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[3] Caminando por la plancha

Los marineros del galeón intentaron en vano reparar el mástil roto e izar las velas, pero lo único que consiguieron fue recibir más gritos airados de su enfurecido capitán.

Tras cinco horas a la deriva, con la esperanza de que ningún otro barco pirata los abordara y les arrebatara lo más importante: sus vidas, fueron rescatados por una embarcación de unos mercaderes que venían de Nabuco.

—Este barco está siendo confiscado por la Marina Real. —dijo el gobernador al capitán del mercante. Luego se volvió hacia el capitán del galeón: —Sigan a esos bastardos.

—Lo siento señor, pero no podemos hacer eso.

—¿A qué te refieres? ¡Se llevaron a mi hijo!

—Lo vi señor, créame, a mi tampoco me gusta. Pero no estamos en posición de hacer eso. Esta nave no tiene suficiente potencia de fuego para un intento de rescate. Con el debido respeto, sería estúpido. —el gobernador pensó un poco mejor, al escuchar las palabras del comandante: —Hay que llevar el galeón a Corea y repararlo. Pronto recibirá una petición de rescate, tenemos que estar preparados.

A regañadientes, el gobernador asintió y se fijó la ruta de vuelta a casa.

Sentado cerca de la popa, Jisung observaba de nuevo el rastro de espuma en el agua que el barco dejaba tras de sí, así como a su hermano, que se había rendido honorablemente en su lugar. Se sentía avergonzado y con el corazón lleno de culpa, por haber visto cómo el pirata arrastraba a su hermano y no haber hecho nada por intentar ayudarle.

Con las lágrimas cortándole amargamente el rostro, se prometió a sí mismo que nunca más se escondería tras la capa de la cobardía cuando su hermano necesitara su ayuda.

🏴‍☠️

Después de permanecer largos días atrapado en aquel húmedo y frío sótano lleno de ratas y cucarachas, a Jimin ya no le importaba tanto el hecho de que su ropa estuviera sucia, apestara y su pelo estuviera grasiento. Como siempre le había dicho a su hermano, los piratas eran burdos alfas y betas, sin la menor noción de cómo tratar a un omega. Las únicas veces que le dejaban salir de la bodega era para hacer sus necesidades, y los días que el Capitán se levantaba de buen humor y lo dejaba deambular por cubierta, siempre vigilado por un Alfa.

Jimin estaba furioso por el trato que estaba recibiendo, si pudiera le daría una patada en el culo a cada uno de ellos. Incluso sus comidas se veía obligado a tomarlas en aquel espacio inmundo. Al menos no lo dejaron con hambre, el navegante siempre traía algo para que el Omega comiera y bebiera. Pero ese día en particular, la mañana pasó, la tarde se fue y pronto llegó el crepúsculo, y Taehyung no bajó a traer su comida.

Imaginó que lo habían olvidado allí abajo, solo en la oscuridad. Deseó volver a ver la cara de alguno de ellos, pero cambió de idea cuando un Alfa abrió la trampilla y saltó dentro, ignorando la escalera. Poco después, otro pirata saltó detrás.

Cuando los alfas se acercaron lo suficiente para ser vistos claramente, Jimin suspiró aliviado al ver que uno de ellos era el mismo Alfa llamado Hoseok, que lo había movido por la nave. El otro, en cambio, era el que tenía una cicatriz sobre el ojo derecho. A Jimin no le gustaba mucho.

—¿Han pedido el rescate?

—¡Cállate! —respondió el de la cicatriz, dispuesto a golpearlo, pero fue detenido por el otro. —¿Cuál es tu problema?

—El capitán dijo que es nuestro invitado. —el de la cicatriz puso los ojos en blanco. —Todavía no —respondió finalmente Hoseok al Omega. —.El capitán quiere volver a hablar contigo.

Jimin asintió y siguió a los Alfas, manteniendo la cabeza gacha. Fue guiado de nuevo hasta el camarote del capitán y, al llegar a la puerta, frenó antes de entrar, recibiendo un "estímulo" en forma de empujón, por parte del cicatrizado alfa.

La puerta se cerró y se encontró de nuevo a solas con el líder de los piratas. El olor de la comida atrajo su atención hacia la mesa. La comida tenía muy buena pinta. Para su sorpresa, el capitán Jeon se levantó y le acercó una silla. Temeroso, Jimin se acercó y se sentó en él.

—Creo que hemos empezado con el pie izquierdo —dijo Jeon, tomando asiento al otro lado. —.Le pido disculpas por las instalaciones en las que se ha alojado. Por favor, sírvase usted mismo.

Jimin podía sentir la falsedad saliendo de sus palabras. Tenía hambre, pero el miedo y la ansiedad que sentía le hicieron negarse.

—¿Estamos yendo a Corea? ¿Cuándo va a pedir mi rescate?

—No. Y no habrá petición de rescate. —Jeon fue directo al grano, dando un sorbo a su bebida.

—No entiendo... ¿qué me va a hacer? Por favor, libéreme.

—Eres demasiado valioso para ser liberado así como así. No, tengo otros planes para ti.

—¿Qué tipo de planes?

El capitán sonrió tomando un poco más de su bebida. Se levantó y se dirigió a una de las estanterías, cuando volvió, colocó el trozo de mapa delante del rubio. Jimin miró el fragmento, viendo las mismas figuras que brillaban en un tono plateado. Sin entender, levantó la mirada para observar al Alfa, esperando a que le explicara qué quería con él.

—Me dirás lo que está escrito en este fragmento.

—No lo sé. No entiendo ese escrito —Jeon lo estudió con una mirada desconfiada. — .Estoy diciendo la verdad.

—Pues tradúcelo. Mi navegador dispone de una gran cantidad de libros que pueden ayudar en este asunto.
Lo llamaré.

Un pensamiento rápido cruzó la mente de Jimin e hizo los cálculos mentalmente. Él nunca había visto esas figuras, pero al parecer era el único que podía descifrarlas. Si la leyenda era cierta, ese fragmento era muy valioso, había seis más y nadie tenía ni idea de dónde. Ese Alfa quería que lo tradujera aún así y estaba seguro que lo exigiría con las otras seis partes. Eso significaba que iba a tener que permanecer en compañía de aquellos piratas durante un largo periodo de tiempo, años, o tal vez para siempre si no encontraban las otras piezas. El capitán parecía inflexible al respecto.

—No —dijo Jimin. Jeon detuvo sus pasos y miró hacia atrás antes de llegar a la puerta. Había oído su negativa, pero permaneció en silencio, dando al omega unos segundos para cambiar de opinión. No sabía si era coraje o locura, pero Jimin estaba decidido a no entregarse tan fácilmente. —.No me uniré a su tripulación, lo siento, señor Jeon. Quiero que me lleve de vuelta con mi padre, por favor. Busque a otra persona para esta misión.

El capitán respiró hondo y siguió de pie en el umbral.

—Sólo los Omegas puros pueden ver las escrituras
y no hay ningún otro disponible en este momento —articuló Jeon, intentando no perder los nervios y asustar al único que podía ayudarle a encontrar el Imperium. —.No te estoy pidiendo que te unas a mi tripulación, sólo quiero que traduzcas este trozo del mapa.

—Entiendo que necesite mi ayuda, pero me temo que no podré ayudar. Tengo una vida en Corea. Me voy a casar y mi prometido me está esperando. —Jimin intentó conmoverlo aunque sabía que no serviría de mucho. El Capitán Jeon era un pirata frío y despiadado, como todos decían.

—No me importa tu vida en Corea. Así que te sugiero que te sientes en esa silla y hagas lo que te estoy diciendo.

—¿O qué, hm? —Jimin caminó unos pasos hacia él. La cabeza alta, peligrosamente desafiante. —Conozco mis derechos, Alfa. Soy libre y no puedes obligarme a hacer nada.

Jeon enarcó las cejas, realmente confundido. Nunca antes había visto un Omega tan valiente, todos los que conocía eran bastante sumisos y temerosos, pero Jimin parecía diferente...

Tal vez era por ser uno puro, no podía explicarlo. Pero algo en esa terquedad le llamó la atención. La forma en que el rubio lo desafiaba atraía de algún modo a su lobo.

—Eres muy valiente, Omega —reconoció el capitán, acercándose con pasos lentos. —Hasta los Alfas tienen miedo de hablarme así.

—Bueno... —Jimin tragó en seco ante la aproximación del pirata. —No soy uno de tus Alfas.

Jeon continuó con sus pasos lentos y sólo se detuvo cuando su cuerpo estuvo cerca del del hombre más bajo. Era increíble lo cálido que se sentía Jimin con el capitán tan cerca de él. Su corazón latía deprisa, pero increíblemente no era miedo.

—Me preguntaste qué haré si no me obedeces —el capitán Jeon preguntó en un tono bajo. Sus dedos tocaron suavemente la piel de Omega y Jimin
casi cerró los ojos y se rindió al tacto, cuando de pronto sintió que aquella mano le apretaba el brazo y tiraba de él con fuerza hacia sí. —.Te enseñaré lo que les pasa a los que me desafían, Omega.

A continuación, Jeon salió de la cabina con pasos pesados, arrastrando consigo al Omega. Todo el mundo en cubierta, trabajando o hablando, detuvo sus actividades para observar la escena que se estaba desarrollando.

—¡Preparen la plancha! —ordenó el Capitán a sus Alfas.

Sin comprender cómo se había llegado a esta situación, los piratas se limitaron a asentir y obedecer a su capitán. Todos estaban eufóricos, locos por ver por primera vez a un Omega caminando sobre la famosa tabla y convertirse en comida para tiburones.

Jeon tomó una cuerda y ató las manos del omega delante de su cuerpo y, cuando el tablón se encajó en el costado del barco, lo hizo subir por la viga de madera y trepó justo detrás.

Jimin se encontró acorralado, viéndose obligado a dar pasos hacia atrás, hacia el otro extremo del tablón, mientras Jeon se acercaba a él apuntándole con la afilada espada.

—Tu última oportunidad, omega —el capitán declaró en voz alta, para que todos lo oyeran. —Dame lo que quiero o estos serán tus últimos momentos con vida.

Era una decisión arriesgada, sin duda. Pero Jimin raramente olvida algo cuando lo escucha. Siempre había sabido por su hermano que los piratas tenían un código. Eran forajidos, bastardos crueles y sanguinarios, pero había quienes se tomaban muy en serio el honor de su palabra, y el capitán Jeon parecía ser uno de esos Alfas...

—No vas a hacer esto. —se arriesgó Jimin, casi al borde de la plancha.

—¿Cómo puedes estar tan seguro? —preguntó el capitán, enarcando una ceja.

Los piratas se limitaron a observar atentamente aquella conversación. Un Omega atado y caminando por la plancha, bajo la amenaza del Capitán era sin duda lo mejor que habían visto en años. Y todo fue mejor cuando ese Omega lo desafió delante de todos.

Tratando de no temblar más de lo que su cuerpo ya estaba, Jimin aspiró una gran cantidad de oxígeno y lo liberó lentamente.

—No matas a Omegas inocentes.

🐾

Recuerden que volveré a publicar spoilers en mi Instagram. (Mismo usuario que Wattpad) 💓

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