Los gritos de batalla de sus Valkirias la mantenían en vilo. Con el corazón acelerado mientras lanzaba tajos grotescos contra las hordas de criaturas vociferantes.

Grosa se había despertado tan pronto como las voces de alarma de sus guerreras apostadas como guardias de las habitaciones privadas comenzaron a aumentar.

Más hermanas se levantaron en armas, aunque la gran mayoría, al igual que la Capitana Valkiria Ulmaris, peleaban semidesnudas blandiendo sus armas, ungiendo sus gloriosos cuerpos con la sangre negruzca de sus enemigos.

No había tiempo para ponerse la armadura, Grosa resistió junto a sus guerreras, replegando a tantas filas como le fue necesario, para ese momento, toda la fortaleza había sido consumida por la oscuridad, y solo podían guiarse por los momentáneos destellos de algunas antorchas blandidas contra la masa hambrienta de Hashasins.

Ella quería forzarse a pensar que todo esto era solo una pesadilla, que al menos no eran las únicas que oponían resistencia al avance de esos monstruos, pero dado al caos y lo vivido y acelerado que se sentía todo, la bruma se inyectaba en ella con una mezcla de temor y rabia.

-¡¡Capitana Ulmaris!!-.
La llamo una de sus guerreras.
-¡Esas cosas están por todas partes, ya hemos llenado el suelo con sus cuerpos, y los desgraciados no se acaban!-.

En efecto, la propia Grosa casi había caído en un par de ocasiones solo por tropezarse con los cuerpos en el suelo, si estos pertenecían a sus soldados o no, no tenía forma de saberlo.

El nuevo cuartel que el emperador Darius había ordenado crear, sería el comedero de las aves carroñeras durante meses..o quizás no.

A medida que se abrían paso, había visto en más de una ocasión a grupos abarrotados de esas malditas cosas despedazando cadáveres y devorandolos con prisa.

Muchos incluso dejaban que las Valkirias los mataran con los golpes brutales de sus armas, y hasta seguían comiendo incluso cuando el Hashasin su lado era aplastado por un mazo.

Esos eran los que parecían no ser un problema, por lo que las guerreras se concentraban en avanzar hasta las puertas de la fortaleza. De las murallas caían cientos de cuerpos que se hacían trizas contra el suelo, mientras cientos mas los usaban para amortiguar su caída.

Grosa bufo, y se dio cuenta de cuánto el aire había sido contaminado por la matanza, el hedor de la sangre llenaba sus fosas nasales, y eso, junto a la vista grotesca de la alimentación de esas criaturas desgarbadas, le revolvía el estómago.

-¡¡A las puertas, a las puertas!!-.
Ordenó, grupos de guerreros supervivientes ajenos a la orden de las Valkirias comenzaron a unirseles, y en el caos de la batalla, pareció que formaban un cuadro desesperado que mermaba las masas de oscuridad que los rodeaban.

Sus hombres estaban cansados, y esas cosas no parecían tener fin.

La Valkiria por fin noto el cansancio en su cuerpo, y lo mucho que había sufrido arañazos.

Le daba pena combatir sin su armadura, con el cuerpo expuesto y cubierto solo ppr un pequeño conjunto para dormir, aunque sabía que por la oscuridad, y lo frenetico del combate, nadie le prestaba atención a su cuerpo y podía estar más tranquila y concentrada en su supervivencia.

No sabía a cuantos habían perdido, pero lo cierto era que las puertas se veían tan cerca..como imposibles de alcanzar.

Sus esperanzas quedaron marchitas, en cuanto estas cayeron destrozadas, y por ella entraron en tropel filas y filas de enemigos sin igual.

Eran casi iguales a los monstruos que estaban combatiendo..los malditos parecian tener la piel recubierta de cal, llevaban en alto antorchas en una mano, mientras que en otra sostenían una espada corta o algún cuchillo rudimentario, vestían tan solo una extraña mascara con una banda roja que les tapaba los ojos, unida a esta pieza ornamentaria estaba una capa harapienta oscura, con un faldon de batalla que parecía igual de harapiento que sus capas.

[Asesinos fanáticos ★1].

Los desgraciados no parecían tener interés en mantenerse ocultos, y desaprobechaban su oscura piel para camuflarse en la noche.

Era por ello que cargaban las antorchas, iluminado los pasillos de la gran puerta de la fortaleza mientras a su paso revelaban más y más de la masacre que habían causado en las fuerzas de Star Hell.

La capitana Ulmaris juro en sus adentro acabar con esos malditos, aunque le costará la vida y no fuese ella quien se encargara de cumplir con el juramento.

-La sagrada orden de las Valkirias no olvidara este día..y todas, tenemos una cuenta pendiente con el responsable de esta masacre-.
Susurró su juramento mientras levantaba su pesada hacha de batalla, sus compañeras imitaron la promesa, y con esto, si alguna de ellas sobrevivía, pasaría el juramento al resto de la orden.

Los Hashasins que entraban en filas, presumiendo algo que era evidente...la fortaleza ahora era suya.

Pero no dejarían que nadie escapara...

Grosa Ulmaris levanto la vista hacia la muralla..y vio a los ojos al que parecía ser el líder de toda esa hueste de exterminacion.

"Nash el campeón tenebroso".

[Líder corrupto Hashasin].

Nash estaba al borde de la estructura que rodeaba al cuartel, en lo más alto de una torre mientras llamas sagradas lo rodeaban y revelaban sus manos alzadas al cielo entonando una plegaria.

-!!Noteco...niquinnextilia ni tlacajcahualistli, xihuala campa tojuanti huan xiquincuepa ni mijcatzitzi ica vasos para motequipanojcahua...Nirruá...xihuala campa tojuanti!!-.
Su voz quebrada y la euforia con la que se expresaba, transmitió un fuerte sentimiento de desolación en la Valkiria Ulmaris y sus tropas.

Pues haya donde posaran la vista, masas de abominables monstruos parecían aguardarlos, como una interminable marea de fauces contrastando en el abismo.

Pero..a pesar de que su destino parecía estar sellado, de repente..todos los Hashasins cayeron de súbito al suelo.

Sus gruñidos y aullidos obscenos cesaron, mientras varios soldados acercaban las antorchas hacia los cuerpos inanimados.

-..¡!-.
Nadie lo podía creer, ¿esas cosas habían muerto?.

Tan de repente como esa idea cruzo sus mentes, la gran mayoría de los soldados sobrevivientes se precipitaron hacia la salida.

Cruzaron las puertas, mientras Grosa se quedaba en su lugar, atónita y con la mirada perdida.

Después de unos segundos, fijo su vista en Nash, el único monstruo que seguía en pie, y que la miraba con una tétrica sonrisa.

Entonces sintió un gran temor, y como el resto de su tropa, huyo sin mirar atrás.

..................

Akcress cojeaba por los intrincados pasillos ocultos, las bóvedas de la fortaleza poseían más secretos que un simple puñado de barriles de cerveza.

El noble no estaba solo, junto a él, media decena de hombres y una Valkiria avanzaban, todos heridos y con la mirada perdida.

La guerrera era quien más parecía alerta, mientras que el, tan solo se enfocaba en mover sus ojos de un lado a otro tratando de captar cualquier sonido.

Esas cosas ya los habían tomado por sorpresa, e incluso, aunque le avergonzaba admitirlo, lo hicieron abandonar a muchos que ni siquiera sabían que estaba pasando hasta que la oscuridad pareció tragarselos.

Al menos..sabía que no fue el único que se obligó a hacer esto. Todos ahí decidieron salvar sus vidas en lugar de perder el tiempo tratando de explicar la situación.

La invasión fue tan rápida y violenta, que incluso ahora tenían problemas para procesar cada parte hasta ahora.

Era como si estuvieran sumergidos en una maldita pesadilla.

Akcress suspiro, palpo la pared, y comenzó a hundir pedazos de roca en patrones específicos, la pared crujio y se separo dejando al descubierto un pasaje subterráneo iluminado por el brillo de las antorchas que se encendían una a una con magia.

-Como lo prometi-.
Susurró con voz cansada antes de internarse en el pasaje, su mano aún sostenía su espada corta, llena de coágulos de sangre y pequeños trozos de carne.

Había luchado por mantener a esas cosas fuera de los túneles que tomaron para huir, e incluso le faltaba una oreja, una de esas cosas le había soltado un buen mordisco, y como represalia el le corto la garganta.

-Bien hecho escoria-.
Mascullo la Valkiria antes de adelantarse y hacerlo aún lado con brusquedad.

-De nada-.
Dijo en voz baja mientras volteaba a ver al resto del grupo.

Tan solo uno de ellos era un guardia de Star Hell, el resto, era escoria encapuchada..pero con honor o sin honor, todos estaban traumatizados.

Volvió la vista al frente y siguió caminando.

Sentía un escozor en la nuca, pero lo atribuyo al miedo que le provocava la idea de que esos monstruos les dieran alcance.

Como fuese..sus ánimos estaban por los suelos, y no le quedaban fuerzas para levantar el arma.

Si hiba a morir, que así fuera, pero al menos lo haría luchando en un últimointento.