05
—¿Hace cuánto que trabajas en el casino? — la pequeña mueca que forman sus labios al apretarlos me parece adorable y fascinante.
Bajo la incandescente luz del local, aquel hombre que en un principio me pareció ser exigente y sumamente estricto, desapareció, dejando ver a un ser humano como cualquier otro (bueno, es humano aunque su aura diga que es un dios griego): su rostro es hermoso y nadie puede poner en duda eso; mandíbula perfectamente pronunciada, el lunar que destaca justo debajo de su ojo es sexy y lindo, nariz respingada pero con un montículo en su puente dando anotar que usa lentes, frente ancha pero proporcionada, cejas pobladas y mejor perfiladas que las mías y prominentes ojeras debajo de esos ojos de ensueño. Se ve pálido y posiblemente le vendría bien muchas horas para dormir.
«Si tuviese de nuevo 18 años tal vez hubiese sido la idiota enamorada del chico malo en la escuela.
Obvio, yo sería la tonta que no dudaría en caer rendida a sus pies»
Siento su mirada penetrar hasta en lo más profundo de mi alma y carraspeo.
—Hace casi un año —trato de que mi voz suene sin temblorina —Comencé a trabajar una vez que Jisung y yo terminamos la universidad.
—¿Quién es Jisung? —su ceño se frunce pero se recompone al segundo.
—Quokka, mi mejor amigo. El chico bajo que trabaja conmigo —muevo mi mano a la altura de mi cabeza —Es inconfundible que no lo hayas visto en el casino —niega con fervor.
—No visité el casino para ver a alguien que no fueras tu.
Me gusta que sea sincero pero no me esperaba esa declaración mientras bebo de la soda. Casi me atraganto. Toso un segundo para superar la emoción.
—Lo siento. Lamento haberte evitado estos últimos días —bajo la cabeza y me arrepiento al segundo de haber abierto mi bocota.
—Tranquila cariño, es el efecto Hwang —elevo la vista incrédula y lo veo reír por lo bajo.
—¡Oye! —le tiro una papa frita al rostro, pero este continúa siendo inescrutable —¿Qué quieres decir con eso?
—Que tarde o temprano caerías en mis encantos —su perfecto rostro serio no dura mucho tiempo y sonríe de oreja a oreja —Pero ciertamente fuiste bastante complicada, Soo Jung
—¿Por qué lo dice, señor Hwang? —tomo dos papas fritas y las llevo a mi boca, movimiento que mi acompañante no deja pasar.
—Me encanta que me digas señor Hwang —si no fuera por su abrigo quedarían al descubierto mis pechos y lo muy estimulados que ya se encuentran de nuevo. Carraspea y mueve su cabeza a la velocidad de la luz desechando sus pensamientos —Eres difícil de convencer. Nunca antes había mendigado la atención de una mujer y mucho menos para que tuviera sexo conmigo. Fueron casi dos semanas de devanarme los sesos para lograr cautivarte.
«¿Alguien puede decirle que ese pequeño puchero que hace al fruncir su ceño lo hace ver como una linda masita adorable y no como el salvaje hombre que emite sexo con cada movimiento que hace? ¡Dios, su dualidad me mata!»
Un estúpido golpeteo comienza a reaccionar en la parte central de mi pecho y tengo que obligarme a detenerlo.
«¡No, nada de eso! ¡Solo fue sexo y ya!»
—Lamento no ser como el resto de chicas —mi intención en ningún momento fue sentirme ofendida o enojada, digo, al fin de cuentas terminamos follando en la limusina y eso no es de señoritas recatadas ni bien portadas como dice mi madre; sin embargo, Hyunjin frunce el ceño y en dos segundos lo tengo sentado a milímetros de mi.
—Tu renuencia a acercarte a mi fue lo que me impulsó a esperarte hoy —toma con delicadeza mi mentón y siento su aliento cerca, muy cerca del mío —Se que no eres como el resto. Eres diferente y especial —y sí, no hubo ningún otro movimiento más que la unión de nuestros labios.
Tal vez esas palabras fuesen un simple monólogo el cual le decía a todas, tan vacías y carentes de sentimientos, pero para mi hicieron mella en mi interior. Una sensación caliente y acogedora me envolvió. Me separé de él y solo pude ver brillar sus ojos como dos estrellas fugaces, de esas que son efímeras y tan preciadas porque sabes que jamás en tu vida las volverás a ver.
