Cap. 4Lugar Especial
—¿Ya puedo quitarme esto, Guang?
Los dos se encontraban en medio de gigantescos árboles, Xian vistiendo como siempre, de negro; con el extra de un sombrero con velo, también negro, que ocultaba su rostro de terceros no deseados. Guang solo le asintió y él se deshizo enseguida de lo que para él era un molesto y caluroso accesorio.
Ya llevaban un buen rato caminando, habían salido de la Mansión Hao, yendo por caminos pocos concurridos, habían pasado un largo puente de madera, colocado a una gran distancia del suelo, entrado a otra montaña que casi lo hace vomitar sangre.
No sabía a donde iban, Guang solo le había dicho que lo llevaría a un lugar para que se recuperara, esperaba que fuera a Xī, donde recordaba habían tenido su cacería nocturna que equivalía a la práctica final de sus meses de estudio, y donde sabía había mucha energía resentida. Pero habían tomado una dirección diferente, y no sentía ni un poco de energía oscura.
Empezaron a descender por una cuesta, siendo cuidadosos de caer, al llegar abajo se encontraron con el delgado cause de un río, mismo que siguieron hacia arriba.
—¿Ya me dirás a dónde vamos? —volvió a cuestionar.
—Ya falta poco
Xian no tuvo de otra que suspirar y seguir andando. El paisaje era dominado por la naturaleza: grandes y majestuosos árboles se alzaban hacia el cielo, vegetación de menor tamaño entre estos; algunas plantas de flores pálidas, la fría brisa, el olor a libertad. Hilillos de energía positiva se podían ver y sentir, al igual que algunas criaturitas mágicas.
El sonido propio de una fuerte corriente de agua al caer de gran altura hizo que Xian levantara la vista, quedando maravillado por la majestuosa cascada que se vanagloriaba a su frente. En Fire Land las cascadas eran pequeñas, delgados hilos de agua que caían, pero frente a él eran torrentes los que se precipitaban hacia abajo, creando una bruma blanquecina donde se juntaban las aguas: las que caían y las que corrían libre por el rio.
—Wao, es una vista alucinante.
—Mmn, me alegra que te guste.
El sonido del agua al caer era relajante, el río corría en calma, los rayos del sol hacían brillar el agua, el viento movía las plantas en una hermosa danza, Xian sonreía, la naturaleza era la reina aquí. El lago en Isla Mariposa estaba rodeado de flores coloridas, pero aquí no había flores, solo mucho follaje verde, que combinaba hermosamente con las traslúcidas aguas y el suelo gris amarillento de la playa del río.
—Vamos a mi lugar especial —Guang, terminó con el cómodo silencio, aunque su intervención no desagradó a Xian.
—¿Tú lugar especial es aquí? —Xian dio vuelta, observando aún más su entorno, intentando descifrar dónde estaba aquel lugar.
Guang sonrió al verlo
—Sígueme —fue lo único que le dijo, sus mejillas se estaban tornando rojizas, y empezaba a sentir en mayor medida los nervios.
Armándose de más valor, salto hacia una roca específica en medio del río, luego saltando a otra cerca de la cascada, para después atravesar la cortina de agua y perderse tras ella.
Xian observo a Guang perderse entre la cascada, ladeo la cabeza un poco con una mueca de confusión, otro suspiro salió de sus labios y se decidió a dar los mismos pasos que el de blanco.
Al momento que entró en contacto con el agua sintió como traspaso una barrera, al llegar a suelo firme tuvo que sostenerse de la pared para no caer, el constante exponimiento a la energía divina estaba haciendo mella en él de forma lenta, y esto sumado a su inestable estado no era algo bueno ni para su núcleo ni para su salud.
—¿Estás bien? —Guang llego a su lado con la preocupación marcada en su rostro. Xian le sonrió intentando calmarlo.
—¿Es esté tu lugar especial? —el otro solo asintió sin despegarse de su lado.
Estaban en una cueva medio pequeña pero que tenía la huella de Guang, supuso que hacía bastante de que este la encontrara. Como era de suponerse dentro de ella había una cantidad muy considerable de energía divina. A poca distancia de donde estaban, había un estante de cuatro niveles con libros, pergaminos, pequeñas vasijas de porcelana, y algunas diminutas cajas; en el centro una mesa bajita con un juego de té sobre ella y un cojín blanco verdoso en un extremo; al fondo podía observar una improvisada cocina: el pequeño fogón rodeado por rocas, la entinada jarra colgando del aro de madera, otra diminuta mesa sobre la cual se exponían utensilios de cocina; y en un extremo alejado una tina cuadrada de madera, en la pared la roca había creado una protuberancia que podía usarse como meseta y donde podía ver algunos productos de aseo. Cerca de la mesa central, pegado a la pared, un diván de madera que apostaba hacia la función de cama, las sábanas dobladas y la almohada sobre él se lo confirmaban, un baúl se encontraba ubicado detrás de la cabecera del diván.
El techo no era muy alto, no había señales de humedad en las paredes o suelo, la luz se filtraba por medio de la cascada.
—Hay más —escuchó que Guang le dijo, para seguido alejarse de él, llegando cerca de la tina, colocó su mano sobre la pared de la cueva, esta desplegó un brillo blanquecino y la roca desapareció.
