EI Capitán se acercó tranquilamente al contramaestre  y se sentó en la caja que el Omega había usado para liberarlo.

—Respetaré tu decisión sea cual sea. —dijo Namjoon.

No intentó justificarse ni suplicar clemencia. Sabía que había cometido una falta grave, pero tenía la conciencia tranquila.

—Es hasta gracioso que digas eso, ya que estamos en esta situación precisamente porque no respetaste mi decisión. —el segundo al mando asintió ante la gran ironía de sus palabras. —Tú crees que soy igual que hace cinco años.

—Ese Omega...

—Jimin no es Sungjae.

—No. Su poder de persuasión es mucho mayor. —Jungkook se rió, sacudiendo la cabeza en señal de negación. —Pero no creo que haya nada que pueda decir que te haga ver eso. Después de todo, es tu voluntad.

—Mi deseo, mí querido contramaestre, fue expulsarte de este barco desde el primer momento en que supe de tus imbéciles acciones.

—Entiendo completamente. —Namjoon se levantó, listo para abandonar el barco.

—Sin embargo, —se detuvo al escuchar al Capitá. —la tripulación decidió que merecias una segunda oportunidad... y yo tambien. Por todo lo que hemos pasado juntos.

El contramaestre arqueó las cejas completamente sorprendido. El motin era algo considerado imperdonable entre las tripulaciones piratas y, por lo tanto, recibir una segunda oportunidad del Capitán significó que Jungkook tenía una gran confianza en él.

Namjoon se sintió inmensamente agradecido y nunca había estado tan seguro de haber elegido seguir al Alfa correcto. Se prometió a sí mismo que nunca volvería a decepcionar al Capitán Jeon mientras perteneciera a esa tripulación.

—Gracias, Capitán.

—Pero en el momento en que me dé cuenta de que eres una amenaza para mi Omega, rogarás que te expulse.

La mirada oscura que le dio el Capitán hizo que todas las células de Alfa se congelaran.

—Entiendo. —dijo Namjoon, tragando saliva. —Volvamos arriba. Tenemos un tema importante que discutir.

Namjoon asintió, respirando tranquilamente. El mar era su hogar y la tripulación del Cisne Negro su familia. No tendría otro lugar a donde ir y mucho menos querría salir de su hogar, entre sus compañeros.

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—¿Entonces, qué hacemos ahora?-cuestionó Sven.

Todos estaban en el camarote del Capitán, alrededor de su mesa, mientras examinaban los mapas dispuestos en ella.

—Ilumina la entrada. —Taehyung leyó en voz alta, la traducción del tercer fragmento. —Sugiero que...

—¿Cómo sabes adónde debemos ir? —Sven lo interrumpió. —Siempre estás borracho.

—¡Qué atrevido! No estoy borracho...

—Desde aquí huelo el ron.

—¿Por qué no te callas? —Hoseok se dirigió a Sven. —Déjalo hablar.

Taehyung le dedicó una sonrisa agradecida y volvió a su reflexión:

—Como decia; sugiero que dirijamos nuestro rumbo hacia la línea de los comerciantes. Como no sabemos dónde están los otros fragmentos, al menos podemos saquear algo. Nuestro suministro de plata está casi vacío.

—Claro. El Capit-... —Sven interrumpió lo que hubiera sido una crítica por los gastos exagerados que hizo Jungkook, para liberar a Jimin de la subasta y en el tributo entregado a Fenn Barba Roja, pero el Capitán le dio una mirada tan oscura que el pirata se atragantó en su lengua y cerró la boca en el mismo segundo.

—¿Qué pasa, Sven? —Jeon se acercó al Alfa.

—Iba a decir que estoy de acuerdo con nuestro navegante.

—Hablaré con Chaerin. —dijo Taehyung saliendo de la cabina.

—Namjoon. —el Capitán se volvió hacia el segundo. —En el próximo saqueó, quiero que lleves a Jimin contigo

—Pero él no sabe-..

—Llévalo.

Namjoon frunció los labios, pero no hizo más que estar de acuerdo con la orden que recibió.

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La copa en la mano del Gobernador Park Shinsung se agrietó hasta romperse en docenas de pedazos de vidrio. La sangre corrió por su antebrazo y goteó hasta el suelo. EI comodoro acababa de contarle su fallido intento de rescatar a su hio. Junto a él estaba el oficial al que el propio Jimin le disparó en la mano.

—Dijo que ahora es un pirata. —informó el Alfa. —Que pertenece a la tripulación del Cisne Negro y...y su nombre es Jeon Jimin.

—¡Él lo sedujo! —gruñó Park, tirando al suelo los fragmentos que quedaron en su palma. —Jimin nunca haría algo así.

—Sal. —ordenó Choi al otro oficial y este se retiró. —Su propio hijo dijo que se entregó a ese sinvergüenza. En estas condiciones creo que no me queda más remedio que cancelar el contrato.

—¿Estás diciendo que mi hijo no es digno de ti? —la furia rezumaba de los rasgos del gobernador. —Eso es muy audaz de tu parte.

—Se entregó a otro Alfa, señor.

—Entonces te sugiero que busques otro trabajo. Porque en el momento en que te retires de este matrimonio y manches el honor de mi hijo, te expulsarán de la Marina.

—El no me quiere. —Choi todavía intentó insistir.

Era un Alfa que tenía el mismo pensamiento arcaico que la mayoría de la gente de su época. Para él, un Omega debe aparecer intacto en el lecho nupcial. Pero Jimin, además de entregar su cuerpo a otro Alfa, se propuso mostrar lo orgulloso que estaba de ese comportamiento. Casarse con un Omega asi era sumamente humillante para el Comodoro.

—Jimin es un Omega, no tiene ese poder de elección y ambos lo sabemos. Se casará contigo, yo responderé por él ante el sacerdote. Ahora ve y encuentra una manera de recuperarlo.

El comodoro asintió y salió de la oficina, dejando solo al gobernador.

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Jimin estaba sentado en la proa del barco hablando con el médico de la tripulación.

Después de cuidar las heridas de su hermano, Seokjin escuchó felizmente el testimonio del Omega, sobre sus hazañas al salvar a Jungkook y también, los momentos en los que estuvo perdido en la isla con el Capitán Jeon.

—Pirata Jeon Jimin, ¿eh? Quién lo diría...

—No sé por qué dije eso. Ni siquiera sé cómo hice todo eso... —respondió el Omega sonriendo nerviosamente. —Aún me tiemblan las manos, ¿ves?

—Eres muy fuerte. —Seokiin lo elogió. —Salvaste a nuestro Capitán. Parece que ahora eres un pirata, ¿verdad?

EI Omega sonrió, un poco sonrojado, y se quedó pensativo ante la pregunta. No se equivocaba con los piratas, eran Alfas y Betas crueles y dispuestos a todo para obtener riquezas. Sin embargo, tenía que admitir que este equipo se diferenciaba de los demás en algunos aspectos.

—Creo que... —Jimin sonrió inseguro, mordiéndose el labio inferior. —¿Sabes? puede parecer un poco apresurado, pero es como si estuviera empezando a vivir ahora.

Jimin no tenía dudas de lo mucho que amaba a su padre y también a su hermano, entendía que todo lo que hacía su padre era con la intención de que tuvieran una buena vida. Pero Jimin nunca se sintió él mismo cuando hizo todo lo posible para complacer al gobernador. Jimin era solo una pieza que se movía según lo que la sociedad exigía, y eso lo hacía infeliz, aunque lo disimulaba tan bien. Ahora se sentía libre por primera vez, de ser quien realmente era.

—Y estoy muy orgulloso. —ambos miraron en dirección a esa voz, y vieron a Jungkook acercándose.

En ese momento, Namjoon también se acercaba a la proa, y cuando Seokjin lo vio desde lejos, se puso de pie en el mismo momento. El Beta todavía estaba molesto por el comportamiento arrogante del Alfa de hace semanas. Se levantó en el mismo momento en que Namjoon se unió a ellos.

—Tengo cosas importantes que hacer, con permiso. —Seokjn se fue sin siquiera mirar al contramaestre.

Namjoon miró a su Capitán y este se encogió de hombros.

—Son sus peleas.

El contramaestre se dirigió rápidamente a otra e esquina, ayudando a algunos tripulantes a recorrer la cubierta inferior.

—Entonces Jeon Jimin... —el Capitán se acercó al Omega y lo abrazó cuando una fuerte ráfaga de viento los alcanzó. —Hace mucho frío aquí afuera, ¿por qué no vienes a hacerme compañia a nuestro camarote?

—Estaba pensando en algo...

—Dime.

—La noche que Barbarroja me llevó a sus habitaciones. Vi Omegas atrapados en su habitación. Quería liberarlos pero Yoongi me llevó afuera con él..

—Aunque es un excelente espadachin, no podría salvarlos a todos. Una vez que los liberara, serían capturados nuevamente.

—Pero están atrapados y quién sabe qué tipo de torturas les están haciendo... Quiero salvarlos, Jungkook.

—Estamos muy lejos de Nabuco. La tripulación ya ha decidido que seguiremos la ruta de los comerciantes. —Jimin suspiró con tristeza. —Pero tan pronto como sea posible regresaremos a Nabuco y los liberaremos.

—¿Hablas en serio?

—Te doy mi palabra.

—Gracias. —Jimin abrazó su cuerpo, protegiéndose del viento gélido.

—Hace frío. Vamos entrar.

—Ah, Tae me mostrará cómo navegar siguiendo las constelaciones.

Jungkook miró hacia arriba, el cielo estaba muy estrellado. Luego se quitó el abrigo y lo colocó en la espalda del Omega.

—Está bien. Pero quédate así.

Jimin asintió y el mayor entró.

Se apretó el abrigo negro alrededor de su cuerpo e inhaló el aroma natural del Capitán que emanaba de él. Estaba cálido y olía a rosas. Taehyung, junto con Yoongi, se unieron a él y juntos aprendieron del Beta las nociones de orientación y navegación sin ayuda de una brújula.

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A la mañana siguiente, Sven vio un barco mercante a través del lente de su catalejo, en lo alto del mástil. Bajó eufórico y pronto informó al resto de la tripulación.

—Interceptémoslos desde un lado. Si intentan algo. conocerán el fondo del Pacifico. —ordenó Jeon

Los piratas asintieron y viraron las velas y los mástiles a babor. La experimentada timonera giró hábilmente el timón y con extrema velocidad se acercaron al barco mercante. Al ver acercarse el barco de velas negras, la tripulación mercante izó banderas blancas, simbolizando su rendición inmediata. Así, el Cisne Negro pudo acercarse, sin necesidad de que las embarcaciones descendieran. Se colocaron tablas a lo largo de los dos barcos para llevar a los piratas al otro lado.

Jimin continuó adelante con el contramaestre. Hace unos minutos, Namjoon le había enseñado cómo hablar con la tripulación y rendir a todos los Alfas, desde los grumetes hasta el comandante. Jungkook también estuvo presente, para ver cómo le iría al Omega en su primer servicio.

Con su cabeza, Namjoon le indicó al Omega que comenzara.

Jimin tragó con dificultad.

—B-buenas tardes. —dijo en voz baja. —Mi nombre es-...

—¿¡Qué!? —cuestionó uno de los Alfas rendidos forzando su audición.

—No escucho nada. —se agregó una Beta.

—Habla más alto. —dijo Namjoon y el Omega asintió. —¡Mi nombre es Jimin! Quiero las... las... Y-yo...

—Le disparaste a un oficial de la Marina. — le recordó Namjoon. —Vamos, haz qué te enseñé.

—Estoy nervioso. —Jimin trató de tragarse su nerviosismo y suspiró, comenzando una vez más: —M-mi nombre es Jimin. Y-yo...

—Eso ya lo escuchamos. —dijo un Beta rendido con tono de risa. —Va a ser dificil saber qué quiere esta lindura si no dejas de t-t-tartamudear. —tartamudeó con fuerza para imitar al Omega, provocando risas en los demás tripulantes.

—Si. —asintió un Alfa uniéndose a la diversión. —D-dilo de una vez.

Y toda la tripulación del barco mercante volvió a estallar en una risa irritante. Dejaron de reir cuando vieron al Capitán Jeon, que todavía estaba en una de las tablas, bajar las escaleras hasta la cubierta del barco.

Jungkook se acercó al Omega y acarició su rostro, ignorando a todos los que los miraban.

—¿Por qué no vuelves al Cisne Negro, corazón mío? —preguntó con voz suave y una tierna sonrisa. —Ayuda a Taehyung a encontrar lo que buscamos, entre los pergaminos que te daremos.

Jimin suspiró asintiendo y regresó al Black Swan. Tan pronto como cruzó el tablero por completo y estuvo fuera de la vista de Jungkook, el Capitán llevó su mano a las dos dagas sujetas a su cinturón y se volvió hacia los Alfas y Betas que se burlaban de su Omega.

La tripulación del cisne Negro ignoró los gritos de desesperación que los Alfas y Betas del barco mercante expresaban mientras se llevaban el valioso cargamento. Intentaban mantener la boca cerrada, otros tosian, se ahogaban con su propia sangre y gemían de dolor. El suelo estaba lleno de docenas de dientes que el Capitán Jeon arrancó violentamente.

—Hemos terminado, Capitán. —informó Hoseok, ignorando los gritos provenientes de quienes se rendían.

Jungkook limpió las hojas de sus dagas, que estaban sucias de sangre, en la ropa de uno de los Alfas y asintió.

—Gracias por su colaboración y nunca dejen de sonreir. —dijo irónicamente, y poco después se subió a los tablones para abandonar el barco y regresar al Cisne Negro.