baby come home ✰ kariselle/audiz.
Advertencia: Si no sientes comodidad con contenido explícito de naturaleza sexual, con lenguaje fuerte y temática homosexual, te invito cordialmente a omitirlo y no prestarle atención. No es necesario perjudicar el esfuerzo de quien escribe, traduce o adapta con reportes que le puedan borrar la historia o eliminar la cuenta. Ten en cuenta que esto es pura ficción y su objetivo es proporcionar entretenimiento.
Contenido sexual explícito.
Lenguaje explicito.
Versatilidad.
Reference Song: TUYA - ROSALÍA.
original: © ShakeXtar
Aeri y Jimin compartían un apacible desayuno en la acogedora cocina de su apartamento antes de que Jimin partiera a su trabajo en el bar/restaurante más concurrido de la ciudad. El aroma tentador de los panqueques recién hechos llenaba la habitación mientras ambas novias charlaban.
──Mmm, entonces, ¿a qué hora llegarás hoy? ──preguntó Aeri con curiosidad mientras disfrutaba de cada bocado de sus panqueques.
Jimin sonrió mientras saboreaba su propio desayuno y respondió:
──Hoy será un día tranquilo, creo que volveré temprano ──Aeri encontró consuelo en esas palabras, apreciando la perspectiva de pasar más tiempo juntas.
La ilusión en los ojos de Aeri era palpable cuando preguntó:
──Así que... ¿Podemos ver una película cuando regreses? ──Jimin asintió con cariño y le dio un tierno beso en los labios, haciendo que la sonrisa de Aeri se hiciera aún más grande.
──Claro que sí, mi amor ──respondió Jimin. Aeri continuó emocionada:
──Va a ser perfecto. Haré palomitas y prepararé tu batido favorito. Veremos Ratatouille y quizás luego veamos Superbad, Yuji, te va a encantar ──Jimin sintió un profundo amor por Aeri en ese momento y su sonrisa se amplió aún más. Aeri adoraba pasar tiempo con Karina, disfrutaba de su compañía en cada momento, e incluso cuando trabajaba desde casa, siempre buscaba cercanía y afecto de su novia.
── Lo será, cariño ──dijo Jimin mientras disfrutaba de otro bocado de los deliciosos panqueques que Aeri había preparado. Luego, con una expresión de deleite, añadió: ── Por cierto, esto está malditamente delicioso, ¿qué le pusiste esta vez?.
Con una sonrisa traviesa, Giselle respondió:
──Usé crema en vez de leche ──Jimin cerró los ojos de placer mientras continuaba comiendo. Sabía que Aeri siempre la consentía con los mejores desayunos antes de ir a trabajar.
──Maldita sea, voy a tener que comprarte un anillo después de esto, Gigi ──bromeó Jimin mientras probaba la mermelada de fresa──. Está delicioso, amor, gracias ──añadió con gratitud. Se inclinó para darle un rápido beso en los labios, pero Aeri la retuvo y su beso se volvió más apasionado. Sus lenguas se entrelazaron mientras saboreaban la mermelada de fresa y el amor que compartían.
Sin embargo, Yoo sabía que tenía que poner fin al beso antes de que se hiciera demasiado intenso y la hiciera llegar tarde al trabajo. Con una sonrisa juguetona, se separó y dijo:
──Debo irme, cariño, o llegaré tarde ──Aeri asintió con complicidad, sabiendo que había disfrutado de cada momento juntas esa mañana y que aún tenían mucho más por vivir cuando Jimin regresara de su trabajo.
──Hasta la noche, mi amor ──dijo Karina con una sonrisa, mientras se levantaba de la mesa, recogía sus pertenencias y dejaba un dulce beso en los labios de Aeri. La pelirosa le devolvió la sonrisa y acarició su mejilla con ternura antes de dejarla ir. Era un ritual que compartían todas las mañanas antes de que Jimin partiera hacia su agitado trabajo.
Giselle observó a Jimin mientras salía de la cocina, su figura grácil desapareciendo lentamente por la puerta. Admiraba la dedicación y el esfuerzo que su novia ponía en su trabajo, y siempre esperaba con ansias su regreso a casa por la noche.
Una vez que Jimin se fue, Aeri se levantó de la mesa y se dirigió a su escritorio. Allí, se sentó frente a su ordenador, lista para sumergirse en su trabajo. Trabajando desde casa, Giselle se concentraba en sus tareas con determinación, pero siempre con la mente en su novia. Durante el día, los mensajes y llamadas de Jimin la mantenían motivada, y el pensamiento de la película que planeaban ver juntas esa noche la hacía sonreír.
En la tarde, Jimin se encontraba junto a Minjeong en la frenética cocina del restaurante. Ambas trabajaban como ayudantes de cocina para el equipo de chefs, un papel crucial debido a la constante afluencia de clientes que llenaban el lugar. Las horas pasaban rápidamente entre la preparación de ingredientes, las órdenes apresuradas y el estruendo de los utensilios de cocina.
Finalmente, llegó el ansiado momento de su merecido descanso. Jimin y Minjeong se dirigieron a una mesa en la zona de empleados, donde pudieron relajarse y recargar energías. Se sentaron, ordenaron unos refrescos y compartieron anécdotas de las situaciones inusuales que habían presenciado durante su turno en el bar.
──Dios mío, no puedo creerlo ──exclamó Minjeong mientras reía a carcajadas, compartiendo una mirada de asombro con Jimin──. Ese tipo prácticamente bañó el vaso con su vómito, ¡y la chica simplemente lo tomó!
Yoo se unió a las risas, asintiendo con incredulidad.
──Te lo juro, fue algo fuera de este mundo. La tipa tomó ese vaso y prácticamente lo tragó casi todo.
Minjeong arqueó una ceja, curiosa.
──Pero, ¿cómo no se dio cuenta?
Jimin se encogió de hombros, todavía divirtiéndose con la situación.
──Al parecer, la chica también estaba en un estado bastante lamentable. Cuando probó el cóctel, se dio cuenta del horror que había ocurrido y también terminó vomitando.
Minjeong hizo una mueca de asco mientras imaginaba la escena.
──Demonios, no puedo creer que me perdí ese espectáculo.
Las dos amigas rieron a carcajadas, compartiendo anécdotas absurdas y divertidas de su vida en el establecimiento. A pesar de las largas jornadas de trabajo y las situaciones inusuales, su espíritu positivo y su buen sentido del humor siempre las mantenían con una sonrisa en el rostro.
Ambas chicas continuaron su conversación animada hasta que fueron interrumpidas por la figura del dueño del lugar y su jefe, Min-jun, quien se acercó a ellas con una expresión seria.
──Hola, chicas, ¿todo en orden? ──preguntó Min-jun con una mirada escrutadora mientras evaluaba la situación en la cocina.
Karina, siempre proactiva, se adelantó y respondió:
──Todo bien, Min. Ya pronto volveremos al trabajo ──Sabía que las tareas en la cocina no esperarían mucho más, pero antes de que las mandara de vuelta a sus responsabilidades, Min-jun tenía algo importante que comunicarles.
──No vine a eso ──dijo Min-jun con un tono serio──. Vine a decirles que esta noche llegarán unos clientes muy importantes, unos empresarios de Las Vegas. Quiero que den lo mejor de ustedes esta noche.
La sorpresa se dibujó en los rostros de Jimin y Minjeong. Karina rompió el breve silencio preguntando:
──¿Por qué tan preocupado, Min?
Min-jun suspiró, consciente de que debía explicar la situación con franqueza.
──Esos tipos son unos borrachos exigentes. Traen consigo grandes oportunidades para el negocio, pero solo si los impresionamos y les damos el mejor servicio.
Ambas chicas asintieron con determinación, entendiendo la importancia de la situación.
──Perfecto, entonces de vuelta al trabajo ──declaró Minjeong mientras se ponía de pie, lista para enfrentar el desafío que se les avecinaba.
Con una última mirada seria, Min-jun se retiró de la zona de empleados y dejó a las dos amigas preparándose para la noche que se avecinaba. Con un sentido de propósito renovado, Jimin y Minjeong regresaron a sus responsabilidades en la cocina, dispuestas a dar lo mejor de sí mismas para impresionar a los clientes importantes que llegarían esa noche.