«¡Estoy jodida!»
*****
La cena/desayuno (son ya las cinco con treinta de la mañana, así que no se como denominarlo) termina con él pidiéndo la dirección de mi apartamento. Una vez fuera del restaurante nos montamos en la limusina y emprendemos el camino. Recién caigo en cuenta de que el chofer escuchó sin pudor la follada que tuvimos Hyunjin y yo pero a estas alturas muy poco me viene importando ya.
El cansancio comienza a ganar terreno en mi sistema y, mientras escucho la canción de piano que suena como fondo, cierro de a poco mis ojos. Siento mi cabeza moverse del respaldo del asiento y un exquisito aroma llega a mis fosas nasales. Estoy envuelta en los brazos de Hyunjin y mi cabeza es acunada por su suave pecho. Escucho su corazón latir desbocado por un rato, pero después se tranquiliza. Acompaso mis respiraciones y me pierdo en el mundo de los sueños.
—Preciosa... Soo Jung... —me remuevo en mi sitio y al abrir los ojos me topo con la sonrisa más maravillosa y deslumbrante que nunca antes había visto —Despierta cariño, ya llegamos —de inmediato me despabilo y giro la cabeza a mi alrededor. Observo a través de la ventana y vislumbro el exterior. Me froto los ojos para aclarar mi mente pero desgraciadamente hemos llegado al edificio del apartamento —Lo siento, no planeaba asustarte —Hyunjin me mira con diversión.
—¿Hace cuánto que llegamos? —«¡Pero qué pregunta tan estúpida!»
—Hace como media hora —mis ojos se abren en demasía ante lo que dice —Dormías plácidamente que no deseaba despertarte, pero es hora de que me vaya.
Como si tuviese un resorte en el trasero, tomo mi bolso y salgo al terrible frío de la mañana. Camino como si nada en dirección al edificio hasta que la mano del señor Hwang alcanza a tomar la mía, entrelaza nuestros dedos y camina a mi lado hasta que logro abrir la puerta.
Ambos nos quedamos viendo un par de segundos.
—Ha sido la mejor noche de mi vida —con su mano libre remueve un par de cabellos de mi cara y los coloca detrás de mi oreja.
—Para mí también fue la mejor noche de todas —«Y no quiero que termine»
—Y perdona por lo de tu... —cohibido, baja la mirada hasta su abrigo.
—No te preocupes, tengo más —el nuevo logro desbloqueado de mi vida es hacer reír más a este hombre, porque lo hace de manera preciosa y única. Me muevo con intención de quitarme su tan elegante abrigo pero me detiene en cuanto ve mis intenciones.
—Quédatelo. Te queda mejor a ti que a mi —se acerca amenazadoramente pero me mantengo firme —La última vez no pude agradecerte por ese golpe de suerte que tuvimos en el blackjack, así que no pienses mal y acéptalo —por el rabillo del ojo veo como mete la mano a mi bolsa y deposita una pequeña hoja. No soy estúpida como para no saber que ese es un cheque —Soy hombre de negocios y esa parte te corresponde —me guiña un segundo y yo solo atino a sonreír de lado.
—De acuerdo, pero no era necesario, señor Hwang.
Por fin, toma mi rostro entre sus grandes manos y vuelve a unir nuestros labios, como si fuese algo que hemos hecho desde hace muchísimo tiempo en lugar de unas cuantas horas. El ritmo de mis latidos aumenta junto con mi euforia, tanto que paso mis manos por su cuello y lo aferro mas a mi.
Maldiciendo para mis adentros me separo en busca de oxígeno; sin embargo, Hyunjin se queda a escasos milímetros de mi oreja.
—En estos momento tengo que salir de viaje de negocios y no regresaré hasta dentro de dos semanas, pero la próxima vez que vaya al casino... —su voz se vuelve escandalosamente seductora —Prometo que te follare como nunca en esa mesa de blackjack —se aleja y lo veo marcharse en la limusina, no sin antes enviarme un beso volado.
Mi pecho se siente vacío y excitado al mismo tiempo. Una corriente eléctrica recorre mi cuerpo haciendo que la piel se me erice.
No dejo de ver el auto hasta que desaparece calle abajo.
«¡Esperare con ansias a que regrese, señor Hwang!»
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro