Blame - Calvin Harris, John Newman

"Ah..." jadeó un chico de cabellera azabache haciendo su cabeza hacia atrás, encima de una de las almohadas de su habitación mientras se aferraba a las blancas sábanas debajo de él.

Su esposo se había ido en un viaje de negocios a China, por lo cual no tenía que contener sus gemidos mientras estaba atento a todos los sonidos por si llegaba de improviso a causa de su desordenado horario de trabajo.

Nadie le podía echar la culpa de nada si él no estaba. JungKook no lo estaba engañando, fue culpa de la candente noche y el vehemente deseo carnal que causaba.

Ese día, en esa noche no tenía a nadie a su lado en la cama que se sentía tan helada en medio del solitario cuarto que compartía con su esposo. No podía dormir, sentía el insomnio regresar a él.

¡Agh! Él aún era joven.

La ciudad de Seúl, Gangnam principalmente a esas tardías horas estaba llena de vida.

Su esposo tenía dinero, y JungKook era feliz de disponer de el.

Así que, decidido a divertirse y salir de la aburrida rutina después de no haberlo hecho por años, JungKook tomó una ducha con pétalos de rosas y dulces esencias corporales que se impregnaron en su piel logrando humectarla y hacerla más suave. De su armario repleto de trajes y pijamas eligió las prendas que no exactamente se las había reglado su esposo, discernían del estilo formal que JungKook solía portar y por lo mismo se mantenían guardadas en el fondo.

Ropa ceñida a su delicada y fina figura, de un elegante color negro, con transparencias y rasgaduras que dejaban a la vista partes de su lechosa piel, JungKook se veía tan diferente y le encantaba. Se veía un par de años más joven, tal vez, y esa ropa le quedaba perfecta. En definitiva, él tenía un muy buen gusto en ropa.

De su mano retiró quitó su anillo de matrimonio para de usar un par más delgados de oro negro y blanco, y de su cuello quitó la cadena de oro, que recibió de parte su esposo cuando aceptó ser su pareja, por una gargantilla negra con topacios como el color de sus ojos. Su rostro fue cubierto por un poco de maquillaje de forma natural, sus labios resaltaban con un color cereza y sus ojos tenían sombras levemente obscuras.

JungKook una vez que salió de su casa y llegó a su destino, ingresó al lujoso bar que frecuentaba en su adolescencia. Y a pesar de los años de más que tenía encima, fue apreciado nuevamente como un rey del deseo, un dios del erotismo... Un ángel caído.

El atractivo maduro que consiguió gracias a tener casi 35 años de edad contrastaba de manera excelente con lo delicado de sus facciones, las que en conjunto hacían de Jeon JungKook el hijo de Afrodita y Eros.

Una vez con su presencia dentro del bar, casi todo el lugar quedó en completo silencio, de no ser por la música reproducida en los parlantes y las personas ebrias que bailaban en la pista de baile. Mientras la gente del club observaba a JungKook parecía que ni respiraban al apreciarlo, nadie se atrevió a acercarse a él, únicamente lo apreciaban de lejos, como si tuvieran miedo a perturbar su etérea persona y causar su ida del lugar.

Las luces de colores traspasaban su ligera  ropa, dejando a la vista la silueta de su cuerpo, definida cintura y caderas estrechas. Sus gruesos muslos se veían mejor con la luces remarcándolos.

Su caminar hacia la barra fue delicado y seductor. Uno, dos, cuatro, diez; los tragos que le invitaban desconocidos no dejaban de llegar a su lugar. Y no sabía cuánto alcohol llevaba en su sistema, pero no le afectaba en lo más mínimo, JungKook era un buen bebedor después de todo.

La casa invita, Park" un susurró se oyó detrás de él y un vaso con whisky se colocó delante de sus ojos.

"Mmm... Se me apetece otra cosa, ¿Me podría dar lo que deseo? " dijo recargando su espada en el firme pecho, del cual ya sabía quién era dueño por el característico tono grave de voz y el aroma del perfume.

"¿Cómo qué? " un caliente aliento y una mordida en su lóbulo vino junto con la absurda pregunta.

"Una noche de diversión" rió cerrando sus ojos, tomándose de una todo el whisky, para voltear y empujar el moreno rostro que estaba detrás de él hacia sí mismo, iniciando un beso con delicioso sabor.

"Ah.. " jadeó jalando los cabellos rubios con una mano mientras que con la otra arañaba una espalda morena ", TaeHyung..."

"¿Mm?" el mencionado murmuró sacando su rostro de entre las piernas del azabache para observarlo con una sonrisa.

"JiMin me engaña con ¡ah-"

"Tú haces lo mismo, cariño" mordió un rosado pezón para lamer su contorno, jugando con la sensibilidad del contrario. "Ambos hacemos lo mismo" aclaró ", ambos engañamos a mi mejor amigo, Park JungKook."

TaeHyung sonrió comenzando otro beso mientras se adentraba en el hermoso cuerpo debajo de él, iniciando otra noche. Noche la cual era la culpable de que Park JungKook engañara a Park JiMin con Kim TaeHyung, y Park JiMin engañara a Jeon JungKook con Kim NamJoon.

Ah... las cosas que causa la noche.

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