"...y luego la realidad te golpea muy fuerte."

En un abrir y cerrar de ojos nos encontrábamos luchando con nuestros rivales. Los guardias de seguridad estaban tan bien entrenados como nosotros, lo que hizo nuestro trabajo un poco más difícil de lo esperado. El primer hombre que me atacó era diez centímetros más grande que yo. Parecía una mariquita contra una libélula. Me empujó con fuerza contra la pared antes de atacar a mis compañeros. Le miré con los ojos muy abiertos porque me ignoró. Ni siquiera le importó mi presencia. Debí parecerle un novato. Lo cual seguía siendo por desgracia.

Antes de que pudiera reunir mis fuerzas para luchar contra otros hombres, el Tigre Negro me agarró del brazo y me obligó a salir de la galería.

"¡¿Qué estás haciendo?!" Grité. "Tenemos que ayudar a los demás"

Me envió una mirada de muerte y me pidió que escuchara.

"Damas y caballeros, en unos minutos les pediremos que se reúnan en la Galería de las Mariposas para presentar lo más destacado de la ceremonia de esta noche."

"Mierda." Apreté los labios y miré a mi novio. "¿Qué debemos hacer? Los guardias no nos dejarán reemplazar el collar."

Miró a nuestros agentes luchando y luego miró a las escaleras frente a nosotros. "Christian." Oírle llamarme con otro nombre sonó muy extraño y a la vez muy nuevo y atractivo para mis oídos. Pero no tenía tiempo para fantasear con mi novio. Teníamos que completar nuestra misión lo antes posible. Sería una pena fallar a quien subestimamos.

"Tengo una idea", dijo con tono serio. "Vamos a bajar."

Levanté una ceja: "¿Qué vas a hacer?"

Me cogió de la mano y se dirigió hacia las escaleras: "Sígueme y no digas nada"

Antes de llegar a la sala principal, nos apresuramos a arreglarnos el pelo y los trajes para no parecer sospechosos ante los invitados.

Había gente de muchas nacionalidades y lo que me sorprendió fue que a nadie le importara. Todo el mundo hablaba y se reía con los demás y a nadie parecía importarle una mierda.

Mi estómago rugió cuando nos acercamos al buffet. Había grandes platos de langostinos, sushis, canapés de caviar... Tenía tanta hambre que podía devorar cualquier cosa.

Tigre me sorprendió cuando de repente me hizo sentarme a su lado frente a un piano de cola. Le miré confusamente y observé cómo miraba las teclas blancas y negras de una manera que me rompió el corazón. Fue como si la nostalgia le golpeara justo en ese momento. Debió de recordar los tiempos en los que solía tocar música y escribirla.

"Hyung". Susurré, interrumpiendo sus pensamientos. "¿Vas a tocar?"

Miré a mi alrededor y vi que algunas personas se fijaban en nosotros. Algunos incluso se volvieron y se acercaron a nosotros, esperando que el pianista empezara a tocar.

El Tigre Negro cerró los ojos por un momento y tomó aire. Entonces vi el más bello escenario frente a mis ojos. Sus largos dedos cayeron suavemente sobre las teclas del instrumento. Se posaron en cada una de ellas con la misma lentitud con la que una cascada se precipita majestuosamente sobre las aguas infinitas. Las primeras notas que tocó sonaron como el cielo para mis oídos y se sintieron como el paraíso para mi corazón.

Unos segundos después, los invitados nos rodearon, sosteniendo sus copas de champán, con una sonrisa dibujada en sus rostros. Si les impresionó su talento, no sé qué pensé yo en ese momento. Todo mi cuerpo se congeló al verle trasladarse a otro mundo, a otra dimensión. Parecía haber abandonado la realidad y haber ido a un nuevo lugar. Tal vez a uno antiguo en el que se sentía más feliz.

Reconocí las melodías que estaba tocando y no pude evitar sonreír. Era una canción que escuchábamos mucho últimamente y me hizo vibrar el corazón al escucharlo tocar. No por los invitados, sino por mí. Era la segunda vez que le veía tocar el piano, pero seguía hipnotizado por la forma en que se vuelve aún más atractivo mientras hace lo que realmente le gusta.

