Le di mi pelo al hombre y seguí caminando, pensando que al menos alguien más podría disfrutar de mis desastrosas decisiones capilares. Me hice algunas fotos para que, cuando volviera a casa con WiFi, pudiera subirlas a Instagram y ver cuántos "me gusta" conseguía con mi nueva apariencia de "estilo salvaje".

De repente, a lo lejos vi una casa de ensueño, acristalada pero tan diminuta que parecía haber salido de una versión reducida de "Teletubies". 

Corrí hacia allí, preguntándome si el arquitecto había confundido las medidas de la casa con las de una pecera, pero al entrar me quedé impresionada. Había 7 camas pequeñísimas y 7 espacios gamers con sillas del Ikea para niños, lo que me hizo preguntarme si los habitantes eran un grupo de enanos amantes de los videojuegos o simplemente unos hipsters con un sentido del humor muy particular.

Abrí el armario y casi lloré al ver la horrible ropa.

 - ¿¡ pero!? Esto parece seleccionado por un espantapájaros que acababa de salir de una máquina del tiempo desde 2011.

Después de mi horrible día, decidí que echarme una siesta no me vendría nada mal. Así que junté las 7 camas enanas y me tumbé, preguntándome si me despertaría como la bella durmiente o simplemente con dolor de espalda.

A la media hora escuché un sonido que venia de la entrada, pero me dio igual y volví a cerrar los ojos, pensando que quizás los enanitos modernos habían vuelto de su expedición a la tienda de ropa vintage.