
11
Ya habían pasado unos meses desde que estaba con ese tipo, extrañaba mucho a la que era su familia porque si esa era su familia y no le importaba si era adoptado o no, él los quería y volvería con ellos, cueste lo que cueste. Sabía lo que ese tipo hacía, mataba por dinero, vendía drogas y golpeaba a personas, ahora entendía un poco por qué él era así, debía de admitir que, por una parte, era bueno porque le serviría como un método de defensa, además había seis cadáveres en el jardín algo que haría que ese tipo fuera a la cárcel o que él mismo lo matara si fuera necesario.
Tenía un plan y ser lastimado por ese tipo era uno de ellos, pues solo así sería creíble su idea, aunque la «idea de ser como él» le era curioso, pero no, él volvería con su familia, sabía que a ese hombre debía dinero y eso le daría cierta ventaja, era sábado y su «padre» descansaba ese día así que él ejecutaría todo su plan ese mismo día. Taehyung se miraba en el espejo mientras sonreía, era de noche y tocaba los golpes que él se había hecho, como también ese hombre se los había hecho producto a que el cual se negaba a decirle padre, sacó de debajo de su cama el martillo que le había robado lo tomó y salió de la habitación debía de hacer un escándalo para que fuera más creíble aunque las personas por miedo no harían nada al saber lo ocurrido hablarían.
—Es hora. —sonrió mientras salía de la habitación.
El bajo en silencio y lo miro en el sofá tomando cerveza y viendo la televisión, se acercó y dejó caer un florero, el hombre se giró y lo vio con el ceño fruncido.
—¿Qué mierdas haces aquí? —pregunto serio.
—Dicen que el cráneo humano es muy fácil de romper. —lo vio. —¿Qué tan cierto es?
—De qué hablas maldito, mocoso. —se levantó del sofá.
—Digo. —lo vio. —¿Puedo romperte el cráneo?
El hombre se acercó y le dio un golpe derribándolo en el suelo, Taehyung se levantó y corrió lejos del hombre, el cual lo siguió, el cerro su habitación por fuera con llave y corrió al ático contando los segundos, sacó un celular de uno de los muchos muertos enterrados en el jardín, mientras marcaba un número él buscaba donde esconderse.
—119. —escucho.
—Ayuda por favor. —dijo mientras dejaba el celular.
El bajo con el martillo cuando lo vio él estaba agachado, sonrió y levantó el martillo dándole con todas sus fuerzas en la cabeza, la sangre comenzaba a salpicar su rostro como también en la pared y también el suelo, él lo golpeó diez veces cuando terminó dejó caer el martillo no le preocupaban sus huellas, pues había tomado precauciones y en todo caso viendo su estado sería en defensa personal. Se dirigió a una esquina y se puso a llorar de felicidad, el celular que él tenía sonó, sabía que era la policía, él lo tomó y contestó mientras contaba lo ocurrido.
La familia Kim iba a la estación de policía, al ver al castaño lo abrazaron mientras lloraban, él contó lo que «había pasado» y todo fue confirmado, él debía dinero y su muerte fue el pago. Los Kim lograron adoptar a Taehyung después de todo hijo o no lo querían a él como si lo fuera, él le contó a su padre que ese tipo había abusado de su madre y que la había amenazado, aunque él sabía la verdad, prefirió no decirla.
Ellos contrataron a un psicólogo el cual atendió a Taehyung por cuatro años para que hablara con él y no tuviera ningún trauma por lo sucedido, él los presentó los primeros meses y los dos primeros años a los últimos él fue mejorando, al punto de que no necesitaba al psicólogo, pero él siempre lo iba a atender por algún trauma que se presentará en el futuro.
Él extrañaba a Jimin, pues era su único mejor amigo, pero se enteró de que él se fue a Londres con su familia, se preguntaba si iba a volver, además tenía muchos asuntos pendientes como lo era Yoongi. Él tema que él no era un Kim quedó en el olvido, a decir verdad solo el círculo familiar lo sabía, de ahí nadie más, él tuvo que ser transferido a otro colegio donde inició de cero, pero su carisma y dulzura llamó mucho la atención y en unas semanas él ya se había convertido en un chico no solo apuesto e inteligente sino deseado y admirado, pues sabían de qué familia venía y eso lo así un ejemplo y modelo a seguir.
—Entonces Tae qué dices. —lo vio un pelinegro.
—No lo sé Bambam. —cerró su libro. —debo pedir permiso, lo sabes.
—Lo sé. —sonrió. —tú haz lo y si no se puede será a la próxima.
—Claro. —sonrió.
Él se despidió y siguió caminando, se detuvo al ver a una chica la cual lo miraba con el ceño fruncido, él sonrió con su característica sonrisa y pasó a la par de ella. Esa chica la tenía siempre detrás de él viendo cada cosa que él hacía, ella comenzaba a ser un estorbo para él y si seguía así sería una más en su lista.
—Oppa. —escucho un llamado.
—Sunmi. —la vio con una sonrisa —¿Ocurre algo?
—Yo. —dijo sonrojada.
—No estés nerviosa. —tomó su mano.
—La próxima semana cumplo años. — lo vio.
—Si lo sé. —habló. —soy el representante del aula, mi deber es saberlo todo.
La chica se sonrojó aún más a lo cual a él le pareció tierno, él la tomó de la mano y le dio un beso.
—Claro que iré a tu fiesta. —sonrió. — sería un honor para mí.
—Aquí está la invitación. —se la dio.
—Claro. —la tomó y la vio. — entonces te veré allá.
Ella asintió y él sonrió, se despidió y se fue rumbo a su casillero, saco los libros que necesitaría y los guardó en su mochila para ir a su última clase, cuando entró lo saludaron y él hizo lo mismo, se dirigió a su asiento y sentó para esperar a que su clase iniciará. Él era excelente en todas las materias, es un buen estudiante, él es bueno, un modelo a seguir, un ejemplo a seguir, él no es malo con nadie, él defiende a muchas personas, él cuida a las chicas y a los chicos, él es tan bueno que es por eso que fue elegido representante del aula.
Él es Kim Taehyung, un lindo chico de quince años que ya tiene un futuro planeado, que aunque aún no terminé la secundaria ya muchas universidades pelean por tenerlo al igual como sucedió con sus hermanos, Kim Taehyung es bueno y malo a la vez, Kim Taehyung es lo que todos desean.
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