Cap. 6El Inicio de los Problemas
La cueva estaba sumida en oscuridad y envuelta en un casi silencio, la luna no tenía planes de hacerse presente esa noche en que ni las estrellas se asomaban. De pie en la entrada, escuchaba de cerca el relajante sonido de la cascada, su vista en la oscuridad era buena por lo que podía ver los hilos de agua deslizarse hacia abajo. Y aunque todo el ambiente gritaba serenidad, su interior era un caos.
Esa molesta voz se había hecho más fuerte luego de lo ocurrido, y curiosamente su tono era igual al de Liu, le recriminaba lo ocurrido con Fire Land, lo culpaba, le recordaba lo que estuvo haciendo mientras su hogar se sumía en guerra, le preguntaba si ya estaba satisfecho de haber logrado su objetivo, y se burlaba de que cediera ante Guang, de que se dejara ultrajar por este; le preguntaba también si fue lo suficientemente bueno, si valía todo lo que perdió.
Él amaba a Guang, se dio cuenta enseguida, no podía ser solo un simple gusto o una simple atracción lo que sentía por el otro cuando no podía despegarle la vista, cuando anhelaba tanto su compañía, y soñaba haciendo todo tipo de cosas súper románticas y cursis, y otras bastante subidas de tono. Desconocía la razón de porque su corazón había elegido al cultivador divino, porque se encaprichaba tanto por él, porque quería que fuera él y solo él, porque le tomo tanta confianza. Y aunque se lo cuestiono no obtuvo respuesta, y se decidió a luchar por lo que su corazón quería.
No se arrepentía de lo hecho hace poco, de entregarse a Guang, y lo volvería a hacer sin problemas, pero no podía callar esa voz en su cabeza. Se sentía culpable del destino que había corrido su gente, sin tan solo hubiese estado en Fire Land creía que las cosas no se hubieran descontrolado tanto, que los tíos Sotus aún vivirían, que Emei aún estuviera, y sus hermanos y Zhiyu.
Cerró los ojos y llevo una mano a su pecho, donde estaba su corazón que dolía por los recuerdos y por la culpa. Sentía sus meridianos arder, y su energía agitarse más en su núcleo, Guang tenía razón, no estaba bien, seguía inestable, si usaba su poder podría caer en una desviación de qi, o estar muy cerca de una. Por eso aguanto el dolor de la penetración hasta que el placer lo disminuyo, pero se vio en la obligación de usarlo al despertar, pues el dolor más la incomodidad estaban rozando lo soportable. Y esa poca cantidad lo había agitado, llevándolo casi al límite.
—Xian —la voz soñolienta lo saco de sus pensamientos pero no calló del todo esa molestosa voz.
—¿Por qué has despertado? Vuelve a dormir —se acercó al diván que les servía de cama, sentándose frente a su anfitrión.
—¿T-tú...? ¿Estás bien? ¿T-te lastime...?
Antes de responderle Xian se permitió reír por el tono avergonzado del otro, llevando sus manos a las mejillas de Guang, sintiéndolas arder
—Estoy bien, perfectamente bien. Tanto que si me pides repetir no me quejaría.
—¡Xian! —Guang golpeo sin fuerzas el brazo de Xian a modo de reprimenda, pero este solo rio más antes de juntar sus labios en un lento beso.
—Volvamos a dormir, hay que reponer fuerzas —y aunque fue Xian quien lo dijo también fue quien siguió besando a Guang, toqueteándolo hasta que este volvió a regañarlo, acomodándose mejor para que pudiesen dormir.
El calor del sol los despertó a mitad de mañana, Xian pretendió seguir durmiendo y Guang se levantó, desesperándose, se dispuso a realizar el desayuno con ingredientes que tenía guardado y otros que había traído en esta ocasión. Cuando estuvo listo se permitió "despertar" a Xian, quien como niño pequeño hizo pucheros y reclamo besos.
—H-hay algo de lo que... quiero hablarte —Guang tomo la palabra una vez terminado el desayuno.
—Bien, adelante —por alguna razón Xian sintió una mala corazonada.
—Es... es sobre, sobre tu ti-po de cultivo. No sé si te acuerdas de la promesa que me hiciste.
—¿Cuál promesa?
—La de dejar el cultivo demoníaco y forjar un núcleo dorado
Xian trago en seco y desvió la vista
—Gu-guang
—Por eso te traje aquí, creo que es el mejor momento para que lo hagas, debes permanecer un tiempo oculto así que puedes aprovecharlo y empezar a cultivarte en el camino correcto.
—¡Guang! Este no es el momento...
—Claro que lo es
—¡No! ¡No lo es! —Xian se puso de pie, exasperado
—Tú me lo prometiste Xian
—Las cosas han cambiado
—¿En qué han cambiado?
—¡En que lo he perdido todo! ¡Me he quedado solo!
—No estás solo, esta Ren y Phoebe y estoy yo
—Pero ni tu ni Ren ni Phoebe han estado a mi lado en el pasado, no me vieron crecer, no crecieron a mi lado. Me pides que renuncie a lo único que me ata a mi hogar, a mis padres, a mis hermanos, a mis amigos, a mi familia, a las personas que tanto estimo y con quien viví tantos momentos ¡Ellos acaban de morir! ¡Mi hogar fue destruido! Y me pides que cambie de cultivo solo porque tú lo crees correcto.
—Fuiste quien lo prometió, que forjarías un núcleo dorado, que dejarías tú puesto de futuro líder en manos de tu hermano y tú vendrías conmigo.
—En ese momento tenía dos hermanos Guang, y vi morir a uno y puede que el otro esté muerto también. Tenía padres, tíos, amigos, compañeros ¡Y todos ellos se han ido! ¡Han muerto! ¡Ya no hay una isla que habitar ni una secta que gobernar! Estoy en luto ¿Podrías respetarlo y no pedirme abandonar lo que me recuerda a ellos?
Los ojos de Xian estaban rojizos, de su cuerpo salían hilos de energía resentida, su corazón latía apresurado y sentía como sus meridianos ardían mientras su núcleo parecía que explotaría dentro de su datian en cualquier momento. Sintió humedad llegar a su boca, al llevar su mano allí y retirarla era sangre proveniente de su nariz.
Guang sintió un poco de culpa, pero la ira en su interior seguía nublando su mente, se sentía traicionado, le habían hecho falsas promesas y eso le molestaba.
—Hay muchas formas de cultivarse, Guang, pasamos un hermoso momento recién, no lo arruinemos por estupideces ¿Sí? —Xian se acercó al de blanco, quien rehuyó a su tacto.
—Yo vine aquí a meditar y eso haré. Puedes quedarte si quieres o irte, la barrera te reconoce. —Guang se puso de pie, yendo hacia la puerta secreta, entro en aquel espacio rico en energía divina.
Xian lo vio irse, una lágrima traicionera recorrió su rostro, bajo la mirada, se sentía mal, física y emocionalmente. Su cabeza había empezado a martillar y sentía el constante golpeteo anormal de su corazón contra su pecho, su respiración se iba descontrolando, y su sangre se encontraba hirviendo, él también necesitaba meditar, pero aquí solo había energía blanca, y aunque su cuerpo aceptaba la de Guang no era lo mismo con la otra energía que está libre en el aire, pero debía intentarlo si no quería caer en la tan inminente desviación de qi que lo acechaba.
Así que colocándose en posición sobre el suelo, muy cerca de la entrada, se dispuso a intentar calmar su núcleo y ralentizar su fin.
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