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3

Como lo eran todas las tardes Taehyung pedía que lo dejaran con su primo, pues se sentía feliz con él y más cuando dijo que había otro niño de su edad claro que ambos padres no se opusieron. Cuando llegó saludó a sus tíos y se dirigió a la habitación que ambos chicos compartían al llegar tocó la puerta y escucho un ruido al ser abierta vio al pálido el cual estaba algo agitado este se hizo aún lado y lo dejó entrar, cerró su puerta y se fue a su cama donde estaba él vio a Jimin sonrojado.

—¿Qué haces aquí primo? —hablo el pálido.

—Solo quería jugar con ustedes dos. —los vio. —¿A qué juegan? —pregunto. —¿Puedo jugar?

—Sabes que eso no se puede. —negó el pálido. —el juego de Minnie y yo es especial.

—Por favor. —suplico. —mis hermanos pasan ocupados con sus tareas que me ignoran.

El pálido lo pensó un momento y asintió mientras le susurraba algo a su "hermano", este sonrió y se bajó de la cama para sentarse enfrente del otro el cual lo miraba atentamente.

—Yoonnie dice que puedo darte amor. —sonrió. —¿Tata quiere amor?

Taehyung vio al otro y asintió, el niño enfrente de él sonrió y con sus pequeñas manos tomó sus mejillas y le dio un pequeño beso en la boca y luego se alejó sonrojado.

—¿Qué fue eso? —frunció su ceño.

—A lo que Minnie y yo jugamos. —se sentó en el suelo. —él es mamá y yo papá.

—Su juego es extraño. —lo vio.

—Es amor. —sonrió el pálido.

—Yoonnie y yo nos amamos. —sonrió el de mejillas apretables.

—¿Pero son hermanos?, y eso está mal. —hablo. —mamá dice...

—No somos de sangre. —interrumpió el pálido con una sonrisa. —no pasa nada, lo he investigado.

—¿Qué más juegan? —lo vio.

—Pues le doy besos a minnie en ... — hablo, pero pensó un momento. —pero ese juego lo sabrás cuando cumplas seis. —cambio de tema el pálido.

—Pero para eso falta mucho. —se quejó.

—Ya sé. —sonrió. —cuando sea el cumpleaños de Minnie él hará una pijamada ahí podremos jugar los tres.

—¿Pero eso significa que jugaremos los cinco? —pregunto.

—Es verdad. —vio al castaño. —será un juego solo de nosotros tres.

—Okay. —sonrió.

—Bien. —sonrió también el pálido. — minnie ven.

El castaño vio como Jimin se acercaba y le daba un beso a Yoongi en la boca sonrió tras un pensamiento rondar en su mente, ese chico de regordetas mejillas con una pierna fracturada como aquella chica.

—Cisne blanco. —susurro.

—¿Qué? —dijo el pálido.

—Nada. —negó.

El pelinegro asintió y se levantó dejando en el suelo al chico el cual se acercó a Taehyung suspiro y lo observó por un momento.

—Cuida a Minnie. —vio a su primo. — traeré algo para que comamos.

—¿Puede darme más amor? — pregunto.

—Claro. —lo vio. —pero sabes las reglas.

Él asintió y el pálido salió, el chico de regordetas mejillas se subió encima de él y le comenzó a dar besos en la boca tal y como su "hermano" le había enseñado el otro se los seguía como podía lo alejo y sonrió.

—Me gusta tu cabello. —sonrió. — ¿Puedo tener un poco?

—Si a Tata lo pone feliz sí. —dijo mientras iba por unas tijeras.

El castaño sonrió y tomó un mechón del cabello del otro mientras comenzaba a besarlo otra vez y cortó el mechón lo guardó y le dio las tijeras.

—No le digas a Yoongi que me lo diste. —tocó sus labios. —será nuestro secreto. —susurro cerca de sus labios.

—Sí. —sonrió.

Ambos seguían sonriendo el pálido entró y los vio se extrañó de no ver a su "hermano" llorando por alguna herida hecha por su nuevo primo se sentó y los vio.

—¿Pasó algo mientras yo no estuve? — pregunto al menor.

—Tata está feliz que le dé amor. —hablo.

—Me alegro mucho. —sonrió.

Toda la tarde la pasaron jugando, al caer la noche él se despidió de ambos hermanos para irse con su familia, él había encontrado alguien que era muy fácil de manipular, pero el problema era que "ese" alguien ya tenía con quien jugar, él debía de buscar a alguien más, cuando llegó a su casa saludo a los empleados y a su familia, cenó con tranquilidad y luego de agradecer se fue a su habitación buscó en unos cajones y vio un cuaderno vacío sonrió y pego con cinta adhesiva el cabello sonrió mientras lo acariciaba.

—Eres un lindo cisne. —susurro. —es una pena que ya tengas con quien jugar.

La noche llegó y él estaba acostado, se imaginó las mil formas de poder ver la sangre del chico, sonrió con una idea él sonrió al imaginarse ese momento aunque iba a ser poco a lo que él tenía pensado sería un inicio de todo lo que él quería hacer. En una sala de hospital estaba un pequeño de cuatro años escuchando lo que su madre leía, él estaba atento mientras sonreía y se emocionaba ante todo lo dicho en esa lectura.

—¿Y qué te pareció? —sonrió una mujer.

—Mmm. —se puso a pensar. —los conejos son lindos.

—Así es. —beso su frente.

—Mami. —hablo. —¿Sigues enferma?

—Un poco. —susurro.

—¿Pero te repondrás? —la vio.

A la mujer se le salieron algunas lágrimas, besó la frente de su hijo ¿Cómo le explicaría a su hijo que lo tiene ya no tiene cura? Ella sonrió y asintió el pequeño la abrazó aún más.

—Tu tío Hoseok vendrá en unos quince minutos. —dijo.

—Okay mamá. —la vio.

—Él cuidará de ti mientras yo me curo. —sonrió.

El pequeño asintió, la puerta se abrió dejando entrar a un chico joven de unos veintiún años, el cual sonrió al ver al pequeño este corrió y lo abrazó.

—Tío. —sonrió.

—Hola kookie. —chocó los cinco con el niño.

Este sonrió y lo bajo, luego de decirle que saliera este obedeció despidiéndose de su madre, al salir el chico se acercó y vio a su cuñada o al menos en aquel tiempo cuando estuvo con su hermano.

—Seugil. —la vio.

—Hoseok. —dijo.

—¿Ya te sientes mejor? —se acercó.

—El cáncer ya está en todo mi cuerpo. —dijo. —el tratamiento ya no funciona.

—Ya veo. —asintió. —cuidaré muy bien a Jungkook.

—Gracias. —dijo con lágrimas en los ojos. —de verdad gracias.

El chico sonrió y le dio un beso en la frente para salir y ver al pequeño junto con otros niños viendo la televisión en una sala especial.

—Kookie. —lo llamó. —ven vamos a comer.

El pequeño sonrió y asintió, el castaño se encontraba sentando en una de las mesas del lugar, mientras sus padres junto con sus hermanos hacían la cola para traer la comida, su visita se fijaba en las chicas y chicos que estaban ahí él miraba las piernas imaginándose estas llenas de sangre su pensamiento se vio interrumpido al ver a dos chicos los cuales iban riendo.

—Hyung no seas malo. —dijo el de cabellera negra.

—Kookie vamos. —rio. —fue gracioso.

—Lo dice porque a usted no le paso. —hablo.

Él vio al chico de cabellos negros por sus rasgos le calculó cuatro años, él vio como el chico se giró y lo vio por un momento, este le sonrió para luego irse con el joven mayor, no supo el porqué, pero que ese chico le sonriera hizo que algo dentro de él se resolviera y un extraño sentimiento lo invadió.

—Cisne blanco. —susurro.

—Hijo. —escucho el llamado de su madre.

—Sí mamá. —la vio.

—¿Todo bien? —le preguntó.

Él vio al pequeño el cual señalaba una pantalla mientras el otro chico le acariciaba el cabello ese que deseaba tener en sus manos miró a su mamá y sonrió.

—Todo bien. —mintió.

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