Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

𝐒𝐄𝐕𝐄𝐍. Pretty Skaters

𝐒𝐈𝐄𝐓𝐄. 𝐋𝐈𝐓𝐓𝐋𝐄 𝐁𝐈𝐑𝐃
Patinadoras Lindas






      En el mundo del patinaje sobre hielo es sencillo predecir quién tenía la temporada en la bolsa y quién iba a quedar atrás. Habían muchas formas de adivinar a través de los programas cortos y los programas libres de los patinadores. Para el patinaje en pareja, Minako siempre estaba segura de quién sería su mayor rival en cada temporada, y de quién no tendría que preocuparse. A veces, a la pareja que le había ido excelente el semestre previo ya no sería tan bueno en el siguiente. Minako fue rápida para aprender que el volleyball era distinto cuando se trata de juzgar a tus oponentes. Pero había algo que era igual en todos los deportes. Hay un tipo ideal, un rostro y cuerpo ideal para cada deporte. En el patinaje artístico, había un estándar al que todas las chicas (como Minako) y todos los chicos debían alcanzar. Su cuerpo siempre debía ser delgado y esbelto para que su compañero la levante y la arroje. Debía estar tonificada, y eso significaba entrenar cada parte de su cuerpo, dónde ballet y pilates cumplían su función. Para volleyball, el estándar era un individuo alto y poderoso, alguien que podía usar el cuerpo para su ventaja cuando se trataba de recibir, atacar y seguir la pelota.

      Hinata Shoyo desafiaba todos esos estándares y creaba los suyos.

      Minako no tenía esperanzas para el equipo de Tanaka. Tan fuerte como es su compañero como jugador y tan bueno como es Kageyama, les faltaba la química que tenían Tsukishima y Yamaguchi. Después de un par de prácticas en los observó jugar, era evidente que el par de amigos habían jugado juntos mucho más de lo que Kageyama y Hinata lo habían hecho. Pero por sobre todo, Daichi había declarado que él se uniría al juego, a lo que Kyoga protestó con fuerza solo para ser ignorado.

      Por supuesto que a Minako no le portaba realmente quién ganara. Aunque Kyoga estaría triste si Kageyama no jugaba como su armador y Tanaka definitivamente se quejaría por al menos una semana, no tenía mucho interés en el deporte. Solo le importaba cuando otras escuelas hablaban mal de ellos, y ella prácticamente obligaba a Kyoga a patear sus traseros en el partido.

      Podría que no le importara ni supiera mucho del volleyball, pero sí que era competitiva.

      La mánager se acercó a dónde Tanaka estaba estirando. Kageyama y Hinata hablaban entre ellos mientras se preparaban, pero el rematador de segundo año, Tanaka, estaba sorprendentemente callado. Pero nuevamente, ella no está sorprendida, después de todo, Tanaka es uno de los jugadores más fuertes.

      —Oye, tengo algo que te hará sentir mejor después que pierdas —dijo Minako mientras Tanaka terminaba su último set de estiramientos de piernas. Ella le dio una sonrisa traviesa cuando él le disparó una mala mirada—. Puedes ir a patinar sobre el hielo conmigo.

      —¿Por qué asumes tan rápidos que vamos a perder? —gruñó Tanaka mientras tomaba la botella de agua que Minako le ofrecía—. ¿Qué si ganamos?

      —¿Alguna vez patinaste sobre el hielo? —preguntó Minako, ignorando su pregunta en favor a su propósito. Se subió al escenario y se sentó, con sus piernas colgando, mientras continuaba mirando al resto del equipo prepararse—. Luces anormalmente descoordinado, así que no te culpo si te caíste--.

      —Primero, no soy tan torpe —siseó Tanaka con sus mejillas rojas antes de apuntarla con un dedo—. Segundo, ¿por qué diablos querría ir a patinar sobre el hielo?

      Minako rodó los ojos pero se forzó a morder el interior de su mejilla para evitar sonreír, sabiendo que a Tanaka le explotaría la cabeza si la veía—. Porque irás conmigo, lo que ya es un placer —lo molestó. Aunque la idea de ir a patinar con Yori la molestaba, probablemente lo soportaría si Tanaka iba con ella—. Y es divertido.

      —¿Crees que caminar sobre el hielo es divertido? Tal vez es por eso que la gente corre lejos de ti.

      Antes que pudiera seguir molestando a Tanaka, el rematador rápidamente se fue después de ser llamado por Hinata y Kageyama. Los jóvenes estaban llenos de adrenalina, Hinata más que Kageyama, y sus rostros mostraban su preocupación mientras que Tanaka estaba sumamente decidido y serio. Respecto a Yamaguchi y Tsukishima, lucían relativamente calmados (bueno, Tsukishima, Yamaguchi parecía listo para pedir una bolsa de vómito), y seguía siendo desconocido quién se uniría a los dos de primer año en este partido de tres contra tres.

      Su dinero estaba con Suga, o tal vez Ennoshita.

      El cansancio de la noche anterior aún presente en sus huesos volvían su cuerpo más pesado de lo que gustaba, y creaba una presión en la parte trasera de sus ojos. Sus lentes de contactos se secaron contra sus ojos y, aunque estaba tentada a irse y esperar a que el partido terminara, estaba relativamente de buen humor. Lo suficiente como para que vaya sin que se lo pidan.

      No le dirá a Kyoga que las caminatas con Daichi la relajaban de una forma que no podía explicar. Lo último que necesitaba era que Kyoga se molestara porque Daichi era mejor en las conversaciones que su propio hermano. Pero tenía sentido. Daichi apenas sabía de las profundas arrugas de sus secretos, no la había visto en toda su gloria. No le importaba su imagen un poco rota y plana que se paraba frente a él. Nada en sus conversaciones la hacían sentir como si estuviera siendo tratada con pena, sino que estaba siendo reconfortada por un amigo que solo quería sacarle de la cabeza todos los problemas de su vida.

      Y por eso, Minako no podía estar más agradecida por su amistad con Daichi.

      Eran amigos, ¿no?

      —¿Tienes planes para después del partido? —mencionó Kiyoko al acercarse a la otra mánager. Acababa de terminar de preparar el pizarrón dónde anotarían los puntos, al igual que un par de sillas extra para ella y Minako.

      Un ceño fruncido se colocó sobre el delicado rostro de Minako mientras tiraba de los hilos sueltos de su chaqueta atlética—. Voy a una cita doble con Kyoga y Yori —murmuró, molesta—. Ni siquiera quiero ir, pero Kyoga no me escucha.

      Kiyoko arrojó su cabeza hacia atrás y rió, el sonido llenando el gimnasio cargado y bien iluminado—. Eso es horrible. ¿Vas con alguien en particular?

      —Tanaka. Le diría a Ennoshita, pero probablemente me daría un sermón si siquiera miro mal a Yori. Al menos, con Tanaka, sé que estará allí para mirar al otro lado si me peleo con la novia de mi hermano.

      Aunque un poco horrorizada, Kiyoko no podía decir que no era verdad. De todos los de segundo año, Ennoshita era el más decidido a mantenerse fuera de problemas por temor a las posibles repercusiones futuras. A Tanaka y Minako, por el otro lado, no le importaba las consecuencias mientras que sus necesidades fueran satisfechas. Y para la estudiante de intercambio, eso significaba asegurarse que Yori Ajibana se mantuviera fuera de sus asuntos.

      —¿Tanaka aceptó ir?

      —Bueno, no, pero voy a preguntarle después del partido —Minako se encogió de hombros. Conociendo a su amigo, él preferiría correr varias vueltas alrededor dea escuela a ir a patinar sobre el hielo con ella. Algo le decía que Tanaka no era tan coordinado sobre el hielo como lo era en la cancha—. Además, me debe una. Se copió de mi examen de inglés, e incluso lo ayude a hacer la mitad de su tarea el otro día.

      La mayor asintió interesada, mientras las dos miraban al resto del equipo prepararse para su juego anual de tres contra tres para los estudiantes de primer año.

      —Shimizu, ¿puedes ayudarme con algo? —la llamó Suga. Con un asentimiento, Kiyoko caminó hacia Suga sin emitir palabra, pero no después de darle una sonrisa a Minako como disculpas. A lo que ella respondió con una sonrisa, sacudiendo la cabeza para asegurarle a su amiga que estaba bien.

      Hoy es un sábado, por lo que la pista de hielo estaría bastante llena, Minako pensó. Cerró los ojos e intentó imaginar cómo sería la pista en un fin de semana, y si practicar siquiera era una opción. Todos sus pensamientos volvieron a las imágenes de niños dramáticos, llorando por las caídas más pequeñas sobre el hielo. Sin meiconar a quien ella apodó "los patrones del patinaje", que gritarían hasta ensordecerla por siquiera intentar saltar cerca de un niño. No era su culpa que los niños ignoraran los conos naranjas que cruzaban la mitad de la pista, marcando que era territorio escricto para patinadores.

      Kyoga me debe una por esto. Sufro otro día sin poder practicar y él es alabado por Yori por el crossover simple que probablemente intentaría. Sus pensamientos amargos rápidamente se disiparon cuando se enfocó en sus pensamientos de la noche anterior. Está bien. Solo es un día. Siempre puedes practicar mañana si realmente lo necesitas.

      Justo como le había gritado al resto de Miyagi la noche anterior, ella iba a ser feliz.

      —Minako —ante la mención de su nombre, fue rápida para girar su atención a Daichi que comenzó a caminar hacia ella con una pequeña sonrisa en su rostro. Minako respondió con un saludo mientras le ofrecía la botella de agua que tenía a su lado—. No creí que vendrías hoy.

      Ella se encogió de hombros—. No es como si tuviera algo que hacer. Además, hoy voy a salir con Yori y Kyoga.

      Daichi se encogió ante la mención de la novia de Kyoga. Aunque no tiene ningún problema personal con Yori, era consciente del desdén de Minako hacia ella. Después de todo, era difícil no notar los lasers que disparaban de sus ojos siempre que Yori estaba en la habitación. No sabe cómo Kyoga era tan inadvertido, especialmente en la ocasión en que Narita y Kinnoshita tuvieron que físicamente sostener a Minako el semestre anterior cuando Yori hizo un comentario sobre sus calificaciones.

      —Intenta no matar a nadie, ¿sí? —pidió Daichi con humor. Minako sonrió a su comentario, y aquello hizo que la sonrisa de Daichi creciera aún más—. Lo último que necesito es que suspendan a nuestra mánager.

      —Oh, por favor, no soy tan cruel. Además, me afilé los colmillos la semana pasada —se burló Minako mientras saltaba del escenario. Se giró antes de caminar hacia atrás—. Es más divertido cuando soy así, ¿no estás de acuerdo?

      Si Tanaka alguna vez dijera algo parecido, él probablemente lo regañaría. Pero todo lo que pudo hacer fue reírse y sacudir la cabeza con diversión.

      —Haz el esfuerzo, ¿ok? —repitió en voz alta. Minako pretendió no escucharlo, pero la sonrisa en su rostro le informaba lo contrario.

      Y mientras Daichi no estaba nervioso por el partido, la ligera sensación de vacío en su estómago creo nervios inexistentes. Tal vez era emoción por ver a Hinata y Kageyama jugar juntos. A pesar de  no haber dormido mucho para armar estrategias para el partido de hoy, todo en lo que podía pensar era en la calidez de su pecho en la noche anterior.

      Gritar sus metas pareció una idea estúpida cuando se le ocurrió. Pero sabía que tal vez quedar como un tonto la haría feliz, o al menos la haría sonreír. Y mientras la idea de confortar a Minako parecía complicada e incómoda para ambos, Daichi no pudo convencerse para actuar como si nada malo pasar.a Aunque no era necesariamente el mejor para hacer sentir mejor a los demás, eso no significaba que no podía intentarlo.

      —Entonces, parece que Minako-chan y tú se están llevando bien —instintivamente, Daichi giró la cabeza a Suga, quien le dio una sonrisa atrevida a su capitán. Antes que Daichi pudiera mencionar una palabra, Suga se encogió de hombros y continuó—. No que sea algo malo. Ella luce cómoda contigo.

      —Es la hermana de Kyoga —Daichi se defendió rápidamente. Sus mejillas quedaban con las repentinas preguntas, y la incomodidad estrechó su pecho. No pudo evitar mirar de reojo a Minako, quien estaba ayudando a Kinoshita y Narita a colocar la red.

      Suga rió—. Sí, pero no me ves a mí comprándole comida o llevándola a la colina Heartbreak.

      Es la hermana de Kyoga, obviamente tengo que cuidarla, se repitió a sí mismo. Un nudo de incomodidad creció en su pecho, que lo hizo sentir más ligero pero más pesado al mismo tiempo.

      —Eres un buen tipo, Daichi —dijo Suga mientras palmeaba su hombro—. Pero déjame recordarte que no me comprarías comida ni me llevarías a la colina Heartbreak cuando tengo un mal día.

      —¿Qué intentas decir?

      —Que Minako-chan es una chica y amiga genial —comenzó Suga. Su sonrisa solo podía crecer con la incomodidad de Daichi. Él continuó—, y también que está soltera, y tú eres uno de los pocos chicos a los que no les ha arrancado la cabeza. Ya sabes, viendo el lado bueno y eso.

      —Y olvidas que es la hermana de nuestro amigo —señaló Daichi, casi como si ese hecho hiciera toda la diferencia en el mundo y, para Daichi, lo hacía. En sus ojos, no estaba haciendo nada especial, solo asegurándose que la hermana de su amigo estuviera bien.

      —Y ese amigo es Kyoga. ¿Realmente crees que se va a enojar contigo porque te guste su hermana? —¿gustar? ¿Cuándo dijo que le gustaba Minako?

      Ella es su mánager, una amiga ahora, y a través de sus caminatas y conversaciones finalmente tiene colores para la pintura de ella. Dejó de ser una peiza monócroma, y ahora todos los tonos y todas las sombras se estaban juntando; la pintura finalmente estaba avanzando.

      —Estás siendo ridículo.

      —Y tú estás siendo testarudo. Otra vez. Dios, ¿realmente soy el único con un cerebro por aquí? —bromeó Suga antes de alejarse con una sonrisa maliciosa en su rostro.

      Incluso después de que se fue, sus palabras siguieron atormentando a Daichi por un rato. ¿Gustar de Minako? Era absurdo, después de todo, no es como si fuera imposible gustar de Minako. Varios en la escuela gustaban de ella por su exotismo, nunca se quedaban después de tener una experiencia por mano propia de su temperamento. Pero para Daichi, su temperamento no significaba que era una mala persona, solo una reservada. Está segura que, si ella no fuera su mánager y no se hubieran acercado por Kyoga, él probablemente recibiría la misma frialdad. No la culpa, no solo es una estudiante de intercambio pero alguien que probablemente está traumada.

      Pero nadie más veía cómo la sonrisa de Minako la ilumina sempre que está feliz. O lo grandes que se vuelven sus ojos siempre que tiene un bun de frijoles rojos calentito después de las prácticas, o cómo prácticamente lo devora en dos mordidas, sin importarle si se quema la lengua. Hay muchas cosas que la gente de Karasuno nunca veía cuando se trata de Minako Saito.

      Aún, Daichi está feliz con ser uno de esos pocos que podía ver a Minako así. En cierta forma, era uno de sus secretos mejor guardados, algo que no estaba segura de si quería compartir con los demás.

      Su amistad con Minako es especial, y está feliz con eso.

      Suga está siendo ridículo, se mofó Daichi internamente mientras se quitaba la chaqueta para estirarse. Pero mientras hace las estocadas, no pudo evitar mirar sobre su hombro para ver a Minako arrojar su cabeza hacia atrás y reír por la charla de ánimos agresiva que Tanaka le daba a Hinata y Kageyama.

      Ella es mi amiga. Y estoy bien con eso.



      Una de las razones por las que el patinaje artístico es considerado un hermoso deporte es por la complejidad tras cada movimiento. No hay ningún momento para que un patinador descanse. Para Minako, los siguientes cuatro minutos y diez segundos era un show continuó dónde su sonrisa necesitaba ser impecable y natural, los movimientos de sus brazos necesitaban ser precisos y la torpeza no era una opción, y finalmente, estaban los saltos. Caminar sobre el hielo era una hazaña única y no escuchada, y aún así la curiosidad del hombre los llevó a adaptarse. Desde caminar sobre el hielo hasta crear los patines que facilitaba el deslizamiento, a realizar saltos dobles y después triples, y finalmente levantar y arrojar a alguien en el aire antes de atraparlos. Minako nunca se había sentido más hermosa de lo que se sentía cuando estaba sobre el hielo. Todos los ojos estaban sobre ella, el enfoque de la audiencia solo sobre ella y Mathis y nada más porque, si pestañeaban, se perderían el detalle más pequeño.

      No podía convencerse de pestañear o mirar a otro lado que no fuera el partido. No era la mayor fan del volleyball, pero había visto suficientes partidos con Kyoga para entender qué era bueno y qué no.

      Tanaka era poderoso como siempre, pero ella no estaba sorprendida en lo más mínimo por verlo animado. Tsukishima no lo hizo más fácil para él con sus comentarios antes del juego y, mientras muchos se ofenden cuando alguien insulta a sus amigos, Minako no.

      Ellos son los campeones caídos, y los chicos estaban más que acostumbrados al apodo degradante y los comentarios que hacían a Minako morderse la lengua. Todos son protectores de sus amigos, especialmente con un equipo que sabe que trabaja más duro que nadie más. Le recordaba a sus muestras y competiciones de patinaje donde, detrás de escenas, incluso la chica más bonita tenía las palabras más crueles para arrojarle a su competencia. Por supuesto, Minako no estaba exenta y siempre arrojaba los insultos más coloridos antes que Mathis o su coach Anya pudieran detenerla.

      Además, que Minako intervenga en su defensa solo provocaría más a Tanaka.

      Pero lo que sorprendió a Minako fueron las palabras que Tsukishima utilizó para hablar sobre Kageyama. Era evidente para todos que tal vez uno de los individuos más talentosos por naturaleza en la cancha era Kageyama. A partir de lo que Kyoga le había dicho, el estudiante de primer año era considerado un genio, un prodigio cuando se trata del volleyball y ella podía verlo en cada salto y servida. Aún, la revelación de las fallas de Kageyama y su fallo en su último año de la escuela junior era doloroso.

      No solo para él, sino que para ella también.

      Los genios solo permanecen brillantes en los ojos de la gente por cierto tiempo antes que todos sus trucos bajo la manga son utilizados y se quedan sin más. No tomaba mucho tiempo que las rayaduras en la superficie expusieran la facha brillante y compuesta que tomó tanto crear. Pronto, tirarían de tus capas de perfección y talento y te desnudarían para que lucieras como un tonto cuyos movimientos ya no eran especiales ni únicos.

      Serías igual que el resto, pero lo que te hace resaltar es que tus medallas de oro volverían a brillar de vez en cuando. Un recordatorio doloroso que solías ser mejor que el resto, que solías brillar más que todos los que están a tu alrededor.

      —Me sorprende que Daichi-san no esté retando a Tsukishima —habló Minako. Sus brazos cruzados y su ceño fruncido, su atención solamente en el juego y las pequeñas interacciones y conversaciones que llegaba a escuchar—. Si fuera Tanaka o Nishinoya, diría algo inmediatamente.

      —Daichi está pensando en el largo plazo —explicó Kyoga, una sonrisa débil en su rostro—. No tiene sentido elegir un lado cuando todos van a estar en el mismo equipo. Además, no es el problema de Daichi así que no necesita intervenir.

      —Pero es el capitán.

      —¿Crees que es razonable que un capitán elija un lado en una situación en la que no está involucrado? —Minako no respondió.

      Había una tensión incómoda y casi insoportable que llenaba el gimnasio. Todos cayeron en silencio, casi inseguros a cómo responder a los cuchillos que Tsukishima arroja a Kageyama. Pero para su sorpresa, Hinata habló.

      De alguna forma, sus palabras casuales y reconfortantes cambiaron el ánimo en ambos lados. Su positividad era contagiosa, y los pensamientos de Minako inmediatamente volvieron a la molesta e insistente estudiante de primer año que había parado su mundo.

      Seina Arashima.

      En cierta forma, Hinata le recordaba a Seina. No era ningún secreto que la desaparición de Minako del mundo del patinaje iba a lastimarla, que no podrá regresar y ser tan fuerte como solía serlo. Diablos, eso es si ella puede volver y enfrentarse al mundo del patinaje, lo que significaba vencer a toda los que estaban practicando sin descanso.

      Aún, Seina cree en ella. Justo como Hinata cree en Kageyama.

      —Esto debería ser interesante —ella escuchó a Kyoga musitar.

      Y entonces pasó. El salto de Hinata. Minako ni siquiera lo notó correr y saltar antes que Kageyama golpeara la pelota. Media esperando a que el armador de primer año le diera la pelota a Tanaka, contuvo la respiración ante el frotó de Hinata y todos recordaron su presencia.

      Era hermoso.

      Hinata lucía hermoso. Casi como si estuviera flotando en medio del aire.

      Daichi dio lo mejor de sí para recibir la pelota, solo para que se burlara de él golpeando el suelo a su lado.

      Notando la expresión aturdida y sorprendida en el rostro de su hermana, Kyoga rió, devolviéndole a la realidad—. Creí que habías dicho que el volleyball es aburrido —se burló, usando sus palabras contra ella.

      Minako lo ignoró.

      El equipo de Tanaka continuó experimentando con el ataque rápido de Kageyama y Hinata. Mientras habían fallos y jugadas dolorosamente vergonzosas que hacían a Minako querer que el piso la tragara, Tanaka se las arregló para salvar a sus compañeros. En comparación a la últimas prácticas matutinas a las que asistió Minako, había un cambio definitivo en la sinergia de Hinata y Kageyama que les permitía crear combinaciones y movimientos ridículos. A pesar de que eran incapaces de replicar el ataque que acababan de hacer, estaba claro que era distinto.

      No fue mucho después de los ánimos de Siga que las cosas cambiaron dramáticamente.

      Escuchó a Kageyama decirle a Hinata que no era importante si no veía su armado, que él le enviaría la pelota. Y el armador de pelo oscuro cumplió con su promesa. De alguna forma, en medio del aire y con los ojos enfocados en los oponentes, Hinata remató la pelota como si esta hubiera aparecido frente a sus ojos por arte de magia.

      Un sonoro SMACK hizo que sus ojos se abrieran, perplejos.

      Hinata logró pasar a través de Tsukishima y su pared estúpidamente alta.

      Minako no recuerda mucho después de eso, pero sus jugadas solo mejoraban y mejoraban. No solo los ataques de Hinata se volvían más frecuentes, pero el enfoque del otro equipo sobre él ahora era evidente, lo que permitió a Kageyama a ayudar a Tanaka a meter varios ataques. Por supuesto, su compañero reaccionaba mucho mejor ahora que le estaba yendo bien, pero su trabajo en equipo con los otros dos era igual de bueno.

      Ella lo admitiría, estaba sorprendida cuando ganaron.

      No porque no tuviera confianza en ellos, solo era... chocante que Daichi y los dos chicos altos de primer año al otro lado perdieran.

      Lo primero que Tanaka hizo cuando ganaron fue acercarse a Minako, con un dedo alzado en su rostro.

      —Te... dije que ganaríamos —se las arregló para decir antes de respirar fuertemente y recuperar la respiración. Kageyama y Hinata estaban idénticos, acostados o agachados para calmar el dolor de sus piernas. Especialmente Hinata, acostado con el rostro contra el suelo del gimnasio antes que Kyoga le diera una botella de agua.

      Minako contuvo la carcajada mientras él tomaba la botella de agua que le ofreció—. Sabes que muchos de los puntos que hiciste fuerl gracias a los increíbles rápidos de Hinata y las servidas de Kageyama —le recordó ella, solo para conseguir una mueca de él—. Pero admitiré que estuviste mejor de lo que creía, así que buen trabajo.

      Él solo la miró mientras tomaba el agua.

      —Así que, sobre el patinaje —comenzó Minako, juntando las manos.

      —Dijiste que si perdía, ganamos.

      —Bueno, sí, ¿pero, por favor, irías conmigo?

      Tanaka la miró confundido, bajando la botella de agua—. ¿Por qué yo? ¿Por no Ennoshita o Narita?

      —Porque seguramente voy a matar a Yori, así que necesito que evites que lo haga o que seas mi testigo de que yo no lo empecé —respondió Minako, cruzando los brazos por sobre su pecho—. Kyoga me está obligando a ir a esta estúpida cita doble con su novia y estoy felizmente soltera, pero no tengo nadie con quién ir.

      Él meditó sus palabras. Tal vez era por su lealtad hacia Minako, pero encontraba a Yori Ajibana tan molesta. O tal vez era porque Yori una vez hizo un comentario sobre Kiyoko y, aunque había sido hace mucho tipo desde el incidente, Tanaka lo recuerda como si hubiera sido ayer. Por supuesto, Ennoshita, Kinoshita y Narita debían recordarle que Yori es la novia de su senior lo que la hacía intocable.

      Pero no para Minako. Podía ser debido a su perspectiva como "extranjera" que la jerarquía de la edad no le importaba, pero él no estaría sorprendido si la suspendían porque se peleó con Yori. Pero nuevamente, ella respeta mucho a Kyoga como para realmente hacerlo.

      —Eres consciente que acabo de terminar de jugar, ¿cierto? —gruñó Tanaka.

      —Sí, pero te enfriarás en una pista. Además, me lo debes ya que te copiaste de mi examen en inglés y te ayudé con la tarea —ojalá fuera Ennoshita el que es bueno en inglés, Tanaka sé encontró pensando.

      —Bien. Pero hoy vas a comprarme el almuerzo.

      —Ok, solo no te quejes si te caes.

      —Cierra la boca.

      Minako levantó las manos en su defensa con burla, pero está agradecida porque Tanaka aceptó ir con ella. Aunque su enojo y disgusto por Yori eran evidentes (aparentemente no para su hermano), era más incomodidad y duda lo que sentía con la novia de su hermano. Pero nuevamente, ¿qué derecho tiene a opinar sobre con quién su hermano decide salir? Después de todo, ella no ha sido realmente una hermana para él por un par de años, ¿así que por qué empezar ahora?

      Además, Kyoga no dijo nada cuando ella le dijo que estaba saliendo con su compañero.

      Muy pronto, se regañó a sí misma.

      Ella absorbió la atmósfera alegre del gimnasio. Desde la discusión entre los de primer año, principalmente Tsukishima queriendo que Hinata se le aleje, hasta los demás hablando sobre el partido. Era diferente al ambiente hostil en la que había crecido en la pista de hielo, pero eso no era malo. Sabiendo que su hermano había podido crecer en un lugar libre y positivo la hacía feliz.

      Y cuando finalmente le dieron a los de primer año sus chaquetas personalizadas del equipo de volleyball de Karasuno, Minako no pudo evitar sentirse parte del equipo. Tal vez era porque ya estaba cómoda con ellos, y Daichi le dejó saber que ya no era una desconocida para ellos.

      Especialmente cuando Hinata estaba saltando alrededor, mostrando su chaqueta incluso a ella porque, en sus ojos, ella era tan parte del equipo como los chicos y Kiyoko.

      Casi como si hubiera leído su mente, Daichi se le acercó con la chaqueta de ella entre manos. Ella murmuró un rápido "gracias" antes de tomarla y colocársela.

      —Buen juego, por cierto —alabó Minako mientras le pasaba a Daichi la botella de agua que estaba tras ella—. Creí que serías un poco más piadoso con ellos, pero es bueno ver que eres estricto como siempre.

      —No esperaba que realmente nos respondieran tan bien como lo hicieron —silbó Daichi—. Además, tengo la sensación que Kyoga, Tanaka y Suga ayudaron de alguna forma.

      —Ah, sí, ¿el trío problemático que le gusta entrometerse en los asuntos de todos?

     —Sí, pero estoy agradecido porque los ayudaron —admitió el capitán—. Sé que no lo hice exactamente fácil para Kageyama.

      —Por suerte para ti, mi hermano tiene un punto débil con él.

      —Kyoga tiene un punto débil con todos. Si estás para él, entonces él está para ti.

      —Oh, créeme, lo sé. ¿Sabías que me cargaba escaleras arriba cuando comencé a usar muletas? —¿y que Tanaka estaba justo detrás de él cargando mi mochila y que Suga le anunciaba a todos para que salieran del camino? Minako quería agregar.

      Daichi rió cuando el recuerdo llegó a su mente—. Todavía no puedo olvidar que Nishinoya siempre le avisaba cuando te veía sin tus muletas. Lo que fue realmente tonto de tu parte, por cierto.

      —¡Estaba bien! —protestó Minako, pero la carcajada escapó mientras intentaba ser seria—. Pero me alegra que cuide de los de primer año. ¿Quieres apostar que va a forzar a Tsukishima a ser su amigo?

      —Estoy seguro que ya está haciendo planes.

      Déjaselo a Kyoga ser el primero en formar una amistad con los de primer año. Después de todo, Kyoga siempre había sido el hermano Saito más sociable con Yua siguiéndolo, y Minako al final. Cómo su hermanita es más extrovertida que ella es desconocido para todos. Pero nuevamente, ella es más probable a hacer un berrinche después de tener una conversación con alguien que Yua. Conociendo a su querida hermana bebé, Yua probablemente haría prometer a todos que le hablen pronto.

      Pero tal vez la gente no es tan aterradora y conspiradora como ella lo creía. Después de todo, Daichi es un buen tipo y no la hacía sentir incómoda. Es abierto y siempre la escucha, lo que ella siempre creyó que era algo que la gente pretendía hacer. Tal vez la gente fuera de la pista son diferentes, tal vez ella solo se engañó a sí misma para creer que todos son iguales.

      —¿Sabes? Iba a preguntar si querías salir conmigo, a la cita doble con Yori y Kyoga —admitió Minako nerviosa. Juntó sus manos al mismo tiempo que rápidamente alejaba la mirada de él antes que pudiera ver la reacción en su rostro—. Pero estás ocupado, tienes a tu hermano y hermana. Sin mencionar que estoy bastante segura que el patinaje sobre hielo no es de tu preferencia.

      La admitancia de Minako tomó a Daichi con la guarda baja. Ella siempre había sido orgullosa por lo que Kyoga le contó al equipo durante una de sus conversaciones después de las prácticas. Siempre tenía una atmósfera orgullosa y altiva que la volvía inaccesible. Era claro para todo quien la conocía que tenía las paredes tan altas que besaban el cielo.

      Pero tal vez finalmente podría echa runa mirada a lo que está tras esas paredes.

      —Mamá quiere que los lleve al parque antes de cenar, para que gasten energías así no están corriendo por toda la casa —Daichi se disculpó en voz baja. La expresión tímida en su rostro mientras asentía le informaban que estaba avergonzada por admitir sus pensamientos—. Pero, patinaje sobre el hielo... creo que nunca lo hice. ¿Te gusta?

      El rostro de ella casi se iluminó; Daichi cree que nunca vio a Minako lucir tan estática como lo hace ahora.

      Así que le gusta el patinaje sobre hielo, musitó.

      —Me... gusta —Minako dijo suavemente, aunque la expresión en su rostro reflejaba que quería gritar con emoción—. Creo que las patinadoras se ven realmente hermosas cuando patinan.

      Él no era ignorante de lo dudosa que sonó al final de su sentencia. Casi envidiosa, como si esa belleza no tuviera comparación con nadie. Pero Daichi, él está confundido respecto a lo que la separaba de las patinadoras.

      Daichi cree que ella es hermosa. Después de todo, es considerada una de las chicas más lindas en su escuela, y sería un mentiroso si dijera que no lo es. Hay una razón por la que es considerada difícil de conseguir, y no es solo porque los rechaza. Pero para los pobres chicos y chicas que ni siquiera se atreven a dar un paso adelante, ella siempre permanecería intocable porque ella resalta más que las luces brillantes en una noche nubosa.

      —¿En serio? Algún día, todos deberíamos ir —propuso Daichi, mordiendo su mejilla interna para evitar que su sonrisa creciera—. Solo tienes que prometer que no te reirás de mí cuando me caiga.

      —Lo prometo.

      —Genial. Entonces la próxima iremos todos.

      Y la sonrisa que se levantó en el rostro de ella hizo que todos sus nervios se fueran. Tal vez ella no es tan inaccesible como había creído originalmente.



      La pista no estaba tan llena como Minako había pensado, pero habían dos razones por las que ella no podía exactamente disfrutar de su tiempo libre para patinar. Razón número 1: Yori Ajibana está con ellos y los ojos con corazones con los que Yori y Kyoga se miran era suficiente para hacerla querer vomitar su desayuno y almuerzo. También está segura que Yori hizo un comentario en el viaje en el autobús sobre su cabello y sobre cómo no podía evitar lo cansada que Minako lucía. Si no fuera por su buen humor y su incapacidad de pasar por sobre Tanaka en el bus, está segura que hubiera dicho algo igual de provocador. Y finalmente, la razón número 2: las constantes quejas de Tanaka sobre lo injusto que es que Aoba Johsai quiera tener un partido de prácticas con ellos solo porque Kageyama es parte del equipo. Se las arregló para ignorar gran parte de su monólogo durante el viaje en bus hasta la posta, pero lo encontró casi imposible de hacer cuando él la estaba siguiendo a la pista (mientras se aferraba a la baranda) mientras continuaba hablando mal sobre el equipo élite de volleyball.

      Minako estaba sorprendida porque Kyoga estaba calmado con el asunto. Después de todo, se suponía que muchos ex-compañeros de Kyoga estaban en el equipo, y ella no podía imaginar que fuera sencillo dejar a todos los que conocía para unirse a un equipo desconocido como Karasuno. Pero nuevamente, siempre que Yori estaba con su hermano, él prácticamente funcionaba con una única célula como un idiota enamorado.

      Después de intentar practicar por media hora, Minako finalmente se rindió y ahora estaba sentada en una de las mesas fuera de la pista comiendo nachos mientras Tanaka continuaba quejándose. Ni siquiera tenía hambre, solo estaba aburrida y, si iba a escuchar el monólogo de su amigo, necesitaba distraerse con algo.

      —Suga-san se merece jugar un partido —masculló Tanaka mientras Minako masticaba otra tortilla de papa—. No pudo jugar mucho cuando estaba en segundo, y ahora ni siquiera comenzamos la temporada y uno de primer año le está robando la atención. ¿Kageyama es bueno? Sí. ¡Pero Suga-san también!

      —Lo sé, lo sé, has estado diciéndolo por la última media hora —interrumpió Minako mientras él tomaba el nacho que ella le ofreció—. También sé que es bueno, ¿sabes? ¿Lo olvidaste? Miré algunos de tus partidos el año pasado, y apesta. Pero si Suga-kun dice que está bien, entonces está bien.

      —¿Entonces estás bien con que Kyoga-san no juegue? Sabes que si Daichi pone a Hinata para que puedan hacer su combinación rara, eso significaba que tu hermano está en la banca —señaló Tanaka con gravedad, como si estuviera anunciando su muerte.

      Minako lo miró, en blanco—. Es volleyball, no vida o muerte. Y para ser honesta, sí. Ya no es tan fuerte como antes desde el accidente y, si Aoba Johsai es tan bueno como dices que lo son, entonces me gustaría que mi hermano no juegue contra ellos. Conociéndolo, se esforzará para demostrar algo.

      —¡Pero Kyoga-san es increíblemente fuerte! ¿No crees que sería cool si le cerrara la boca a esos niños bonitos?

      —Creo que sería más cool si no corriera alrededor de la cancha después de bloquear al otro equipo. Es un poco exagerado.

      —No, es cool —dijo Tanaka firmemente, casi ofendido porque Minako no estuviera de acuerdo. Si solo él supiera que era igual de exagerado como el hermano mayor de ella, entonces tal vez lo entendería.

      Ella ignoró a su amigo, no queriendo discutir con él por las costumbres de Kyoga que eran demasiado similares a las de él. Minako no quería mencionar que estaba nerviosa con su hermano jugando, incluso si solo era volleyball. Él ya está completamente curado de su incidente, y ya casi se movía tan bien como antes, pero eso no evitaba que sus pensamientos se dispararan. Buscó información sobre clavículas rotas después del accidente, y no calmaba a su mente que el brazo afectado es debilitado después del ataque. No la ponía necesariamente en calma que su trabajo fuera bloquear pelotas rápidas con sus brazos, y no sabe si la mirarán mal si ella pide que él solo juegue con su brazo no dominante.

      Pero Minako sabe que no puede decidir lo que hace Kyoga. Después de todo, él tampoco lo ha hecho en su campo de deporte. Su hermano también intentó convencerla de parar, pero por supuesto, ella vivía por el deporte más que otra cosa. Incluso en los días vacíos que duermen la mente, con los pies cubiertos con ampollas, y queriendo maldecir a los cielos por romperla tanto a causa de un deporte, no podía rendirse aunque quisiera.

      Minako no sabe quién sería si dejara el patinaje artístico.

      Era lo único que la hacía sentirse especial.

      Lo único que la hacía sentirse viva.

      Lo único que la hacía sentirse hermosa.

      Todos los que están hoy en la pista de hielo, atletas o regulares, todos ellos vinieron porque pensaban lo mismo: el patinaje artístico y los patinadores son hermosos. Solo quieren sentirse hermosos, experimentar la adrenalina por patinar, y saber que estás haciendo algo especial.

      Todos patinan con un propósito.

      Mientras Tanaka seguía enlistando sus razones por las que está frustrado con la formación (a pesar que está más que garantizado que él va a jugar), Minako continuó mirando a la pista casi vacía. Kyoga y Yori ocupaban un lugar cerca del fondo, su hermano sosteniendo la mano de su novia en un intento de guiarla, así que no tenía que moverse en lo absoluto. Kyoga rió mientras guiaba a su novia nerviosa, que sostenía sus manos como si fuera una cuestión de vida o muerte. Habían un par de padres patinando detrás de sus hijos, quienes se sostenían a los conos de tráfico para estabilizarse, recordándole a Minako a sí misma cuando estaba con su padre. Y finalmente, estaban los patinadores usuales; eran los que venían a la posta casi todos los días por horas sin parar, quienes venían después de la escuela en el atardecer y que se quedarían hasta que el cielo estuviera completamente negro porque el patinaje era su vida.

      Los patinadores que no veían esto como solo un hobby o una actividad para pasar el rato eran diferentes a todos los demás. La belleza que creaban estaba en otro nivel. Una elegancia trasladada a un idioma no hablado, una declaración de poder oculta tras cada giro, salto y secuencia.

      Ella casi se permitió perderse en la atmósfera, pero el sonido del piano interrumpió tanto las reflexiones de Tanaka como las de ella.

      Sus ojos rápidamente viajaron a todos los patinadores que sabe que están practicando hoy. Pero ninguno estaba posicionado en el centro, estaban a los lados, casi como si supieran por instinto que debían apartarse. Sin embargo, en el centro estaba alguien a quien Minako casi había olvidado.

      Seina Arashima.

      —¿No es esa la de primer año del otro día? —preguntó Tanaka en un susurro. Sus ojos no podían evitar caer en la pequeña chica de primer año que entró a su salón de clases. Pero la persona sobre el hielo era un individuo completamente distinto que la energética y animada que él había conocido. Esta chica es seria y está enfocada.

      Minako lo hizo callar mientras seguía mirando.

      La chica de primer año rápidamente se movió cuando la música comenzó. Parecía casi completamente diferente a la persona que le había rogado a Minako para que fuera su coach. Sus brazos eran suaves, ninguno de los movimientos abruptos o agresivos, sino que casi gentiles mientras seguía el ritmo de la música. Tiene una secuencia hermosa, una que Minako casi declaró como perfecta excepto por los pocos cambios torpes de posición de los pies y giros ligeramente fuera de ritmo.

      Casi le recordaba a Minako a sus años junior. Aunque ella tenía diez años cuando pasó su test junior y fue para patinaje en pareja, el sentimiento seguía allí.

      Seina era una persona enteramente distinta sobre el hielo, casi como una mujer adulta por un segundo. Su aura infantil desaparecida y ahora reemplazada con esta atmósfera que demandaba la atención de todos. Algo de ella era cautivante mientras hacía un voladizo. Con ambas rodillas dobladas y su espalda hacia atrás, las puntas de sus dedos tocaban el hielo mientras se sostenía firmemente a sí misma antes de deslizarse en forma de U. Luce tranquila, casi si confiara en sí misma y en esta rutina más que nada más. Y después de un par de segundos, nuevamente está de pie con una sonrisa nerviosa en su rostro, una ruptura de su fachada.

      Una quebradura en la elegancia, y solo una grieta más tiraría abajo la hermosa pared.

      Su primer salto fue un éxito, bajo rotación, sí, pero siendo un Axel doble, era bueno. El giro sentada casi fue bueno, pero cualquiera que sabía del patinaje artístico, sabía que estaba teniendo problemas para mantenerse al ritmo.

      Y entonces, el axel doble. Algo que Minako fácilmente identificó en cuanto Seina comenzó con su frente. Son uno de los saltos más reconocidos no por este elemento, sino porque, una vez que se comienza con el frente, hay una media rotación adicional. Entonces, un medio giro en el aire, antes que Seina tuviera que aterrizaran sobre su pie derecho.

      A partir de lo que había visto hasta ahora, la rutina tenía esperanza. Pero justo cuando pensó lo mejor de Seina y su patinaje, ella se cayó. El ángulo de su cuerpo fue desgarbado y ligeramente sesgado, resultando en una caída sobre su costado antes de que siquiera pudiera intentar aterrizar con su pie derecho.

      —Eso tuvo que doler —escuchó a Tanaka contraerse de dolor—. Gracias a Dios, nosotros lo hacemos en el suelo y no sobre el hielo.

      Minako casi se sintió mal por Seina. Ella lucía casi avergonzada al ponerse de pie, desempolvando el hielo que cubrió su costado mientras intentaba calmarse. Pero sin perder un latido, levantó la cabeza casi como si supiera que Minako la estaba mirando y le dio una expresión tímida y nerviosa. Para Minako, casi parecía una niña siendo regañada frente a la clase.

      No le tomó mucho a Minako escuchar los comentarios.

      —¡Buen trabajo, Arashima! ¡Solo te caíste una vez hoy! —siseó una de las patinadoras fuera de la pista. Las otras dos chicas detrás de ella rieron al unísono mientras la patinadora sarcástica aplaudía con burla—. Hoy no te viste como la mierda, ¡estoy sorprendida!

      —¡No seas tan mala, Akina-chan! Arashima necesita pasar su examen junior, ¡en algún momento lo logrará! —una de las amigas de Akina contribuyó.

      Fue como si alguien hubiera encendido un interruptor. La calma que una vez había estado en su estómago se había disipado, casi olvidado, y el rápido y ajustado alambre que ponía nerviosa a Minako regresó. Tenía un deseo indeseable quemando su interior, la necesidad de callar a la gente porque sus grandes bocas no podían mantenerse cerradas. Una necesidad demasiado familiar de demostrar que alguien está equivocado, hacerlos arrepentirse de todo lo que dijeron e hicieron porque ella está allí.

      Y ella es mejor que ellas en todo aspecto.

      Sin pensarlo dos veces, Minako quitó las guardias de sus patines y las dejó sobre la mesa con fuerza. Ignoró las preguntas de Tanaka mientras se dirigía a la pista, rápidamente estirando sus brazos. Akina y sus amigas ni siquiera le prestaron atención, demasiado ocupadas escupiendo insultos a Seina que había patinado hasta el otro lado para alejarse de ellas, algo que Minako descifró que debía pasar seguido.

      Minako no escuchó sus palabras mientras patinaba alrededor de la pista, estirando sus brazos cada tanto y practicando saltos pequeños para acostumbrarse a estar de vuelta sobre el hielo desde de su descanso de media hora. Solo le tomó un minuto calentar y preparase.

      Kyoga no estaba ciego. Vio la mirada en el rostro de Minako, la calma antes de la tormenta como le gustaba decir a su padre.

      Él y Yori habían mirado desde los costados a Seina Arashima intentar su rutina y a las otras patinadoras que frecuentaban la pista lanzar sus insultos y comentarios. Diablos, Kyoga estaba listo para intervenir y decir algo, pero entonces su hermana se paró en el hielo.

      —Minako —Kyoga le advirtió a su hermana. Ella también lo ignoró—. Manon. No.

      Ella nunca fue buena en hacer lo que le pedían.

      Minako patinó alrededor de la pista mientras aceleraba. ¿Había hecho este salto recientemente? No, por supuesto que no. Había estado acortando sus saltos a cada rato y, si intentaba alguno, era un solo giro y casi siempre bajo rotación. Pero algo que aprendió de sí misma con los años es que es ferozmente competitiva y que el impulso de ganar y callar a todos es tal vez la mejor fuerza y su ruina.

      Sin ninguna duda, ella saltó.

      No pienses, solo hazlo. Cállalas, hazles saber que tú eres más hermosa, que eres mejor, se dijo Minako a sí misma. Nadie aquí es mejor que tú. Lo sabes.

      Ver a Minako patinar nunca se vuelve aburrido para Kyoga. La emoción y la adrenalina que recibe incluso como un espectador es embriagador y no puede quitar sus ojos de sobre ella. Contuvo la respiración mientras la miraba acelerar. Se sentía como parte de la audiencia expectante, su corazón acelerando contra u pecho para calmar sus nervios mientras ella intentaba saltar tras un un salto, girar tras un giro, y repetirlo.

      —¿Minako patina? —escuchó a su Yori preguntar con asombro. Kyoga no podía hablar, solo asintió en respuesta.

      Un lutz triple, seguido por un flip triple.

      Lo hizo sin perder el ritmo, casi como si no hubiera estado fuera de los juegos por meses. Un brillo envolvía a su hermana mientras patinaba, que la seguía incluso después que aterrizaba sus saltos. Para una chica tan pequeña, sus movimientos eran grandes y ostentosos que rogaban a la audiencia que mantuvieran sus ojos en ella y solo ella. Y a pesar de llevar sus pantalones gastados y su sweater del equipo de volleyball, ella emitía una belleza sin imitación.

      Por un segundo, su hermanita se había ido y, en su lugar, estaba la reconocida patinadora famosa, Manon Clavette. Alguien lejos de su alcance.

      Minako aterrizó sin imperfecciones, sus brazos extendidos y quietos mientras se desliza con una pierna hacia atrás. Y justo cuando pasa por dónde las otras chicas estaban, se detuvo abruptamente con su pierna afuera. Una ráfaga de hielo picado las bañó y golpeó el cristal frente al que se paraban, tomándolas con la guardia baja y asombradas.

      —Perdiste el ritmo cuando hiciste el flip, estuviste bajo rotación todas las siete veces que lo intentaste, sin mencionar que tus aterrizajes siempre fueron desprolijos y nunca, y digo nunca, fuiste al paso con tu propia música —Minako respiró de una vez antes de intentar recuperar el aliento. Sus ojos estaban entrecerrados en rendijas, los labios estirados en una sonrisa detestable mientras las miraba abrir la boca en sorpresa ante sus palabras.

      —Así que la próxima vez que quieras hablar mierda sobre otro patinador, solo sepan que yo existo y que soy mucho mejor que lo que estés alguna vez lo serán —Minako continuó mientras comenzaba a alejarse de ellas—. Así que cierren la maldita boca, y practiquen y vuelvan conmigo cuando sean perfectas, pero antes de eso, nunca hablen mal de alguien más.

      Akina, no queriendo dejar que esta desconocida tuviera la última palabra, alzó la voz—. ¿Y crees que eres tan buena? No eres nadie por aquí.

      Minako giró justo cuando alcanzó a Seina, quien lucía tan incrédula como todos los demás.

      —Manon Clavette, patinadora de pareja, y medallista plateada en el Campeonato de Patinaje Artístico en Francia 2011 —Minako respondió fácilmente antes de darles una última sonrisa.

      Ella miró de reojo a Seina antes de colocar su brazo alrededor de los hombros de Seina—. Y la nueva coach de Seina, así que supongo que me estarán viendo seguido, ¿no, chicas? Intenta no decepcionarme la próxima, Akina-chan.

      Era como si nunca se hubiera ido de Francia.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro