Capitulo 7: Hacia La Aventura.
—Maestra- —. El chico afeminado salió del templo de plata corriendo detrás de aquella castaña de bellos ojos verdes. Llevaba en sus manos algunos papeles y libros.
Ella se detuvo. —...Entonces es cierto...—. Dijo con una voz calmada pero neutra sabiendo lo que su alumno le iba a decir.
Respiró un par de veces algo agitado de correr aquel joven, solo levantó su vista a su maestra y asintió.
—Según nuestros espías...todas las razas tuvieron ese mismo sentimiento, hasta en Camelot—. Informó un poco serio sosteniendo un papel que era uno de los informes.
—...Ja—. Rió un poco aliviada. —Nunca pensé que ella de verdad volvería de esa manera...—. Se dió la vuelta mirando el templo de plata. —Despierta al Fénix, que le de una visita al líder del clan de las diosas—. Ordenó en un tono calmado pero serio volviéndose a dar la vuelta.
—Si, Maestra—. Hizo una reverencia mientras la contraria se retiraba del lugar.
La castaña seguía caminando, sus pies descalzos tocaban la tierra fría de la noche. Su caminar se detuvo en el momento en que llegó a las afueras de su reino mirando el cielo estrellado sintiendo como el aire frío movía sus cabellos.
En el templo de plata el chico subía con prisa la escaleras hasta llegar a una habitación de puertas de oro y Rubys formando un símbolo de fuego, abrió las puertas de inmediato encontrando con una ave dormida...pero no era una ave cualquiera, el ave tenía plumas como si fueran fuego, de colores rojizos, anaranjados y en las puntas amarillo.
Se acercó con calma y tranquilidad al ave después de dar un suspiro melancólico al recordar algo. Acarició suavemente las plumas del ave una vez cerca de ella, acercó sus labios carnosos hacia el ave.
—Despierta...—. Susurro en un tono de voz lleno de tranquilidad, aspirando paz pero también mostrando la necesidad de su ayuda.
Rápidamente el ave abrió sus ojos, un brillo feroz de fuego se mostró en ellos. Después de tantos siglos, el ave al fin había despertado.
Al levantarse amplio sus alas que de inmediato echaron chispas convirtiéndose en fuego, el chico corrió a la gran ventana de vidrios rojizos y amarillos que formaban el símbolo del fenix, la abrió.
El sonido del ave inundó el templo y salió del lugar por la ventana luciendo como una bolsa de fuego brillante que a lo lejos todos pensarian que era una estrella fugaz.
A las afueras de ese reino aun seguía la castaña mirando el cielo estrellado, reconoció al instante al ave al momento volar. El fenix fue hacia ella y se poso en sus manos, obviamente sería bien recibido por aquella mujer de semblante pacífico y hasta a veces neutro.
—Buscalos. El orden ha vuelto—. Susurro con tranquilidad al ave que respondió con un sonido algo fuerte pero ella siguió con su mismo semblante.
Una vez más emprendió vuelvo ahora sabiendo adonde debía ir por aquellas palabras que la mujer le dijo.
Ella solo miraba como el ave se iba, y susurro;
—...¿Que planeas esta vez...Gwen?.
..........
El fuerte frío hacia mover las hojas de los árboles, una mujer de aspecto músculoso y cabello corto que llegaba hasta sus hombros miraba el cielo sentada en una roca con su mano encima sonbre su pierna. Solo había silencio en el lugar...no se oía nada, ni siquiera los pequeños grillos.
De pronto el sonido de unos tacones chocando contra el suelo acercándose, aquella chica no reaccionó ante ese sonido...ella ya sabía de quien se trataba...
—¿Acaso sentiste eso?—. Sus pasos se detuvo, se cruzó los brazos mirando directo a la mujer de cabello corto que le daba la espalda.
—Si...—. No tardó en responder. —Fue un lindo sentimiento si te soy sincera—. Siguió mira do el cielo.
—Estas muy tranquila...no es normal de ti...—. Dió unos pasos más hasta sentarse en la roca al lado de ella. —¿Acaso ese sentimiento te afecto?—. Su voz sonaba burlona.
Ella no respondió, luego bajo la mirada. —No es eso...Isolde—. Miró a la chica de cabellos rosados.
—...¿Es aquella chica de tus sueños de nuevo?, Gawain—. Una mirada curiosa e interesada había en su cara ahora. Inclinó un poco su cuerpo apoyando sus manos atrás de la roca y cruzó la piernas.
—...Tal vez—. Bajo de nuevo la cabeza.
—Llevas creo UN año completo soñando con la misma chica, Gawain, ¿Y-.
—Un año con tres meses, una semana, dieciocho horas, treinta minutos, diez segundos y cinco microsegundos—. Corrigió Gawain dejando perpleja a Isolde.
—....—. Isolde miró perpleja a Gawain, no se sabía ni el nombre de su padre pero bien que si el tiempo con la que ha soñado con esa chica desconocida.
—Sucede algo?—. Arqueo la ceja confundida la contraria. —¿Quieres que te diga la cantidad de las noches?.
—No—. Dijo de inmediato. —Mejor ya déjalo así. ¿Y si tan solo es un simple sueño—. Sugirió con calma dejándose de inclinar.
—¿Un sueño que se repite todas las noches sin falta alguna donde la protagonista siempre es esa linda chica de cabellos rosados y unos lindos ojos miel?—. Arqueo la ceja mientras respondía lo dicho con una mirada que no se la creía nada y con su voz en tono irónico. —Si, Isolde, solo un simple sueño—. Rodó los ojos con una voz sarcástica y miraba el paisaje que tenía enfrente.
—Vale, vale, ya entendí—. Puso ambos pies en la roca apegandolos a ella abrazando su propias rodillas y poniendo su barbilla encima de sus brazos.
Hubo silencio por un par de momentos, al final, Isolde volvió hablar tras dar un largo suspiro.
—Voy a volver a la cueva a dormir—. Se levanta de la roca y se estira de los brazos. —¿Vendras?—. La miró.
—No...—. Responde de inmediato. —Aún no...—. Su mirada estaba calmada, muy tranquila a decir verdad.
—Si tu lo dices—. Se dio la vuelta para comenzar a avanzar. —Buenas noches, Gawain—. Dijo en un tono de voz tranquilo y medio neutro mientras se iba.
Gawain se quedó sola...volvió a mirar el cielo estrellado, el silenció volvió a reinar, invadió una vez más el lugar.
'¡Puedes contar conmigo para lo que sea!'. Recordó aquella chica, en sus sueños solo podía ver su cabello rosado, sus lindos ojos miel, sus labios y una flor azul en su cabello. Su nombre era desconocido para ella totalmente.
Pero...había algo que Gawain no le comentó a Isolde, y es que esa chica de sus sueños...era una hada.
Cuando Percival cayó muerto por su propia voluntad, un mes después comenzó a soñar con aquella hada, en cada sueño jamás se mostraba su rostro, solamente aquellos ojos miel que formaban parte de él. El sentimiento que le transmitía simpre era el mismo...confución. ¿Quién era aquella chica? ¿Por que siempre aparecía en sus sueños? ¿Que quería de ella? ¿Acaso ya se conocían?.
Eran un mar de preguntas las que se hacía a causa de esa chica misteriosa, a pesar de que no había visto sus rostro más que sus ojos, se le hacía...linda. No lo negaría, se le parecía muy linda aquella chica.
Gawain quería saber quién era, pero el cabello rosado era más o menos común, dudaba que fuera Isolde pues la chica de sus sueños era un hada e Isolde no era una humana, a parte, los ojos de la chica eran color miel e Isolde los tenía verdes por lo que no podía ser ella. Así que solo podía ser un hada, aún así sería difícil de encontrarla pues casi todas las hadas se encontraban con su líder; el Rey hada, y sería muy difícil entrar a su Reino pues necesitaba comer de una planta o pastilla para y eso, y era difícil de encontrar.
No olvidemos que en estos momentos estaba en guerra contra su Tío Arturo y no quería meter a esa dulce hada en esta guerra.
Varias se veces se preguntaba; ¿Como será esa dulce hada?, ¿Acaso será delicada? ¿Alegre? ¿Inocente? ¿Tranquila? O ¿Timida?, lo más seguro es que sea toda una dama tranquila y con elegancia.
—No tengo dudas, esa hada debe ser toda una dama elegante y de buenos modales—. Sonrió aún mirando el cielo estrellado.
.........
Tioreh dio un fuerte eructo que lleno por completo la habitación, tenía migajas de pan y manzanas de dulce en la boca, poseía una mala costumbre de eructar cada que terminaba la comida.
—¡Tioreh, por dios!, ¡Guarda tus modales!—. Regaño Sixtus a la última de sus hermanas. —No eres un cerdo.
—Perdón—. Dijo Tioreh apenada riendo nerviosa mientras se limpiaba con una cervilleta que Zilean le había dado. —Nasiens aún no ha despertado?—. Dijo ella preocupada por su hermana mayor.
Phao negó con la cabeza. —Solamente a despertado Percival, Nasiens aun sigue dormida—. Comentó mirando la puerta abierta del dormitorio de su hermana, alcanzó a ver como seguía en la cama mientras el jinete de la muerte estaba de rodillas al lado de la cama tomando la mano de su hermana mayor.
—Mhp, me sorprende que tu y Myrtus aun no le haya reclamado por tocarle la mano a Nasiens—. Dijo Tioreh a Sixtus en un tono curiosa y un poco sorprendida con sus pies algo cerca del suelo.
En la habitación, Nasiens aun se encontraba dormida, su mechón blanco creció un poco más sin que los presentes; Percival, Myrtus, Lancelot, Meliodas y Elizabeth se dieran cuenta.
Myrtus se encontraba hablando con Meliodas y Elizabeth al igual que Lancelot, Percival solo los escuchaba con su visita solo enfocada en la mano de Nasiens que sostenia.
Él había caído inconsciente hace una hora pero se había recuperado muy fácilmente. Cuando encontraron a Nasiens inconsciente en el bosque, no dudaron en ir a ayudarla, cargarla y llevarla al palacio, en el momento en que él había despertado, Donny y Anne estaban a su lado y le dijeron sobre Nasiens, de inmediato corrió a ir a verla.
—Nasiens...por favor, despierta—. Beso el peliverde la mano de la princesa con delicadeza y ternura con sus ojos el reflejo de la preocupación.
.........
La luz de la luna iluminaba cada espacio de la habitación de la ventana abierta. Ginebra estaba sentada en cama, viendo fijamente la Luna por su ventana, se levantó y camino directo a la ventana. Sintió al momento de posar sus manos en la ventana el frío aire de la noche de Camelot. El sentimiento de desconfianza e intranquilidad la invadían por completo.
Veía por la ventana como los caballeros de Arturo interrogaban algunos aldeanos a estas altas horas de la noche, las razones? Dos cosas; Uno, encontraron a Arturo inconciente, aunque que no tardo en despertar, y Dos, Arturo dio la orden de que interrogaran a los ciudadanos despiertos acerca de un 'extraño' sentimiento de paz.
Sin duda Arturo se estaba volviendo más loco de lo que ya estaba.
—Princesa Ginebra—. Al escuchar su nombre de la voz del chico de cabellos oscuros que había entrado, ella volteo.
—Que sucede?—. Se cruzó de brazos viendo algo molesta al chico. —¿Acaso no deje claro que solo deben salir si...?—. Se detuvo y abrió los ojos sorprendidas al darse cuenta de algo.
—...Por favor, ella otra vez esta mál—. Suplico entre angustia, seriedad y desesperación.
—Carajo...—. Maldijo en voz baja. —¡Carajo,Carajo,Carajo,Carajo!—. Rápidamente tomó un bolso con medicinas y salió de la habitación completamente apresurada. —¡¡QUE ALGUIEN TRAIGA AL IMBÉCIL DE DIODORA!!—. Cerró la puerta de golpe llevándose al chico del brazo.
............
Nasiens respiraba de forma fuerte, sintiendo un dolor en su pecho, el mechón blanco largo que tenía creció aún más. Estaba bañada más en sudor, sintiendo el dolor intecificar más y más mientras varios recuerdos pasaban por su mente, todos tratados de sus tiempos antiguos con Arturo de niña.
Cada vez más el dolor crecía, su cuerpo era un mar de sudor y gestos de dolor eran muy evidentes. Pudo comenzar a escuchar voces, voces que de alguna manera se le hacían familiar.
‹El tiempo se acaba....›
Aquella mujer de cabellos blancos se le hacia conocida, pero una sombra en sus ojos impedía verla por completo. ¿Acaso era Gwen?, esa antigua mujer que vio antes?.
‹Salva a Arturo...›
Varios recuerdos del Rey se Camelot llegaban a su mente de cuando cuidaba de ella de pequeña. Recordó cuando volvió a verlo por primera vez después de tanto tiempo.
De verdad...le costaba creer que el hombre que cuido de ella una vez es el Rey que quiere destruir a todas las razas para crear un mundo solo con humanos. Se negaba a creer que ese era el Arturo, que ese hombre que vio esa vez era el Arturo que ella conocía..., ¡Simplemente no podia ser él! ¡No quería creerlo, se negaba a creerlo!.
El Arturo que había conocido era un sol, siempre fue cuidadoso, amable, respetuoso, amoroso con ella, incluso era amable con Dolores que ¡es una GIGANTE! y se supone que Arturo odia a los no-humanos.
¿Donde quedó el Arturo que ella conocía? ¿Donde quedó el hombre de mirada gentil? ¿Donde quedó el hombre que mostraba un aura de paz y amabilidad? ¿Donde quedó el hombre de sueños y esperanzas? ¿Donde quedó el hombre que parecía un sol a donde sea que vaya?.
¿Donde estaba su Arturo...? ¿Donde estaba el Arturo que ella conocía...?.
Porque ese hombre que vio esa vez...no era su Arturo, no era ese hombre que le guardaba tanto aprecio por haberle cuidado y enseñado mucho de niña...
Nasiens no pudo soportarlo más, despertó bañada en sudor sentándose a la vez en la cama con la respiración demasiado agitada como si se le hubiese sido arrebata. El sudor caía de su cuerpo como si fuera una cascada, sus ojos estaban tratando enfocar la vista.
Ya era de día...
Percival la miraba sorprendido con la boca un poco abierta y una cuanta lágrimas en los ojos, aun seguía de rodillas ante la cama y en ningún momento soltó la mano de Nasiens..., el corazón del jinete latia de felicidad, una felicidad tan grande acompañada compañada de un gran alivió al ver que la princesa heredera de las hasta al fin había despertado.
—¡¡NASIENS!!—. Grito lanzándose a abrazar a la de ojos miel lleno de alegría, ni siquiera le dio tiempo de respirar a la híbrida. Abrazo con fuerza a la chica como si tuviera miedo de que al momento de soltera ella desapareciera como la neblina de la noche.
Él se encontraba feliz...pero ella no reaccionó. En vez de corresponder aquel abrazó como hubiera hecho antes, ella solo se mantenía quieta, como se estubiera congelada, como si fuera una estatua de hielo.
—¡¡Hermana!!—. Tioreh, Xana, Berther, Zilean, Fao y Myrtus entraron a la habitación en cuanto escucharon el grito de Percival.
—Es una alegría, esta bien...—. Dijo Sixtus suspirando de alivio mirando a su hermano mayor en la cama siendo abrazada por el jinete pero sin corresponderle aún.
—¡Nasiens, nos tenías preocupados!—. Dijeron al mismo tiempo Myrtus y Tioreh acercándose a ella.
—Al fin despertó la bella durmiente...—. Suspiro aliviado con una sonrisa Donny mientras entraba junto con Anne quién le dió un codazo en el vientre para que se callara.
Apesar de todas las palabras que le decían, ella seguía sin responder o tener algún tipo de reacción ante eso. Parecía una estatua...
—...Arturo...—. Por fin Nasiens había dicho algo, pero el nombre que pronunció dejó la habitación en silenció.
Percival abrió los ojos en shock, todos los demás miraron a Nasiens con confunción, ¿por que dije ese nombre? El nombre del rey de Camelot.
