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[ Fin de semana largo ]

| Día libre | Quirk Swap |
| Genderbend + No quirks |

Yo, Kirishima Eiji, no soy muy conocida por tomar buenas decisiones. Lo admito.

¡Pero hey! ¿Quién lo es realmente? No siempre se puede tener la mente en claro y a mí me suele pasar más seguido que a una persona promedio. ¡Eso no significa que tenga la cabeza hueca!

(Tal vez un poco. Poquito. De pequeña me decían cabeza dura, solía golpearme mucho con la pared y el suelo.) (Quizás esas contusiones tuvieron algo que ver...)

Resulta que hay un punto dentro de este divague y todo comienza porque alguien en mi clase me atrae de hace tiempo. Un chico con quien me llevo medianamente bien, nada relevante considerando nuestra edad.

Y...

Se me ocurrió probar suerte y confesarme. No entraré en detalles de quién es exactamente porque me da vergüenza (y me gusta el misterio, CHAN); pero sé que es alguien que odia las cosas extravagantes y prefiere lo directo sobre todo lo demás.

Sin embargo, aún soy un tanto tímida al respecto; cosas en las que debo trabajar conmigo misma. Así pues, me di ánimos en una mañana cualquiera para dejarle una notita en su casillero. Algo simple, esperando que ningún otro estudiante me haya visto, y con ansias de un rotundo sí.

Grave error.

Metí la hojita por las rendijas del casillero equivocado.

¿Por qué nadie me advirtió que, quizás, tal vez, debía fijarme, cerciorarme correctamente de dejar un papel, un simple y estúpido papel, en el lugar correcto?

¿Cuántas probabilidades hay de fallar en una tarea tan básica como esa?

Al parecer, una.

(Nota mental: no volver a intentar hacer confesiones temprano por la mañana, mucho menos después de dormir apenas cinco horas.)

La cosa sucedió así y, para cuando me di cuenta, ya no había vuelta atrás. Varios estudiantes comenzaron a llegar normalmente, incluido mi crush, amigos míos, y la persona del casillero.

Terminé corriendo a esconderme al baño y casi llegué tarde a clases. Muy poco femenino de mi parte, la verdad; pero no quería enterarme de nada. En el resto de las horas, no pude concentrarme siquiera en lo que el profesor decía. Me mantuve pensando en la nota, vagamente escrita con lapicera:

«¿Quieres salir conmigo?»
- Eiji K.

No decoré ni dejé anotado un lugar para vernos, o si sería en plan cita, ¡o siquiera un por favor!

Solo esas tres directas y bochornosas palabras + mi nombre.

No soy muy inteligente a veces.

Y, más tarde que pronto, me enteré que ese casillero le pertenece a Hanna Sero; chica de un grado superior al mío, a quien conocía únicamente de vista y rumores de pasillo.

Ella supo enseguida que se trató de mí.

—Hey —Percibí chasquidos frente a mi cara—. ¿Te sucede algo, Eicchan?

Mina me preguntó, con preocupación de mejor amiga, cuando estuvimos en algún lugar del comedor de la escuela ese mismo día. Estaba ensimismada yo, sin probar bocado de la carne (¡con lo mucho que adoro la carne!) en mi táper y con el estómago hecho jirones. Mirando para todas partes, menos donde debería; como si hubiera cometido un crimen atroz.

—No es-...

Una mirada acusadora me detuvo. Mina es muy perspicaz cuando quiere. Y no tardé demasiado en contarle la verdad de mi dramática historia, roja como un tomate y con un puchero dibujado en mis labios.

Solté todo lo que no pude decir en el día y, cuando observé a mi amiga, la había dejado sin palabras. Muda y con cara de confundida.

Segundos después, ella acabó riéndose de mí.

¡Riéndose con ganas, encima! Su moreno rostro quedó sonrosado y llamamos la atención varios alumnos que estaban por ahí. Yo moría por afligida y ella, por carcajadas.

—¡Ya, no es gracioso! No me estás ayudando. Shh shh.

—Uff, lo siento, lo siento —Calmó un toque, limpiando una lágrima que salió de su ojo—. Ah-. ¿Y para quién era la nota realmente?

—¿Importa eso? —contesté a la defensiva, vengándome de su curiosidad—. ¡Ugh, esto me pasa por no saber contar! Debería haber prestado más atención. No puedo tener peor suerte por hoy... Creo.

Negué y apreté el puente de mi nariz en señal de rendición. Quizás dramática, demasiado; pero no sabía qué hacer para evitar que se expandieran falsos rumores sobre mi persona. ¡Ni siquiera sabía a quién le había dejado esa nota!

—Ay, Eicchan. Tranquila que todo va a estar bien —Mina acarició mi cabellera azabache de forma más fraternal, por fin dándome consuelo—. ¿Recuerdas cuál es el casillero en donde dejaste la hojita?

—... Creo —murmuré.

—¡Entonces vayamos a revisar cuando terminen las clases! Quizás sepamos de quién se trata y podamos dialogar con esa persona para aclarar que es un malentendido. ¡Y listo!

—Ehm... bueno —dije, desanimada y dubitativa; mas quise ser positiva—. Sí, ¡está bien!

Ashido tenía un punto.

El punto de Ashido resultó en un caos.

(-Insertar chillidos de perra loca-)

Trataré de ser concisa con esta parte, aunque sea un desastre (soy un desastre). Las horas que restaron en la escuela pasaron con extraña normalidad. No hubo señales de la persona en cuestión y eso me relajó en demasía, llegando a pensar que había faltado (o ignorado la carta), y lo tomé como que ya estaba, problema resuelto.

Quise ser positiva.

Pero cuando tocó la última campana, anunciando acabadas las clases curriculares, Mina no esperó. Me arrastró hasta los casilleros sin pensarlo, y yo no noté sus intenciones hasta que fue demasiado tarde.

—¿Dónde lo dejaste? —preguntó, curiosa. Y yo fruncí el ceño.

—¿Qué cosa?

—¿Me estás cargando? —Me encogí de hombros—. ¡La nota, Eiji!

—Ah- la nota —Traté de hacer memoria. No funcionó—. Ehm, la nota la dejé en... eh. No me acuerdo.

—¡Eiji!

Mina comenzó a regañarme bobamente mientras yo puchereaba. No hace falta decir que nos veíamos ridículas en el pasillo, mientras algunos estudiantes iban saliendo de la escuela y otros solo pasaban para ir a sus clubes.

Ser tarada es uno de mis talentos naturales, como pueden suponer.

Así que Mina, al notar que era en vano sacudir mi cabeza, acabó rindiéndose y, tras un suspiro y una sonrisa amistosa, se despidió de mí en dirección a su club de danza urbana. Yo le correspondí y me quedé inerte en el pasillo, observándola irse. Ensimismada por nada.

Reaccioné de mi trance en algún momento, cuando una mano se posó en mi hombro. Voltee para ver de quién se trataba, y...

Cuando la vi, me sentí muy intimidada no solo por su gran altura; sino por su estilo. Apenas y conseguía no romper las normas del instituto, con una especie de mullet largo como corte y muchos aritos en las orejas, y con su uniforme algo desalineado.

—Disculpa —Se dirigió a mí y su voz me pareció muy bonita también, tranquila.

—Eeh, ¿pasó algo? —En cambio, yo me mostré nerviosa.

—Uhm —Puso una mueca extraña, dubitativa—. ¿Eres o conoces a una tal Eiji Ka?

Quedé notablemente helada al oír mi nombre. Temblé por dentro, pero traté de mantener mi compostura.

—S-sí, ah, yo...—Carraspeé—. ¡Yo soy Eiji Ka! Kiri-Kirishima Eiji, digo. ¿Por qué?

Ella levantó las cejas y una risa se le escapó. Yo me sonrojé peor.

—Ah, entonces Decchan no se equivocó —murmuró para sí misma—. ¿Eres la de la notita, no?

Tragué duro. «Maldición, ella...» Solamente asentí, sin saber cómo reaccionar.

—Entonces, ¿quieres salir conmigo, verdad?

Yo volví a asentir robóticamente. Quería que esto acabase y huir de la atractiva chica a la que le llegó mi intento fallido de romance. Esconderme bajo mi cama y no salir nunca más.

Me esperé un rotundo no o una mueca de asco en su rostro. Pero, por el contrario, ella me analizó con la mirada, de arriba a abajo con sus oscuros ojos. Para entonces, no supe cómo no me desmayé del calor.

—Bueno —murmuró—. Dame algo para anotar.

—Eh, ¿claro? —Extendí, dubitativa, mi libreta y mi lapicera, lo único que había logrado cazar cuando Mina me arrastró. Ella los tomó y comenzó a escribir—. ¿Para?

Otra carcajada, algo más estruendosa, salió de ella—Para darte mi número, bobita.

¿Bobita? ¿Número...?

—¡Ah, sí! Sí...

La observé en silencio hasta que acabó y me devolvió mis cosas sonriendo. Sonriendo. Su sonrisa, Dios, es muy hermosa. Dijo algo que no escuché por andar absorta observando sus labios, pero supuse que fue una despedida, y la saludé tras dedicarle un par de reverencias en agradecimiento.

Salí casi corriendo en dirección al baño para mojarme la cara y relajarme. Y eso fue todo por ese día.

(Soy un éxito.)

Así que ahora es viernes. Han pasado tres días exactos de aquel bochornoso suceso y ya he acabado mis clases por hoy.

No he hecho ningún movimiento desde entonces. Admito que intenté evitarla en los pasillos, aunque tampoco nos cruzábamos mucho antes. Espero que no lo haya notado porque eso sería excesivamente vergonzoso (peor de lo que ya es para mí).

Estoy tentada a enviarle un mensaje ahora mismo, también. Podría ser una disculpa para explicarle que fue una confusión o...

Tirada boca abajo en mi cama, con libreta en mano y celular en la otra, dudo de hacerlo. ¿Qué me aconsejaría Mina? Que le diga la verdad, probablemente. En otra situación, ella me hubiera animado a lanzarme y pedirle una cita, pero hasta yo sé que está un poco (muy) mal. Que fue un error y que soy una cobarde.

Solté un suspiro y me rendí ante mí misma. Acabé enviándole algo simple. «Hola», se me hizo muy seco. «Soy Kirishima Eiji», acoté. Y es recién entonces cuando noté que no sé su nombre.

—Mierda, mierda —balbuceé en voz alta. ¿Qué haría ahora para no sonar sospechosa?

«¿Eres tú?» Agregué. Ojalá cuele.

Casi una hora después, una notificación me asustó. Era de la chica en cuestión.

- Heeey
Sí, soy yo
Espera, quién yo?

- Pues, tú.

- Pero
Ahora estoy dudando de quién soy...
A quién te refieres?

- Ya sabes
A ti, supongo.

- PERO shdjsjdjss
No ayudas en nada
Creo que soy Sero
Sero es a quién te refieres?

- Omg, lo descubriste!
Sí, sí eres tú.

- Yei, sé mi propia identidad!

Me mantuve riendo con la conversación, pero ha servido de mucho este pequeño juego. Sero. Saber lo que supongo es su apellido es un gran avance.

Lo que no comprendo es cómo seguir la charla sin parecer aún más rara. ¿Qué debería decirle ahora? ¿Preguntarle por su día, por una cita? ¿Es muy apresurado? Muerdo mi labio inferior mientras tecleo divagues.

Ser sociable no es sencillo.

- Jajaja🤣 
Cómo estás?

- Bien, bien,
Libre este fin de semana.
Y tú? 👀

¿Acaso ella me está...?

Una risa nerviosa escapa de mí. Maldición, nunca he ligado o algo así con nadie. Me siento muy inmadura. ¿Y si lo estoy malinterpretando? ¿Qué se hace en estos momentos?

- Casualmente, yo también
Quieres salir mañana?
O el domingo, heh

- Mañana viene bien
Dónde y a qué hora??

Ah-

Cuando Mina se entere de esto...

El mañana llegó muy rápido y yo me encontré caminando de acá para allá en mi habitación, viendo las horas pasar y teniendo una crisis por ello.

Quizás estoy temblando desde que me desperté al mediodía y caí en cuenta de las consecuencias en mis acciones. Apenas almorcé con mis padres entonces, hay un nudo extraño molestando en mi garganta.

Hice un poco de tarea, tratando de despejarme (sorpresa, no funcionó). Luego, cerca de la hora, me vestí lo mejor posible, con una remera simple y unos jeans mom; me peiné (¡milagro!) y guardé lo poco que llevaría en un pequeño bolsito.

En eso de las cuatro, Sero me envió un mensaje avisando que estaba cerca de mi casa. Yo me despedí por encima de mis papás (les había avisado que saldría esa tarde con una 'amiga') y salí a esperarla, sentada en el cordón de la vereda.

Suspiré. Qué pase lo que tenga que pasar...

—¡Hey! ¿Kirishima? —Alguien me llamó y yo miré. Es Sero, acercándose en una bicicleta roja. Yo asentí mientras ella se detenía—. Hola, ¿cómo estás?

—Uhm, hola. Bien, ¿y tú? —respondo. Trato de lucir lo más normal posible, parándome con una ligera sonrisa—. Gracias por pasar a buscarme.

—Nada, no es nada —Sero me corresponde al gesto, sonriendo vagamente y apoyándose en su bici—. No me quejo. ¿Vamos yendo o...?

—Mmh. ¡Sí! Sí.

Comenzamos a caminar en silencio, ella llevando su bici del costado contrario al mío. Yo, en cambio, me quedé enmudecida y contemplando el suelo. Soy demasiado tímida como para formular algo.

Caminamos hasta un parque cercano, menos de tres cuadras que se me antojaron eternas. Hace algo de calor también, primavera está a la vuelta de la esquina.

Una pequeña idea golpea mi mente y espero que eso mejore el ambiente entre ambas.

—Sero, ahm —hablo dubitativa. Siento que ella me ve curiosa y yo le devuelvo la mirada—. No traje mucho dinero, pero si quieres un helado puedo comprártelo. ¡Digo! Por las molestias de haber venido.

Sero negó—Acepto el helado, pero no hace falta que lo pagues todo —Se encoge de hombros—. No vives lejos de mi casa y- de todos modos quería salir.

Paramos en un kiosco y, cuando ella estaba buscando su efectivo, aproveché para pagar lo suyo. No era nada extravagante, una botellita de agua y dos helados de frutilla. Nada que mi mesada no pueda bancar.

—No se vale —Pucherea mientras vamos a un banquito y yo le sonrió—. A la próxima, te los pago yo.

Me guiña un ojo y yo me pongo tan roja como el empaque del postre. Un gracias hubiera bastado.

Nos sentamos bajo la sombra, yo a su derecha y la bici tirada a un costado. Otra vez silencio, ahora por comer y no es incómodo. De pronto, mi celular comienza a sonar a causa de varios mensajes y sé que la mayoría son de Mina. Lo saco y leo desde la barra.

«Kiri, te fui a buscar a tu casa»
«No íbamos al centro comercial hoy con...»
«Tus papás me dijeron que saliste con una chica, creyeron...»

«Qué onda, Ei??»

—Oye, no sabía que te gustara Hero Smash —Sero me habla de pronto, sobresaltándome. ¿Cómo?—. ¿Red Riot, eh?

Ah, mi funda.

—¡Sí, es mi favorito! —Apagué y voltee mi celular para palpar el plástico, ya respondería luego—. Aunque Dyna no está mal, siento que Red está infravalorado en el juego. Como Cello- y otros.

—Ah, mira qué casualidad —Ella saca su móvil y lo desbloquea con la huella, me muestra su fondo—. Mi favorito es Cellophane, vaya.

—Ah, mira.

Hablamos un poco sobre estadísticas, movimientos y detalles de la trama del juego en tanto terminamos de comer nuestros helado. Sero es extrañamente callada, mas no lo suficiente para que la conversación muera.

En cambio yo con estos temas soy una vicio.

—Suelo jugarlo con mi tío, pero-. Cuando quieras, te invito a una partida —Sero dice.

Maldición.

—Claro, será un placer —Sonreí por lo bajo.

En eso que se están por hacer las seis de la tarde, mis papás me llaman para que vuelva a casa y yo me disculpo con Sero por esto. Ella lo entiende y me acompaña sin problemas, andando de nuevo.

Cambiamos de tema a algo de la escuela, mas el ambiente sigue siendo ameno.

Llegamos y nos despedimos con un ademán. Le pedí que me avisara cuando llegue a casa y ella aceptó. Sero montó su bici y se fue.

Yo entré sonriente a mi hogar y mis padres me bombardearon de preguntas. Luego, con advertencias sobre ser más clara de con quién salgo a la próxima, como supuse que pasaría.

Mi padre no acotó más del tema, pero mi papá me preguntó qué tal el día y me echó una mirada sospechosa cuando reiteré que bien simplemente. Él cavila sobre algo que ni siquiera yo sé.

Para sentirme mejor, ayudé a papá a hacer la cena y eso consumió mi tiempo. Sé que Sero envió un mensaje algún momento, sin embargo.

Más adentrada la noche, cuando por fin pude descansar; decidí escribirle en agradecimiento por la salida.

Mensajes con Sero:

- Llegué a casaaaa

- Recién ahora estoy desocupada
Lo pasé genial hoy 🙃🙃
Gracias otra vez 😅

- Yo tmb lo pasé bien
Cuando quieras, Kirishima;)

- Igualmente, Sero 😃😅
Ten buenas noches.

Salí de su chat, suspirando agotada como para pensar una respuesta mejor.

Abajo de él, más de veinte mensajes de mi mejor amiga me esperaban.

Moriré.



extra.

Mina se pasea de acá por allá en mi pieza, balbuceando ella sabrá qué y a punto de hacer un hoyo en el piso de tanto vaivén. Yo, en cambio, estoy recostada contra la pared; abrazando cabizbaja una almohada.

—¡Mina, quédate quieta, por favor! Me estás poniendo nerviosa —exclamé. Qué bueno que mis papás salieron hoy domingo. Estamos solas.

Ella se detiene en seco y me mira como un depredador, me intimida fácilmente.

Ella pone una mano sobre su cadera y me señala acusatoria—Sigo ofendida porque no me dijiste nada y me dejaste plantada en el shopping con...

—¡Lo siento, en serio! No me di cuenta y lo olvidé, pero no te la agarres con mi piso, él no te hizo nada —interrumpí y bromee. Mina rueda los ojos—. Sé que debí avisarte, en ese momento no lo pensé mucho —murmuré. Y ella suspiró cansada.

—No importa, no llegaremos a nada así —‹Oh, no. Sé lo que sigue—. Ya está, pasamos cosas peores como amigas —Asentí con un puchero. Mina se acerca a mí, sentándose a mi lado en el colchón—. Entonces...—‹¡Maldición!— ¿Qué tal te fue con esa chica? Resultó ser una chica a quien le dejaste la nota, ¿no?

—Sí, uh. Sí, supongo que bien...

—¿Bien? —Levanta las cejas—. Vaya. ¿Y quién es? ¿La conozco? ¿Es bonita, es mayor? ¿Menor?

—¡Ashidoooo! —Ella me sonríe, inocente—. Es, ehm... bastante alta, pálida y de pelo negro —Me oculté más contra mi almohada—. Tiene varios aros en la oreja. No sé si la conozcas, solo sé que se apellida Sero.

Y sí›, detuve mi hablar, es demasiado bonita.

—¿Sero? Mh, Sero... Sero —canturrea. Chasquea los dedos de pronto—. ¡¿Sero Hanna?! La que es de segundo, ¿no?

—Uh, creo-.

—¿En serio no lo sabes?

Me encogí de hombros y negué. Mina bufó y sacó su celular, empezando a teclear algo en él y yo me aproximé para observar la pantalla disimuladamente.

—¿Es ella?

Mina me muestra una foto de ella junto a varias chicas de la escuela, señalando a una en particular. Asentí con la cabeza al reconocerla. En comparación a las demás, Sero es muy alta.

—Wow. La conozco, no hemos hablado mucho sin embargo —Parece dudar en decirme algo—. Está en el equipo de básquet de la escuela, es muy copada, lo admito... Aunque, Eiji —Me miró fieramente a los ojos—, cuidado con sus amigas.

Jadeé internamente, dramáticamente. Mina habrá dicho algo más luego de eso, pero no la escuché. En algún momento me preguntó si me seguía gustando de nuestro compañero y le dije que sí, pero que era tema aparte. Mina se fue de mi casa antes de la cena, después de que llegaran mis padres, y yo quedé pensativa.

No comí mucho esa noche, y me dormí tarde por distraerme con el celular. No quería saber de nadie más ese día.

.
.
.

El tiempo pasó y, a pesar de tener mis dudas, Sero y yo empezamos a hablar más seguido. A chatear, mejor dicho. Y ella comenzó a ser parte de mis tardes y noches en desvela.

A veces llamábamos para jugar cualquier videojuegos y perder el tiempo, y pocas otras teníamos salidas al parque (¿citas?). Así se nos fue el primer mes, sin que ninguna notara como nuestra cercanía crecía más y más.

Algo raro debe estar pasándome. Me siento extraña con ella, aunque aún no sé por qué.

- Hola, ah.

He decidido que este será el final de este os (aunque no descarto subir un apartado en "Caprichos") porque no me estaba gustando lo demás, pero tenía esto escrito. Y dejar un final abierto /otra vez.
¡Sé que esto fue un caso y lo siento! Es mi primera vez organizando una cosa así, y creo que podría haber salido mucho mejor. TT

Como sea, ojalá hayan disfrutado esta pequeña week tanto como yo al hacerla y se sumen y me etiqueten. Estoy muy agradecida con la gente que participó, fue más de lo que creí en general. ;; los adoro.

Nos estamos leyendo. <33

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