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—¿Usted es la princesa? —cuestiona el joven de cabellos dorados al que seguía la Princesa.

—S-si, ¿por qué? —Amy se pone nerviosa y se sonroja.

—Déjeme presentarme. —El joven apuesto extiende su mano para tomar la de la princesa, hace una reverencia arrodillandose sobre una pierna y besa su mano—. Mi nombre es Jimin, es un gusto conocerla, Princesa.

—¡Miralo! Ha ha, hablame de tú. Yo soy la princesa Amy. —hace una pequeña reverencia también y voltea a ver a los chicos—. ¿Cómo se llaman estos?

Jimin se pone de pie y sonríe.

—Ellos son mis hermanos; Nam, Hope, Tae, August, JK y el grosero Jin —señala a cada uno y todos hacen una pequeña reverencia—. No le haga caso a nuestro hermano, princesa Amy —Se disculpa Jimin
.
—No te apures, lo perdono solo porque le saben a la bailada.

—Disculpe mis modales, princesa Amy —habla Jin un poco irritado.

—Es un gusto conocer a la nueva dueña del manantial Swan —asegura Nam.

—¿Usted no es de aquí, verdad? —agrega Hope intrigado.

—La verdad no, mi apa y yo nos ganamos el castillo hace unos días, nosotros vivíamos en la ciudad, pero esta chido venir al pueblo —Amy se abraza a si misma comenzando a sentir frío—. Ustedes tampoco son de aquí, ya lo noté.

—Lo que decía mi hermano es verdad... —interviene August—, usted no puede estar aquí.

—¡Y dale con eso! Hablenme de tu. —Amy se pone de pie y camina por la orilla del cristalino manantial—. Si hablamos de razas, ustedes tampoco pueden estar aquí, yo nací en Nueva Zelanda, pero mi apa me trajo a vivir aquí, a ustedes los trajeron de Corea, ¿verdad?

—Amy, debes irte ya —Tae la toma del brazo para que regrese por el sendero que la trajo al manantial.

—Pero este bato me llamó —Amy voltea a ver a Jimin—. Tú estabas ajuera del castillo, ¿verdad?

—¿Fuiste al castillo? —Jin lo observa molesto.

—Sabes que no podemos alejarnos del manantial —asegura JK cruzando los brazos.

—Escuché los rumores de la nueva princesa, y yo... Yo solo quería verla... —responde Jimin sonrojado—. Tal vez ella pueda ayudarnos...

—¿Ayudarlos a qué?  —Amy se acerca pero los jóvenes se reúnen en un círculo sin incluirla—. ¡Oigan, están muy altos!

—Jimin, debiste consultarnos primero —Nam lo ve un poco molesto—. Recuerda que soy el líder y tu hermano mayor, y las desiciones las tomamos entre todos.

—Especialmente cuando se trata de romper un hechizo —agrega Jin con soberbia.

—Además, por qué te adelantaste, ella puede enamorarse de cualquiera de nosotros —apunta Hope tímido.

—Exacto, que tal que no eres tú —Tae acaricia su cabello—. Todos sabemos que yo soy el más atractivo del grupo.

—¿Y si le gustan inteligentes? —Nam lo observa sonriente—. Yo soy el más listo de todos.

—Qué tal que prefiere un fuck boy —August sonríe de lado—. En eso nadie me gana.

—¿De qué hablan? —Amy trata de escuchar, pero los jóvenes susurran.

—Por su aspecto y su forma de hablar, ella puede preferir un buen rapero —Hope se acomoda el cuello de la camisa y sacude sus hombros con elegancia—. Para rimar soy el mejor.

—¿Arrimar? ¿Qué me quieren arrimar? —Amy logra colarse al centro del círculo y los observa con cierto temor.

—No, Princesa, dije rimar, no arrimar —aclara Hope riendo.

—Como sea, basta de charlas que se hace tarde —Nam toma la palabra y todos voltean a ver al cielo.

—Chale, díganme qué pasa, no entiendo nada, yo solo vine porque tenía curiosidad, y al verlos gastar las chanclas, pues fue re bonito.

—Gracias Princesa, pero ahora debemos irnos —informa Jimin viendo a sus hermanos escondiéndose en lo profundo de la cueva—. Tenemos que escondernos del sol.

—¿El sol? ¿Por qué? —cuestiona angustiada—. ¿A poco son vampiros?

—Ha ha, ojalá fuese eso —Tae es el último en entrar a la pequeña cueva, mientras Amy los sigue y se queda de pie en la entrada.

—Vivimos bajo el hechizo de Rothbart, un hechicero malvado... Nos convertimos en cisnes al salir el sol —explica Jimin en la entrada de la cueva.

—¡Naaaa! ¿Neta me lo juras? —cuestiona Amy y Jimin asiente con tristeza—. Tú nomas dime dónde encuentro a ese fulano, mi apa no me deja pelear pero el barrio me respalda y ellos le pueden partir su mandarina en gajos, para que los deje en paz.

—Gracias, princesa Amy, pero me temo que la única forma de romper el hechizo es encontrando a una mujer que no haya amado nunca y se enamore de alguno de nosotros y sea fiel a él prometiendo quererlo siempre.

—¡A que caray! Eso suena complicado... —Amy se rasca la cabeza meditando todo aquello, frota sus brazos sintiendo el frío viento.

—Esa era la finalidad del hechizo, que nos sea difícil romperlo —agrega Jk asomándose un momento para después regresar al interior de la cueva.

La noche está terminando y la Princesa tiene una idea.

—Te prometo que yo te ayudaré a romper ese amarre, mi cariño y mi lealtad serán para alguno de usteded, así tú y tus carnalitos serán libres —asegura ella y Jimin le sonríe esperanzado.

—¿Nunca te has enamorado? —Nam se asoma curioso.

—Naranjas bro, pero no creo que sea tan difícil, puedo conocerlos a todos, y seguro que alguno me mueve el tapete, están re guapetones —Amy aprieta las mejillas de Nam y Jimin.

—Que Princesa tan extraña —comenta August detrás de Nam, levantando una ceja.

—Soy única —Amy sonríe de manera macabra mientras se va alejando lentamente y los chicos se asustan—. Ha ha, los veo mañana, mientras busquen formas para robarse mi cora —hace un pequeño corazón entrelazando su dedo pulgar y el índice y regresa por el sendero.

Los chicos se ocultan en la cueva bajo la cascada, cada uno medita la forma en que se ganarán el corazón de la Princesa, mientras ella regresa al castillo sintiendo más frío pero sin rastro de nieve.

—¡Amy! —Mc Rastas la llama al verla entrando por el jardín, mientras la Princesa se da cuenta de que todos se han ido—. ¿Dónde estabas?

—Más bien, donde se escondieron todos —ríe ella cerrando la puerta—. ¿Hubo balacera o por qué esto está tan solo como panteón? Ha ha.

—No te hagas la chistosita, niña, ¿dónde estabas? —El Rey luce realmente molesto—. ¡Se supone que era la ceremonia de coronación y te valió cacahuate, te largaste a quien sabe donde!

—Ay apa, no te esponjes... Es que estaba bailando con... ¡Ay! ¿Cómo se llamaba su nombre? —Amy trata de recordar a Danilo, pero su mente ahora esta ocupada por siete apuestos jovenes—. Bueno estaba bailando con un cuate divertido, pero en eso que agarro y que veo a un muchacho allá ajuera, entonces salí...

—¿Un muchacho? —interrumpe Mc Rastas más tranquilo.

—Si, la neta se miraba re lindo —Amy se cubre el rostro con ambas manos.

—Bueno bueno, mañana me echas todo el cuento, ya es tarde y tengo asuntos de rey.

—Esta bien apa, perdona por dejarte solo.

—No hay fijon, princesa, mañana hablamos.

Ambos suben a sus habitaciones mientras el personal del castillo se encarga de limpiar y recoger todo.