Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

04

Me encanta ser la sumisa en el sexo, siempre he sentido bien que hagan conmigo lo que quieran, pero hoy no, hoy quiero que este hombre también sea mío.

Sus manos expertas masajean mis senos por encima de la camisa y dejando besos húmedos por todo mi cuello, haciendo que suelte suspiros largos y pesados, pero las detengo de manera abrupta y eleva los ojos hasta toparlos con los míos.

—¿Qué ocurre? —sus dos orbes están inquietos —¿Quieres que me detenga?

Sonrío por lo tierno que se acaba de escuchar y niego.

—Aprovechemos el espacio que tiene la limusina... Hyunjin —el ponerle nombre al hombre que me ha hecho sentir tantas cosas desde que lo conocí, es la mejor sensación del mundo. 

Nos bajamos de los incómodos asientos y, una vez en el suelo del auto, me monto a horcajadas sobre él, quedando mi sexo rozando con su abultado pene. Por segunda vez puedo observar su rostro a escasos centímetros del mío y mi boca suelta lo primero que quiere, la maldita.

—Es usted hermoso, señor Hwang —mis yemas no dudan en sentir su cálida mejilla.

Sus labios se posan sobre los míos y no estuve equivocada, su sabor es delicioso, una mezcla de menta y cigarro combinado con su inexplicable aroma varonil. Mis pensamientos coherentes se van a la mierda cuando el beso aumenta de ritmo y siento la hinchazón de su pantalón más duro que antes.

—Muestrame... en qué otras cosas eres buena... aparte del blackjack, Soo Jung —sus susurros aún sobre mi boca me hacen caer en el peor de los infiernos. Sus palabras son órdenes para mí

Sin separarme ni un milímetro, lo despojo de su saco y le desabrocho su camisa blanca. Mis dedos recorren sus hermosos y grandes pectorales marcados. Me alejo sonriendo landina y con mi lengua comienzo el recorrido desde sus labios, bajando por su barbilla, cuello y estómago. Mis rápidas manos desabrochan su pantalón y lo bajan lentamente. El espacio hace que se libere su pene y un jadeo emana de mi boca.

Mis dedos temblorosos bajan su boxer y me topo de frente con el pene erecto más frondoso y jugoso que he visto en mi vida. Creí que el de Bin era el mejor pero realmente estaba equivocada... ¡Sumamente equivocada!

—¿Te gusta lo que ves? —mis ojos suben hasta ver los suyos y puedo ver que son completamente oscuros.

—Muchísimo — mis pequeñas uñas hacen un trazo por su falo y Hyunjin se remueve un poco.

—No me hagas sufrir, pequeña.

Y así lo hago. Su pene, grande y caliente, palpitando incesante entra sin titubeos a mi boca.

Comienzo a moverme rítmicamente, subiendo y bajando, mostrando cuan profundo puedo llegar. Me encanta la sensación de que me ahogo con cada embestida que doy pero eso no es todo, él mueve sus caderas y veo borroso por un segundo. Mi mano y mi boca no alcanzan a cubrirlo todo.

Mientras marco el ritmo, Hyunjin abre mi blusa por completo y mete sus manos, ahuecando y masajeando sin cesar mis ya duros pezones, haciendo que la descarga eléctrica de mi espalda se instale de lleno en mi vagina.

—¡Agg! —quita sus manos de mis pechos y toma mi cabello, haciendo que mi cabeza se mueva al ritmo que quiere.

El no verlo desde mi posición podía contarse como un pecado capital. Sus gestos y ademanes me calientan, me incitan a aumentar el ritmo. Su pene lo siento duro y firme y estoy segura que se vendrá en cualquier momento, pero interrumpe mis movimientos. 

Mis ojos se abren como platos al mirarlo.

—Espera —hace que eleve un poco el rostro —Aún no, querida Soo Jung.

Me quita sin mucho esfuerzo la camisa, pero sin escrúpulos rompe mi sostén, haciendo que mis pechos se liberen de golpe. Los ojos del señor Hwang son dos llamas rojas y ardientes de placer al admirar como mis dos botones gritan que sean succionados.

—No puede existir nada mejor que esto —susurra con palabras quedas antes de acostarme con cuidado en la alfombra de la limusina y abalanzarse sobre mi pezón izquierdo mordiéndolo, lamiéndolo como si fuese una paleta, frotando hábilmente el derecho.

Siento que toco el cielo, siento que me he perdido en un mundo en donde nunca antes había estado. Veo en verdad las dichosas estrellas de las que muchas hablan después de tener el mejor sexo de su vida. 

Creo que ya no puedo encontrarme más excitada hasta que su mano suelta mi pecho y baja hasta mi falda. Decidido, abre paso por mis bragas y comienza introduciendo uno de sus dedos. Me tortura y me hace quererlo más. Sabe lo que hace y cómo lo hace.

Mi garganta se seca y solo puedo pronunciar quejidos de placer.

—¿Te gusta? ¿Te excita? —no asiento a decir nada y solo muevo mi cabeza en afirmación. Tras esto, introduce el segundo dedo en mi interior y después otro —¡Dios, cariño! ¡Estás tan mojada!

Mi mano viaja hasta su pene y no dudo en volverlo a masturbar.

Un gruñido bestial emana desde lo más profundo de su pecho.

—No puedo más... eres tan caliente que... no puedo...

Mi cuerpo reacciona antes que su cuerpo y elevo mis caderas hasta su pene, obviamente invitándolo a que me coja como nunca antes lo ha hecho nadie.

Parece gustoso de mi señal, ya que tira de mis bragas para quitarlas por completo y hace lo mismo con su pantalón. Se sienta en el suelo y vuelvo a montarme sobre él.

Respiro hondo antes de deslizar su pene entre mis pliegues y...

Mi cuerpo se estremece de placer en cuanto siento su cabeza frotar contra mi interior. Es tan grande y caliente. Tan grueso y suave...

—¡Ahhh! —su boca se cierne sobre la piel sensible debajo de mi clavícula y lo escucho aguantar la respiración —Te sientes tan jodidamente... apretada... —su quejido cerca de mi oreja me incita a moverme.

Su pene me estrecha cada vez que me muevo, pero no puedo pensar, ni hablar, ni gesticular nada más que gemidos llenos de placer y lujuria.

Hyunjin hace caricias en mi espalda, tomándome desde los hombros hasta el centro de mi cintura, rasguñando y marcando lo que ahora ya es suyo y esto hace que arquee las caderas, provocando que me tense y entre cada vez más en mi. A mi alrededor la misma canción sigue sonando, repitiendose una y otra vez, pero no me molesta en lo absoluto. En un momento siento que hasta hemos sincronizado nuestros movimientos al ritmo de ella.

Necesitados de apagar un poco los gemidos que comienzan a resonar, unimos nuestras bocas y en serio, puedo jurar que es como una droga. Su lengua invade mi interior y yo hago lo mismo con la mía, en una pelea que quiero nunca termine. Si pudiera poder vivir de algo para el resto de mi vida, sería de estar llena de él.

Siempre.

A cada momento.

Con nuestras bocas unidas baja sus dedos a mi sexo y siento como mueve insistente mi clítoris. De arriba a abajo, en círculos, de derecha a izquierda, intentando darme el mayor placer. Me lleva al abismo de la perdición y veo todo negro... o rojo. Veo todo y nada a la vez.

Es una sensación tan satisfactoria que me muevo cada vez más rápido.

«¡Dios! ¡Es tan jodidamente rico!»

No puedo aguantar más.

—Creo... que voy a... —mis muslos están temblando y aferro mis manos a su cuello mientras Hwang aprieta mis caderas para aumenta así la velocidad de las embestidas.

—No te detengas —se escucha tan afectado como yo —¡Más rápido, Soo Jung!

Con veloces movimientos llego primero al orgasmo y segundos más tarde lo hace el señor Hwang, aferrando sus grandes manos a mi trasero y ahogando su último gemido en mi pecho.

Un gran y fuerte quejido suelta antes de levantar la cara y observarme con ojos brillosos.

—¡Mierda! ¡Eso ha sido...!

Me atrevo a sonreír y a dejar un diminuto beso en la punta de su nariz.

Ambos tenemos nuestras respiraciones agitadas pero no dudamos en sonreírnos mutuamente.

Tardamos un poco en regularnos pero no nos hemos movido de nuestra posición. El sudor surca nuestros rostros y mi mano viaja hasta su frente por un instinto que no alcanzo a reconocer.

—¿Tienes hambre? Vayamos a cenar —lo escucho reír de manera alegre y mi pecho se estruja por un maldito segundo —Es posible que tengas hambre.

«¡Se ve demasiado lindo!»

Como si fuese una puberta adolescente, mi cara se tiñe de rojo y logro asentir.

Hyunjin me toma de la mejilla y vuelve a besarme, ahora más sutil y gentil, sin que exista esa necesidad de comernos el uno al otro. Solo es un simple beso cargado de ¿Sexo desenfrenado? Sí, solo es eso. No puedo encontrar otro significado al nuevo sentimiento que acabo de descifrar en mis entrañas.

Con parsimonia y en un silencio para nada incómodo, nos vestimos.

El auto se detiene y estoy a punto de salir cuando, el ahora llamado"hombre de mis fantasías más locas", tiene que colocarme su abrigo encima de mi camisa. 

—No quiero que nadie te vea como yo te he visto —me susurra antes de que salgamos tomados de la mano de la limusina y caminemos a un local de comida rápida.

Comprendo porque lo dice y no pongo objeción alguna.

Mi sostén quedó partido a la mitad y no creo que andar mostrando los pezones erectos por debajo de la camisa se vea muy bien que digamos.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro