𝐅𝐎𝐔𝐑𝐓𝐄𝐄𝐍. Diving In
𝐅𝐎𝐔𝐑𝐓𝐄𝐄𝐍. 𝐋𝐈𝐓𝐓𝐋𝐄 𝐁𝐈𝐑𝐃
Sumergiéndose
Por primera vez en su carrera de patinaje, Minako fue a su padre por consejo. Aunque Minako raramente sentía la necesidad de consultar con su padre sobre lo que debería hacer, no era como si estuviera prohibido. Ellos colocaron los límites en que él no sería su coach, sino que su padre. Sin embargo, Basille arrojando su opinión de vez en cuando no era necesariamente ser su coach, sino que sus pensamientos. Por la mayor parte, él confiaba en Minako y su coach (perdón, ex-coach) para tomar las decisiones en su carrera. Sin embargo, las cosas eran distintas ahora con Minako sin coach, sin compañero, e insegura sobre lo que hacer. No había forma que fuera a encontrar un compñaero y crear química. De alguna forma, estar con otro compañero parecía cansador. Pero, Minako no mentiría y no negaría que las palabras de Nishinoya no la habían afectado.
Para un atelta retirado, Basile Clavette vive una vida terriblemente aburrida. Y aunque Minako admira a su padre por su trabajo duro y su talento, ella jura que nunca será conmo él. A pesar que muchos discutirían que probablemente a él le gusta su vida ahora, pero personalmente, Minako no ve las ventajas de abandonar el patinaje sobre hielo para ser un esposo. Y mientras Minako puede atestiguar que su padre hace ñps mejores huevos revueltos que su y él es el único al que Yua le dará permiso para hacerla dormir, Minako no puede eevitar preguntarse si alguna vez lo extraña. Si él quema por el patinaje en la misma forma que ella lo hace.
Minako no lo mencióno hasta el día siguiente cuando estaba cenando con Basile. Su madre seguía en el trabajo mirando los detalles de su caso más reciente, Kyoga estaba en otra cita con Yori, y la pequeña Yua estaba pasando el día en la casa de su abuelo que vive solo un par de cuadras lejos de ellos. No era raro que Minako tuviera tiempo a solas con su padre. A Minako le gustaba envisionarse a sí misma como una princesa mimada cuando estaba con su padre, y por buenas razones. Después de todo, ella es su primer hija y la manzana de sus ojos. Pero también sabía que Basile estaba aterrado desde su accidente y ha mantenido un ojo atento sobre ella a consecuencia. Ella no se quejaba.
Los dos decidieron cenar en uno de sus restaurantes favoritos. Era un lugar pequeño a un par de calles de la pista de hielo, y era uno de los pocos lugares que su familia frecuentaba desde que eran pequeños. A pesar que han sido años desde que ella había ido al lugar como una regular, le gustaba culpar al ciclo en el que estaba cayendo. Escuela, prácticas de volleyball, prácticas de patinaje con Basile, comer, y repetir.
—Papá —Minako comenzó mientras su padre comenzaba a comer su omurice. Ella esperó hasta que lo escuchó musitar antes de continuar—. ¿Qué opinas de que comience con individuales?
Basile pausó. Masticó por lo que pareció infinito hasta que finalmente respondió a su pregunta.
—¿Con individuales te refieres a patinaje individual? —Basile preguntó, su voz no traicionando sus pensamientos.
El estómago de Minako estaba hecho nudos mientras intentaba leer la expresión en su rostro—. Sí —respondió antes de desviar su mirada a la pequeña ensalada de acompañamiento que tenía frente a ella—. ¿Quién sabe cuánto tiempo me tomará encontrar otro compañero? Además, no sé si quiero lidiar con todo el drama otra vez y--.
—¿Eso es lo que quieres? —Basile la interrumpió, sorprendiéndola y forzándola a levantar la cabeza. Él lucía extrañamente calmado, casi como si su repentina declaración no lo tomara por sorpresa—. Dejar el patinaje en pareja y empezar individual, ¿eso quieres?
Sus mejillas se ruborizaron con calor mientras el tenedor en su mano casi se deslizó de su palma sudada. Pero ella se forzó a asentir y mirar a su padre a los ojos.
—He estado considerándolo —respondió con honestidad. Minako tragó el nudo en su garganta, casi como si el concepto extranjero siguiera siendo algo que tenía problemas con aceptar—. Yo - no quiero pasar otra vez por lo mismo. Ser dejada, que todos lo sepan, y pensar que algo está mal conmigo. Solo quiero enfocarme en patinar, no en el drama.
Basile bajó su tenedor y colocó ambos brazos sobre la mesa, arrojándose hacia delante. Notó lo nerviosa que lucía su hija y se esforzó por calmarla, pero no podía apartar las preguntas que tenía.
—Sabes que es muy diferente al patinaje en parejas, ¿cierto? —Basile cuestionó. Observando la mirada incrédula de Minako, alzó las manos en defensa—. Solo pregunto, mon minou. Es una liga distinta al patinaje en parejas. Los tecnicismos son distintos, los requisitos son agotadores, y el proceso va a tomarte un rato ya que los enfoques no son los mismos.
Los hombros de Minako cayeron ante sus palabras—. ¿Dices que no debería hacerlo?
—No, en lo absoluto —Basile aclaró, su tono más suave que antes después de la mirada derrotada de Minako—. Sin importar lo que decidas en tu carrera, te apoyaré. Siempre. Pero necesito que sabes que no va a ser como el patinaje en parejas ni por asomo. Tendrás que tomar muchos pasos primero antes de siquiera volver a calificar en competencias.
—Como pasar los exámenes —Minako murmuró bajo su respiración. Temía tener que tomar otro examen de patinaje para calificar, pero sabía que era algo que debía hacerse Mientras aprobar su examen de patinaje en pareja senior fue algo que pudo hacer hacer con los ojos cerrados, un examen individual era más desalentador. Especialmente porque toda la atención estaría en ella y el margen de error era más pequeño.
—Como pasar los exámenes —Basile confirmó. Él sonrió ante el puchero en el rostro de su hija antes de apretar su mejilla—. Pero si esto es algo que quieres hacer, te apoyaré. Voy a buscar si alguna pista de hielo cercana hacen los exámenes. Creo que la pista de Sendai tendrá los exámenes el año que viene--.
—No quiero esperar otra temporada —Minako interrumpió a su padre. Él arqueó una ceja, confundido. Ella aclaró su garganta y arrugó su servilleta para calmar la tensión—. Yo... quiero competir en esta temporada si puedo.
—Manon...
—Sé qué estás pensando. Sé que tengo mucho que preparar, como tener un programa y entrenar nuevos saltos y todo eso —Minako soltó, intentando evitar la mirada en los ojos de su padre al enfocarse en su cena fría—. Lo entiendo, en serio. Pero puedo hacerlo, y tú también sabes que puedo. No me olvidé de todo, y puedo practicar--.
—Confío en ti —Basile cortó su monólogo nervioso al colocar una mano sobre la de ella—. En serio. Y sé que puedes hacerlo, pero al mismo tiempo, no has patinado ni entrenado tan duro como solías hacerlo en meses. Además, vas a la escuela y estás en el equipo. No quiero que te sobreesfuerces como la última vez.
El rostro de Minako se oscureció ante la vaga mención del accidente. Endurecida, removió su mano de la de su padre y removió la ensalada nuevamente—. No volverá a pasar —le dijo—. Puedo soportarlo esta vez. La última vez solo quería probar algo. Pero puedo patinar, papá. Tú y yo sabemos que soy jodidamente--.
—Lenguaje.
—Buena —Minako terminó. Notando la mirada aprensiva en el rostro de su padre, ella débilmente le dio una pequeña sonrisa—. Por favor. Puedo hacer esto, sé que puedo. Yo solo... estar sentada aquí y no hacer nada al respecto y sentir lástima por mí... lo odio. Quiero hacer algo.
Él tenía razones suficientes para estar asustado. Si Minako fuera madre y su hija estuviera herida en la forma en que ella lo estaba, también estaría aterrada. Pero al mismo tiempo, Minako confiaba en ella y su cuerpo. Aprobar el examen senior individual no sería fácil, y Minako tendría que ser una hija de perra arrogante para creer que sería un viaje fácil. Pero al mismo tiempo, ella es buena en lo que hace, e incluso si la vida normal que ha estado viviendo por el último par de meses demuestra lo contrario, nadie negaría el hecho que, cuando está en el hielo, hace magia.
Basile suspiró al llevarse las manos a la cara. Le dio una sonrisa cansada antes de golpear su pie con el de él—. Asumo que buscaste los requisitos de este año y lo que necesitas en tu programa.
—Obvio.
—Bueno... supongo que necesitaré encontrarte un coreógrafo para tu programa —Minako casi dejó caer su tenedor en sorpresa ante las palabras de su padre. Notando su reacción de sorpresa, Basile sonrió a su hija mayor antes de levantar su tenedor lleno de omurice como una ofrenda—. Si vamos a hacer esto, vamos a hacerlo bien.
—¿Entonces estás de acuerdo? —a pesar que Minako no necesariamente necesitaba la validación de su padre, igual era lindo recibir su apoyo—. ¿Puedo volver a competir?
—No puedo detenerte. Y aunque me preocupa que te estés sobreesforzando, tengo fé en ti —Basile finalizó después de otra mordida. Sus palabras calentaron su corazón y sus mejillas dolieron por lo mucho que estaba sonriendo—. Cuando estás en el hielo, todos pueden ver que perteneces ahí más que nadie. ¿Quien soy yo para detenerte de hacer lo que amas?
Minako brilló con orgullo ante sus palabras—. Gracias. ¡Primero que no vas a arrepentirte de esto!
—Solo hazlo con tu corazón, y será suficiente para mí. No patines por nadie más que tú.
Él no era solo su padre. Mientras Basile siempre había sido primero un padre para ella, también era alguien que ella admiraba cuando se trataba del patinaje. Él era su modelo a seguir, alguien que idealizó mientras crecía y él era el patinador que ella quería ser. La forma en que su padre sonreía era algo que ella no había visto antes en más que fotografías del día de su boda. Había carisma y elegancia que brotaba de Basile mientras se deslizaba sobre el hielo con su compañera. Cada tirada, cada salto, cada elemento en sus programas lucía sin esfuerzo. Era como si perteneciera al hielo, la pista era su dominio y nadie podía poner un pie allí. Pero para Minako, ella quería simplemente obtener la misma gloria que él alcanzó. Quería ser tan intocable como su padre.
Ellos continuaron con su cena. Minako terminó compartiendo su curry con su padre ya que la emoción en su estómago alejó a su apetito. Prácticamente zumbaba con potenciales ideas y canciones para su programa. Había sido tanto desde que se había sentado a trabajar como corresponde en su patinaje. La adrenalina cruzaba su cuerpo ante la mera idea de una nueva rutina en la que trabajar, y la idea de volver a estar ocupada era hilarante. Ser querida era algo que no había sentido en mucho tiempo.
Basile no era ignorante a la forma en que su hija estaba prácticamente saltando en su asiento.
Él rió mientras tomaba un par de zanahorias que quedaban en su plato—. Entonces, ¿asumo que vamos a reservarte un vuelo a Lyons?
Minako se calmó ante sus palabras. Su boca se sintió seca al intentar absorber sus palabras aunque las había escuchado claramente. Ante la caída de su sonrisa, Basile frunció el ceño mientras lentamente mordía su comida—. Vas a volver a Lyons, ¿no?
—Yo - todavía no —Minako rápidamente soltó. Sus palabras hicieron caer el rostro de su padre—. Solo quiero esperar a que Kyoga se gradué, a que el equipo termine con la temporada primero.
—Casi es mayo, mon minou —Basile le recordó. Su voz era grave y seria, ya no ligera como lo fue antes. Minako no podía culparlo. Acababa de prometerle que no trabajaría al extremo, pero decidía quedarse en Japón—. La temporada comienza en julio y es un camino largo. Si vas a competir en esta temporada, necesitamos que pases el examen y crees dos programas con los que competirás.
—Lo sé, papá.
—Creo que no entiendes —Basile insistió. Empujó los platos a un lado para que nada los separara—. ¿Me estás diciendo que quieres practicar, ir a la escuela y estar en el equipo de volleyball al mismo tiempo? No va a funcionar. Ir a la escuela ya va a ser desafiante, ¿pero además tener extracurriculares?
—Puedo hacer que funcione —Minako desafió mientras contenía su ceño fruncido. Lo última que necesitaba hace era darle una actitud a su padre cuando él acababa de darle su aceptación a competir—. Solo iré a menos prácticas. Daichi-san lo entenderá, y también tienen a Kiyoko. Respecto a la escuela, puedo soportarlo, es como la escuela en casa. Y puedo hacer un par de prácticas extra, lo he hecho antes.
—Vas a sobreesforzarte.
—Voy a controlarme. Lo juro —Minako remarcó. Tomó sus manos y le dio una sonrisa suplicante—. Papá, primero que seré sumamente cuidadosa y no tomaré riesgos innecesarios. Pero tú y yo sabemos que esto es algo que puedo hacer si me das la oportunidad.
—¿Cuáles son tus planes entonces? —Basile preguntó, casi como si quisiera que verbalizara su proceso mental para que escuchara lo estúpida que sonaba—. No has hecho una temporada en Japón en años. Se supone que representas a Francia.
Minako mordió el interior de su mejilla. No estaba completamente equivocado. A pesar que no fue hasta que su asociación con Mathis que comenzó a competir en competencias más grandes y a representar a Francia, Minako nunca había realmente competido por Japón. Todas las competencias que hizo antes eran pequeñas y nacionales. Pero con Mathis, tenía una oportunidad para hacerlo internacionalmente.
—Técnicamente, tengo una ciudadanía doble —Minako discutió suavemente. Incluso ella sabía que no era un argumento válido, pero no sabía qué más mejoraría su situación—. No voy a competir por Japón, solo voy a probar lo que es ser un patinador individual a nivel senior. Y después que Kyoga se gradue, volveré a Lyons y comenzaré allí.
—¿Solo quieres hacer competencias pequeñas?
—Nacionales —Minako enfatizó. Ella se mofó y se estiró hacia atrás—. Vamos, papá, dame un poco de crédito. No voy a hacer ninguna pequeña de ciudades. Incluso si soy una patinadora senior novicia, todos sabemos que les ganaré.
Basile sonrió. Sus hombros se relajaron y la tensión en su pecho desapareció. ¿Quién era él para proyectar sus miedos en su hija que claramente estaba lista para el desafío? Sin importar lo asustada o nerviosa que Minako podía estar, él sabía que ella estaba mentalmente preparada para tomar el trabajo presente frente a ella. Su hija no se rendía y tampoco era alguien que saldría corriendo ante la aparición de un desafío. No. Minako estaba preparada en más formas que una. E incluso si significaba cubrir su cabeza mientras corría hacia delante para romper la dura barrera, lo haría sin dudar. Ella había sido criada con tomar riesgos y crear oportunidades increíbles.
—Bueno, confiaré en ti —Basile finalizó con un suspiro. Él le dio una sonrisa cansada antes de palmear la parte trasera de su mano—. Sea lo que decidas, te apoyaré. Solo intenta no darme canas en el camino, ¿sí?
—Lo prometo. Todo valdrá la pena.
Una vez que pruebas el sabor de la victoria, fácilmente te vuelves adicto. La adrenalina que cursa por tus venas, los latidos rápidos de tu corazón, y el temblor que atonta y aligera todo tu cuerpo, todo era algo a lo que Minako fácilmente se había acostumbrado. Mientras muchos dirían que ganar no lo es todo, Minako agradecidamente les tiraría a la cara que la única razón por la que están diciendo eso es porque no han ganado tanto como ella. A pesar que aquel comentario le traería muchas reacciones y criticismo de otros, ella no iba a retractarse. Porque ningún ganador se quejaría de ganar, se callarían y perseguirían esa adrenalina que solo parece infinita y satisfactoria. Pero más temprano que tarde, su deseo crecería y sus estómagos hambrientos demandarían lo mejor. Después de todo, nada puede saciar el hambre sin fin que es ver la victoria como el éxito puro.
Para Minako, todavía no hay una meta. Pasar el test senior sería la primera, y tal vez es su confianza terrible, pero no está muy asustada de eso. Aunque solo es considerada una patinadora de pareja junior que se suponía que tomaría su test senior en pareja, tomar el test senior individual solo parecía como un poco más arriba de su plan original. Respecto a los programas, patinar es como un arte que parecía haber perfeccionado desde que era una niña. Solo era cuestión de hacer cada movimiento preciso y tan natural como caminar.
Pero todo lo que quiere es una oportunidad para probar que lo sigue teniendo. Mostrarle a todos que, mientras estaban teniéndole lástima por perder lo que ellos creían su todo, ella ha estado trabajando para sacarle la alfombra de debajo de sus pies.
Decirle a Daichi que no iba a aparecer en tantas prácticas no fue necesariamente difícil. Simplemente le dijo que tenía otros problemas de los que encargarse y, por suerte, su amigo no la presionó mucho sobre ello.
Y aunque se las arregló para saltearse la práctica de la mañana, no fue porque se quedó dormida o perdió el tiempo. Ella había despertado mucho antes que su hermano, se preparó y tomó el bus hasta la pista a alrededor de las cinco de la mañana. Solo tenía alrededor de dos horas y media para practicar. La primera hora la enfocaba en Seina y ayudarla con su programa para su test junior. Después de hacer comentarios y enseñalar un par de trucos para que Seina practique, la última hora y medio era para que ella misma practica algunos de los requisitos de su propio programa, como saltos, combinaciones, giros, y otros movimientos de conexión. Mientras se acobardó en el 30% de los saltos, fue mucho mejor que antes.
Lo que volvió la práctica de la mañana mucho mejor fue el hecho que ni Akina ni Shiori aparecieron.
—¿Entonces vas a dar el examen? —Seina preguntó emocionada mientras las dos comenzaban a ponerse sus uniformes de la escuela en el vestidor de chicas. Después de revelarle a la joven que estaba considerando una carrera de patinaje individual, Seina estaba estática y prácticamente saltando por las paredes—. ¿Como el que hubo el mes pasado?
Minako negó, pero no pudo evitar sonreír—. Es solo un examen, Seina —Minako le dijo a su nuva amiga. Se colocó su chaleco de lana y arrojó su cabello hacia atrás para tomar su blazer—. Además, deberías preocuparte por tu test en lugar de enfocarte en mí.
—¡No puedo evitarlo! ¡Eres como una leyenda del patinaje! —Seina soltó mientras arrojaba las manos al aire—. No lo entiendes, ¡eres una patinadora de pareja nacional y el hecho que estás haciendo algo así como tu debut en Japón son grandes noticias! Oh por Dios, no puedo esperar a ver tu secuencia de serpentina en persona.
—Me aseguraré de incluirlo en mi programa —Minako se mofó mientras comenzaban a caminar fuera del vestidor—. Solo esperemos que sea tan buena coach como soy de patinadora. Estás comenzando a mejorar en tu doble axel. Aún bajo rotación, pero te estás acostumbrando.
Seina hinfló su pecho con orgullo una vez que salieron de la pista—. Creo que tengo este test adentro —Seina comentó descardamente, pero incluso ese ligero alardeo llevó un rubor a sus mejillas pálidas—. Gracias de nuevo por crear un programa para mí. Sé que no pudo haber sido sencillo ya que estás tan ocupada todo el tiempo. Juro que intentaré descifrarlo para pagarte.
Minako calmó su comentario—. No es nada. No sé mucho sobre el patinaje individual, pero solo estate segura que voy a presentar tu programa en la práctica de mañana, y entonces se lo enviaré a mi papá para ver si el puede arregarlo o algo.
Ella juró que casi vio los ojos de Seina salir de sus cuencas ante la mención de su padre.
—¿Harías eso por mí? —Seina chilló en sorpresa. ¿Pero quién podía culparla? Basile tuvo una carrera exitosa en patinaje individual antes de volverse un notorio patinador de pareja. Sin dudas, tener la ayuda de un ex-Olímpico con tu programa era algo enorme para una patinadora pequeña como Seina.
—Sí —Minako se encogió de hombros mientras se dirigían a la parada del bus. Seina, que estaba teniendo problemas para mantener el ritmo por la sorpresa—. Va a hacerme ver mal si te doy una rutina de mierda y no pasas, así que estoy haciendo esto por las dos. Además, no tomé el test junior y, ya que pase el test de pareja junior, no estoy obligada a hacerlo.
—Me esforzaré por pasar por ti —Seina prometió con gravedad mientras esperaban el bus. Su rostro se volvió serio al percartarse rápidamente—. ¡Eso significa que vamos a estar en las mismas competencias!
—Primero necesitamos aprobar nuestros exámenes, ¿recuerdas?
—Bueno, ¡pero me refiero a después de eso!
—De nuevo, asumiendo que pasemos —Minako insistió mientras su bus doblaba la esquina. Usualmente no era pesimista y, cuando se trataba del patinaje, nadie tenía más confianza en sus habilidades que Saito Minako. Pero esto era distinto. Era un nuevo mundo, un nuevo camino para ella, y sería estúpida si no tenía cuidado y asumía que todo sería igual cuando fuera ella sola—. Además, sigues siendo carne fresca, novata. Estarás ocupada peleando con otros patinadores juniors esta temporada.
—Hmm, ¿eso significa que tú pelearás con otros? —Seina cuestiona mientras subía al bus tras Minako.
Minako se mofó mientras encontraban sus asientos—. Bueno, no peleo con cada patinador. Lo que pasó con Akina y sus amigas fue puramente por el hecho que me molestaron. Además, regla número uno, no dejes que otras chicas caminen por sobre ti, ¿de acuerdo?
—No sé si lo sabes, pero prácticamente apesto a miedo.
—No, lo sé, pero necesitas enmendarlo —Minako insistió. Sus labios hicieron una mueca ante la idea de patinadoras caminando por sobre Seina. Es más que probable que algunas patinadoras le arrojarían un par de burlas para sacarla de su juego. Y si por algún milagro Seina lograba ignorarlo, no tomaría mucho para que ellos hicieron más juegos mentales como provocarla durante los calentamientos—. Tanto como quiero callarlos por ti, necesitarás endurecerte. Especialmente cuando vas sin coach.
Seina lució afectada después que Minako mencionó eso. Aún, intentó sonreír, pero incluso entonces bajó la cabeza—. Sí, bueno, ojalá todo funcione —Seina dudó—. Hablando de coaches, ¿tu papá va a ser tu coach esta temporada?
—Na —Minako respondió fácilmente. Apoyó su cabeza contra la ventana y cerró los ojos—. Solo vamos a quedarnos con la rutina papá-hija.
—Oh. ¿Tú también vas sin coach?
—Solo esta temporada. Después de eso, volveré a Francia y comenzaré de vuelta.
Ella no estaba segura lo que significaba el rostro de Seina. ¿Decepción? ¿Tristeza? No sabía. Minako solo podía asumir que era la último por la falta de coach de Seina. Y tanto como Minako quiere ayudar a Seina en su carrera, solo podía ayudarla hasta cierto punto siendo patinadora. Si Seina quería tener éxito en el mundo del patinaje, necesitaba un coach. Uno real.
—¿Por qué no solo te quedas aquí y compites aquí? —Seina sugirió. Su propuesta hizo a Minako reír y abrir los ojos mientras se enderezaba—. Hablo en serio, si vas a empezar de nuevo, ¿por qué no empezar en Japón? Tienes una ciudadanía doble, así que deberias poder competir aquí, ¿no?
—Supongo, pero la Federación de Patinaje aquí es distinta —Minako señaló con honestidad—. Hay muchas más regulaciones y requisitos de lo que estoy acostumbrada. No tengo ninguna conexión en Japón. Todos los mejores coaches que conozco, la pista donde entreno, y todo lo demás está en Francia. Ya no tengo a mi ex-coach, pero ella puede engancharme con alguien más.
Los hombros de Seina cayeron ante su explicación, e incluso hizo un puchero—. Hubiera sido lindo competir contigo —Seina susurró mientras se encogía en su asiento—. Hubieras hecho las competencias divertidas. Además, hubiera sido cool verte ir contra Ueno Airi de Tokyo.
—¿Ueno Airi?
—Oh sí, ella es una de las patinadoras senior más popular de Japón —Seina explicó casualmente. Tomó su teléfono y busco el nombre de la patinadora. Inmediatamente, varias imágenes de una linda chica con un rostro inocente y similar al de un bebé aparecieron. Airi tenía los vestidos más lindos y la mayoría de las fotos eran o a mitad de una presentación o en un podium en el primer o segundo puesto. Pero nunca el tercero.
—¿Esa es Shiori? —Minako preguntó al detener a Seina de seguir bajando para pausar en una fotografía en específico. Airi estaba en el segundo lugar con una medalla de plata en una mano y un bouquet en el otro. Pero en el primer lugar con una medalla dorada y un bouquet casi demasiado grande para cargar estaba nadie más ni nadie menos que Kihara Shiori.
Seina asintió—. Sí, esto fue la temporada anterior antes de lastimarse. Ella y Ueno eran consideradas las mejores de la temporada y incluso eran provistas para el equipo nacioanl. Lo último que escuché fue que Ueno sigue entrenando en Tokyo.
Minako tomó el teléfono de Seina y estudió más imágenes de Ueno Airi. A pesar que Shiori estaba fuera de la foto, parecía que Airi seguía involucrada en el mundo del patinaje. De repente, la golpeó. El mundo del patinaje era mucho más grande que Mathis y Lisette y ellos no eran los únicos con los que tenía que tener cuidado. Porque ahora, su competencia son chicas como Ueno Airi que parecía amar la gloria y el foco de luz tanto como ella.
Durante el resto de su viaje a la escuela, Minako intentó sacarse de la cabeza su nuevo programa, cochear a Seina y Ueno Airi. Pero el deseo de cometir con algo que valía la pena perder era algo que extrañaba más que nada. Tanto como quería probarle algo a Mathis y todos los demás, ella no quería nada más que la gloria de ganar. Porque si ella se lo gana, garantiza que el patinaje en parejas no es lo único en lo que es bueno, sino que es buena en el patinaje en sí.
Había un nuevo objetivo que tenía que crear para sí misma. Uno que la separaba de sus previos deseos de ganar con Mathis, que estaba centrados en la idea que sería una increíble patinadora de pareja. Pero sus días como una patinadora de pareja estaban acabados, y todo lo que podía hacer ahora era disfrutar de los nervios de comenzar de cero. Aún, Minako deseaba rememorar más de su última competencia sabiendo que había sido su última. Deseaba poder recordar la sensación de ser arrojada al aire y ser levantada para que todos la vieran.
Ahora un nuevo ritmo fue agregado a la mezcla, y era hora que aprendiera.
El buen humor de Minako fue notado por muchos a su alrededor. Para los de segundo año, observaron su naturaleza feliz y se esforzaron por no imponerse. Nishinoya se les unió nuevamente para almorzar, y fue como si el cercano grupo de chicos de segundo nunca se hubiera separado. Todos compartieron almuerzos, charlaron sobre el último anime, y se pusieron al tanto con sus vidas personales. El almuerzo se volvió rutina y las clases pasaron sin problemas.
Parte de ella quiere sentirse culpable por tomárselo con calma. Si hubiera estado en Francia cuando decidió comenzar individual, hubiera trabajado hasta el cansancio. Su entrenamiento y acondicionamiento serían más duros, implementaría dietas, y arreglaría horarios para que el tiempo sobre el hielo fuera tan frecuente como fuera posible. Pero al mismo tiempo, todo eso iba a estar por el resto de su vida. Los intensos régimenes de entrenamiento e infinito tiempo patinando serían su futuro. Esto, estar en una escuela y almorzar con sus amigos, era temporal.
Tal vez estaba mal de su parte sentirse egoísta. Todos los buenos atletas tenían que sacrificar algo para lograrlo. Ella sacrificó años con su familia por una vida en otro país, y pudo alcanzar títulos nacionales. La Olímpica americana Kristi Yamaguchi hizo lo mismo y entrenó en otro país, y puso ganar las Olímpiadas en 1992. Todos los atletas necesitan cambiar algo para volverse los mejores.
Tal vez se había vuelto suave, pero era esa mentalidad intensa que la dejó herida y fuera de comisición por tanto tiempo como había pasado.
La idea de atender la práctica de volleyball tensaba su estómago. Mientras nunca lo admitiría frente a ellos, Minako disfrutaba ser una de las mánagers del club. A pesar que aún no se ha acostumbrado a todas las reglas y lingo que viene con el volleyball, ver al equipo jugar y crecer era gratificante. Pero la idea de perder tiempo de la pista la mataba y, mientras no hubiera pensado mucho al respecto la semana anterior, ahora era diferente.
Mañana puede perderme las prácticas de la mañana y de después de la escuela, se dijo mientras se cerraba la chaqueta. Kiyoko estaba yendo a las prácticas un poco más tarde, dejando a Minako sola por la primer media hora, pero ya sabía lo que pasaría.
Sus pensamientos desordenados la dejaron sacudida y, justo cuando se dirigía al gimnasio, chocó con alguien que iba en exactamente la dirección contraria. Levantó la cabeza, lista para disculparse, pero se detuvo. Sus ojos se suavizaron, sus labios se separaron cuando la disculpa quedó atrapada en su garganta. Minako sintió sus manos sobre sus hombros para prevenir que cayera.
—Hirano-senpai —Minako exhaló mientras el chico mayor liberaba sus hombros. Ella rápidamente bajó la cabeza en disculpa y dio un paso atrás—. Perdón, yo...
—¿Largo día? —Ryuta ofreció mientras le daba una pequeña sonrisa. Minako no pudo evitar sonreír de vuelta mientras asentía en respuesta—. Está bien, los dos seguimos de pie así que estamos bien.
Minako miró de reojo la falta de su uniforme escolar. En su lugar, Ryuta tenía ropa de gimnasia y sandalias en lugar de zapatillas. Alrededor de su cuello colgaban gafas de natación, que eran del mismo tono de su cabello. Lo único que permanecía igual era la sonrisa que le dedicaba.
—¿Prácticas de natación? —Minako preguntó, refiriéndose a los lentes.
Él miró abajo y le dio una sonrisa vergonzosa mientras se rascaba la nuca—. El clima está más cálido, así que vamos a intentar comenzar a practicar en la piscina de la escuela. Pero nos tomó un buen rato limpiarla.
Minako frunció el ceño y arrugó la nariz—. Suena a una molestia.
Ryuta se encogió de hombros—. Nos acostumbramos. ¿Alguna vez fuiste a la piscina de la escuela?
—No —Minako negó. Sus mejillas se enrojecieron con vergüenza mientras bajaba la cabeza tímidamente—. No sé nadar, así que no tengo una razón para ir. Pero escuché que es grande.
Minako volvió a levantar la cabeza cuando sintió la mano de él rodear su muñeca. Su agarre era gentil, pero suficiente para que ella enfocara su atención de vuelta en él. Con un chasquido de la lengua y un frunce burlón, le giró y comenzó a dirigirla en la misma dirección a la que él se dirigía.
—No podemos permitir eso, ¿no? —Ryuta bromeó mientras la pscina de la escuela entraba en su campo de visión—. No creo ser un gran profesor para ayudarte, ¡pero al menos puedo mostrarte la famosa piscina de la escuela que está entrenando al futuro mejor equipo de natación de la prefectura!
La piscina de la escuela estaba en un ambiente cerrado, probablemente porque el campo de baseball no estaba muy lejos de allí. Pero las viejas sillas de playa naranjas alrededor le recordaban a la piscina comunal a la que solía ir con su familia. Estaba ordenado y un pequeño cobertizo estaba en un extremo alejado donde todo el equipo se encontraba. Y mientras no era nada espectacular (una de las desventajas de atender una escuela pequeña), era claro que significaba mucho para Ryuta. La sonrisa brillante y orgullosa en su rostro le decía lo mucho que amaba el lugar, este era su pista de hielo, es donde resalta.
—Espero que sepas que, si siquiera piensas en empujarme e intentar ahogarme, de alguna forma voy a revivir y atormentarte —Minako le advirtió mientras lo seguía con duda. Ella removió sus pies mientras intentaba acostumbrarse a la sensación del pavimento bajo sus pies en lugar del suave suelo al que estaba acostumbrada.
Ryuta rió ante su débil amenaza—. Como dije, solo estoy aquí para mostrarte la piscina. Nuestras prácticas no van a comenzar hasta dentro de un rato, así que ¿quieres mojarte los pies un rato?
Minako dudó. Odiaba ir a la playa e igualmente odiaba la piscina. El olor a agua salada y cloro son complicados de sacar de su cabello, al igual que la sensación pegajosa y seca que dejaba en su piel. Pero la mirada en el rostro de Ryuta era difícil de rechazar y su pequeña sonrisa aceleraba su corazón.
Colocando sus zapatillas de gimnasia sobre una de las sillas, se quitó su calzado y medias, y se sentó al lado de Ryuta que hizo lo mismo. Ella dobló sus pantalones hasta sus rodillas y mojó sus pies. El agua fría la hizo saltar, pero no pasó mucho antes de que su piel se adaptara a la temperatura fría.
—No es tan malo, ¿no? —Ryuta preguntó gentilmente mientras la codeaba.
—Solo porque las posibilidades de que me ahogue en la parte llana de la piscina son pocas —Minako dijo con un tono burlón mientras le devolvía el empujón a Ryuta. El nadador sostuvo su hombro y fingió dolor—. Pero no es malo. Solo no creo que estoy acostumbrada a las piscinas y las playas.
La curiosidad floreció en el rostro de Ryuta mientras se estiraba hacia atrás. No podía imaginar que la mala y dura Minako estuviera asustada del agua, después de todo, no coincidía con su personaje. Pero de alguna forma, ella se las arregló para lucir tan pequeña y mansa frente a él. En ciertas formas, ella era nada y todo lo que esperaba que fuera.
Era confuso. Ella es confusa. Pero todo lo que él quería era saber más.
—¿No eres fan?
—Nadar no es mi deporte. Me gusta el patinaje sobre hielo —Minako reveló en voz baja. Rápidamente desvió la mirada al agua para evitar su reacción—. Crecí en la pista de hielo. No pasé todo mi tiempo en la playa o la piscina y, cuando iba, solía odiarlo tanto porque todo lo que quería hacer era volver a la pista.
—Puedo imaginarte como una patinadora —Ryuta musitó. Ella levantó la cabeza para ver la misma sonrisa genuina en su rostro. Casi como si pudiera sentir su vacilación, él se encogió de hombros—. Tiene sentido. Explica cómo siempre eres tan elegante y capaz de enfrentarte al conflicto del momento.
—No entiendo.
Ryuta pateó ligeramente debajo del agua, observando cómo se movía en ondas a causa d esus movimientos solo para volver a calmarse después de un par de segundos. Minako podía ver su reflejo en la superficie, notando lo pintoresca que era la escena.
—Creo que eres classy —respondió lentamente, casi si estuviera intentando encontrar las palabras correctas para explicar sus pensamientos—. Muchas cosas que haces parecen elegantes, casi como si estuvieras haciendo una presentación. Siempre que estos chicos intentan confesarse contigo, siempre les das la misma respuesta. No dejas que lo que te digan te afecte y, si te afecta, no lo muestras. Sabes lo que quieres, y nunca mientes sobre lo que buscas. Siempre eres rápida para arreglar las cosas de alguna forma. Supongo que es por eso lo que digo.
Ella tomó sus palabras e intentó comprenderlas. Mientras parte de ella estaba halagada por esta imagen que él tenía de ella, no podía evitar preguntarse si sus palabras solo eran mentiras. Porque en la propia mente de ella, Minako estaba lejos de ser elegante. Es cruda, demasiado honesta, e implacable. Tenía esta carcasa de hierro alrededor de su corazón que nunca parecía suavizarse. Minako haría cualquier cosa para alcanzar sus sueños, incluso si signifcaba soltar a aquellos cercanos a ella. Escuchar la percepción de Ryuta de ella se sentía mal, casi como si estuviera a punto de arruinar su idea de ella. Pero de alguna forma, ella no quiere continuar alimentando esta narrativa falsa de él.
A él no le tomó mucho notar el silencio y el gesto en su rostro. El pánico rápidamente tomó control al ponerse de pie y colocar sus manos frente a él—. ¡Perdón! ¿Dije algo malo?
Sus ojos se abrieron al notar su estado en pánico. Minako no podía evitar sentirse afectada ante el hecho que él estaba tan preocupado por ella. A los demás no parecía importarles mucho si la ofendían porque, para ellos, ella solo volvería a levantarse. Estaba cansada que otros asumieran que ella puede manejar todo lo que le arrojan. Pero la realidad era que no podía manejarlo. Ella quiere ser vulnerable y pequeña y tener a alguien en quien apoyarse.
—No, no, está bien —ella soltó rápidamente una vez que notó que aún no había respondido. Minako se levantó así él ya no la sobrepasaba como si fuera un edificio, y la diferencia entre ellos ya no era tan grande—. Solo estoy sorprendida, eso es todo.
Ryuta se relajó tras sus palabras, pero la confusión rápidamente apareció en su rostro. Él bajó las manos y torció la cabeza a un lado—. ¿Sorprendida?
Minako miró abajo mientras jugaba con sus dedos, intentando ignorar lo pesada que era su mirada—. La mayoría solo dice que soy mala y eso es todo. Pero en la forma en que lo dices, casi justifica todo lo que hago.
—Al final del día, no le debes nada a nadie —ella alzó la miraba para encontrar sus ojos, e intentó encontrar una pista de engaño en ellos. Ella quería creer que esto era una mentira y que él no estaba diciendo todo lo que ella quería escuchar.
—No le debes una explicación a nadie si tú misma sabes por qué haces lo que haces —Ryuta continuó cálidamente. Le hablaba con un tono tan gentil, como si hablar un decibel más alto fuera a romperla—. Además, desde donde estoy parado, eres una de las chicas más cool en la escuela.
—Gracias —fue todo lo que Minako pudo decir. Y lo decía en serio. No habían palabras para describir cómo se sentía, tampoco habían palabras que pudiera dar en respuesta a lo que Ryuta acababa de decir. Pero de alguna forma, tener a alguien validando sus acciones la hacía sentir mejor.
Ryuta sacudió la cabeza mientras deslizaba sus manos dentro de los bolsillos de sus pantalones—. No hay necesidad de agradecerme, es la verdad. Y lo decía en serio cuando dije--.
—Hira, vamos a comenzar la práctica pronto —una voz lo cortó.
Minako se giró al frente de la puerta donde tres otros chicos entraron con una chica de primer año de baja estatura detrás. Quien habló, y lucía demasiado cansado como para unirse a la práctica, no dudó en sacarse su chaqueta y mostrar su pecho desnudo. No fue mucho hasta que sus pantalones también se habían ido, dejando solamente sus shorts de baño. Minako fue rápida para mirar a otro lado, pero no pasó mucho para que el compañero de Ryuta se lanzara dentro de la piscina. Si no fuera porque Ryuta la movía a un lado, ella estaría empapada.
El resto del equipo de Ryuta hizo lo mismo rápidamente. Mientras sus cabezas salían del agua, Ryuta los regañó antes de pasarle a Minako una toalla. La chica de primer año, presumiblemente una amiga o una mánager, tomó asiento en una de las reposeras al otro lado de donde Minako y Ryuta estaban. Con un libro en la mano, ella simplemente leyó mientras los chicos comenzaban su sesión de prácticas.
Todo era diferente a lo que estaba acostumbrada. El equipo era más pequeño (pero tal vez no todos habían aparecido aún) y no era tan sofocante como el gimnasio. Con el espacio abierto, era más fácil respirar y no estaba tan apretado. En ciertas formas, le recordaba a la pista de hielo donde el aire era fresco y frío. El ambiente no era tan despiadao como lo es sobre el hielo. Pero las similitudes de confort eran iguales cuando comparaba al equipo de natación con el club de volleyball.
—Perdón —Ryuta se disculpó mientras miraba de reojo a sus amigos antes de enfocar su atención de vuelta en Minako que parecía tomar la atmósfera—. Siempre están emocionados por comenzar a practicar. Ha sido un buen rato desde que pudimos usar la piscina de la escuela para entrenar.
—No, no te preocupes, está bien —Minako le aseguró. Ella sonrió ante la visión de los amigos de Ryuta tirándose agua el uno al otro en la piscina e intentando hundir la cabeza del otro. Le recordaban a Tanaka y Nishinoya—. Debería dejar que vayas a practicar, ¿no?
—Piensa en esto como mi oportunidad para presumir mis habilidades de natación —Ryuta sugirió con burla mientras comenzaba a abrir la cremayera de su chaqueta—. Digo, te pedí que consideres ser la mánager de nuestro club, así que deberías ver con qué vas a estar lidiando.
Antes que Minako pudiera protestar, todas las palabras cayeron ante la visión de Ryuta sin remera y en sus shorts de baño. Y justo cuando estaba a punto de avergonzarse, Ryuta corrió a la parte profunda de la piscina y saltó dentro sin dudar. Cuando Ryuta resurgió, le dio una sonrisa tonta antes de nadar hasta el borde la piscina.
—¿Creí que no se podía correr en la piscina? —Minako bromeó mientras se sentaba en la silla frente a Ryuta—. ¿O solo te gusta romper las reglas?
Ryuta rió antes de apartar su cabello de su rostro—. Normalmente no rompo las reglas Tal vez es tu influencia —sugirió, consiguiendo que la de segundo año rodara los ojos—. Pero aprecio tu preocupación.
—Por supuesto. No quiero ser la razón por la que al equipo de natación de Karasuno le vaya mal.
—Solo porque eres tú, me aseguraré que ganemos esta temloradora.
No fue mucho antes que el resto del equipo de natación entrara a la piscina y sus prácticas comenzarán. Todos los chicos que se habían metido a la piscina rápidamente salieron y se prepararon para estirar junto con el resto de sus compañeros. Desde estiramientos y calentamientos hasta realmente meterse al agua, Minako se encontró extrañamente ocupada. A pesar de que le gustaría culpar de Ryuta, que había captado su atención cada minuto para asegurarse que no estaba aburrida, la forma en que el equipo de natación practicaba era distinta a lo que acostumbraba como una atleta.
La otra chica, Minako rápidamente aprendió, es la única mánager del equipo. Aunque no era oficial ya que técnicamente era parte de otro club de la escuela, todos los chicos parecían tomar su consejo en serio. A partir de lo que Ryuta mencionó, ella era una nadadora profesional que renunció el año pasado. Era buena y mantuvo a Minako acompañada cuando el entrenamiento se volvió más intenso y Ryuta no podía darle tanta atención. Pero no le molestaba.
Antes de saberlo, la práctica llegó al final y los otros chicos comenzaron a dirigirse al cambiador para ducharse. Pero los pocos que quedaron fueron Ryuta y los tres chicos que llegaron primero. Minako se acercó a dónde Ryuta chapoteaba en el extremo profundo. Ella se agachó y le pasó una botella de agua y una pequeña toalla.
—Entonces, ¿comenzaste a considerar aprender a nadar? —Ryuta cuestionó mientras él colocaba la toalla en el suelo. Sus mejillas se volvieron rojas por la natación extenuante, y las gotas de agua que se aferraba a su piel pálido lo hacían parecer un niño. Pero no había forma de negar que es atractivo—. Me gusta creer que soy un buen profesor.
Minako rió mientras corría su cabello de delante de su rostro—. Creo que me quedaré con la pista de hielo —respondió con facilidad—. Pero, si consideras que te enseñe a patinar, entonces tal vez considere tomar tus lecciones de natación.
—Desafortunadamente para ti, Saito-san, me gustaría patinar sobre el hielo —su comentario jugatón la hizo querer esconderse de su mirada, pero estar con Ryuta era fácil en una forma que nunca lo había esperado. Tampoco lastimaba que es lindo—. Tan pronto como prometas no reírte si me caigo.
—No prometo nada —Minako disparó de vuelta. Ryuta suspiró dramáticamente antes de volver a caer en el agua. Una vez que resurgió, le mostró otra sonrisa, y fue entonces que Minako notó sus hoyuelos—. No creí que fueras tan dramático, Hirano-senpai.
—Hay mucho que no sabemos.
Ella no estaba segura de cuánto tiempo pasó allí. Pareció como solo un par de minutos, pero rápidamente comprobó que estaba equivocada cuando escuchó su nombre.
—¿Minako-chan? —Suga.
La cabeza de Minako se giró a la puerta de la piscina y, de pie tras ella, estaban nadie más ni nadie menos que Suga y Daichi. Los dos de tercer año estaban con sus ropas de gimnasia y tenían sus bolsas colgando de los hombros. Ella notó que el cielo estaba más oscuro ahora y el sol estaba comenzando a ponerse. La confusión en sus rostros fue suficiente para confirmar que ella se había perdido las prácticas del club de volelyball.
Ella se levantó y se limpió los pantalones al hacer contacto visual con los amigos de su hermano. Suga parecía sorprendido de verla con alguien que no fuera del equipo, mientras que Daichi lucía conflictuado. El reconocimiento apareció en el rostro de Suga cuando se percató con quién estaba Minako.
—Yo - ¡lo lamento mucho! ¡Se me pasó el tiempo! —Minako se disculpó con los dos mientras bajaba la cabeza. Ella volvió a levantarla, rogando que ninguno estuviera demasiado enojado, pero eran Suga y Daichi—. No me di cuenta y--.
—¿Ryuta? —Suga la interrumpió mientras miraba por sobre el hombro de Minako. Ryuta, que estaba fuera de la piscina, rápidamente bajó la cabeza en disculpas mientras se les acercaba. Minako se giró para evitar ser atrapada observándolo—. ¡Oh! ¡Olvidé que estás en el equipo de natación!
—Es mi culpa que Saito-san se perdiera las prácticas de hoy. Perdón —Ryuta se disculpó. Pasó su peso de un pie al otro, las miradas de Suga y Daichi volviéndose más pesadas—. Me la lleve porque quería mostrarle la piscina de la escuela y el equipo. Por favor, no se enojen con ella.
—Está bien —para su sorpresa, era Daichi quien habló.
El capitán del club de volleyball no lucía enojado y, si lo ocultando, Minako no podía distinguirlo. Pero vio ese gesto en su rostro antes. Era la misma mirada cortes que solía fingir con el staff de la escuela. Lo que irritaba a Minako era lo poco sincero que parecía porque era la misma mirada que le había dado cuando se conocieron por primera vez. Nada de esta sonrisa era similar a la que le había dado antes.
¿Desconfianza? ¿Dolor? Ella no podía descifrar la emoción en su rostro, y tampoco quería hacerlo. Minako solo podía rogar que no estuviera demasiado molesto por su falta a las prácticas.
—¿Tal vez puedo ayudar a limpiar o algo? —Minako ofreció. Su estómago cayó ante la idea de ser ignorada y puesta a un lado porque la cagó—. Hinata y Kageyama probablemente siguen practicando, ¿no? ¡Puedo ir a limpiar por ellos!
Suga rió y agitó la mano para calmar su pánico—. Creo que están bien, pero puedes ver si Shimizu necesita algo. Está en los lockers con algunos de los demás.
Minako asintió y comenzó a colocarse el calzado. Rápidamente se despidió de Ryuta, que regresó el gesto al igual que el resto de sus amigos nadadores—. ¡Nos vemos! ¡Fue bueno conocerlos! ¡Gracias por dejarme unirme!
Los otros nadadores agitaron sus manos en respuesta, pero Ryuta fue el único que respondió—. Puedes volver cuando quieras, si tienes el tiempo, claro —agregó rápidamente. Minako se ruborizó ante su invitación, pero no la rechazó.
—Nos vemos, Hirano-senpai —Minako prometió mientras bajaba la cabeza con vergüenza.
Se dirigió a la puerta donde Daichi y Suga estaban con sus zapatillas de deporte en una mano. El último abrió la puerta por ella y le envió una sonrisa burlona como un mayor mayor le daría a su hermanita. Daichi, por el otro lado, solo le dio una sonrisa cortante. Apenas duro dos segundos mirándola antes de que su mirada cayera a otro lugar, sus pies o la piscina, cualquier cosa menos Minako.
Había una distancia entre ellos. Tal vez no físicamente, pero una distancia igualmente.
—Lo lamento —no estaba segura por qué se estaba volviendo a disculpar o por qué solo se disculpaba con Daichi, pero sentía la necesidad de decirle como si eso fuera a enmendar esto instantáneamente.
Pero no lo hizo.
—Está bien —no, no está bien.
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