
Después de disfrutar de la cascada, Minho y Jisung decidieron visitar el jardín botánico de Jeju. El jardín era famoso por sus hermosas flores y plantas únicas.
Al entrar en el jardín, Jisung se emocionó.
—¡Mira! ¡Hay orquídeas!
Minho sonrió y siguió a Jisung por el jardín. Admiraron las flores y plantas, y se tomaron fotos juntos.
—¿Quieres ir a la playa ahora?, preguntó Minho.
Jisung asintió entusiasmado.
—¡Sí! Quiero ver el atardecer en la playa.
Minho sonrió y tomó la mano de Jisung.
—Vamos, dijo.
Y juntos, se dirigieron hacia la playa para disfrutar del atardecer.
Minho y Jisung llegaron a la playa de Hamdeok, una de las más hermosas de la isla de Jeju. El sol comenzaba a ponerse, pintando el cielo de colores cálidos.
—¡Es increíble!, dijo Jisung, mirando el mar.
Minho sonrió y abrazó a Jisung.
—Me encanta verte feliz, dijo.
Caminaron por la orilla del mar, sintiendo la arena suave bajo sus pies. El sonido de las olas era relajante.
Jisung se detuvo y miró a Minho.
—¿Quieres nadar conmigo?, preguntó.
Minho se rió.
—Claro que sí, dijo.
Se quitaron los zapatos y se adentraron en el agua. El mar estaba fresco, pero no frío. Nadaron un rato, disfrutando del momento.
Después de nadar, se sentaron en la orilla, mirando el atardecer.
—Me encanta este lugar, dijo Jisung.
Minho sonrió.
—Me encanta estar contigo, dijo.
Jisung se recostó en Minho.
—Te amo, dijo.
Minho besó su frente.
—Te amo también, dijo.
El sol se puso completamente, dejando un cielo estrellado. Minho y Jisung se quedaron sentados, disfrutando del momento.
—¿Quieres cenar en un restaurante cerca de la playa?, preguntó Minho.
Jisung asintió.
—Sí, me encantaría.
Y juntos, se levantaron y se dirigieron hacia el restaurante para disfrutar de una deliciosa cena juntos, su luna de miel en jeju apenas estába comenzando.
Que tal?
Espero y les este gustando.
Bye.
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