El jinete tomó de los hombros a Nasiens y la apartó un poco pero nunca la soltó.
—...Nasiens?—. Dijo él preocupado por su amiga.
Lágrimas cayeron de los bellos ojos brillantes de la oji-miel mojando la manos delicadas de la chica, una tristeza la había invadido, una tristeza que se debía a lo que recordo de Arturo, los sollozos empezaron a salir de ella, sus lágrimas caian tan rápido deslizándose por sus mejillas para caer en sus manos.
Tanto sus hermanos y amigos estaban confundidos...¿que le pasaba?, ¿por que Nasiens estaba llorando?, ¿por que dijo el nombre del Rey de Camelot?.
—Nasiens, ¿por que lloras?—. Dijo Percival mirando con preocupación y confusión a la princesa.
Sollozos. —E-Ese ho-hombre...—. Tartamudeo ella comenzando a temblar y abrazarse a sí misma recordando de nuevo los momentos que pasó con Arturo en su infancia.
Percival se alarmó a ver a Nasiens así, su corazón le dolía al verla así, no quería ver a su hada así. Nasiens mencionó a un hombre...¿acaso ese hombre y Arturo estaban relacionados para que Nasiens actuara de esa manera?, ¿acaso ese hombre fue el causante de que Nasiens haya sido encontrada inconciente?.
De tan solo pensar que su Nasiens fue lastimada y tocada por otro hombre, y que Arturo tenía que ver en eso, su sangre hervía como nunca, el enojó y la irá lo empezaron a invadir. ¿Como pudieron atraverse hacerle daño a Nasiens?.
No cabe duda..., él mataria al Rey Arturo....
Donny y Anne se alejaron un poco de Percival, pues eran los que estaban más cerca de él pero sintieron el aura de ira que inmanaba asi que prefieron alejarse.
Los hermanos de Nasiens se encontraban confundidos y preocupados por ella al verla así, no les gustaba ver a su hermana llorar. Myrtus se acercó para poder decir algo pero fue detenido ante las palabras que su hermana había dicho.
—Ese hombre no es mi Arturo!—. Finalizó de decir Nasiens entre sollozos.
La ira de Percival se desvaneció, en su lugar quedó completamente confundido, perplejo y con una lijera molestia en su corazón.
Anne y Donny se miraron confundidos, Zilean, Phao, Xana, Berther y Tioreh estaban confundidos, y Myrtus y Sixtus arquearon la ceja sabiendo a quien se referian.
—Percival...*Sniff*—. Nasiens seguía sollozando con los brazos del nombrando envolviendo la en un abrazo protector y pegada a su pecho. —Por favor...debes creerme...—. Tembló aún más recordando al Arturo que ella vio antes al actual. —Ese...ese no es Arturo...—. Se apegó a su pecho entre lágrimas.
Todos solo guardián silencio ante lo que ella decía, algunos confundidos, otros perplejos pero el único que sentía molestia en su corazón, era Percival.
Afuera de la habitación se encontraban tanto Meliodas, Elizabeth y Gowther mirando eso. Los Reyes tenía una mirada que albergaba esperanza pero también triste, mientras Gowther su mirada seria pero también algo con esperanza.
Ellos pensaban que ese Arturo de alma pura e inocente ya no estaba, que simplemente ya había dejado de existir, pero...ahora tenían tal vez una prueba de que Arturo seguía ahí, y al parecer esa prueba era la misma Nasiens.
—Por su ritmo cardíaco y sus temblores, puedo confirmar que la princesa Nasiens tiene miedo de que el Rey Arturo sea lastimado, y por su intensa reacción, es fácil adivinar que tiene un vínculo con ella—. Fue lo que dijo Gowther viendo a la oji-miel mientras se acomodaba sus lentes examinando desde donde estaba la reacción, acciones y emociones de Nasiens que seguía llorando en brazos de Percival con todos los demás príncipes hada-gigante alrededor suyo tratando de consolar a su hermana.
—Pero se supone que Arturo odia todo aquel que no sea humano...—. Comentó confundida Elizabeth, no quería hacerse ilusiones, Arturo era un gran amigo para ella pero después de que lastimó a Tristán sabía que ese ya no era el Arturo que conoció. —Nasiens es una híbrida, mitad hada y gigante, ¿Como pudo formar ella un vínculo con él?.
—Sin olvidar que Nasiens fue secuestrada desde bebé—. Ahora habló Meliodas cruzándose de brazos. —aunque haya sido creo que criado por uno o unos humanos, y se haya topado por casualidad con Arturo, él sabría que es híbrida—. Miró a Gowther esperando una explicación a eso.
El pecado de la lujuria se quedó pensativo al oir eso, llevo su mano derecha al mentón, como si estuviera empezando a recordar algo y de la nada fruncio el ceño cuando tuvo una teoría de lo que causó ese vínculo de Nasiens y Arturo, pero...no podía ser posible...verdad...?.
........
Una paloma blanca se poso en el dedo índice de Lancelot, quién la recibió con todo gusto y calma para tomar el papel atado a su pierna y después dejar ir a la paloma que no dudó irse de ahí.
El príncipe abrió el papel y leyó lo que contenía, eso solo causó una mirada de enojó.
—Maldita sea, Maestra Jerico—. Susurro con irritación y enojó el Rubio a la vez que se pegaba específicamente en la frente.
.........
Era ya aproximadamente el medio día, y Nasiens no perdió ningún tiempo para levantarse de la cama y empezarse a preparar para su viaje con el entrenamientos de los druidas, por más que Percival, sus amigos y hermanos trataron de convencerla que debía descansar un poco más, ella se negó y se preparó para el viaje.
Ahora estaban recibiendo las despedidas por los Reyes de liones que les deseaban suerte en su entrenamiento.
Myrtus se estaba asegurando de que todos sus hermanos estén, incluso tenía una lista donde ponía una política al lado de los nombres cuando verificaba si su hermano o hermana estaba presente o no, eso causó que todo los menores tomaran asiento en el suelo sabiendo que esto iba a tomar unos minutos ya que incluso Myrtus preguntaba si no se les olvidaba algo.
Donny quería acercase a Berther pero de seguro Myrtus y Sixtus lo mandarian a volar si interrumpiera lo que estaban haciendo. Lancelot estaba hablando un poco con Meliodas y Elizabeth antes de irse.
Nasiens notó como Percival y Anne estaban hablando, dejó salir un largo suspiro al ver eso...lo mejor sería olvidarse de Percival por ahora...
Justo en estos momentos había alguien más que necesitaba de ella, alguien a quién no podía abandonar y creer que ese hombre que vio cuando atacó a Liones era su yo verdadero.
Por más que...le doliera olvidarse de Percival por un tiempo...Arturo debía ser su prioridad....
Esta nueva aventura...debe ser para solo volverse fuerte y...salvar a Arturo...
.........
En la habitación del rey de Camelot, el sol entraba por la ventana abierta cayendo en el cuerpo del rey que se encontraba durmiendo en su cama.
Al lado de él, la misma princesa Ginebra se encontraba a su lado mirándole con seriedad.
—...No tienes remedio...—. Susurro ella cruzada de brazos mirando con molestia al rey para mirar la ventana. —...Cada vez...se acerca más ese día, no?—. Fue acercándose a la vetana poco a poco. —El día en que...tú-.
Lo último que dijo fue lo que causó que los ojos de Arturo se abrieran más rápido que la misma luz.
♥ Autora:
Lamento mucho el retraso pero ya logré subir el capítulo.
Solamente puedo agradecer la paciencia que tuvieron para esperar este capítulo y el apoyo que recibió el fanfic, de verdad, muchas gracias.
Quiero decir unas cuantas cositas sobre el fanfic:
• Por si se lo preguntaban, sip, los hijos de King y Diane van a tener pareja a excepción de Phao ya que no se me ocurrió nadie para ella/él.
• Va a ver dos finales. Un final es el final canon del fanfic y el otro es un final alternativo.
Bueno, eso es todo lo que pensaba decir. Gracias por haber leído, me despido. Adiós!.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro