16.
Cuando fue un niño...disfruto mucho el pasear con su madre por los vastos jardines del palacio real.
La fría ventisca de las montañas, se filtraba entre los torreones de magia, convirtiendose esta en agradables vientos frescos que favorecían a los hermosos árboles frutales y coloridos rosales.
En su pequeño mundo. El aún más pequeño heredero de aquel imperio desdichado. Crecía ajeno a los problemas y sufrires de su gente.
Su padre, de mano dura y casi siempre ausente. No se molestaba en que su hijo aprendiera las buenas cosas, y se decía a él y a los tíos del muchacho, que Darius crecería para ser igual que todos en el linaje imperial.
Con mano de hierro, cuando el pequeño no estaba bajo el cuidado de su tierna madre. Entrenaba noche y día con los mejores maestros de esgrima y los capacitadores más severos de la milicia.
El pequeño se convirtió en un muchacho fuerte y capaz, pero nunca le fueron ajenos los sufrires de la vida.
Darius creció con odio, y su dichosa vida, se volvió gris y rencorosa cuando su madre murió a los pocos años de contraer un terrible mal sin cura.
Cuando ella cayo enferma, El emperador decidió dejarla morir, y se centro en encontrar a alguna concubina que sirviese de reemplazo. El ambiente que rodeo a su hijo, se volvió una caótica juerga de vicios y obscenidades. Donde alguien como Darius, no pudo más que asquearse con lo que veía.
Alguna vez coincidio con uno de sus primos. Ackress. Pero este, las pocas veces que hablaba con él, parecía molesto por el título de heredero de su primo. Por ello, nunca se llevarían tan bien como a él le hubiese gustado...
Quien fuese a ser su única compañía, y quien lo impulsara a tomar las decisiones que lo elevarian como el nuevo emperador de Star Hell. Fue la joven Forget.
La hija de una familia noble de alta cuna y renombre entre los aristócratas con conexiones con los aquelarres de magia.
Rosa fue un gran apoyo para el. Su única compañía, aquella que lo escuchaba y lo ayudaba a salir de aquel terrible mundo en el que se encontraba y no se sentía perteneciente.
Con ella había vuelto a aquellos hermosos jardines en los que tanto disfruto de la calma con los paseos con su madre.
Con ella recorrió los pasillos de cada biblioteca, y leyó incontables libros.
Siempre estudiosos, el conocimiento de lo que les rodeaba se volvió cada vez más grande, hasta el punto en que el sentimiento de molestia que les provocaban las castas nobles, termino convirtiendose en un repudio absoluto.
Darius descubrió más cosas de las que le hubiese gustado. Descubrió secretos terribles y tan oscuros. Que incluso en el presente, le sorprendia no haberse quebrado...quizás. si no se habia quitado la vida, fue por el hecho de que el saber que su propio padre fue el causante de la muerte de su madre.
Lo impulsaba a aferrarse a la vida.
Además...si el se quitaba la vida.
Dejaría completamente sola a su única amiga.
El joven Darius comenzó a recorrer las calles de cada ciudad. Viendo la situación de las familias más pobres.
Conmoviendose con el destino de los desgraciados, y tratando inútilmente de aliviarles las dolencias con pequeñas donaciones.
....Oh....
¿Pero cuando lograría hacer algo?.
Ningún cambio llegaría con tan patéticas migajas.
Y..cuando se hubo deprimido. Rosa tocó a su hombro y le sonrió.
-Ellos están acostumbrados a vivir así...
Darles dinero que en su vida lograrían tener, no hará ningún cambio-.
Ella lo tomó de la mano, y lo sacó de ahí. Casi a rastras. Mientras eran seguidos por una muchedumbre desesperada, ansiosa por las riquezas que aquel joven noble parecía desbordar.
La turba. Elevándose hasta la violencia, se decidió por tomar a esos dos jóvenes, y despedazarlos si es que estos no les daban nada más.
Pero, fue justo ahí.
..Cuando Darius no veía salida de aquel cruel destino, ni haciendo uso de la magia de la joven Forget ni hechando mano en su espada corta. Que llegaría a conocer a quien algún día lo apoyaría años más tarde, en una cruel contienda militar para derrocar a las familias reales de Star Hell.
Su nombre era Loquin.
Un niño de las calles, que sin conocer a esos dos jóvenes ni saber el porqué eran perseguidos. Rápidamente los guió por pasillos estrechos. Los motivo a saltar las barandas adyacentes hacia los edificios altos que estaban a punto de derrumbarse, y poco a poco, mediante el uso de pasadizos secretos y atajos que sólo el conocía, los alejo totalmente de aquella hueste infame.
Cansados y con la respiración agitada a punto de colapsar, se dejaron caer en el polvoriento suelo de un almacén mientas el niño de cabellos largos y blancuzos les sonreía con una mirada socarrona.
Divertido por aquella huída, no paraba de observar a los dos jóvenes que había salvado. Ni de admirar el porte de sus ropas.
-Agora y Sapre son unos idiotas...no debieron darles nada. Sus familias son muy codiciosas y últimamente han estado consumiendo demasiada raíz del demonio. Esa cosa se vende como pan caliente...si es que alguna vez alguien puede darse el lujo de comprarse eso aquí....-.
Hablo rápido y sin tapujos. Exhalando ruidosamente mientras se partía de risa.
-Solo aún tonto se le ocurriria pasear con tanto dinero...¿cuanto llevas viniendo acá?. ¿Tres..cuatro días?. Y...pfff.. regalando dinero como si fuese arroz-.
Tanto a Darius como a Rosa, les asombró lo rápido y sin filtros que hablaba aquel niño.
Aun no sabían su nombre. Pero parecía que el ya los conocía desde hacía años.
No era así por supuesto...pero la actitud alegre y bonachona de Loquin lo hacia ser así.
Salvados de quienes habían intentado salvar..por un alma inocente y tierna que pronto estaría ligada a sus vidas como un nuevo mejor amigo.
...............
¡!.
Un resoplido lo hizo despertarse de golpe. El emperador Darius se encontraba en una cómoda camilla médica. Rodeado de acolchadas almohadas de finos bordes elegantes.
Con las heridas tratadas cuidadosamente.
Ese...había sido un buen sueño placentero, que. Aunque lo sumiese en antiguos recuerdos brumosos.
Agradecía el poder tenerlos, en aquellos tiempos inciertos.
Ahora se encontraba en camilla, fijado a aquella habitación para analizar el estado de su cuerpo.
La pelea con Nash terminó siendo más perjudicial de lo que creyó en primer lugar. Dado que la herida en su costado se había contaminado con una vil energía necrotica.
...En sus sueños. No solo parecía revivir un pasado vívido. Si no, que se sentía levemente invadido por una extraña presencia abisal.
Suspiró, y entrecerro los ojos, cayendo en un profundo sueño.
....~¿Como era tu nombre?...Darius.
Bueno..de tu pueblo levantaré mi maldición..la profecía de los campeones del caos esta cada Era más cerca..y lamentablemente, la tuya no verá mi gloria~....
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