Gatas y pelirrojas malhumoradas.
soy consciente que este fandom está más muerto que mis ganas de hacer tareas, y que esta es la trama de "¡peleas Felinas!"
pero aquí me tienen, adaptando mi propio fic a este ship que fue de mis confort alguna vez :')
disfruten! 💕
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Hay cierta gracia en su forma de caminar tan refinada, en la forma de abrir la puerta con cautela y recelo del ruido. No gusta de molestar a los vecinos, naturalmente.
La puerta es abierta y deja a la vista una atractiva silueta femenina, recta y organizada.
Nathalie se mete con paz al departamento y cierra la puerta tras de sí con llave. Se sorprende de no hallar un desastre visible en el living-comedor, debería tenerle un poco más de fe a su novia de vez en cuando.
—¡Llegué! —exclama. Y no recibe pronta respuesta a su llamado.
De todos modos, no busca un por qué. Deja la mochila en la mesa redonda y se dedica a revisar las notificaciones en su celular, pues se mantuvo ignorándolo desde que salió del trabajo. Piensa en si tomar una ducha o comer primero, o quizás tener una pequeña siesta, o mirar la televisión. ¡Todo suena tan bien! Mas no tiene oportunidad de decidir en ese instante.
Siente pasitos apresurados a su espalda y como varios vellitos se frotan por sus piernas, dándole cosquillas, enredándose descaradamente con ella y ella sonríe, bajando la mirada para agacharse y levantar a la felina.
—Hey, hermosa —habla, mirando directo a esos ojazos azules—. ¿Dónde está tu otra mamá?
Y como si la hubieran invocado, una somnolienta mujer aparece por el umbral de la puerta, desperezándose con el ceño fruncido. Su apariencia desaliñada, de musculosa y shorts negros arrugados, y el pelo irremediablemente revuelto; delatan que estuvo durmiendo algunos segundos atrás.
Entonces Nath se acerca a ella, sin soltar al animal recostado entre sus brazos y con una mueca de gracia en el rostro.
—Buenas tardes, amor —dice, acariciando el pelaje de su gata—. Ella te ganó esta vez.
—Aish, hola —responde, viendo al animal con desagrado. Recordando el indirecto y constante conflicto que tiene por el amor de Nath... contra una felino.
—Cassy, la vas a ojeaaar —canturrea, dándole la espalda a la pelirroja—. Es una bebé, ¿quién es una hermosa bebé? Tú lo eres, sí, tú lo eres.
La rubia comienza a darle mimos a su gata y Cassidy se cruza de brazos, ofendida por el descaro.
Rayos y centellas y cómo sea que Lyss insultaría en este momento, ¡es una injusticia, ella llegó primero hace más de siete años! Incluso se conocen de pequeñas, pero no-. La más baja parecía preferir a Blanca.
Maldice el día en el que aceptó traer a la animalito de la ojimiel porque las "uniría más como pareja". Y recontra putea porque Nathalie haya elegido tener a la gata más pasivo agresiva del mundo.
—Tomaré una ducha —avisa la rubia, bajando al animal de sus brazos—. No se maten, porfa. No tardaré mucho.
Pero ambas saben que las duchas de Nath duran horas, como también Cassidy sabe que si saca a la felino de su camino, la rubia no se lo perdonaría nunca. Y se prepara para el siguiente lid indirecto.
+
La rubia sale del baño con su pijama ya puesta, pese a apenas ser las siete de la tarde, y el pelo medio húmedo atado en una coleta para que no le estorbe.
Camina hasta su pieza con pereza.
Y apenas cruza el umbral de su habitación, donde se disponía a descansar un poco por el pesado día laboral, escucha pasos corriendo. Ríe, mientras se recuesta en la cama, al ver como sus dos peleoneras entran apresuradas al lugar, casi patinándose por el suelo.
Pero Cassy, con un movimiento bien pensado, agarra y empuja al animal lejos (pero no lo suficiente como para dañarle, agradeciendo que los gatos caen de pie) y se tira sobre la cama.
Luego, procede a acomodarse sobre el pecho de la rubia, ocultando su sonrojo y refregándose en el seno de su novia. Musita un "Gané yo, dame mimos", victoriosa.
—Pero, Cass, amor, hay que cenar...
—Luego podremos comer.
—No extendí la toalla...
—Luego podemos comprar otras.
—Pero debería secar mi cabello...
—Luego podemos secarnos —Escucha una carcajada de parte de la rubia—. Silencio, quiero que me des lo que me merezco.
Nathalie vuelve a reír y le hace piojito a la invicta pelirroja. Y la indiferente gata, que cobraría venganza orinando sobre la ropa de Cassidy cuando esta se descuide en algún momento, se acuesta a los pies del colchón para descansar.
Blanca esperará a que se haga otro día para competir contra la teñida y ganar más terreno en el corazón de Nath por comida. Ajá, comida, porque no le interesa los cariños de la ojimiel. Para nada.
- adaptar esto fue divertido jsjs
¡lectura acabada, gracias por leer!
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