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9.

Su respiración se volvía más pesada...
Sus golpes. Cada vez más débiles, apenas, teniendo la fuerza suficiente para retener los zarpazos de aquellas aberrantes criaturas.

Ackress podía sentir como la marea de muerte se cerraba cada vez más sobre el.
Estaba solo.

El sonido de la lucha ahora se veía ahogado por un ejército de voces distorsionadas que bramaban con júbilo ante un aparente triunfo para la oscuridad.

La niebla..cada vez más espesa, comenzaba a susurrarle que se rindiera. A medida que sus fuerzas y espíritu hiban mermando..su respiración, se volvió menos y menos agitada. Hasta que la vista se le nublo.

Al fin, sintió su vida siendo arrancada cuando de repente, uno de aquellos monstruos lo alzo con brutalidad por los aires, atravezado desde el costado como un trofeo salvaje.

Ackress miro a los ojos a quien parecía ser su asesino.
Apretó los dientes, percatandose del como un chorro de espuma sanguinolenta se le escapa por la boca, y gruñio con el tono más bronco que habia escuchado en su vida.

Una lanza pesada se ensarto en la columna de la criatura. Y el guardian encapuchado revivio el ascua de su propio sentido de la supervivencia en cuanto se le ofreció una nueva oportunidad.

Con dificultad alzo el filo de su espada, y le cerceno la mano al monstruo tembloroso que se discutía entre su presa y quien quiera que le haya pulverizado la columna vertebral con semejante arma.

No importo cual fue su elección. Pues Ackress clavo hasta el fondo su espada en el pecho de su enemigo al mismo tiempo que una valquiria clavaba sus dedos en la quijada del aberrante ser para tener un agarre firme y romperle el cuello.

La criatura abisal cayo de cara al suelo, con un langido jadeo ahogado.
Ackress y la poderosa guerrera cruzaron miradas. Uno cansado y con una mirada de furia lamentable, y la otra, estoica y llena de sangre oscura arrancada a fuerza por sus brutales ataques contra sus enemigos.

-Nos volvemos a ver, escoria...-.
Le dijo la valquiria con un tono arrogante. Ackress la reconoció como la guerrera con la que había escapado con aquel grupo reducido de afortunados supervivientes usando los pasadizos subterráneos de la fortaleza.
Ella también lo había reconocido, y, muy en sus adentros. Reconocía el valor de aquel guardian encapuchado, era por ello, que rápidamente esbozo una sonrisa  más amistosa, y lo sujeto del hombro para que no cayese.
-Parece que esta vez si que se nos han complicado las cosas. Estamos rodeados y eso que se suponía que nosotros éramos los refuerzos de la primera línea de ataque. Ya ni siquiera es posible saber que diablos esta pasando-.

-Es esta maldita neblina...por su maldita culpa nos estamos quedando separados en grupos bastante vulnerables-.
Ackress respiraba agitadamente. Estaba perdiendo mucha sangre de sus heridas, pero agradecía que al fin tenía un aliado que lo apoyara. Con la mirada ansiosa, buscaba a algún compañero de armas más que se uniera a ellos. Con la esperanza de encontrar a uno de sus amigos.

Por vez primera..contaba con la ayuda de una guerrera de la casta de las valquirias. Y eso aumentaba sus posibilidades de supervivencia al igual que su desangramiento se las quitaba.

-Tienes muy mal aspecto esco..compañero-.
Se corrigió la guerrera un tanto apenada. Su actitud fría y provista de orgullo agresivo se hiba agrietando al ya no ver a la escoria encapuchada como eso. Ya no eran simples alimañas obligadas a servir a Star Hell. Eran hermanos de armas que habían demostrado su valía en el campo de batalla, y merecían su camaradería.
-Tenemos que hallar la maldita puerta si queremos sobrevivir-.

-Fui parte de la primera línea de ataque..ya ni se si mi amigo esta vivo o si queda alguien más de mi grupo-.

-Hay demasiados cuerpos en el suelo..tanto de esos monstruos como de nuestros soldados.
Que las estrellas nos protejan. Jajaja..al menos, el maldito suelo está lleno con esa puta sangre oscura-.

Ackress se lleno un poco con la motivación de la valquiria.
El ruido incesante de la batalla a su alrededor. Sumado a la incertidumbre de que sería lo próximo que se te fuera encima. Creaba una sensación de rabia inquietante.

Sus manos..ya ni siquiera tenían las fuerzas suficientes para sostener un arma. Sus piernas. Temblorosas y cansadas, lo hicieron caer.

Fue una suerte que la guerrera amazónica lo estuviese sosteniendo. Pues iría de bruces contra un suelo repleto de cuerpos inmundos y corruptos. Adornando a los caídos con otro cuerpo Star Hell.

-Venga..tienes que aguantar-.
La valquiria mataba a tantos engendros Hashasins se ponían en su campo de visión. Sombras fugaces que pasaban como borrones veloces en la espesa niebla.
-Ya casi-.
Se guiaba por el ruido de los grupos escaramuzadores que se batian en duelos brutales.

Aislados por la niebla..era difícil reconocer los sonidos.
Ni los aliados se distinguian ya entre esa maldita confusión.

El peso en su agarre disminuyó de golpe, y la valquiria se percató de que Ackress había caído al suelo. Lo recogió de inmediato, y comprobó el pulso del soldado.

-Eso es..aún sigues con vida-.
¿Pero por cuanto tiempo más?. La vida se le escapaba, y ella. Sería la único testigo.
Nunca creyó que la vida de un guardian encapuchado le importará tanto.
Para ella, desde que el emperador Darius decidiera usar a los esclavos y criminales como apoyo militar. La escoria no era mas que eso..simple escoria fácilmente reemplazable.

Pero había algo más en la escoria asignada a su batallón.
Aquellos guardianes encapuchados no eran como el resto de escoria del ejército de baja monta. No, ellos eran diferentes, eran los únicos con el honor de poder ser llamados compañeros de batalla.

Y ella, no mostraría asco ni repudio contra un guerrero que se mereciera su respeto.

La orgullosa valquiria levantó al malherido Ackress y lo apoyo en su hombro, arrastrándolo con una mano mientras enfilaba la bruma neblinosa con su lanza pesada.

Su fuerza era muy superior al resto de unidades del otro sexo.
Ella y sus hermanas, pertenecían a otro nivel. Mujeres entrenadas para matar.
Con un brutal proceso que las convirtió en lo que eran ahora, pero cuyo orgullo y valor las destacaba de cualquier otra unidad. Ellas eran lo que eran, y no había nada más que desearan ser.

La valquiria sonrio en cuanto le perforó el cráneo a otro engendro Hashasin.
La criatura de oscura piel escamosa dio un fuerte espasmo en cuanto ella lo tomó por sorpresa, y cayo inerte con los sesos desparramados.

Ya podía oler el aire fresco del exterior. Su libertad estaba tan cerca, y eso la hacía sentir tan motivada como culpable.

Aun no quería abandonar el campo de combate..pero reconocía que quedarse sería una muerte segura, y que bajo sus manos tenía una vida que se apagaba a cada segundo.

Bien podría tolerar que los guerreros de Star Hell murieran luchando. Pero aquel guardian encapuchado ya ni siquiera podía levantarse. ¿Que honor habría en dejarlo a su suerte?, perdido entre cadáveres que pronto lo harían parte de ellos.

No...si ambos habrían de morir, seria en las mismas condiciones.

-Espero y te ascienden. ¡Oíste, tonto!-.
La valquiria lo cargo en hombros, de modo en que sus propios movimientos para luchar fueran mucho más fluidos.

-Nunca me dijiste tu nombre...-.
Susurró Ackress ente un jadeo rasposo. El soldado reconocía el compromiso de su compañera, y el como ella estaba haciendo algo completamente innecesario. Pero, que para sus adentros, agradecía completamente conmovido.

-Soy Aritza. De la casa de Freya. Septimo quinta guerrera forjada para las legiones de las valquirias. ¡Orgullosa portadora de la lanza atronadora!-.
Elevaba su voz a más enemigos veía aparecer entre la bruma.

Hacia tiempo que los famelicos y aberrantes Hashasins desnutridos habían sido erradicados por completo. Y olas y olas de nuevos engendros se habían hecho con su espacio en la batalla.

Aritza no se amedrento. Y con un rugido de guerra, empalo a su primer objetivo antes de romperle la quijada de un puñetazo al siguiente. Esquivo por poco un zarpazo letal en su rostro, y le rompió el brazo al monstruo que intentaba abrazarla por la espalda.

Por las sacudidas de sus movimientos, termino tirando al guardian encapuchado que trataba de salvar. Pero, a su pesar, nada podía hacer más que salvar sus vidas totalmente concentrada en lo que hacía.

La valquiria al fin alcanzo al monstruo que guardaba su lanza en el estómago. Y le arrancó el arma de cuajó justo a tiempo para clavarsela en el rostro a otro más.

De una patada la libero del craneo del engendro Hashasin, y con un giro hermoso y grácil, le cortó la garganta a tres monstruos más.
Al último, lleno de terror ante la increíble capacidad de su escarmentadora. Le aplastó el cráneo luego de deribarlo al suelo cortandole la parte trasera de las rodillas.

Aritza sonrió triunfante. Y justo cuando se daba la vuelta para reunirse de nuevo con su compañero.

¡!.

--¡Jujkh!...-.
Una larga cuchilla gruesa y de textura monstruosa le había sido clavada en el estomago..con un brazo firme, la extremidad a la que estaba biologicamente unida esa arma, pertenecía a un monstruo abisal mucho más aterrador que las reptilianas criaturas primeras en nacer de la influencia de Nirrua.

Estos..pertenecian a una casta mayor a la población civil y blandengue de famelicos Hashasins.

Eran..El principio de los guerreros entrenados desde pequeños para..Matar.

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