Xian se movió hacia Guang, quien después de sonreírle dio un paso adelante. La cantidad de suelo era visiblemente poca, después de esta un estanque de cristalina agua, la luz entraba por pequeñas grietas en el techo y paredes, que le daban al lugar un aspecto divino en conjunto con la energía que pulaba libremente.
De forma inconsciente Xian dio un paso al frente, solo para retroceder con rapidez, se controló para no vomitar pero no pudo impedir que una pequeña cantidad de sangre se deslizara fuera de sus labios.
—¡Xian! —Guang se movió al lado de su invitado.
—Mucha energía espiritual divina para mí —Xian le sonrió intentando calmarlo, pero la preocupación y el arrepentimiento se mantuvieron en la mirada de Guang.
Hao Guang lo ayudo a llegar a la mesa central, dejándolo ocupar el cojín, mientras él tomaba una vasija para llenarla directamente de la cascada, con un talismán de fuego encender el fogón, y poner a calentar agua para el té. Del baúl sacó otro cojín a juego, tomando la mano de Xian empezó a traspasarle un poco de su energía, algo que se había vuelto costumbre desde que el otro estaba bajo su cuidado.
—Enserio estoy bien, no hay nada de qué preocuparse, Guang.
—Tú núcleo sigue inestable, puede descontrolarse en cualquier momento. Mi energía puede ser de ayuda para ti, así que deja que te ayude.
Xian observo sonriente a Guang, dejándolo continuar con su traspaso de energía, hasta que el agua estuvo lista, y el anfitrión se puso de pie para preparar té.
Una vez servido, Xian le dio un sorbo, controlándose para no devolverlo.
—Es un té que ayudará a limpiar tus meridianos y calmar tu qi.
—No creo que sea necesario que tome esto, en verdad estoy bien. A parte no es por ofender pero sabe horrible.
—Mientras peor sabe más beneficioso es.
—Pero en serio no lo necesito, solo lo tomaré por cortesía, cariño.
Las mejillas de Guang se colorearon por el apodo, sacándole una sonrisa a Xian, quien pudo soportar el mal sabor del té embriagándose con la hermosa vista frente a él, y aumentando el sonrojo y nerviosismo de Guang.
—¿Así que este es tu lugar especial? —Guang asintió a modo de respuesta —¿Hace cuánto lo encontraste?
Hao Guang pensó un momento su respuesta
—Hace mucho tiempo, tenía unos doce años cuando me perdí y llegué hasta la cascada. Vi una criatura espiritual y la seguí, así atravesé la cascada y encontré la cueva.
—¡Vaya! ¿A los doce años? ¿Así que el niño Guang era un travieso escurridizo?
Guang bajo la mirada un poco avergonzado
—Solo era un niño curioso, uno que quiso mantener algo solo para él
—¿Quiénes saben de este lugar? —Xian preguntó motivado por la última parte de la oración de Guang.
—Mi familia sabe que tengo un lugar privado de reclusión al que vengo a meditar, saben que está en esta montaña pero no conocen su ubicación.
—¿Solo yo conozco su ubicación aparte de ti? —el otro asintió —¿Así que este lugar también puede ser mi lugar especial? —pregunto con cautela. Las mejillas de Guang volvieron a encenderse y este bajo la vista —¡Aiya! ¿Por qué mi Guang es tan tímido?
A las palabras de Xian le siguió su invasión al espacio personal de Guang, dejándole un sonoro beso en la mejilla
—¡Xian! —Exclamó un poco escandalizado.
—¿Qué? Aquí solo estamos tú y yo, no hay terceros que vean nuestras muestras de amor. Anda consuélame en la intimidad, que yo también voy a agradecerte por la confianza. —sus palabras se vieron reforzadas por su cercanía, apretándose contra el cuerpo contrario, haciendo que Guang pudiera competir contra un tomate.
—No digas estupideces y tomate tu té, no intentes distraerme para no hacerlo.
Xian explotó en risas, llevó su mano a la quijada de Guang, obligándolo a mirarlo a los ojos
—Solo si me besas.
—Xian
—Solo uno y me apartare, es la motivación que necesito para tomarme esa horrible bebida.
Guang dejó escapar un largo suspiro, haciendo uso de su valentía dejó un rápido roce en los labios ajenos, la sonrisa que recibió a consecuencia calentó su corazón avivando el sentimiento que anidaba en su pecho. Xian se acercó aún más, dejando un piquito en la boca contraria, luego otro, y otro, hasta que se atrevió a besar de verdad aquellos labios que tanto le gustaban. Sus labios se movían lentamente, disfrutándose, Xian reconociendo el horrible sabor del té pero importándole poco.
Cuando el aire fue necesario se separaron, en ese momento las voces en la cabeza de Xian se manifestaron, recordándole lo sucedido en Fire Land, lo que pasaba en su hogar mientras él jugaba a la casita feliz con Guang. Las voces lo culpaban, le recordaban cada error.
Se abrazó al cuerpo de Guang, quien sintió el cambio de ambiente
—Xian ¿Sucede algo?
—Nada, solo bésame ¿Sí? —Xian levanto la mirada, y ese extraño brillo en sus ojos eliminó cualquier pensamiento de negación en Guang. Podía ver que el otro le necesitaba, y si a besos podía brindarle consuelo, lo haría.
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