Eran las una de la mañana y Aeri se encontraba sola en el sofá de su acogedor apartamento, con la pantalla de la televisión aún iluminada mientras terminaba de ver "Ratatouille". Sus sentimientos de molestia y decepción la envolvían, ya que Jimin no había regresado a casa a la hora que había prometido una vez más.
Aeri sintió la necesidad de buscar consuelo en su celular y, con un toque de ansiedad, lo tomó para verificar si había algún mensaje de Jimin, pero para su decepción, la bandeja de entrada estaba vacía. Fue entonces cuando notó una notificación de Instagram que le llamó la atención. Karina había subido una historia a su cuenta.
Con curiosidad y un nudo en el estómago, Giselle abrió la historia. El corto video reveló a Jimin con una sonrisa radiante, mostrando sus habilidades de flair bartending, haciendo malabares con botellas y sirviendo cócteles para un grupo de hombres vestidos con trajes. La escena era colorida y llena de actividad, pero para Aeri, la sonrisa de Karina parecía un contraste con la angustia que ella estaba experimentando en ese momento. La pregunta que rondaba en su mente era por qué Jimin estaba en ese lugar, haciendo tales actividades, mientras Aeri se encontraba esperándola y preocupada en casa. La distancia emocional entre ellas parecía aumentar con cada segundo que pasaba.
Aeri estaba decidida a encontrar un equilibrio entre sus propias necesidades emocionales y el ferviente deseo de Jimin de seguir persiguiendo su pasión como barista profesional.
Con calma, Aeri agarró su teléfono y comenzó a redactar un mensaje de texto a Jimin. Quería expresar sus sentimientos de preocupación y frustración sin caer en el reproche o la confrontación.
Aeri
Hola, Rina
Dijiste que volverías temprano a casa :(
Giselle volvió su atención a la pantalla de la televisión, intentando distraerse con la película mientras esperaba una respuesta de Jimin.
Entonces, de repente, el teléfono de Aeri vibró y una notificación de mensaje de texto apareció en la pantalla. Con rapidez, desvió la mirada hacia su teléfono y vio con sorpresa que Jimin había contestado de inmediato.
Karina
Mi vida
Lo sé, lo siento
Vinieron unos colegas de Min y se han quedado hasta tarde
Lamento no avisarte, apenas he podido ir al baño
He estado muy ocupada
Aeri
Entiendo
Karina
No te enojes, mi amor
Pronto volveré a casa, no queda mucho para que se vayan
Aeri
Bueno
Karina
Estaré ahí pronto, no te duermas
Media hora más tarde, Jimin llegó al apartamento exhausta. Al entrar, notó la ausencia de su novia en la sala de estar; la televisión estaba apagada y todo parecía estar en perfecto orden. Dejó sus cosas en la mesita de la entrada y comenzó a buscar a Aeri con la mirada hasta que finalmente la encontró en la cocina.
Giselle estaba lavando los platos en un silencio absoluto. Jimin se acercó a ella, haciendo todo lo posible por llamar su atención y confirmar sus sospechas: Aeri la estaba ignorando. Observó cómo su novia lavaba el bol en el que solían poner las palomitas cuando veían películas, pero Aeri seguía sin girarse ni decir una palabra.
Karina se aproximó aún más y rodeó la espalda de Aeri con un dulce abrazo, apoyando su cabeza en la espalda de su amada y envolviendo sus brazos alrededor de su cintura. Aeri simplemente suspiró, pero no hizo ningún comentario.
── Lo siento mucho ──apenas murmuró Karina. Aeri permaneció en silencio──. Ya estoy aquí, estoy en casa, mi amor ──añadió Jimin, tratando de mostrar cariño y preocupación genuina. A pesar de su plan de mostrarse molesta, Giselle no pudo evitar que su corazón diera un vuelco al escuchar esas palabras, pero mantuvo su postura.
── Como sea ──dijo Uchinaga, moviéndose un poco para intentar zafarse del abrazo de Jimin, pero esta no la dejó.
── De verdad, no fue mi intención dejarte plantada ── continuó Jimin con sinceridad──. Es que tantas cosas me distrajeron y tuve que encargarme de muchas cosas hoy. Lo siento mucho ──sus palabras estaban llenas de genuino arrepentimiento, y Yoo esperaba que su novia pudiera perdonarla.
Aeri sintió una pequeña oleada de triunfo recorriendo su interior. Su estrategia de actuar molesta estaba dando sus frutos, y parecía que estaba a punto de alcanzar su objetivo. Manteniendo la calma, sin siquiera girarse para enfrentar a Jimin, pronunció sus palabras con un tono de voz tranquilo y controlado.
── Te perdonaría si te quitaras esa ropa ──murmuró Aeri. Sus palabras saliendo como un anzuelo, diseñado para provocar una reacción.
Jimin entendió de inmediato las intenciones de su novia y decidió seguirle el juego.
── Si así vamos a jugar, entonces espérame en la cama, cariño ──dijo con voz melosa, aún abrazada a Aeri. El juego de seducción entre ambas estaba lejos de terminar, y ambas parecían dispuestas a disfrutarlo al máximo.
Giselle finalmente giró para encontrarse con la mirada intensa de Jimin, quien la contemplaba como si fuera la piedra más preciosa en todo el universo. Un cálido y tierno beso de Jimin aterrizó en la mejilla de Aeri, mientras sus manos agarraban sus brazos, aplicando una presión firme pero amorosa.
El contacto y la mirada de Karina hicieron que Aeri se sintiera especial y deseada, como si fuera la única persona en el mundo que importaba en ese momento. Su corazón latía con fuerza mientras Jimin pronunciaba sus siguientes palabras con un tono ronco y seductor.
── Voy a ducharme, espérame desnuda ──susurró.
Cuando Aeri termina de lavar los trastes se dirige hacia la habitación que comparte con Jimin, con cuidado se quita los vaqueros, la camiseta, el sostén y finalmente se quita las bragas. Lo hace con emoción, convencida de que vienen tiempos muy sensuales para ella y su amada.
Mientras aguarda en la habitación, el suave murmullo de la regadera del baño se filtra en sus oídos, creando una atmósfera tranquila y familiar. Es un sonido que conoce bien, pues lo ha escuchado innumerables veces antes de estar en los brazos de su novia. Sabe que Jimin, su compañera de vida, está en el baño, inmersa en su rutina de cuidado personal. La previsibilidad de sus acciones le reconforta y le da un sentido de seguridad.
Se sienta en el borde de la cama, sintiendo la suavidad de las sábanas bajo sus manos. La impaciencia no tiene cabida en este momento, y en su lugar, decide jugar con sus dedos, entrelazándolos y des entrelazándolos en un gesto que le resulta reconfortante. La espera no le resulta tediosa; más bien, se sume en un estado de serenidad mientras aguarda la llegada de Jimin.
Del baño emerge Karina, envuelta en una nube de vapor, su piel fresca y rosada, contrastando con las gotas de agua que aún resbalan por su cuerpo. El baño, como siempre, la ha dejado rejuvenecida y vibrante, y su cabello gotea delicadamente mientras se mueve con gracia hacia la habitación. Cada paso que da es como una sinfonía de serenidad, un contraste tranquilo con el ritmo acelerado del mundo exterior.
Sus ojos, todavía borrosos por la ducha, centran su atención en Aeri, quien la aguarda con una expresión de pura dicha. Jimin avanza hacia ella con pasos calculados y calmados, dejando pequeñas huellas de agua en el suelo.
El aroma fresco y limpio que la rodea envuelve a Aeri, haciéndola sentir como si estuviera en medio de un oasis de tranquilidad. Los dos mundos, el exterior bullicioso y el interior sereno de su hogar, se entrelazan en este momento íntimo mientras Jimin se acerca cada vez más.
La coreana, con la frescura de la ducha aún en su piel y la chispa de la intimidad en sus ojos. Se sienta a horcadas sobre Aeri, permitiendo que las gotas de agua que quedan en su cuerpo caigan como pequeñas gotas de lluvia sobre su rostro y sus cabellos.
La sensación de la humedad fresca sobre su piel despierta una risa juguetona en Aeri, quien no puede evitar removerse un poco cuando siente las frías gotas sobre su cuerpo desnudo haciendo a Jimin reír. En respuesta, Aeri envuelve sus brazos alrededor de la cintura de Jimin, sintiendo la suavidad de su piel y el latido de su corazón bajo sus manos. La conexión entre ellas se intensifica a medida que sus cuerpos se acercan.
A pesar de la humedad que las rodea, el calor de su amor es más que suficiente para mantenerlas cálidas y confortables. En este momento de intimidad, se dan cuenta de que no necesitan nada más que la una a la otra para sentirse completas y felices. Sus corazones laten al unísono, como una melodía que nunca se desvanece, y están agradecidas por cada instante que pueden compartir juntas en este refugio de amor y complicidad.
── Hola ──respondió Aeri con una sonrisa de oreja a oreja.
── Lamento lo de hoy, en serio, pero prometo compensarlo ──susurró Jimin con sinceridad, mientras pasaba sus dedos por el cuello de Aeri, quien cerró los ojos al sentir el suave contacto.
── Lo sé, Yuji, No te preocupes, no estoy enojada ──respondió Giselle, sintiendo el reconfortante roce de los dedos de Jimin en su piel.
── ¿No? ──Jimin la miró con una mezcla de alivio y afecto, acariciando levemente su mentón──. ¿Y ese drama que hiciste en la cocina?
── Mmm, me gusta hacerte rogar ──murmuró Aeri, apretando su agarre en la cintura de su novia, disfrutando de la cercanía.
── Así que así es como vas a jugar, ¿eh? ──Jimin dijo juguetonamente, poniendo su dedo pulgar y anular alrededor de la nuca de Aeri y apretando suavemente. Ella tragó pesado ante la sensación y el juego erótico, ya que comenzaba a desarrollarse.
── Dame lo que tienes, Yoo ──desafío la más baja.
Jimin sonrió con malicia al escuchar aquella provocación audaz que emanaba de los labios de su amante. Con una destreza casi mágica, retiró sus manos del cuello de Aeri, sus dedos danzando fugazmente sobre su piel antes de tomar un firme agarre en los hombros de la menor.
Sin previo aviso, Jimin la empujó con una mezcla perfecta de firmeza y delicadeza, haciendo que Aeri cayera de espaldas sobre la cama. La suavidad del colchón envolvió su cuerpo, y Aeri se encontró de repente con su espalda apoyada en la cama, con los cabellos esparcidos como una corona en la almohada. Su mirada estaba llena de asombro y un anhelo ansioso.
── Espero que estés dispuesta a tomar todo lo que te dé.
── Tomaré eso y un poco más, Yoo ──volvió a desafiar y Jimin no pudo aguantar. Se inclinó hacia adelante, arqueando su esculpida espalda en las manos de Aeri. Le metió dos de sus dedos en su boca y esta los chupó con deseo. Los pasó con algo de presión por su lengua, aplastándola. Aeri no pudo evitar gemir al succionarlos más fuerte.
── Eres la cosa más hermosa que han visto mis ojos, cariño ──Jimin miraba como sus dedos eran engullidos por los regordetes labios de la más baja. La lengua de Aeri hacía un vaivén delicioso alrededor de los dedos de Karina. Pasaba su lengua por los lados y succionaba fuertemente con codicia.
── Tan delicioso ──Aeri murmuró en aprobación.
Al sacar sus dedos de la boca de Aeri, Jimin los colocó con suavidad sobre los pezones desnudos de su amante. Sus movimientos eran lentos y deliberados, como una caricia que prometía un placer profundo y lujurioso. Con los ojos fijos en los de Aeri, Jimin comenzó a estimular la piel sensible, trazando círculos y figuras caprichosas con sus dedos.
Las caricias de Jimin eran un tormento delicioso para Aeri, que sintió un estremecimiento de placer recorrer su cuerpo. Cada roce era una descarga eléctrica que recorría su piel, provocando un aumento de su deseo y una sensación de necesidad ardiente. Sus respiraciones se volvieron más pesadas, y su mirada se nubló por el creciente éxtasis que las envolvía.
Jimin continuó acariciando a Aeri con una maestría sensual, llevándola al borde del placer y la anticipación. Sabía exactamente cómo encender el fuego del deseo en su amante y disfrutaba cada segundo de la lujuria compartida. El aire se llenó de gemidos susurrados y susurros de placer.
La miró a la cara, Giselle no despegó su mirada de ella. Jimin pasaba sus dígitos por el ya endurecido pezón, mientras que Aeri con cada caricia abría la boca, pero no hacía ningún sonido, hasta que Jimin lo apretó entre sus dedos fuertemente y gimió.
── Tan dispuesta para mí...──murmuró Jimin mientras le torturaba el pezón izquierdo.
── Puedes usar las pinzas para pezones si lo deseas ──su voz salía con dificultad.
── Pensé que me querías a mí. Solo a mí ──ahora pasó a torturar el otro pezón. Aeri la miró a los ojos. La pasión que ardía en aquellos ojos avellana era palpable, como una llama intensa que iluminaba su mirada. Se podía notar el deseo en cada centelleo, en cada mirada furtiva que se cruzaba, como si un fuego interior consumiera cada pensamiento y deseo.
Para Jimin, la mirada vibrante de Aeri fue como un rayo de electricidad que recorrió su cuerpo, imposible de ignorar. En ese instante, pudo sentir cómo la miraba con tal intensidad que parecía estar devorándola, como si su mirada fuera capaz de atravesar cada capa de su ser. Sentía como Aeri la devoraba, como si quisiera tomar a Jimin, joderla hasta el desmayo, fundir su piel con la suya, como si fuese el sexo y el placer hecho persona, hecha un ángel y un demonio debajo de ella.
── Te quiero sólo a ti ──apenas dijo.
── Aeri ──dijo la coreana, tratando con todas sus fuerzas de no perder el control ante lo apetitosa que se veía su novia debajo de ella. No quería que la experiencia se volviese un polvo rápido, quería disfrutarlo al máximo──. Amor, por favor. Me quitaré de encima de ti y quiero que te pongas boca abajo ──hablaba con dificultad, como si le faltara el aire.
Ahora era ella quien tenía el control absoluto sobre qué hacer con el escultural cuerpo de Karina.
Se separó como pudo ante la mirada primitiva que Jimin le lanzaba, tomó a la más alta por los hombros, enterrando sus manos con firmeza.
── Ni siquiera estoy enojada ni nada que se le asemeje, pero te juro que quiero joderte como si quisiera venganza ──acercó su nariz al cuello de Jimin y le dio una mordida──. Quiero comerte ese culo, cariño ──susurró con voz ronca.
Jimin pudo haberse dejado llevar, pero quería jugar su juego hasta el final.
── Y yo quiero comerte el coño ──susurró devuelta.
Aeri levantó la cabeza y la miró a los ojos, incrédula.
── ¿Sabes? Cuando te mamo el culo, tu coño prácticamente te drena, te mojas tanto que se me resbala la mano, apenas puedo tocar ese coñito hinchado, amor.
── ¿No nos podemos poner de acuerdo? Tú quieres comerme el culo y yo quiero comerte el coño, ¿qué hacemos?
── Hagamos una apuesta ──propuso. Ahora ambas se habían despegado una de la otra, expectantes a lo que seguía──. Vamos a masturbarnos y la última en venirse tomará el control ──Aeri sonrió. Le parecía perfecto.
── Hagámoslo── dijo y de inmediato se volvió a acostar en la cama, boca arriba y esta vez con las piernas abiertas──. Ven a mi lado, Rina ──su voz era cariñosa.
Jimin obedeció y se recostó en la cama, también abriendo sus piernas para empezar a tocarse. Aeri miraba atenta para poder comenzar al unísono y que fuese justo.
La japonesa a su lado íntegramente desnuda, con sus hermosos pezones despiertos y su coño depilado expuesto entre sus piernas. Lo había probado un montón de veces y aun así quiso en ese momento ponerle su boca y dejarlo rojo y sensible.
Mientras la barista observaba a su novia, Aeri, esta estaba completamente absorta en su propio cuerpo. La expresión concentrada en su rostro y la mirada fija en su propio coño. Para Jimin este sencillo gesto estaba a punto de desencadenar una experiencia intensa y completamente inesperada.
El corazón de Jimin comenzó a latir salvajemente en su pecho. Estaba desconcertada por la reacción que estaba experimentando. Nunca había imaginado que el simple acto de ver a Aeri admirando su propio coño la afectaría de esta manera. Era como si un interruptor interno se hubiera activado, liberando una oleada de emoción y deseo que la había tomado completamente por sorpresa.
──¿Vas a empezar sin mí? ──murmuró Karina. Aeri miró hacia arriba y colocó las palmas de sus manos en sus senos, masajeando con cuidado.
──Jugaremos limpio, quizás luego podamos jugar sucio... ──Yoo sonrió ante la sugerencia de Aeri, su corazón latía con anticipación.
──Entonces comencemos ── Aeri asintió, pero se movió para ponerse justo a la cabecera de la cama──. Ponte enfrente de mí para que pueda verte, cosita ──Por segunda vez en la noche, Jimin le obedeció a Aeri, posicionándose enfrente de la más baja, también con las piernas abiertas. Sus piernas se entrelazaban, y podía sentir el calor que emanaban aquellas piernas, lo que la hacía sentirse aún más excitada y reconfortada.
Ahora podía ver el hermoso coño de su novia, gordito, reluciente por su excitación y ligeramente hinchado. Inconscientemente, llevó su mano derecha a su centro para empezar a tocarse, pero la voz de Aeri, quien hasta ese momento no había dicho ni hecho nada, la interrumpió.
──Empezamos justo ahora ── entonces cerró los ojos y dirigió una de sus manos hacia su centro, se frotó los pliegues deliciosamente lento, su respiración era pesada, pero constante y se notaba que lo estaba disfrutando.
En lugar de que Jimin se centrara en sí misma, quedó hipnotizada al observar a Aeri, como si fuera la perla más preciosa que jamás hubiera existido en la Tierra, una deidad entre deidades. Sus ojos se perdieron en la belleza de Aeri, como si estuviera presenciando a una entidad divina. Cada detalle de Giselle, desde su cabello sedoso corrido sobre sus hombros hasta su abdomen contraía mientras acariciaba en círculos su clítoris, la hizo sentir como si estuviera viendo a una auténtica diosa en carne y hueso. Jimin se encontraba completamente absorta en cómo se veía deleitándose con sus propios dedos.
Lo siguiente que sucedió fue que Aeri abrió lentamente los ojos, revelando su mirada penetrante, y de inmediato los dirigió hacia la entrepierna de Jimin. Karina, que aún la observaba sin poder apartar la vista, estaba paralizada y no realizaba ninguna acción. En ese momento, Aeri le dedicó una cálida sonrisa, que iluminó toda la habitación con su dulzura y encanto. Con la misma dulzura y encanto hundió dos de sus dedos en su coño, un pequeño, pero sonoro gemido salió de sus labios.
──¿No te vas a tocar, Yuji? ──soltó una risa mezclada con un pequeño jadeo──. Vas a dejarme ganar, bebé.
Se quedó callada, bajó su mano derecha a su coño completamente empapado. Empezó masajeando justo como lo hacía Aeri, con cuidado, pero algo desesperada. Lo abrió un poco dejando ver a Aeri lo mojada que estaba y pasó su dedo anular por el centro antes de también penetrarse.
──Ese coño tan rico, Yuji ──gimió Aeri, sus dedos siendo tragados en su propia abertura.
Ahora, las dos chicas se encontraban inmersas en la tarea, cada una de ellas penetrándose con fuerza en sus coños mojados. La urgencia y la emoción llenaban el aire mientras ambas ansiaban venirse lo más pronto posible. A medida que sus ojos se encontraban de vez en cuando, un entendimiento mutuo parecía surgir, un deseo compartido de llegar a la meta juntas.
Los sonidos húmedos y rítmicos se hacían cada vez más presentes, creando una especie de sinfonía que parecía estar a tono con el latido de sus corazones. Cada movimiento coordinado, cada vez mojándose más y sintiendo oleadas de placer.
Cada vez que sus miradas se cruzaban, un chispazo de intensidad se reflejaba en sus ojos, como si estuvieran compartiendo un secreto profundo y emocionante. Había algo magnético en la forma en que se trabajaban juntas, fusionando sus energías en un acto que iba más allá de lo físico, que era una manifestación de su profunda connivencia.
Ambas se encontraban extasiadas por la pasión que surgía en ese momento. Cada movimiento en el coño de Jimin hacía a Aeri enloquecer cuando se enfocaba en ello, cada esfuerzo compartido, los sonidos que llenaban la habitación, todo se convertía en una experiencia embriagadora.
──Karina ──gimió Aeri con su respiración acelerada──. Eso es, frótalo, Rina, para mí ──la habitación estaba llena de gemidos y maldiciones.
La cara de Aeri era un poema, sus facciones faciales contraídas por todo el placer que estaba experimentando. Ver a su dulce novia tan extasiada, con sus dedos entrando y saliendo violentamente de su coño mientras gemía. Era algo que la prendía demasiado, al punto que esa sensación en su estómago se hizo presente, porque sabía que estaba cerca de correrse.
Con su pulgar comenzó a acariciar su abultado clítoris rápidamente al mismo tiempo que se penetraba.
──Tan cerca, Jiminnie... Ahh. Creo que te voy a ganar ──se podían escuchar los jadeos en medio de sus palabras.
Aeri estaba decidida a ganar la apuesta que habían hecho, y su determinación la impulsaba a dar lo mejor de sí. Sus caderas se movían con fuerza y pasión, como si estuviera dispuesta a tomar el control de la situación. Estaba cerca de su devorador orgasmo, una sensación que había estado construyéndose en su interior durante mucho tiempo.
Jimin, por su parte, se encontraba rendida ante la intensidad de Aeri, entregándose por completo a las caricias y movimientos de su mano. Sus gemidos se mezclaban con los de la pelirosa, creando una sinfonía de pasión que llenaba la habitación. Sabía que su novia estaba cerca y no podía evitar sentirse completamente abrumada.
Y luego, en medio de la pasión desenfrenada, Aeri sintió cómo las paredes de su interior se contraían con una intensidad abrumadora. Cada roce y movimiento la llevaba más cerca del éxtasis, hasta que finalmente la ola del clímax la poseyó con una fuerza abrumadora. Sus gemidos se entrelazaron con los suspiros de Jimin, y su cuerpo se arqueó involuntariamente mientras experimentaba un placer inenarrable. Incapaz de contenerse, siguió moviéndose, tratando desesperadamente de intensificar esa oleada de sensaciones que la había invadido por completo. Cada momento se volvía una danza ardiente de pasión y deseo, llevándola a un lugar de éxtasis del que no quería regresar.
──Mmmm, Sí, sí, sí, sí. Joder ──Aeri se retorcía encima de la cama mientras que Jimin estaba cerca──. ¡Sí! Ah.
La vista de Giselle, contorsionándose con una pasión desenfrenada, como si alcanzar ese orgasmo fuera su único propósito en la vida, fue más de lo que Jimin podía soportar. Los movimientos apasionados y desesperados de Aeri, el arqueo de su espalda y sus gemidos llenaron la habitación con una intensidad erótica que hizo que Jimin se sumiera en una oleada de éxtasis.
Los gemidos de ambas se mezclaron en un armonioso coro de placer mientras sus cuerpos se movían en perfecta sincronía.
Jimin, embriagada por la intensidad de la situación y la visión de Aeri tocándose con tal desenfreno, no pudo contener su propia excitación. Observar a Aeri alcanzar el clímax de esa manera la impulsó a actuar con aún más pasión. Con una voz cargada de lujuria, alentó a Aeri a mover su mano más rápido, deseando verla sucumbir una vez más al éxtasis.
Giselle, con los ojos todavía nublados por la intensidad de su orgasmo anterior, obedeció sin dudarlo. Sus dedos se movieron con una urgencia desesperada mientras su respiración se volvía errática. La visión de Jimin observándola con lujuria y excitación, solo aumentó su propio deseo.
En medio de la pasión, Aeri, sin esperar a recuperarse por completo de su clímax anterior, se acercó a Jimin. Sin decir una palabra, descendió su boca hacia uno de los senos de su novia, tomando su pezón entre sus labios húmedos y comenzando a acariciarlo con la lengua. Las sensaciones de la boca de Aeri en su pecho, combinadas con la mirada ardiente en sus ojos, hicieron que Jimin se estremeciera de placer. Ambas se entregaron al ardor del momento, explorando y satisfaciendo sus deseos con pasión desenfrenada.
──¿Vas a correrte, chica sexy? ──Aeri le preguntó con una sonrisa traviesa, sus ojos brillando con deseo. Jimin solo pudo responder con un gemido que escapó de sus labios entreabiertos, un gemido cargado de lujuria y anhelo.
Jimin continuó acariciándose con una mano, mientras la otra se aventuraba audazmente a penetrar su intimidad. Los dedos se movían con una urgencia desenfrenada, explorando cada centímetro de su ser. Aeri la miraba con devoción, su mirada intensa, deseosa de ver a Karina perder el control.
──Vamos, mi vida. Córrete para mí, princesa ──susurró Aeri con voz seductora, mientras su mano se deslizaba por el cuerpo de Jimin, acariciando sus curvas con delicadeza. La tensión sexual en la habitación era palpable, y Jimin sabía que no podía resistirse más.
Y así lo hizo. El placer la inundó de manera abrumadora, convirtiéndola en un torbellino de sensaciones. Fuertes gemidos escaparon de sus labios mientras su cuerpo se arqueaba con el orgasmo. Cada centímetro de su ser parecía vibrar con la intensidad de su orgasmo, y la habitación se llenó con el eco de su placer. Las sensaciones se desplazaron por su cuerpo, desde la cabeza hasta los dedos de los pies, envolviéndola en un éxtasis inolvidable. Aeri observaba con admiración y deseo, sabiendo que había llevado a Jimin a un lugar de pura pasión y placer.
Aeri se mantuvo cerca de Jimin, sus dedos continuaron acariciando y frotando con suavidad sus tetas mientras esta se recuperaba de su orgasmo. Las caricias eran un bálsamo para el cuerpo de Jimin, proporcionando una sensación de calma y placer que la hacía suspirar de satisfacción. Mientras lo hacía, Giselle la miraba con una sonrisa amorosa y admirativa.
──Estás hermosa, cariño ──murmuró Aeri con voz suave y apreciativa. Sus ojos recorrían el cuerpo de Jimin con devoción, capturando cada detalle de su expresión de éxtasis──. No sabes cuánto me excita verte así de satisfecha, eres realmente extraordinaria.
Jimin se estremeció ante las palabras de Aeri, sintiéndose aún más querida y deseada. El contacto íntimo y las palabras cariñosas de Aeri la reconfortaban, y su corazón latía con gratitud por tener a alguien tan apasionada y atenta a su lado.
──Ahora que he perdido ──Aeri la interrumpió, su sonrisa traviesa iluminando su rostro──. Ahora que has perdido, vas a entregarme en bandeja de plata el control de esta situación, mi princesa hermosa ──agregó con una mirada juguetona, como si estuviera saboreando la victoria.
Karina se relajó y sonrió, disfrutando de la interacción con su amante.
──Y eso que no estás molesta porque llegue tarde ──comentó, mientras levantaba su mano para acariciar los mechones rosas de Aeri──. No quiero imaginar lo que harías si estuvieras enojada.
Uchinaga soltó una risa suave.
──No podría enojarme contigo por hacer lo que te apasiona, amor ──respondió, apreciando el gesto cariñoso de Jimin──. Además, no es como si pasaras días lejos de casa.
Jimin suspiró, un tanto perpleja.
──Entonces, ¿qué es lo que te molesta?
Aeri acercó su rostro al de Jimin y habló con una vocecita dulce.
──Tal vez soy un poco dependiente de tenerte cerca, rodeándome con tu calor y dándome mimos ──confesó. Jimin no pudo resistirse y abrazó a Giselle con cariño, sintiéndose vulnerable y sincera en ese momento.
Karina sonrió aún más.
──Entonces tengo una consentida como novia, ¿hmm?
──No creo que te quieras quejar de eso ──respondió con una mirada cómplice.
──Imposible quejarme de tener a la mujer de mis sueños al llegar a casa ──murmuró la bartender, y sus ojos se encontraron en un amoroso intercambio de miradas.
──Te amo, bebé, mucho ──dijo Aeri con ternura.
──Yo también te amo, corazón ──respondió su novia, profundamente conmovida.
Aeri bromeó con un tono juguetón.
──No creas que porque me digas corazón me vas a arrebatar mi victoria.
Jimin alzó una ceja con una sonrisa traviesa.
──¿Tengo oportunidad de pelear eso?
──De ninguna manera, Yoo. Vas a tener que acoplarte o jamás vas a volver a probar alguno de mis desayunos ──afirmó con una mirada desafiante mientras se sostenía la cadera.
Jimin se separó de ella con una expresión de sorpresa y ofensa en su rostro.
──¿Cómo te atreves a hacer semejante amenaza? ──protestó con voz indignada.
Se acercó a Jimin, dejando que su mano acariciara suavemente el brazo de su amante. Con una sonrisa coqueta, susurró:
──Y si no me esperas con las piernas abiertas, jamás vas a volver a tener un masaje mío de nuevo ──Aeri se levantó de la cama de manera provocativa, mirando a Jimin con un deseo travieso en sus ojos. La tensión sexual entre ambas era palpable, y Jimin sabía que tenía una elección importante que hacer. La promesa de los masajes y la tentación de los desayunos especiales se convirtieron en un dilema tentador.
Aeri se apartó de la cama y se deslizó con gracia hasta la mesita de noche. Allí, entre sus juguetes íntimos, encontró un elegante vibrador que sabía que sería perfecto para la ocasión. Lo tomó con una sonrisa traviesa, sintiendo el pulso de la anticipación recorriendo su cuerpo. Sabía que Karina observaba cada uno de sus movimientos con curiosidad, lo que solo hacía que el juego fuera más emocionante.
Con el vibrador en la mano, Aeri regresó a la cama, donde Jimin la miraba con una mezcla de curiosidad y deseo en sus ojos. Uchinaga se sentó con gracia sobre Jimin, dejando que sus piernas se extendieran a ambos lados del cuerpo de su amante. Sostenía el vibrador con delicadeza, como si estuviera a punto de utilizarlo para un juego de seducción.
La luz suave en la habitación acentuaba las sombras en los cuerpos de ambas, creando un ambiente íntimo y sensual. Aeri acercó el vibrador a los labios de Jimin, trazando círculos en su piel con la punta del juguete, provocando un escalofrío de anticipación.
──Cambié de opinión ──Aeri susurró con voz seductora, sus ojos chispeando con deseo──. Quiero que te inclines en la cama. Ponte de pie.
Jimin quiso protestar por un momento, una chispa de desafío brillando en sus ojos, pero sabía que en el fondo le encantaba satisfacer los deseos de Aeri y que resistirse solo aumentaría la anticipación. Con una sonrisa traviesa, Karina obedeció, moviéndose sobre la cama. Se inclinó sobre la sábana, apoyando sus codos en la superficie de la cama, y dejando su trasero al alcance de Aeri.
La posición la hacía sentir vulnerable y ansiosa, pero al mismo tiempo, sentía un cosquilleo de emoción recorriendo su piel. Sabía que Aeri iba a aprovechar al máximo esta nueva configuración y que pronto sería recompensada con caricias y placeres que la harían gemir de éxtasis. Mientras esperaba, la expectativa llenaba la habitación con una electricidad palpable, y Jimin estaba más que dispuesta a someterse al deseo de Aeri, ansiosa por lo que estaba por venir.
Aeri tomó el vibrador con delicadeza y lo pasó lentamente por los pliegues de Jimin, explorando su intimidad con un toque tentador y cautivador. La punta del juguete se deslizó con suavidad a lo largo de la piel, provocando una cascada de escalofríos de anticipación.
Cada roce del vibrador enviaba ondas de placer a través del cuerpo de Jimin, haciendo que su respiración se volviera errática y sus piernas temblaran de deseo. Aeri observaba cada reacción de su amante con atención, disfrutando de cómo respondía a sus caricias sensuales. La tensión sexual en la habitación era palpable, y ambas sabían que estaban a punto de sumergirse en un mar de placer y éxtasis.
Entonces, Giselle tomó una decisión audaz. Pasó el vibrador por la entrada mojada de Jimin, deslizando la punta del juguete a lo largo de sus pliegues, explorando cada centímetro de su intimidad. Jimin respondió al ardor del roce gimiendo de placer, sus caderas moviéndose de forma instintiva para recibir más de la estimulación que Aeri le estaba brindando.
Aeri se tomó su tiempo, asegurándose de que Jimin estuviera lo suficientemente dilatada y preparada para recibir el vibrador. Cada caricia aumentaba la excitación de Jimin, mientras su respiración se volvía cada vez más entrecortada.
──Tan hermosa ──murmuró Aeri con un tono de deseo mientras se ponía de rodillas frente a Jimin. Sus ojos recorrieron el cuerpo de su amante con adoración y pasión, deteniéndose en las curvas y en su feminidad.
Con manos hábiles, Aeri agarró ambas nalgas, sintiendo el suave y firme tacto de su piel bajo sus dedos. Movió sus manos de manera provocativa, separando las nalgas y revelando el secreto tesoro que estaba oculto entre ellas: el arrugado y sexy hoyito de Jimin que hacía enloquecer a Aeri.
La vista de la intimidad de Karina, tan expuesta y tentadora, envió un escalofrío de deseo por la espalda de Aeri. El ardor de la pasión y el anhelo llenaron la habitación mientras Aeri admiraba el cuerpo de la pelinegra con devoción.
Con una determinación palpable, Aeri se inclinó sobre Jimin, su lengua caliente y húmeda buscando su hoyo dilatado, provocando una oleada de sensaciones en su amante. Mientras tanto, el vibrador permanecía dentro de su otra cavidad , vibrando con un ritmo bajo que la hacía gemir suavemente.
Aeri sabía exactamente cómo complacer a Jimin y estaba decidida a hacerlo con pasión y destreza. Su lengua exploró cada centímetro del apetitoso trasero, provocando gemidos de placer que llenaban la habitación. La combinación del vibrador y la habilidad de Aeri la llevó al borde del éxtasis, y cada caricia aumentaba la intensidad de la experiencia.
Giselle misma gemía de placer, disfrutando de la sensación de profanar el trasero de su amante de una manera que sabía que tanto le encantaba. La conexión entre ambas, llena de deseo y pasión, se profundizó con cada movimiento y caricia, mientras se entregaban por completo al placer compartido.
──Hmm, qué rico ──murmuró Aeri con embriaguez mientras continuaba con sus caricias ardientes. En un arrebato de pasión, le propinó a Jimin una suave nalgada que hizo que la piel de su trasero se sonrojara y que un gemido escapara de los labios de la chica. Aeri no se detuvo, sus manos se deslizaron con esmero por sus curvas, acariciándola con pasión y deseo.
Jimin gimió más fuerte, sus piernas temblaron suavemente por la intensidad del placer que recorría su cuerpo. Bajó la cabeza y se apoyó mejor en la cama, entregándose por completo a las caricias de Aeri. La japonesa la agarraba por el trasero con firmeza y la devoraba con una pasión insaciable, como si tuviera hambre de su amada. Cada beso, lamida y mordida la llevaba a un éxtasis inimaginable, y Jimin se dejaba llevar por la intensa sensación.
La lengua de Aeri marcaba un ritmo frenético sobre el culo de Jimin, sus movimientos eran precisos y sensuales, y la pelinegra no pudo evitar gemir suavemente en respuesta al placer abrumador que experimentaba. El vibrador, que aún permanecía dentro de su caliente coño, añadía una capa adicional de estimulación que la tenía al borde del abismo.
Aeri, experta en dar y recibir placer, paró por un breve instante, permitiendo que Jennie recuperara un poco el aliento. Con ojos llenos de lujuria, deslizó su mano hacia el vibrador, lo agarró con delicadeza y lo hundió más profundamente dentro de la ya excitada cavidad de su amante. Karina arqueó la espalda y soltó un gemido más fuerte, la sensación de plenitud y estimulación la hacía temblar de deseo.
──Ese coño te drena, te mojas mucho cuando te como ese culo. Dime qué quieres, Rina ──susurró Aeri con un tono seductor mientras entraba y sacaba el vibrador de forma lenta y deliberada. Las piernas de Jimin temblaban violentamente, incapaz de mantenerse de pie debido a la abrumadora estimulación que la recorría. Se sentía completamente impotente y su excitación era tal que su intimidad estaba prácticamente chorreando con deseo.
Karina gimió con urgencia, su voz temblorosa y cargada de pasión.
──Quiero correrme, P-por favor, ohh mierda sí... ──suplicó mientras sus caderas se movían en busca de más contacto con el vibrador. La más baja, sintiendo el deseo ardiente de su amante, aumentó la velocidad del juguete, haciendo que Jimin se retorciera de placer.
──¿Crees que tu coñito lo aguantará? ──murmuró Aeri, disfrutando de su poder para llevar a Jimin al límite de su deseo.
──Por favor, amor. Quier... quiero correrme, bebé. Por favor ──suplicó Jimin con desesperación, su voz cargada de anhelo. Aeri rio suavemente, excitada por tener a su chica en ese estado de pasión descontrolada.
Entonces, Giselle, decidida a satisfacer a su bella novia, no escatimó esfuerzos. Aumentó la potencia del vibrador al máximo y deslizó un dedo con cuidado dentro del ardiente y ansioso culo de Jimin. Su movimiento era lento y deliberado, buscando acariciar cada rincón de la apretada cavidad. Mientras tanto, con pasión desenfrenada, Uchinaga comenzó a chupar la humedad que fluía su expuesto centro, entregándose por completo a su tarea de llevarla al éxtasis.
Jimin se aferraba con fuerza a la cama, sus manos se cerraban en puños y sudaba profusamente mientras gemía en respuesta a las habilidosas caricias de Aeri. La combinación de la estimulación del vibrador, el dedo de Aeri y su cálida boca la estaba llevando al límite de su resistencia. Cada succión, cada roce, y cada embestida del vibrador la empujaban más cerca del abismo del placer, y estaba completamente entregada a la pasión.
Las sensaciones que recorrían el cuerpo de Karina eran tantas y tan intensas que no pudo aguantar mucho más. El vibrador vibrando vigorosamente en su coño, el dedo de Aeri explorando su culo con destreza, y la lengua de su amante haciendo maravillas en su humedad, todo se combinaba para llevarla al borde de la locura del placer.
──Ah-ah, ohh. Joder, esto es... Oh... Tan bueno ──Jimin apenas podía sostenerse.
Aeri, aun saboreando el sabor del triunfo y disfrutando de la respuesta apasionada de su amante, murmuró con aprobación.
──Hmm ──fue su única respuesta, un sonido gutural que expresaba satisfacción.
Finalmente, no pudo resistir más, y estalló en un orgasmo abrumador. Gimió con fuerza, dejando escapar un sonoro gemido que llenó la habitación, mientras su cuerpo se convulsionaba en éxtasis. Aeri, sintiendo el orgasmo de Jimin llegar, la agarró con firmeza para prolongar su clímax, manteniéndola cerca y sosteniéndola para que no se desplomara en el suelo debido a sus temblorosas piernas.
Jimin se retorció en el éxtasis de su orgasmo, su cuerpo temblaba mientras Aeri continuaba haciéndola gemir y estremecerse con cada caricia y embestida. Luego sacó con cuidado el vibrador que había estado usando y lo puso a un lado, apagando la vibración. Después, retiró su dedo del ano de Jimin con suavidad, asegurándose de no causarle molestias.
La japonesa, preocupada por la debilidad momentánea de Jimin, la agarró con más firmeza por la cintura, evitando que la chica cayera al suelo. Jimin se sentía particularmente sensible después de su poderoso orgasmo y le costaba mantenerse en pie por sí sola. Con cuidado, Aeri la cargó en sus brazos, apoyándola con ternura, y la ayudó a acostarse en la cama, asegurándose de que estuviera cómoda y acogida.
Una vez que Jimin estaba cómodamente recostada en la cama, Aeri se acomodó a su lado, sin apartar sus ojos de su amante. La cercanía entre ambas irradiaba amor y pasión, y compartían un momento de ternura después de la intensidad de su encuentro. Sus cuerpos aún estaban calientes y entrelazados.
──Te ves tan hermosa cuando te corres ──susurró Aeri con admiración mientras observaba a Jimin, que todavía estaba recuperándose del orgasmo. A Yoo le faltaba un poco el aliento para hablar, por lo que solo pudo dedicarle un murmullo en respuesta.
──Nunca voy a tener suficiente de ti, cariño ──añadió Giselle con pasión, expresando su deseo de seguir explorando su conexión y disfrutar de más momentos íntimos con su amada.
Karina finalmente recuperó un poco el aliento y preguntó con dificultad:
──Entonces vas a acabar conmigo porque, ¿qué rayos fue eso?
Aeri arqueó una ceja, aparentemente sorprendida.
──¿Qué?
──Acabaste conmigo de una forma muy brutal ──dijo Jimin con una sonrisa ladeada y algo de picardía en su mirada.
Aeri sonrió con un brillo travieso en los ojos.
──Te dije que lo haría como si quisiera venganza, siempre es un placer ponerte a temblar.
Yoo, provocativa, acarició los pezones de la pelirosa con un gesto sensual.
──¿Y si yo también lo quiero de esa manera?
Aeri respondió coqueta, sus labios rozando los de su amante.
──No me quejaría ──ambas compartieron una sonrisa.
Jimin, con determinación y pasión, se subió encima de Aeri, sintiendo el suave roce de su piel contra la de su amante mientras sus cuerpos se entrelazaban en una danza de deseo. Comenzó a repartir besos ardientes por el cuello de la pelirosa, saboreando la piel suave y perfumada que la volvía loca de deseo. Sus labios exploraron con avidez cada centímetro de la clavícula de Aeri, dejando un rastro de besos y suaves mordiscos que la hacían gemir de placer.
Las manos de Jimin se deslizaron con delicadeza por los senos de Aeri, acariciando sus curvas con ternura y pasión. Aeri, completamente entregada a las caricias de su amante, la agarró con fuerza por la cintura, sintiendo el calor de su piel y la electricidad que recorría su cuerpo por el contacto íntimo.
Jimin no se detuvo y continuó besándola, sus labios encontraron los de su amante en un beso apasionado y húmedo que selló su conexión ardiente. Ambas compartieron un momento de intimidad y deseo, entregándose por completo a la pasión que las envolvía. Estaban listas para explorar juntas un nuevo capítulo de placer y satisfacción.
Karina, encontrando los labios de Aeri con los suyos, se hundió en un beso apasionado y mojado, compartiendo su deseo y ansias a través de ese beso íntimo. El calor de su conexión se intensificó mientras se entregaban mutuamente a la pasión que las consumía.
Al separarse de los labios de Aeri, Jimin miró a los ojos de su amante con una expresión de deseo lujurioso y amoroso.
──Te quiero con las piernas abiertas, ¿puedes hacer eso por mí? ──susurró con voz seductora, dejando claro sus deseos y sus intenciones.
Giselle, con una sonrisa traviesa y una chispa de deseo en sus ojos, asintió lentamente.
──Por supuesto, cariño. Siempre estoy lista para satisfacerte ──ambas compartieron una mirada intensa.
Jimin se apartó un poco de ella, permitiéndole espacio para que pudiera ponerse en la posición deseada. Con una mirada de deseo y una sonrisa pícara, Aeri obedeció a la sugerencia de Jimin y abrió las piernas de par en par, exhibiendo su intimidad.
Las dos se miraron con intensidad, conscientes de la pasión que fluía entre ellas. Jimin estaba lista para continuar explorando las profundidades de su conexión con su amante, y Aeri estaba ansiosa por satisfacer sus deseos y necesidades.
Karina no pudo evitar mirar la entrepierna de su novia, una visión tentadora y excitante. Aeri estaba mojada, su intimidad reluciente con la humedad del deseo, de un tono rosado, tentador y claramente deseosa de más. Las curvas de su feminidad parecían una invitación irresistible, y la mirada de Jimin se centró en ese punto de pasión.
Con una lengua traviesa, Jimin se lamió los labios, dejando claro que estaba ansiosa por continuar explorando y satisfaciendo los deseos ardientes de su amante. Aeri sonrió satisfecha ante la respuesta de su amada, consciente de que estaban a punto de disfrutar de otro capítulo de pasión y deseo que las unía de manera profunda e inquebrantable.
──Mira este coñito tan sexy ──murmuró Jimin con una voz cargada de lujuria y deseo, mientras sus ojos se centraban en la entrepierna de Aeri, que estaba expuesta y brillante de excitación. En un arrebato de pasión, Jimin le dio un azote en su sensibilidad, causando que Giselle soltara un grito de sorpresa y placer.
──Dejaría de servir tragos solo por este coño, joder ──continuó Jimin, su voz llena de anhelo y pasión. Pasó sus dedos con cuidado por la humedad sin tocar su clítoris.
──Pero siempre puedes llegar a casa después de servir tragos, venir y servirte un poco de coño ──dijo Aeri con una risa traviesa en su voz. Jimin no pudo evitar soltar una risa coqueta en respuesta.
──Es una tentadora oferta ──admitió Jimin, mientras mantenía la complicidad con su amante. En un gesto juguetón, la mayor volvió a azotar con suavidad el coño de Aeri, provocando que esta gimiera.
Entonces, Jimin se acercó a la boca de Aeri, deseosa de sentir sus labios nuevamente. La besó con pasión, compartiendo el calor de su deseo a través de un beso apasionado y ardiente. Mientras sus labios se fundían en un abrazo sensual, su mano exploraba con destreza el centro de placer de Aeri, acariciándola con dulzura y provocación.
Jimin, ávida de sentir la respuesta de su amante, se deslizó entre las piernas de Aeri, encontrando un lugar cómodo y placentero. Se medio recostó sobre ella, sus cuerpos se acoplaron con una armonía innegable.
Aeri no pudo resistir la tentación y agarró con lujuria uno de los senos de Jimin, mirándola con ojos llenos de deseo y lascivia. La expresión en su rostro dejaba claro que estaba ansiosa por continuar explorando y satisfaciendo los deseos de su amante. Jimin, excitada por la mirada ardiente de Aeri, se despegó de ella, con los ojos llenos de deseo, y bajó su boca, comenzando un viaje sensual de besos por el cuerpo de la pelirosa.
Sus labios se posaron en el pecho de Aeri, donde dejó una serie de besos apasionados, saboreando la suavidad y la calidez de su piel. Descendió con lentitud, trazando un camino de besos a lo largo de su abdomen, hasta llegar al monte de Venus. Jimin estaba decidida a darle placer a Giselle de la forma más íntima y apasionada posible.
Finalmente, llegó a su destino, descendiendo con suavidad hasta el coño de Aeri. Sus labios se encontraron con la intimidad de su amante, y Karina comenzó a explorar con su lengua y labios, entregándose por completo a la tarea de hacer que Giselle se estremeciera de placer. La habitación estaba llena de gemidos y suspiros de pasión.
Cuando finalmente Jimin llegó a la intimidad de Aeri, no dudó ni un instante. Con un deseo ardiente en sus ojos, comenzó a darle placer con su lengua y labios. Los gemidos de Aeri aumentaron en intensidad, llenando la habitación con sonidos de pasión incontenible. La sensación de la lengua de Jimin acariciando su coño era extraordinaria, un torrente de placer que recorría todo su cuerpo.
Aeri se arqueó de placer, su respiración se volvió entrecortada y sus manos se aferraron a las sábanas mientras Jimin la devoraba con una pasión desenfrenada.
Jimin se entregó por completo a la tarea de dar placer a Aeri, moviendo su lengua con destreza y pasión. Pasaba su lengua rápidamente de un lado a otro, explorando cada rincón de su coño con devoción. Su lengua, húmeda y caliente, trazaba un camino de placer sobre la suave piel de Aeri, acariciándola con una sensación electrizante.
Además de mover su lengua de un lado al otro, Jimin también succionaba suavemente, creando un torbellino de sensaciones para Aeri. Sus gemidos se volvían más fuertes y continuos, cada succión y cada lamida aumentaba su éxtasis, llevándola al límite del placer.
Jimin no perdía un segundo, estaba decidida a llevar a Aeri al clímax con su habilidad y pasión. Cada movimiento, cada gesto, estaba diseñado para complacer a su amante de la manera más intensa y apasionada posible.
──Oh joder, sí, sí ──gemía Giselle con fervor, entregándose completamente al placer que Jennie le proporcionaba con su lengua experta. Los gemidos de Aeri llenaban la habitación, y su rostro reflejaba el éxtasis que la estaba invadiendo.
Aprovechando el arrebato de su novia, Jimin no dudó en intensificar aún más el placer que le estaba dando a Aeri. Con su mano izquierda, apretó con delicadeza el seno izquierdo de Aeri, desatando un gemido aún más profundo de su amante. Luego, dejó de lamer su coño momentáneamente y, con su otra mano, introdujo dos dedos en el interior de su húmedo y caliente coño.
Aeri se arqueó y gimió con fuerza, sintiendo la presencia de los dedos de Jimin en su interior. La combinación de la mano en su pecho y la invasión de sus dedos era simplemente embriagadora, llevándola al límite del placer. Estaba completamente a merced de su amante, entregándose sin restricciones a la pasión y al deseo que compartían en ese momento íntimo y ardiente.
──Es tan bueno, Rina. ¡Más fuerte! ──gemía la pelirosa y movía sus caderas follándose contra los dedos de la pelinegra.
──Ojalá pudieras verte, gritando y pidiendo como si lo necesitaras para vivir, muñeca ──Jimin susurró con un toque travieso en su voz mientras metía un tercer dedo y comenzaba a penetrar a Aeri con más dureza
Las palabras de Jimin hicieron que Aeri temblara, su cuerpo respondió a cada movimiento y embestida con un éxtasis creciente. Jimin continuó explorando las profundidades de su amada con una pasión incontrolable, llevándola al borde del placer una vez más.
La habitación estaba llena de gemidos y suspiros.
La surcoreana retiró su mano de los pechos de Aeri y en su lugar, agarró una de sus piernas, deslizando su lengua suavemente a lo largo de la pantorrilla de la menor, mientras continuaba penetrando su coño con determinación.
──Tan mojada, joder ──gruñó con una mezcla de sorpresa y deseo en su voz.
La lengua de Jimin dejaba un rastro de caricias húmedas a lo largo de su piel, añadiendo una nueva dimensión de sensación.
Jimin deslizó su lengua desde la pantorrilla de Aeri hasta su pie y comenzó a lamerlo y chuparlo con desenfado.
──Joder, esto es tan rico, tan sucio, Yuji. Estoy tan cerca ──murmuró Aeri, mirando a Jimin con una expresión intensa, llena de necesidad y anhelo. Su rostro reflejaba el deseo abrumador que la embargaba, y Jimin se sintió profundamente afectada por la mirada ardiente de su amante.
Con determinación, Karina respondió a las palabras de Aeri:
──Vamos, cariño, dame esa corrida. Empapa mis dedos con tu orgasmo ──intensificó sus embestidas en el coño de Aeri, que estaba enrojecido y húmedo de deseo. Cada movimiento de Jimin la llevaba más cerca del clímax, y ambas estaban completamente entregadas al éxtasis compartido que se avecinaba.
Jimin continuaba lamiendo y chupando el pie de Aeri con una pasión ardiente, mientras sus dedos se movían con facilidad dentro y fuera del coño de la pelirosa. Uchinaga gemía lamentosamente, sintiendo el placer intensificarse con cada movimiento de Karina. Con su mano, Aeri apoyó una de las manos en la cintura de Jimin, indicando que estaba a punto de alcanzar el clímax.
──Joder, me coges tan bien, mi amor ──gimió Aeri, expresando su gratitud y deseo abrumador. Jimin respondió a esas palabras con determinación, abofeteando duramente el clítoris de Aeri varias veces, llevándola al borde del éxtasis. Las paredes del coño de Giselle se apretaron violentamente en torno a los dedos de Jimin, su orgasmo la llenó de sensaciones abrumadoras y sus gemidos llenaron la habitación.
Sin dudar, tendrían problemas con los vecinos por el ruido en la mañana.
──Eso es, princesa. Déjalo salir, gime todo lo que quieras, déjame saber cuánto lo disfrutas ──la voz de Jimin sonaba cariñosa y comprensiva mientras sacaba los últimos estertores del orgasmo de Aeri.
Aeri, completamente entregada al placer, respondió con un gemido ronco y apasionado. Su voz estaba casi perdida, ronca de tanto gemir y suspirar.
Después de que los efectos más fuertes del orgasmo de Giselle pasaron, Jimin soltó el pie que tenía agarrado y retiró sus dedos con cuidado, ya que Aeri estaba muy apretada a su alrededor. Luego, se recostó con gentileza encima de ella, dejando besos tiernos en su cuello.
Los besos de Jimin eran una caricia suave y amorosa que expresaba el cuidado y el cariño que sentía por Aeri.
Aeri respiraba con dificultad mientras se recuperaba de su voraz orgasmo, sintiendo cómo las olas de placer se desvanecían gradualmente. Le dio un besito cariñoso en la cabeza a Jimin, quien continuaba besando su cuello con ternura, expresando su amor y cuidado por su amante.
Luego, Jimin levantó la cabeza y miró a Aeri a los ojos con una expresión llena de cariño y deseo. Sin decir una palabra, dejó un beso apasionado en los labios de Aeri. Jimin bajó suavemente a uno de los pezones, rodeándolo con sus labios y lamiéndolo con ternura. Cada caricia de su lengua provocaba un escalofrío de placer en la pelirosa, que gemía suavemente en respuesta a la estimulación. Karina mordió el pezón levemente, haciendo que suspirara con un placer deleitable antes de regresar a la boca de su amada.
Aeri agarró suavemente el rostro de su novia y le plantó un dulce beso en los labios.
──Debo reconocer que he amado la recompensa que me has dado, cariño ──dijo con una sonrisa cálida.
Jimin respondió con cariño, acariciando la mejilla de Aeri.
──Esto no es nada cuando se trata de ti, Gigi. Tú te mereces todo.
──¿Todo? ──preguntó Aeri, mirando a Jimin con ternura.
──Absolutamente todo, eres la mejor futura esposa que jamás podré tener ──afirmó Jimin con una sonrisa en los labios.
──¿De qué hablas? ──la mirada de Aeri era de confusión.
Karina le sonrió y le dio otro beso.
──No tengo un anillo en este momento, pero quiero que sepas que quiero que seas mi esposa, ¿tú quieres ser mi esposa? ──Aeri la miró conmocionada.
──Jiminnie, ¿hablas en serio?
──Completamente en serio, no hay ninguna duda de querer pasar mi vida contigo. No puedo imaginar llegar a casa y no tenerte cerca dándome tu calor, tus besitos, hablándote bonito mientras cocinas, armando legos juntas y viendo películas mientras nos acurrucamos. Te amo con toda mi alma, simplemente no puedo imaginar una vida sin ti. Entonces, ¿qué dices? ──preguntó Jimin con determinación.
──Definitivamente, sí ──respondió Aeri con una emoción palpable.
Ambas se abrazaron fuertemente, compartiendo una oleada de felicidad y amor. Se dieron más besos llenos de pasión y ternura, reconociendo que, a pesar de sus vidas agitadas y sus compromisos de trabajo, su amor era la constante que las unía. Jimin y Aeri sabían que siempre encontrarían su camino de regreso la una a la otra, construyendo un futuro juntas como esposas y amantes. Ese momento marcó un nuevo comienzo en su relación, reafirmando su compromiso y sellando su amor mutuo con la promesa de un futuro juntas.
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