47. Dear Adela
Después de ser condenado a ocho años de prisión por cargo de homicidio involuntario, me trasladaron a la prisión estatal, no sin antes llevarme gritos y palabras amargas de tu parte. Estabas dolida y lo entendía, también entendía que estabas comenzando a odiarme.
Aún recuerdo cuando pretendíamos ser felices, perdidos en el otro. Ahora todo eso son memorias.
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