Su idea parecía haber funcionado cuando ninguno de los invitados abandonó la sala principal para pasar a la Galería de las Mariposas. Necesitábamos ganar más tiempo y estaba siendo un éxito. Pero sabía que no se quedarían mucho tiempo a juzgar por su afán y su curiosidad por ver el objeto precioso más esperado. No tuve más remedio que despertar uno de mis talentos más ocultos. Me aclaré la garganta y activé el micrófono que sonaba encima del instrumento. Recé para no hacer el ridículo y me puse a cantar cuando llegó al estribillo de la canción.

I found a man I can trust

And boy, I believe in us

I am terrified to love for the first time

Can't you see that I'm bound in chains?

I finally found my way

I am bound to you

I am bound to

Oí que la gente cuchicheaba a nuestro alrededor. Levanté la cabeza y me di cuenta de que me miraban con asombro. Les gustaba mi voz y no podía contener mi emoción. Sentí que el Tigre Negro me observaba de vez en cuando y supe que sonreía.

La gente no abandonó la sala principal por mucho que el locutor les repitiera que debían subir a la galería.

Tigre y yo formamos un gran equipo. Yo cantaba a todo pulmón mientras él daba lo mejor de sí tocando las notas a la perfección.

Maldije mentalmente cuando vi a Hoseok corriendo por las escaleras, con un guardia siguiéndole. Su cara sangraba, lo que me hizo preocuparme por él. Mi voz se quebró de repente cuando le vi lanzándose sobre una de las lujosas lámparas de araña que colgaban del techo. Intenté desviar la atención de los invitados hacia nosotros cogiendo el micrófono en la mano y caminando lentamente alrededor de ellos, dedicándoles mis sonrisas más encantadoras. Todas las miradas estaban puestas en mí mientras cantaba la balada, mi corazón latía rápido no sólo por el nerviosismo sino también porque Hoseok corría el riesgo de caer del techo y hacerse daño.

Más tarde, vi a uno de los agentes que nos hacía señas desde detrás del vestíbulo.

Su voz sonó a través de mi auricular, "Azul a Christian, todo despejado. Repito, todo despejado"

Asentí discretamente y seguí cantando pacientemente hasta que terminé lo que quedaba de la canción.

Después de que los invitados salieran de la sala principal. Corrimos a reunirnos con los demás agentes. "¿Qué ha pasado? ¿Qué pasa con los guardias?" Pregunté.

Empezaron a reírse: "¿Quién te crees que somos, hombre? RM nos formó."

Me reí y les di unos golpecitos en la espalda: "Lo hacen bien chicos, muy bien."

"Oh, mierda."

Me congelé cuando recordé que Hoseok seguía pegado al techo.

"¡CHICOS!" le oímos gritar. " ¡SÁQUENME DE AQUÍ!"

Los agentes empezaron a reírse: " Le tiene miedo a las alturas."

Podría unirme a sus risas pero no tenía derecho a hacerlo. Mi consciencia me lo prohibía porque yo también tenía miedo a las alturas y habría gritado tan fuerte como él.

Los agentes se quejaron cuando Jackson les golpeó la cabeza uno por uno. " Se están riendo, ¿eh?", levantó una ceja. "En lugar de salvar al vicepresidente, se están burlando de él."

"¡Vamos, Jack! Si puede subir a la araña, también puede bajar de ella."

Jackson le lanzó una mirada de muerte al joven. Se dio la vuelta y miró al de pelo naranja. "¡Jay! Quédate ahí, no te muevas."

Le vi arrebatar la cuerda roja de una de las barreras doradas colocadas en la puerta de entrada y correr hacia arriba. La anudó alrededor de la barra de hierro que ocupaba la longitud de la escalera y se aseguró de que fuera lo suficientemente fuerte como para no romperse. Me acerqué a él y le dije: "Jack, todavía estás herido, hombre. ¿Crees que puedes hacerlo?"

Me miró y me preguntó: "¿No ayudarías a Tigre si lo necesitara?"

Asentí.

"Entonces, ¿por qué no puedo salvar también a mi amor?" Sonrió y saltó, sujetando fuertemente la cuerda alrededor de su mano. Jackson es uno de los mejores agentes de la compañía. Lleva años entrenando duro y se le dan bien las artes marciales. Su cuerpo es flexible y fuerte.

La forma en que colocó su brazo libre alrededor de la cintura de Hoseok para sostener todo su cuerpo contra su pecho no hizo más que asombrar. Era digno de una escena romántica de una película de acción.

