—Padre, yo también pido permiso para retirarme —Shan se sorprendió al escuchar a su hijo, suspirando, le permitió irse.

Guang abandono el salón sintiéndose extraño, por lo visto los cultivadores demoníacos no solo eran fuertes e inteligentes, sino que también eran veloces. Aquellos ojos matizados de rojo estaban en su mente, y se mantuvieron allí por el resto de la noche.

Sus cabellos se movían con el viento nocturno, su mirada perdida en el lejano horizonte difuso, gracias a la oscuridad de la noche era imposible discernir donde terminaba el cielo y donde comenzaba el océano. Podía escuchar las olas golpear las rocas, había pocas estrellas en el cielo, dejando a la luna ser protagonista de la noche.

Unos pasos desconocidos fueron percibidos por él, no sentía ninguna intención del dueño de estos, pero aun así saco su espada, controlándola mentalmente, ataco al desconocido.

El ataque fue recibido por otra espada, solo que está todavía en su funda, Xian esquivo magistralmente los ataques, y al ser reconocido estos cesaron.

—Wao, la habilidad con la espada del joven maestro Hao es realmente buena, en el futuro me gustaría poder intercambian más movimientos contigo.

Con su inexpresivo rostro, Guang se dirigió a él

—Esta área no está permitida para los visitantes, no debería de estar aquí.

—Oh, bueno, lo siento, no ha sido mi intención llegar a aquí. Después de la desastrosa cena, quise tener un poco de aire fresco, y en busca de un lugar me he perdido, vi la silueta de un hermoso ángel y quise probar suerte, tal vez podría ayudarme a regresar.

Guang apretó la espada, controlando sus reacciones, los cultivadores demoníacos tenían la reputación de ser coquetos innatos, sin importarle el género, se dedicaban a engatusar a quienes quisieran, él no caería en estos juegos.

Dejando salir un suspiro molesto, dio unos pasos hacia adelante, siento detenido por Xian, quien intento tomar su mano pero los reflejos de Guang eran buenos y se movió solo dejando que Xian tomara parte de su manga.

—¿Este bello ángel no me prestara su ayuda? —soltó su manga, llevando sus manos a su espalda, se giró en dirección al acantilado— entonces supongo me tendré que quedar aquí, no me quejo, la vista es realmente hermosa y familiar.

—Tengo un nombre, y aunque no es mi trabajo le guiare a hacia su habitación

El tono de Guang era monótono. Xian sonrió de lado, claramente no lo tendría fácil

—Y ¿Cuál es tu nombre?

La pregunta fue directa, pero Guang no la respondió, solo volvió a caminar

—Sígame —fue su única palabra cuando ya estaba a varios pasos de Xian.

Este último no tuvo de otra que seguirle, intentando caminar a la par de él pero Guang siembre se le adelantaba, marcando la distancia entre ellos, negándose a responder las preguntas que le hacía en su intento de entablar conversación, rindiéndose al ver que no obtendría nada del otro. Debió saberlo, relacionarse con un divino no sería sencillo siendo el un demoníaco.