Cuando volvieron con nosotros, los agentes empezaron a aplaudir y silbar mientras Hoseok escondía su cara en el pliegue del cuello de Jackson. Estaba demasiado avergonzado para mirarnos.

"¿No creen que es el momento en que los protagonistas se besan en una película?", bromeó uno de los agentes.

Me reí, "Oh, tienes razón, hombre". Miré a Jackson y le dije: "Tienes que besarlo."

"¡Sí!", gritaron los chicos. " Vamos, bésalo."

Hoseok levantó la cabeza y nos miró con los ojos muy abiertos: "¿Están locos? ¡Estamos en medio de una misión!"

"La misión está hecha, hyung". Sonreí. "Bueno, casi." Me reí.

"¡Beso, beso, beso!"

Las mejillas de Hoseok se pusieron rojas cuando los agentes siguieron gritando que se besaran. Jackson estaba disfrutando tanto del momento que sonreía de oreja a oreja. Acarició suavemente las mejillas de Hoseok y sus ojos se clavaron en los de él. Le dedicó una hermosa sonrisa y le oyó susurrar "¿puedo?" antes de besar sus labios.

La misión finalmente se completó.

**

Dos meses después, el escenario había cambiado por completo. No había museos, ni hoteles de lujo. Sólo las calles de Seúl. El ataque planeado por el gobierno estaba a punto de producirse en ese momento. La gente caminaba por las calles, sin saber que sus vidas estaban en juego.

Estaba en mi posición, escondido entre los coches, con un arma en la mano. Estaba esperando la señal.

Me miré las manos magulladas. Las que me he lastimado tanto. Vi los moretones que aparecieron por los sacos de boxeo que golpeé, la pared que he roto, mi corazón que quedó destrozado. El shock que me produjo en todos mis sentidos cuando supe, hace dos semanas, que mi hermano menor se fue de Estados Unidos hace años. Nunca estudió allí. Gracias a el jefe, descubrí que la esposa de nuestro padre tenía a toda su familia trabajando en el gobierno de Corea del Sur. Más tarde le presentaron a Jihyun y le consiguieron un puesto como su espía de mayor confianza. No rechazó el trabajo por la cantidad de dinero que le ofrecieron.

Me enfadé con Jihyun por olvidar todo lo que nuestra madre nos enseñó y con nuestro padre por dejarla por una familia de traidores. Oh, pobre madre. Ella no merecía este destino.

Observé a la gente caminando, un sentimiento de tristeza y responsabilidad consumía mi cuerpo. Mi deber era salvarlos y me prometí a mí mismo que haría todo lo posible para que mi misión tuviera éxito.

Cerré los ojos y recé por todas las almas inocentes. Recé por mi madre, la mujer que me lo dio todo. La mujer que confió en mí sin importar nada, la que me ama por lo que soy. Recé por todos los agentes que estuvieron a mi lado durante un año, los que me escucharon, los que me enseñaron y los que me quieren. Recé por el Tigre Negro, el hombre que pasó de ser mi nada a mi todo. El hombre que creyó en mí y levantó mi ánimo en los peores momentos. El que me prestó un hombro y pidió el mío. El hombre del que me enamoré.

No quería perder a nadie esa noche.

El gobierno planeó un gran tiroteo en el centro de la ciudad, donde la mayoría de la gente se reunía antes de volver a casa. La lista de armas que pidieron para esa noche nos sorprendió a todos cuando el oficial nos la consiguió. Realmente querían acabar con toda la ciudad. El número de nuestros agentes nunca podría igualar el número de hombres y mujeres contratados para hacer el trabajo de mierda de los grandes jefes.

Todas las misiones que he hecho parecían un juego de niños frente a la que estaba enfrentando en ese momento. Todos los empresarios a los que robamos, todos los tramposos a los que atrapamos y todos los imbéciles a los que matamos parecían ángeles comparados con la gente dispuesta a destruir su propio país, sus hermanos y hermanas, su sangre.

Pero entonces, algunas personas, quiero decir la mayoría, harían cualquier cosa por el dinero y el poder.

La realidad me golpeó con fuerza en el pecho.

**

Ay, ahora si viene lo chido.jpg

¿Qué pasa si les digo que ya estamos en la recta final?

nos leemos mañana<3... o en un rato más, ¿quién sabe?

pd: canción cantada por Jimin en multimedia<3